Anda di halaman 1dari 22

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
CÁTEDRA: LINGÜÍSTICA GENERAL
TENDENCIAS DE LA LINGÜÍSTICA

Construcción de jerarquías sociales a través del uso


del lenguaje en discursos políticos del ex – presidente
venezolano Hugo Rafael Chávez Frías

Elaborado por:

Vargas, Nayla

Castel, Verónica

García, Mariana

Profesora: Jackeline Méndez

Caracas, julio de 2018


INTRODUCCIÓN

La len
La lengua es un producto social, que sirve de medio de comunicación entre
seres humanos que comparten un mismo código. Dicho constructo conjuga y coloca
en un mismo grado de importancia al sistema y al uso del mismo, relacionando la
estructura y la función, siendo este uno de los postulados de M.A.K Halliday, pues
para el teórico, el lenguaje está condicionado por las funciones que cumple y las
elecciones que los hablantes /escritores realizan sobre ellas, ya que solo a través de su
empleo, se logrará abarcar todos sus componentes. Entonces, puede decirse que el
sistema lingüístico se conforma de subsistemas que se encargan de representar los
"usos sociales de la lengua y este subsistema, a su vez, será delineado por (y
representación de) el sistema social." (Domínguez Ibid : 116)

Es sabido que cada individuo forma parte de un grupo social y se sirve de la


lengua para situaciones muy variadas. Por ende, acercarse al funcionamiento del
lenguaje no se puede describir de manera particular, pues perdería todo su valor. Es
necesario, en consecuencia, encontrar en la lengua elementos comunes y establecer
tipos de situaciones e intenciones para poder explicar las numerosas opciones que
esta ofrece. Entonces, el lenguaje no se emplea en la nada, sino que funciona en
contextos de situación y, cualquier explicación del lenguaje que no se vincule con el
contexto, es plenamente artificial.

El contexto de situación debe entenderse como aquello que rodea al hablante,


una especie de abstracción del entorno en el que el habla se produce y genera ciertas
características generales que determinan el uso de la lengua y le permiten al usuario
adecuarse según el lugar en el que esté.

Por su parte, el registro es el conjunto de significados que un miembro de una


cultura asocia de manera innata a la situación en la que se encuentra. Por ende, los
hablantes seleccionan los significados correspondientes al contexto. En consecuencia,
estos conceptos se encuentran interrelacionados.
El proceso anteriormente descrito queda regulado por el código que conlleva
las normas o las reglas que coordinan la selección de los significados de los
hablantes, mediante los cuales se transfieren los patrones de una cultura.

La suma de todos estos factores conlleva que el hablante pueda producir un


texto, que constituye todo aquello que se dice o escribe y que es el vínculo para la
interacción lingüística entre personas, pues es la representación del sistema y los
subsistemas pertenecientes a las relaciones externas e internas de la lengua, que
determinan su coherencia (externo) y cohesión (interno). Para Halliday, el texto:

Un texto es una unidad de lenguaje en uso. No es una unidad gramatical,


como la oración, y no se define por su tamaño. A veces se le tiende a ver
como una “superoración”, una unidad gramatical mayor que la oración (…)
pero esto es inadecuado. Un texto no es algo como una oración pero más
grande; es algo que difiere de la oración en naturaleza. Un texto es una
unidad semántica: una unidad no de forma sino de contenido. De este modo,
se relaciona con la oración no por longitud sino por realización, por la
codificación de un sistema simbólico en otro. (p. 2).

En dicho texto influye el contexto de situación, conformado por el campo


(dónde lo digo); el tenor (a quién se lo digo) y el modo (cómo lo digo), logrando traer
a primer plano el eje semántico de la lengua, tomando en cuenta las funciones del
lenguaje, que pueden ser ideativas, ya que permite que los hablantes / escritores
interpreten su propia experiencia a través de relaciones lógicas; interpersonal, pues el
lenguaje sirve para mantener y establecer vínculos sociales y textual, debido a que
permite construir textos coherentes. Cabe destacar que M.A.K Halliday hace énfasis
en que los textos no son simples transmisiones de ideas, sino que son una
construcción intencional e intelectual, dentro de una realidad llena de significados en
contexto, lo que permite entender al lenguaje como una institución social organizada,
donde prevalece el contenido y el sentido antes que la forma.

Halliday parte de la premisa de que el uso del lenguaje se ha ido moldeando a


lo largo de miles de generaciones, evolucionando para satisfacer las necesidades
comunicativas de los hombres, reflejando así el uso en la forma de su organización,
en base a las funciones que cumple. Por consiguiente, el autor plantea que el lenguaje
no “refleja” simplemente estructuras sociales, sino que las construye, pues asume que
las mismas existen y que el uso de la lengua simplemente se vincula a ello, puesto
que la elabora y la mantiene. Un ejemplo sencillo de ello, se evidencia cada vez que
alguien usa el lenguaje “apropiado” en una situación “concreta” donde se ve
implicado un miembro “superior” de la sociedad, ya que elabora un estatus y
automáticamente refuerza el sistema de categorización global. Como lo dice el autor,
si los hablantes comienzan a usar un lenguaje menos formal cuando hablan a
miembros superiores de la sociedad, estarán cambiando la estructura social.

Esto se debe a que el hombre es un ser social por naturaleza y la lengua es el


canal principal por el que se transmiten modelos y formas de actuar en un contexto
determinado, cosa que no sucede por instrucción, sino por aprendizaje propio, ya que
nadie le enseña al niño los principios que rigen los grupos sociales, ni mucho menos
sus sistemas de creencia, sino que este las adquiere indirectamente, mediante la
experiencia acumulada, en la cual contrae y desarrolla relaciones personales de todo
tipo, gracias al lenguaje en su uso cotidiano, que permiten dotarle al individuo todas
las cualidades esenciales de la sociedad y, en consecuencia, convertirlo en parte de
ese sistema.

En consecuencia, surge la semiótica social como modo de investigación del


conjunto de signos que componen la lengua, que busca dar respuesta al porqué del
sustento teórico presentado anteriormente. Es dentro de esta ciencia donde se explica
que la interacción adopta una forma lingüística llamada texto, que es producto de una
infinidad de opciones simultáneas de significado, que se dan mediante una expresión,
en un contexto o tipo de situación, siendo esto una construcción semiótica
estructurada en campo, tenor y modo, lo que permite generar textos, partiendo de las
relaciones de papel entre los participantes y los modos retóricos que estos adoptan,
vinculados respectivamente a los componentes ideacional, interpersonal y textual del
sistema semántico, dando como resultado el significado como contenido, como
participación o como textura respectivamente, estructurados a través de la red de
opciones en el eje correspondiente, que configuran el registro o el potencial de
significado, característico del tipo de situación que se trata, gracias a ser una variante
verbal, producto de la jerarquía social que actúa en la distribución de los roles del
individuo, en un proceso de aprendizaje y acción, en el que el hablante relaciona el
sistema con su función, siendo este el propósito de la semiótica y el principio que
permite afirmar que el texto construye jerarquías sociales.

Dentro de este contexto, cabe desatacar que los discursos políticos son un
medio que permiten ver de manera total y eficaz todos los elementos anteriormente
presentados. Pese a ser construcciones de significado hechas con un fin ideológico
determinado, los textos con fines políticos suelen ser un reflejo de la teoría expuesta
por Halliday, pues son el principal constructor de jerarquías sociales hechas, además,
por una alta cabeza de mando. En torno a esto, el lingüista sociólogo norteamericano
William Stewart, citado por Halliday (1978), afirmó que “gran parte de la conducta
humana está condicionada socialmente y no genéticamente”, por lo que puede verse
una relación íntima entre el lenguaje y los modos de pensamiento, que se transmiten
mediante la palabra, emitida por una figura de poder. Año fecha.

Asimismo, la obra del gran lingüista norteamericano Benjamin Lee Whorf (ob
cit.) sobresale, pues postula que, con frecuencia, “hay un modo aceptado de utilizar
las palabras anteriores a ciertas líneas de pensamiento y a algunos modos de
conducta”. El autor subrayó que, en los usos determinados del lenguaje, como en los
discursos políticos, puede verse cómo se ordenan palabras y se recogen datos para
estructurar la sociedad, a través de términos determinados, que jerarquizan la
sociedad, mediante la forma de dirigirse hacia diversos componentes de la misma,
que pueden ser vistos como superiores o inferiores a quienes habla, según como se
refiera a estos.

Berstein (ob cit.) señala que “el nexo entre lenguaje, cultura y pensamiento se
establece mediante la estructura social, pues la misma determina mediante su efecto
las consecuencias de las modalidades del habla”. En este sentido, para algunos
autores, el ex – presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías (1954 – 2013) era
un experto en elaborar estructuras sociales en su discurso político, pues el mandatario
se caracterizó por hacer uso de adjetivos peyorativos en sus textos para referirse a
quienes consideraba inferiores a él.

Chávez, durante 15 años (desde 1999 hasta el 2015), redactó y enunció


numerosos discursos, en los que se hicieron repetitivos el uso de determinadas
palabras para hacer referencia a colectivos sociales “menores”, discriminados por su
persona, elaborando eslabones sociales, a partir de los cuales se configuraba el rol que
determinadas figuras políticas afines a él, así como su seguidores, cumplían, a partir
de la visión negativa y antagónica de los mismos, que los colocaba en un nivel
inferior.

Por ello, dentro de este marco teórico, surge la necesidad de trabajar con los
contenidos anteriormente presentados de una manera práctica. En este contexto, surge
el siguiente objetivo:

Objetivo:

Revisar el uso del lenguaje para la creación de estructuras sociales en la


terminología empleada en el discurso político del ex – presidente venezolano
Hugo Rafael Chávez Frías a través de adjetivos calificativos en sus textos
elaborados desde 1999 hasta el 2015, a partir de los postulados de M.A.K
Halliday.

Justificación

El motivo por el cual surge este tema de investigación radica en el hecho de


que los discursos políticos suponen una fuente primordial de información con
respecto al uso del lenguaje para fines determinados. Es por ello que se adapta
perfectamente a la teoría manejada, que propone que la lengua crea y refleja
estructuras sociales, debido a que las palabras construyen al mundo y, gracias a su
uso en diferentes situaciones y hacia diversas personas, estratifica sociedades.
Además, las investigadoras escogieron los discursos del presidente Chávez,
enunciados desde 1999 hasta el 2013, pues este se caracterizó por hacer un uso
particular de la lengua, en específico a través de adjetivos peyorativos, cuya función
estuvo vinculada a desfavorecer y descalificar a todo aquel que se encontrara en
contra de su mandato y lograr que el pueblo a su favor escalara escalafones sociales.
Por ello, dichos textos surgen como muestra de la teoría presentada, con el fin de
probar cómo las palabras utilizadas dividen a la sociedad.

Dicha tarea se llevará a cabo mediante la técnica del análisis del discurso, que
consistirá en hacer una revisión exhaustiva de diversos discursos políticos del ex –
presidente venezolano, con el fin de extraer el corpus, que se busca que esté formado
por los adjetivos descalificativos más utilizados. Para Sayago (2014), dicha técnica:

El análisis del discurso es una técnica de análisis potente y precisa, que resalta
por su ductilidad. Por un lado, puede ser utilizada por metodologías
hipotético-deductivas, inductivas y abductivas (según la clasificación de
Samaja). En las primeras, la instancia de la construcción teórica precede a la
instancia del trabajo empírico; en las segundas, la instancia del trabajo
empírico precede a la instancia de la construcción teórica; en la última, ambas
instancias se desarrollan paralelamente, en un constante movimiento de ida y
vuelta.

El análisis del discurso permite, además, hacer un análisis cualitativo. En este


caso, se utilizará con el fin de analizar las representaciones discursivas por parte de la
figura en cuestión, centrando la atención en categorías tales como el uso de la
palabra, la disposición de las mismas, su definición según el contexto y la
caracterización de los actores sociales que se hacen mediante ellas, en pro de
jerarquizar la sociedad venezolana en términos de “opositores” y “revolucionarios”.
Cada adjetivo calificativo será, entonces, una unidad de análisis en la que se
podrán reconocer diferentes estratificaciones sociales hacia el grupo discriminado por
el presidente Chávez, que se reconocerán como “opositores”. Así, se puede advertir
que solo se trabajaran con términos peyorativos, pues son suficientes para demostrar
la manera en la que, a través del uso del lenguaje, se desplazan y se empequeñecen
personas pertenecientes colectivos sociales determinados.
Muestra
A partir de la revisión de 12 discursos enunciados por el ex – presidente
Chávez, se extrajo la siguiente muestra:

Discurso Muestra Fecha


Apátrida, pitiyanqui 15 de marzo de 2009
N° 1 Apátrida 24 de noviembre de 2011
Apátrida, burgues 09 de julio de 2012
Majunche, burgues, 16 de febrero de 2012
N° 2 apátrida
Majunche, 13 de abril de 2012
Majunche, burgues, 31 de agosto de 2012
apátrida, pitiyanqui
Escualido 25 de octubre de 2009
N° 3 Escualido 20 de mayo de 2010
Escuálido, oligarca 23 de enero de 2012
Oligarca, fascista 29 de diciembre de 2003
N° 4 Oligarca 10 de diciembre de 2008
Oligarca, burgues 23 de diciembre de 2008
Burgues, apátrida, fascista 07 de febrero de 2010
N° 5
Burgues, pitiyanqui, 02 de octubre de 2012
apátrida

Burgues 31 de agosto de 2012

N° 6 Fascista 27 de abril de 2007

Fascista 13 de abril de 2010

Fascista 22 de noviembre de 2010

Pitiyanqui, burgues 29 de enero de 2009


N° 7
Pitiyanqui 28 de febrero de 2009

Pitiyanqui 17 de marzo de 2015

Corpus
En consecuencia, puede verse que el corpus estará formado por los siguientes
adjetivos calificativos:
 Burgués: En la última actualización de la Real Ademia Española, realizada
en el año 2017, se define este término de la siguiente manera:
1. adj. Natural o habitante de un burgo medieval. U. t. c. s.

2. adj. o relativo Perteneciente al burgo medieval o a los burgueses.

3. adj. Perteneciente o relativo al burgués (‖ ciudadano de la clase media).

4. adj. despect. Vulgar, mediocre. U. t. c. s.

El término hace referencia gente de clase social media, con una cierta estabilidad
económica.
 Apátrida: La Real Academia Española (ob cit.) lo define de la siguiente
manera:

1. adj. Dicho de una persona: Que carece de nacionalidad. U. t. c. s.

En conclusión, apátrida es aquel que no tiene nacionalidad y no puede hacer uso


de los derechos de ningún estado.
 Majunche: Definido por la RAE (ob cit.) como algo de calidad inferior o
mediocre.
1. adj. coloq. Ven. De calidad inferior, deslucido, mediocre.
 Fascista: Según la RAE (ob cit.) se define de tres maneras:
1. adj. Perteneciente o relativo al fascismo.

2. adj. Partidario del fascismo. Apl. a pers., u. t. c. s.


3. adj. Excesivamente autoritario.

Entonces, fascista es el nombre que se les otorga a las personas que apoyan el
movimiento político conocido como fascismo, caracterizado por ser nacionalista y
totalitarista. También usado para denigrar de forma política a otros líderes dado que
no se puede usar en un ciudadano común ya que no tiene vida dentro de la política.
 Oligarca: Para la RAE (ob cit.)

1. adj. Cada uno de los individuos que componen una oligarquía.

El término puede entenderse como “gobierno de unos pocos” y fue usado por
Aristóteles para referirse al gobierno de un grupo de hombres que no respetan la ley y
buscan bienes particulares. Independientemente de las definiciones que este medio
proporciona.
 Escuálido: La RAE define a este término de dos maneras:

1. adj. Flaco, macilento.

2. adj. p. us. Sucio, asqueroso.

Entonces, se puede decir que el término hace referencia a personas flacas,


esqueléticas, de mal gusto, sucias y desaseadas
 Pitiyanqui: La RAE (ob cit) lo reconoce como:
1. adj. Ven. Imitador del estadounidense.

El término es utilizado para referirse aquellas personas que tienden a imitar


por admiración a los estadounidenses así como apoyar su estilo de vida.

Procedimiento.
 Burgués: Chávez tomó este término y lo utilizo de manera despectiva y
vulgar, para referirse a sus contrincantes, pues en su ideología “ser rico es malo”. En
consecuencia, ser burgués es igual a tener ínfulas de superioridad ante una clase
“menor”, explotada y ultrajada por esta clase social que, además, busca ser similar al
estilo de vida norteamericano.
En consecuencia, burgués se asocia con desarraigo a la patria, estilo de vida
lujoso, etc. Chávez utilizó este término como epíteto referente a la oposición. Sin
embargo, para los redactores del portal web Analítica, la palabra posee 5 significados
(polisemia):

El primero es etimológico y quiere decir habitante de los burgos. Burgo viene


del alemán (Burg) que quiere decir castillo. Los que en la vieja Europa vivían
en y alrededor del castillo (aldeas) fueron llamados originariamente burgueses
(Bürger), quienes después fueron los pioneros de las primeras ciudades
medievales. Por eso se les llamó burgueses (los primeros habitantes del, y
alrededor del, castillo = Burg)

El segundo es social, de acuerdo a los habitantes de las ciudades. Los


burgueses, intentaban diferenciarse – y no sin cierto orgullo- de los habitantes
del campo. Durante el periodo del mal llamado Renacimiento, ser del campo
significaba ser bárbaro, y por lo tanto, los ciudadanos eran los habitantes del
burgo. Ser burgués (Bürger) era, en consecuencias, un honorable título de
distinción social. En ese sentido, Marx, un admirador de la burguesía
ciudadana (Bürgertum en alemán, Bougeoisie en francés, Burguesía en
español) escribió en el Manifiesto Comunista que el gran mérito de la
burguesía era haber roto con el “idiotismo de la vida campesina” (de donde
proviene Chávez).

El tercero es político, pues ser ciudadano, sobre todo durante los tiempos de la
revolución francesa, era ser igual a una persona con derechos y deberes
políticos. Los revolucionarios franceses, herederos de la Ilustración, y la
Ilustración, heredera del espíritu helénico, consideraban que sólo los
habitantes de las ciudades (Citoyens) podían ser personas políticas. Chávez
pasó de idiota campesino (Marx) a ser un habitante de la ciudad a la que con
todo el odio del campesino se empeña en destruir (delincuencia, basura,
denigración moral)

El cuarto es económico y fue re-inventado por Marx que, de modo muy fino,
diferenció entre Bourgeosie (palabra que pidió prestada al idioma francés) de
los conceptos alemanes Bürgertum (al que por proveniencia, yerno, amigos, y
esposa, debía mucho respeto) y Bürger (ciudadano), concepto al cual también
respetaba mucho, entre otras cosas porque él era un ciudadano (Bürger).
Bourgeoisie fue para Marx una clase social cuyas característica fundamental
era la de ocupar el lugar del propietario fabril (medio de producción), que se
apoderaba del plus-valor, derivado de la fuerza de trabajo no retribuido a su
propietario originario, el proletariado (el que como propiedad no tenía más
que su prole: hijos)

El quinto y último es cultural, ya que en los círculos ilustrados de la


modernidad, el concepto burguesía pasó a ser propio de los nuevos ricos, los
que aparentan cultura y no la tienen, los que usan palabras como burguesía sin
saber lo que significan, los incultos, los chabacanos, los ordinarios, los
groseros, los vulgares, en fin: gran parte de esa masa amorfa y anodina que en
Venezuela se llama “chavismo”.

Cabe destacar que el término se asoció con personas como Lorenzo Mendoza,
dueño de las empresas Polar; Enrique Capriles Radonski, líder de la oposición; Rafael
Caldera, ex – presidente venezolano, símbolo de la 4ta República, repudiado por el
presidente Chavez, etc., que, según el mandatario, eran portadoras de grandes
cantidades de dinero, que utilizaban en contra del pueblo venezolano.

 Apátrida: El presidente Chávez hacía uso del término para referirse a todo
aquel que no estuviera de acuerdo con su mandato y, en consecuencia, no quisiera a
su patria, a partir de esta ideología. Solía repetirla numerosas veces en su discurso,
calificando de “no-venezolano” a cualquiera que se opusiera a su presidencia,
apelando a la división y el desprecio por quienes no apoyan su gobierno,
considerando que no tienen arraigo por su nacionalidad y que son traidores a la patria.

Se considera, pues, según el empleo de este término en dicho contexto, que


todo aquel que no sea chavista, no es venezolano. Esto se evidencia en frases
encontradas en discurso, que enuncian como “en nuestra campaña, hay que
desenmascarar a los apátridas”; “somos indestructibles, no volverán los apátridas”;
“los burgueses son apátridas”.
Majunche: El término era usado por el ex – presidente Chávez para referirse
a su contrincante y líder de la oposición, Henrique Capriles Radosnki. La palabra fue
popularizada en la campaña presidencial del 2012 y se asoció con inferioridad ante su
rival, siendo utilizada por sus seguidores como sinónimo de “poca cosa”, de manera
despectiva, alegando que el personaje carecía de cualquier integridad moral.

Fascista: Nombre que se les otorga a las personas que apoyan el movimiento
político conocido como fascismo, caracterizado por ser nacionalista y totalitarista.
También usado para denigrar de forma política a otros líderes dado que no se puede
usar en un ciudadano común ya que no tiene vida dentro de la política.

Principalmente, fue empleado por Chávez en la XII Cumbre Iberoamericana para


referirse al presidente español José María Aznar, a quien calificó de “verdadero
fascista” en reiteradas ocasiones, por considerar que su proyecto era “imperialista” y
un “canto general al neoliberalismo”, tomando en consideración el el fascismo sugrió
en la Guerra Civil Española, principalmente por Franco, lo que da a entender que aun
quedan vicios de aquel mandato, que se reflejan en Aznar.

Oligarca: El término puede entenderse como “gobierno de unos pocos” y fue


usado por Aristóteles para referirse al gobierno de un grupo de hombres que no
respetan la ley y buscan bienes particulares. Independientemente de las definiciones
que este medio proporciona, Chávez utilizó el término oligarca para referirse a todos
aquellos que no estuvieron de acuerdo con sus formas de gobernar. Cabe destacar que
el uso de esta palabra en esta medida, es comúnmente visto en gobiernos de
izquierda, aunque en todos predomina el poco manejo de su verdadero significado.
Además, se asoció con los dueños de grandes empresas, que manejaban dinero. En
general, oligarca se asociaba a la clase alta del país.

Escuálido: El término hace referencia a personas flacas, esqueléticas, de mal


gusto, sucias y desaseadas. En el contexto histórico, político y social de
Venezuela, ha sido utilizada desde el 2002 como sinónimo del sector opositor,
refiriéndose a ellos como “poco desarrollados” que es el verdadero significado de
la palabra escuálido, que guarda relación con términos como “raquítico”, “poco
desarrollado”, “flaco” o “moribundo”, haciendo referencia a la supuesta poca
gente que asistía a sus marchas, lo que los calificaba de “sin sal” y “poca cosa”.

Asimismo, Chavez se refería como “escuálidos”, no solo a los dirigentes


políticos que no estaban de acuerdo con su idea de gobierno, sino también fue dicho a
personas que asistían a las masivas concentraciones en el año 2002, en las que
muchos portaban una camisa que reafirmaba la creencia de ser escuálidos.

Pitiyanqui: En Venezuela, la palabra se dio a conocer mediante las


publicaciones de artículos que realizaba Mario Briceño Iragorry, en los años ‘40.
Recientemente, pasó a ser un término utilizado por Hugo Chavez Frías, utilizado
para referirse al sector opositor de Venezuela, bajo la crítica al sector
estadounidense que, según el mandatario, buscaba ser imitado por los dirigentes
opositores de Venezuela, quienes mantenían relación con estos, cosa que fue
criticada por dicho presidente, debido a una asociación con la palabra “rico” o
“millonario”, totalmente repudiada por esta ideología.

En consecuencia, la teoría de Halliday se ve evidenciada en el corpus


anteriormente presentado, en la medida en la que cada uno de los términos
estratifica la sociedad en personas a favor del mandato chavista o en contra. A
través del uso de la palabra, el ex – mandatario Chávez logró construir toda una
estructura social, que puede entenderse en términos de grados de la siguiente
manera:

1 Apátrida. Ser sin arraigo a su patria. Rango de


menor venezolanidad.

2 Majunche. “Poca cosa”. Candidato inferior al


presidente.

3 Escuálido. Esquelético y desaseado. Opositor


poco desarrollado, raquítico y
moribundo.

4 Oligarca. Gobierno de pocos. Irrespeto de la ley.

5 Burgués. Persona adinerada. Desarraigo a la


patria.

6 Fascista. Nacionalista y totalitario. Ir en contra


de la patria.

7 Pitiyanqui. Admiración a la cultura gringa.


Desarraigo a la patria.

Análisis de resultados

Puede verse que todos los términos seleccionados, extraídos de los


discursos enunciados durante 15 años (1999- 2013), hacen referencia al sector
opositor del país de manera despectiva y descalificativa. Asimismo, todos son
sinónimos de no – venezolanidad y se vinculan por el hecho de hacer referencia a
un rango menor de nacionalismo, a partir del hecho de no estar de acuerdo con la
forma de gobierno que el presidente Chávez promulgaba. Cabe destacar que
muchos de estos términos eran utilizados de manera simultánea, para agravar el
sentido peyorativo de los mismos.

Todos los adjetivos anteriormente mencionados son un reflejo de la


ideología que el ex – presidente portaba. En consecuencia, todo aquel que no
apoyara su mandato, era definido como un “apátrida”, “majunche”, “escuálido”,
“oligarca”, “burgués”, “fascista” o “pitiyanqui”, siendo estas palabras asociadas
social e ideológicamente con personas de un rango menor a los ojos del
mandatario. En consecuencia, dichos adjetivos son utilizados siempre para reiterar
inferioridad y señalar de manera negativa a un sector social, lo que trae como
consecuencia el principio de una estratificación, entre “opositores”, vinculados a
términos peyorativos y “chavistas”, colocados desde una visión favorable, a partir
de la superioridad.

Debido a esta polarización de bandos, los adjetivos anteriormente


presentados no solo categorizan despectivamente a un sector social, sino que
sufren una sustantivación y se desplaza su categoría léxica, a través de una
pronominalización, que sustituye al nombre “opositor” o, en su defecto, al nombre
de la figura a la que se refiere, por cualquiera de las palabras ya mencionadas, que
pasan a asumir una función de sustantivo, a pesar de que su categoría léxica sea
otra, lo que conlleva a hacer más notorio e intenso el hecho de que el uso de
dichas palabras estratifica la sociedad.

Dicha sustantivación se da de la siguiente forma:

1) Lo (s) + forma masculina del adjetivo.

Los escuálidos / Los majunches / Los burgueses.

Puede verse, entonces, cómo se suprime el sustantivo en la oración y el


adjetivo pasa a cumplir esta función. Esto sucede gracias a la carga ideológica que
contrae el uso de la palabra, tanto así que se deja a quienes lo son como sujetos y
pasan a ser simples calificativos que, desde este punto de vista, los describen y, en
su defecto, los categorizan dentro de una sociedad.

2) El / la + adjetivo (Nota: siempre se omite el contexto que indica qué


nombre es).
El apátrida / El fascista / El pitiyanqui / El oligarca.
De nuevo, el adjetivo pasa a cumplir la función de sustantivo, en su rol de
sujeto de la oración. Gracias a la ideología en la cual son pronunciados estos
enunciados, la palabra es desplazada de su categoría léxica, pues se vincula a un
colectivo de personas, cuya característica principal es suficiente para referirse a
ellos, sin incluir ningún pronombre o nombre propio.

El uso de estas palabras, de la forma anteriormente presentadas, permiten


ver cómo a partir de los discursos políticos del presidente Chávez, se sustituye la
categoría léxica de una palabra, debido a su carga ideológica. El ex – mandatario
más allá de descalificar a quienes se dirigen, les quita su condición de sujeto y son
desplazados a una calificación que los nombra y etiqueta. Ya no se es opositor,
sino apátrida, burgués, majunche, fascista, oligarca, escuálido o pitiyanqui, según
sea el caso.

Esta visión del opositor lleva a la relexicalización del lenguaje por parte
del mandatario Chávez, que apoya la estratificación social, pues este fenómeno
lingüístico conlleva a que ideológicamente se agrupe a un sector de la sociedad
como los apátridas, burguess, majunches, fascistas, oligarcas, escuálidos o
pitiyanquis, siendo todos estos sinónimos de un mismo sector discriminado por su
pensamiento contrario al del líder político. Así, dicho personaje se apropia,
mediante la relexicalización, de las zonas de significados en los que va a
desarrollar su discurso, haciendo que este léxico sea asociado con sus adversarios
y que, además, sea adoptado por toda la sociedad, configurando la noción de
“opositor” a “inferior” y “menos venezolano”, afianzando la imagen del “yo como
salvador” en el “eje de cambio”, construida por Chávez.

Ese desplazamiento funcional tiene como objetivo lograr que el receptor se


adhiera a una determinada visión o idea social, como adepto o rechazando a la
misma, lograda mediante la descripción adoptada para reafirmar la posición del
mandatario y subyugar a las demás. El líder político legitima en cada uno de los
discursos presentados su superioridad ante los “poco desarrollados”, “poco
nacionalistas”, “adinerados”, “totalitarios”, “desarraigados”, “inferiores” y
“menos venezolanos”, que forman parte de un “pequeño grupo moribundo”, que
están siempre un escalafón por debajo de aquellos que sí están de acuerdo con su
forma de mando.

A partir de recursos lingüísticos y discursivos, Chávez estratificó la


sociedad y creó una estructura social nueva, donde el escuálido u opositor está
relacionado con una clase alta, desarraigada, de rango inferior, que logró
jerarquizar a la sociedad en dos bandos y crear una pirámide social, cuya cúspide
la ocupan aquellos que, gracias a su superioridad ideológica, se consideran
chavistas, mientras que aquellos que no, quedan desplazados, así como su
categoría gramatical, a un nivel inferior, gracias a las características que los
definen y categorizan, según el mandatario.
CONCLUSIÓN
REFERENCIAS

Angulo, J (s/f). Chávez en tres discursos. Universidad de los Andes.


Disponible en www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/37497/1/articulo1.pdf
[Consulta: 2018, julio 15].

Anónimo. Sustantivación (s/f). Disponible en: http://zonaele.com/sustantivacion/


[Consulta: 2018, julio 23].

Anónimo. Sustantivación del adjetivo (s/f). Disponible en:


https://www.hf.uio.no/ilos/tjenester/kunnskap/sprak/nettsprak/spansk/portal/spa1101/
powerpoint/2017/adjetivo.pdf [Consulta: 2018, julio 23].

Beltrán, M (s/f). El lenguaje como realidad social. Universidad Autónoma de


Madrid. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1050533.pdf
[Consulta: 2018, julio 15].

Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en:


http://dle.rae.es/?w=diccionario

Halliday, M (1978). El lenguaje como semiótica social. México. Fondo de


cultura económica.

Martínez, M (s/f). La lengua como forma de comportamiento social. Universidad de


Alicante. Disponible en:
http://www.tonosdigital.es/ojs/index.php/tonos/article/viewFile/825/558 [Consulta: 2018,
julio 17].

Molero, L; Rincon, D; Gracia, M. Construcción lingüística y discursiva de


procesos en el discurso político venezolano. El caso del socialismo del siglo XXI
(s/f). Universidad del Zulia. Disponible en:
produccioncientificaluz.org/index.php/lingua/article/download/17246/17219
[Consulta: 2018, julio 17].
Ruiz, J (s/f). El lenguaje como semiótica social de Halliday. Universidad
Nacional de Mar de la Plata. Disponible en:
https://journals.aau.dk/index.php/sd/article/download/908/733/ [Consulta: 2018, julio
17].

Anda mungkin juga menyukai