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Periodo 1985-1990.

El costo de buscar múltiples objetivos contradictorios


e insostenibilidad fiscal

A inicios de 1985, la actividad económica había empezado a reactivarse, las


tasas de crecimiento del producto pasaron de -9,3% en 1983 a tasas de
cercanas al 3% en 1985.

La presión tributaria mostraba una recuperación incrementándose en casi 2


puntos porcentuales, con lo cual pasó de 12,9% del PBI en 1984 a 15% en 1985.
Este incremento fue producto de los mayores ingresos por impuestos a los
combustibles y a las importaciones, como consecuencia de la elevación de sus
respectivas tasas. Adicionalmente, una política de mayor control en l gasto y la
menor disponibilidad de recursos de financiamiento externo asociado a la no
atención del servicio de deuda externa desde mediados de 1984 generó una
contracción en los niveles de inversión pública.

Como consecuencia de la recuperación en los ingresos y del mayor control sobre


los gastos, el resultado económico también mostró mejoras con respecto del año
anterior. De este modo, SPNF pasó de registrar un déficit fiscal de 7,6% del PBI
en 1984 a 2,9% del PBI en 1985. Este resultado representó el nivel más bajo en
los últimos 12 años, excluyendo el resultado de 1979, año en el cual el resultado
fiscal estuvo determinado por el entorno internacional, que mostró una evolución
favorable de los precios de los metales.

Sin embargo, los altos niveles de inflación y deuda permanecían vigentes, En


este sentido, finales de 1985, la inflación fue cercana a 158% y el tamaño de la
deuda externa superaba el 60% del PBI, imponiendo una severa restricción
presupuestal sobre la economía.
En este contexto, se inició el período de gobierno de García, el cual puede ser
dividido en dos etapas que se caracterizaron por una política fiscal con objetivos
contradictorios y medidas que afectaron la sostenibilidad del equilibrio fiscal.

a) Primera etapa: medidas para reactivar la economía

En una primera etapa, entre 1985 y 1987, los objetivos de la política fiscal
eran en cierta medida contradictorios y estaban vinculados a: reducir la
inflación, aumentar el ritmo de crecimiento económico, incrementar el poder
adquisitivo de los trabajadores del sector público y mejorar la distribución del
ingreso. Para esto se llevaron a cabo diversas medidas que buscaron
expandir la demanda interna.

Las primeras medidas tributarias implementadas por García estuvieron


orientadas a reactivar la economía. Con este objetivo se realizaron rebajas a
la tasa del Impuesto General a las Ventas (IGV), la cual paso de 11% a 6%.
A pesar de la disminución prevista sobre la recaudación, esta se redijo en
menos del 50% pues la reactivación económica permitió expandir la base
imponible.

Adicionalmente se redujo la tasa del ISC a los combustibles para uso


industrial y se emitieron dispositivos referidos al Impuesto a la Renta y a
incentivos tributarios para la inversión. Además, se intentó mantener
invariables las tarifas públicas y se redujo el precio de algunos bienes y
servicios comercializados por las empresas del Estado.

A partir de estas medidas el total de ingreso del Gobierno Central alcanzó el


equivalente al 15,3% del PBI en 1985 a 13,8% del PBI en 1986. La estructura
tributaria evidenció una participación decreciente de los impuestos indirectos
a la producción, el consumo y las importaciones, producto de las rebajas de
tasas, aranceles y sobretasas a la importación. Además, la recaudación por
impuestos a las exportaciones disminuyó como consecuencia de la reducción
con el impuesto adicional de 10% a 5% a los productos exportados.
Por otro lado, el gasto corriente se incrementó en 2,1 puntos porcentuales
con respecto de 1985, como consecuencia de aumentos en las
remuneraciones de los empleados del sector público (12% con respecto del
año anterior), con el fin de facilitar la recuperación del poder adquisitivo de
los trabajadores.

El gobierno procedió a fijar los precios de los bienes y servicios administrados


por las empresas públicas, que en algunos casos implicaba subsidios por
parte del Gobierno Central. No obstante, este incremento en el gasto
corriente no financiero fue parcialmente contrarrestado por la menor inversión
pública de las empresas del Estado, que redujeron sus gastos de capital en
más de 30% producto del mayor grado de control del gasto y los problemas
de liquidez de las empresas.

A partir de estas medidas, el nivel total de gastos decreció en 2 puntos


porcentuales determinado también por el menor nivel de servicio de deuda
externa.

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