Anda di halaman 1dari 27

SEMINARIO MAYOR

SAN JOSÉ

DIÓCESIS DE CHIMBOTE

PROFETAS PRE-EXILIO

PROFESORA: CARMEN HNA.


ALUMNO: RAFAEL IBÁÑEZ MORE.
CURSO: BIBLIA

Rafael Ibáñez More.


EL PROFETA OSEAS

Esta profecía tiene la ventaja de estar muy bien fechada, durante los reinados
de cuatro reyes de Judá y uno de Israel. Como Jeroboam II murió el año 753
a.C. y Uzías o Azarías que es el mismo, comenzó a reinar el 767 a.C., la fecha
que Oseas empezó su ministerio cayó entre estas dos fechas. Y como continuó
su ministerio hasta el tiempo de Ezequías, tuvo un ministerio que duró entre 40
y 50 años. Oseas usa un sistema interesante para fijar la fecha de su profecía:
aunque él fue un profeta de Israel, menciona a cuatro reyes de Judá y uno solo
de Israel. Podemos dar dos razones de ello: a) Como profeta de Dios, reconocía
más bien a los reyes de Judá que eran los descendientes legítimos de David y
por eso prefirió mencionar a estos en lugar de los de Israel. b) Los reyes de Israel
que sucedieron a Jeroboan II fueron bastantes porque duraban poco tiempo ya
que muchos murieron asesinados y no querría poner nombres de reyes que no
dejaron huella. Además, prácticamente todos hicieron lo malo a los ojos de
Yahweh y quizás no quería asociar su nombre al de ellos.

1. Trasfondo histórico (2 R. 14:23-20:21)

Por la lectura de este texto conocemos la situación política y social de Israel.


El rey Jeroboam II, tercer descendiente de la dinastía de Jehú, desde el punto
de vista humano fue uno de los mejores gobernantes de Israel que reinó durante
41 años. Pero desde el punto de vista divino, “hizo lo malo ante los ojos de
Yahve(2 R. 14:24). En la Biblia no se cuentan todos sus logros como gobernante,
solamente se señalan algunos: “Restauró los límites de Israel y restituyó al
dominio de Israel a Damasco y Hamat, que habían pertenecido a Judá (2 R.
14:28).
2. El matrimonio de Oseas con Gómer (1:2)

Llama poderosamente la atención la orden que Yahve da al profeta: “Vé


tómate una mujer dada a la prostitución”. Además, adulteró después del
casamiento, como parece deducirse del cap. 3. A este hecho se han dado varias
interpretaciones:
2.1. La interpretación simbólica. Entiende que este matrimonio nunca se llevó
a cabo en realidad, sino que se trata de una visión o solamente un símbolo de la
relación entre Dios e Israel. El argumento es que Dios no podía dar un
mandamiento de este tipo cuando estaba expresamente prohibido a los
sacerdotes (Lv. 21:7). Young añade dos razones más: a) el ministerio de Oseas
se habría venido abajo casándose con una mujer impura; b) los mensajes que
Dios dio con relación a los nombres de los hijos, conforme iban naciendo habrían
ocurrido demasiado separados en el tiempo como para tener algún sentido como

Rafael Ibáñez More.


mensajes relacionados con el ministerio del profeta. A esta interpretación se
objeta que el estilo del relato es directo y narrativo y no hay ninguna indicación
que sea simbólico. Hay demasiados detalles que muestran que se trata de un
relato histórico.
2.2. La interpretación liberalista. Entiende que el matrimonio tuvo lugar
realmente con una mujer que se había prostituido en un templo pagano cananeo.
Sin embargo, tropieza con el argumento que Dios no podía mandar algo que era
malo y él mismo había prohibido.
2.3. La interpretación espiritual. Lo que el relato trata de exponer es la
infidelidad religiosa: Gómer era fornicaria en sentido espiritual porque adoraba
falsos dioses, como hacían los israelitas de esta época. Este punto de vista
supera la dificultad ética, pero nos preguntamos si para Dios es peor una mujer
éticamente inmoral que una mujer religiosamente impura. Además, no podía
servir para ilustrar el caso de unas personas dominadas por el mismo pecado.
2.4. La interpretación literaria. Esta interpretación toma en consideración el
género literario y las formas propias de la literatura profética. Entiende que el
matrimonio fue una realidad y que Gómer adulteró después del matrimonio. Esta
interpretación se conoce como narración proléptica. En sentido literario es la
forma de narración de algo que pertenece al futuro como si fuera presente o
incluso pasado. Se trata de un salto hacia delante en la narración, aunque no
haya sucedido. Un ejemplo lo tenemos en Isaías 53, cuando el profeta dice que
el Siervo de Yahve fue llevado al matadero, y aún tardaría más 700 años en
ocurrir. El profeta habla en pasado para referirse al futuro. Eso es una narración
proléptica. Oseas narra un hecho en tiempo presente que ocurrió años más
tarde, pero así le da más fuerza a su profecía. Esta interpretación salva el
problema moral y no ofrece dudas que Oseas amaba claramente a Gómer.
3. Contenido temático del libro
Podemos destacar cinco temas básicos en este libro:
3.1. El pacto quebrantado. Dios había establecido un pacto con Israel, pero
ellos continuaban transgrediéndolo pecando gravemente (2:2-13, 4:1). Israel es
comparado a la infiel esposa de Oseas. Más adelante se enumeran también los
pecados de Israel (4.1-2) y los pecados de los sacerdotes (4:5-10).
3.2. El paralelismo entre el matrimonio roto de Oseas y el pacto
quebrantado. Esto se ve, por ejemplo, en 1:2-9, cuando Dios manda casarse
con Gómer y les son nacidos tres hijos, dándole a cada uno de ellos un nombre
que encierra simbólicamente un mensaje para el pueblo. También se observa en
3:1-3, donde se le ordena a Oseas que vaya a donde está Gómer y vuelva a
amarla de nuevo.
3.3. El amor y la paciencia de Dios. Aunque habían roto el pacto, Dios seguía
amándolos (11:1-4). En este texto se describe a Dios amando a Israel desde que
era niño y atrayéndolo con cuerdas de amor. Más adelante se pone de manifiesto
su paciencia y les da un mensaje de esperanza (14:1-9). Yahve los sanará, los

Rafael Ibáñez More.


amará por puro amor, apartando su ira de ellos. Pero esta promesa se cumplirá
en Judá, porque Israel como reino del norte ya no volvería más a su tierra.
3.4. Unas severas advertencias. Sobre el pueblo pende una solemne
advertencia del castigo que caerá sobre ellos por haber roto el pacto apostatando
(5:1-15). Notemos que aquí el juicio se anuncia tanto para Israel como para Judá.
Pero donde se exponen afirmaciones generales respecto al castigo están en 8:1-
14, a causa del culto al becerro de oro. Este becerro es el que mandó construir
Jeroboam I, el que hizo pecar a Israel.
3.5. Su gloriosa restauración. Encontramos algunas referencias acerca de la
restauración del pueblo cuando volverían a disfrutar de los beneficios generosos
que Dios les daría (1:10-11). Pasarían de no ser pueblo de Dios a ser hijos del
Dios viviente. Está profecía va más allá del retorno de Judá siglos más tarde, ya
que tiene una dimensión mesiánica que ha empezado a cumplirse en la iglesia
como pueblo de Dios. Una promesa de bendición con relación a los frutos de la
tierra está en 2:14-23. Israel volverá y buscará a su Dios con temor respetuoso
(3:4-5). Por último, en 6:1- 3, se describe al pueblo en los últimos días
exhortándose mutuamente a volver a Yahve que los hirió, pero también los
curará, restaurándolos bajo la figura de la resurrección que además es una
profecía de la resurrección de Cristo.

4. Bosquejo general de libro


4.1. Paralelismo de infidelidad: Gómer e Israel (1:1-3:5)
a) Matrimonio de Oseas con Gómer, tipo del de Dios y su pueblo (1:1-9)
b) Restauración de Israel al favor de Dios (1:10-11)
c) Condenación de la infidelidad de Israel (2:1-13)
d) Restauración de Israel (2:14-23)
e) Oseas toma a Gómer nuevamente (3:1-3)
f) Nueva mención de la restauración de Israel (3:4-5)
4.2. Mensajes al Israel infiel (4:1-14:9)
a) Denuncia del pecado (4:1-7:16)
i.) Acusación general (4:1-19)
ii) Amonestación a los sacerdotes, al pueblo y al rey (5:1-15)
iii) Palabras de arrepentimiento de Israel (6:1-3)
iv) Nueva acusación general (6:4-11)
v) Política ruinosa, interna y externamente (7:1-16)
b) Advertencia de juicio (8:1-10:15)

Rafael Ibáñez More.


i) Inminente juicio de Israel (8:1-14)
ii) Cautividad en Asiria (9:1-10:15)
c) Pecado de Israel y restauración final (11:1-14:9)
i) Amor de Dios y rebelión de Israel (11:1-7)
ii) Restauración de Israel (11:8-11)

5. El ministerio de Oseas
Oseas fue un profeta que estuvo completamente entregado a la voluntad de
Dios, desempeñando un ministerio fiel para un pueblo que vivía de espaldas a
Dios rendido a sus propios desvaríos y eso a pesar de la cruda situación por la
que atravesó su matrimonio. Aunque no se diga explícitamente, pero se puede
entresacar del libro, fue durante el reinado de Menahem (no cita a este rey del
norte, pero profetizó durante su reinado) cuando Tiglat-pileser invadió por
primera vez Israel, que Oseas estuvo activo señalando este ataque como castigo
por los pecados del pueblo. Asimismo, estaría atareado durante la segunda
campaña del mismo rey y cuando vino Salmanasar V y acabó definitivamente
con el país. No sabemos que se hizo de Oseas después de la destrucción de
Israel, pero es posible que se fuese a Judá y pasase allí sus últimos días. Como
complemento al ministerio de la palabra, Oseas tuvo la oportunidad de escribir
este libro.
6. El amor en el libro de Oseas.
De la misma manera que ocurre en el NT, también en el AT encontramos tres
vocablos para describir las varias dimensiones del amor. Vamos a considerar
solamente la palabra que Oseas cita con mayor profusión:
6.1. Jésed. Corresponde al término ágape del NT, pero debemos verla en el
contexto del libro. En primer lugar, expresa la idea de vínculo, de pacto; lealtad,
fidelidad al pacto. En Dios suele traducirse por misericordia y refleja la fidelidad
divina a sus promesas y a su pacto. Indica su bondad o benevolencia hacia el
pueblo elegido (Ex. 34:6), es decir, el amor de Dios hacia su pueblo (Sal. 136:1-
26, Jr. 31:3). Este Jésed de Dios pide la respuesta del hombre; quiere ser
correspondido por el Jésed humano que es donde sí mismo, amistad confiada,
abandono, ternura, fidelidad perseverante, piedad.
En una frase: el amor que con alegre y libre sumisión se entrega al cuidado de
Dios y se expresa en relación con el prójimo (6:6). Todo el libro de Oseas gira
alrededor de la palabra Jésed, que se encuentra 247 veces en el AT. El
matrimonio de Oseas fue un pacto en el que mostró siempre su lealtad a su
esposa, pero ella no le correspondió. Del mismo modo, Israel tenía un pacto con
Dios de quien había recibido muestras de Jésed. Pero Israel no había guardado
su parte en dicho pacto, no mostró Jésed (6:4, 6:6). El Jésed debe también
orientar las relaciones humanas, no solo las relaciones del hombre con Dios. Es
la clase de amor que Dios espera que el hombre muestre a su prójimo (12:6).

Rafael Ibáñez More.


Los israelitas estaban ligados a Dios por un pacto que también les unía a ellos
entre sí. Este pacto comportaba guardar fidelidad al Dios fiel, pero también exigía
Jésed los unos con los otros. Según el Señor Jesucristo, toda la ley se resume
en un doble y único mandamiento: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al
prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:37-40). La muestra suprema del Jésed en las
relaciones humanas nos lo ofrece la actitud de Oseas cuando su mujer se ha
prostituido, hundida en el vicio y esclava (3:1). Sigue amando a la que ama, a
pesar de su infidelidad y de sus traiciones. Oseas es el símbolo del amor
perseverante de Dios hacia su pueblo y del que desearía que hubiera en sus
hijos: “Amaos unos a otros como yo os he amado” (Jn. 13:34). El Jésed, como el
ágape, el amor bíblico, amor benevolente, tiene un significado profundo y
concreto y pide la garantía del pacto. En Oseas, el conocimiento del Señor
acompaña siempre el Jésed, al amar (2:20, 4:1, 6:6). Comporta un conocimiento
mental, intelectual, pero es mucho más, ya que sobre todo es una experiencia
total. Así como Dios se da a conocer al hombre, uniéndose a él mediante un
pacto por el que le muestra su Jésed, su amor, y se abre su corazón y sus
pensamientos, así también el hombre conoce a Dios cada vez más por medio de
aquella actitud que implica fidelidad a su pacto, reconocimiento de sus beneficios
y correspondencia mutua de amor. Conocerse es abrirse uno al otro en
sinceridad y verdad.
Conclusión
La tragedia del mundo es la falta de Jésed y conocimiento de Dios: “no hay
fidelidad, ni amor, ni conocimiento de Dios en esta tierra; sino perjurio y mentira,
asesinato y robo, adulterio y violencia, sangre y más sangre (4:1 BJ). Dichos
proverbiales en Oseas: 4: 6ª, 9ª; 6:4b, 6; 8: 7ª; 10: 1ª; 11: 4ª; 8; 13:1, 14.
La nación vista por Oseas (10:1-15) es semejante a una viña:
- Plantada por Dios;
- Criada por Dios;
- Protegida por Dios,
- Se esperaba que produjese fruto,
- Si no lleva el fruto deseado, está destinada a la destrucción;
- Podada y cultivada por Dios.

Si no hay esperanzas que dé fruto, debe ser cortada y quemada. En estos


versículos Dios sostenía un espejo ante Israel, para que pudiese ver sus
rasgos distorsionados por el llanto y la pasión. Es el retrato de una nación
pecadora, y del v. 5 al 15 hay una visión del final de la carrera del pueblo.
“En la mañana” (v. 15) implica que todo había pasado tan rápidamente,
como el tiempo parece haber pasado rápido cuando nos despertamos por
la mañana.

Rafael Ibáñez More.


EL PROFRTA AMOS
1. Autenticidad del libro de Amós
2. Ambiente social
3. Personalidad del profeta
4. Estructura y estilo del libro
5. Doctrina: a) la majestad divina; b) la
justicia; c) Los pecados del pueblo; d)
el día de Yahwéh
6. Actualidad del mensaje de Amós.

Autenticidad del libro de Amós


En el canon bíblico el libro de Amós es el tercero en el códice de Profetas
Menores. Sin embargo, recoge las palabras del primer profeta, cuya predicación
se puso por escrito. Los oráculos y las visiones las proclamó Amós en el siglo
VIII, en Betel, Gilgal, y Samaría, probablemente en un corto espacio de tiempo.
La autenticidad del libro de Amós no ha sido puesta en duda seriamente; su
estilo directo y claro es señal de no haber sufrido elaboraciones tardías de
importancia. Únicamente han suscitado dudas el oráculo contra Judá (2,4-5); las
doxologías (4,13; 5,8-9; 9,5-6) y el oráculo de salvación con que termina el libro
(9,11-15). Pero los argumentos aducidos no son plenamente convincentes,
porque no explican por qué fueron añadidos ni la novedad que aportan.
La crítica histórica sí ha planteado la posibilidad de diversas manos antes de
la redacción final. En los últimos años el Prof. William J. Doorly (Prophet of
Justice: Understanding the Book of Amos, Phila-delphia, 1989) ha propuesto la
hipótesis de tres redactores: el primero, contemporáneo de Amós, recogería los
oráculos del profeta con muy pocos retoques; el segundo, de la época de Josías,
aplicaría los oráculos a la sociedad del reino de Judá; finalmente, el tercero y
definitivo, postexílico, introduciría pequeños retoques con objetivos
espiritualistas.
Del oráculo contra Judá reconoce que el estilo vago y general supone un autor
distinto de Amós, pero las ideas de ley y de supremacía de Jerusalén y Sión son
del profeta. Por tanto, la sustancia del oráculo es de Am6s, aunque la redacción
o relectura sea de un autor deuteronomista. Algunos autores consideran que los
oráculos contra Tiro y Edom, por su estructura corta, son también
deuteronomistas. Acerca de las doxologías hay un mayor acuerdo en
considerarlas partes de un himno independiente.

Rafael Ibáñez More.


Ahora bien, este himno que pudo tener su origen en un canto a Baal,
probablemente ya existía en tiempos del profeta, purificado y dirigido al Señor
las cualidades y el dominio sobre la naturaleza que los cananeos atribuían a
Baal, los israelitas las aplican a Yahweh. Por tanto, aunque la paternidad del
himno no sea de Amós, fue él y no un autor posterior quien acomodó a su libro
las partes del cántico que le interesaron.
El epílogo que había sido rechazado por muchísimos autores, vuelve a ser
tenido como auténtico por un número cada día mayor de exegetas
contemporáneos. No parecía que un oráculo de bendición encajara en un libro
obstinadamente pesimista. Sin embargo, los vv.-11.13-15 bien pudo
pronunciarlos Amós, pues en ellos no se menciona la expiación, la conversión,
el retorno a un país lejano, ni un personaje mesiánico, temas típicos de los
oráculos benéficos tardíos.
En cambio, se recogen ideas propias del entorno de Amós (y hasta cananeas),
según las cuales a una época de desgracia sigue otra de bonanza (recuérdese
la doctrina de los ciclos naturales de Canaán). Por otra parte, la misión de Amós,
como la del resto de los profetas, consiste en anunciar la salvación. El tono
severo del profeta de Técoa hace más patente la misericordia divina.
Ambiente social
Amós predica en un momento de prosperidad durante el cual los israelitas
sintieron más que nunca el orgullo nacional. Por los datos iniciales del libro,
Amós ejerció su actividad probablemente poco después de la victoria de
Jeroboam II sobre los arameos de Damasco, hacia el final de su reinado (760-
750) (cfr. 2Reg 14,23- 28).
En estos años el reino del Norte alcanzó su máximo poderío; la población fue
la más numerosa; floreció el comercio y la industria textil y del tinte. No hubo
guerras ni amenazas, porque aún no había aparecido el usurpador asirio
Teglatpalasar III. Israel, en suma, vive en su mejor momento como reino. El
propio Amós se refiere con frecuencia a las construcciones suntuosas (Am 3,15;
5,11; 6,4-6). Pero esa prosperidad ocultaba una enorme descomposición social
con diferencias escandalosas entre ricos y pobres, corrupción de jueces y
magistrados, explotación de los desheredados, etc.
Sobre todo, la degradación religiosa: los santuarios eran frecuentados, pero no
había piedad profunda; algunos llegaron a aceptar cultos paganos de fertilidad y
prostitución sagrada; otros, la mayoría, se limitaban a actos externos de culto.
Por otra parte, las ideas religiosas corrían peligro de deteriorarse, al considerar
los beneficios antiguos no como acicate de mayor entrega, sino como fuente de
aburguesamiento: el pueblo esperaba el día de Yahweh, es decir, una
intervención prodigiosa de Dios en favor de Israel, pero lo entendían en sentido
material y político, con los ojos puestos en una etapa de mayor bienestar y de
exaltación entre las naciones.
Personalidad del profeta Amós

Rafael Ibáñez More.


Los datos biográficos son escasos. No se conocen las fechas de su nacimiento
ni de su muerte, y faltan muchos detalles de su vida privada. Aunque desarrolla
su actividad en el Norte, era originario del Sur, de Tecoa, una ciudad pequeña,
pero importante, situada a unos l7 Kms al sur de Jerusalén (Am 1,1).
Es una zona montañosa, poco propicia para la agricultura; sus habitantes se
dedicaban primordialmente a la cría de ganado. También Amós era pastor (Am
1,1; 7,14) y cultivador de sicomoros (Am 7,14). Los autores antiguos explican
que los sicomoros producen un fruto muy dulce y apreciado, pero requieren que
se les haga pequeñas incisiones: «Si no se pinchan los higos del sicómoro se
quedan raquíticos, muy amargos y sólo sirven para alimento de los animales»
No significa, sin embargo, que fuera extremadamente pobre porque
posiblemente los ganados y los campos eran de su propiedad; ni tampoco
conviene exagerar que su ascendencia campesina tuviera que reflejarse en un
carácter rudo o en un estilo tosco. San Jerónimo llega a tildarle de imperitus
sermone. Más bien se constata que su origen rural influye en su amor por la
naturaleza.
Hay en el libro 55 términos agrícolas: conoce las costumbres de las langostas
(7,1). o de los animales salvajes (3,4), los efectos de la sequía (4,7-8), las artes
de la caza (3,5). Pero, además, no le son ajenas las costumbres urbanas: cómo
influyen los acontecimientos de la ciudad en todo el pueblo (3,6-9); el lujo que
suele abundar (3,9-12); las casas climatizadas para invierno y verano (3,15); los
grandes banquetes (6,4-6).
Por otra parte, conoce bien las antiguas tradiciones y los fundamentos de la fe
del pueblo: la fraternidad de Edom e Israel (1,11; cfr Gen 25,19-24); la salida de
Egipto, los cuarenta años en el desierto y la posesión de la tierra (2,10; 3,2); la
destrucción de Sodoma y Gomorra (4,11); el talento musical y poético de David
(4,5); el culto del desierto (5,25). Y menciona un gran número de ciudades que
fueron escenario de acontecimientos importantes durante el reinado de Salomón
o antes de él.
Hay que añadir también que era un hombre versado en cuestiones jurídicas y en
técnicas sapienciales: las denuncias de 2,6-8 aluden a diversos preceptos del
Código de la Alianza (Ex 22,25; 23,6). Los oráculos contra las naciones muestran
bien a las claras los recursos sapienciales de exposición (por tres crímenes... y
un cuarto: Am 1,3.6.9.13...); también las visiones reflejan la sabiduría del
narrador (Am 7-9). Amós, por tanto, es un hombre rural, pero es un sabio de su
tiempo, versado en la cultura religiosa de su pueblo.
A este hombre laico, que no tiene ninguna relación con los ministros oficiales
del Templo, ni con los grupos de profetas carismáticos, Dios le envía a profetizar
a Israel. Es una llamada imperiosa que no puede rehusar: «Si ha rugido el león,
¿quién no temerá? Si el Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?» [Cfr el
conocido incidente de Bethel: Am 7,10-17].
Amasías, sacerdote de Betel, santuario real, hacía las veces de portavoz del
rey. Sacando de contexto las palabras de Amós, le acusa de ir contra el rey y le

Rafael Ibáñez More.


llama despectivamente visionario (7,12). Es evidente que Amós no estaba al
servicio del Templo ni del rey; al contrario, su conciencia de portavoz de Dios le
sitúa por encima de las instituciones y pronuncia un severo oráculo contra el
sacerdote (v. 17): nótese que el profeta se reserva la última palabra.
Am 7,14: «No soy profeta ni hijo de profetas». Este versículo es uno de los más
estudiados de Amós, porque niega su condición de profeta y a continuación
confiesa que Dios le ha enviado a profetizar. Ya los Setenta traducen en pasado
«Yo no era profeta», y lo mismo hará después san Jerónimo. Pero el sentido es
claro: no quiere ser confundido con los profetas funcionarios y conformistas que
se avienen a los caprichos del rey, ni con los «grupos de los profetas», que
realizaban gestos y entraban en éxtasis para mostrar que les invadía el Espíritu
del Señor. Su misión es bien diferente, pues sólo pretende transmitir la palabra
de Dios, con fidelidad y con viveza (Cfr. L. Monloubou, Prophétes. Amos, en DBS
VIII 1972, p. 718).
Estructura y estilo del libro de Amós
División del libro de Amos
Título y exordio (1,1-2)
1. Juicio de las naciones vecinas, de Judá e Israel (1,3-2,16)
Contra Damasco (1,3-5)
Contra Filistea (1,6-8)
Contra Fenicia (1,9-10)
Contra edom (1,11-12)
Contra Amón (1,13-15)
Contra Moab (2,1-3)
Contra Judá (2,4-5)
Contra Israel (2,6-16)
2. Reproches y amenazas a Israel (3,1-6,14)
Elección y castigo de Israel (3,1-2)
La mediación profética (3,3-8)
Oráculo contra Samaria (3,9-12)
Oráculo contra el santuario de Betel y el lujo (3,13-15)
Contra las mujeres de Samaria (4,1-3)
Reproches a Israel (4,4-5)
Correcciones divinas desatendidas (4,6-12)
Doxología sapiencial (4,13)

Rafael Ibáñez More.


Elegía por Israel (5,1-3)
Conversión al Señor (5,4-7)
Doxología (5,8-9)
Denuncia profética (5,10-13)
Exhortación a convertirse (5,14-15)
Lamentos (5,16-17)
El día del Señor (5,18-20)
Reproches al culto meramente externo (5,21-25)
Amenaza profética (5,26-27)
Falsa seguridad de las riquezas (6,1-7)
Castigo divino (6,8-14)
3. Ciclo de las visiones proféticas (7,1-9,10)
Visión 1ª: las langostas (7,1-3)
Visión 2ª: el fuego (7,4-6)
Visión 3ª: La plomada (7,7-9)
Disputa con Amasías (7,10-17)
Visión 4ª: La canasta de frutas (8,1-3)
Denuncia de los exploradores (8,4-8)
Día del juicio (8,9-14)
Visión 5ª: ruina del santuario (9,1-4)
Doxología (9,5-6)
Castigo de los israelitas pecadores (9,7-10)
4. Conclusión: restauración mesiánica (9,11-15)
Primera parte
Oráculos contra las naciones
Oráculo contra Oráculos Israel
Segunda parte
Seis oráculos contra Israel.
Tercera parte
Visiones y oráculo y amenazas

Rafael Ibáñez More.


El libro, tal como nos ha llegado en el Canon se divide en tres partes más la
introducción y la conclusión.
La introducción consta del título («Palabras de Amós...») y un resumen del
contenido del libro, expresado en un oráculo (l,l-2)
La primera parte (1,3-2,16) está formada por una serie de oráculos contra
distintas naciones que culmina en el oráculo contra Israel. Tienen un mismo
esquema (recurso sapiencial) y forman un continuo crescendo. Los elementos
son los siguientes: i) Fórmula introductoria: Así dice el Señor (1,5.8.15; 2,3); ii)
Motivación general, casi idéntica en todos ellos: «Por tres crímenes...»; iii)
Motivación particular, diferente en cada caso, porque concreta los delitos de cada
nación; iv) Sentencia condenatoria.
Muchos autores se han planteado la cronología de las diversas partes y su
correspondencia con los acontecimientos que vivió Amós. Tarea difícil y
frecuentemente hipotética. Sin duda las visiones debieron ocurrirle al inicio de su
ministerio y probablemente el episodio de Bethel al final. El orden de los oráculos
es más problemático y no hay acuerdo entre los autores. [cfr L. Monloubou, o.c.,
719-720. Si el oráculo contra Judá (2,4-5) fuera et único añadido, tendríamos un
bloque de siete oráculos, numero simbólico. Incluso hay un cierto orden
geográfico: Damasco, Gaza, Tiro, Edom, Ammón, Moab. (Judá), Israel].
El oráculo contra Israel (2,6-16) es más pormenorizado que los anteriores: no
se limita a enumerar los delitos y la condena correspondiente, sino que alterna
(y contrasta) los pecados de Israel y los beneficios recibidos. De esta forma, los
crímenes no son simples desórdenes de unas normas establecidas, sino ofensas
contra Dios.
Los pecados enumerados son: injusticias sociales (vv.6-7), incesto e idolatría
(v.7b), y abuso cultual (v.8). Los beneficios divinos se resumen en: la donación
de la tierra (v. 10b), precedida de la liberación de Egipto (v.10, si bien el profeta
no hace hincapié en la crudeza de la travesía del desierto).
La elección de nazireos y profetas (¡ni jueces ni reyes!) para conducir al pueblo.
Los nazireos (Num6) y los profetas eran los representantes más genuinos de la
religiosidad israelita, puesto que no estaban supeditados a los poderes
establecidos ni a las presiones ambientales. La condena es implacable: Israel
sucumbirá ante el enemigo que los aplastará de tal modo que ni el mejor
preparado («el rápido» y «el fuerte») podrá escapar. El pecado denunciado en
este verso puede ser de idolatría, de incesto o/y de abuso de poder.
«La gravedad puede ser por tres razones: porque la joven era hieródula de
algún templo cananeo; en este caso el profeta estaría denunciando un pecado
de idolatría, frecuente entre los israelitas. Pero no se explica la mención del
padre e hijo; igualmente graves serían esas relaciones idolátricas de uno solo.
La gravedad puede estar precisamente en el parentesco de ambos: el incesto
estaba ya condenado en las leyes de Lev 18 y 20; el oráculo de Amós sería un
testimonio de la extrema depravación de costumbres.

Rafael Ibáñez More.


Un tercer motivo: es posible que se tratara de una joven israelita, vendida por
un deudor en apuros, en cuyo caso, al incesto se añadiría el abuso de poder.
Aquellos hacendados pervertidos deshonraban el nombre de Dios al deshonrar
de esa manera a una mujer de su mismo pueblo» (S. Agustín, La sexualidad en
los libros proféticos, en Teología del cuerpo y de la sexualidad, Madrid 1991, pp.
51-106). Nótese que en este texto deshonrar a una mujer equivale a deshonrar
el nombre de Dios.
La segunda parte (Am 3-6) abarca seis oráculos dirigidos también contra el
pueblo de Israel. Vienen a ser una ampliación del oráculo contra Israel de la
primera parte. Los tres primeros comienzan con la misma frase: Escuchad esto
(Am 3,1; 4,1 y 5,1); los tres últimos están redactados en tono de lamentación y
tienen también el mismo comienzo: Ay de los que... (Suele denominarse la
sección de Ayes: 5,7; 5,18; 6,1). Se condenan las injusticias sociales y el culto
pervertido, cargado de ritos externos y de fórmulas de autosuficiencia.
Probablemente es la parte más severa de todo el libro.
Algunos autores consideran que la perícopa Am 8,4-8 debería pertenecer
originariamente a esta sección, porque comienza con la misma palabra que los
tres primeros oráculos y tiene el mismo estilo de pregunta retórica. Si así fuera,
también este bloque constaría de siete oráculos, como en la primera parte. Cfr.
L. Alonso-ShökelJ.L. Sicre, Profetas, II, p. 957
La tercera parte (7,1-9,10) contiene las visiones de Amós entre las que van
intercalados algunos oráculos y el episodio con el sacerdote Amasías en Betel.
Las cinco visiones (7,1-3. 4-6. 7-9; 8,1-2 y 9,1-6) reflejan el inicio de la vocación
de Amós y su experiencia de la depravación del pueblo; progresivamente van
mostrando la desgracia a la que está abocado. En las dos primeras, la langosta
y el fuego, el profeta intercede (cfr Ex 32 y la intercesión de Moisés) con el mismo
estribillo: Israel es muy pequeño y su plegaria es atendida.
La tercera, de la plomada, pone de manifiesto la corrupción interior del pueblo,
como una pared que se abomba antes de derrumbarse (cfr Is 30,19); el profeta
ya no intercede, simplemente constata lo inevitable. Tampoco intercede en la
cuarta, la cesta de fruta madura. Juega el profeta con los términos hebreos qâis
(fruta madura) y qês (final), para indicar que el juicio (el día de Yahwéh) está
próximo. La quinta visión, destrucción del santuario, pone de relieve la soberanía
de Dios, de cuya presencia nadie puede escapar; la caída de Israel es
presentada como una catástrofe cósmica.
La conclusión (9,11-15) es un oráculo de salvación en el que se anuncia la
restauración del reino davídico, las bendiciones de la tierra y la reanimación del
pueblo entero. La idea central aparece también en Jeremías: Haré volver a los
deportados de mi pueblo (9,14).

Doctrina del profeta Amós


La Majestad divina

Rafael Ibáñez More.


Pecados del pueblo
La justicia
El día de Yahwéh
La preocupación de Amós estriba en comprobar que el pueblo se está
descomponiendo interiormente. No significa que sea un profeta pesimista sino,
al contrario, su celo por el pueblo le mueve a zarandear a sus contemporáneos
para que pongan remedio. Todo su mensaje quedaría vacío sin unas ideas claras
sobre Dios.
A) La majestad Divina: Amós atribuye a Dios lo que los cananeos
predicaban de Baal: en las doxologías (4,13; 5,8-9 y 9,5-6) presenta al
Señor dominando sobre las constelaciones, enviando la lluvia,
produciendo la fecundidad de la tierra. Dios es el autor y dueño de la
naturaleza: a Él se deben también la sequía, el hambre, las plagas que
devastan los campos, etc. (4,6-11). Este recio oráculo menciona cinco
acciones punitivas, encaminadas a conseguir la conversión; la forma
literaria es tan regular como la de otros oráculos de Amós; al final de cada
estrofa se repite el mismo estribillo: «pero no os convertisteis a mí, oráculo
del Señor» (vv. 6.8.9.10.11).
Los castigos mencionados (carencia de víveres, falta de agua,
enfermedades y plagas de las cosechas, peste sobre las personas,
destrucción de las ciudades provocada quizás por un terremoto) las ha
experimentado el pueblo, pues, aunque evocan las plagas de Egipto, son
relativamente frecuentes en aquella zona. Ahora bien, el profeta pone el
acento en que es Dios mismo quien ha enviado tales castigos, porque
sólo El, y no Baal, gobierna la naturaleza y la orienta en favor de su
pueblo. Por otra parte, esta perícopa es una profunda reflexión sobre el
castigo: Dios envía las desgracias no para desahogar su ira, sino para
mover a conversión a su pueblo.
Frente a la soberbia y autosuficiencia de los israelitas de aquella época,
Amós proclama la soberanía de Dios. Ahora bien, Dios no es un ser
lejano, sino que está íntimamente comprometido con su pueblo: Amós no
menciona el término «berith» (alianza), ni menciona el amor
misericordioso («hasad»), pero insiste en la elección como fuente de
responsabilidad: «Sólo a vosotros he conocido entre todos los pueblos de
la tierra, por eso os pediré cuentas de todas vuestras iniquidades» (Am
13,2).
Como ampliación de esta enseñanza fundamental, el profeta añade una
nueva reflexión sapiencial, fruto de su propia experiencia vocacional y de
la del pueblo (3,3-8): Consta esta sección de siete preguntas retóricas,
cargadas de imágenes vivas, que ponen de relieve la iniciativa de Dios y
exigen la correspondencia del hombre: la imagen de los dos peregrinos
(v. 3), de la vida de la selva (v. 4), de la caza menor (v. 5), de la alarma
ciudadana (v. 6) preparan la definitiva enseñanza de que siendo Dios

Rafael Ibáñez More.


quien habla con la fuerza del león, el profeta no puede dejar de hablar (ni
el pueblo de acoger su palabra).
Por otra parte, sólo con su pueblo ha realizado gestos de predilección:
ha suscitado nazireos y profetas a los que comunica su secreto (2,1 l; 3,7),
ha sacado al pueblo de Egipto y le ha conducido por el desierto (2,10). Y
aunque el futuro se presenta tenebroso, Dios mantendrá un resto (5,3).
Pero los lazos que unen a Dios con su pueblo no le hacen manipulable.
Amós es el profeta que con mayor crudeza anuncia el castigo divino; señal
de que pretende enseñar la trascendencia de Dios. Dios gobierna la
historia, pero está por encima de los hombres: su intervención futura ha
de ser severa, universal y total (cfr 5,18-20; 8,9-10). Queda así reflejada
la majestad divina: «Su nombre es Dios de los ejércitos» (4,13).
B) La justicia: Amós es el profeta que muestra mayor sensibilidad ante las
injusticias sociales de su tiempo, tanto en Israel como en las demás
naciones: i) los delitos denunciados en los oráculos contra las naciones
(caps.1-2) son casi todos de injusticia; Condena con severidad la
perversión de los jueces por dinero (2,6; 5,7-12; 6,12); fustiga sin piedad
los abusos de los prestamistas que se enriquecen a costa de los más
débiles (2,6; 5,11-12; 8,6); iv) las consecuencias de tales injusticias están
puestas de relieve con realismo y crudeza, como aparece al denunciar los
abusos de la clase urbana en Samaría (4,1- 3), la avaricia de los
poderosos (5,10-12), la inmoralidad de los comerciantes (8,4- 6), el lujo y
el despilfarro de Samaría (6,4-7).
Ahora bien, la preocupación del profeta no es meramente social. Las
constantes alusiones de las tradiciones antiguas ponen de relieve que los
crímenes de Israel son contra Dios (cfr 2,6-16) y sólo Dios puede
castigarlos como merecen. Amós no busca tanto la solución de los
problemas sociales, cuanto la «vuelta» al Señor (cfr 4,6-12).

C) Los pecados del pueblo.


En época de bienestar como aquella, Amós denuncia el grave error de
sus contemporáneos que han confundido la elección con la impunidad
(3,1-2). El gran pecado de Israel entonces era suponer que Dios se había
comprometido con su pueblo de modo incondicional y que no podría
castigarlos: «Morirán a espada todos los pecadores de mi pueblo, los que
dicen: no llegará, no nos alcanzará la desventura» (9,10). Israel no puede
apropiarse como mérito el ser elegido (2,9-16), porque la elección es un
don gratuito que comporta exigencias. Sólo un cambio de actitud puede
salvarlo: «Buscadme y viviréis» (5,4; cfr 5,14-15).
Amós contrapone a esa concepción casi mágica de la elección, el verdadero
sentido: frente a la postura cómoda y conformista de que podían cometerse toda
clase de atropellos, Amós fustiga en tono radical ese egoísmo encubierto y
anuncia con claridad que Dios mide a los pueblos con justicia y al suyo con mayor
severidad. Este orgullo es el origen de todos los pecados que Amós denuncia: la
ingratitud por los beneficios antiguos (2,9-10), la incomprensión del designio
divino (4,6-11; 6,1-6), la degradación del culto que se refleja en actitudes

Rafael Ibáñez More.


meramente externas y, sobre todo, en la ido-latría, pues acuden a los templos
cananeos a participar en cultos degeneradores e impíos. «Israel, dice, está
maduro para la destrucción» (8,2).
D) El “día de Yahweh” (Am 5,18-19): Amós es el primero en utilizar esta
expresión: «Ay de los que ansían el día del Señor» (5,18). Los
contemporáneos del profeta lo interpretaban como día señalado, bien en
sentido litúrgico (cfr Lev 16,3, referido al Día de la Expiación) como un día
festivo, bien en sentido castrense (cfr Is, 9,3) como un día en que Dios
intervendrá victoriosamente en favor de Israel. En ambos casos el día del
Señor es día de salvación. Pero Amós proclama un sentido nuevo: a Israel
le aguarda un día de juicio, de destrucción, de desgracia y de condena.
De modo pintoresco lo expresa en 5,19 (Como un hombre que, huyendo
del león, se topa con el oso).
Oseas, Isaías y Sofonías ampliarán más el alcance del día de Yahweh
como juicio y condena por las malas obras, puesto que Dios no puede
intervenir de otra manera si no hay una conversión definitiva. Sobre el "día
de Yahweh" hay además dos oráculos contenidos en 8,9-14. El primero
(vv. 9-10) refleja el duelo profundo y triste que provoca el castigo; está
construido con expresivos contrastes. El segundo (vv. 11-14) gira en torno
a la «sed de la palabra de Dios» cuando el Señor haya abandonado a su
pueblo.
Jeremías es un nombre teóforo (Yirmeyahu) que puede significar "el
Señor pone el fundamento" (de la raíz "rmh"), o "el Señor exalta" (de la
raíz "rym"). Jeremías Hijo de Hilcías, descendiente de Elí, sacerdote de
Silo, auxiliado por su secretario Baruc (Jer. 36).
Jeremías inició su ministerio a la edad de 20 años, en el año 627 a. C (año
13 del Rey Josías) y lo continuo hasta poco después de la tercera
deportación a Babilonia en 582 a.C. en Egipto cubriendo un lapso de cerca
de 50 años. El libro como tal fue escrito en partes. Sus mensajes no
siguen un orden cronológico, por lo que es posible que su edición final lo
realizará Barúc.

EL PROFETA JEREMÍAS

CONTEXTO HISTÓRICO
Jeremías profetizó bajo cinco reyes, principalmente en Jerusalén:
JOSÍAS (640–609 a.C.), a partir de 627 repudió la política de sumisión a
Asiria introducida por su abuelo MANASÉS (687– 642 a.C.). Seis años
después, Josías lanzó la
REFORMA DEUTERONÓMICA (612 a.C.),
que resultó en la purificación del culto y el repudio de las costumbres
cananeas (2 R 23). Al principio Jeremías apoyó la reforma (11:1–8), pero
la hipocresía de los líderes religiosos y del pueblo le llevó a repudiarla
(8:8–12), y a anunciar un Nuevo Pacto basado en una ley escrita no en
un libro, sino el corazón del pueblo (31.31–34).

Rafael Ibáñez More.


Ministerio de Jeremías

JOACAZ, también llamado Salum (22:11),


quien reinó apenas tres meses hasta que le depuso el faraón NECAO II
(2 R 23.31–33).
Este puso en el trono a otro hijo de Josías, Eliaquim (también llamado
JOACIM, 2 R 23.34; 2 Cr 36.3, 5).
Joacim (607–597 a.C.), NABUCODONOSOR, príncipe heredero de
Babilonia, derrotó a Egipto en la batalla de CARQUEMIS (605 a.C., cf. Jer
46).
Ascendió al trono, y dominó prontamente toda la región (25.15ss),
inclusive la ciudad filistea de ASCALÓN (47:1–7; Sof 2.4–7), que capturó
en 604 a.C.
Por tres años Judá pagó tributo a Babilonia, pero cuando
Nabucodonosor fracasó en su intento de invadir Egipto en 601 y las tropas
babilónicas regresaron a Mesopotamia, Joacim creyó que era el momento
oportuno para revelarse contra el Imperio y se negó a pagar tributo (2 R
24.1ss).
Tres años después Nabucodonosor, habiendo restaurado su ejército,
marchó a Judá para poner fin a la rebeldía.
JOAQUÍN (también llamado Conías, 22:24 o Jeconías, 24:1). Joven de
dieciocho años que solo reinó tres meses (2 R 24.8). Jerusalén cayó el 16
de marzo de 597. Joaquín tuvo que rendirse y fue llevado cautivo a
Babilonia junto con la reina madre, el harén, los cortesanos, la
aristocracia, el ejército y la artesanía. Nabucodonosor saqueó tanto el
templo como el palacio real y se llevó el botín a Babilonia (2 R 24.10–16).
Matanías, (SEDEQUÍAS) el hijo menor de Josías, hermano de Joacaz y
medio hermano de Josías, Gobernó por once años del 597 al 587 a.C.
(37.1; 2 R 24.17s).
Durante su gobierno se dividió la opinión popular. Hananías Ben Azur,
favorecían al rey cautivo. Jeremías, rechazaban a Joaquín y aconsejaban
someterse a Babilonia (22:24–30). A lo largo de su reinado, Sedequías
vaciló entre ambas posiciones, situación que se agravó porque el cuerpo
diplomático y los oficiales del gobierno habían sido llevados al cautiverio.

En 591, Sedequías dejó de pagar tributo a Babilonia, los ejércitos de


Babilonia pusieron sitio a Jerusalén. El asedio duró dos años. En julio de
587 los caldeos abrieron brecha en los muros e irrumpieron en la ciudad.
Sedequías fue capturado mientras trataba de escapar. Lo llevaron
prisionero al cuartel general de Nabucodonosor, quien pasó sentencia
sobre el infortunado monarca: degollar a sus hijos en su presencia,
sacarle los ojos.

Contexto Histórico

Rafael Ibáñez More.


En agosto de 587, por órdenes de Nabucodonosor, los caldeos
quemaron Jerusalén, incluso el templo y el palacio real, y arrasaron los
muros de la ciudad. A los que habían sobrevivido el sitio y la conquista se
los llevaron a Babilonia (2 R 25.18–11). A los líderes religiosos, militares
y civiles, ejecutaron por órdenes de Nabucodonosor (2 R 25.18–21).
Solamente quedaron en Jerusalén «los pobres de la tierra», a quienes se
les distribuyeron las tierras (2 R 25.12; Ez 11.15). Nabucodonosor nombró
a GEDALÍAS Ben Ahicam Ben Safán (sobre la tierra), el monarca
babilonio trató bondadosamente a Jeremías, pero el profeta rehusó la
oferta de ir a Babilonia. Prefirió quedarse con los que permanecieron en
Judá bajo el gobernador Gedalías (40.1–6).
Ismael Ben Netanías Ben Elisama, un descendiente de David, pero no
de la línea de los reyes de Judá, encabezó un pequeño grupo de
conspiradores quienes tras de cenar con Gedalías lo asesinaron así como
a la guarnición caldea que le servía (40.13–41.9). Temerosos de las
represalias de Nabucodonosor, muchos de los judíos que quedaban en
Judá huyeron a Egipto, donde hallaron refugio entre los judíos que desde
hacía mucho tiempo vivían en las riberas del Nilo (43.4–7). No tardó Judá
en sentir el furor de la ira de Nabucodonosor. En 582 un tercer grupo de
judíos fue deportado a Babilonia. Jeremías estuvo entre los que huyeron
a Egipto tras el asesinato de Gedalías (42.1–43.7). Allí se pierde su
historia. Lo último que sabemos de él es que ministraba a los refugiados,
anunciaba que Egipto caería (43.8–13) y reprendía a su pueblo por su
persistencia en la idolatría (44.1ss).

BOSQUEJO
I.- Profecías durante los reinados de Josías y Joacím 1:1-20:18
II.- Profecías durante los reinados de Joacím y Sedequías 21:1-39.:18
III.- Profecías después de la caída de Jerusalén 40:1-45:5
IV.- Profecías contra las naciones Paganas 46:1-51:64.

ENSEÑANZA
El mayor aporte teológico de Jeremías fue su concepto del NUEVO
PACTO (31.31–34). Era necesario un nuevo pacto entre Dios y su pueblo
porque este último había violado el anterior. Se necesitaba un pacto
nuevo, un pacto de gracia y perdón escrito en el corazón humano, más
que un pacto legal grabado en piedra.

Jeremías fue un maestro en el arte de utilizar figuras de dicción y


lecciones objetivas para hacerse entender.
En una ocasión se puso un yugo en el cuello para decir al pueblo de Judá
que debían someterse a la inevitable dominación babilónica pagana
(27.1–12).
Observó a un alfarero rehacer una vasija que se le había dañado y
convertirla en una pieza perfecta. Aplicó esta lección a Judá, nación que
necesitaba someterse a la voluntad del Divino Alfarero mientras tuviera
tiempo de hacerlo, para evitar que Dios la castigara (18.1–11).

Rafael Ibáñez More.


Pero quizás la más singular lección objetiva que les dio fue comprar una
heredad en Anatot, como cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén. Sabía
que esa heredad no valdría nada cuando los babilonios se apoderaran de
Jerusalén. Con la compra expresaba su esperanza futura. Un día Dios
restauraría la nación y volverían a adorar en el templo. Dios le pidió al
profeta que pusiera la carta de venta en una vasija de barro para que se
conservara, pues un día volverían a comprarse casas, heredades y viñas
en aquella tierra (32.15).
Jeremías fue un maestro en el arte de utilizar figuras de dicción y
lecciones objetivas para hacerse entender.
En una ocasión se puso un yugo en el cuello para decir al pueblo de Judá
que debían someterse a la inevitable dominación babilónica pagana
(27.1–12).
Observó a un alfarero rehacer una vasija que se le había dañado y
convertirla en una pieza perfecta. Aplicó esta lección a Judá, nación que
necesitaba someterse a la voluntad del Divino Alfarero mientras tuviera
tiempo de hacerlo, para evitar que Dios la castigara (18.1–11).
Pero quizás la más singular lección objetiva que les dio fue comprar una
heredad en Anatot, como cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén. Sabía
que esa heredad no valdría nada cuando los babilonios se apoderaran de
Jerusalén. Con la compra expresaba su esperanza futura. Un día Dios
restauraría la nación y volverían a adorar en el templo. Dios le pidió al
profeta que pusiera la carta de venta en una vasija de barro para que se
conservara, pues un día volverían a comprarse casas, heredades y viñas
en aquella tierra (32.15).

EL PROFETA ELÍAS

FONDO HISTORICO

La pareja real de Israel: acaba y Jezabel el profeta de Dios: Elías Tisbe


Sarepta.
Se debe recordar que el rey Acab se casó con una princesa de Sidón
llamada Jezabel. Se trataba de una unión por razones de Estado que
probablemente iniciara su padre Omri, pero que sin embargo, habría de
influir negativamente sobre la historia del pueblo de Dios. La propia
personalidad de Jezabel (fuerte, impulsiva y dominante) y la tendencia
hacia el paganismo de Acab hicieron que durante su reinado la adoración
hacia estos dioses paganos fuera oficial.
Cuando el pueblo había llegado a la degradación más profunda, Dios
levantó a uno de los más grandes profetas del AT: Elías. Esta degradación
fue producto de la introducción de la adoración a Baal y Asera entre el
pueblo de Israel, un culto que tenía desviaciones morales como parte del
mismo (prostitución masculina y femenina). En este momento apareció en
escena Elías que venía de Galaad, del otro lado del Jordán.

Rafael Ibáñez More.


De vestido y formas toscas, demostró valor y fe sobresalientes para
enfrentar a la pareja real por su introducción del culto a Baal. Fue el único
profeta que tuvo el privilegio de ser trasladado al cielo sin morir. Por eso
mismo el pueblo de Israel esperaba que regresara antes de la llegada del
Mesías. Este gran hombre de Dios tuvo la tarea de anunciar una gran
sequía.
Elías era de esta región por lo que se le llama tisbita. Era una localidad
que se encontraba en la región de Galaad, al este del Jordán. En el AT
esa localidad se menciona solamente en la historia de Elías. Sarepta,
localidad fenicia, situada a unos 21 km al norte de Tiro y 15 km al sur de
Sidón, (era una región que no estaba bajo el control del rey Acab).

1. Elías anuncia la sequia


Elías había sido, y estaba siendo preparado por el Señor para
demostrar a todo Israel que Jehová, y no Baal, era el único Dios
verdadero. Elías (“Jehová es mi Dios”) vivía en Galaad, al oriente del
río Jordán cerca de una comunidad llamada Tisbe.
Dios le dio una misión y entonces Elías se fue al poniente, hacia
Samaria. Entró intempestivamente en el palacio y lanzó un ultimátum
del Señor al rey Acab (v.1): “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya
presencia estoy, que no habrá ni en estos años, sino por mi palabra”.
Elías podía declarar esto con toda confianza porque Dios había
prometido que los retendría de su tierra si su pueblo lo dejaba para
seguir a otros dioses (leer Dt. 11:16-17).
Esto constituía una amenaza para el meollo del baalismo puesto que
los adoradores de Baal creían que su dios era ¡el dios de la lluvia! El
verdadero Dios iba a mandar la sequía y les demostraría que él y no
Baal es quien controlaba el clima.
Después Jehová le dijo que se fuera de Samaria hacia el oriente y
que se escondiera en el arroyo de Querit, que estaba frente al Jordán.
Dios prometió alimento y bebida para su siervo en ese lugar tan
inhóspito.
Elías obedeció y Dios envió (v.4) para que fielmente le llevaran pan
y a Elías por la mañana y por la. Dios alimentó la fe de su profeta a
través del alimento físico de esta manera tan inusual, con el propósito
de fortalecerlo espiritualmente para las proezas que iba a hacer.

2. El ministerio de Elías en Sarepta


Pasados algunos días el arroyo se secó por la sequía que duró un
total de (Lc.4:25) años y meses. Elías supo que tenía que dirigirse a la
ciudad costeña de Sarepta ubicada como a unos 128 km de Querit.
Dios le dijo a Elías que una viuda lo iba a alimentar el profeta obedeció
y cuando entró a la ciudad, intentó saber quién sería ella, y a la primera
viuda que vio le pidió un poco de agua. Su respuesta positiva le animó
a pedirle también un bocado de pan.
viuda expresó que sus recursos eran muy escasos (v.12): un
puñado de y un poco de aceite, suficientes para hacer una última

Rafael Ibáñez More.


comida para ella y su hijo. Elías le respondió (v.13): “No tengas; ve,
haz como has dicho; pero hazme a mí de ello una pequeña torta cocida
debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo”.
Luego basado en la autoridad de la palabra de Dios, le prometió que
no le faltaría el alimento hasta que terminara la sequía. La respuesta
de obediencia de parte de la viuda fue una manifestación de su
confianza en la palabra del Señor. Él honró su fe cumpliendo su
promesa de una manera milagrosa.
Después de estas cosas le sobrevino una tragedia a la anfitriona de
Elías: su hijo se enfermó tan gravemente que no quedó en él aliento
(v.). La mujer se sintió culpable e inmediatamente llegó a la conclusión
que Dios la estaba castigando por sus iniquidades con la muerte de su
hijo.
La primera oración de Elías (v.) simplemente expresa compasión por
la mujer que sufrió esa tragedia además de la hambruna y clama para
que Jehová aligerara esa carga adicional. Luego Elías se tendió sobre
el niño (v.21) veces y oró para que el Señor le devolviera el alma al
niño. Y Dios respondió la oración (v.). Esta es la 1ª ocasión que se
registra en las Escrituras la restauración de la vida a un muerto.
Tomando luego Elías al niño (v.23) “… lo trajo del aposento a la casa,
y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo”.
Este portento convenció a la mujer de que Elías era verdaderamente
un varón de Dios y que la palabra de Jehová que él había declarado
era la verdad. Este incidente mostró a la viuda, y a los demás, que el
poder del Señor como Dios verdadero estaba en contraposición a la
impotencia de Baal.

EL PROFETA ISAÍAS

Isaías (en hebreo significa salvación de Yahvé) es considerado


como uno de los profetas mayores y ocupa el primer puesto en el
canon por la importancia de sus profecías, la magnitud de sus obras y
la sublimidad de estilo. Nació en Jerusalén, hacia el año 768 a.C. en
el seno de una familia aristocrática emparentada con la familia real
(según la tradición rabínica, sería hermano del rey Amasías).
Gracias a la educación y posición que ostentaba, todo su modo de
hablar y comportarse lo presentan como un hombre de cultura
superior; familiarizado con el templo, el ambiente de la corte y los
círculos aristocráticos. Se casó y tuvo dos hijos a los cuales impuso,
por indicación divina dos nombres simbólicos Sear-yasub (un resto
volverá, alude a la liberación de Judá) y Maher Salal Has Baz (pronto
al saqueo, rápido al botín, referida a la destrucción del reino de Siria e
Israel).

Rafael Ibáñez More.


A la muerte del rey Ozías inició en Jerusalén su misión profética, que
se desarrolló después bajo el reinado de Yotam (740-736 a.C.),
censurando la corrupción de Judá y Jerusalén; Y luego en tiempos de
Ajaz (736-716 a.C.), cuando el reino de Siria y el de Israel ponían en
serio peligro la existencia del reino de Judá, y Ajaz llamaba en su
ayuda al rey de Siria, Teglatfalasar tercero.
La influencia de Isaías fue decisiva durante el reinado del rey
Ezequías (711-687 a.C.), de quien fue amigo y consejero y a quien
hizo distintas profecías. Después de la invasión Asiria (701 a.C.),
desaparece de la vida política. Según la tradición vivió bajo el reinado
del impío Manases, el cual lo habría matado haciéndole cortar por el
medio con una sierra de madera

CONTEXTO HISTÓRICO

Las profecías de la primera parte se refieren a los acontecimientos


de la vida de Isaías, y se pueden dividir en cuatro periodos de
actividad: 1. Entre el (740-736 a.C.), cuando Judá gozaba de libertad
y prosperidad. Su predicación se centra en la corrupción moral que a
traído consigo el bienestar.

2. Entre el (735-733 a.C.). Cuando el rey Ajaz, rey de Judá, se vio


atacado por los reyes de Damasco e Israel, y quiere pedir ayuda al rey
Tiglatpilenser tercero, acción que Isaías intenta impedir alegando que
esa alianza solo supondrá vasallaje material y religioso y que en quien
verdaderamente debe confiar es en su único Dios.

3. Entre el (716-711 a.C.), cuando Ezequías sucede a Ajaz en el trono


de Jerusalén. Ezequías para librarse de la tutela de Asiria busca apoyo
militar con Egipto, y entonces Isaías rompe su silencio y recrimina a
Ezequías la posibilidad de una alianza militar

4. Entre el (705-701 a.C.), cuando Ezequías se vuelve a rebelar contra


Asiria. Esta vez el rey de Judá quiso resistir a Senaquerib e Isaías lo
apoyó, prometiéndole la salvación.

En la segunda parte el marco histórico se desarrolla en Babilonia,


casi dos siglos más tarde, donde viven los desterrados de Israel. El
texto se centra en la figura de Ciro el grande. Ciro era en un principio
gobernador de Aznan, reino persa sometido a Persia, se reveló contra
su señor Ciaxares, le venció y se proclamó rey de Persia y Media hacia
el año 550 a.C.
Extendió sus conquistas, primero Lidia y luego hacia el norte y el
este. En Babilonia entro sin resistencia hacia el año 539 a.C. y poco
después proclamó un edicto autorizando a los judíos exiliados a
regresar a Palestina; les devolvió los vasos sagrados robados por
Nabuconodosor y les permitió reconstruir el templo. La tercera parte

Rafael Ibáñez More.


es la de los dos repatriados en el momento de reconstruir su vida en
Palestina, entre los pueblos vecinos hostiles. Parece que hay un altar,
pero aún no se ha reedificado el templo ni los muros de la ciudad.

CONTEXTO DEL AUTOR Y EL LIBRO

El libro de Isaías es muy largo: consta de 66 capítulos. No se puede


atribuir a Isaías en su totalidad, sino que hoy se distinguen en él tres
partes, correspondientes a tres períodos sucesivos, que van desde el
siglo VIII al V a.C. Según algunos autores católicos: el primer Isaías
(caps. 1-39) que contiene oráculos de esperanza y de juicio divino
contra Judá y otras naciones, data del siglo VIII y fue compuesta en
parte por Isaías y en parte por sus discípulos; el segundo Isaías (caps.
40-55), llamado el “libro de la consolación” data de finales del exilio de
Babilonia (siglo VI) y contiene la predicación de un profeta anónimo
sobre el tema de la salvación: anuncia que la liberación de Judá está
próxima. Finalmente, el tercer Isaías (caps. 56-66) Denuncia los
pecados del pueblo elegido y evoca la restauración de Jerusalén.
Intima a Israel a defender el derecho y la justicia, porque la salvación
divina está por manifestarse

1. ª Parte: el libro de los juicios de Dios comprende


(caps.1-39).
a) Oráculos sobre Judá y Jerusalén (caps.1-12). Se
pueden editar durante el reinado de Yotam y los primeros del de
Ajaz, cuando la guerra siro-efraimítica, y algunos también en
tiempo de Ezequías. Los capítulos (7-12) forman el libro de
Emmanuel. Este libro es una de las profecías más famosas de este
gran profeta. Dice así: “He aquí que la virgen concebirá y dará a
luz a un niño a quien llamaran Dios con nosotros”. Así está
avisando con siete siglos de anticipación el nacimiento de Jesús,
de María Virgen.

b) Oráculos contra las naciones (caps.13-23). Empieza


con una profecía de carácter apocalíptico contra Babilonia, luego
contra Asiria, filisteao, Moab, Damasco, Egipto, Edom y Tiro.

c) Oráculos escatológicos (caps.24-27). Llamados el


Apocalipsis de Isaías. El poeta contempla un gran
acontecimiento histórico, al cual seguirá la inauguración del
reino de Dios.

d) Los capítulos (28-33), llamados los seis “ayes”.


Contienen una serie de amenazas contra los pueblos o policastros
que trataban de apartar al rey y al pueblo de la confianza en el
señor. La época comprende desde el reinado de Ajaz, antes del

Rafael Ibáñez More.


726 a.C. hasta la alianza egipcia hacia el 702 a.C.

e) En los capítulos (34-35), describen apocalípticamente


la destrucción de los enemigos del pueblo de Dios,
particularmente el pueblo de Edom.

f) El apéndice histórico (caps.36-39) describe la


invasión de Senaquerib y su derrota, la curación y enfermedad de
Ezequías y el vaticinio del destierro babilónico.

EL PROFETA ELISEO

Eliseo fue el sucesor del profeta Elías en el reino del norte. El nombre
Eliseo significa: “Dios es salvación”, era hijo de Safat; vivía en Abel-
Mehola, en el valle del Jordán, y pertenecía a una familia de buena
posición económica; eran propietarios de 12 pares de bueyes que
laboraban en sus campos. Dios lo designó como sucesor de Elías, al
encontrarlo tras el arado, Elías echó sobre él su manto. Eliseo
comprendió el significado de este gesto simbólico. Volviendo a los
suyos, ofreció un sacrificio y dio a su gente un festín de despedida, y
después siguió a Elías y le sirvió.
Elías, antes de ser arrebatado, cruzó el Jordán, y Eliseo rehusó
separarse de él. Su ministerio profético comienza después del
arrebatamiento de Elías. Elías le dijo que pidiera lo que quisiera.
Entonces Eliseo tuvo la sabiduría de solicitar una doble porción de la
sabiduría de Elías. Vio cómo el carro de fuego arrebataba a su amo;
tomó el manto que Elías había dejado caer, y con él golpeó el Jordán,
el cual se abrió. Eliseo atravesó el río, y pasó a la ribera occidental (2
reyes 2:1-18). Una serie de hechos sobrenaturales marca la carrera
de su ministerio: milagros de conocimiento, o milagros de poder, todos
ellos cumplidos expresamente en nombre de Jehová. Su ministerio, si
se considera desde su llamado, abarca el final del reinado de Acab y
los reinados de Joram, Jehú, Joacaz y Joás, reyes de Israel. No es
posible establecer con exactitud el orden cronológico de los sucesos,
en el ministerio de Eliseo.
Pero su influencia es notoria en la vida política de Israel. Los
milagros de Eliseo, superan en número a los que realizó Elías. Eliseo
completa la obra de Elías destruyendo en esa época el culto a Baal.
Muere durante el reinado de Joás, lamentado por el pueblo y el rey.
Los milagros de Eliseo tuvieron lugar en una época en que la religión
de Jehová estaba enfrentada de una manera total contra el culto a
Baal. De la misma manera que los milagros de Elías, los de Eliseo
tenían el propósito de manifestar la autoridad del profeta y de
presentar al Dios viviente. Este poder sobrenatural de Eliseo era de tal
manera que podía usarlo libremente; de la misma manera que Cristo
lo empleó.

Rafael Ibáñez More.


Frecuentemente en sencillos actos de misericordia. Veamos la serie
de milagros o acontecimientos hechos por Eliseo.
En el nombre del Jehová: sanó con sal las aguas de la fuente de Jericó
2Reyes 2:19-22.
Unos muchachos que se burlaban de la persona del profeta,
recibieron una maldición de Eliseo en nombre del Señor. Dos osos
descuartizaron a 42 de estos jóvenes 2 Reyes2:23-25.
Predijo el éxito de la expedición en contra de Moab 2 Reyes 3:11-27.
Multiplicó el aceite de una viuda 2 Reyes 4:1-7.
Anunció el nacimiento de un hijo a una sunamita; cuando este hijo
murió, la oración de Eliseo lo reclamó a la vida 2 Reyes 4:8-37.
Él indicó un antídoto contra la planta venenosa que estaba en el
alimento de los profetas 2 Reyes 4:38-41.
Durante un hambre, el profeta alimentó a 100 hombres con 20 panes
de cebada y algunas espigas nuevas 2 Reyes 4:42-44.
Ordenó a Naamán que se bañara en el Jordán para sanarse de la lepra
2Reyes 5:1-19, y anunció a Gizei que esta lepra se quedaría pegada
siempre a él debido a su codicia.
Hizo flotar a la superficie del Jordán el hierro (hacha) que había caído
al río 2 Reyes 6:1-7.
Reveló al rey de Israel los movimientos e intenciones de sus enemigos,
los sirios 2 Reyes 6:8-12.
En respuesta a la oración de Eliseo, el Señor abrió los ojos de su siervo
para que viera los carros y caballos de fuego que los protegían 2
Reyes 6:13-17.
Eliseo hirió de ceguera a los hombres que el rey de Siria había enviado
para que lo detuvieran 2 Reyes 6:18-23.
Declaró, antes de que se lo dijera nadie, que un emisario del rey de
Israel estaba a la puerta para quitarle la vida 2 Reyes 6:32-33.
Durante el hambre del cerco de Samaria, predijo que al día siguiente
los víveres serían abundantes y baratos, añadiendo que el oficial
incrédulo, que se burló de esta profecía, lo vería pero no lo disfrutaría.

Una multitud aplastó a este oficial, que murió ante la puerta de


Samaria 2 Reyes 7. Eliseo hizo saber que Ben-adad, rey de Siria,
moriría 2 Reyes 8:7-15. Anunció la destrucción de Acab y de toda su
casa; envió a un joven profeta a que ungiera a Jehú, que debería
ejecutar el juicio predicho 2 Reyes 9:1 y 10:28. Eliseo reveló por
adelantado que habría 3 victorias sobre los sirios 2 Reyes 13:14-19.
Finalmente, un cadáver que había sido arrojado apresuradamente
en la tumba de Eliseo volvió a la vida al tocar los huesos de Eliseo 2
Reyes 13:20- 21. Todo este poder, y una vida acompañada de hechos
sobrenaturales, no impidió a este gran varón de Dios, que un día
“quedara enfermo de la enfermedad de que murió” 2 Reyes 13:14.

Muerte de Eliseo

Rafael Ibáñez More.


2 Reyes 13:14-21 en este pasaje encontramos la última mención
que se hace del profeta Eliseo. El texto solo dice una enfermedad,
guarda silencio al respecto que enfermedad, pero fue una enfermedad
terminal porque Eliseo muere a causa de esta enfermedad. Eliseo
disfrutó de una larga y abundante vida, tuvo muchas experiencias que
le dieron sabiduría y práctica espiritual.
Aún en su lecho de muerte, su preocupación era instruir al rey Joás;
acerca de cómo debía lograr la victoria de Israel sobre Siria. 2 Reyes
13:14 El rey Joás va a visitarlo; estas palabras que menciona Padre
mío…… son las mismas palabras que Eliseo dijo cuando Elías
ascendía a la presencia del Señor. Era un reconocimiento por parte de
la casa real de que ambos profetas habían sido a través de su vida la
verdadera fortaleza del pueblo de Israel.

El incidente con el rey Joás indica que aun estando enfermo y ya por
morir, el interés de Eliseo era el bienestar y la victoria del pueblo de
Dios a quien fue llamado a servir. Por último en 2 Reyes 13:20-21
leemos que después de muerto Eliseo, el pueblo de Israel estaba
siendo avasallado por los madianitas, y seguramente iban los israelitas
en corte fúnebre llevando un compatriota y vinieron los madianitas y
los atacaron. Tuvieron que huir arrojando al muerto en la tumba de
Eliseo que posiblemente fue la que más a mano tenían.
Lo más llamativo del caso fue que el muerto resucito, la Biblia no nos
dice su nombre pero sí que cuando entro en contacto con los huesos
de Eliseo revivió y se levantó sobre sus pies 2 Reyes13: 21. ¿Cómo
pudo producirse esta reversión de las leyes naturales que gobiernan
la vida y la muerte del ser humano?, ¿cómo puede ser que los huesos
de un muerto al entrar en contacto con los de otro sean vivificados y la
persona vuelva a la vida?, la respuesta es sencilla: Para Dios es
sencillo revertir situaciones imposibles, alterar los procesos naturales,
y normales, y producir así algún propósito definido cuando lo cree
necesario. El posee recursos infinitos, para cumplir sus propósitos, la
clave no es tanto como lo hace sino para que lo hace. ¿Cuál era el
propósito de Dios con este milagro vinculado a Eliseo después de
muerto?

Rafael Ibáñez More.


NOMBRE: RAFAEL PAUL IBAÑEZ MORE.

Rafael Ibáñez More.

Anda mungkin juga menyukai