La noción misma de empowerment implica la paradoja de alguien que "da" poder a quién no lo
tiene y, al mismo tiempo, está haciendo referencia al proceso de acompañamiento y de
esclarecimiento en el cambio de condiciones de vida de la población. Uno de los puntos en los
que se ha asentado es la construcción de la categoría de poder como "objeto" material, fuera
de su dimensión relacional y constructiva (Gergen, 1996).
Como parte de este modelo, las categorías de exterioridad, interioridad, distancia, racionalidad,
etc. (fundamentales a la hora de asegurar el rigor científico) sufrieron también el impacto de los
cuestionamientos de la objetividad científica. Estas categorías de análisis están construidas
sobre metáforas que hacen referencia a lo social como un "espacio", y en su uso alentaron la
creencia en la "real" existencia de "espacios interiores" y "exteriores, "centralidades" y
"periferias", "superficial" y "profundo", "inclusión" y "exclusión".
En la Psicología Comunitaria frente a esto hemos tratado de ser más críticos con nuestros
presupuestos que con las "teorías" de aquellos con quienes trabajamos e intentado mantener
una conexión abierta a la novedad y un tipo de posición que nos permita cuestionar el "saber
académico" respetando el "saber popular".
"Problematizar" es algo que nos sucede a todos los que participamos en las interrogaciones
acerca de lo que parece ser incuestionable.
La recuperación del rol central de las construcciones narrativas en la producción del mundo
social, instaló nuevamente al lenguaje en el centro de la escena.
Cuando hablamos de narrativas hacemos referencia a las tramas conversacionales como ámbito
en el que las prácticas construyen realidades e identidades; donde las historias son contadas,
negociadas y obtienen su "realidad".
Esta noción (de identidad) fuertemente signada por modelos de estabilidad, coherencia,
construyó un modelo de mundo social estable y determinista.
La noción de identidad entendida como narración socialmente construida, como fruto complejo
de negociaciones sociales de significados, no era en sí misma una propuesta totalmente original,
(las narrativas habían sido estudiadas como prefiguradas, causalmente lineales, como
estructuras sobredeterminadas); lo que emergió como novedoso fue el énfasis en un modelo
abierto no-determinista. Al remarcar este carácter abierto, generativo y auto-constructivo de
las narrativas sociales se produjeron consecuencias no solo teóricas sino de fuerte impacto en
las prácticas; en este proceso, los participantes de las conversaciones ganaron libertad para
moverse de la posición de "actores sociales" a la de "co-autores".
Esta "naturalidad" nos veló el modo en que nuestra atención a los problemas limitaba la
emergencia de recursos.
El prepuesto que sostenía esta "natural" manera de aproximarnos a las tareas era que la "toma
de conciencia" de los problemas y carencias, iba a desatar un proceso de creación de
alternativas. Este presupuesto se alimentaba en la creencia del papel instrumental del lenguaje;
del lenguaje como un "medio" para expresarse, como "medio" para cambiar las cosas.
Es la convicción de la capacidad del otro para generar sus propios recursos, para diseñar su vida,
es la confianza en que esto es posible aún en las peores condiciones, lo que permite una
conexión transformadora para todos los involucrados.
"Apertura" y "conexión" son términos que aparecen a la hora de comenzar a hablar del hablar
acerca de los recursos (posibilidades - alternativas - creatividades) de los otros.
Tal como Gadamer remarcaba: " sin esta clase de apertura mutua no pueden existir relaciones
humanas genuinas. (…) La apertura hacia el otro, por lo tanto, incluye el reconocimiento de que
debo aceptar algunas cosas que van en mi contra". ( Gadamer, 1984, p. 324).
¿Cuáles son las cosas que afectan esta apertura, en tanto requisito fundamental del escuchar?
Cada vez que ponemos en duda la legitimidad del otro, cada vez que nos planteamos como
superiores al otro sobre la base de género, raza o religión; cada vez que sostenemos tener un
acceso privilegiado a la verdad y a la justicia; cada vez que presumimos que nuestra particular
manera de vivir es la mejor; cada vez que nos olvidamos que somos "observadores" particulares;
cada vez que nos posicionamos de esta manera, nuestro escuchar se empobrece.
Tenemos que problematizar al mundo relacional/social con otros, para que la visión de las cosas
pueda enriquecerse y surjan alternativas no evidentes; pero si no conectamos con la legitimidad
y la autonomía del otro, esa problematización deviene en relación de asimetría y colonización
relacional.
Todo esto ha hecho de la Psicología Comunitaria algo más que una sub-disciplina
académico/profesional, la ha vuelto una "estética de la existencia".