Anda di halaman 1dari 66

Voces: NULIDAD CONTRACTUAL - INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO - COMPRAVENTA

INMOBILIARIA - BOLETO DE COMPRAVENTA - VICIOS DEL CONSENTIMIENTO - ERROR DE HECHO -


OBJETO DE LOS CONTRATOS - DESTINO DEL INMUEBLE - RECURSO DE CASACION EN EL FONDO -
FACULTADES Y DEBERES DEL JUEZ - RECURSO ACOGIDO - SENTENCIA DE REEMPLAZO

Partes: Díaz Mora, Jorge H. c/ Inmobiliaria San Nicolás Ltda. s/ Nulidad de contrato de promesa de
compraventa - Recurso de casación en el fondo

Tribunal: Corte Suprema

Fecha: 23-jun-2008

Cita: ROL:751-07, MJJ17585

Producto: Microjuris

La Corte Suprema, en sentencia de reemplazo, entendió que existió en el contrato suscrito entre
las partes un vicio del consentimiento por error sustancial respecto de la calidad esencial del objeto
materia del contrato.

Doctrina:

1.- En el campo contractual el error de hecho puede recaer en la especie del contrato, o sobre la
identidad de la cosa específica de que se trata, o sobre la sustancia o calidad esencial del objeto, o
sobre una cualidad cualquiera de la cosa siempre que ella sea el motivo principal por el cual se
contrata y este motivo sea conocido por la contraparte, o -finalmente- acerca de la persona con la
que se tiene la intención de contratar, si esta consideración es la causa principal del contrato.

2.- Cuando un inmueble habitacional adolece de fallas que le impedirán cumplir normalmente con
la finalidad que le es propia, la afirmación efectuada por el promitente vendedor mediante la cual
«promete vender, ceder y transferir» al promitente comprador un inmueble habitacional, inducirá
a este último a error, cuando el contrato que se obliga a suscribir tenga por objeto precisamente
habitar dicho inmueble.
3.- La interpretación de los contratos queda dentro de las facultades propias de los magistrados de
la instancia, los que pueden ser revisados por la Corte de Casación sólo en el evento que, por tal
labor, se desnaturalice el acuerdo al que ellas han llegado, transgrediéndose con lo anterior la ley
del contrato prevista en el artículo 1545 del Código Civil, además de las disposiciones pertinentes a
la interpretación de los contratos.

4.- Corresponde hacer lugar al recurso de casación contra la sentencia que rechazó la existencia de
error si se concluye que el adquirente del inmueble concurrió a la suscripción del contrato sub lite,
encontrándose su consentimiento viciado por error sustancial sobre la calidad esencial del objeto
sobre que versó la promesa, toda vez que la utilidad o funcionalidad evidente de un inmueble que
se adquiere para servir de residencia es que sea habitable, cualidad sustancial del departamento
prometido que la demandante refutó mediante numerosas probanzas que fueron rendidas en el
proceso.

5.- Cabe recordar que en los contratos preparatorios debe distinguirse entre el objeto del contrato
y el contrato prometido. Efectivamente el objeto del contrato preparatorio es la celebración del
contrato prometido, pero, indudablemente corresponde considerar todas las circunstancias del
caso en la determinación legal de los hechos, de los cuales en un contrato de promesa de un
contrato de compraventa de un bien raíz habitacional, es precisamente tal cualidad de la cosa la que
lleva a la suscripción del contrato y no puede imponerse la celebración del contrato prometido para
solicitar su nulidad.

6.- La invocación a la intención de las partes no resulta suficiente para legitimar una tal precisión de
sentido ya que la distorsión de las disposiciones contractuales ocurre cuando los sentenciadores, en
el ejercicio de la función que les es propia, alteran las consecuencias de cláusulas respecto de las
que no existe controversia en la forma en que se pactaron, desnaturalizándolas y, en tales
circunstancias.

7.- Corresponde rechazar el recurso de casación si el fallo recurrido, sin perjuicio de considerar
improcedente la nulidad por el vicio de error sustancial respecto de la promesa de compraventa, la
que se pide invalidar porque su objeto no es el inmueble que se promete vender, sino la obligación
de hacer que envuelve dicho contrato, no establece la existencia del vicio constitutivo del error
demandado, es decir, si efectivamente el departamento prometido vender tenía los defectos que lo
hacían inhabitable, ya que esta es una cuestión esencial para acoger el recurso de casación en el
fondo, puesto que al no invocarse el quebrantamiento de leyes reguladoras de la prueba, para
permitir a esta Corte anular y acoger la demanda, a lo menos era indispensable que se fijaran como
hechos inamovibles las deficiencias constitutivas del error sustancial que justificaran el vicio del
consentimiento alegado y esta particularidad hace imposible dictar una sentencia de reemplazo
como lo pretende el recurrente, ya que lo impide expresamente el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil (Del voto en disidencia del Ministro Sr. Juica).

8.- Corresponde rechazar el recurso de casación si autos se demuestra que el actor, como hombre
medio, razonable y de buena fe, debía tener perfecto conocimiento que prometía comprar un
departamento en un borde costero que es húmedo por naturaleza y que esa circunstancia tenía que
preverla como necesaria en la habitación que se le prometía vender. Lo real es que de autos aparece
que el actor habitó la propiedad por un largo de tiempo, que el demandado hizo arreglos para
impedir el problema de la humedad, pero cuando ya estaba en tiempo de celebrar el contrato
prometido lo abandonó para no cumplir lo que había voluntariamente pactado (Del voto en
disidencia del Sr. Ministro Juica).

9.- En la especie se encuentra establecida una situación de hecho que, desconocida por el
demandante a la fecha en que suscribió el contrato de promesa de compraventa, conlleva a que su
consentimiento se haya encontrado a esa época viciado por error sustancial respecto de la calidad
esencial del objeto materia del contrato, cuya suscripción a su vez es objeto de la obligación
contraída, tomando en cuenta lo que normalmente debe entenderse como atributos esenciales que
otorgan a un bien sus características propias y que le permiten prestar la utilidad que se ha buscado
al momento de contratar a su respecto, lo que en definitiva determina, además, que la obligación
de hacer contraída, haya recaído en este caso sobre un contrato carente de causa. (De la sentencia
de reemplazo)

Fallo:

Santiago, 23 de junio de 2008.

Visto:

En estos autos rol Nº2.902-2003, del 2° Juzgado Civil de Viña Del Mar, juicio en procedimiento
ordinario, caratulado "Díaz Mora, Jorge Hernán c/ Inmobiliaria San Nicolás Limitada", don Jorge
Hernán Díaz Mora dedujo demanda de nulidad de contrato de promesa de compraventa en contra
de Inmobiliaria San Nicolás Limitada, representada por don Jorge Antonio Bustamante Milanolo.

Funda su demanda señalando que por escritura pública de 27 de diciembre de 2001 celebró con la
demandada un contrato de promesa de compraventa respecto del departamento Nº16 ubicado en
el primer piso y de la bodega Nº16 situada en el piso zócalo, además del derecho de uso y goce de
los estacionamientos Nº12 y 32 del condominio "Los Canelos", en Reñaca.

Expone que el precio del inmueble se pactó en la suma de 3.750,94 U.F., que se pagaría en dieciocho
cuotas iguales de 24,60 U.F., debiendo cancelarse el saldo de 3.308,14 U.F. el 1 de agosto de 2003.

Señala que se acordó que el contrato prometido se celebraría dentro del plazo de dieciocho meses
contados desde la fecha de la celebración de la promesa y que la entrega material del inmueble se
realizó el 19 de febrero de 2002.

Añade que el departamento le fue ofrecido en diciembre de 2001 y que no detectó ninguna
anomalía en su construcción, salvo algunos desperfectos que se indicaron a la promitente
vendedora por escrito, pero que al poco tiempo de habitado se presentaron graves e innumerables
deficiencias originadas en la excesiva humedad del departamento, la cual se manifiesta en la
presencia de hongos, babosas y musgos en muros, cortinas y closets, afectándose, además, los
muebles que guarnecen la vivienda. Agrega que al provenir el y su familia de Santiago, desconocían
que el sector era húmedo y que al haber efectuado la visita al departamento en diciembre, época
de calor, no pudieron apreciar ninguna anormalidad que les hiciera representarse los problemas
que conlleva la excesiva humedad. Añade que en el otoño de 2002 aparecieron las primeras
evidencias de ésta, y que la respuesta de la demandada fue que era producto de la condensación,
presentándose en varias ocasiones trabajadores enviados por la Inmobiliaria a reparar los efectos
de la humedad, lo que no ha dado resultados definitivos, ya que se está, a su juicio, frente a fallas
del diseño del edificio que impiden el ingreso de luz solar al departamento.

Afirma que no han podido habitar el inmueble en condiciones normales, pese a los múltiples
esfuerzos que su parte ha realizado al efecto, como la construcción de un muro en la parte anterior
del edificio, cuyo costo de construcción le significó un gasto de $1.000.000 y que no mejoró en modo
alguno la situación anteriormente descrita. Agrega que, además, realizó una ampliación en la
construcción, por lo que el departamento tiene ahora tres dormitorios, lo cual demostraría, según
estima, su buena fe y su seria intención de habitar en forma definitiva dicho bien raíz.

Sostiene que de haber conocido los defectos de la construcción, jamás hubiera celebrado el contrato
de promesa y que el demandado siempre tuvo conocimiento de dichas fallas, ya que el mismo fue
habitado anteriormente a lo menos por dos familias y que los propios trabajadores que envió la
demandada han coincidido en informarles que se trata de un hecho conocido por ella y sin solución.

Señala que a la fecha de presentación de la demanda ha pagado a Inmobiliaria San Nicolás Limitada
dieciocho cuotas de $400.000, esto es, $7.201.106 del precio total del inmueble, cuyo saldo no esta
dispuesto a completar. Argumenta que el contrato adolece de un vicio, ya que su parte suponía
estar prometiendo comprar un departamento de determinada calidad, pero que se le estaba
vendiendo un departamento excesivamente húmedo y con fallas en su construcción.

Solicita en definitiva que se acoja la demanda en todas sus partes y que se declare que el contrato
de promesa adolece de un vicio de nulidad fundado en un error sustancial de su parte; que se ordene
a la demandada restituirle la parte del precio pagado -$7.201.106-, más intereses y reajustes hasta
la fecha del pago efectivo, e igualmente $1.000.000 por concepto de mejoras realizadas, más
intereses y reajustes; y que se declare finalmente que, existiendo un vicio de nulidad que afecta al
contrato de promesa de compraventa, no corresponde al demandante pagar la pena indemnizatoria
indicada en la cláusula séptima del aludido contrato, con costas.

A fojas 43, se tuvo por extinguido el término para contestar la demanda por la demandada, quien
duplicando a fojas 45 solicitó su rechazo, manifestando que el actor confunde lo que es el objeto
del contrato de promesa, esto es, la celebración del contrato prometido, con el objeto del contrato
de la compraventa prometida, que efectivamente es el inmueble.

Hace presente que la propiedad se entregó al demandante en perfectas condiciones y que cualquier
desperfecto actual, sería de cargo y responsabilidad exclusiva del promitente comprador por su mal
uso.Por sentencia de veintinueve de junio de dos mil seis, escrita a fojas 141, complementada el
trece de julio de ese mismo año, a fojas 149, la juez titular del referido tribunal acogió la demanda
sólo en cuanto declaró la nulidad del contrato de promesa y ordenó al demandado la restitución de
$7.201.106 por concepto de precio pagado, más reajustes e intereses correspondientes a
operaciones reajustables, calculados entre la fecha de la sentencia y su pago efectivo; declaró que
el actor no se encuentra obligado a pagar pena indemnizatoria alguna en razón del contrato de
promesa de compraventa objeto de la litis; y no condenó en costas a la demandada por no haber
sido totalmente vencida.

Apelado este fallo por la demandada, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por
sentencia de veinte de diciembre de dos mil seis, que se lee a fojas 159, lo revocó, declarando en su
lugar que se rechaza en todas sus partes la demanda de fojas 1.
En contra de esta última decisión el demandante ha deducido recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación

Considerando:

Primero: Que el recurrente sostiene que la sentencia de segundo grado, que revocó el fallo del
tribunal a quo, rechazando en definitiva la demanda de autos, ha sido dictada con infracción a los
artículos 19 y siguientes, 1454 , 1554 y 1682 del Código Civil , según pasa a explicar:

Señala que la sentencia ha contravenido el aludido artículo 1454 al interpretarlo en forma errónea,
manifestando que la exégesis que recogen los sentenciadores fue la que imperó a comienzos del
siglo XIX, en que la doctrina se refería a la "sustancia" con un criterio tan objetivo como el que
enseñaban los romanos, los que excluían el error si el objeto de la obligación no era material.Expresa
que este criterio fue modificado por Pothier, quien sostuvo que el "error anula la convención no
sólo cuando recae sobre la cosa misma, sino igualmente sobre la cualidad de la cosa tenida
principalmente en cuenta por los contratantes y que constituye su sustancia".

Afirma que el fallo recurrido confunde lo que es el objeto de la obligación con el objeto del contrato,
que en este caso es la celebración del contrato prometido.

Expone que en el caso del contrato de promesa de compraventa el objeto de la obligación es el


mismo que en el contrato prometido, ya que en la promesa se han cumplido todos los requisitos de
validez que exige el artículo 1554 del Código Civil. De este modo, afirma, es de la esencia del contrato
de promesa de compraventa, la individualización del objeto del contrato, en el caso de autos, la
individualización del inmueble.

Sostiene que existió un error sustancial respecto de la calidad de la propiedad raíz que se prometió
comprar y que, en consecuencia, existe un vicio de nulidad del contrato, de acuerdo a lo establecido
en el artículo 1682 inciso final del referido cuerpo legal.

Agrega que si se sigue la línea de interpretación aplicada por el tribunal de alzada, debe concluirse
que no existe acción para demandar la nulidad del contrato de promesa por error en la sustancia o
en la calidad de la cosa, ya que no es éste el objeto del contrato.Añade que al interpretar
erróneamente la disposición citada se han contravenido también las normas de interpretación legal
contenidas en los artículos 19 y siguientes del Código Civil, las que atienden a los elementos lógico,
histórico y sistemático, agregando que, al interpretar una disposición legal el juez no sólo debe tener
presente las reglas señaladas en las citadas normas, sino también ciertas pautas científicas tales
como "donde la ley no distingue nosotros no podemos distinguir" y el argumento del "ad
absurdum". Respecto de la primera, expone que el citado artículo 1454 se refiere a la calidad
esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato y que atendido que la promesa celebrada es
un contrato que fue celebrado cumpliendo los requisitos del artículo 1554 del mismo código , cabe
en la especie la aplicación de dicha norma ya que el legislador no ha distinguido. El segundo
argumento, señala, consiste en demostrar que el legislador no puede querer el absurdo y de
seguirse la interpretación de los jueces de segunda instancia es menester concluir que no puede
demandarse la nulidad de un contrato de promesa, ya que no existe otra obligación que la de
celebrar el contrato prometido, pero una vez celebrado éste, tampoco podría el promitente
comprador demandar la nulidad del contrato en razón de haber existido error en su consentimiento,
porque la calidad de la cosa ya le era conocida a la época de la celebración del contrato.

Segundo: Que para la adecuada inteligencia del recurso en estudio, deben tenerse presente las
siguientes circunstancias que dicen relación con el proceso: a).- Mediante escritura pública de 27 de
diciembre de 2001 las partes celebraron un contrato de promesa de compraventa respecto del
departamento Nº16 ubicado en el primer piso y de la bodega Nº16 situada en el piso zócalo, además
del derecho de uso y goce de los estacionamientos Nº12 y 32 del condominio "Los Canelos", en
Reñaca, acordando que la suscripción del contrato definitivo de compraventa se verificaría dentro
del plazo de 18 meses contados desde la fecha de celebración del contrato de promesa.

b).- La entrega material del inmueble al demandante se llevó a efecto el 19 de febrero de 2002

c).- El 8 de agosto de 2003 don Jorge Hernán Díaz Mora dedujo demanda de nulidad de contrato de
promesa de compraventa en contra de Inmobiliaria San Nicolás Limitada, representada por don José
Antonio Bustamante Milanolo, fundamentando su pretensión en el error sustancial que habría
viciado su consentimiento para contratar, toda vez que, afirma, creyó estar prometiendo comprar
un departamento que le permitiría a él y a su familia ocuparlo en condiciones de normalidad, en
situación que el inmueble manifiesta innumerables problemas a consecuencia de la excesiva
humedad que mantiene y transmite, lo que en definitiva lo torna inhabitable.

d).- Contestando las aseveraciones del actor, la parte demandada manifestó que, a su entender, el
actor confunde lo que es el objeto del contrato de promesa, esto es, la celebración del contrato
prometido, con el objeto del contrato de compraventa mismo, que efectivamente es el inmueble,
agregando que el departamento fue entregado al demandante en perfectas condiciones y que
cualquier desperfecto "sería de cargo y responsabilidad exclusiva del mal uso del demandado". (sic).

Tercero: Que, sobre los antecedentes precedentemente reseñados, se deben precisar algunos
conceptos respecto del error de hecho y específicamente respecto del error sustancial. En el campo
contractual el error de hecho puede recaer en la especie del contrato, o sobre la identidad de la
cosa específica de que se trata, o sobre la sustancia o calidad esencial del objeto, o sobre una
cualidad cualquiera de la cosa siempre que ella sea el motivo principal por el cual se contrata y este
motivo sea conocido por la contraparte, o, finalmente acerca de la persona con la que se tiene la
intención de contratar, si esta consideración es la causa principal del contrato.

El artículo 1454 del Código Civil establece que "el error de hecho vicia asimismo el consentimiento
cuando la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo
que se cree""

Pothier afirmaba ya, en 1824, que "el error anula la convención, no sólo cuando es sobre la misma
cosa, sino que también cuando recae sobre la cualidad de la cosa que los contratantes han tenido
principalmente a la vista y que constituye la sustancia de esta cosa." (Robert Joseph Pothier,
"Tratado de Las Obligaciones", Editorial Atala ya, 1947, pagina 21).

Por su parte, el profesor Avelino León Hurtado señaló "el error sustancial constituye sin discusión
un vicio del consentimiento, porque si bien hay consentimiento, existe un falso concepto que
autoriza para pedir la rescisión del acto", agregando que "es difícil precisar que debe entenderse
por calidad esencial, puesto que podría juzgarse con un criterio subjetivo, o sea atendiendo a la
intención del que padece el error, o bien con un criterio objetivo, tomando en cuenta lo que
normalmente debe entenderse como calidad esencial o atributos principales que dan a una cosa su
fisonomía propia.". (Avelino León Hurtado, "La Voluntad y La Capacidad en Los Actos Jurídicos",
Editorial Jurídica, 1952, pagina 195).

La doctrina francesa de comienzos del siglo XIX tuvo en general un criterio objetivo para establecer
el error sustancial, circunscribiéndolo únicamente al error que recaía sobre la sustancia misma de la
cosa. Posteriormente Laurent, en 1869, siguiendo las doctrinas de Pothier y Domat manifestaba que
"el error sobre la sustancia, es pues, un error sobre las cualidades; pero todo error sobre las
cualidades no es sustancia. Es necesario que recaiga sobre una cualidad principal y es la intención
de las partes la que decidirá si una cualidad es principal o no; es preciso ver lo que las partes han
tenido en mira al contratar. Es el caso de aplicar el principio de Domat: Las partes no habrían
contratado si hubieran sabido que la cosa no tenía la calidad que le suponían". La cuestión, es, pues,
en definitiva una cuestión de intención, es decir que el juez deberá decidirla según las circunstancias
de la causa."(op. cit.)

Cuarto: Que a consecuencia de lo razonado precedentemente, deberá necesariamente


reflexionarse si la calidad esencial de la cosa se determinará con un criterio subjetivo, es decir,
ateniéndose sólo a la intención del contratante que padece el error, como estiman Arturo Alessandri
R., Arturo Alessandri Besa y Claro Solar, entre otros, o si por el contrario, deberán ser consideradas
las cualidades cuya reunión determina su índole específica distinguiéndola de acuerdo con la noción
común, de todas las demás cosas. Esas cualidades que forman la sustancia de la cosa, serían
determinadas, en este caso, conforme con la opinión general y las circunstancias del negocio y no
por la sola intención particular del que invoca el error.

Que este Tribunal adscribe mas bien a la postura que propende a una interpretación contractual de
carácter objetivo, puesto que si se atiende a la sola intención del contratante que reclama el error,
no podría darse un índice seguro para distinguir las calidades esenciales de "otra cualquiera calidad
de la cosa", permitiendo con ello la prueba de que cualquier calidad accidental fue esencial en la
intención del contratante, lo que conllevaría a la confusión entre el error sustancial y el accidental.

Quinto: Que sin perjuicio de lo señalado precedentemente y con el objeto de abarcar las diversas
aristas de la controversia jurídica que forma parte del recurso en estudio, conviene detenerse para
advertir la confusión que puede apreciarse entre la concurrencia de error sustancial y de falta de
causa en casos en que, como el sub lite, se ha demandado la nulidad de un contrato en razón de
haber el contratante errado en el motivo esencial que tuvo para contratar, sin el cual no hubiese
convenido, toda vez que este fin constituye justamente la causa.
De este modo, es posible colegir que cuando un inmueble habitacional adolece de fallas que le
impedirán cumplir normalmente con la finalidad que le es propia, la afirmación efectuada por el
promitente vendedor mediante la cual "promete vender, ceder y transferir" al promitente
comprador un inmueble habitacional, inducirá a este último a error, cuando el contrato que se
obliga a suscribir tenga por objeto precisamente habitar dicho inmueble.

Sexto: Que en materia de contratos de promesa se ha señalado uniformemente por la doctrina, que
es requisito de validez el que se cumpla con las exigencias particulares contempladas en el artículo
1554 del Código Civil , las que han sido establecidas en consideración a la naturaleza del contrato.

Al respecto cabe destacar que el numeral 2ºdel referido artículo 1554 exige "que el contrato
prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces", vale decir, en un sentido amplio,
que éste produzca efectos jurídicos, que establezca un vínculo de derecho entre los contratantes,
debiendo recordar que la ley niega sus efectos a la obligación de hacer contraída, cuando ella recae
sobre un contrato que será carente de causa o de objeto, o que tendrá un objeto o causa ilícitos y
que el contrato prometido debe ser eficaz al momento de suscribirse la promesa.

Séptimo: Que ahora bien, asentado todo lo razonado previamente y previo a analizar las
infracciones denunciadas, es preciso tener en cuenta que el contrato de promesa de compraventa
de 27 de diciembre de 2001 señala en su cláusula primera que "Inmobiliaria San Nicolás Limitada es
dueña del departamento número dieciséis ubicado en el primer piso y la bodega número dieciséis
ubicada en el piso zócalo, además el derecho de uso y goce exclusivo de los estacionamientos
números doce y treinta y dos ubicados en el primer piso del terreno que circunda el edificio ubicado
en Viña del Mar, Sector Reñaca, cuyos deslindes y medidas según sus títulos son los siguientes."

Por su parte la estipulación segunda del referido contrato refiere "Por el presente instrumento, el
promitente vendedor don José Antonio Bustamante Milanolo, en representación de Inmobiliaria
San Nicolás Limitada, promete vender, ceder y transferir los inmuebles individualizados en la
cláusula precedente, al promitente comprador, don Jorge Hernán Díaz Mora, quien a su vez se
compromete a comprar y adquirir para sí los referidos inmuebles".

Que en consecuencia, la clara la intención de los contratantes y lo que constituye el objeto real del
contrato fue establecer la obligación de las partes de celebrar en fecha posterior un contrato de
compraventa respecto del citado inmueble. De este modo, conforme a las reglas sobre
interpretación de los contratos y atento lo dispuesto en el artículo 1560 Código Civil, conocida
claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de las palabras.
La sentencia del tribunal de alzada rechazó finalmente la demanda de autos en razón "que el error
sustancial en que se funda la demanda no se ha producido ni podido producir en esta causa, puesto
que la humedad que se denuncia sobre el La sentencia del tribunal de alzada rechazó finalmente la
demanda de autos en razón "que el error sustancial en que se funda la demanda no se ha producido
ni podido producir en esta causa, puesto que la humedad que se denuncia sobre el departamento
prometido vender se refiere a una cosa material que no es objeto de la promesa y no, al acto jurídico
prometido, que si lo es".
Octavo: Que como ha quedado en evidencia, para resolver como lo ha hecho la Corte de Apelaciones
de Valparaíso ha procedido a interpretar el contrato de promesa de compraventa celebrado por las
partes, precisando el objeto sobre el cual, en su concepto, recaía y determinando el alcance de sus
cláusulas, de lo que se deriva el reconocimiento de la existencia de ciertas obligaciones que
gravaban desde ya al promitente vendedor en relación con el inmueble objeto material del contrato
de compraventa prometido; todo ello, en atención a la directriz contenida en el artículo 1560 Código
Civil.

Por lo señalado, para analizar adecuadamente la cuestión sometida a la consideración de este


tribunal, es preciso, previamente, tener en cuenta que la interpretación de los contratos queda
dentro de las facultades propias de los magistrados de la instancia, los que pueden ser revisados por
esta Corte de Casación sólo en el evento que, por tal labor, se desnaturalice el acuerdo al que ellas
han llegado, transgrediéndose con lo anterior la ley del contrato prevista en el artículo 1545 del
Código Civil, además de las disposiciones pertinentes a la interpretación de los contratos. Y
precisamente, en consideración al criterio rector enunciado por los sentenciadores de segundo
grado al precisar el alcance del contrato de autos, es necesario tener en cuenta que de un somero
análisis de los artículos 19 , 1069 y 1560 del Código Civil , la doctrina ha expresado que el legislador
adhirió al sistema subjetivo de interpretación.

Sin embargo, de una lectura comparativa de las dos últimas disposiciones mencionadas, con las del
Código Civil Francés se observa que don Andrés Bello complementó la significación de la forma
verbal en participio "manifestada", agregando el adverbio "claramente", por lo que se recurrirá a la
intención del testador o de las partes en la convención o contrato cuando ella se desprende y
distingue perfectamente, de lo contrario no resulta procedente construir intenciones o voluntades
presuntas o virtuales, sino que se debe recurrir a otros criterios de interpretación o mejor dicho de
determinación de la voluntad, con un carácter más objetivo, sin que se pueda concluir que
simplemente exigió como presupuesto básico de esta actividad la oscuridad del acto o convención,
pues es sabido que está sola precisión lleva envuelta una interpretación. De esta manera, la
invocación a la intención de las partes no resulta suficiente para legitimar una tal precisión de
sentido ya que, como se ha dicho reiteradamente por esta Corte de Casación, la distorsión de las
disposiciones contractuales ocurre cuando los sentenciadores, en el ejercicio de la función que les
es propia, alteran las consecuencias de cláusulas respecto de las que no existe controversia en la
forma en que se pactaron, desnaturalizándolas y, en tales circunstancias, "el poder soberano de los
jueces del pleito para establecer los hechos de la causa, no puede extenderse a su apreciación
jurídica y a la determinación de la ley que les sea aplicable; y por consiguiente la ilegal apreciación
de las cláusulas del contrato y las erróneas consecuencias que de esta ilegal apreciación deduzcan
los jueces del pleito deben ser sometidas a la censura de la Corte Suprema por medio del recurso
de casación por violación del artículo 1545 , o sea por violación de la ley del contrato" (Luis Claro
Solar, Derecho Civil Chileno y Comparado, pág. 474).

Noveno: Que la competencia de la Corte Suprema al conocer del recurso de casación en el fondo se
refiere al establecimiento de una infracción de ley que, al tener influencia substancial en lo
dispositivo de la sentencia, permite sea acogido, ya que es el legislador quien, por este medio, cuida
se respete su voluntad, pero más que eso, la soberanía que importa la dictación de las leyes,
agregando un objetivo unificador de la jurisprudencia, que pretende dar certeza y seguridad jurídica
a las personas al interior del Estado, todo lo cual no puede ser desatendido.

Décimo: Que el sentido atribuido por el tribunal de segundo grado al contrato, así como lo resuelto,
se aparta de ciertos hechos que han sido traídos a colación al juicio por las partes, tanto en primera
instancia como en el recurso que se revisa y que permiten apreciar en su real dimensión las diversas
aristas del pacto que las ha vinculado, el sentido de sus disposiciones, el alcance de ellas y aquilatar
las consecuencias que la afirmaciones hechas precedentemente tienen para los contratantes.

Por lo antes dicho, previo a resolver el asunto controvertido, es preciso decidir si el conflicto
sometido a la decisión de estos jueces ha de enfocarse atendiendo exclusivamente a la materialidad
del contrato que los ha ligado, interpretando sus cláusulas en forma singular, sin atender al contexto
de las relaciones de los obligados; o por el contrario, se considerarán sus vínculos, de los cuales han
ilustrado al tribunal mediante afirmaciones vertidas en diversos escritos y presentaciones que
permiten entender el real sentido del convenio celebrado.

Este tribunal, atento al rol que le compete, ha determinado que no puede sustraerse de la realidad
que subyace al contrato cuyo incumplimiento se ventila, por cuanto de ella se desprenden hechos
de tal entidad, que una interpretación descontextualizada del mismo traería consecuencias
inadmisibles jurídicamente para las partes -sin perjuicio de privar de sentido a algunas de sus
disposiciones, violentando de este modo la regla contenida en el artículo 1562 del Código Civil - en
razón de las calidades en las que han comparecido en él y las que revisten con relación al inmueble
sobre el que éste recae, como se dirá a continuación.

Undécimo: Que, en efecto, tanto la demandante a fojas 1 y 38, como el demandado, a fojas 45 de
esta causa, han reconocido que, con fecha 27 de diciembre de 2001 convinieron en la celebración
de un contrato de promesa de compraventa respecto de un departamento ubicado en Reñaca, Viña
del Mar, cuyo uso y goce fue entregado al promitente comprador con antelación a la suscripción del
contrato prometido.

Dicha situación permite estudiar las pretensiones de las partes bajo una óptica diferente de la
adoptada por los sentenciadores de segundo grado, por cuanto dilucida desde ya cuál ha sido en
realidad el objeto y la causa del aludido contrato.

Duodécimo: Que, de esta manera, al ser un hecho no discutido en autos, por cuanto ha sido
reconocido por ambas partes, que existió un acuerdo entre ellos en orden a celebrar dentro del
plazo de dieciocho meses un contrato de compraventa de un bien raíz que fue entregado desde ya
al uso y goce del promitente comprador y de su familia, quienes le dieron la utilidad que
corrientemente se otorga a este tipo de bien, cual es la de habitarlo y, argumentando el demandante
haber prestado su consentimiento en dicho acto jurídico en razón de un error de hecho que sustenta
en el desconocimiento de la excesiva humedad de que adolece el departamento, anomalía que, a
su juicio, torna inhabitable el inmueble, señalando que de haberla conocido en fecha anterior a la
firma del contrato de promesa, se habría abstenido de suscribirlo; y en la búsqueda de una
interpretación objetiva respecto de la calidad sustancial del objeto del contrato perseguido
mediante la suscripción de la promesa sub litis, es menester efectuar su exégesis razonando sobre
la base del comportamiento que habría tenido un hombre correcto, medio y razonable en una
situación como la de la especie. "Si el Juez quiere decidir objetivamente, acercándose a la realidad
de las cosas, solo le queda una pregunta: ¿Cómo las personas racionales habrían entendido
normalmente la declaración de voluntad".

"En virtud del estándar de la buena fe, el intérprete debe aplicar, en primer lugar, la voluntad común
de las partes, a condición, ciertamente, de que se trate de una voluntad evidente y sin que sea
posible efectuar búsquedas de carácter sicológico en el proceso; en seguida, lo más frecuente, el
intérprete debe aplicar los usos sociales en vigor y, a falta de éstos, en último término, la equidad"

(Jorge López Santa María, "Los Contratos", Tomo II, Editorial Jurídica, 2005, paginas 492 y 505).

Décimo tercero: Que intentando responder la interrogante que se nos plantea, conviene reproducir
algunos párrafos de la obra de Christian Larroumet: "Por el momento nos basta con indicar que lo
que es esencial para un contratante es lo que corresponde a la utilidad que él espera del contrato.
Todo contrato tiene por objeto satisfacer una necesidad y esta satisfacción debe corresponder a lo
que busca quien celebra el contrato, es decir, a lo esencial para él. No es posible determinar lo que
es un elemento esencial del contrato sin tomar en consideración el fin perseguido por cada
contratante. (Christian Larroumet, "Teoría General del Contrato", Tomo I, Editorial Temis S.A., 1993,
página 253).

Ahora bien, ¿cuál será la voluntad de un "hombre medio, razonable y de buena fe", expresada
mediante su manifestación en orden a celebrar en calidad de promitente comprador una promesa
de compraventa respecto de un inmueble de tipo habitacional?. No cabe duda que será aquella de
concurrir en fecha posterior a la celebración de un contrato de compraventa definitivo -que le
permita adquirir el derecho de dominio- respecto del citado- inmueble habitacional".

Décimo cuarto: Que en razón de lo señalado, debe concluirse necesariamente que el actor concurrió
a la suscripción del contrato sub lite, encontrándose su consentimiento viciado por error sustancial
sobre la calidad esencial del objeto sobre que versó la promesa, toda vez que la utilidad o
funcionalidad evidente de un inmueble que se adquiere para servir de residencia es que sea
habitable, cualidad sustancial del departamento prometido que la demandante refutó mediante
numerosas probanzas que fueron rendidas en el proceso.

Entender lo contrario significaría admitir que el demandante se vea obligado a concurrir a la


celebración de un contrato definitivo sin el consentimiento libre y soberano que es requisito esencial
para la existencia del mismo y comportaría, además, soslayar las consecuencias jurídicas y sociales
de la formación de un vínculo jurídico carente de los requisitos básicos que le permitirán prolongarse
en el tiempo con la necesaria estabilidad, situación de suyo inadmisible.

Décimo quinto: Que cabe recordar, además, que en los contratos preparatorios debe distinguirse
entre el objeto del contrato y el contrato prometido. Efectivamente el objeto del contrato
preparatorio es la celebración del contrato prometido, pero, indudablemente corresponde
considerar todas las circunstancias del caso en la determinación legal de los hechos, de los cuales
en un contrato de promesa de un contrato de compraventa de un bien raíz habitacional, es
precisamente tal cualidad de la cosa la que lleva a la suscripción del contrato y no puede imponerse
la celebración del contrato prometido para solicitar su nulidad.

Décimo sexto: Que en razón de lo señalado, es posible concluir que los sentenciadores del fondo no
están en lo correcto al limitar la posibilidad del promitente comprador de alegar error sustancial
respecto del objeto material en que recaerá el contrato prometido, aduciendo para ello que el
objeto del contrato de promesa no recae sobre un objeto tangible sino sobre la celebración de un
contrato, concluyendo finalmente que "el actor invoca un defecto relativo a la cosa que deberá ser
objeto del contrato prometido, el que no habiéndose celebrado aún, hace eventual el vicio y
extemporánea su alegación".

Décimo séptimo: Que la relación entre los artículos 1454, 1554 y 1682 inciso final del Código Civil ,
debió llevar a los magistrados de segunda instancia a su aplicación armónica y lógica, atendido el
claro sentido de la ley y el tenor literal de las citadas normas, a la luz de lo dispuesto en los artículos
19 y siguientes del Código Civil. Tal errónea aplicación de la ley, por indebida omisión de las
disposiciones legales antes referidas, ha tenido influencia substancial en lo dispositivo del fallo, al
rechazarse una demanda a la que debió darse lugar, por lo que corresponde acoger el recurso de
casación interpuesto.

Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto por los artículos 764 , 767 ,
785 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación de fondo, deducido
por la abogada doña Muriel Madariaga Maluenda, por la parte demandante, en contra de la
sentencia de veinte de diciembre de dos mil seis, escrita a fojas 159, la que se invalida y se reemplaza
por la que se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.

Acordada contra el voto del Ministro Sr. Juica, quien estuvo por rechazar el recurso de casación en
el fondo, en mérito de las siguientes consideraciones:1º.- Que como es claramente conocido entre
los que profesan el estudio de los recursos extraordinarios, como es el que se analiza, la casación en
el fondo, es una institución de carácter técnico, de interés general, de orden público y de derecho
público, su objeto, se dice, es mantener a todos los tribunales en la estricta observancia de los
preceptos legales, impidiendo las apreciaciones falsas o las interpretaciones erróneas. Y cae bajo su
imperio sólo el derecho y no los hechos y su objetivo es confrontar el fallo impugnado y no el proceso
mismo (Corte Suprema, 10 de agosto de 1936, R. t. 33 sec. 1º, pág. 45). Por otra parte, se ha fallado
que este arbitrio no está destinado a reparar los errores de hecho en que hayan incurrido los jueces
del fondo, sino que se ejercita cuando se acusa una violación de derecho. (Corte Suprema, 11 de
junio de 1931, R. t.28, sec. 1º, pág. 613);

2º.- Que bajo esta mirada, ocurre que el recurso de nulidad sustancial ha denunciado los errores de
derecho que le atribuye a la sentencia recurrida con la infracción de los artículos 1454 , 1554 y 1682
del Código Civil , indicando que la vulneración de esas normas legales se ha producido porque no se
ha considerado la existencia de un error sustancial en que habría incurrido el actor con respecto de
las cualidades de un inmueble que habría prometido comprar, contrato éste que solicita su nulidad,
vicio que se habría producido por no haber interpretado los sentenciadores de manera legal las
disposiciones aludidas, de la manera como se razona en el considerando primero del fallo
precedente;

3º.- Que las normas aludidas disponen: artículo 1454 "El error de hecho vicia, asimismo, el
consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato,
es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se supone que el objeto es una barra
de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante" (el inciso segundo, es irrelevante
en el caso). El artículo 1554 del Código Civil : "La promesa de celebrar un contrato no produce
obligación alguna, salvo que concurran las circunstancias siguientes: 1. Que la promesa conste por
escrito; 2. Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces; 3. Que la
promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato; 4. Que en
ella se especifique de tal manera el contrato prometido que solo falten para que sea perfecto la
tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban. Concurriendo estas circunstancias
habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente", 1682 inciso final : "Cualquiera otra especie de
vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.

El recurso aduce además, que al interpretar erróneamente la disposición citada se contravienen las
normas de hermenéutica legal, contenidas en el artículo 19 y siguientes del Código Civil, dejando de
atender los elementos lógico, histórico y sistemático;

4º.- Que el arbitrio en estudio, sobre la base de las infracciones de las disposiciones legales antes
aludidas, discurre que el actor prometió adquirir un departamento que estimaba de óptima calidad,
pero que adolecía de defectos que lo hacían inhabitable por su humedad, incurriendo con ello en el
error sustancial que demanda, sin embargo se expresa, el fallo impugnado no aceptó su pretensión
por no adolecer el contrato de promesa de vicio idóneo para viciar el consentimiento, agregando,
interpretando erróneamente la norma, que dicho error no se aplica a las obligaciones cuyo objeto
material no recae sobre una cosa material sino sobre la celebración del contrato. Se insiste en la
casación que el error sustancial existió respecto de la calidad de la propiedad raíz que se prometió
comprar;

5º.- Que en este escenario conviene recordar que el fallo de segundo grado, el recurrido de nulidad,
luego de eliminar el fundamento décimo quinto de la sentencia de primera instancia, razona que la
demanda de nulidad de la señalada promesa de compraventa se funda en el vicio del
consentimiento constituido por error sustancial dado que la calidad esencial del inmueble objeto de
la promesa es diversa de la que se cree, pues el departamento resultó excesivamente húmedo.
Añade dicha resolución, que la sustancia o calidad del objeto, lógica y semánticamente se refiere a
los contratos cuyo objeto consiste en una cosa material y por consiguiente, no se aplica a las
obligaciones cuyo objeto no recae sobre una cosa material sino sobre la celebración de un contrato
y concluye, que la humedad que se denuncia se refiere a una cosa material que no es objeto de la
promesa y no al acto jurídico prometido que si lo es, para concluir que al no adolecer la promesa de
ningún vicio, dicho contrato es válido;
6º.- Que de lo explicado aparece con la mayor nitidez que el fallo recurrido, sin perjuicio de
considerar improcedente la nulidad por el vicio de error sustancial respecto de la promesa de
compraventa, la que se pide invalidar porque su objeto no es el inmueble que se promete vender,
sino la obligación de hacer que envuelve dicho contrato, no establece la existencia del vicio
constitutivo del error demandado, es decir, si efectivamente el departamento prometido vender
tenía los defectos que lo hacían inhabitable. Y esta es una cuestión esencial para acoger el recurso
de casación en el fondo, puesto que al no invocarse el quebrantamiento de leyes reguladoras de la
prueba, para permitir a esta Corte anular y acoger la demanda, a lo menos era indispensable que se
fijaran como hechos inamovibles las deficiencias constitutivas del error sustancial que justificaran
el vicio del consentimiento alegado y esta particularidad hace imposible dictar una sentencia de
reemplazo como lo pretende el recurrente, ya que lo impide expresamente el artículo 785 del
Código de Procedimiento Civil , puesto que esta disposición ordena que cuando la Corte Suprema
invalide una sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero
separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que haya sido objeto del recurso, la sentencia
que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado por establecidos en el
fallo recurrido. Esta es la realidad que emana de la sentencia y el recurso en estudio, ya que la
primera no estableció el vicio del consentimiento denunciado, porque eliminó del fallo de primer
grado el motivo quince, único en el que se estableció la humedad del departamento como un vicio
de aquellos que invalidaban el contrato; luego en la causa no se demostró como hecho tal
circunstancia y como éste resulta inamovible no hay manera de poder dictar una sentencia de
reemplazo que acoja la demanda, ya que al no denunciarse como infringidas leyes reguladoras de
la prueba, por imperativo del artículo 785 aludido , el tribunal supremo se halla impedido de
modificar esta parte esencial de lo resuelto por los jueces de la instancia, si se quiere cumplir con lo
dicho en el considerando 1º de esta disidencia;

7º.- Que sin perjuicio de lo dicho, cree también quien vota en contra de esta sentencia, que el fallo
recurrido no ha cometido error de derecho alguno con motivo de su resolución revocatoria, puesto
que si se estimara que los jueces del fondo, han llegado a la convicción, tarea propia de ellos, de la
existencia de los defectos constitutivos del vicio de error, lo que no ha sido establecido como un
hecho de la causa, lo cierto es que la demanda pide la nulidad de un contrato de promesa de
compraventa y por consiguiente, constituye un acto jurídico distinto al del contrato prometido como
invariablemente los jueces han declarado, si se observa el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia
Chilena (Tomo V) que nos indica como hay que entender esta institución y para ello baste copiar lo
siguiente:1).- "Son características de esta convención a).- es un acuerdo de voluntades en que nacen
partes obligaciones reciprocas, sujetas a las reglas generales contenidas en el Libro IV del Código
Civil; b).- la celebración del contrato prometido queda aplazada para el futuro y la promesa es sólo
su antecedente, por lo que no puede existir juntamente con el contrato prometido; c).- la finalidad
de la promesa es celebrar otro contrato; d).- el efecto único de la promesa es el derecho de exigir la
celebración del contrato prometido y, en consecuencia solamente da origen a una obligación de
hacer; y e).- el contrato de promesa es siempre solemne y debe constar por escrito". (C. Concepción,
16.06.70, R. t. 67 sec. 2º, pág. 45).

2).- "La celebración del contrato prometido queda diferida para el futuro; no coexiste ni puede
coexistir con la promesa, que es sólo su antecedente y que se extingue cuando se cumple su
objetivo, o sea, cuando se celebra el contrato prometido". (C. Suprema, 14.06.61, R. t. 58, sec. 1º,
pág. 179).

3).- El contrato de promesa y el prometido son diferentes. Ambos no pueden identificarse, y


tampoco coexisten, uno sucede al otro; la promesa es el antecedente del contrato que va a
celebrarse".

"Y la circunstancia de que en una promesa de compraventa se pague el precio y se entregue la cosa
que va a ser materia de la venta no determina necesariamente que el contrato de promesa revista
la calidad de compraventa, pues en uno y otro contrato la intención de las partes es por completo
diferente; en el de promesa se contrae sólo una obligación de hacer y en el de compraventa una de
dar y entregar:" (C. Suprema. 28.07.67. R. t. 64, sec. 1º, pág.255).

8º.- Que de este modo, para el disidente, discernido cual es el objeto del contrato de promesa, es
evidente que los vicios que puedan concurrir con respecto a esta convención no se extienden
jurídicamente a objetos distintos como sería el objeto material en que incide la promesa, no con el
ánimo de asimilar este caso al ejemplo legal de la barra de plata que por supuesto enfatiza el grado
de error que permita la rescisión, pero que es un antecedente necesario para aquilatar la gravedad
que debe tener el vicio del error de hecho sustancial que vicia el consentimiento, como también
ciertamente lo ha dicho esta Corte: "Las acciones que procedan para anular o rescindir un contrato
de promesa sólo pueden basarse en los vicios de que intrínsecamente adolezca el contrato de
promesa mismo." (C. Suprema, 22.03.01, R. t. 58, sec. 1º, pág. 47). Tampoco puede asimilarse al
requisito del Nº2 de la artículo 1554 del Código Civil consistente en que el contrato prometido no
sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces, invalidez que podría extenderse incluso a los vicios
del consentimiento respecto del contrato que va a celebrarse en el futuro, puesto que esta exigencia
sólo mira al caso en que la ley prohíba la celebración del contrato mismo porque naturalmente su
celebración conlleva una falta de causa o de objeto o que tenga una causa u objeto ilícito, lo cual
nada tiene que ver con las formalidades extrínsecas del contrato prometido que sólo podrían
verificarse al momento de dar cumplimiento a la promesa convenida.

Regístrese.

Redacción a cargo de la Ministro Sra. Margarita Herreros Martínez y del voto disidente su autor.

Rol Nº751-07.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio
Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., y Sr. Juan Araya E. y Abogado Integrante Sr.Oscar Carrasco
A.

SENTENCIA DE REEMPLAZO

Santiago, 23 de junio de 2008.-


En cumplimiento de lo resuelto en el fallo de casación que antecede y lo que dispone el artículo 785
del Código de Procedimiento Civil , se procede a dictar la sentencia que corresponde de conformidad
con la ley.

Visto:

Se reproduce la sentencia en alzada previa eliminación de sus motivos Undécimo, Duodécimo,


Décimo Tercero y Décimo Cuarto.

Y teniendo en su lugar y, además, presente:

1º.- Que del mérito de los antecedentes detallados en los motivos Segundo y Cuarto al Décimo del
fallo del tribunal a quo, es posible colegir que en el departamento Nº 16 ubicado en el primer piso
del condominio "Los Canelos", en Reñaca, se desarrollan fenómenos de humedad originados por
capilaridad, es decir, por absorción de agua por el interior de los cimientos y muros desde el suelo
de fundación, escenario que conlleva a disminuir las condiciones normales y esperadas de
habitabilidad del inmueble.

2º.- Que en razón de lo señalado, se encuentra establecida una situación de hecho que, desconocida
por el demandante a la fecha en que suscribió el contrato de promesa de compraventa, conlleva a
que su consentimiento se haya encontrado a esa época viciado por error sustancial respecto de la
calidad esencial del objeto materia del contrato, cuya suscripción a su vez es objeto de la obligación
contraída, tomando en cuenta lo que normalmente debe entenderse como atributos esenciales que
otorgan a un bien sus características propias y que le permiten prestar la utilidad que se ha buscado
al momento de contratar a su respecto, lo que en definitiva determina, además, que la obligación
de hacer contraída, haya recaído en este caso sobre un contrato carente de causa.

3º.- Que corresponde, además, tener en consideración lo expuesto en los fundamentos Tercero al
Sexto del fallo de casación.Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1454 y 1682 inciso final del
Código Civil , se declara:

Que se confirma la sentencia apelada de veintinueve de junio de dos mil seis, escrita de fojas 141 a
fojas 146 y su complemento de trece de julio de dos mil seis, que se lee a fojas 149, con declaración
que los reajustes e intereses que se condena a pagar a la demandada y que deberán ser aplicados
respecto de la suma que se le ordena restituir, son aquellos que se devenguen a contar de la fecha
en que la presente sentencia quede ejecutoriada y hasta el día de su pago efectivo.

Acordada, contra el voto del Ministro Sr. Juica, quien estuvo por revocar la sentencia de primera
instancia y desestimar la demanda de autos.

Tiene para ello presente:

1º.- Que impedida esta Corte por orden del artículo 785 del Código de Procedimiento Civil de hacer
un nuevo examen de la prueba rendida en autos y dar por probados hechos distintos a los que
habían establecido los jueces de la instancia, resulta que no hay manera de consignar la existencia
del error de hecho sustancial que se ha denunciado, para invalidar el contrato de promesa de
compraventa que vinculó a las partes, esto es, que haya existido esa humedad que hiciera
inhabitable el inmueble que se prometía vender y, por este motivo, al no existir el error de hecho
aludido no ha podido configurarse el motivo de ineficacia de que habla el inciso final del artículo
1682 del Código Civil , en relación al artículo 1454 del mismo cuerpo de leyes ;

2º.- Que en todo caso, correspondía rechazar la demanda porque el error de hecho que se invocó,
decía relación con un contrato futuro y no con el objeto de la convención que se pide su nulidad,
coincidiendo en esta parte el disidente con los fundamentos del fallo casado y con los argumentos
dados en el voto disidente de la sentencia de casación precedente;

3º.- Que a mayor abundamiento, revisando y analizando la prueba rendida para demostrar el error
de hecho denunciado, le parece a quien contradice a la mayoría, que aquella no es suficiente para
formar su convicción de la existencia de un error sustancial que habría sido el motivo fundamental
para contratar cual era la humedad excesiva del departamento que lo hacía absolutamente
inhabitable. En efecto, de la prueba rendida la más relevante resulta ser el informe del perito y la
inspección personal del tribunal.

En el primer medio probatorio a fs. 154 el perito concluye en el punto 5 B que en "el reconocimiento
no se advirtieron al interior o exterior del departamento signos visibles de humedad, florecimiento
de sales, hongos o manchas" y sólo a manera de conjetura explica el perito que "es altamente
probable que los fenómenos de humedad descritos por el demandante hayan sido originados por la
capilaridad, fenómeno de absorción de agua por el interior de los cimientos y muros desde el suelo
de fundación"". En la Inspección personal de fs. 87 lo único que advierte el tribunal es que en el
departamento se aprecia limpio y pintado recientemente. Sólo dejó constancia de una mancha de
humedad sobre el zócalo, pero en general no observó los graves defectos que se explican en la
demanda.

Estas pruebas tan relevantes son suficientes por su precisión, seriedad y gravedad para desvirtuar
los atestados de los testigos presentados por la demandante y demuestran la inexistencia de un
vicio de la seriedad que exige la ley para anular un contrato;

4º.- Que lo cierto es que de autos se demuestra que el actor, como hombre medio, razonable y de
buena fe, debía tener perfecto conocimiento que prometía comprar un departamento en un borde
costero que es húmedo por naturaleza y que esa circunstancia tenía que preverla como necesaria
en la habitación que se le prometía vender. Lo real es que de autos aparece que el actor habitó la
propiedad por un largo de tiempo, que el demandado hizo arreglos para impedir el problema de la
humedad, pero cuando ya estaba en tiempo de celebrar el contrato prometido lo abandonó para
no cumplir lo que había voluntariamente pactado.

Redacción a cargo de la Ministro Sra. Margarita Herreros Martínez y del voto disidente su autor.

Regístrese y devuélvase

Nº 751-07.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio
Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., y Sr. Juan Araya E. y Abogado Integrante Sr. Oscar Carrasco
A.
Voces: CIVIL - NULIDAD CONTRACTUAL - OBJETO DE LOS CONTRATOS - OBLIGACIONES
PRINCIPALES Y ACCESORIAS - CLÁUSULA PENAL - CONTRATO DE PROMESA DE COMPRAVENTA -
RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO - RECURSO ACOGIDO - SENTENCIA DE REEMPLAZO

Partes: Molina Bustos, Leonidas c/ Candia Cárdenas, Nubia s/ Contrato de promesa - Nulidad
contractual

Tribunal: Corte Suprema

Sala: Primera Sala de Febrero

Fecha: 17-mar-2016

Cita: ROL:11881-15, MJJ43797

Producto: Microjuris

Al haber condenado a la demandada al pago de la cláusula penal prevista en un contrato de


promesa, los jueces dispusieron el cumplimiento de la misma no obstante que la obligación
principal es nula y que por mandato del Código Civil la nulidad de la obligación principal acarrea la
de la cláusula penal.
Doctrina:

1.- Se acoge el recurso de casación en el fondo interpuesto en contra de la sentencia que condenó
a la demandada al pago de una indemnización por incumplimiento contractual de la promesa
celebrada. Lo anterior, toda vez que el rechazo de la acción de cumplimiento forzado del presente
contrato, decidido por sentencia ejecutoriada en forma previa a la presentación de la demanda
intentada, se basó en la imposibilidad de disponer su ejecución forzada por adolecer la promesa de
un elemento de la esencia, cual es la falta de especificación del objeto sobre el cual ha de recaer el
contrato definitivo. De este modo, dado que el contrato de promesa carecía de un elemento de su
esencia que hacía imposible su cumplimiento, sea voluntario o forzado, no es posible imputar a la
parte demandada un incumplimiento contractual, lo que desde luego descarta no sólo la posibilidad
de decretar su cumplimiento forzado, sino también los restantes remedios dispuestos por la
legislación frente al incumplimiento, como la resolución del contrato y la indemnización de
perjuicios.

2.- Los jueces del fondo efectivamente incurrieron en una errónea aplicación del artículo 1489 del
Código Civil, pues accedieron a la petición de resolver el contrato con indemnización de perjuicios,
a pesar de que no concurría el presupuesto básico relativo al incumplimiento contractual, en razón
de la falta de validez del contrato de promesa. En cuanto a la posibilidad de decretar la nulidad del
contrato de promesa, cabe consignar como cuestión preliminar que no es efectivo lo afirmado por
los jueces del fondo en torno a que ninguna de las partes alegó expresamente la nulidad, puesto
que en la propia demanda, consta que el actor sí planteó que el contrato debe ser declarado nulo
por faltar un requisito de su esencia, como es el previsto en el artículo 1554 N° 4 del Código Civil.

3.- Coincidiendo las partes en que el contrato de promesa adolece del requisito de la esencia
previsto en el artículo 1554 N° 4 del Código Civil, lo que fue establecido en una sentencia
ejecutoriada dictada en forma previa al inicio del presente, no cabía más que acceder a decretar la
nulidad absoluta del contrato, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 1681 y 1682 del mismo
Código, por faltar en el contrato uno de los elementos que la ley prescribe para el valor del mismo
contrato. Por lo dicho, los jueces del fondo erraron al descartar la nulidad absoluta del contrato de
promesa objeto del pleito, infringiendo con ello lo dispuesto en los artículos 1681 y 1682 del Código
Civil, en relación con lo dispuesto en el artículo 1554 del mismo Código.

Fallo:
Santiago, 17 de marzo de 2016.

VISTOS:

En estos autos Rol N° 11.881-2015 de esta Corte Suprema, sobre juicio ordinario de resolución de
contrato de promesa de compraventa, caratulados "Molina Bustos, Leonidas con Candia Cárdenas,
Nubia", seguidos ante el Juzgado de Letras de Cauquenes, bajo el Rol N° C-553-2013, la demandada
dedujo recurso de casación en el fondo en contra de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca
de veinticinco de mayo de dos mil quince, escrita a fojas 109, que confirmó la sentencia de primer
grado de veintidós de mayo de dos mil catorce, que se lee a fojas 69 y siguientes, que acogió la
demanda de fojas 12 y como consecuencia de ello, declaró la resolución del contrato de promesa
de compraventa suscrito entre las partes con fecha 12 de abril de 2012 y condenó a la demandada
a pagar a la actora la suma de $2.700.000 por concepto de devolución del pago anticipado del precio
efectuado por la demandante al momento de suscribir el contrato que se resuelve; y la suma de
$5.400.000 por concepto de la cláusula penal pactada por las partes para el incumplimiento de la
demandada, rechazando la demanda en lo demás.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurso de casación en estudio denuncia la vulneración de los artículos 1698 , 1489
, 1536 , 1554 y 1682 , todos del Código Civil.

Explica que se infringe el artículo 1698 inciso 1° del Código Civil, por cuanto de toda la prueba
rendida y en especial de la copia de la sentencia dictada en la causa tenida a la vista rol C-348-2012
seguida entre las mismas partes sobre cumplimiento del mismo contrato, en la que se rechazó la
demanda por cuanto el contrato de promesa no cumple con la exigencia del artículo 1554 N° 4 del
citado Código, dado que no se especifica la cosa sobre la cual recae el contrato, aparece que dicho
contrato es nulo, petición de nulidad que a pesar de ser requerida en la demanda por la propia
demandante, fue desechada por el tribunal afirmando erradamente que ello no fue alegado por las
partes. De este modo, el tribunal no efectúa un adecuado análisis de la prueba rendida ni del mérito
del proceso, infringiendo lo dispuesto en la norma denunciada.

Luego, señala que se infringen los artículos 1489, 1536, 1554 y 1682 del Código Civil, por cuanto al
faltar en el contrato de promesa el requisito exigido en el artículo 1554 N° 4, hecho establecido por
sentencia ejecutoriada dictada en la causa tenida a la vista, aquel resulta inexistente y adolece de
nulidad absoluta, conforme al artículo 1682 del Código Civil, reiterando que la nulidad fue
expresamente reclamada por el actor, lo que obligaba al sentenciador a pronunciarse sobre la
misma, con lo que se dejó de aplicar el artículo 1682 del Código Civil.

En cuanto al artículo 1536, su errónea aplicación se produce porque al ser nula la obligación principal
no era posible que la sentencia ordenara el cumplimiento de la cláusula penal, en cuanto esta es
accesoria de la obligación principal. Alega que tampoco era posible aplicar el artículo 1489 del
Código Civil, decretando la resolución del contrato, dado que esta sanción es consecuencia del
incumplimiento, el que por cierto no se configura en el que caso de una obligación nula.

Por último, sostiene el recurrente que la sola comparecencia del actor en tres ocasiones a la notaría
el día fijado para la celebración del contrato prometido, portando el saldo de precio, no demuestra
su real intención de allanarse a cumplir el contrato prometido conforme lo exige el artículo 1552 del
Código Civil, como sí lo demostraría un vale vista por el saldo o la firma de un borrador de la escritura
definitiva, acciones que el actor no realizó.

Pide que se acoja el recurso, se invalide la sentencia recurrida y se dicte sentencia de reemplazo que
acoja la demanda sólo en cuanto declare nulo el contrato de promesa de compraventa, sin perjuicio
de lo que esta Corte Suprema pueda resolver de oficio.

SEGUNDO: Que para la adecuada comprensión del recurso en examen, cabe consignar que en estos
autos Leonidas Alfonso Molina Bustos dedujo demanda en contra de Nubia Isolde Candia Cárdenas
a fin de que se declare la resolución del contrato de promesa de compraventa suscrito entre las
partes con fecha 12 de abril de 2012 y que en virtud de su nulidad se restituyan las partes al estado
anterior al contrato, en los términos establecidos en el artículo 1687 del Código Civil y se ordene al
demandado indemnizar los perjuicios ocasionados, por daño emergente y lucro cesante, todo ello
con costas. Funda la demanda en que con fecha 12 de abril de 2012 celebró con la demandada un
contrato de promesa de compraventa, por la cual ésta prometió venderle "3 hectáreas de los
derechos que a la promitente vendedora le corresponden en una parte del predio Porvenir, ubicado
en la subdelegación de San Antonio que se llamó Maitenes, inscrita a fojas 984 N° 1526 del registro
de propiedad del año 2009, del Conservador de Cauquenes".

Indica que se pactó que el precio era la suma de $5.400.000, del cual su parte pagó un anticipo de
$2.700.000 a la promitente vendedora, que el contrato definitivo debía celebrarse el 12 de junio de
2012 y que en caso de incumplimiento, la parte incumplidora debía pagar una multa de $5.400.000.

Agrega que llegado el día estipulado para la celebración del contrato, sólo su parte compareció a la
notaría fijada en el contrato con el fin de proceder a su celebración, lo que fue certificado por el
notario y añade que ante el incumplimiento de la promitente vendedora demandó el cumplimiento
del contrato ante el mismo tribunal en la causa Rol C-348-2012, acción que, sin embargo, fue
rechazada por sentencia de 16 de abril de 2013, por estimar el tribunal que no era posible decretar
el cumplimiento forzado al no estar especificado el bien sobre el cual debía recaer el contrato
prometido, dado que sólo se hacía referencia a tres hectáreas de terreno de los derechos que a la
promitente vendedora le corresponden en una parte del predio Porvenir, faltando precisar cuáles
son los derechos de la demandada y cuál es la parte del predio sobre los que recae. Indica que ante
la imposibilidad del cumplimiento del contrato prometido, se vio obligado a demandar la resolución
del mismo, conforme lo faculta el artículo 1489 del Código Civil, con indemnización de perjuicios,
reclamando la devolución del anticipo del precio de $2.700.000, más la suma de $5.400.000
estipulada como cláusula penal.
Por último, señala que el contrato debe ser declarado nulo de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 1681 del Código Civil, por cuanto no concurre el requisito del artículo 1554 N° 4 del mismo
Código, razón por la cual no se pudo llevar a cabo el cumplimiento de la obligación.

Por su parte el demandado en su contestación pidió el rechazo de la demanda de resolución de


contrato, atendido que el demandante al celebrar el contrato de promesa sabía que el contrato
definitivo no se iba a poder celebrar en dos meses, pues el predio pertenecía a una comunidad y
previo a hacer entrega de las tres hectáreas se requería efectuar su liquidación.

Refiere que en todo caso el contrato de promesa adolece de nulidad, por cuanto no cumple con los
requisitos previstos en el artículo 1554 del Código Civil, en particular, con la especificación del objeto
sobre el cual recae, tal como lo resolvió el tribunal en la causa sobre cumplimiento de contrato Rol
C-348-2012 seguida entre las mismas partes, de modo que el demandante no puede pedir el
cumplimiento ni tampoco su resolución por incumplimiento de contrato.

TERCERO: Que al resolver el presente recurso de casación, esta Corte conforme lo dispuesto en el
artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, debe ajustarse al mérito de los hechos tales como se
han dado por establecidos en el fallo recurrido, los que, en lo pertinente, son los siguientes:1.- Con
fecha 12 de abril de 2012, las partes suscribieron un contrato de promesa de compraventa, por el
cual la demandada Nubia Isolde Candia Cárdenas prometía vender al demandante Leonidas Alfonso
Molina Bustos tres hectáreas de los derechos que a la promitente vendedora le corresponde en una
parte del predio Porvenir, ubicado en la subdelegación de San Antonio que se llamó Maitenes,
inscrita a fojas 984 N° 1526 del Registro de Propiedad del año 2009 del Conservador de Bienes Raíces
de Cauquenes.

2.- El precio de la venta fue la suma de $5.400.000, del cual el demandante pagó $2.700.000 en
dinero efectivo, en el mismo acto de celebración de la promesa de compraventa, debiendo pagarse
el saldo de precio al momento de celebrar la escritura definitiva.

3.- El contrato definitivo debía celebrarse a más tardar el 12 de junio de 2012 en la misma notaría,
pactándose que el no cumplimiento de lo convenido por una de las partes daría lugar al pago de una
multa a favor de la parte afectada de $5.400.000.4.- El promitente comprador concurrió en tres
ocasiones a celebrar el contrato definitivo en el día y en la notaría indicada en el contrato de
promesa, en tanto la promitente vendedora no asistió.

5.- El demandante impetró el cumplimiento forzado con indemnización de perjuicios del contrato
de promesa en cuestión, acción que se tramitó en la causa Rol C-348-2012 del Juzgado de Letras de
Cauquenes, en la que se dictó sentencia ejecutoriada de fecha 16 de abril de 2013, por la cual se
rechazó la demanda de cumplimiento de contrato de promesa, considerando que éste no cumple
con el artículo 1554 N° 4 del Código Civil, porque en el contrato no se encuentra especificado el
objeto sobre el cual ha de recaer, dado que no se sabe con certeza a cuánto ascienden los derechos
de la demandada, tampoco se especifican datos de la propiedad mayor como su superficie y menos
se ha determinado que parte del predio Porvenir es la que se debe transferir.
CUARTO: Que la sentencia recurrida acogió la demanda de resolución del contrato de promesa de
compraventa, en razón de que se acreditó que no fue posible celebrar el contrato prometido en la
fecha fijada al efecto, el 12 de junio de 2012, por el actuar de la propia demandada quien no
concurrió a la Notaría a la que se debió presentar, ni justificó con prueba alguna el motivo de su
inasistencia, lo que califica como incumplimiento contractual de la parte demandada, en los
términos del artículo 1551 Nº 1 del Código Civil. Luego agrega que ante dicho incumplimiento, el
demandante tenía la opción de acuerdo al artículo 1489 del Código Civil, de exigir el cumplimiento
forzado del contrato o la resolución del mismo, con indemnización de perjuicios, optando
primeramente por exigir el cumplimiento forzado a través de la demanda deducida el 6 de julio de
2012, en la causa Rol Nº C-348-2012, proceso en el que por sentencia definitiva de fecha 16 de abril
de 2013, firme y ejecutoriada, se rechazó la acción de ejecución forzosa, por faltar un elemento de
la esencia de la promesa, como era la debida individualización de la cosa respecto de la cual recaía
la promesa.

Afirma la sentencia que no pudiendo la parte demandante hacer valer, pese a haberlo intentado, la
ejecución del contrato, le resta la segunda opción que el indicado artículo 1489 inciso 2º del Código
Civil establece, esto es, la resolución del contrato.

En cuanto a los perjuicios, el fallo ordenó que la demandada restituya la suma de $2.700.000.- que
recibió del actor como anticipo del precio y además, ordenó el pago de la cláusula penal de
$5.400.000, por cuanto el contrato definitivo no se verificó por el obrar y omisión de la demandada,
no por la imposibilidad muy posterior advertida por el Tribunal.

Por último, la sentencia desecha que el contrato de promesa adolezca de un vicio de nulidad, toda
vez que no siendo alegado expresamente por ninguna de las partes y no existiendo sentencia
declarativa que así lo señale expresamente, el contrato derivó en otro distinto, pero igualmente
inviable de ejecución.

QUINTO: Que de lo consignado en los motivos precedentes, aparece que la cuestión a resolver
mediante el presente recurso estriba en determinar si en las condiciones en que fue celebrado el
contrato de promesa de compraventa de autos era posible decretar su resolución con
indemnización de perjuicios, como lo hizo la sentencia recurrida o bien si debía determinarse su
nulidad, ordenando exclusivamente restituir a las partes al estado anterior a la celebración del
contrato.

SEXTO: Que al efecto cabe tener presente que la opción que prevé el artículo 1489 del Código Civil
para que una parte pueda pedir el cumplimiento forzado o la resolución del contrato, parte del
supuesto de que la contraparte haya incumplido el contrato. Ahora bien, la noción de
incumplimiento supone, por una parte, constatar de manera objetiva que no se ha dado
cumplimiento a la prestación que imponía el contrato y, por otra parte, que tal incumplimiento
resulta imputable a la parte que ha omitido la obligación debida.

Es, por tanto, el incumplimiento contractual el que determina la aplicación de los diversos remedios
que provee la legislación para enfrentarlo, como el cumplimiento forzado, la resolución y la
indemnización de perjuicios.

Ahora bien, en la labor de averiguar si ha habido o no incumplimiento, primeramente, resulta


necesaria la fijación exacta del contenido de la regla contractual, precisando aquello a lo que se ha
obligado el deudor, lo que, por cierto, también obliga a indagar, por tratarse de un contrato de
promesa de compraventa especialmente regulado por el legislador, si se cumplen las condiciones
exigidas para su validez.

En este sentido, el autor Raúl Diez Duarte aclara que: "dados los problemas que crea este contrato
de promesa, que se traducen en frecuentes juicios, el legislador limitó en relación a su celebración
la libertad contractual, sometiéndolo a determinados requisitos tanto de fondo como de forma, que
deben cumplirse simultáneamente para conferirle validez, es decir, que la omisión de cualquiera de
ellos produce su nulidad" (El Contrato de Promesa, estructura civil y procesal, Editorial Jurídica
Conosur, 1993, pág.127). A lo que agrega que "(...) este contrato es de excepción, es decir, de
derecho estricto. En el artículo 1554, nuestro legislador reconoció la existencia jurídica de este
contrato, pero sólo por excepción, al prescribir que ‘no produce obligación alguna’, salvo que
concurran las circunstancias que enumera" (Ob. cit. pág. 128).

Abocándose a lo anterior, cabe precisar que en la especie, por sentencia firme y ejecutoriada dictada
con fecha 16 de abril de 2013 en la causa Rol C-348-2012 del Juzgado de Letras de Cauquenes, es
decir, en forma previa a la presentación de esta demanda, deducida con fecha 25 de julio de 2013,
se determinó que el contrato de promesa de compraventa de marras carece de uno de los
elementos de la esencia, cual es que se especifique de tal manera el contrato prometido que sólo
falten para que sea perfecto, la tradición de la cosa o las solemnidades que las leyes prescriben
(artículo 1554 N° 4 del Código Civil), puesto que no se precisa la cosa sobre la cual ha de recaer la
futura compraventa, dado que si bien se expresa que la demandada promete vender "3 hectáreas
de los derechos que a la promitente vendedora le corresponde en una parte del predio Porvenir",
no se sabe a ciencia cierta a cuánto ascienden los derechos de la demandada, tampoco se
especifican datos de la propiedad mayor a la que eventualmente pertenecían dichas acciones, como
su superficie y menos aún se ha determinado que parte del predio Porvenir es la que se transfiere,
razones que justificaron que en dicho proceso se rechazara la demanda de cumplimiento forzado
del contrato de promesa de compraventa intentada por el actor.

Dicha decisión que, desde luego, tiene la fuerza de cosa juzgada respecto de la no concurrencia del
requisito previsto en el artículo 1554 N° 4 del Código Civil, resulta plenamente acorde con lo
señalado por la doctrina sobre este punto, en cuanto a que: "todo contrato de venta se compone
de varios elementos, que son el consentimiento de ambas partes sobre un objeto determinado, la
cosa y el precio y si es de bienes raíces, la escritura pública. El artículo 1554 quiere que sólo falten
las solemnidades o la entrega de la cosa. Por lo tanto, para que se cumpla lo dispuesto en el número
4° del artículo 1554, deben concurrir el consentimiento, la cosa y el precio" (Arturo Alessandri
Rodríguez, De la compraventa y de la promesa de venta. Tomo II, vol. 2, Editorial Jurídica de Chile,
año 2003, pág.875). Y sobre la determinación de la cosa, el mismo autor agrega: "(...) para que se
llene este objeto es menester que la cosa que se vende se determine en forma tal que no haya
ninguna duda acerca de cuál es ella (...). Este propósito no se lograría si la cosa no estuviera
claramente determinada, ya que entonces no se podría realizar la venta con el solo cumplimiento
de las solemnidades, puesto que las partes no sabrían a punto fijo que era lo vendido. Para ello sería
necesario entrar a hacer esa determinación, lo que iría abiertamente contra ese precepto. De ahí
que la cosa vendida debe determinarse de modo que no se suscite ninguna duda acerca de qué es
lo que se vende. Si así no se hace, la promesa es nula por indeterminación del objeto, o mejor dicho,
por falta de especificación del contrato prometido" (Ob.cit. pág. 898).

SÉPTIMO: Que de acuerdo a los raciocinios anteriores, resulta evidente que el rechazo de la acción
de cumplimiento forzado del presente contrato de promesa, decidido por sentencia ejecutoriada en
forma previa a la presentación de la demanda intentada en autos, se basó en la imposibilidad de
disponer su ejecución forzada por adolecer la promesa de un elemento de la esencia, cual es la falta
de especificación del objeto sobre el cual ha de recaer el contrato definitivo.

De este modo, dado que el contrato de promesa carecía de un elemento de su esencia que hacía
imposible su cumplimiento, sea voluntario o forzado, no es posible imputar a la parte demandada
un incumplimiento contractual, lo que desde luego descarta no sólo la posibilidad de decretar su
cumplimiento forzado, sino también los restantes remedios dispuestos por la legislación frente al
incumplimiento, como la resolución del contrato y la indemnización de perjuicios.

OCTAVO: Que de acuerdo a lo razonado precedentemente, los jueces del fondo efectivamente
incurrieron en una errónea aplicación del artículo 1489 del Código Civil, pues accedieron a la petición
de resolver el contrato con indemnización de perjuicios, a pesar de que no concurría el presupuesto
básico relativo al incumplimiento contractual, en razón de la falta de validez del contrato de
promesa.

NOVENO: Que en cuanto a la posibilidad de decretar la nulidad del contrato de promesa, cabe
consignar como cuestión preliminar que no es efectivo lo afirmado por los jueces del fondo en torno
a que ninguna de las partes alegó expresamente la nulidad, puesto que en la propia demanda, en
particular a foja 16, consta que el actor sí planteó que el contrato debe ser declarado nulo por faltar
un requisito de su esencia, como es el previsto en el artículo 1554 N° 4 del Código Civil, pretensión
que también sostuvo la parte demandada en el punto 3 de su escrito de contestación que rola a
fojas 26.De esta forma, coincidiendo las partes en que el contrato de promesa adolece del requisito
de la esencia previsto en el artículo 1554 N° 4 del Código Civil, lo que, por lo demás, fue establecido
en una sentencia ejecutoriada dictada en forma previa al inicio de este juicio que produce cosa
juzgada sobre este punto, no cabía más que acceder a decretar la nulidad absoluta del contrato de
autos, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 1681 y 1682 del mismo Código, por faltar en el
contrato uno de los elementos que la ley prescribe para el valor del mismo contrato.

Por lo dicho, los jueces del fondo también erraron al descartar la nulidad absoluta del contrato de
promesa objeto del pleito, infringiendo con ello lo dispuesto en los artículos 1681 y 1682 del Código
Civil, en relación con lo dispuesto en el artículo 1554 del mismo Código.

DÉCIMO: Que, por último, al haber condenado a la demandada al pago de la cláusula penal prevista
en la estipulación cuarta del contrato de promesa, los jueces del grado infringieron lo dispuesto en
el artículo 1536 del Código Civil, por cuanto dispusieron el cumplimiento de la misma no obstante
que la obligación principal es nula y que por mandato de la norma aludida la nulidad de la obligación
principal acarrea la de la cláusula penal.

UNDÉCIMO: Que de acuerdo a lo razonado en los motivos precedentes, efectivamente los jueces
del fondo han incurrido en los yerros normativos denunciado en el recurso, los que tenido una clara
influencia en lo dispositivo de lo resuelto, pues han motivado que la demanda de resolución de
contrato sea acogida, en circunstancia que ésta debió ser desestimada y que, en cambio, debió
haberse declarado la nulidad absoluta del referido contrato, todo lo cual justifica que el recurso de
casación en el fondo sea acogido. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los
artículos 764 , 767 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en el
fondo deducido en el primer otrosí de fojas 110, por el abogado Roberto Needham Reyes en
representación de la parte demandada, en contra de la sentencia dictada por la Corte de
Apelaciones de Talca de fecha veinticinco de mayo de dos mil quince, escrita a fojas 109, la que se
invalida y se reemplaza por la que se dicta acto continuo, sin nueva vista, pero separadamente.

Regístrese.

Redacción a cargo del Ministro señor Juan E. Fuentes Belmar.

Rol N° 11.881-2015

Pronunciado por la Primera Sala de Febrero de la Corte Suprema, por los Ministros, Sr. Patricio
Valdés A., Sr. Pedro Pierry A., Sr. Juan Eduardo Fuentes B., Sr. Carlos Aránguiz Z. y Sr. Manuel
Valderrama R.

No firma el Ministro Sr. Valdés, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del
fallo, por estar en comisión de servicio.

Autorizado por el Ministro de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a diecisiete de marzo de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario
la resolución precedente.

Santiago, diecisiete de marzo de dos mil dieciséis.

En cumplimiento de la decisión que antecede y atendido lo dispuesto en el artículo 785 del Código
de Procedimiento Civil, se procede a dictar la sentencia de reemplazo que corresponde conforme a
la ley.

VISTOS:

Se reproduce la sentencia en alzada, salvo el párrafo 3° del motivo noveno y los considerandos
décimo a decimoctavo, que se eliminan.
Del mismo modo, se reproducen los motivos segundo a décimo del fallo de casación que antecede.
Y TENIENDO ADEMÁS PRESENTE:

1º.- Que como se ha establecido en la sentencia definitiva dictada en la causa Rol C-348-2012 del
Juzgado de Letras de Cauquenes, el contrato de promesa de compraventa celebrado por las partes
con fecha 12 de abril de 2012, carece de uno de los requisitos que la ley exige para su validez, cual
es el de la especificación del contrato prometido por indeterminación de su objeto, incumplimiento
que trae aparejada la nulidad absoluta del contrato, conforme lo dispone el artículo 1554 N° 4 del
Código Civil.

2°.- Que siendo nula la promesa resulta lógico concluir que la promitente vendedora, demandada
en estos autos, no tenía obligación alguna para con el demandante, de modo que no pudo incurrir
en un incumplimiento de contrato, lo que permite desechar la demanda de resolución por
incumplimiento intentada en autos, al igual que lo fue la de cumplimiento forzado deducida en la
causa Rol C-348-2012 del Juzgado de Letras de Cauquenes.

3°.- Que corresponde, en cambio, decretar la nulidad absoluta del contrato en que incide este
proceso, sanción civil que cobra vigor en este caso ante la constatación de la omisión de uno los
requisitos prescritos por la ley para su validez, disponiéndose como consecuencia de ello y acorde
con lo dispuesto en el artículo 1687 del Código Civil, que las partes queden en el mismo estado en
se hallarían sino hubiese existido el contrato, por lo que la demandada deberá restituir al actor la
suma de $2.700.000 que éste pagó en el día de celebración de la promesa a cuenta del precio. Y
visto además lo estatuido en los artículos 1681, 1682 y 1687 del Código Civil y 186 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, se declara que se revoca la sentencia apelada de veintidós de mayo
de dos mil catorce, escrita a fojas 69 y siguientes, en cuanto daba lugar a la demanda de resolución
de contrato de promesa de compraventa celebrado por las partes el 12 de abril de 2012 y condenaba
a la demandada a indemnizar a la actora perjuicios a razón de $2.700.000 por concepto de pago
anticipado del precio y $5.400.000 por cláusula penal y, en su lugar, se rechaza la referida demanda
de resolución de contrato, declarando, en cambio, la nulidad absoluta del contrato de promesa de
compraventa de autos y, como consecuencia de ello, se ordena que la demandada restituya a la
parte demandante la suma de $2.700.000 que le fuera pagada en el día de celebración de la promesa
como anticipo del precio.

Regístrese y devuélvase, con sus agregados.

Redacción a cargo del Ministro señor Juan E. Fuentes Belmar.

Rol N° 11.881-2015

Pronunciado por la Primera Sala de Febrero de la Corte Suprema, por los Ministros, Sr. Patricio
Valdés A., Sr. Pedro Pierry A., Sr. Juan Eduardo Fuentes B., Sr. Carlos Aránguiz Z. y Sr. Manuel
Valderrama R.
No firma el Ministro Sr. Valdés, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del
fallo, por estar en comisión de servicio.

Autorizado por el Ministro de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a diecisiete de marzo de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario
la resolución precedente.
Voces: CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES - CONTRATO DE PROMESA DE COMPRAVENTA -
INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL - EXCEPCIÓN DE INCUMPLIMIENTO - RECURSO DE CASACIÓN
EN EL FONDO - RECURSO ACOGIDO - SENTENCIA DE REEMPLAZO

Partes: Villanueva Gonzalez, Oscar c/ Calderón Rebolledo, Sonia s/ Promesa - Excepción de


contrato no cumplido

Tribunal: Corte Suprema

Sala: Primera

Fecha: 13-ago-2015

Cita: ROL:1475-15, MJJ42339

Producto: Microjuris

El incumplimiento que se le atribuye al actor no es más que la abstención legítima de cumplir la


prestación de pagar el precio motivada por el incumplimiento anterior de la obligación simultanea
del demandado, pudiendo por tanto solicitar su ejecución.

Doctrina:
1.- Se acoge el recurso de casación, toda vez que o concurriendo los presupuestos que hacen
admisible la excepción de inejecución que en definitiva fue declarada por la sentencia recurrida,
atendido que el incumplimiento que se le atribuye al actor no es más que la abstención legítima de
cumplir la prestación de pagar el precio motivada por el incumplimiento anterior de la obligación
simultanea del demandado de alzar las prohibiciones que recaen en el predio, le asiste la razón al
recurrente cuando acusa error de derecho en la aplicación de los artículos 1489 , 1552 y 1554 del
Código Civil, pues siendo el contrato de promesa de autos plenamente eficaz correspondía al
demandante el derecho para exigir su cumplimiento, como lo señala la primera de las disposiciones
citadas; acto.

2.- La sola lectura de las cláusulas del contrato de promesa antes referidas vinculadas con la prueba
rendida en autos, revela que las partes se encontraban en cabal conocimiento que el inmueble que
una de ellas prometía vender y la otra comprar se encontraba afecto a hipotecas y prohibiciones y
en tanto no fueran alzadas, impedían la celebración de la compraventa prometida. De ello arranca
la obligación de la demandada de entregar -vender- el predio libre de todo gravamen y prohibición.
Por lo mismo, y para dar cumplimiento a lo preceptuado en el citado numeral 3° del artículo 1554,
las partes estipularon con la evidente naturaleza jurídica de condición -aunque no le otorgan
expresamente este carácter- que la exigibilidad de la compraventa prometida depende de un hecho
futuro e incierto, cual es que se hubiesen alzado las prohibiciones recaídas sobre el inmueble,
cuidándose de precisar que ello debía ocurrir dentro del plazo de dos años desde la celebración del
contrato preparatorio.

3.- No cabe duda que la demandada principal incumplió la obligación de alzar las prohibiciones que
pesaban sobre el inmueble, hecho que no obstante encontrarse asentado en el proceso, pierde
relevancia al entender los sentenciadores que tal incumplimiento se «compensa» -la mora purga la
mora- con el no pago del saldo del precio por parte del demandante en su calidad de promitente
comprador así como por la situación de no encontrarse llano a cumplirlo, para razonar a
continuación que se configuraba la hipótesis del artículo 1552 del Código Civil, esto es, la excepción
de contrato no cumplido.

4.- No obstante haberse pactado en el contrato preparatorio un plazo para la celebración de la


compraventa prometida, que expira para ambas partes de manera simultánea, es lo cierto que la
obligación del actor se encontraba supeditada al cumplimiento de aquella que recaía en el
promitente vendedor, quien debía alzar las prohibiciones a las que se encontraba sujeta la
propiedad. Ergo, el pago del saldo de precio pendiente no fue el obstáculo que debían remover las
partes para la celebración del contrato prometido, desde que aun cuando el comprador hubiera
dispuesto de los fondos necesarios para satisfacer la compraventa de todos modos no se hubiera
concretado en los términos pactados, en tanto la demandada principal no había saneado las
limitaciones que afectaban al predio.
Fallo:

Santiago, 13 de agosto de 2015.

VISTO:

En estos autos Rol 495-2013, seguidos ante el Juzgado de Letras de Río Bueno, compareció Óscar
Alejandro Villanueva González, quien dedujo demanda en juicio ordinario de cumplimiento de
contrato de promesa de compraventa en contra de Sonia Edita Calderón Rebolledo, solicitando que:
a) se ordene a la demandada suscribir el contrato definitivo en el plazo de 10 días o en el término
que el tribunal determine, obligándola a vender el predio que singulariza bajo el apercibimiento que
el tribunal lo haga a su nombre, de acuerdo al artículo 235 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil,
convención que especificará las cláusulas necesarias; b) se condene a la demandada a pagar los
perjuicios por la inejecución del contrato, avaluados en $1.500.000; c) previo a la venta, se alcen las
hipotecas y prohibiciones; d) por haberse condenado a los perjuicios por el incumplimiento
contractual, se determine por parte del tribunal que el saldo de precio debe compensarse con el
monto de los perjuicios valorados, quedando de esta forma subsistente la obligación de pago sólo
por $1.000.000, con costas de la causa.

Fundamentando su pretensión señala que celebró con la demandada el 29 de octubre de 2009 un


contrato de promesa de compraventa por escritura privada, obligándose la contraria a venderle un
inmueble compuesto por un sitio y una casa ubicados en el Pasaje Horizontal o Pasaje Dos N° 24, de
la comuna de Río Bueno, en la suma de $11.500.000, pagando su parte $9.000.000 al momento de
firmar la convención, acordándose que el saldo de $2.500.000 se enteraría al momento de suscribir
la compraventa definitiva.

Explica que se estipuló que el plazo máximo para otorgar la escritura de compraventa sería de dos
años a contar de la fecha de la promesa.Sin embargo, la demandada se ha negado a otorgarla,
solicitándole a cambio el doble del saldo adeudado.

Asevera que su parte se encuentra llana a cumplir la promesa, mediante el pago del resto del precio,
contrariamente a lo que ocurre con la demandada, quien además no alzó la hipoteca que pesa sobre
la propiedad, de fojas 18 N° 14, del Registro de Hipotecas del año 2006 del Conservador pertinente
ni las prohibiciones rolantes a fojas 32 vuelta N° 46 y a fojas 34 N° 47 del mismo año.

La demandada contestó la demanda solicitando el rechazo de la misma, para lo cual adujo que
efectivamente las partes suscribieron un contrato de promesa el 29 de octubre de 2009 y que a
propósito del mismo la contraria le adeuda $2.500.000, monto que debía pagar en el plazo de dos
años, no siendo cierto, sin embargo, que su parte pretenda el pago del doble del precio adeudado
para celebrar el contrato prometido. A lo que añade que si el actor pretendía cumplir con su
obligación, pudo valerse del mecanismo que consagra el artículo 1601 del Código Civil.
Así las cosas, dice, la actitud del demandante constituye una flagrante violación a la obligación o
deber de comportarse de buena fe, por cuanto éste no ha dado cumplimiento a las obligaciones del
contrato, pretendiendo aparecer como el contratante diligente para así ejercer la acción del artículo
1489 del Código de Bello, no obstante que después de cuatro años de la suscripción de la promesa
no ha pagado el saldo de precio, a pesar de haber sido requerido para ello.

En el primer otrosí de su presentación dedujo demanda reconvencional de incumplimiento de


contrato con indemnización de perjuicios. Por sentencia de cuatro de septiembre de dos mil catorce,
escrita a fojas 100 y siguientes, el señor juez titular del tribunal referido en el primer acápite de esta
expositiva, desestimó tanto la demanda principal como la reconvencional, sin costas.

El demandante principal apeló de dicho fallo y una sala de la Corte de Apelaciones de Valdivia por
decisión de veintidós de diciembre del año recién pasado, que se lee a fojas 118 y siguientes, lo
confirmó.

En su contra, la parte individualizada dedujo recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurrente acusa en primer término, la conculcación de lo preceptuado en el


artículo 384 del Código de Procedimiento Civil, en atención a que los testigos que depusieron en
juicio dan cuenta que la promitente vendedora pretendía para firmar el contrato definitivo, un
mayor precio, siendo ésta la razón para no celebrar la compraventa prometida.

A pesar de lo expuesto, afirma, los jueces del mérito desestimaron la demanda porque entendieron
que su parte debía probar que disponía de fondos a la época de la celebración del contrato
definitivo, sin analizar que la expresión "dentro de" que ocupa la convención debe entendérsela
como el tiempo de la ejecución voluntaria del contrato. Antes no se puede exigir compulsivamente
o pedirle al tribunal que declare la obligación de cumplirla.

Al mismo tiempo, recalca que quedó convenido en que se celebraría el contrato en el lapso de dos
años, pero sin estar obligado a pagar el saldo de precio dentro de ese período, puesto que dicha
obligación nacía sólo al momento de otorgar la compraventa. Así, confunde el sentenciador la
obligación de pagar el saldo de precio con el plazo para celebrar el contrato, cuestiones totalmente
diferentes, en tanto una es la obligación que impone el contrato y la otra, es la solemnidad. De este
modo, la interpretación dada en orden a que no se puede exigir el saldo del precio porque pasaron
dos años desde la promesa sin que se haya pagado, es negar eficacia al contrato, puesto que nunca
se consignó un término para dicho pago. Por ello, es que se pide el cumplimiento de la promesa
pasado dos años, sin que se haya cumplido la obligación voluntariamente.

Entonces -sigue el recurrente- en este contrato bilateral, no puede tenerse por purgada la mora de
la demandada con la mora en el pago del saldo del precio, toda vez que su parte cumplió gran parte
de la obligación y el resto-que sólo representa el 21,74 % del precio total- resulta exigible
coetáneamente a la solemnidad y no antes que se otorgue la venta prometida. Por lo tanto, sólo ahí
nace la exigibilidad de pagar el precio. En consecuencia, el sentenciador aplica el artículo 1552 del
Código Procedimiento Civil (sic) en forma equivocada.

A continuación, asevera que el fallo cuestionado erró en la aplicación del artículo 1553 del Código
Civil, toda vez que si se cumplen los requisitos para que la promesa produzca obligaciones, la
disposición a considerar es el artículo 1551 Nº 1 del mismo código. En efecto, el tribunal de alzada
sostiene que el contrato fue válidamente celebrado y que generó una obligación de hacer, cual es
concurrir al otorgamiento de la compraventa definitiva y que en este caso ninguno de los
contratantes instó a su celebración. Empero, este último aserto no es efectivo, porque la prueba es
explícita en cuanto a que la demandada no quiso firmar y que su parte pretendía perseverar en el
contrato, pero los obstáculos a remover dependían de la contraria a quien le correspondía purificar
las hipotecas o prohibiciones y pedir los alzamientos que recaían en la propiedad. Seguidamente,
reitera la transgresión del artículo 1552 del Código Civil, reafirmando que cumplió en mayor medida
la obligación de pagar el precio, según quedó demostrado, pactándose que el saldo se enteraría sólo
al momento de otorgarse la compraventa. Luego, el futuro comprador no está ni ha estado en mora
de pagar el saldo adeudado, en tanto no se pactó un plazo para hacerlo, más bien el saldo queda
sujeto a una condición implícita que la compraventa se otorgue.

Por lo expuesto, aduce que el artículo 1489 del cuerpo de leyes citado ha quedado sin aplicación,
atendido que contrariando la convención y ante el evidente incumplimiento de la demandada
principal, la sentencia ha impedido que su parte haga valer lo pactado según la letra A de la cláusula
5ª de la misma.

Por último, se transgrede el artículo 1545 del Código de Bello, puesto que legalmente se pactó que
si la promitente vendedora no suscribe la compraventa en el plazo se puede exigir que la cumpla.
Se desprende, entonces, que el contrato no fijó plazo para el pago del saldo ni se impuso pena
alguna para el caso del no pago del mismo, sino que se avaluaron los perjuicios por no suscribir la
escritura.

Termina solicitando que se acoja el recurso, se anule la sentencia recurrida y se dicte otra de
remplazo que acoja la demanda principal, con costas, confirmando asimismo el rechazo de la
demanda reconvencional, también con costas de la causa.

SEGUNDO: Que constituyen hechos de la causa asentados por los jueces del fondo de conformidad
a las probanzas rendidas, los siguientes:

a) El contrato de compraventa definitivo debió suscribirse el día 29 de octubre de 2011;

b) No se demostró la intención de la demandada principal de obtener el doble del saldo del precio
como condición para celebrar la compraventa prometida;

c) La promitente vendedora no cumplió con la obligación de alzar la hipoteca y prohibición que


pesaba sobre el inmueble prometido vender, puesto que aun se encuentran vigentes la hipoteca de
fojas 18 N° 14 del Registro de Hipotecas del año 2006 del Conservador de Bienes Raíces de Río Bueno
y las prohibiciones de fojas 32 vuelta N° 46 y 34 N° 47, ambas del año 2006, del Registro de
Prohibiciones respectivo;

d) El actor, al tiempo en que debía suscribirse el contrato de compraventa prometido, no enteró el


saldo de precio adeudado ni tenía ese monto o parte de él con el objeto de cumplir con su
obligación;

TERCERO: Que sobre el sustrato fáctico descrito, la sentencia cuestionada confirmó la decisión del
a quo y, en consecuencia, rechazó la demanda principal. Para ello, los jueces sostuvieron que a la
época en que debía celebrarse el contrato prometido, el promitente comprador no estaba en condi
ciones de suscribir la compraventa definitiva y, por ende, exigir las dos obligaciones correlativas que
emanan de la promesa respecto de su contendiente, esto es, hacerlo dentro de plazo y que no
existiera gravamen ni prohibición sobre la cosa objeto del contrato, puesto que el actor en esa época
no sólo no cumplió con el contrato en términos de enterar íntegramente el saldo de precio, sino que
además no se comprobó que haya estado llano a cumplirlo en términos de tener a su disposición la
cifra adeudada o parte de ella, cosa que sólo acreditó meses después.

En este entendido, continúan razonando los sentenciadores, a la fecha en que debía celebrarse el
contrato prometido -2 de octubre de 2011- la mora del promitente comprador purgó la mora de la
promitente vendedora, considerando esta última como el incumplimiento de la obligación
correlativa de tener la propiedad a esa época libre de todo gravamen y prohibiciones.

CUARTO: Que las citas legales denunciadas por el recurrente, expuestas previamente en el motivo
primero y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en tal sentido, tienen por objeto
sustentar fundamentalmente, que acorde a los términos del contrato preparatorio, su parte no se
encontraba en mora en el cumplimiento de las obligaciones que asumió a propósito de la
convención de autos, en tanto el pago del saldo del precio pendiente sólo era posible requerirlo a
partir de la celebración del contrato definitivo, puesto que con anterioridad no hay más que una
ejecución voluntaria del mismo y a consecuencia de ello, no es posible comprender que el
promitente comprador se encuentre en alguna de las hipótesis del artículo 1552 del Código Civil,
considerando que la contraria no removió los obstáculos que dependían de ella, tales como el
alzamiento de la hipoteca y prohibiciones que recaían en el bien objeto de la convención;

QUINTO: Que, ahora bien, encontrándose así circunscrita la controversia sometida a la resolución
de esta Corte, resulta indispensable manifestar que las partes se encuentran contestes, sin que se
produjera discusión al respecto, sobre los términos en que está redactado el contrato de la promesa
de compraventa de fecha 29 de octubre de 2009, suscrito mediante escritura privada, el que reúne
los requisitos del artículo 1554 del Código Civil, su tenor, en lo que al presente análisis interesa, es
el que sigue: doña Sonia Edita Calderón Rebolledo, como promitente vendedora, es dueña de un
inmueble inscrito a fojas 64 N° 84 del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de
Río Bueno correspondiente al año 2006, compuesto por sitio y casa ubicado en el Pasaje Horizontal
o Pasaje Dos, N° 24, de esa comuna y que promete vender, ceder y transferir a Óscar Alejandro
Villanueva González, quien promete comprar, aceptar y adquirir para sí el inmueble singularizado.
(Cláusula 1ª); se convino en $11.500.000 el precio de venta prometida, que sería pagado de la
siguiente forma: a) con $9.000.000 que se enteró el mismo día 29 de octubre de 2009, de contado
y en dinero efectivo, cifra que la promitente vendedora declaró haber recibido a total conformidad
y; b) $2.500.000 que el promitente comprador pagaría al momento de suscribir el contrato de
compraventa definitivo. (Cláusula 3ª); El contrato de compraventa prometido se celebraría dentro
del plazo de dos años a contar de la fecha de la promesa respectiva; la promitente vendedora -
demandada principal de autos- se encontraba obligada a realizar la venta libre de todo gravamen y
prohibición (Cláusula 6ª).

SEXTO: Que el contrato de promesa de celebrar un contrato en nuestra legislación está constituido
por el acuerdo formal de voluntades, que al efecto debe constar por escrito, destinado a crear
obligaciones, cuyo objeto es una prestación de hacer, que consiste precisamente en la celebración
de un contrato definitivo que las partes no pueden o no desean concretar aún, que es permitido por
las leyes y cuyas especificaciones deben estar de tal manera establecidas que le constituyan en un
título perfecto para que opere, en su caso, el modo de adquirir tradición o el cumplimiento de las
formalidades legales, cuya época de celebración se fija por medio de una modalidad que sólo puede
ser un plazo o una condición, elementos todos que el legislador ha elevado a la categoría de
esenciales para su validez.

Como se ha dicho, todos sus elementos son necesarios que concurran a la celebración del contrato,
debiendo destacarse, para los efectos del presente litigio, que la obligación que se crea entre las
partes es la de hacer, en la cual, por el carácter sinalagmático o bilateral que puede adquirir el
contrato, el legislador requiere una completa especificación tanto de sus cláusulas como de la
modalidad pactada, que permita incluso el cumplimiento forzado en naturaleza si fuere procedente.

En efecto, el artículo 1554 del Código Civil dispone: "La promesa de celebrar un contrato no produce
obligación alguna; salvo que concurran las circunstancias siguientes:

1ª. Que la promesa conste por escrito.

2ª. Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaren ineficaces.

3ª. Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato.

4ª. Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que sea
perfecto, la tradición de la cosa o las solemnidades que las leyes prescriban.

Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente."

SÉPTIMO: Que de las exigencias contenidas en el precepto transcrito, aquella que amerita análisis
en el caso en estudio, dice relación con el plazo o condición que determina la época de la celebración
del contrato. Cabe decir sobre ello que su exigencia tiene por finalidad que cada contratante sepa
con plena certidumbre, la época en que deberá celebrarse el contrato prometido y que no queden
en forma indefinida ligados contractualmente. De lo dicho se desprende que las modalidades
indicadas resultan ser en el contrato de promesa elementos esenciales y no meramente
accidentales, razón por la que no pueden faltar.

El legislador dispone que la exigibilidad o nacimiento de las obligaciones podrá ser determinada por
las modalidades del plazo y la condición.

El plazo se ha definido como el acontecimiento futuro e incierto del cual depende la exigibilidad o
extinción de un derecho y, el hecho que caracteriza el plazo es la certidumbre de que aquél ocurrirá.
A su vez, el plazo es suspensivo cuando fija la época en que se hace exigible un derecho y la
obligación correlativa o, como lo define el artículo 1494 del Código de Bello, "época que se fija para
el cumplimiento de una obligación". El plazo extintivo, resolutorio o final, es el acontecimiento o
hecho que, llegado, extingue el derecho y la obligación correlativa.

La condición, por su parte, consiste en el acontecimiento futuro e incierto del cual depende el
nacimiento o extinción de un derecho y su obligación correlativa. En este caso, el hecho que
caracteriza a la condición, a diferencia del plazo, es su incertidumbre.

El plazo suspensivo mira, no a la existencia del derecho u obligación correlativa, sino a su


exigibilidad; suspende el ejercicio del derecho, y en consecuencia, la obligación correlativa no puede
ser exigible mientras no se verifique el hecho futuro y cierto. En cambio, la condición suspensiva es
un acontecimiento que posterga el nacimiento del derecho mismo, produciendo sus efectos
retroactivamente. La condición afecta a la existencia misma del derecho; el plazo afecta sólo a su
ejercicio. El plazo y condición resolutiva tienen por objeto fijar una época máxima en que se puede
celebrar el contrato prometido.

Nada obstaría que la exigencia del artículo 1554 citado se cumpliera combinando un plazo con una
condición.

OCTAVO: Que incardinado con lo que precede, la sola lectura de las cláusulas del contrato de
promesa antes referidas vinculadas con la prueba rendida en autos, revela que las partes se
encontraban en cabal conocimiento que el inmueble que una de ellas prometía vender y la otra
comprar se encontraba afecto a hipotecas y prohibiciones y en tanto no fueran alzadas, impedían la
celebración de la compraventa prometida. De ello arranca la obligación de la demandada de
entregar -vender- el predio libre de todo gravamen y prohibición. Por lo mismo, y para dar
cumplimiento a lo preceptuado en el citado numeral 3° del artículo 1554, las partes estipularon con
la evidente naturaleza jurídica de condición -aunque no le otorgan expresamente este carácter- que
la exigibilidad de la compraventa prometida depende de un hecho futuro e incierto, cual es que se
hubiesen alzado las prohibiciones recaídas sobre el inmueble, cuidándose de precisar que ello debía
ocurrir dentro del plazo de dos años desde la celebración del contrato preparatorio;

NOVENO: Que ahora bien, no cabe duda que la demandada principal incumplió la obligación de alzar
las prohibiciones que pesaban sobre el inmueble, hecho que no obstante encontrarse asentado en
el proceso, pierde relevancia al entender los sentenciadores que tal incumplimiento se "compensa"
-la mora purga la mora- con el no pago del saldo del precio por parte del demandante en su calidad
de promitente comprador así como por la situación de no encontrarse llano a cumplirlo, para
razonar a continuación que se configuraba la hipótesis del artículo 1552 del Código Civil, esto es, la
excepción de contrato no cumplido.

DÉCIMO: Que esta institución -artículo 1552-, según lo ha entendido la doctrina, viene a constituir
un mecanismo que permite tutelar el derecho del deudor, que es a su vez acreedor recíproco del
demandante y que persigue enervar la obligatoriedad del contrato, presentándose como una excusa
de cumplimiento y que en último término libera al deudor de su obligación de cumplir a lo menos
temporalmente, neutralizando el derecho del actor sin extinguirlo.

Se ha dicho que la exceptio non adimpleti contractus es aquella que corresponde al deudor en un
contrato bilateral y que lo faculta para negarse a cumplir su obligación mientras la otra parte no
cumpla o se allane a cumplir la suya. Esta excepción encuentra su fundamento en la causa de la
obligación, lo que refleja el necesario equilibrio entre las prestaciones pactadas en el contrato. La
causa de la obligación consiste en términos clásicos en la contraprestación, lo que otorga equilibrio
a las obligaciones entre las partes. Si una de ellas no ejecuta su obligación, aquella recíproca queda
desprovista de causa, pues no resulta razonable cumplir con la propia obligación si la contraria no
ha ejecutado la suya. De ahí que dicha excepción sea idónea para enervar la acción de cumplimiento
específico.

Nuestros tribunales de justicia han acogido ampliamente la excepción de contrato no cumplido del
siguiente modo: "De esta manera se puede explicar la razón jurídica de los efectos que tanto el
inciso 1º del artículo 1489 como el artículo 1552 del Código Civil atribuyen a los contratos bilaterales.
Este último precepto consagra la excepción non adimpleti contractus, derivada de la teoría de la
causa y como una consecuencia de su aplicación a los contratos bilaterales en que la obligación de
una de las partes es la causa de la obligación que la otra contrae y, por consiguiente, no cumpliendo
una de ellas su obligación, la otra puede dejar de cumplir la suya, porque ha dejado de tener la causa
que le dio vida, perdiendo su soporte jurídico. Siendo la obligación de uno el fundamento de la del
otro, dice Domat, el primer efecto de la convención es el que cada uno de los contratantes puede
obligar al otro a cumplir su obligación cumpliendo él la suya por su parte". "El artículo 1552 del
Código Civil tiene un alcance más amplio que el que pudiera dársele sin atender a la noción jurídica
que en él se envuelve, y de ahí que sea necesario reconocer que dicho precepto no rige simplemente
la situación jurídica de la mora, sino que consagra precisamente la excepción non adimpleti
contractus".

UNDÉCIMO: Que en la línea propuesta, se ha sostenido para la procedencia de la excepción de


inejecución, que debe tratarse de obligaciones que emanen de un mismo vínculo contractual, no
basta entonces con ser deudor y acreedor recíprocos, pues si lo son a propósito de relaciones
contractuales diversas, no procederá la excepción a la que se viene en aludir. Igualmente, es
menester que el excipiens sea deudor de una obligación actualmente exigible. No obstante lo dicho,
la condición primera de esta excepción radica en la reciprocidad de las obligaciones emanadas de
un mismo contrato bilateral, las que debe cumplirse de manera simultánea (de exigibilidad mutua).
Empero, este incumplimiento recíproco a prima facie no se encuentra referido a cualquier
obligación, sino que se reconduce a una homogénea pasividad de los contratantes, quienes no
ejecutan exacta, íntegra y oportunamente las obligaciones que surgen de la convención.

Resulta de vital relevancia en este aspecto determinar el origen del fracaso contractual, puesto que
la inejecución por regla general recae primeramente en una de las partes. Así, será imperioso
entonces para determinar qué incumplimiento prevalece, y con ello la legitimación pasiva de esta
excepción, recurrir a ciertos criterios que han asentados los autores, tales como la cronología del
incumplimiento (que uno preceda al otro temporalmente); la causalidad entre uno y otro (yo
incumplo porque no puedo cumplir a raíz de tu incumplimiento) y la proporcionalidad o importancia
de acuerdo a la economía dentro del contrato. Solo así, podrá desentrañarse si realmente se está
en presencia de verdaderos incumplimientos recíprocos.

Luego, si ninguno de estos criterios diferenciadores concurre en el caso concreto, sólo restará
concluir que se trata de auténticos incumplimientos recíprocos que dan lugar a la excepción de
contrato no cumplido.

DUODÉCIMO: Que los parámetros anotados aplicados al caso en examen, dan cuenta que no
obstante haberse pactado en el contrato preparatorio un plazo para la celebración de la
compraventa prometida, que expira para ambas partes de manera simultánea, es lo cierto que la
obligación del actor se encontraba supeditada al cumplimiento de aquella que recaía en el
promitente vendedor, quien debía alzar las prohibiciones a las que se encontraba sujeta la
propiedad. Ergo, el pago del saldo de precio pendiente no fue el obstáculo que debían remover las
partes para la celebración del contrato prometido, desde que aun cuando el comprador hubiera
dispuesto de los fondos necesarios para satisfacer el saldo de $2.500.000 la compraventa de todos
modos no se hubiera concretado en los términos pactados, en tanto la demandada principal no
había saneado las limitaciones que afectaban al predio. El incumplimiento del demandado principal
resulta prevalente al del actor en razón que constituye la causa del mismo, teniendo como punto
de partida que la obligación de este último era exigible única y exclusivamente al tiempo de la
suscripción del contrato prometido y la de la contraria, antes que la de aquél. En este entendido, los
incumplimientos no son recíprocos en orden cronológico. Resulta gráfico para entender esta
sucesión de incumplimientos, la redacción de la estipulación 5ª de la convención preparatoria, que
faculta al demandante para accionar judicialmente en contra del promitente vendedor si éste no
suscribe el contrato dentro del plazo acordado.

Igualmente, es dable advertir la causalidad entre el primer incumplimiento -de la demandada-


respecto del que se endilga al actor, atendido la circunstancia que el promitente comprador para
satisfacer el saldo del precio, representativo de menos del 23% del total, requería que la contraria
vendiera la propiedad libre de todo gravamen y prohibición, de modo que la ejecución de lo debido
suponía la satisfacción de lo que correspondía a la futura vendedora.

La obligación de pagar el precio está en estricta interdependencia de la entrega de la cosa -vender-


que según la cláusula 6ª del contrato de promesa impone con determinadas características: "libre
de todo gravamen y prohibición".
DECIMOTERCERO: Que estos raciocinios encuentran su razón de ser y entroncan con el principio
general de derecho, cual es la buena fe que debe preceder la ejecución e interpretación de los
contratos, y que en especial se exige a quien pretende escudarse para dejar en suspenso de manera
transitoria una relación contractual, en tanto como se ha dicho, esta excepción reposa sobre el
supuesto que no puede exigirse de contrario lo que no se está dispuesto a dar. Se trata en
consecuencia, de una aplicación del principio de equidad.

Empero, en este caso, la obligación incumplida por el demandado aun cuando se considere que no
era obstáculo para la satisfacción de aquella que era de cargo del actor, atendidos los criterios
anotados en los motivos que anteceden, permiten aseverar con toda razonabilidad la imputación
del incumplimiento de este último al de aquél, atendido que no puede pretenderse que el
promitente comprador pague o deposite en los términos del artículo 1601 del Código Civil el saldo
del precio, cuando ya había entregado a este título $9.000.000 (sin olvidar que el monto total de la
compraventa asciende a $11.500.00) a sabiendas que su contraparte no había cumplido ni estaba
llana a cumplir la obligación que adquirió a propósito de la convención materia de la litis.

Tal como se ha sostenido en otras oportunidades, no puede desatenderse que en los contratos
bilaterales cada parte se obliga teniendo como fin jurídico, como causa, el obtener la prestación
consentida por la otra parte, y nada sería más contrario a la noción misma de la causa, consagrada
como un elemento fundamental de toda obligación, si una parte hubiese de quedar obligada a
entregar lo que ha prometido sin recibir aquello que se le prometió a cambio.

DECIMOCUARTO: Que así las cosas, no concurriendo los presupuestos que hacen admisible la
excepción de inejecución que en definitiva fue declarada por la sentencia recurrida, atendido que el
incumplimiento que se le atribuye al actor no es más que la abstención legítima de cumplir la
prestación de pagar el precio motivada por el incumplimiento anterior de la obligación simultanea
del demandado de alzar las prohibiciones que recaen en el predio, le asiste la razón al recurrente
cuando acusa error de derecho en la aplicación de los artículos 1489, 1552 y 1554 del Código Civil,
pues siendo el contrato de promesa de autos plenamente eficaz correspondía al demandante el
derecho para exigir su cumplimiento, como lo señala la primera de las disposiciones citadas;

DECIMOQUINTO: Que los errores de concepto que se han evidenciado constituyen transgresión de
las normas mencionadas con antelación, lo cual ha influido sustancialmente en lo dispositivo del
fallo desde que la equivocada aplicación de tales preceptos legales ha llevado a los sentenciadores
a rechazar la demanda, en circunstancias que correspondía fuera admitida. Por lo anterior, el
recurso en estudio debe ser acogido;

DECIMOSEXTO: Que atento a lo que se ha concluido, resulta innecesario un pronunciamiento sobre


los demás errores de derecho denunciados por la recurrente.

Y de conformidad, además, a lo preceptuado en los artículos 764 y 767 del Código de Procedimiento
Civil, se declara que se acoge, el recurso de casación en el fondo deducido por el abogado Jorge
Cerda Álvarez en lo principal de fojas 120 por la parte demandante, en contra de la sentencia de
veintidós de diciembre del año recién pasado, escrita de fojas 118 y siguientes, la que es nula y se
reemplaza por la que a continuación se dicta.

Regístrese.

Redacción a cargo de la Ministra señora Rosa María Maggi D.

Rol Nro. 1475-2015

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres.Patricio Valdés A.,
Guillermo Silva G., Rosa Maggi D. y Abogados Integrantes Sres. Carlos Pizarro W. y Arturo Prado P.

No firman el Ministro Sr. Silva y el Abogado Integrante Sr. Pizarro, no obstante haber concurrido
ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar en comisión de servicios el primero y
ausente el segundo.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a trece de agosto de dos mil quince, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

Santiago, trece de agosto de dos mil quince.

En cumplimiento de lo resuelto en el fallo de casación que antecede y lo que dispone el artículo 785

del Código de Procedimiento Civil, se procede a dictar la sentencia que corresponde de


conformidad con la ley.

VISTO:

Se reproduce la parte expositiva y la considerativa de la sentencia en alzada, con excepción de los


motivos octavo a décimo que se eliminan.

Y SE TIENE EN SU LUGAR Y ADEMÁS PRESENTE:

1° Lo expresado en los razonamientos 5° a 13° del fallo de casación que antecede.

2°.- Que no existe discusión que las partes celebraron un contrato de promesa de compraventa en
los términos que se dejó apuntado en el motivo 5° del fallo de casación, que en lo pertinente señala
que el precio de la venta asciende a $11.500.000 que sería pagado con la suma de $9.000.000 que
se enteró el mismo día 29 de octubre de 2009, de contado y en dinero efectivo, cifra que la
promitente vendedora declaró haber recibido a total conformidad y $2.500.000, que el promitente
comprador pagaría al momento de suscribir el contrato de compraventa definitivo.(Cláusula 3ª); A
continuación la estipulación cuarta indica que "El contrato de compraventa prometido se celebrará
dentro del plazo de dos años a contar de la fecha del presente contrato" y en la regla sexta se
dispone que la promitente vendedora se encontraba obligada a realizar la venta libre de todo
gravamen y prohibición.

3°.- Que tal como se demostró en el proceso, la demandada principal, a la fecha estipulada, no
estaba en condiciones de cumplir con su obligación de otorgar el contrato prometido, atendido que
no había obtenido los alzamientos de las cargas que recaían en el inmueble prometido vender, de
manera que la discusión ha quedado circunscrita a determinar si a esa fecha la actora cumplió o
estuvo llana a cumplir lo suyo, tal como lo recoge el punto N° 1° de la resolución que recibe la causa
a prueba, rolante a fojas 40;

4°.- Que en el caso en estudio, como ya se anotó en el motivo segundo precedente, en la cláusula
cuarta del contrato de promesa de compraventa las partes convinieron con claridad un plazo para
hacer exigible la obligación de suscribir el contrato de compraventa prometido. El pacto determinó
que tal obligación debía cumplirse dentro de dos años contados desde la fecha de suscripción de la
promesa.

5°.- Que conforme lo reseñado, cobra relevancia el tenor del contrato de promesa en cuanto
dictamina que la obligación contractual que recaía en el actor debía ser satisfecha al tiempo de la
suscripción del contrato prometido, lo que resulta de toda lógica si se tiene en consideración que
previo a ello, la demandada debía alzar la hipoteca y prohibiciones que recaían en el sitio que se
prometió vender.

6°.- Que, con todo, cabe aún observar que la obligación que por el contrato de promesa de
compraventa asumió la promitente compradora es una de hacer, consistente en la suscripción del
contrato prometido. La circunstancia de establecerse que para dicho contrato la actora debía
solucionar el saldo del precio resulta extraña a la que impone un contrato preparatorio y así también
lo entendió la demandada al deducir su demanda reconvencional, pretendiendo en ella hacer
incurrir en mora a la promitente compradora únicamente por no haber pagado el saldo de precio
dentro del plazo de dos años, exigiéndole la restitución del inmueble con indemnización de
perjuicios.

7°.- Que a pesar de lo que extensamente se expuso en la sentencia de nulidad, es lo cierto que la
demandada no opuso formalmente excepción de contrato no cumplido contemplada por el artículo
1552 del Código Civil en la oportunidad procesal correspondiente, esto es, al momento de contestar
la demanda, precluyendo su posibilidad de hacerla valer.

8°.- Que no obstante lo anterior, la demandada planteó que el contrato de compraventa prometido
no se celebró por no haber perseverado en el mismo la parte demandante, quien se negó a pagar
el saldo del precio.

9°.- Que como directa consecuencia de la alegación anterior, y ante el incumplimiento primigenio
del promitente vendedor que impedía la satisfacción de parte del precio que debía cumplir como
prestación correlativa el actor, más cuando la oportunidad estipulada para esto último era coetánea
con la suscripción del contrato definitivo, permite concluir que la demandante no se encuentra en
aquella situación que previó el artículo 1552 del Código Civil, por cuanto, a diferencia de su
contratante, no ha incurrido en el incumplimiento de las obligaciones asumidas en el contrato de
promesa de compraventa, desde que las mismas por una determinación de su contraparte, no le
eran exigibles al 29 de octubre de 2011.

10°.- Que con el mérito de las reflexiones que antecede, se hará lugar a la demanda, sólo en cuanto
por ella se pide el cumplimiento forzado del contrato de promesa, sin que pueda accederse al pago
de la multa convenida en la cláusula quinta letra A) de la referida convención, atendido que este
acápite de la pretensión no fue objeto del arbitrio de nulidad que circunscribe la competencia de
esta Corte, lo que consecuencialmente impide hacer la imputación que se pretende en la demanda.

11°.- Que por último, y aunque puedan resultar discordante los raciocinios que se han expuesto a lo
largo del fallo anulatorio y el de remplazo con aquellos tenidos en cuenta por el juez a quo para
rechazar la demanda reconvencional, atento a los límites del arbitrio acogido y la parte que lo
dedujo, aquella determinación resulta intangible en esta etapa del proceso.

Por consiguiente y atendido, además, lo dispuesto en los artículos 1545 y siguientes del Código Civil
y 186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se revoca en lo apelado la sentencia de cuatro
de septiembre de dos mil catorce, escrita a fojas 100 y siguientes y en su lugar se declara que se
acoge la demanda sólo en cuanto se dispone que la demandada Sonia Calderón Rebolledo debe
cumplir el contrato de promesa celebrado con fecha 29 de octubre del año 2009 por instrumento
privado, cuyas firmas se autorizaron ante notario, concurriendo a otorgar el contrato definitivo de
compraventa en calidad de vendedora junto a Oscar Villanueva González, quien lo hará como
comprador, dentro de décimo día hábil desde que se dicte el cúmplase de primera instancia,
respecto del inmueble que se individualiza en el citado contrato de promesa, bajo apercibimiento
que si así no lo hiciere en el plazo señalado, procederá a la suscripción del contrato el tribunal en su
representación, todo ello sin costas.

Regístrese y devuélvase.

Redacción a cargo de la Ministra señora Rosa María Maggi D.

Rol Nro. 1475-2015

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Patricio Valdés A.,
Guillermo Silva G., Rosa Maggi D. y Abogados Integrantes Sres. Carlos Pizarro W. y Arturo Prado P.

No firman el Ministro Sr. Silva y el Abogado Integrante Sr.Pizarro, no obstante haber concurrido
ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar en comisión de servicios el primero y
ausente el segundo.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.


En Santiago, a trece de agosto de dos mil quince, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

Voces: INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL - RESOLUCIÓN DEL CONTRATO - INDEMNIZACIÓN DE


PERJUICIOS - RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL - CASACIÓN DE OFICIO - SENTENCIA DE
REEMPLAZO

Partes: Sociedad de Capacitación Identidad y Desarrollo Regional Limitada c/ Corporación Nacional


de Desarrollo Indígena s/ Incumplimiento contractual - Casación de oficio

Tribunal: Corte Suprema

Sala: Tercera

Fecha: 15-may-2013
Cita: ROL:12518-11, MJJ35279

Producto: Microjuris

No existiendo obligación de la Conadi de pagar el saldo de precio respecto de los contratos de


autos por no haberse verificado las hipótesis para ello, es que la demanda ha de ser rechazada.

Doctrina:

1.- Se casa de oficio la sentencia puesto que se advierte que la sentencia carece de consideraciones
que le sirvan de fundamento al prescindir del análisis de unas de las cláusulas de los contratos
suscritos en que basa su defensa la demandada, circunstancia que configura el vicio de casación
formal contemplado en el N° 5 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.

2.- De la prueba rendida en autos, es posible concluir que no se verificó en ninguno de los casos a
que se refiere la demanda la hipótesis que se plantea en la cláusula en cuestión de cada uno de los
contratos suscritos para el pago de la segunda cuota, esto es, que la contraparte técnica haya
aprobado el producto diagnóstico participativo y éste haya sido validado por la mesa de
planificación local, ya que el producto fue rechazado para algunos territorios, y mientras que en otro
no fue presentado, por lo que no ha existido incumplimiento de las obligaciones contractuales
contraídas por la Conadi desde que no resultaba procedente el pago de las restantes cuotas de la
etapa de formulación del Plan de Desarrollo Integral.
Fallo:

Santiago, 15 de mayo de 2013.

Vistos:

Que en estos autos rol 12518-2011, juicio ordinario de indemnización de perjuicios por
responsabilidad contractual, la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena dedujo recurso de
casación en el fondo contra la sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Temuco que
confirmó la de primer grado que acogió la demanda que la Sociedad de Capacitación Identidad y
Desarrollo Regional Limitada interpuso en su contra y la condenó a pagar la suma de $86.697.139
como indemnización del lucro cesante.

Se trajeron los autos en relación.

Considerando:

Primero: Que al conocer este tribunal del presente asunto por la vía del recurso de casación
interpuesto, encontrándose el proceso en estado de acuerdo, ha advertido de los antecedentes que
la sentencia que se ha impugnado podría adolecer de un posible vicio de aquellos que dan lugar a la
casación en la forma y respecto de los cuales el artículo 775 del Código de Procedimiento Civil
autoriza para proceder de oficio.

Segundo: Que en estos autos se ha formulado acción ordinaria de indemnización de perjuicios en


contra de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, la que se funda en el incumplimiento de
las obligaciones que asumió al suscribir con la demandante seis contratos de prestación de servicios
por los que esta última se comprometía a ejecutar el servicio de apoyo para la formulación y
ejecución de planes de desarrollo integral en unidades de gestión del programa "Orígenes" en su
segunda fase, respecto de distintas unidades de planificación y de gestión. Específicamente se indica
en el libelo que la demandada no cumplió con su obligación de estudiar, aprobar y/u observar las
carpetas, documentos y antecedentes que le fueron entregados por su parte en tiempo y forma,
relativos a la elaboración del plan integral, y que eran necesarios para pasar a la segunda etapa de
cada contrato, esto es, a la ejecución de dicho plan.Además incumplió su obligación de pagar el
precio íntegro de los contratos.

Tercero: Que la demandada al contestar explicó que la actora fue contratada en calidad de
consultora para la elaboración del plan a través del programa "Orígenes", con la finalidad de prestar
asesoría a la mesa de planificación local en las etapas de elaboración y de ejecución del plan de
desarrollo integral. La aprobación de este plan por las mesas de planificación local constituye, según
la cláusula cuarta del contrato, una condición previa para que proceda el pago de la segunda cuota
del precio de los servicios contratados, lo que no ocurrió, puesto que las mesas de planificación local
respectivas rechazaron el plan que elaboró y en otro caso no se presentó el producto. Agregó que
su parte cumplió con sus obligaciones, procedió a evaluar cada uno de los proyectos presentados
por la consultora y efectuó el pago de los servicios de acuerdo a lo estipulado en los contratos.

Cuarto:Que la sentencia de primer grado, confirmada sin modificaciones por la de segunda


instancia, fundó su decisión de acoger la demanda en el incumplimiento en que habría incurrido la
Conadi de su obligación de aprobar los productos de la consultora, necesaria para avanzar a la
segunda etapa, sin hacer referencia y menos análisis de la cláusula cuarta de los contratos suscritos,
referida a la aprobación del plan por parte de las mesas de planificación local respectivas, invocada
por la demandada al contestar la demanda como condición para el pago correspondiente.

Es decir, la sentencia no contiene todas las consideraciones de hecho que le sirven de fundamento,
desde que acogió la acción intentada sin haber efectuado un análisis de la cláusula cuarta del
contrato, en que fundó su defensa la demandada, limitándose a señalar que ésta se encontraba
obligada a prestar su aprobación a los productos de la demandante, sin razonar o fundamentar tal
aseveración, ni menos hacer un análisis exhaustivo de los contratos en cuestión, en que ambas
partes fundan sus pretensiones.

Quinto: Que el legislador se ha preocupado de establecer las formalidades a que deben sujetarse
las sentencias definitivas de primera o única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen
en su parte dispositiva las de otros tribunales las que, además de satisfacer los requisitos exigibles
a toda resolución judicial, conforme a lo prescrito en los artículos 61 y 169 del Código de
Procedimiento Civil, deben contener las enunciaciones contempladas en el artículo 170 del mismo
cuerpo normativo, entre las que figuran - en su numeral 4- las consideraciones de hecho o de
derecho que sirven de fundamento a la sentencia.

Sexto:Que esta Corte, dando cumplimiento a lo dispuesto por la Ley N° 3.390 de 1918, en su artículo
5° transitorio , dictó con fecha 30 de septiembre de 1920 un Auto Acordado en que regula
pormenorizada y minuciosamente los requisitos formales que para las sentencias definitivas a que
se ha hecho mención, dispone el precitado artículo 170 del Código de Procedimiento Civil.
Refiriéndose al enunciado exigido en el N° 4 de este precepto, el Auto Acordado establece que las
sentencias de que se trata deben expresar las consideraciones de hecho que les sirven de
fundamento, estableciendo con precisión aquéllos sobre que versa la cuestión que haya de fallarse,
con distinción entre los que han sido aceptados o reconocidos por las partes y los que han sido
objeto de discusión.

Agrega que si no hubiera discusión acerca de la procedencia legal de la prueba, esas sentencias
deben determinar los hechos que se encuentran justificados con arreglo a la ley y los fundamentos
que sirven para estimarlos comprobados, haciéndose, en caso necesario, la apreciación
correspondiente de la prueba de autos conforme a las reglas legales. Si se suscitare cuestión acerca
de la procedencia de la prueba rendida -prosigue el Auto Acordado- las sentencias deben contener
los fundamentos que han de servir para aceptarla o rechazarla, sin perjuicio del establecimiento de
los hechos en la forma expuesta anteriormente.

Prescribe enseguida: establecidos los hechos, se enunciarán las consideraciones de derecho


aplicables al caso y, luego, las leyes o, en su defecto, los principios de equidad con arreglo a los
cuales se pronuncia el fallo; agregando que tanto respecto de las consideraciones de hecho como
las de derecho debe el tribunal observar al consignarlos el orden lógico que el encadenamiento de
las proposiciones requiera.

Séptimo: Que observados los antecedentes a la luz de lo expresado con antelación, resulta
inconcuso que los jueces del grado, en el caso sub judice, no han dado cumplimiento a los requisitos
legales indicados.

Octavo:Que de lo expresado anteriormente se advierte que la sentencia carece de consideraciones


que le sirvan de fundamento al prescindir del análisis de la cláusula cuarta de los contratos suscritos
en que basa su defensa la demandada, circunstancia que configura el vicio de casación formal
contemplado en el N° 5 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.

Noveno: Que lo anteriormente expuesto autoriza a esta Corte, al no existir otro medio idóneo para
corregir la deficiencia procesal comprobada, y procediendo de oficio, para casar la sentencia de
segundo grado por adolecer del vicio que se hizo notar.

De conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764 , 765 , 775 y 786 del Código de
Procedimiento Civil, se casa de oficio la sentencia de uno de diciembre de dos mil once, escrita a
fojas 190, la que por consiguiente es nula y se la reemplaza por la que se dicta a continuación.

Atendido lo resuelto, es innecesario pronunciarse sobre el recurso de casación en el fondo deducido


en lo principal de la presentación de fojas 192.

Regístrese.

Redacción a cargo de la Ministro Sra. Sandoval.

Rol Nº 12518-2011.-

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema integrada por los Ministros Sr. Sergio Muñoz
G., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G., y los Abogados Integrantes Sr. Jorge Lagos
G., y Sr. Alfredo Prieto B. No firma, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa,
el Abogado Integrante señor Prieto por estar ausente. Santiago, 15 de mayo de 2013.

Autoriza la Ministra de Fe de la Excma.Corte Suprema.

En Santiago, a quince de mayo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

Santiago, 15 de mayo de 2013.

De conformidad con lo que dispone el artículo 786 del Código de Procedimiento Civil, se procede a
dictar la siguiente sentencia de reemplazo:

Vistos:

Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de los considerandos décimo cuarto a décimo
octavo, que se eliminan.

En el considerando duodécimo se agrega, luego del punto final, que se transforma en punto seguido:
"La primera cuota, por el 40% del precio total acordado para esta etapa una vez que la contraparte
técnica haya aprobado el Plan Inicial de Trabajo y éste haya sido validado por la Mesa de
Planificación Local (MPL) respectiva. La segunda cuota, por el 30% del precio total acordado para
esta etapa, una vez que la contraparte técnica haya aprobado el producto Diagnóstico Participativo
y éste haya sido validado por la MPL respectiva, y la tercera cuota y final, por el 30% del precio total
acordado para esta etapa, una vez que la contraparte técnica haya aprobado el Informe Final del
Plan de Desarrollo Integral (PDI)".

Y se tiene en su lugar y además presente:

PRIMERO: Que la acción de autos se funda en el incumplimiento en que habría incurrido la


Corporación Nacional de Desarrollo Indígena de las obligaciones que asumió al suscribir con la
demandante seis contratos de prestación de servicios por los que esta última se comprometía a
ejecutar la labor de apoyo para la formulación y ejecución de planes de desarroll o integral en
unidades de gestión del programa "Orígenes" en su segunda fase, respecto de distintas unidades de
planificación y de gestión; específicamente la de estudiar, aprobar y/u observar las carpetas,
documentos y antecedentes que le fueron entregados por su parte en tiempo y forma, relativos a
la elaboración del plan integral, y que eran necesarios para pasar a la siguiente etapa, la ejecución
de dicho plan.Además incumplió su obligación de pagar el precio íntegro de los contratos.

SEGUNDO: Que la demandada al contestar explicó que el programa "Orígenes" es financiado por el
Gobierno y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y consiste en proveer de subvenciones y
subsidios a las familias pertenecientes a comunidades indígenas identificadas por su parte como
beneficiarias de ese programa, mediante la intervención o actuación en sus territorios. Para el
funcionamiento del programa aludido el territorio se dividió en unidades de planificación, que
corresponden a un área geográfica determinada. Además, para fines administrativos existen las
unidades de gestión, que están compuestas por más de una unidad de planificación. En cada unidad
de planificación se instala una mesa de planificación local, integrada por las comunidades
beneficiarias de esa unidad de planificación, que confecciona y ejecuta un plan de desarrollo
integral. Para la elaboración del plan contrata a una consultora que presta asesoría a la mesa de
planificación local en las etapas de elaboración y de ejecución del plan de desarrollo integral. La
aprobación de este plan por las mesas de planificación local constituye, según la cláusula cuarta del
contrato, una condición previa para que proceda el pago de la segunda cuota del precio de los
servicios contratados. Agregó que en el caso de autos la actora no cumplió con su obligación de
entregar el producto contratado en la forma pactada. Como consecuencia de ello las mesas de
planificación local de dos territorios rechazaron el plan de desarrollo integral que elaboró, y, en lo
que dice relación con otro territorio la consultora no lo entregó. Además incumplió sus obligaciones
con la prestación de otros servicios menos relevantes como la mantención de oficinas licitadas y
otras.Tales incumplimientos reiterados llevaron a que los dirigentes de las comunidades indígenas
solicitaran al programa "Orígenes" la terminación del contrato de la consultora demandante en cada
uno de los territorios, lo que motivó que su parte declarara el término anticipado de los respectivos
contratos. Finaliza expresando que su parte cumplió con sus obligaciones, procedió a evaluar cada
uno de los proyectos presentados por la consultora y efectuar el pago de los servicios de acuerdo a
lo estipulado en los contratos.

TERCERO: Que la parte demandada acompañó en apoyo de su tesis los informes elaborados por la
Coordinadora Técnico Victoria-A-B y Traiguén el 9 de febrero, en el mes de abril y el 10 de julio de
2009 dando cuenta de los incumplimientos de la demandante, en su calidad de proveedora de
asistencia técnica (PAT) respecto de los contratos de autos, memorándum N° 227 de 16 de
septiembre de 2009, suscrito por el Coordinador UEP Malleco del programa "Orígenes" de la Conadi,
por el que informa que las mesas de planificación de Pua y Amasa, pertenecientes a la unidad de
gestión Victoria A, solicitaron el término del contrato de la PAT Idear por incumplimiento de
compromisos adquiridos; acta de sesión de la mesa de planificación local de Pua, de 9 de septiembre
de 2009, en la que consta la decisión de poner término a la consultoría Idear Chile por
incumplimiento de sus obligaciones; acta de sesión de la mesa de planificación local de Amasa, de
9 de septiembre de 2009, en que consta la decisión de poner término a la consultoría por
incumplimiento en sus obligaciones; acta de sesión de la mesa de planificación local de Collimallin,
de 27 de mayo de 2009, en que consta la decisión de poner término a la consultoría por
incumplimiento de contrato, específicamente por no haber presentado el producto; acta de sesión
de la mesa de planificación local de Pirkunche, de 11 de marzo de 2009, en la que consta que no
fueaprobado el plan de desarrollo integral presentado por la demandante; informe de ejecución
PAT Idear Chile Ltda. en la unidad de Gestión Padre Las Casas C (que comprende Truf Truf, Rahue y
Pircunche) de 30 de junio de 2009, que da cuenta de diversos incumplimientos de la demandante
en relación con el programa "Orígenes", como atraso en la entrega de los productos y graves
deficiencias de éstos; informe de ejecución PAT Idear Chile Limitada en la unidad de Planificación
Collimallin de 13 de agosto del año 2009, que da cuenta de las mismas anomalías que el informe
anterior.

CUARTO: Que en consecuencia, de la prueba rendida en autos a la que se ha hecho referencia en el


considerando anterior, es posible concluir que no se verificó en ninguno de los casos a que se refiere
la demanda la hipótesis que se plantea en la cláusula cuarta de cada uno de los contratos suscritos
para el pago de la segunda cuota, esto es, que la contraparte técnica haya aprobado el producto
diagnóstico participativo y éste haya sido validado por la mesa de planificación local, ya que en el
caso de los territorios de Padre las Casas y Victoria el producto fue rechazado, y en el caso de
Collimallin no fue presentado, por lo que no ha existido incumplimiento de las obligaciones
contractuales contraídas por la Conadi desde que no resultaba procedente el pago de las restantes
cuotas de la etapa de formulación del Plan de Desarrollo Integral.

QUINTO:Que no existiendo obligación de la Conadi de pagar el saldo de precio respecto de los


contratos de autos por no haberse verificado las hipótesis para ello, es que la demanda ha de ser
rechazada.

Por estas consideraciones y teniendo además presente lo dispuesto en los artículos 144 y 186

y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se declara:

Que se revoca la sentencia de treinta de julio de dos mil once, escrita a fojas 134 y en consecuencia
se rechaza la demanda intentada a fojas 2, con costas.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción a cargo de la Ministro Sra. Sandoval.

Rol N° 12518-2011.-

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema integrada por los Ministros Sr. Sergio Muñoz
G., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G., y los Abogados Integrantes Sr. Jorge Lagos
G., y Sr. Alfredo Prieto B. No firma, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa,
el Abogado Integrante señor Prieto por estar ausente. Santiago, 15 de mayo de 2013.

Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.

En Santiago, a quince de mayo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

Voces: INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL - RESOLUCIÓN DEL CONTRATO - INDEMNIZACIÓN DE


PERJUICIOS - EXCEPCIONES - LEGITIMACIÓN ACTIVA - PRESTACIÓN DE SERVICIOS - BUENA FE -
PONDERACIÓN DE LA PRUEBA - RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO - RECHAZO DEL RECURSO

Partes: Administradora de Recursos Humanos y Marketing Adepex Ltda. c/ Distribución y Servicio


D y S S.A. s/ Incumplimiento contractual - Recurso de casación en el fondo

Tribunal: Corte Suprema

Sala: Primera
Fecha: 31-ene-2012

Cita: ROL:1180-11, MJJ30767

Producto: Microjuris

La obligación tributaria en la que se ha pretendido fundar la exceptio non adimpleti contractus,


no puede estimarse incorporada en el contrato en virtud de lo dispuesto en el artículo 1546 del
Código Civil.

Doctrina:

1.- Corresponde rechazar el recurso de casación en el fondo interpuesto por la parte demandante
en contra de la sentencia de alzada que, confirmando la de primera instancia, acoge las excepciones
opuestas por el demandado y acoge también la demanda reconvencional de terminación de los
contratos celebrados entre las partes, puesto que no se incurre en errores de derecho que influyan
de manera sustancial en lo dispositivo del fallo, debiendo mantenerse lo resuelto por los jueces del
fondo.

2.- La condición resolutoria tácita, contemplada en el artículo 1489 del Código Civil, aparece como
una forma de proteger al acreedor diligente y una sanción al deudor que ha faltado a su
compromiso. Para que opere la condición aludida es necesario: a) que se trate de un contrato
bilateral; b) que haya incumplimiento imputable de una obligación; c) que quien la pide haya
cumplido o esté llano a cumplir su propia obligación y d) que sea declarada por sentencia judicial.

3.- En cuanto al primer presupuesto exigible, debe consignarse que la condición en análisis sólo tiene
lugar en los contratos con prestaciones recíprocas, según lo prevé expresamente la disposición
citada, encontrándose dentro de ellos, y entre otros, el de compraventa. Luego, en cuanto al
incumplimiento de la obligación, aquél puede ser total o parcial y se verifica ya sea porque no se ha
cumplido íntegramente una obligación o porque siendo ellas varias, se han cumplido algunas y otras
no. Empero, debe tratarse de incumplimiento de obligaciones que no revistan caracteres accesorios
o secundarios, por cuanto no puede resolverse un contrato cuando se han cumplido las principales
obligaciones allí contenidas, desde que ello no corresponde a la esencia de la institución derivada
de la infracción de obligaciones recíprocas que constituyen la bilateralidad del contrato.

4.- En referencia a la imputabilidad del incumplimiento, debe ser voluntario e imputable, es decir,
con dolo o culpa del deudor, no siendo procedente la resolución si ha mediado caso fortuito o fuerza
mayor por cuanto, en tal caso, se habrá extinguido la obligación por otro modo de poner término a
la misma como es la imposibilidad en el cumplimiento.

5.- Seguidamente, se exige que el acreedor haya cumplido su propia obligación o esté llano a
cumplirla y, pese a que tal presupuesto no se encuentra expresamente dispuesto en el precepto
aludido, se desprende de las disposiciones que rigen el incumplimiento. De acuerdo al artículo 1552
del Código Civil en los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo
pactado mientras el otro no cumple o se allana cumplir sus obligaciones en la forma y tiempos
debidos. Así, si el acreedor incumplidor demanda la resolución, el deudor le opondrá la excepción
mencionada, la cual, en todo caso, tiene un efecto meramente paralizador de la demanda contraria,
pero no fuerza a esa parte sino indirectamente a cumplir.

6.- Finalmente, la condición resolutoria tácita no opera de pleno derecho a diferencia de lo que
sucede con la ordinaria, de manera que requiere de una sentencia emanada de los tribunales de
justicia que así lo disponga. Por ende, la acción resolutoria es la que emana precisamente de la
situación anterior.

7.- La obligación tributaria en la que se ha pretendido fundar la exceptio non adimpleti contractus,
no puede estimarse incorporada en el contrato en virtud de lo dispuesto en el artículo 1546 del
Código Civil, dado que esta norma no faculta al juez para interpretar la buena fe en un sentido
amplio, sino que, por el contrario, la circunscribe, según se adelantó, a aquello que derive de la
naturaleza la obligación, de la ley o de la costumbre, dentro de ninguno de los cuales puede
entenderse incluida la antedicha obligación tributaria. En este sentido podrá dicho incumplimiento,
ser fundamento suficiente para la exceptio non rite adimpleti contractus que importa un
incumplimiento de obligaciones no esenciales de la convención.

8.- No obstante la constatación que se hace más arriba importa concluir que se han vulnerado las
normas denunciadas por la recurrente, tal conculcación no es suficiente para acoger la nulidad
deducida en el caso de marras, por carecer ésta de influencia sustancial en lo dispositivo del fallo,
requisito de procedencia del recurso formulado. En efecto, la actora ha olvidado en el caso sub
judice, alzarse en contra de aquel capítulo de la decisión por la cual los sentenciadores, acogiendo
la demanda reconvencional, dispusieron la terminación de los contratos de prestación de servicios
celebrados entre las partes, de manera que ha de entenderse que la demandante se conformó con
esa determinación. Resultando incompatible tal postura con aquella contenida en el libelo pretensor
y, asimismo, con la tesitura del recurso por la cual persigue se declare la resolución de las
convenciones aludidas; desde que un contrato no puede concluir al mismo tiempo por resolución y
por terminación, de manera que, declarada una de estas vías de manera pretérita y con efectos de
cosa juzgada, por no haber sido impugnada, excluye necesariamente la otra. A idéntico resultado se
arriba en relación con la indemnización solicitada, si se hace constar que la actora tampoco atacó
tal decisión. De suerte que, pese a lo que se ha razonado en el primer párrafo de este fundamento,
la determinación que se adoptó por los jueces del mérito en relación con los perjuicios, no puede
ser revisada y mucho menos revertida por esta Corte si se tiene en consideración que no se han
denunciado errores de derecho respecto de la determinación referida a la demanda reconvencional.

Fallo:

Santiago, 27 de enero de 2012.

VISTOS:

En estos autos Rol Nro. 12.608-2006, seguidos ante el Segundo Juzgado Civil de Santiago, sobre
juicio ordinario de resolución de contrato e indemnización de perjuicios, caratulado
"Administradora de Recursos Humanos y Marketing Adepex Ltda. con Distribución y Servicio D y S
S.A", por sentencia escrita a fojas 476, de fecha veinticinco de noviembre de dos mil nueve, se
resolvió:

a) Acoger la excepción perentoria de falta de legitimación activa, respecto de la sociedad


demandante Administradora de Recursos Humanos y Marketing Adepex Ltda. y por consiguiente
rechazar la demanda principal de resolución de contrato e indemnización de perjuicios;

b) Acoger la excepción de contrato no cumplido, respecto de la demandante Administradora de


Recurso Humanos y Marketing en Línea Ltda. y, por consiguiente, rechazar la demanda principal;

c) Acoger la demanda reconvencional de terminación de contrato y declarar terminados los


contratos de prestación de servicios habidos entre las partes, a saber, el contrato escriturado de 1°
de marzo de 2005, suscrito entre la demandada y la demandante reconvencional y los contratos
consensuales de prestación de servicios existentes desde el año 2001, entre ésta y los demandados
reconvencionales.

d) Rechazar la demanda reconvencional de indemnización de perjuicios.

Las actoras interpusieron recurso de apelación en contra de dicho fallo y una Sala de la Corte de
Apelaciones de Santiago, por resolución de once de noviembre de dos mil nueve, que se lee a fojas
584, lo confirmó.

En contra de esta última resolución, la parte demandante, Administradora de Recursos Humanos y


Marketing en Línea Ltda. deduce recurso de casación en el fondo.

Se trajeron los autos en relación.

Y TENIENDO EN CONSIDERACIÓN:

PRIMERO:Que el recurrente sostiene que la sentencia impugnada infringe los artículos 1489 ,

1546 y 1552 del Código Civil.

En el primer capítulo del recurso, el recurrente alega que se incurre en las transgresiones aludidas
al estimar los sentenciadores que la buena fe contractual puede invocarse como fundamento de la
excepción de contrato no cumplido, cuando el supuesto incumplimiento lo es del acreedor respecto
de un tercero ajeno al contrato, como sería la situación que se da en relación con el comportamiento
tributario de las partes.

Agrega que el incumplimiento reclamado no alcanza a ser, ni siquiera, lo que en doctrina se


denomina deberes secundarios de conducta concomitantes con el desarrollo de la relación
contractual, desde que no está ligado con una de las obligaciones principales o secundarias
emanadas del contrato.

De esta manera, sostiene, no concurren las condiciones para la aplicación de la excepción del
contrato no cumplido y, por ende, al haber acogido tal excepción vulnera el precepto contenido en
el artículo 1552 del Código Civil.

Prosigue alegando que respecto del artículo 1489, en relación con el artículo 1546, ambos del Código
citado, el fallo confunde intentar el cobro forzado y la resolución, sin reparar que el primero tuvo
que ver con servicios pretéritos, en tanto que la segunda se basó en una conducta de
incumplimientos posteriores, derivados de hechos distintos del no pago de las facturas.

Indica que las razones esgrimidas en el considerando quincuagésimo séptimo, demuestran que la
sentencia contiene una confusión conceptual, la cual se hace patente en el considerando siguiente,
al entender que la acción impetrada por el actor, de resolución del contrato, no sería compatible

con la infracción de las obligaciones de hacer, las que tienen, de acuerdo al artículo 1553 Nro.3
del citado cuerpo legal, la vía para el cobro de la correspondiente indemnización, en clara alusión al
cobro forzado de algunas facturas por servicios prestados y no pagados voluntariamente por la
demandada, relativos a periodos anteriores a la configuración del incumplimiento que da sustento
a la acción resolutoria de autos;

SEGUNDO: Que en autos se ha intentado acción de resolución de contrato con indemnización de


perjuicios en contra de Distribución y Servicios D y S S.A., solicitando las actoras, Administradora de
Recursos Humanos y Marketing Adepex Ltda. y Administradora de Recursos Humanos y Marketing
en Línea Ltda., que se declare la resolución del contrato por grave incumplimiento de la demandada
respecto de su obligación de garantizar como dotación mínima de trabajadores colocadas, la misma
existente al mes de marzo de 2005; mantener la vigencia del contrato hasta la fecha de su
vencimiento; y condenarla a pagar la suma de $1.219.753.379, por concepto de lucro cesante, más
$500.000.000, por concepto de daño moral, o la cantidad que el tribunal determine, más intereses,
reajustes y costas.

Explica que las sociedades demandantes son empresas contratistas de servicios que celebraron, en
el mes de agosto de 2001 con la demandada, un contrato por el cual se obligaron a cubrir las
necesidades de personal requeridas por la demandada, reclutando, seleccionando, capacitando y
colocando trabajadores según necesidades, a prestar servicios de diversa naturaleza. Agrega que,
paulatinamente, el contrato se fue incrementando para llegar en diciembre del año 2005 a un total
aproximado de 642 personas que desempeñaban labores en los supermercados de la cadena Líder
de Arica a Punta Arenas.

Indica que, precisamente por el nivel que alcanzó su relación comercial, la demandada les exigió la
firma o formalización de su relación comercial, por lo cual en marzo del año 2005 se suscribió un
contrato de prestación de servicios.Sostiene que, en dicho contrato, las actores tuvieron la
precaución de contemplar un plazo para la terminación del mismo a fin de darle estabilidad al
vínculo contractual, el que se estableció en el mes de marzo del año 2007; de fijar un mínimo
garantizado o piso para evitar la reducción unilateral del personal requerido; y regular la situación
de los trabajadores con fuero maternal.

Alega que, con fecha 27 de enero de 2005 la demandada, mediante comunicación escrita, dispuso
una reducción unilateral del personal comprometido a ocho personas en un solo supermercado,
disminución que comenzaría a operar a partir del 1° de marzo de 2006. Señala que, pese a constituir
aquello una flagrante infracción del contrato, las demandantes cumplieron lo ordenado por la
demandada, significando esto prácticamente el desmantelamiento de la empresa que, a esa época,
estaba completa y exclusivamente dirigida a prestarle servicios a la cadena Líder, con la
desvinculación de todo su personal, con excepción de los 8 requeridos para servir supermercados
señalado y 27 personas que gozaban de fuero maternal.

Sostiene que, con el propósito de causar aún más daño, la demandada procedió a la retención del
pago de la totalidad de las facturas emitidas por los servicios prestados a partir del 28 de febrero de
2006, correspondientes a los ocho trabajadores activos y a las que gozaban de fuero maternal, cuyo
monto asciende a $118.369.758.

Adiciona que la sociedad demandada ha incumplido el contrato de marzo del año 2005, en lo
referido a la cláusula del mínimo garantizado o "piso", repercutiendo esto en que, en un promedio
facturado por las demandantes de $100.000.000 más IVA mensuales, por el período de los últimos
doce meses anteriores a la decisión unilateral de la demandada, se ha rebajado
sustancialmente.Asegura que la demandada ha dejado de cumplir intencional y calculadamente el
contrato, representándose el daño que ocasionaría el quebrantamiento de las obligaciones
asumidas, razón por la cual debe tenérsele como deudor doloso para los efectos del artículo 1558

del Código Civil.

Por ello, indica, la demandada deberá pagar como indemnización de perjuicios la suma que resulta
de determinar el número de trabajadores contratados en marzo del año 2005 por los meses que
restan para el término del contrato a partir de la fecha en que se produjo su incumplimiento, esto
es, el uno de marzo de 2006, debiendo, consecuencialmente, cubrir trece meses.

Concluye señalando que la demandada ha incumplido una obligación contractual válidamente


contraída consistente en mantener el contrato por el plazo estipulado -hasta el 31 de marzo de 2007
-y abstenerse de reducir el número de personas contratadas y puestas a disposición en el mes de
marzo de 2005, constituyendo una infracción a la ley del contrato de los términos del artículo 1545
del Código Civil, la que debe presumirse culpable conforme al artículo 1546 del mismo código. Añade
que este incumplimiento se ha verificado de manera fría y deliberada, motivo por el cual el
demandante ha incurrido en culpa grave, siendo, por tanto, responsable de los perjuicios previstos
e imprevistos, en los términos del artículo 1558 del señalado cuerpo legal, tanto en los rubros de
daño patrimonial como de daño moral, los que avalúa en la suma de $1.219.753.379 a título de
indemnización compensatoria de daño patrimonial, más la cantidad de $500.000.000 por daños
extra patrimoniales o morales;

TERCERO: Que al contestar, la parte demandada solicita se rechace la demanda, con costas.Sostiene,
en cuanto interesa al recurso, que desde el año 2001 la demandada ha contratado los servicios de
las demandantes y otras sociedades ligadas al señor Poblete, con el propósito de que éstas
dispusieren personal idóneo para actividades de apoyo de ventas y reposición de mercaderías,
circunstancia que constituye una relación jurídica calificada como "contrato de prestación de
servicios", el que se enmarca dentro de la categoría de los contratos de trato sucesivo, los que, sin
ser perpetuos, admite lícitamente su celebración a tiempo indeterminado y, desde luego, su
terminación en razón de la voluntad unilateral de una de las partes; principio recogido, por ejemplo,

en los artículos 1951 y 2009 del Código Civil.

Indica que la verdadera historia detrás de la prestación de los servicios de las demandantes, es la
siguiente: a mediados del año 2005 la demandada fue requerida por el Servicio de Impuestos
Internos a objeto de remitir una serie antecedentes, pues dicha entidad sostenía que las facturas
emitidas por las demandantes, las que asegura íntegra y oportunamente pagadas, eran
ideológicamente falsas, puesto que los servicios no habrían sido efectivamente prestados,
circunstancia ésta que generó contingencias tributarias a la demandada.

Expone que el origen del problema era que las actoras no habían enterado en arcas fiscales las
cantidades correspondientes al IVA recargado a las facturas pagadas por la demandada, hecho que
motivó una investigación interna que arrojó como resultado que estas irregularidades afectaban a
la sociedad y que tenían como socios a don Jaime Poblete Smith y a doña Laura Pamela Manríquez
Maira; que todas estas sociedades habían mantenido vínculo comercial con la demandada a través
del ex ejecutivo de la demandada Max Casal Oddó, quien las incorporó como proveedores de
servicios, visó y autorizó personalmente los pagos efectuados a ellas, consiguió que éstos se
efectuaran bajo la modalidad excepcional de "pronto pago o pago inmediato", y quien, requerido
sobre la existencia de algún contrato con tales empresas indicó queexistía el contrato que ahora
invocan las demandantes, el que fue extendido por el propio Casal con Administradora de Recursos
Humanos Marketing en Línea Limitada, en el contexto de la revisión del Servicio de Impuestos
Internos, sin que su texto haya sido revisado ni aprobado por el área comercial, ni por los abogados
de la empresa y sin que el señor Casal tuviere atribuciones o facultades para, asumiendo la
representación de la demandada, celebró contratos de esta naturaleza, pues no formaba parte de
la estructura de poderes de la empresa.

Añade que los términos del supuesto contrato son inusuales y alejados de las prácticas comerciales
y de la empresa e, incluso, diversos a los que regían las relaciones previas con los demandantes,
apareciendo como un traje a la medida y de último minuto.

Seguidamente, opone excepción de contrato no cumplido, alegando que las demandantes han
contravenido la más importante de las obligaciones que mandan un contrato, cual es la de obrar de
buena fe, conforme lo dispone el artículo 1546 del Código Civil, según se revela en el actuar
fraudulento descrito precedentemente.

Además, sostiene que las sociedades demandantes no han integrado en arcas fiscales todo o parte
del IVA recargado en las facturas oportunamente pagadas por la demandada configurándose un
grave incumplimiento del contrato de prestación de servicios, pues viola su confianza, perjudica su
interés fiscal y someten a la demandada a una grave contingencia tributaria, circunstancia que,

incluso, habilita ponerle término al contrato como lo dispone el artículo 2011 del Código Civil.

A continuación plantea la falta de requisitos legales para que exista responsabilidad civil, pues
asegura que no concurre el presupuesto para que se encuentre en la obligación de indemnizar los
perjuicios y desmiente que las actoras hayan experimentado un lucro cesante como el demandado,
pues no se ha descontado de las sumas demandadas el costo que le habría significado a las
demandantes el prestar los servicios contratados y porque niegan que el número de personas que
conforman el mínimogarantizado sean aquellas "puestas a disposición" de la demandada a marzo
del año 2005, sino aquellas "contratadas", es decir, con vínculo laboral vigente, poniendo en duda
que fueren las indicadas en el libelo.

Por otra parte, argumenta, que es presupuesto de la indemnización de perjuicios que el deudor se

encuentre en mora, lo cual, en la especie, hubo de ocurrir en los términos del artículo 1551
del Código Civil, desde la notificación de la presente demanda, razón por la cual solicita que, en todo
caso, se niegue lugar a todo perjuicio sufrido por la demandante con anterioridad el 5 de septiembre
de 2006.

Conjuntamente con contestar la demanda, la demandada interpuso demanda reconvencional,


solicitando la terminación del contrato e indemnización de perjuicios, en contra de las demandantes
principales;

CUARTO: Que, los jueces del mérito, para decidir acoger la excepción de contrato no cumplido y,
consecuentemente, rechazar la demanda en cuanto ha sido deducida por Administradora de
Recursos Humanos y Marketing en Línea Ltda,, han argumentado que, en cuanto al fraude civil
alegado, que éste no se ha probado en la especie.

Empero, indican, se ha confesado espontáneamente por las demandantes el hecho de haber sufrido
una investigación tributaria por no haber ingresado en arcas fiscales el cargo del impuesto IVA que
se hiciere de las facturas emitidas a la demandada, circunstancia que le significó a esta última sufrir
también una fiscalización del Servicio de Impuestos Internos que, según se encuentra probado en
autos, generó las condiciones que sirvieron de marco a la reducción por escrito del contrato de
marras. Razonan luego que las repercusiones de ese incumplimiento de orden tributario,
persistieron luego de otorgado el contrato y, todavía más, continuaban a la fecha de interponerse
la demanda.Continúan señalando que la confesión antedicha constituye plena prueba de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 1713 del Código Civil y los artículos 399 y 402 del Código
de Procedimiento Civil, resultando, además, concordante con el mérito del testimonio de doña
Mónica Zúñiga Sepúlveda, descrito bajo la letra d) del motivo vigésimo tercero.

Reflexionan que pesa sobre todo contratante el deber de actuar de buena fe que impone el artículo
1546 del Código Civil, en virtud del cual y, en el caso de marras, se extiende naturalmente al
comportamiento tributario de las partes, en cuanto no resulta posible estimar el incumplimiento de
la obligación de pagar el IVA recargado a las facturas pagadas por la demandada, como una conducta
que se marque dentro del estándar objetivo de lograr de un "buen padre de familia", ni que las
consecuencias de aquello, no fueren previsiblemente dañinas para la demandada como receptora
de los servicios facturados.

En virtud de lo anterior, añaden, el comportamiento de la demandante se yergue como una


infracción de la obligación de obrar de buena fe que, por la ley y la propia naturaleza del acto, se
entiende pertenecer al contrato de prestación de servicios del caso sub lite; cuestión que
innegablemente hubo de incidir en el desarrollo progresivo de las obligaciones recíprocas e
interdependientes a que el contrato diera lugar, es desincentivando, la contraria, de darle su
correlativo cumplimiento, habida cuenta de tratarse de un contrato bilateral, oneroso y de tracto
sucesivo.

Adicionalmente, sostienen que en los contratos "de tracto sucesivo", como el de la especie, aun
cuando se haya convenido un plazo para su duración, siempre queda a salvo el derecho de las partes
de ponerle término unilateralmente por causa del incumplimiento de la contraria, según lo
disponen, en lo que concierne el caso de marras, los artículos 2009 y 2011 del Código Civil.

Como consecuencia de lo anteriormente expresado, no habiendo cumplido la demandante con


unade las obligaciones que le imponía el contrato, no es posible estimar que la demandada, al
desistir de la ejecución del contrato, se encontraría en mora de cumplir sus obligaciones
correlativas; requisito que, como se obtiene de los artículos 1489 y 1557 del Código de Bello, resulta
indispensable para la prosperidad de la acción de resolución de un contrato bilateral, así como,
también, para la estimación de la acción de indemnización de perjuicios que le accede, por lo que
se deben rechazar las dos acciones deducidas.

Aún más, argumentan, es necesario recordar que, en conformidad al artículo 1489 del aludido
cuerpo legal, la resolución del contrato es una opción de la demanda alternativa que surge para el
acreedor diligente de un contrato bilateral frente al incumplimiento de lo pactado por su co-
contratante, y que se opone a exigir su cumplimiento forzado; cuestión que se ampara en la
interdependencia de las prestaciones recíprocas a las que se obligaron las partes.De esta manera,
sostienen, resulta contradictorio y ajeno a la buena fe que es debida, que las actoras pretendan, por
una parte, la ejecución forzada de las obligaciones emanadas del contrato, y por la otra, su extinción
por resolución, dado el carácter siempre alternativo de la facultad establecida en el artículo 1489
citado para el evento del incumplimiento de la contraria.

A mayor abundamiento, aseveran que reafirma el rechazo de la pretensión principal, el que resulte
impracticable, en los contratos de "tracto sucesivo", la producción de los efectos retroactivos que
son propios de la condición resolutoria cumplida, pues la parte demandada se encuentra
imposibilitada de restituir los servicios que ha recibido en razón del contrato, según lo dispuesto en
el artículo 1487 del Código del ramo.

Seguidamente razonan, en cuanto a la demanda reconvencional interpuesta por la demandada, que


encontrándose esta pretensión amparada virtualmente en un mismo suceso que conforma la
contienda principal, cabe tener por reiterados los fundamentos 17° a 24º de la sentencia de primera
instancia y todas aquellas valoraciones de la prueba rendida en autos que se realizara en los
considerandos precedentes.Agregan que, empero, se encuentra cabalmente acreditado en autos
que las demandadas reconvencionales no enteraron íntegra y oportunamente en arcas fiscales el
IVA recargado de las facturas extendidas a la demandada y pagadas por ésta, infringiendo su
obligación de recaudación y exponiendo a la demandante a cuestionamientos por el Servicio de
Impuestos Internos, así como también -agregan- está probado que tales irregularidades tributarias
persistieron luego de otorgado el contrato de 1° de marzo de 2005 y aún se hallaban irresueltas a la
fecha de entablarse la demanda, a lo menos respecto de la demandada, Administradora de Recursos
Humanos en Línea Limitada.

Sostienen luego que, según se ha expuesto sobre la demanda principal, el incumplimiento referido
ha tenido la aptitud de enervar la mora correlativa de D&S, pues ha justificado que ésta resistiera el
cumplimiento del contrato, con arreglo a lo dispuesto en los artículos 1552 y 2011 del Código Civil.
Sin embargo, ello no implica desconocer que D&S luego de proponerse reducir unilateralmente,
primero, y luego ponerle término al contrato de marras, y de haber cesado en el pago de las facturas
posteriores a diciembre de 2005, respecto de servicios que se prestaban o debían prestarse en razón
de un contrato vigente, ha faltado a las obligaciones recíprocas que le imponía el vínculo
contractual, de manera que no es posible estimar que haya cumplido o que se mostrara llana a
cumplir el contrato para los efectos del artículo 1552 del Código Civil.

Concluyen que dado lo razonado previamente, no puede llegarse más que a sostener que el contrato
sub lite es "de tracto sucesivo", de manera que la resolución imposibilitaba producir los efectos
retroactivos del artículo 1487 del Código sustantivo y adopta el nombre de terminación, surtiendo
efectos sólo en el futuro.

Finalmente señalan, que aun cuando lo expuesto precedentemente es bastante para desestimar la
demanda reconvencional de terminación del contrato y, con ella, la de indemnización de perjuicios,
es menester reconocer que luego de sus incumplimientos reiterados y recíprocos, ambas parteshan
desistido de la ejecución permanente del contrato que les liga, hallándose del todo fallido el negocio
contractual que está vigente entre ellas, de modo que resulta indispensable recurrir a un remedio
que permita disolver el vínculo que las une, con el fin de no prolongar el status quo de la inejecución
de las obligaciones nacidas de los contratos de marras;

QUINTO: Que, teniendo en consideración que no se ha denunciado la transgresión de normas


reguladoras de la prueba, resultan ser hechos de la causa, que adquieren el carácter de inamovibles
y, de acuerdo a los cuales corresponde resolver los errores de derecho que se han reclamado, los
siguientes:

a) Las demandantes han prestado servicios a la demandada, consistentes en poner a su disposición


el personal idóneo para atender actividades de apoyo de venta y reposición de mercaderías en
diversos locales de la cadena de supermercados que pertenece la demandada a lo largo del país;

b) Los servicios referidos se prestaron continuamente desde el año 2001, aun cuando su volumen
se disminuyó abruptamente hasta el límite de la interrupción, por iniciativa de la demandada;

c) Con anterioridad al día 1° de marzo de 2005 la prestación de los servicios descritos tenía por
antecedente un contrato consensual de prestación de servicios, que suponía una ejecución
permanente de tales servicios y de duración indefinida, sin una delimitación anticipada del volumen
de los mismos, de suerte que eran susceptibles de incremento o disminución por voluntad de las
partes;

d) Desde el año 2001 las partes se han vinculado en virtud sendos contratos consensuales de
prestación de servicios;

e) Las obligaciones que las demandantes estiman actualmente incumplidas no provienen de los
términos originales de las convenciones entre las partes, sino de las modificaciones que se les
habrían introducido por el acuerdo comercial de fecha 1° de marzo de 2005, o del nuevo vínculo
que se hubiere formado por éste, según se interpretara;

f) Don Max Casal Oddó, compareciente en el contrato de 1° de marzode 2005, no se encontraba


entre quienes podían representar a la demandada. Empero, por carta de 27 de enero de 2006, el
demandado, admitió que el aludido acuerdo le era oponible a su parte, ratificando lo obrado por el
Sr. Casal;

g) La demandada despidió por incumplimiento grave de sus obligaciones, a su trabajador don Max
Casal Oddó y dedujo querella criminal en contra de éste y de don Jaime Poblete Smith por estafa y
apropiación indebida, ante el 16° Juzgado del Crimen de Santiago;

h) No se probó que si aprovechándose de la iniciativa de la demandada, los otorgantes del contrato,


señores Casal y Poblete convinieron fraudulentamente la firma de un documento que revistiera
cláusulas distintas a las primitivamente acordadas con el objeto de procurar su beneficio personal a
costa del empobrecimiento de la demandada;

i) Durante el año 2005 las demandantes fueron requeridas por el servicio de impuestos internos por
figurar con declaraciones inconsistentes y deudas por concepto del impuesto, entre las cuales, se
encontraba aquel recargado a las facturas pagadas por la demandada;

j) La génesis del instrumento de fecha 1° de marzo de 2005, se encuentra en una investigación


llevada a cabo el mismo año por el Servicio de Impuestos Internos a las empresas demandantes y la
sociedad demandada, por el no pago del IVA recargado por las primeras a las facturas emitidas a la
segunda; y concurrió, para su otorgamiento, la propia iniciativa de la demandada, a fin de justificar
ante el organismo público la efectiva prestación de los servicios facturados y pagados por ésta y;

k) Administradora de Recursos Humanos y Marketing Adepex Ltda. y Administradora de Recursos


Humanos y Marketing en Línea Ltda. no enteraron íntegra y oportunamente en arcas fiscales el IVA
recargado a las facturas extendidas a la demandada y pagadas por ésta;

SEXTO:Que en relación al marco jurídico que define el pleito sometido al conocimiento del tribunal
debe indicarse que la condición resolutoria tácita, contemplada en el artículo 1489 del Código Civil,
aparece como una forma de proteger al acreedor diligente y una sanción al deudor que ha faltado
a su compromiso. Para que opere la condición aludida es necesario: a) que se trate de un contrato
bilateral; b) que haya incumplimiento imputable de una obligación; c) que quien la pide haya
cumplido o esté llano a cumplir su propia obligación y d) que sea declarada por sentencia judicial.

En cuanto al primer presupuesto exigible, debe consignarse que la condición en análisis sólo tiene
lugar en los contratos con prestaciones recíprocas, según lo prevé expresamente la disposición
citada, encontrándose dentro de ellos, y entre otros, el de compraventa.

Luego, en cuanto al incumplimiento de la obligación, aquél puede ser total o parcial y se verifica ya
sea porque no se ha cumplido íntegramente una obligación o porque siendo ellas varias, se han
cumplido algunas y otras no. Empero, debe tratarse de incumplimiento de obligaciones que no
revistan caracteres accesorios o secundarios, por cuanto no puede resolverse un contrato cuando
se han cumplido las principales obligaciones allí contenidas, desde que ello no corresponde a la
esencia de la institución derivada de la infracción de obligaciones recíprocas que constituyen la
bilateralidad del contrato.

En referencia a la imputabilidad del incumplimiento, debe ser voluntario e imputable, es decir, con
dolo o culpa del deudor, no siendo procedente la resolución si ha mediado caso fortuito o fuerza
mayor por cuanto, en tal caso, se habrá extinguido la obligación por otro modo de poner término a
la misma como es la imposibilidad en el cumplimiento.

Seguidamente, se exige que el acreedor haya cumplido su propia obligación o esté llano a cumplirla
y, pese a que tal presupuesto no se encuentra expresamente dispuesto en el precepto aludido, se
desprende de las disposiciones que rigen el incumplimiento.De acuerdo al artículo 1552 del Código
Civil en los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo pactado
mientras el otro no cumple o se allana cumplir sus obligaciones en la forma y tiempos debidos. Así,
si el acreedor incumplidor demanda la resolución, el deudor le opondrá la excepción mencionada,
la cual, en todo caso, tiene un efecto meramente paralizador de la demanda contraria, pero no
fuerza a esa parte sino indirectamente a cumplir.

Finalmente, la condición resolutoria tácita no opera de pleno derecho a diferencia de lo que sucede
con la ordinaria, de manera que requiere de una sentencia emanada de los tribunales de justicia
que así lo disponga. Por ende, la acción resolutoria es la que emana precisamente de la situación
anterior;

SÉPTIMO: Que, sentados los presupuestos fácticos y el encuadre legal que regula la situación en
análisis, corresponde poner de relieve que, según se adelantó, enfrentada la demandada a la acción
de cumplimiento de contrato con indemnización de perjuicios, opuso la excepción a que se refiere
el artículo 1552 del Código Civil, o sea de ausencia de cumplimiento, fundado en que las actoras han
contravenido la obligación que se deriva del contrato de prestación de servicios consistente en
integrar en arcas fiscales todo o parte del IVA recargado en las facturas pagadas por la demandada,
adicionando que, conjuntamente, han incumplido la más importante de las obligaciones que manda
un contrato, cual es, la de obrar de buena fe, conforme al artículo 1546 del Código Civil, circunstancia
que estima se demuestra con la conducta fraudulenta de las demandantes que se ha mencionado;

OCTAVO: Que en vinculación con la obligación tributaria cuya inobservancia ha servido de sustento
a la excepción aludida, efectivamente y como sostienen las demandantes, no se le puede atribuir a
aquella el carácter de esencial ni de la naturaleza, pudiendo aparecer, en todo caso, con ribetes
secundarios o accesorios a las anteriores en el evento que las partes lo hubieren acordado en el
contrato.Por lo anterior, aun cuando se hubiese verificado su incumplimiento, no sería bastante tal
circunstancia para aceptar la excepción de contrato no cumplido impetrada, "porque puede dejarse
sin efecto un contrato por minucias y en seguida porque no corresponde a la esencia de la
institución, derivada de la infracción de obligaciones recíprocas que constituyen la bilateralidad del
contrato: el precio y la cosa en la venta, la renta y el goce en el arrendamiento, etc." (René Abeliuk.
Las Obligaciones. Tomo I. Cuarta Edición. Pág 471);

NOVENO: Que, seguidamente y por cuanto la buena fe ha sido esgrimida de basamento para
determinar que la demandante ha incurrido en incumplimiento de sus obligaciones contractuales,
corresponde desarrollar algunas consideraciones, al respecto a fin de desentrañar si se han
verificado las transgresiones que se denuncian.

Así, debe anotarse que los principios generales del derecho, entre ellos el de la buena fe tienen un
carácter formativo del cuerpo legal que los contempla, como del ordenamiento jurídico, puesto que
las determinaciones generales y particulares no es lógico que los contradigan, todo lo contrario, les
darán aplicación, no será extraño que la estructura, las instituciones y el articulado concreto se
estructure considerándolo.Es por lo anterior que el intérprete debe tenerlos presente para dar
sentido a sus disposiciones, "por la necesaria congruencia entre ellos como criterios generales y las
normas concretas"; de ser necesario integrarán la ley, y no se debe olvidar que ellos sólo tienen un
carácter enunciativo, pues nada descarta que concurran otros principios que contribuyan a otorgar
un aspecto valorativo a las reglas legales, a las que imprimen un aspecto ético, moralizador y de
solidaridad social (Ver, Eduardo Jara Castro, Derecho Procesal de Familia; y Cristian Boetsch Gillet,
La buena fe contractual, ambos de la Editorial Jurídica de Chile).

Siguiendo esta línea, tanto la doctrina como la jurisprudencia de esta Corte Suprema ha considerado
a la buena fe, en su aspecto objetivo, como la conducta que puede esperarse de un hombre
correcto, puesto que es un estándar de conducta, que al darle contenido es empleado como
sinónimo de probidad, lealtad, confianza, seguridad, honorabilidad, de no contradicción del
comportamiento observado y "fait play" o juego limpio, considerando, en su caso, la función
económica que tienen los negocios jurídicos, que impone la cooperación, colaboración,
asesoramiento e información entre las partes, comportándose de manera activa, pues le asiste la
obligación de salvaguardar el interés de la otra parte.

El profesor uruguayo Jorge Gamarra, al desarrollar la buena fe contractual, específicamente la


prohibición de contradecirse en perjuicio de la confianza ajena, ilustra previamente con un ejemplo,
para luego conceptualizar su contenido: "dada una relación entre dos sujetos, uno de los cuales (A)
adopta una determinada conducta respecto de otro (B), generando en éste la confianza de que no
será modificada en el futuro (perdurabilidad de la conducta A); posteriormente A defrauda la
confianza de B con un nuevo comportamiento que contradice el precedente.La segunda actitud de
A, incoherente con la originaria, viola el principio de buena fe, porque lesiona la legítima confianza
creada por la primera" (Jorge Gamarra, Buena Fe Contractual, Fundación de Cultura Universitaria,
noviembre de 2011, página 53), aquí existe, en una secuencia temporal, una conducta inicial que es
contradicha por una posterior. "La confianza.- En el Lessico de Bianca, Patti y Patti, se dice que,
según el principio de la confianza, quien omite una declaración negocial, o actúa un comportamiento
que tenga un significado negocial, suscita en el destinatario la confianza de que el acto es serio y
conforme a su significado objetivo. Aquí el significado objetivo consistirá en infundir a la otra parte
la creencia de que no va a ser cambiado en el futuro por otro en sentido opuesto. El autor de los
comportamiento contradictorios ocultará en su fuero interno su voluntad desleal, que recién dará
a conocer cuando actúe contradictoriamente, mientras que en la primera fase expresa
objetivamente otra voluntad distinta; la voluntad subjetiva es irrelevante por tratarse de una
reserva mental, emparentada con la reticencia dolosa" (Gamarra, obra citada, página 58). "Del
deber de prudencia y diligencia se destaca, pues, el deber de protección, que consiste en
preocuparse una parte contratante de la otra, no abusando de una situación, de laguna debilidad o
ignorancia del compañero contractual; en fin, uno de los contratantes debe pensar en el otro, quien
lo ayudará a alcanzar el objetivo y, por eso, debe respetar sus derechos e intereses legítimos,
actuando de manera tal que no cause daños a la persona y al patrimonio del otro contratante"
(Marcos De Almeida Villaca Acevedo, Buena Fe en el Derecho, Tomo II, página 150, Editorial La Ley,
Argentina, 2004).
En definitiva, la iluminación del iter contractual por el principio de la buena fe impone hoy al juez,
al igual que en Roma, investigar "todo lo que el demandado debía dar y hacer a favor del
demandante ‘según la buena fe’, no según los términos del contrato, pese a que el contrato
precedentemente había sido invocado en la demostratio de la misma fórmula (Alejandro Guzmán
Brito, La Buena Fe en el Código Civil Chileno, Tratado de la Buena Fe en el Derecho, Tomo II, página
81, Editorial La Ley, Argentina, 2004);

DÉCIMO: Que, no obstante lo expresado, también debe consignarse que la extensión de la buena fe
contenida en el Código Civil chileno difiere de aquella a que se sujeta el Código Civil francés, lo que
lleva a concluir que en el caso en estudio no puede ser utilizada para justificar la excepción de
contrato no cumplido, en la forma que ha quedado plasmada en el fallo censurado.

En efecto, y en primer término, en materia de la denominada buena fe objetiva, nuestro Código


contiene un precepto de valor general en su artículo 1546. Dice esta norma: "Los contratos deben
ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas
las cosas que emanan precisamente la naturaleza de la obligación, por la ley o la costumbre
pertenecen a ella". Esta disposición, en palabras del profesor Alejandro Guzmán Brito, unificó los
artículos 1134 inciso tercero y 1135 del Código Civil francés, sirviendo estos preceptos solamente
de inspiración al codificador chileno, el cual les cambió su estructura ("La buena fe en el Código Civil
de Chile", en Estudios Dogmáticos de Derecho Civil, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2005, p.
85), pues en ellas se separa la ejecución de buena fe de las convenciones, por un lado (artículo 1134
inciso 3°), y el círculo de obligaciones que ellas imponen más allá de lo expresado por sus partes,
por otro (artículo 1135). Esto último no aparece como una consecuencia de la buena fe.

El Código chileno, en cambio, considera que el círculo de obligaciones que asigna un contrato más
allá de lo manifestado en él, es una consecuencia de la buena fe con que deben ejecutarse.La
segunda diferencia radica en que el Código galo supone que la equidad, el uso o la ley atribuyen a
cada obligación, según su naturaleza, ciertas "cosas", que el artículo 1135 hace también obligatorias
para las partes de una convención. En cambio, el Código chileno supone que hay "cosas" que
emanan de la naturaleza de la obligación, y que hay "cosas" que según la ley o la costumbre
pertenecen a la obligación, ambas que el artículo 1546 hace vinculantes merced a la buena fe.

En el Código francés, por ende, la "naturaleza de la obligación" cumple un papel secundario, "de
referencia y medida para la equidad, que el uso o la ley dan a cada obligación. En el Código chileno,
la "naturaleza de la obligación" es directamente una fuente de "cosas" que pertenecen a la
obligación, en el mismo nivel que la ley y la costumbre, que también son fuente de "cosas" que
pertenecen a ella." (Guzmán Brito, Alejandro, op cit. Pág 86)

Tanto la disposición chilena como la francesa concuerdan en que las partes de una convención o un
contrato no sólo se vinculan y obligan a lo que en ellos se expresa, sino también a algo más, aunque
aquello no se declare. En el Código Civil francés "la equidad, el uso o la ley atribuyen a cada
obligación, según su naturaleza, ciertas cosas, que el artículo 1135 hace también obligatorias para
las partes de una convención. En cambio, el código chileno supone que hay cosas que emanan de la
naturaleza de la obligación (independientemente de la equidad, el uso o la ley), y que hay cosas que
según la ley o la costumbre pertenecen a la obligación, cosas ambas que el artículo 1546 hace
vinculantes merced a la buena fe" (Guzmán Brito, Alejandro, op cit. Pág 86);

UNDÉCIMO:Que, de lo razonado resulta, como corolario, que la obligación tributaria en la que se ha


pretendido fundar la "exceptio non adimpleti contractus", no puede estimarse incorporada en el
contrato en virtud de lo dispuesto en el artículo 1546 del Código Civil, dado que esta norma no
faculta al jurisdiscente para interpretar la buena fe en un sentido amplio, sino que, por el contrario,
la circunscribe, según se adelantó, a aquello que derive de la naturaleza la obligación, de la ley o de
la costumbre, dentro de ninguno de los cuales puede entenderse incluida la antedicha obligación
tributaria. En este sentido podrá dicho incumplimiento, ser fundamento suficiente para la "exceptio
non rite adimpleti contractus" que importa un incumplimiento de obligaciones no esenciales de la
convención.

DUODÉCIMO: Que no obstante la constatación que se hace más arriba importa concluir que se han
vulnerado las normas denunciadas por la recurrente, tal conculcación no es suficiente para acoger
la nulidad deducida en el caso de marras, por carecer ésta de influencia sustancial en lo dispositivo
del fallo, requisito de procedencia del recurso formulado.

En efecto, la actora ha olvidado en el caso sub judice, alzarse en contra de aquel capítulo de la
decisión por la cual los sentenciadores, acogiendo la demanda reconvencional, dispusieron la
terminación de los contratos de prestación de servicios celebrados entre las partes, de manera que
ha de entenderse que la demandante se conformó con esa determinación. Resultando incompatible
tal postura con aquella contenida en el libelo pretensor y, asimismo, con la tesitura del recurso por
la cual persigue se declare la resolución de las convenciones aludidas; desde que un contrato no
puede concluir al mismo tiempo por resolución y por terminación, de manera que, declarada una
de estas vías de manera pretérita y con efectos de cosa juzgada, por no haber sido impugnada,
excluye necesariamente la otra.

A idéntico resultado se arriba en relación con la indemnización solicitada, si se hace constar que la
actora tampoco atacó tal decisión.De suerte que, pese a lo que se ha razonado en el primer párrafo
de este fundamento, la determinación que se adoptó por los jueces del mérito en relación con los
perjuicios, no puede ser revisada y mucho menos revertida por esta Corte si se tiene en
consideración que no se han denunciado errores de derecho respecto de la determinación referida
a la demanda reconvencional;

DÉCIMO TERCERO: Que, en virtud de los razonamientos precedentes, el recurso de nulidad de fondo
no puede prosperar y debe necesariamente ser desestimado.

De conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 764 , 676 y 768 del Código de
Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo deducido en lo principal de fojas
677 por el abogado don Alfredo Maira Lillo, en representación de la demandante, en contra de la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Temuco, de fecha treinta de marzo de dos mil diez, que se
lee a fojas 146.
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Sergio Muñoz G.

Rol N° 1180-11.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Alfredo Pfeiffer R.

No firman los Ministros Sres. Muñoz y Araya, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y
acuerdo del fallo, por estar ambos con permiso.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a veintisiete de enero de dos mil doce, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

Anda mungkin juga menyukai