Estudiantes:
López Renny 20.555.747
Marín Jonathan 26.295.861
Profesora:
Betty Velásquez
En casi todos los países del mundo se ha ido progresando en el ámbito comunicativo,
esto debido a nuestra necesidad de enviar y recibir información, una pieza fundamental
en el ser humano, en este sentido, en el último siglo hemos ido revolucionando toda la
industria de la comunicación, cada vez hay más equipos, más herramientas que nos
permiten intercambiar cierta cantidad de ideas a diario, ya no dependemos del plano
físico donde nos encontremos sino de la neta intención de comunicar, pues, el lugar del
mundo donde nos encontremos, en su mayoría, ya no es motivo limitante para que este
hecho se realice.
Así pues, en nuestro país, Venezuela, en lugar de tener un avance en este campo, se
ha presentado, por el contrario, un retroceso considerable en este tema. Generalmente,
los pueblos se trazan prioridades en los sectores que consideran su nación debe
desarrollarse, en este caso no se ha planteado el sector comunicación como una
necesidad.
Si bien es cierto que aún la mayor parte de la población tiene acceso a la mayoría de
equipos que le permiten mantenerse actualizándose de las diferentes informaciones y
compartiendo contenido, también es cierto que cada vez resulta más engorroso poder
realizarlo. Cada vez más venezolanos se las ingenian para no ser una luz que se
apaga en el universo que son las plataformas que se encuentran en las redes, cada
individuo de este país busca la manera de seguir conectado.
Es por esto que se viene a la mente de quién analiza estas situaciones, el por qué un
país que venía de tener tanto auge ha tenido un estancamiento tan significativo. Nos
pasa a diario por la cabeza si, cada compañía en telecomunicaciones está haciendo
realmente lo necesario para mantener sus redes en un funcionamiento óptimo, que no
se vea obstaculizado por un sinfín de interferencias o atenuaciones.
Aunado a esto, encontramos una serie de barreras puesta por el estado, donde es
insuficiente la inversión destinada a mejorar los equipos necesarios para un
funcionamiento óptimo de las telefonías, además del estado económico que hace cada
vez más improbable que estas grandes compañías consideren apostar al desarrollo de
la comunicación en el país.