En una primera etapa, entre 1985 y 1987, los objetivos de la política fiscal
eran en cierta medida contradictorios y estaban vinculados a: reducir la
inflación, aumentar el ritmo de crecimiento económico, incrementar el poder
adquisitivo de los trabajadores del sector público y mejorar la distribución del
ingreso. Para esto se llevaron a cabo diversas medidas que buscaron
expandir la demanda interna.