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Investigación, desarrollo e innovación


de Profesionales en
Seguridad Integrada en materia de Seguridad

www.capsi-ar.org - Serie de Artículos y testimonios N°004 – noviembre 2017

La Inteligencia Estratégica como


instrumento fundamental para
la toma de decisiones
por Marcelo Javier de los Reyes *

*Licenciado en Historia graduado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos


Aires. Postgrado en Política Exterior Argentina, Universidad del Salvador. Durante casi veinte años
fue docente de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La
Plata. Docente de la Facultad del Ejército, Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF).
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Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de sus autores y
no reflejan necesariamente el pensamiento de CAPSI

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La Inteligencia Estratégica | Marcelo J. De Los Reyes

La Inteligencia Estratégica como


instrumento fundamental para
la toma de decisiones
Por Marcelo Javier de los Reyes

El pesimista se queja del viento;


el optimista espera que cambie;
el realista ajusta las velas.

William George Ward (1812-1882)

Resumen
El mundo actual se encuentra ante una nueva encrucijada y se hace
difícil encontrar el camino a seguir ante el sinnúmero de alternativas
que se nos presentan. Cada vez tenemos mayor certeza de que el
conflicto es inevitable.
El principal instrumento para los decisores, en los altos niveles de
conducción, es una inteligencia estratégica basada en un pensamiento
flexible que les permita la adecuada toma de decisiones para la
prevención y resolución de conflictos y lograr la resolución o
desactivación del problema/conflicto. Resulta imprescindible una
inteligencia estratégica sumamente flexible, con capacidad de
reorientarse en función de poder dar respuesta a tales cambiantes
1

circunstancias impuestas al Estado.


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La Inteligencia Estratégica | Marcelo J. De Los Reyes

El pensamiento estratégico es un proceso sumamente complejo que


requiere del más amplio conocimiento de la información, de su
procesamiento, capaz de proponer nuevas direcciones, aún aquellas
menos evidentes, con la intención de facilitar las mejores respuestas
para que la conducción alcance sus objetivos.

Summary
The world today is at a new crossroads and it becomes difficult to find
the path to be followed with all the alternatives we have. We are
increasingly more certain that the conflict is inevitable.
The main instrument for decision-makers, at high levels of
management, is a strategic intelligence based on a flexible thinking
that lets them make the appropriate decisions for the prevention and
resolution of conflicts and achieve the resolution or deactivation of the
problem/conflict. It is essential to have a highly flexible strategic
intelligence, with capacity of redirecting itself in order to be able to
respond to such changing circumstances imposed on the State.
Strategic thinking is a very complex process which requires the most
extensive knowledge of the information, its processing, with the
capacity of suggesting new directions, even those less obvious, in order
to provide the best responses so the management can achieve their
goals.

Palabras claves
Inteligencia, estrategia, análisis, decisión

Keywords
Intelligence, strategy, analysis, decision
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Introducción

Se le atribuye al escritor, filósofo y humanista italiano Giovanni Pico de


la Mirándola ―Italia, 1463-1494― la expresión De omni re scibili, que
podemos traducir como “concerniente a todo lo que se puede conocer”.
Quizás, no haya sido casualidad que esa expresión fue escogida como
lema de la Escuela Nacional de Inteligencia de la actual Agencia Federal
de la República Argentina1. Como es sabido, la Inteligencia, de la que
Walter Laqueur intentó discernir si se trataba de “arte o ciencia”, tiene
una profunda avidez por el conocimiento.

1
La Escuela Nacional de Inteligencia fue creada el 5 de junio de 1967, como instituto
3

de formación de la entonces Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE). Con la


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promulgación del Decreto Presidencial Nº 1536/91 fue reconocida como el instituto


de mayor nivel de la especialidad en la Argentina.

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En el presente trabajo se describe cómo la inteligencia, tras la Segunda


Guerra Mundial, fue convirtiéndose en una disciplina científica a partir
de la conformación de teorías y métodos que, en un principio, fueron
notoriamente estructurados, habida cuenta que sus basamentos
tuvieron su origen en la inteligencia militar. Progresivamente, la
inteligencia fue adaptándose a los cambios mundiales y la emergencia
de la inteligencia estratégica fue acompañada de una desestructuración
de sus métodos de análisis, más aun cuando comenzó a formar parte
de un organismo civil de inteligencia.
La complejidad del mundo actual y la ocurrencia de acontecimientos
no previstos, promovió una reestructuración de los organismos de
inteligencia, esencial para la toma de decisiones acordes con los
nuevos desafíos.

La Inteligencia se convierte en disciplina científica

Si bien los orígenes de la Inteligencia se encuentran en el espionaje,


del que dan cuenta libros como La Biblia o El Arte de la Guerra de Sun
Zi, en su evolución operaron cambios, los cuales determinaron que
hacia mediados del siglo XX comenzara a ser pensada científicamente.
La Inteligencia como disciplina científica comenzó a tomar forma una
vez terminada la Segunda Guerra Mundial, por inspiración de Sherman
Kent, con su obra Inteligencia Estratégica2, primero, y de Washington
Platt3, después. Ambos autores pusieron en evidencia que la
inteligencia estratégica era imprescindible para los responsables de la
conducción civil o militar de un Estado. Fue así como se comenzó a
hablar de Inteligencia como “información procesada”, como “producto”
y como “organización”. De ese modo tomó forma lo que se denominó
4

2
Kent, Sherman (1967). Inteligencia estratégica. Buenos Aires, Pleamar, 249 p.
Página

3
Platt, Washington (1983). Producción de inteligencia. Principios básicos. Buenos
Aires, Struhart & Cía.

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el “ciclo de inteligencia”, a veces cuestionado pero vigente y útil hasta


hoy.
En línea con este pensamiento, Walter Laqueur, reconocido autor por
sus libros sobre terrorismo4, se planteó en otra obra si la Inteligencia
debería ser considerada como un arte o una ciencia, ya que en la
década del ’50 del siglo XX —en gran medida fuera de la comunidad de
inteligencia—, comenzó a forjarse la idea de que la misma debía
cimentarse sobre una base teórica más profunda5. Ello motivado, por
ser la inteligencia una herramienta de vital importancia para los
decisores políticos, en la cual sus resultados asertivos constituyen el
único criterio de valor6.
No obstante, fue el historiador Sherman Kent el “autor de los primeros
trabajos más importantes en inteligencia, comparando el método de
aquellas ciencias sociales empleadas favorablemente en la inteligencia
estratégica con el de las ciencias físicas”, según describe Walter
Laqueur7. Por otro lado, también se refirió a la controversia que se
instaló entre Willmore Kendall, autor del artículo “The function of
Intelligence” publicado en la revista World Politics en 1949. En su
artículo Kendall considera que la inteligencia Estratégica puede
abordarse desde distintas perspectivas, a saber: 1) como una
introducción general al trabajo de inteligencia; 2) un memorándum de
un analista senior en el trabajo de inteligencia que lo ha pensado todo;
y 3) un intento del mismo veterano para hacer que tenga sentido una
actividad del gobierno. Debido a que para Kendall el libro de Kent es
en parte cada una de estas tres cosas, a la vez no es perfectamente
satisfactoria para cualquiera de ellas. El gran mérito de su libro es que

4
Laqueur, Walter (1980). Terrorismo. Madrid, Espasa-Calpe, 348 p. y Laqueur,
Walter (2003). Una historia del terrorismo. Barcelona, Paidós Ibérica, 352 p.
5
Laqueur, Walter (1985). A World of Secrets: The Uses and Limits of Intelligence.
5

New York, Basic Books, 404 p.


Página

6
Ídem.
7
Ídem.

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proporciona un cuerpo de material descriptivo que permitió el inicio de


una seria discusión pública sobre la relación de la inteligencia con la
política en un sistema democrático8.
Kendall distinguió que la función de la inteligencia consistía en ayudar
a los líderes “políticamente responsables” a alcanzar sus objetivos de
política exterior, en gran medida mediante la identificación de los
elementos de un problema susceptible a la influencia de los Estados
Unidos9. Además, Kendall observó que si la misión de la inteligencia
era iluminar a los tomadores de decisiones con lo mejor que el
conocimiento experto podía proporcionar, las aversiones de Kent al
tomar en cuenta la política doméstica de los Estados Unidos y la teoría
de las ciencias sociales eran contraproducentes10.
Walter Laqueur también cita en su artículo a otros autores que
propusieron métodos estructurados, como Richard J. Heuer, o la
adopción por parte del área de métodos y pronósticos de la Offices of
Regional and Political Analysis (ORPA) de la CIA, de las Estadísticas
“Bayesianas”, basándose en el Teorema de Thomas Bayes (1702-
1761)11. Sin embargo, en su evolución, la inteligencia fue tomando
distancia de los métodos estructurados y, en este sentido, Laqueur
destaca que, al igual que en la medicina, en inteligencia no hay
certezas absolutas sino probabilidades y similitudes pero, al igual que
cada hombre, cada caso es único. De modo tal que el analista de
inteligencia ha de enfrentarse a situaciones “únicas” por lo que, para
enfrentarlas y resolverlas, el recurrir a un pensamiento basado en una

8
Kendall, Willmore. (1949). “The Function of Intelligence”. En: World Politics, 1(4),
542-552. doi:10.2307/2008837.
9
Davis, Jack. “The Kent-Kendall Debate of 1949”. Sitio web oficial de la CIA,
08/05/2007, <https://www.cia.gov/library/center-for-the-study-of-
intelligence/kent-csi/vol35no2/html/v35i2a06p_0001.htm>, [consulta:
6

01/07/2018].
Página

10
Ídem.
11
Laqueur, Walter (1985). Op. cit.

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metodología estructurada podría ofrecer más una dificultad que una


solución.

Hacia una inteligencia estratégica “no estructurada”

El dilema interesante propuesto por Walter Laqueur sobre si debemos


considerar a la inteligencia como “arte o ciencia”, encuentra en Karl
von Clausewitz algunos elementos conceptuales interesantes para su
comprensión, desarrollados los mismos en su obra De la Guerra. En
ella, plantea este dilema para la guerra, considerando que todo
pensamiento constituye, en verdad, un arte y será allí donde la lógica
encuentra su límite —como resultado del conocimiento— y comienza a
actuar el juicio. Incluso el conocimiento del espíritu es juicio y, en
consecuencia, arte y finalmente lo es también el conocimiento
mediante los sentidos. Motivo por el cual, resulta tan imposible
imaginar a un ser humano que posea tan sólo la facultad del
conocimiento sin la del juicio, como lo inverso, determinando ello que
el arte y el conocimiento nunca pueden separarse completamente el
uno del otro. De tal forma que ello permite resumir que, allí donde se
trata de creación y de producción, allí se encuentra el ámbito del arte;
por el contrario, si el objetivo es la investigación y el conocimiento, allí
impera la ciencia12.
En tal sentido, la evolución de las diversas sociedades, la complejidad
del mundo, la incertidumbre ―a la que con gran claridad Nassim
Nicholas Taleb definió a través del concepto de “cisne negro”― o los
“megacambios” a los que se refiere Ervin Laszlo, llevan a un replanteo
y a una actualización de la actividad de Inteligencia, ya que la misma
comienza a plantear cada vez más la alternancia entre habilidad
práctica y conocimiento científico. Laszlo ―en una visión más allá de
7 Página

12
von Clausewitz, Karl. De La Guerra. Barcelona, Labor, 1984, p. 154-157.

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la física pero que no debería ser soslayada― considera que la


humanidad se encuentra en la disyuntiva “evolución o extinción”, por
lo que el hombre debe transitar hacia una visión del mundo
multidisciplinar, viviendo armónicamente con las tradiciones
espirituales del planeta13. Sin embargo, quien ha puesto más en
evidencia la fragilidad y la volatilidad de nuestra sociedad actual fue el
sociólogo polaco Zygmunt Bauman, particularmente al introducir el
concepto de modernidad líquida.
En su libro Modernidad Líquida, Bauman explica que la diferencia entre
los líquidos y los sólidos es que los primeros no conservan fácilmente
una forma durante mucho tiempo y están continuamente dispuestos a
cambiarla. Para los líquidos lo que cuenta es el flujo del tiempo y no el
espacio que ―como los sólidos― puedan llegar a ocupar 14. Considera
que la “era de la modernidad sólida”, con sus certezas, ha llegado a su
fin. Bauman se vale de esta metáfora de la liquidez para explicar la
fase actual de la modernidad, caracterizada por la desregulación, la
flexibilización, la liberalización de todos los mercados, la disolución de
lo público en favor de lo privado, en síntesis, la inestabilidad.
En una entrevista, el propio Bauman explicó acerca del concepto de la
modernidad líquida en los siguientes términos:
El problema con la realidad líquida es que es tan difícil de
pronosticar cómo se desarrollará y reaccionará a nuevas
situaciones, crisis, dilemas de confianza o lo que sea y, como
sabemos tan poco sobre ello, nos sentimos impotentes. Si uno
no es capaz de pronosticar cómo las cosas evolucionarán, no
puede tomar medidas de precaución, entonces uno no puede
prepararse, defenderse. Los hechos nos toman por sorpresa. Es
una presentación muy dramática de algo que está
8

13
Laszlo, Ervin (2009). El cambio cuántico. Cómo el nuevo paradigma científico
Página

puede transformar la sociedad. Barcelona, Kairós, 235 p.


14
Bauman, Zygmunt (2004). Modernidad líquida. Buenos Aires, FCE, 232 p.

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profundamente arraigado en nuestra manera de vivir hoy en día.


Por eso se llama modernidad líquida.15
Bauman continuó su elucidación con lo que podemos considerar más
relevante desde la inteligencia:
La planificación del futuro desafía nuestros hábitos y costumbres,
las capacidades que aprendimos para superar los escollos del
camino.16
Nos encontramos ante una encrucijada y se hace difícil encontrar el
camino a seguir ante un sinnúmero de alternativas que se nos
presentan pero que no sabemos hacia dónde nos llevarán. De ahí que
Bauman considera importante debatir acerca de la siguiente cuestión:
¿Cómo restablecer el equilibrio entre política y poder? Porque
ahora la política es local y el poder global.17
De tal manera que cada vez más tenemos una certeza y es que el
conflicto es inevitable en un mundo en el que, cotidianamente, Thomas
Hobbes demuestra haber tenido razón cuando escribió “la condición del
hombre... es una condición de guerra de todos contra todos”18.
En su libro La Sociedad Poscapitalista Peter F. Drucker también hace
referencia a las profundas transformaciones del mundo actual y
vaticina, entre otras cosas, que esa será una “sociedad de grandes
organizaciones”, tanto oficiales como privadas, que necesariamente
operarán en virtud del flujo informativo19.
En este contexto de incertidumbres, han tenido lugar una suma de
acontecimientos que no fueron percibidos con anterioridad por los
servicios de inteligencia. Entre ellos pueden mencionarse el derrumbe

15
“Educación Líquida Bauman” (video). Think1.tv (Col·legi Montserrat), 12/03/2012,
<https://www.think1.tv/es/video/zygmunt-bauman-educacion-liquida-es>,
[consulta: 13/04/2018].
16
Ídem.
17
Ídem.
18
Hobbes, Thomas (1998). Leviathan. México, Fondo de Cultura Económica (FCE),
9

p. 106.
Página

19
Drucker, Peter (1993). La sociedad poscapitalista. Buenos Aires, Sudamericana,
276 p.

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del Muro de Berlín por parte de los alemanes (1989) ―parece impropio
hablar de “caída” y aún más cuando lo hacemos desde la inteligencia―,
la implosión de la Unión Soviética (1991), los ataques del 11 de
septiembre (11-S) en Washington y Nueva York (2001), los atentados
del 11 de marzo (11-M) en España (2004), la crisis de las hipotecas
subprime o “hipotecas basuras” ―que terminó detonando en 2008 con
consecuencias de alcance global―, por citar algunos ejemplos.
En esta “sociedad de grandes organizaciones” —como la ha definido
Peter Drucker—, las correspondientes a la inteligencia han debido
repensar sus funciones, reorganizarse, reestructurarse y adecuarse a
la multiplicidad de actores que hoy se encuentran en la mira de las
mismas. Para la inteligencia el mundo de la Guerra Fría ―si se
considera su final con la implosión de la Unión Soviética, visión que no
es compartida por el autor de este trabajo― era de una “realidad
sólida” y el posterior de una “realidad líquida”, parafraseando a
Bauman.
Este mundo actual requiere de una interpretación por parte de una
inteligencia estratégica sumamente flexible, con capacidad de
reorientarse en función de poder dar respuesta a las cambiantes
circunstancias que los diversos actores y las diversas problemáticas le
imponen al Estado.
Dicho de otro modo, no podemos ser absolutamente racionales
adoptando una duda cartesiana, ni absolutamente empiristas pues, de
seguir sólo lo que la experiencia nos indique, podríamos alcanzar el
destino del “pavo de Russell”. En tal sentido, el analista veterano no
debe dejar de lado la intuición pues, en alguna medida esa intuición
obedece a un “ordenamiento de sus carpetas mentales”. De tal modo
que la intuición debe movilizar a la razón y la razón debe disciplinar a
la intuición.
10

Una inteligencia estratégica basada en un pensamiento flexible que le


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permita “ajustar las velas” acorde a las condiciones del viento, es el

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principal instrumento de la que se deben valer quienes tienen la


responsabilidad en la toma de decisiones.
Básicamente, la inteligencia no ha cambiado su naturaleza pero en la
actualidad se vale de un sinnúmero de herramientas que no llevarán a
eliminar la incertidumbre pero sí a reducirla. Como bien expresa el
doctor Diego Navarro Bonilla
El avance tecnológico ha determinado una ineludible evolución
de las capacidades, en las herramientas o en los instrumentos de
la inteligencia aunque no ha modificado sustancialmente su
esencia ni sus fundamentos teóricos.20

De omni re scibili

Como ya se ha expresado, inteligencia en un término polisémico que


fue expresado ―en lo que respecta al tema de esta presentación― por
Sherman Kent como “información procesada”, como “producto” y como
“organización”.
En principio, debemos recordar que Washington Platt dice que
Inteligencia es un enunciado o exposición significativa y llena de
sentido derivada de la información que ha sido seleccionada,
evaluada, interpretada y finalmente expresada de modo que su
significación sea clara para la resolución de un problema actual
de política nacional.21
En esta definición cabe hacer la salvedad que puede ser tanto un
problema nacional como internacional pero que afecte los intereses
nacionales aunque, lo importante, es destacar que la inteligencia tiene
por objetivo “la resolución de un problema” o, dicho más ampliamente,
la resolución o la prevención de un conflicto, una amenaza o un riesgo.
11

20
Navarro Bonilla, Diego (2007). Derrotado pero no sorprendido. Reflexiones sobre
la información secreta en tiempo de guerra. Madrid, Plaza y Valdés Editores, p. 23.
Página

21
Washington Platt (1983). Producción de inteligencia. Principios básicos. Buenos
Aires, Struhart & Cía., p. 24.

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En este sentido, se trata del análisis, del procesamiento de un cúmulo


de información proveniente de fuentes públicas y propias destinado a
la toma de decisión. Para sintetizar, entonces, la actividad de
inteligencia debe desarrollarse ―preferentemente― para la adecuada
toma de decisiones para la prevención y resolución de conflictos
que pudieran derivar en crisis.
Por otro lado, el término ha dado lugar a varios niveles que podemos
conceptualizar en “inteligencia táctica”, “inteligencia operacional” e
“inteligencia estratégica”.
La inteligencia táctica está íntimamente vinculada al combate y sus
principales características son la urgencia y la limitación de medios que
obligan a que, en la mayoría de las situaciones, se opere con
información bruta o semielaborada.
La inteligencia operacional es aquella requerida por los mandos para el
planeamiento y dirección de las operaciones —de combate,
militarmente hablando— mediante la cual se establecen posibilidades
operativas o tácticas —según incumba—, determinando las
características, las limitaciones y las vulnerabilidades del adversario.
De alguna manera, esta inteligencia se encontraría en un escalón
intermedio entre la inteligencia táctica y la inteligencia estratégica.
En una profusa obra, el Dr. Federico Frischknecht expresó que un
conflicto da origen a una estrategia para superarlo. La estrategia tiene
las siguientes características:
• opera en el mediano y largo plazo,
• compete a los más altos niveles de la conducción, al presidente
de la Nación o a los máximos responsables civiles o militares y
• requiere de planificación y de la planificación de la inteligencia22.
A partir de lo expuesto, cabe citar la definición de “conducción
estratégica”:
12 Página

22
Al respecto ver: Frischknecht, Federico et al. (1994). Lógica, teoría y práctica de
la estrategia. Buenos Aires, Escuela de Guerra Naval, 271 p.

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Todas las definiciones de conducción coinciden en que se trata


básicamente de un proceso de decisión para convertir ideas en
acción. Esa es la responsabilidad indelegable de estadistas,
directivos y comandantes.
La conducción le da intencionalidad a la acción, que responde así
a ideas inteligentes y no a causas ciegas. La decisión, al
relacionar fines con medios, ideas con acción, es la racionalidad.
“el intelecto que le da vida a la materia”, al decir de Clausewitz
(1832, Libro II, Cap. 2 secc. 15). […]
La conducción está indisolublemente ligada a la decisión y la
decisión es una forma de pensamiento, un pensamiento que
concibe, diseña y elige alternativas para pasar de las ideas a la
acción.23
La toma de decisiones nunca debería estar sujeta a la improvisación
sino íntimamente vinculada a la adopción de una estrategia destinada
a resolver el conflicto o reducir la incertidumbre. Es precisamente ese
el momento en que se debe recurrir a la inteligencia estratégica. El
Licenciado en Administración de Empresas Aníbal Rodríguez Melgarejo
le reconoce a la inteligencia las siguientes virtudes, las que son citadas
textualmente24:
• Multidimensionalidad: la aptitud de ver una realidad en todos sus
aspectos.
• Capacidad: potencialidad de imaginar, crear y operativizar.
• Aprendizaje: el esfuerzo de aumentar el “stock de
conocimientos”.
• Generalidad: capacidad de percibir el amplio espectro de los
problemas.
13

23
Íbid., p. 19 y 20.
24
Rodríguez Melgarejo, Aníbal. “La toma de decisiones”. En: Boletín de Lecturas
Página

Sociales y Económicas, UCA, FCSE, Año 3, nº 13. Puede encontrarse una versión
digitalizada en <http://200.16.86.50/digital/33/revistas/blse/melgarejo4-4.pdf>.

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• Sentido común: don de percibir y distinguir actuando en base a


él.
• Capacidad de Comunicación: aptitud muy valiosa en las actuales
circunstancias.
Una observación que podría realizarse a la descripción de estas
características es que el autor se refiere meramente a la “inteligencia”
pero la integralidad de las mismas conforma ampliamente todo lo
pertinente a la “inteligencia estratégica”. Se trata de la conjunción de
lo racional con lo empírico, de la suma de la mayor cantidad posible de
conocimientos, de la creatividad, de la intuición y de la comunicación
en función de favorecer la toma de decisiones.
De tal manera que la inteligencia estratégica está íntimamente
vinculada a la máxima conducción, dado que es la que responde a los
requerimientos de los diversos gobiernos nacionales a los efectos de
proporcionar una visión global de las cuestiones políticas, económicas,
diplomáticas, militares, sociales, empresariales, etc., indispensables
para la planificación de políticas y procedimientos en tanto a nivel
nacional como internacional. Se trata, entonces, de una inteligencia
integral conformada por la suma de las inteligencias sectoriales y debe
ubicarse en el escalón más alto de un organismo de inteligencia. En
síntesis es la inteligencia “concerniente a todo lo que se puede
conocer”.

Proceso de decisión y toma de decisiones

La toma de decisiones, en el mayor nivel de la conducción, debe


comprender a la organización y a la sociedad en la cual se desarrolla
“ello en virtud, de que ningún proceso de decisión puede divorciarse
del ambiente respecto del cual ésta se toma”25.
14 Página

25
Palumbo, Santiago (1995). “El proceso de decisión en la elaboración de políticas”.
En: Revista Nacional de Inteligencia, vol. IV, nº 2, segundo cuatrimestre, p. 85.

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En primer lugar, debe reconocerse la existencia de un


problema/conflicto que determine la necesidad de un proceso de
decisión que lleve a su resolución26. Este proceso requiere de la
elección de una acción posible entre dos o más alternativas con el
propósito de lograr el objetivo deseado: la resolución o desactivación
del problema/conflicto.
El proceso decisional se conforma de tres etapas: elaboración, toma y
ejecución27. Cuando el problema/conflicto ha sido determinado se
requiere de la mayor información posible, “válida y confiable”, para
poner en funcionamiento el proceso de toma de decisiones. Claro está
que en la toma de decisiones convergen factores personales, políticos
y de contexto que condicionan la elección de la alternativa pero, sin
duda, debe contar con información de inteligencia apropiada para
discernir cuál sería la alternativa a adoptar para la efectiva resolución
del problema/conflicto. Para generar esas alternativas se hace
necesario apelar a la creatividad más que a una forma de pensamiento
estructurado. En este sentido, la inteligencia estratégica, a partir de un
conocimiento global, producto del procesamiento de las diversas
inteligencias sectoriales que permitan determinar los riesgos y/u
oportunidades que emergen del análisis del problema/conflicto, se
transforma en un instrumento fundamental al momento de la toma de
decisiones.
Indubitablemente, corresponderá al máximo responsable de la
conducción elegir la alternativa más apropiada pero no debería
soslayarse la relevancia de contar con la información de inteligencia
“válida, confiable y oportuna” para proceder a la ejecución, a la
implementación de una de las alternativas propuestas.
El pensamiento estratégico es un proceso sumamente complejo que
requiere del más amplio conocimiento de la información, de su
15 Página

26
Ibíd., p. 87.
27
Ídem.

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procesamiento, capaz de proponer nuevas direcciones, de ofrecer


varios caminos, aún aquellos menos evidentes. Para ello se valdrá de
diferentes métodos y recursos con la intención de facilitar las mejores
respuestas para que la conducción alcance sus objetivos.
En función de lo expuesto, vale en este punto recordar a Shinmen
Musashi No Kami Fujiwara No Genshin, más conocido como Miyamoto
Musashi —nacido en 1584, en la población de Miyamoto, en la provincia
de Mimasaka, Japón—, autor de El Libro de los Cinco Anillos (en
japonés 五輪書 [Go rin no sho]), quien afirma en su obra que comenzó
a comprender el Camino de la Estrategia cuando alcanzó los 50 años
de edad. Hijo de un samurái, Musashi devino en un ronin (浪人 -
literalmente “hombre ola”), es decir en un samurái sin amo, durante el
período feudal de Japón. En el año 1643 escribió su libro, en cuyo
prólogo proporciona varios puntos a tener en cuenta28:
• deja de lado una estrategia “estructurada” (“depurada”) y no
siguió una ley determinada;
• alude a una “habilidad natural”, la cual es una característica
destacable en un analista de inteligencia estratégico;
• la imperiosa necesidad de buscar en todo momento (“mañana
y tarde”) el conocimiento;
• la combinación de “muchas artes y habilidades”, es decir, la
apelación a un pensamiento flexible, la necesidad de la
adaptación permanente al cambio y de la innovación, de la
creatividad;
• llegó a comprender el Camino de la Estrategia a los 50 años,
lo que implica que un analista estratégico debe ser una
persona experimentada, con amplios conocimientos y una gran
apertura, es decir, un “cinturón negro” en términos de
inteligencia. De ahí en más, su pericia lo llevará a escalar a
16 Página

28
Musashi, Miyamoto. “Prólogo de Miyamoto Musashi”. Go Rin Kai,
<http://www.gorinkai.com/textos/gorin0.htm>. [consulta: 10/06/2018].

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través de diferentes danes, para continuar con la metáfora de


las artes marciales.29
Si bien su libro fue orientado hacia las artes marciales, al igual que El
arte de la guerra de Sun Zi —el cual contiene un capítulo titulado “El
aprovechamiento de los espías”30—, ha sido valorado desde la
estrategia, en particular la empresarial.
A partir de lo expuesto puede deducirse que un servicio de inteligencia
que cuente con numerosos analistas seniors y, particularmente, con
numerosos analistas estratégicos experimentados, se constituirá en un
verdadero “órgano colegiado” destinado a asistir en la toma de
decisiones.
Finalmente, cabe citar nuevamente a Musashi: cuando has
comprendido el Camino de la Estrategia, no existe una sola cosa que
no seas capaz de comprender y puedes ver el Camino en todas las
cosas.

A modo de conclusión

“El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros los que las
jugamos”, es una frase que le ha sido atribuida tanto a William
Shakespeare (1564 – 1616) como al filósofo alemán Arthur

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En la parte final de su prólogo, Miyamoto Musashi dice: dice:
“Cuando llegué a la treintena, miré hacia atrás contemplando mi pasado. Todas esas
victorias no se debieron a tener una estrategia depurada. Quizás fue mi habilidad
natural, o el deseo del Cielo, o que los luchadores de las diversas escuelas eran
inferiores. Por lo tanto, estudié mañana y tarde buscando el principio, y llegué a
comprender cuál era el Camino de la Estrategia cuando cumplí cincuenta años.
Desde entonces he vivido sin seguir ningún camino en particular. De acuerdo con la
virtud de la Estrategia he practicado muchas artes y habilidades, siempre sin un
maestro. Para escribir este libro no uso la ley de Buda o las enseñanzas de Confucio,
ni las antiguas crónicas guerreras o libros de tácticas marciales. Tomo mi pincel para
explicar el auténtico espíritu de esta escuela ‘Ichi’, tal y como se refleja en el Camino
17

del Cielo y de Kwannon. Este momento es la noche del décimo día del décimo mes,
a la hora del Tigre. [3 a 5 a.m.]”.
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Sun Zi (1996). El arte de la guerra. Beijing, Ediciones en lenguas extranjeras,
1996 (2ª reimp.), p. 91-96.

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Schopenhauer (1788 – 1860). Con independencia de quien la haya


expresado, nuestro mundo actual, dada su alta complejidad, somete
permanentemente a la conducción estratégica a diversos desafíos pero
con las alternativas proporcionadas por la inteligencia estratégica se
podría dar respuestas efectivas a los mismos.
Lucio Anneo Séneca (4 a.C. – 65), en su carta LXXI dirigida a Lucilio,
escribió: Ignoranti quem portum petat, nullus suus ventus est, “Ningún
viento será bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina”. Esta
cita debería ser seriamente tomada en cuenta por quienes tienen la
responsabilidad de tomar decisiones. ¿Cómo saber a qué puerto debe
dirigirse el decisor? La respuesta ya está dada: apelando a la
inteligencia estratégica, la que le señalará las fortalezas y las
vulnerabilidades de aquellas cuestiones que hacen al interés de la
Nación. De ese modo, el decisor tendrá en claro cuáles son los vientos
favorables en los distintos escenarios de probabilidad y cuál debería
ser el mejor puerto de destino.

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