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La Movida como debate

Jorge Marí (Ph.D., Cornell) RES DÉCADAS DESPUÉS DE LO QUE SE SUPONE


is associate professor of Con-
temporary Spanish Cultural
Studies and Film in North
Carolina State University.
He has held visiting positions
T fueron sus inicios, no se ha alcanzado un acuerdo ni un
entendimiento preciso sobre qué cosa fue la Movida,
cuáles fueron sus rasgos definitorios, sus límites, sus contri-
buciones, su legado. Malcolm Compitello se ha referido a ella
at the Université de Lyon como “that slippery and poorly understood phenomenon”
(France) and Duke, and has (Compitello 154); José Tono Martínez la ha definido como
lectured widely throughout “un malentendido” (99); para Pedro Almodóvar, “[h]ablar de
the U.S., Canada, France, la Movida es dar entidad a algo que tiene mil cabezas y mil
and Spain. He is the au- formas. No es un movimiento, y además, no hay interés en que
thor of the book Lecturas lo sea. . . . No éramos ni una generación, ni un movimiento
espectaculares: el cine en la
artístico, ni un grupo con una ideología concreta” (cit. en
novela española desde 1970
(Madrid: Libertarias, 2003) Urrero 41). Tono coincide con Almodóvar en que no hubo
and co-editor of the volume un movimiento como tal, es decir, que no hubo una tenden-
of essays Ventanas sobre el cia organizada (Compitello 163). A través de estas opiniones
Atlántico: España y Estados parece perfilarse la visión de una “Movida sin movimiento,”
Unidos durante el postfran- es decir, un fenómeno amorfo, descoyuntado, sin dirección ni
quismo (forthcoming). He is ideología política. Javier Escudero la ha descrito como un “re-
currently working on another chazo de todo compromiso político y trascendental,” expresión
book about the interactions
puramente hedonística de “una juventud desencantada ante
between eroticism and politi-
cal ideology in late Franco- los problemas políticos y sociales, con escaso futuro laboral,
ism and the Transition. y por lo general de espaldas a toda inquietud intelectual y
espiritual” (Escudero 147-49). Muchos de los que a posteriori
han sido considerados sus iniciadores y protagonistas coinci-
den en negarle a la Movida una ideología política: “No hay
. . . una ideología política, más bien al contrario,” proclama
Almodóvar (cit. en Urrero 41), pero en ese curioso “más bien
al contrario”—¿qué es lo contrario de “no hay una ideología
política”?—quizá esté la clave de la condición inherentemente

Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies Volume 13, 2009


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paradójica de un fenómeno que algunos urbano revolucionario político y estético”


han querido presentar como apolítico, (310) y en otra parte, como un “movimiento
parapolítico o antipolítico, pero que nace colectivo y democrático” (312). Frente a la
en el momento más hiperpolitizado de la provocadora declaración de Francisco Um-
historia reciente de España, en la misma bral de que “la posmodernidad es apolítica
capital del estado, en medio de constantes o es de derechas sin saberlo” (Umbral, Guía
manifestaciones, huelgas, auge del terro- 11), Larson argumenta que la adopción
rismo etarra, legalización de los partidos generalizada de la “bandera” posmoderna
políticos, elecciones generales, referendum por parte de artistas e intelectuales de la
constitucional, estatutos y elecciones auto- Movida fue una postura política que les
nómicas, intentos golpistas, reivindicaciones permitió equipararse u homologarse con el
sociales de todas clases; un fenómeno de resto de la Europa occidental: la tabula rasa
masas, con enorme impacto mediático, que supuestamente suponía la adopción de
que impregna la música, las artes visuales, una perspectiva posmoderna sirvió, según
el cine, la literatura, la moda, que difunde Larson, para ignorar los desajustes econó-
hábitos y estilos de vida, que construye una micos, políticos y sociales derivados de las
geografía, marca una experiencia urbana peculiaridades de la historia española res-
y se imbrica en una compleja red de co- pecto a las de sus vecinos europeos (Larson
nexiones con las instituciones municipales, 315). Pero incluso en su defensa del carácter
autonómicas y estatales y con los partidos democrático y revolucionario de la Movida,
políticos. Por cierto que los mismos críticos, Larson apunta a las contradicciones internas
testigos y protagonistas de la Movida que de la misma: los conflictos entre su impulso
rechazan cualquier dimensión política o caótico, anárquico y “pasota,” por una par-
incluso ideológica de ésta no pueden hacerlo te, y su reconocimiento de la importancia
sino a través de un lenguaje marcadamente del mercado, por otra; entre su afán de
politizado e ideologizado: Tono la describe libertad sin concesiones y su tendencia a la
como “una cruzada contra el aburrimiento” comercialización y al compromiso político e
(110); Lolo Rico afirma que “no tenía ideo- ideológico. Dichas tensiones llevan a Larson
logía pero sí tenía estética y libertad,” como a describir la Movida como “una alternativa
si una cosa fuera posible sin las otras (cit. momentáneamente liberadora cargada de
en Tono Martínez 105). El propio Tono, a contradicciones y limitaciones” (323). Por
pesar de sus declaraciones anteriores, admite su parte, Gema Pérez-Sánchez ha defendido
la dimensión política de la Movida cuando con elocuencia la dimensión política de la
se refiere a ella como una continuación de Movida por lo que ésta tuvo de desafío a la
la tradición libertaria española, defensora autoridad y reivindicación de espacios de
de la acción directa, el espontaneísmo libertad, sobre todo libertad sexual. Pérez-
y el improvisacionalismo como tácticas Sánchez ha destacado además la importancia
preferenciales (108). Y aunque son mi- de la Movida en la construcción de una
noría tanto quienes ven la Movida como identidad micronacionalista madrileña,
un movimiento propiamente dicho como proceso eminentemente ideológico y, por
quienes proclaman directa y abiertamente ende, político insertado en el desarrollo del
su condición política, no falta quien hace estado de las autonomías que caracteriza a
ambas cosas, como Susan Larson cuando los últimos años 70 y primeros 80 del siglo
define la Movida como un “movimiento pasado (Pérez-Sánchez 143-86).
Jorge Marí 129

Sirva el párrafo precedente como una y ansiedades que se articulan en torno a la


pequeña muestra de las paradojas, tensiones Movida son, en definitiva, los mismos sobre
y contradicciones que enfrentan a cualquiera los que se construye la Transición, y por lo
que trate de abordar un estudio crítico de tanto, su estudio puede aportar revelaciones
la Movida. Ante tal panorama, la búsqueda significativas sobre los entresijos culturales
de una definición de la Movida, el intento de la España transicional. Resulta curioso
de categorizar sus componentes, establecer comprobar, por ejemplo, que muchos de los
sus límites y evaluar sus aportaciones, llega adjetivos y frases usados por críticos y pro-
a antojarse como un ejercicio tedioso y tal tagonistas para describir la Movida podrían
vez destinado al fracaso. Cabe preguntarse aplicarse verbatum a la Transición en su con-
entonces si no sería deseable buscar otras junto: “un malentendido” (Tono Martínez
formas de aproximación al estudio de ¿page?); “that slippery and poorly understo-
este fenómeno, otros ángulos desde los od phenomenon” (Compitello 154); “una
que afrontarlo. Con esa idea en mente, alternativa momentáneamente liberadora
el presente ensayo propone considerar la cargada de contradicciones y limitaciones”
Movida como uno de aquellos espacios de (Larson 323); una “belle epoque (sic) cuyo
debate cultural en torno a los que posiciones halo nebuloso todavía nos persigue con un
ideológicas, intereses, deseos y ansiedades aura secreta de lo que quedó en la antesala
colectivas confluyen, se articulan y nego- del cumplimiento” (Tono Martínez 100).
cian. Dicha perspectiva abre la posibilidad Como se ha reconocido en múltiples
de explorar cómo en la España de finales ocasiones, el término “movida,” que ya
de los 70 y principios de los 80, el término se utilizaba previamente con significados
“Movida” se construye como un significante diversos, sólo se adopta para designar este
flexible, nunca definido con precisión pero fenómeno cultural a posteriori, como parte
adoptado por sectores críticos, artísticos, del intento de construir una cierta unidad
intelectuales y políticos diversos por su conceptual y crítica en torno a algo que
utilidad—es decir, su productividad— hasta entonces ni la había tenido ni, a decir
como referente para sus propios discursos. de los que también a posteriori pasaron
Así, frente a la (tal vez) estéril pregunta a ser considerados como sus iniciadores,
“qué fue la Movida,” se puede plantear el había deseado tenerla.1 La adopción de un
estudio de qué discursos se han generado término unificador para un fenómeno tan
en torno a dicho término y qué formas de vago, contradictorio y heterogéneo conlleva,
interacción se han establecido entre ellos; además de una hipersimplificación, una
cómo el término “movida”—en sí mismo apropiación, en la medida en que establece
una forma de apropiación—ha sido a su vez una etiqueta, un “sello de origen” automá-
apropiado, adoptado y “marcado” semiótica ticamente reconocible, que además connota
e ideológicamente por una diversidad de una forma de ver el fenómeno y lleva im-
discursos culturales desde los años 80 hasta plícita una valoración del mismo. Es decir,
hoy mismo. Desde esa perspectiva de análi- se trata, desde el principio, de un término
sis, los discursos laudatorios y celebratorios marcado—algo que nos conviene no olvidar
sobre la Movida pueden ser tan reveladores a todos aquellos que al seguir usándolo,
como los discursos críticos o de abyección. como estamos haciendo los colaboradores
Además, la aproximación propuesta parece en este volumen, lo seguimos autorizando,
útil porque las posiciones, intereses, deseos autentificando y perpetuando.
130 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

Si la adopción generalizada del tér- Ugarte, “controlar la opinión pública y la


mino “Movida” en algún punto de los cultura de sus habitantes y visitantes, sino
primeros años 80 es en sí misma una forma todo lo contrario: cuanto más desenfrenados
de apropiación, ese término se ha visto a su sus comportamientos y lenguajes, mejor”
vez apropiado e instrumentalizado a partir (359). Aun sin llegar a desmontar dichos
de ese momento por discursos culturales mitos, Ugarte no oculta su escepticismo,
diversos y puesto al servicio de intereses por ejemplo cuando matiza que ese clima
personales e institucionales cuya clave suele de tolerancia acaso fuera sólo imaginario
estar más en el presente en el que surjen (361). En todo caso, es en ese entorno
dichos discursos que en el pasado que la social y cultural en que la Movida surge, se
Movida representa. Desde esa perspectiva, desarrolla e interactúa con la administración
un objeto prioritario de análisis debe ser municipal de Tierno. Ugarte describe dicho
el de los discursos creados en torno a las proceso como un ascenso del “subsuelo
interacciones de la Movida con la esfera (underground)” al “entresuelo,” y de ahí a la
política, sus relaciones con el poder—ya “aceptación y hasta la admiración del poder”
sean relaciones de oposición, colaboración (361). Ugarte reconoce el origen popular de
o instrumentalización—y más específica- la Movida y su auge como fenómeno cul-
mente, con el gobierno del PSOE, con las tural independiente, pero considera que su
instituciones del estado y de forma aún más propio crecimiento y la magnitud que llega
particular, con la administración municipal a adquirir acaban llevándola a una cierta
de Madrid y con la figura de Tierno Galván. “legitimación” y, por lo tanto, a una cierta
Para Rafael Escalada, Tierno fue el identificación con el poder (361).
“promotor indiscutible” de la Movida (7), Frente a expresiones laudatorias como
y junto con Alaska y la sala Rock-Ola, ele- las de Escalada y Chamorro y otras más
mento integral del “trío fundamental” de matizadas como las de Ugarte, están quienes
ésta (Escalada 11); en un artículo en Cambio consideran a Tierno directamente como un
16 de 1985, Eduardo Chamorro afirmaba oportunista, apropiador y manipulador de
que la Movida “no hubiera sido de no ser la Movida. Así, Javier Timmermans le acusa
por [Tierno]” (120). Para Michael Ugarte, de “apropiacionista” y de “cínico” por querer
a partir de su ascensión (o marginación,
autoatribuirse la invención de algo que ya
según se mire) a la alcaldía de Madrid,
existía (cit. en Compitello 156) y Tono Mar-
Tierno pasó a ser percibido no sólo como
tínez coincide en que el estado quiso abarcar
figura prominente de los nuevos tiempos,
y controlar todos los espacios de la cultura y
sino como la encarnación misma del nuevo
“ponerse los galones” de lo que se consiguió
espíritu de libertad que venía asociado a la
(cit. en Compitello 156-57). En otra parte,
Movida (358-59). A través de la figura de
Tono habla de las “nuevas nomenclaturas de
Tierno, Ugarte traza la creación de un mito,
poder” democrático,
o mejor dicho, de dos: el mito de un nuevo
espacio urbano madrileño imbuido de esos siempre dispuestas a la sonrisa pater-
aires de libertad, y el mito del propio Tier- nal y benévola y a la manipulación
no—es decir, el propio Tierno como figura de aquellos productos que ellos
mítica—. Al Madrid “oficial” encarnado consideraran dignos de colocar en
por el alcalde Tierno “ya no le importaba,” un soporte publicitario o en alguna
según esa percepción colectiva que describe convención cultural, paladines de
Jorge Marí 131

salón de un radicalismo cuyo proceso reduccionismo e inexactitud de asumir,


motriz les resultaba ajeno cuando no como han hecho tantos autores, que por
peligroso. (Tono Martínez 112) definición todos los que participaron en la
Movida fueron militantes o siquiera sim-
Javier Escudero afirma que “a partir de patizantes del PSOE, y en segundo lugar,
1983, la Movida será patrocinada y oficiali- que el apoyo oficial a la Movida (en forma
zada, con fines claramente electorales . . . por de subvenciones, por ejemplo) comportara
Tierno Galván” (149); y un juicio similar, necesariamente un control o limitación
aunque más ponderado, es el de Héctor de la libertad de expresión de los artistas,
Fouce cuando afirma que escritores e intelectuales asociados a ésta. A
través de su estudio de la revista Madriz—
la necesidad de los nuevos dirigentes
de conectar con una juventud cada financiada por la Concejalía de Juventud del
vez más ajena a la participación y de Ayuntamiento de Madrid—Pérez-Sánchez
ofrecer una nueva imagen del país pone de manifiesto la complejidad y los
que confirmase el éxito del cambio matices de la relación entre cultura subver-
político llevaron a instrumentalizar siva y poder político, entre discurso oficial y
la Movida a su favor, apropiándosela transgresión. Su análisis demuestra que fue
como una consecuencia lógica del precisamente el apoyo oficial lo que permi-
éxito del proceso de transición. (9) tió a la revista mantener su independencia,
su radicalidad y su carácter subversivo, sobre
Un planteamiento semejante es el de Pedro todo en relación con cuestiones de género:
Pérez del Solar, quien establece que la es-
pontaneidad de la Movida Governmental subvention does not
equal complete co-optation and
was destroyed when it was incorpo- taming of subcultures. On the con-
rated into the advertising mechanism trary, leaving subcultural products to
of the PSOE. . . . The ‘new wave’ fend for themselves in a free market
undid itself to become a mass media economy inevitably leads to the
spectacle for internal and external erasure of women’s and minorities’
consumption: la Movida. (cit. en concerns. . . . Official subsidies open
Pérez-Sánchez 145) up a mainstream space for women
and queers to tell their stories in ways
Posturas como las de Pérez del Solar en- that can be much more influential.
cuentran réplica en el minucioso estudio de (161, 193)
Gema Pérez-Sánchez, Queer Transitions in
Contemporary Spanish Culture. En el capítu- Si no hay acuerdo entre los críticos e histo-
lo 5 de dicho libro, Pérez-Sánchez despliega riadores culturales a la hora de evaluar las
lo que podría considerarse una “tercera vía” relaciones de la Movida con el poder polí-
de análisis y evaluación de las relaciones tico ni a la hora de valorar el rol del alcalde
entre la Movida y el poder político represen- Tierno, a efectos del presente ensayo resulta
tado por el PSOE y por la administración particularmente interesante contemplar
municipal de Tierno. Aun admitiendo que cómo dichas cuestiones se han construido
Tierno y el PSOE promovieron y trataron y utilizado a lo largo de las dos últimas
de utilizar la “vibrante energía” de la Mo- décadas por parte de sectores directamente
vida a su favor, Pérez-Sánchez denuncia el involucrados en la acción política. Es decir,
132 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

cómo se ha esgrimido la figura de Tierno y dice”). Si Álvarez del Manzano usa la Mo-
el recuerdo (o el mito) de la Movida, qué vida como emblema, causa y origen de los
reconstrucciones (o reinvenciones) de uno problemas del Madrid de los años 90, el
y de otra se han desplegado, y en función homenaje de Ruiz Gallardón a la figura de
de qué intereses políticos. Tomemos como Tierno—incluyendo su labor como promo-
ejemplos los periodos correspondientes a las tor de la Movida—debe entenderse en el
dos últimas alcaldías, la de José María Álva- contexto de las tácticas de posicionamiento
rez del Manzano (junio de 1991-junio de del actual alcalde dentro de su propio parti-
2003) y la de Alberto Ruiz Gallardón (desde do así como en relación con otros partidos
junio de 2003 hasta la actualidad). Como y con sus propias aspiraciones políticas para
indica Héctor Fouce, Álvarez del Manzano el futuro. En ese sentido, resulta curioso
hizo de la Movida un frecuente objeto de advertir ciertas concomitancias entre la
crítica, juzgándola como el origen de los trayectoria política de Ruiz Gallardón y la
problemas de imagen y de orden público del propio Tierno, en la medida en que el
de la ciudad durante esta última década. acceso de ambos a la alcaldía de Madrid
Según Fouce, ha sido frecuentemente interpretado como
una táctica de sus respectivos partidos para
la polémica en torno a las relacio- apartar de la política nacional a dos figuras
nes entre el ocio juvenil y el alco- de relieve que resultaban potencialmente
hol . . . puso de nuevo este tema en incómodas por su actitud independiente y
candelero, ya que la represión poli- crítica hacia la línea oficial del PP y PSOE
cial se centró en las plazas del barrio respectivamente. En el caso de Tierno, la
de Malasaña, uno de los espacios de
precariedad o marginalidad de su posición
actividad preferidos por la nueva ola
en los 80. En este sentido, [la Movi-
hay que derivarla de su condición de inte-
da] se ha convertido en moneda de lectual marxista proveniente de un partido
cambio político y en arma arrojadiza rival, el PSP, creado por él mismo, que acabó
a la hora de contraponer la ideología integrándose, o más bien disolviéndose, en
casticista [de Álvarez del Manzano] el PSOE; en el caso de Ruiz Gallardón, des-
con la de Tierno Galván. (6) de su llegada a la alcaldía han sido notorias
sus tensiones y conflictos con la jerarquía
Frente a los ataques de Álvarez del Manzano, de su propio partido, en particular con
es notable el discurso laudatorio del actual figuras como Esperanza Aguirre—sucesora
alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, hacia la del propio Ruiz Gallardón en la presidencia
figura de Tierno y por extensión, hacia la de la Comunidad Autónoma de Madrid—,
Movida. En un reciente acto de homenaje el secretario general, Mariano Rajoy, y los
a Tierno, Ruiz Gallardón destacó la tarea sectores más neofranquistas del PP.
del “viejo profesor” al frente de la alcaldía Consistente con las consideraciones
como iniciador de ciertas pautas y trans- anteriores, es significativo el modo en que la
formaciones que el propio Ruiz Gallardón Movida se ha seguido trayendo a colación en
declara haber tratado de seguir, al tiempo la prensa, en páginas web y blogs de internet
que ensalzó la prominencia del alcalde so- para hilvanar ciertas ideas sobre el pasado
cialista para los jóvenes y subrayó que para que han servido para articular discursos
éstos, Tierno ha pasado a la historia como políticos y culturales sobre el presente, y de
“el alcalde de la Movida” (“Ruiz Gallardón forma más específica, para evaluar y conectar
Jorge Marí 133

las figuras de Tierno, Ruiz Gallardón y/o da, pues era suficiente. Creo que
Álvarez del Manzano. En ese sentido, es no- la [M]ovida tuvo una parte de
table comprobar cómo a menudo, desde las creatividad importante y mucho
publicaciones más cercanas ideológicamente de parafernalia artificial en la que
hubo más paja que otra cosa. Lo
a la ultraderecha, se vincula a Ruiz Gallar-
cierto es que muchos creadores
dón con la Movida y con la figura de Tierno
de medio pelo aprovecharon la
como parte de una táctica de descalificación circunstancia, hicieron de la [M]
del actual alcalde. Por ejemplo, el autor de ovida un movimiento progresista
un blog ultraderechista culmina con estas y se lucraron de forma exagerada,
palabras su queja por la subvención del se hicieron millonarios. Después,
ayuntamiento de Madrid al taller Pornolab: acabada la [M]ovida, desapare-
cieron de la escena artística y se
No entendemos qué es lo que helaron sus cuentas corrientes.
persigue el alcalde con estas acti- PREGUNTA. Le doy dos nombres
vidades, tal vez que el progrerío le para que me haga una rápida
vote. Pero me temo que no alcance semblanza de cada uno, en pocas
con el porno. A lo mejor tiene más palabras: Álvarez del Manzano,
suerte si además regala droga y Ruiz Gallardón.
grita—como Tierno Galván—“¡a RESPUESTA. Manzano: hones-
colocarse todos!” (“Las orgías de Ruiz tidad, dedicación, capacidad de
Gallardón”).2 gestión, trabajo. Gallardón: ima-
ginación, atrevimiento, sentido
Por su parte, el diario católico de extrema más político que gestor de la
derecha Ya publica el 15 de noviembre de alcaldía, inteligencia, no siempre
2008 una entrevista con Ángel del Río, bien administrada. (Río; elipsis
director de información de Madrid en la en original)
COPE, que resulta tan reveladora por la
La consideración apriorística de la Movida
forma en que están planteadas y verbalizadas
como “mito” (en el sentido de “historia sin
las preguntas como por las propias respues-
fundamento,” exageración), la expresión
tas de del Río:
desdeñosa “la famosa Movida,” y el escep-
PREGUNTA. En Madrid hay algu- ticismo inherente al parentético “si es que
nos “mitos,” como el de la “[M] aportó algo” que se inserta en la pregunta
ovida”…, ¿en qué consistió, bajo inicial del fragmento citado dan testimonio
su punto de vista, la famosa “[M] no solamente de la posición ideológica del
ovida” y qué aportó a la ciudad (si periódico sino del espíritu beligerante con
es que aportó algo)? el que proclama dicha posición. Frente a la
RESPUESTA. Cuando le preguntá- tosquedad de la formulación de la pregunta
bamos al entonces alcalde, Enri- inicial, la selección de adjetivos y frases con
que Tierno, qué significaba la [M]
que del Río evalúa a Álvarez del Manzano
ovida, él, siempre con su puntito
de calculado cinismo, decía que y a Ruiz Gallardón es más sutil aunque no
no sabía qué era eso, que alguien menos incisiva: tras elogiar la “capacidad
se lo había inventado y endosado de gestión” de aquél, el “sentido más polí-
a él, pero que si era la expresión tico que de gestión” que del Río atribuye a
de una ciudad más libre y diverti- Ruiz Gallardón rebosa de sentido crítico;
134 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

de modo similar, el momentáneo halago Frente al triunfalismo de Ordovás, Juan ex-


a la “inteligencia” del actual alcalde queda presa su escepticismo mediante las siguientes
inmediatamente negado por la puntilla “no preguntas y comentarios:
siempre bien administrada.”
Al hilo del “sentido político” atribuido ¿Quién ha decidido que hayan pa-
(también con “un puntito de calculado ci- sado exactamente 25 años? ¿Cuál se
nismo”) por Ángel del Río a Ruiz Gallardón, considera el acontecimiento germi-
nal de La Movida? ¿Cuáles son esos
cabe mencionar la conversación virtual que
discos memorables de los que habla
tiene lugar en el blog cucharasonica.com el 8
Ordovás? Salvo muy contadas excep-
de enero de 2007 en torno a los conciertos ciones, las bandas participantes no
y otros actos de homenaje a los “25 años de se hallan precisamente en su mejor
la Movida” promovidos por el ayuntamiento momento artístico ni comercial, y la
de Madrid entre el 29 de noviembre de 2006 mayoría ni siquiera siguen en activo.
y el 17 de febrero del 2007. La información Quizás La Movida no sólo fue Alaska
del blog y la consiguiente ristra de comenta- y Almodóvar, pero ellos no necesitan
rios de los internautas son particularmente echar la vista atrás con innecesarios
interesantes en la medida en que retoman ejercicios de revival, pues son de los
elementos de los mencionados debates sobre pocos que siguen teniendo éxito con
la utilización de la Movida por el poder po- sus proyectos presentes. Pues eso, que
personalmente soy más partidario de
lítico, sobre la figura de Tierno, sobre Ruiz
mirar hacia adelante que de andar
Gallardón y sobre las repetidas invocaciones dándole vueltas constantemente
por parte de este último a ambos—Movida a la misma historia, pero sepan
y Tierno—, al tiempo que añaden a dichos los nostálgicos que éste es su mes.
debates ciertos matices y reflexiones que (“¿Movida?”)
vale la pena considerar. Además, el blog
demuestra que las críticas a Ruiz Gallardón Las citadas preguntas y comentarios en-
en relación con su explícito o implícito cuentran eco en los visitantes del blog,
acercamiento a Tierno y/o a la Movida no quienes en su mayor parte corroboran los
provienen solamente de la extrema derecha. planteamientos de Juan y su construcción
Tras el sugerente encabezamiento “¿Movi- de la Movida como un fenómeno de “viejas
da? ¿Qué movida?,” el propietario del blog, glorias” para “nostálgicos.” De acuerdo a tal
identificado simplemente como “Juan,” in- planteamiento, el homenaje a los supuestos
forma de que los 18 conciertos programados “25 años de la Movida” sería ante todo una
incluyen “viejas glorias” como Loquillo y táctica de relanzamiento o autopromoción
Trogloditas, Burning o Siniestro Total, y cita de grupos musicales en horas bajas o direc-
unas declaraciones de Jesús Ordovás, locutor tamente disueltos desde hace tiempo. E im-
de Radio 3 y asesor musical del homenaje, plícitamente, el mercado al que intentarían
en las que afirma: atraer sería, no el de la juventud, sino el de
las generaciones que vivieron la Movida dos
Se va a demostrar que muchos de los
grupos que empezaron aquí siguen o tres décadas atrás y que ahora, presumible-
vivos y haciendo discos memora- mente, se han convertido ellos mismos en
bles y que “la Movida” no sólo fue nostálgicos con poder adquisitivo. Tampoco
Alaska, Almodóvar; también hubo queda sin mencionar la posible utilización
mucho más. de dicha pretendida efemérides por parte de
Jorge Marí 135

la alcaldía de Ruiz Gallardón en plena etapa conocimiento, desinterés y falta de conexión


pre-electoral, pero con un giro significativo: con la cultura juvenil, y su incapacidad para
uno de los internautas comenta: impulsar nuevas ideas y nuevas tendencias
culturales, intelectuales o artísticas. Sean
Se ha hablado también bastante del cuales sean las motivaciones de Ruiz Ga-
oportunismo político de esta celebra- llardón para ensalzar públicamente a Tierno
ción, que llega a pocos meses de las y para revitalizar la Movida—ampliar la
elecciones municipales en Madrid,
demografía de su base de apoyo electoral,
en cuyo caso cabe preguntarse si esto
es lo que Ruiz Gallardón y Aguirre
establecer un espacio propio, intransferible
consideran estar en la onda. Desde e insustituible dentro del PP, autoconstruirse
luego, en ese sentido, ninguno de una imagen de apertura y tolerancia de cara
los dos es Enrique Tierno Galván. al electorado de centro, promover Madrid
(¿Movida?) de cara al turismo, potenciar la candidatura
de la ciudad a los Juegos Olímpicos—los
A través de comentarios similares, y de las ejemplos presentados sugieren que se trata
propias preguntas y reflexiones del propie- de un arma de doble filo. En función de
tario del blog, se problematiza la vigencia todo lo anterior, y mientras continúa la ten-
de la Movida—o de una cierta visión de sión entre la alcaldía de Madrid y el gobier-
la Movida—en la segunda mitad del siglo no de la Comunidad Autónoma, mientras
XXI y se cuestiona la conveniencia o eficacia la posición de Ruiz Gallardón en el seno
de la táctica de Ruiz Gallardón de apoyar del Partido Popular sigue siendo precaria y
su relanzamiento. Por una parte, según la marginal, mientras el partido prosigue su
lógica de los comentarios citados, serían reestructuración y reajustes estratégicos tras
los propios artistas de la Movida los que su último descalabro electoral, y mientras
ahora estarían usando al poder político la administración municipal madrileña
en su beneficio y no al revés—es decir, lo contempla la renovación de la candidatura
contrario de lo que ha sido, como vimos, para los Juegos Olímpicos y otras futuras
frecuente objeto de crítica en relación con grandezas, parece probable que las discusio-
la promoción de la Movida bajo la alcaldía nes sobre la vigencia cultural de la Movida,
de Tierno—. Por otra parte, mientras que a las invocaciones a su memoria así como a
finales de los años 70 y durante parte de los la de Tierno y la utilización de ambas como
80 Tierno estaba impulsando un fenómeno “arma arrojadiza” (según la expresión de
que, valoraciones estéticas e ideológicas Héctor Fouce) van a mantenerse tan vivas
aparte, era joven y novedoso en el contexto e intensas como hasta ahora.
de la cultura española popular y de masas, Al margen de la invocación del térmi-
el propietario y los visitantes del blog cucha- no “Movida” por parte de, o en relación a, la
rasonica.com tienden a considerar que en el política partidista y la gestión de determina-
año 2007 Ruiz Gallardón está tratando más das figuras políticas, es notable la utilización
bien de resucitar un mito trasnochado, cul- que se ha venido haciendo de dicho término
turalmente irrelevante, y atractivo sólo para y del imaginario asociado al mismo a cargo
nostálgicos. Según esa perspectiva, el apoyo de discursos culturales no directamente
de Ruiz Gallardón al homenaje a la Movida, partidistas. De forma muy preliminar,
lejos de demostrar que está “en la onda,” cabría distinguir aquí entre aquellos que
revelaría precisamente lo contrario: su des- insertan la Movida en un discurso general
136 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

de celebración, los que la toman como un Montecarlo—el club que acoje el evento—,
motivo de nostalgia, y los que la convierten tal como lo testifican las fotografías incluidas
en emblema y/o sinécdoque de una visión en el blog y, sobre todo, los comentarios
negativista de la cultura española del pasado del propio Almodóvar al respecto. Como
y del presente. Entre los despliegues cele- explica Almodóvar:
bratorios más recientes habría que destacar
el Baile de la Rosa de Mónaco, tradicional El espacio que equivaldría a la al-
evento mediático-benéfico instaurado por fombra roja estaba flanqueado por
la princesa Grace en 1964, cuya edición una mezcla de chiringuitos playeros
de 2008 estuvo dedicada precisamente a la mediterráneos de los 60, y puestos
Movida madrileña y contó con la participa- de un mercado de flores o de frutas,
siempre con posters de mis películas
ción estelar de figuras como Alaska, Pedro
enredados entre las flores y sus espi-
Almodóvar, Luz Casal y Bibi Andersen. nas. . . . Me gustó mucho que, como
Entre otras cosas, la dedicación del Baile a ya sugería el diseño de la invitación,
la Movida tiene un efecto corroboratorio: si las enormes rosas rosas fueran ribe-
se le ha dedicado un acto de tanta raigambre teadas de flexibles ramas de espinas.
histórica, si se han invertido tantos cientos En un acto tan lúdico y barroco, las
de miles de euros en su organización, si espinas omnipresentes (las mesas
han participado en él figuras de semejante donde después cenaríamos estaban
talla internacional, si el propio estado mo- llenas de ellas) representaban la
negasco se ha involucrado, si se ha puesto esencia de la cultura española, una de
en marcha tamaño despliegue mediático cuyas características ha sido la fusión
para celebrar la Movida, hay que concluir del humor y del dolor como caras
de una misma moneda. En nuestro
que la existencia y significación histórica y
mejor teatro, nuestra pintura, nues-
cultural de ésta quedan, en cierto modo,
tro cine, nuestra vida… siempre nos
oficialmente ratificadas. En la película El hemos defendido del dolor (la espina
dorado (1988) de Carlos Saura, uno de los omnipresente) y de la muerte a base
personajes esgrime el propio hecho de que de humor y negra alegría, incluso
se haya organizado una expedición tan des- en la desesperación, sobre todo en
tacada y se hayan movilizado tantos medios la desesperación. . . . El ensayo del
en la búsqueda de la mítica ciudad de oro espectáculo, en el gran escenario de
como demostración “lógica” y concluyen- la sala del Sporting Montecarlo, ya
te de la existencia de la misma; de modo era una fiesta en todos los sentidos
similar, el Baile de la Rosa “prueba” que la y para todos los sentidos. Números
Movida fue un fenómeno real—o más bien, de cabaré “postmo” llenos de humor
si se me permite la ligereza, un fenómeno irreverente, radiantes de erotismo
cubierto siempre por la mínima y
“principal,” ya que Mónaco no es un Reino
justa cantidad de lentejuelas. Las
sino un Principado. Bromas aparte, vale
paredes llenas de referencias a la
la pena considerar el testimonio de Pedro Movida madrileña, reproducciones
Almodóvar sobre su participación en el enormes de las fotos coloreadas de
mencionado Baile de la Rosa, tal como lo Ouka Lele, carteles o material gráfico
plasma en su blog. De entrada, resulta signi- de mis películas, enormes collages
ficativa la elaborada mise-en-scène desplegada de Dis Berlin. (Almodóvar; segunda
para la ocasión en el vestíbulo del Sporting elipsis en original)
Jorge Marí 137

Esa calculadísima puesta en escena es la las palabras que pronunció en la inaugura-


manifestación de una visión preestablecida ción del evento:
de la Movida: la selección de materiales,
la disposición de los mismos, el “estilo” Rindiendo un homenaje a la cultura
general, responden a una determinada madrileña de los primeros ochenta,
a nuestra música, nuestra estética,
conceptualización que queda canonizada
nuestra sed inagotable de placer y
por efecto de su inclusión en un evento diversión, quería recordarles [a los
tan destacado. Es decir, no solamente se presentes] que estaban rindiendo
ratifica la existencia y la significación his- homenaje al acceso de España a la
tórica y cultural de la Movida al elegirla libertad y a la democracia. Nada de
como tema del Baile, sino que a través de lo que allí habían visto, ni una sola
la construcción de un espacio y un entorno de las imágenes de mis películas
visual minuciosamente preconcebidos y hubieran sido posibles si en España
diseñados se propone (o impone) y autoriza no hubiéramos vivido en libertad.
una forma específica de verla e interpretarla, Después de pronunciar por segun-
da vez la palabra libertad hubo un
una valoración de qué fue lo importante
gran aplauso, lo que significa que a
en ella, quiénes fueron sus figuras, cuáles pesar de mi mal inglés, la sofisticada
sus obras y sus logros memorables—y por audiencia de “El Baile de la Rosa”
ende, qué fue lo olvidable, lo perecedero, había entendido perfectamente mis
lo mediocre, desechable o abyecto: todo palabras. Y eso me llenó de orgullo
aquello que se ha excluido del espectáculo. y satisfacción. (Almodóvar)
En este sentido es interesante, por ejemplo,
que no hubiera ninguna mención a la figura Si Almodóvar construye un discurso ce-
de Tierno Galván.3 También es interesante lebratorio en el que la Movida funciona
el comentario de Almodóvar sobre las ro- como índice y símbolo de la libertad y la
sas y las espinas como un símbolo de un democracia españolas desde la Transición
concepto recurrente en el arte, la literatura hasta el presente, para otros, como Rafael
y la cultura españolas, e incluso como la Escalada, la Movida sirve como emblema
expresión misma de una supuesta españoli- de una supuesta edad de oro que sólo cabe
dad concebida en términos explícitamente recordar con nostalgia y que contrasta con
esencialistas: esta interpretación construye la, según él, mediocridad de la cultura
la Movida como una expresión histórica- madrileña de principios del siglo XXI. De
mente legitimada de la “esencia española,” acuerdo a este crítico, la Movida supuso
de la cultura de España (nota importante, el “desenvolvimiento de todas aquellas in-
no sólo madrileña) de todos los tiempos quietudes que hoy añoramos” (7). Escalada
que entronca con, en palabras del propio ensalza a películas como Arrebato (1980) de
Almodóvar, “ nuestro mejor teatro, nuestra Iván Zulueta o Pepi, Luci, Bom (1980) como
pintura, nuestro cine, nuestra vida...” En muestras de
el discurso almodovariano, la Movida—es
un cine arriesgado, fresco, sediento
decir, esa predeterminada, legitimada, espa- de novedades. Un cine que contrasta
ñolizada y esencializada conceptualización con el adocenamiento actual, cuyo
de la Movida—se presenta además como mérito ha de buscarse . . . justo en los
índice de “libertad y democracia,” como el cineastas que iniciaron su andadura
mismo Almodóvar testifica en referencia a en tiempos de la Movida. (9)
138 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

Añade Escalada que “ya no hay en Madrid la contribuciones a Intransiciones. A lo largo


urgencia de manifestar aquella creatividad” de dichos textos, Subirats usa el término
(10) y afirma: “Movida” como sinécdoque de la cultura
española de los 80, que identifica por su
Los jóvenes de hoy se muestran “cinismo alegre,” su “pegajoso hedonismo
mucho más conformistas, y acaso narcisista . . . de exhuberancia demasiado
parezcan tan homogéneos en su fácil y aparente” y sus “ineludibles signos de
sensibilidad musical como ajenos a
mimetismo provinciano” (Subirats, Después
la liturgia de la transgresión. . . . Su
gusto se ha adocenado, y a ello no es 32). Fusionando Movida, cultura y polí-
ajena la oferta televisiva, decidida a tica partidista en un todo indiferenciado,
enajenar a buena parte del país con Subirats denuncia cómo lo que él llama “la
programas del todo absurdos. (14) generación progresista del socialismo y la
Movida” “se abrazó a una mezcla chapucera
Para él, la Movida es tan emblemática que de posmodernidad de verbena [e] izquierdis-
cuando escribe esas palabras en 2003, la mo más populachero que populista” (110).
coyuntura de Madrid le merece el nombre Para este autor, la Movida y el socialismo
de “antimovida” (9). En el discurso nos- son el germen de la sociedad española actual,
tálgico ejemplificado por las afirmaciones que él describe como “diáfanamente pro-
de Escalada, la Movida funciona como un vinciana, inculta, intelectualmente ineficaz,
referente mítico que sirve para establecer autoritaria y moralmente atrasada” para
un contrapunto entre un pasado idealizado concluir que “la política, la cultura, la vida
y un presente que se percibe como deca- cotidiana españolas sólo brindan un paisaje
dente y adocenado. Respecto al discurso de desolación, desánimo y putrefacción”
celebratorio ejemplificado por Almodóvar, (110-11). La insistencia de Subirats en el uso
esta forma de discurso nostálgico coincide despectivo de términos como “provinciano”
en su consideración positiva de la Movida, y “populachero” es reveladora del espíritu
pero discrepa en cuanto a su valoración de aristocrático que impregna la obra de este
la cultura actual; en el caso concreto de Es- autor y que necesariamente choca con la di-
calada, además, la Movida se concibe como mensión más popular de la Movida. Pero lo
un fenómeno estrictamente madrileño y que más destaca en el discurso de Subirats es
es a dicho ámbito al que el autor limita su la hipersimplificación, la tendencia al juicio
diagnóstico. absoluto, la arbitrariedad y el negativismo.
Frente a discursos celebratorios como Hace de la década de los 80 un bloque indi-
el de Almodóvar o nostálgicos como el de ferenciado, en el que socialismo se identifica
Escalada, están aquellos que plantean una con Movida y en el que integra a políticos,
visión crítica de la Movida, o mejor dicho, pensadores, artistas de signos diversos en un
que utilizan la Movida como referente todo artificiosamente homogéneo. Lo que
emblemático en torno al que despliegan da uniformidad a su visión de los años 80 es
una crítica negativa de la cultura española el carácter unánimemente negativo que les
pasada y presente. Los textos de Eduardo adjudica: desde la política del PSOE hasta
Subirats ofrecen el ejemplo más extremo la filosofía de Fernando Savater o de Xavier
de este tipo de discurso, como se com- Rubert de Ventós, desde la arquitectura de
prueba en volúmenes como Después de la Ricardo Bofill o de Rafael Moneo hasta el
lluvia, España: Miradas fin de siglo y en sus cine de Almodóvar y las novelas de Eduardo
Jorge Marí 139

Mendoza o Antonio Muñoz Molina, Su- Para concluir, este ensayo ha querido
birats no deja títere con cabeza (Subirats, proponer una perspectiva que no busca
Intransiciones). No se sabe qué resulta más determinar qué fue la Movida ni cuáles
llamativo: si la integración en un mismo fueron sus aportaciones sino más bien ex-
saco, sin el menor matiz, de autores y obras plorar cómo dicho término se ha invocado,
tan dispares entre sí y en muchos casos tan instrumentalizado, reinventado y utilizado
ajenas a los entornos de la Movida como del por parte de una multitud de discursos crí-
PSOE, o bien el sello de absoluta (también ticos, políticos y mediáticos desde los años
sin matices) negatividad que arroja sobre 80 hasta hoy mismo. En segundo término,
todos ellos. Pero tal vez lo que resulte más y de forma muy preliminar, el ensayo ha
inquietante del discurso de Subirats es su esbozado la posibilidad de discernir cómo
tono de absoluta certeza, la ausencia total esas apropiaciones, manipulaciones e instru-
de duda en sus diagnósticos, la iluminada mentalizaciones del término pueden servir
clarividencia de sus afirmaciones, que no para trazar una historia cultural de la propia
dejan resquicio para la pregunta ni para el transición y democracia españolas, de sus
diálogo. Subirats dice que la Movida fue un posicionamientos ideológicos y políticos,
término “que nunca llegó a ser concepto” sus estrategias discursivas, sus dinámicas so-
(Subirats, Después 32), pero eso no le impide ciales y económicas. La Movida es ante todo
a él usarlo profusamente como elemento y sobre todo el resultado de los discursos y
clave de su apocalíptica explicación de la los debates que se han creado y se siguen
cultura española contemporánea. De hecho, creando en torno a ella: la Movida es ella
es precisamente la condición “hueca”—sin misma un debate. Como demuestra la pro-
“concepto”—de ese término lo que lo con- pia existencia de este volumen de ensayos,
vierte en un instrumento tan conveniente, el término sigue vigente y, en ese sentido, la
ya que puede adscribirle las connotaciones Movida sigue moviéndose y moviéndonos,
que desea e insertarlo del modo que le inte- aunque no sepamos cómo ni hacia dónde.
resa en el hilo de su discurso sin necesidad
de explorar a fondo su significado. Subirats
alcanza una de sus cimas más enloquecidas (y
Notas
1
Las explicaciones sobre el significado origi-
ofrece uno de los ejemplos más flagrantes de nal del término “movida” son casi tan variadas
su instrumentalización del término que nos como las interpretaciones acerca del fenómeno
ocupa) cuando trata de vincular la Movida que tiempo después pasó a designarse con ese
con el Movimiento Nacional franquista y su nombre. Luis Antonio de Villena afirma que
inspirador, el fascismo italiano, lo cual propo- inicialmente significaba “tumulto, mogollón,
algazara . . . diversión y . . . fiesta” y cuenta que
ne en España: miradas fin de siglo (144) y de
por haber “tantas movidas [en el Madrid de esos
nuevo en Intransiciones (77).4 De este último años] se empezó a hablar de la Movida” (32).
texto se infiere que la Movida fue una especie En su Diccionario Cheli, publicado en 1983,
de fascismo banal, frívolo, divertido, vacío y Francisco Umbral define “movida” como: “Mov-
corrupto (78). Irónicamente, en la arrogan- imiento de masas o grupos intencionalmente
cia, hipersimplificación, impermeabilidad al (ideológicamente) unidireccional” y por exten-
sión, “cualquier movimiento de grupo súbito o
diálogo, intolerancia y belicosidad del propio
deliberado” (148). Otros autores, como Michael
discurso de Subirats reverbera más de un Ugarte (361) y Javier Escudero—quien a su vez
eco de esos mismos movimientos cuya traza cita varias fuentes—(148) identifican “movida”
quiere entrever en la Movida. con el tráfico y consumo de drogas.
140 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

2
Pornolab es el nombre de un colectivo Larson, Susan. “La Luna de Madrid y la Movida
dedicado a la difusión del erotismo, la por- madrileña: Un experimento valioso en la
nografía, la sexualidad transgresora y el arte creación de la cultura urbana revoluciona-
alternativo, que en junio de 2006 inició unos ria.” Madrid, de Fortunata a la M-40: Un
talleres públicos y gratuitos, promovidos inicial- siglo de cultura urbana. Ed. Edward Baker y
mente por la Asociación Cultural Maelström y Malcolm A. Compitello. Madrid: Alianza,
subvencionados por la Concejalía de las Artes 2003. 309-25. Impreso.
del Ayuntamiento de Madrid. Se puede acceder “Movida? ¿Qué movida?” Cuchara Sónica. Hiper-
a la página web y blog del colectivo en <http:// textual, s. f. Web. 9 nov. 2009. <http://cucha-
pornolab.org/>. rasonica.com/2007/01/%c2%bfmovida-
3
Por lo menos en las fotos del blog no se ve %c2%bfque-movida>.
ninguna imagen de Tierno, ni Almodóvar hace “Las orgías de Ruiz Gallardón.” 25 jul. 2006.
mención alguna de él en el texto, ni he podido Web. 9 nov. 2009. <http://reflexionesde-
encontrar ninguna referencia a su memoria en laerazp.blogspot.com/2006/07/las-orgas-
ninguno de los diversos documentos gráficos y de-ruiz-gallardn.html>.
crónicas periodísticas que he consultado sobre Pérez-Sánchez, Gema. Queer Transitions in Con-
este evento. temporary Spanish Culture. Albany: State U
4
La proposición de Subirats es, desde luego, of New York P, 2007. Impreso.
falaz, puesto que se basa simplemente en una Río, Ángel del. “La ‘Movida madrileña’ tuvo
asociación etimológica entre “movida” y “mov- mucho de parafernalia artificial, con más
imiento.” De aceptar la lógica propuesta, todo paja que otra cosa.” Diario Ya, 15 nov. 2008.
movimiento social o cultural de cualquier signo Web. 9 nov. 2009.
tendría necesariamente una vinculación fascista. “Ruiz Gallardón dice que Tierno inició la irrevers-
ible transformación de Madrid.” Soitu.es. Mi-
cromedios Digitales, s. f. Web. 9 nov. 2009.
Obras citadas Subirats, Eduardo. Después de la lluvia: sobre
Almodóvar, Pedro. “El baile.” Pedro Almodóvar la ambigua modernidad española. Madrid:
Blog. Web. 9 nov. 2009. <http://www. Temas de Hoy, 1993. Impreso.
pedroalmodovar.es/PAB_ES_Cap01.asp> ———. España: Miradas fin de siglo. Madrid:
Chamorro, Eduardo. “Tierno, el alcalde posmo-
Akal, 1995. Impreso.
derno.” Cambio 16 13 ma. 1985: 112-20.
———, ed. Intransiciones: crítica de la cultura
Impreso.
española. Madrid: Biblioteca Nueva, 2002.
Compitello, Malcolm. “Todavía en La Luna: A
Impreso.
Raound Table Discussion with José Tono
Tono Martínez, José. “Contracultura y utopía
Martínez and Friends.” Arizona Journal of
Hispanic Cultural Studies 1 (1997): 153-68. en democracia: once tesis sobre un malen-
Impreso. tendido llamado ‘Movida’ (1978-1988).”
Escalada, Rafael. “El nacimiento de la Movida Revista de Occidente 299 (2006): 99-127.
madrileña.” Cuadernos hispanoamericanos Impreso.
636 (2003): 7-14. Impreso. Ugarte, Michael. “La historia y el espacio post-
Escudero, Javier. “Rosa Montero y Pedro Al- modernos: El Madrid trémulo de Pedro Al-
modóvar: miseria y estilización de la Movida modóvar.” Madrid, de Fortunata a la M-40:
madrileña.” Arizona Journal of Hispanic Un siglo de cultura urbana. Madrid. Ed.
Cultural Studies 2 (1998): 147-61. Impreso. Edward Baker y Malcolm Alan Compitello.
Fouce Rodríguez, Héctor. “El futuro ya está Madrid: Alianza, 2003. 353-71. Impreso.
aquí”: Música pop y cambio cultural en Umbral, Francisco. Guía de la posmodernidad.
España. Madrid 1978-1985. Tesis doc- Madrid: Temas de Hoy, 1987. Impreso.
toral. Universidad Complutense de Madrid, ———. Diccionario cheli. Barcelona: Grijalbo,
2002. Impreso. 1983. Impreso.
Jorge Marí 141

Urrero, Guzmán. “La Movida no existe.” Villena, Luis Antonio de. Madrid: Introducción
Cuadernos Hispanoamericanos 636 (2003): plural a la Villa y Corte. Barcelona: Penín-
41-49. Impreso. sula, 2004. Impreso.

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