Literatura Argentina
Año 2015
3. ¿En qué consiste la “lucha de opuestos” del ser argentino? ¿Cómo se manifiesta esa lucha en
Facundo Quiroga?
5. ¿Cuáles fueron los motivos de la Revolución de 1810, y que impulso de ideas y valores traía
consigo?
9. ¿Cuáles son las valoraciones y particularidades, ideas y “banderas” que Facundo Quiroga
enarbola y propaga por toda la República Argentina?
10. ¿Qué papel y significado le asigna Sarmiento al general Paz en esta “lucha de opuestos”?
11. ¿Cuáles son las características de Facundo Quiroga, en su carácter, al vivir en la ciudad de
Buenos Aires?
12. Establezca los puntos de contacto y de ruptura que posee Rosas con las ideas y las “banderas”
que enarbola.
13. ¿En qué consiste la genuinidad del análisis de Sarmiento en el desarrollo del “Facundo”?
14. ¿Cómo, de que manera y en qué grado Sarmiento deja entrever su subjetividad y sus
valoraciones al realizar dicho análisis?
15. ¿Cuáles son las “recetas” que Sarmiento propone para “salvar” la lucha de opuestos del ser
argentino?
16. ¿Qué finalidad e intereses persigue Sarmiento al editar el “Facundo” quitando o agregando el
capítulo 15 según la coyuntura histórica?
18. ¿En qué grado y con qué profundidad se realizaron? ¿Hay coherencia entre sus escritos y su
gestión presidencial? ¿En dónde la percibe?
Introducción
3. Explicita la acción que realiza Sarmiento al principio del libro y te recuerde alguna obra
clásica. Hipotetiza acerca de las razones de sus acciones.
Introducción
Este trabajo pretende ser un ejercicio, fundamentalmente teórico, sobre los dos primeros
capítulos de la obra de Domingo Faustino Sarmiento, FACUNDO, CIVILIZACIÓN Y BARBARIE,
trabajo fundacional de la narrativa latinoamericana post proceso de Independencia.
La biografía de Facundo es el pretexto que establece Sarmiento para establecer ante el lector, que
en el espíritu y praxis del gaucho, como hijo de la naturaleza y representante de la barbarie, se
encuentran los elementos que impiden la modernidad o civilización en la Argentina de mediados
del siglo XIX.
En su desarrollo nos hemos centrado en algunos elementos relevantes, como por ejemplo, que se
trata de una obra de difícil clasificación y que no se puede dejar de reconocer la relación con el
contexto del autor (aunque sea de soslayo). Además, revisar las partes en las cuales está
compuesto el discurso narrativo donde tres relatos constituyen una historia inteligible y, dentro de
ella la importancia que tiene la naturaleza, y su representante el gaucho, en una suerte de flirteo
antitético con lo que podría ofrecer el mundo citadino de la ciudad como representante del
progreso.
Para concluir en un intento de análisis del antagonismo entre dos ideas contrapuestas como son la
civilización y la barbarie, las que se ponen en la balanza como estructuras de crecimiento y de
destrucción de la obra humana. Centrándonos más en el análisis discursivo que en el histórico,
como ejercicio práctico de transdisciplinariedad.
Respuestas
1. “Como casi todos los textos de Sarmiento, Facundo responde a una circunstancia precisa e
inmediata; como casi todos ellos, también la trasciende, ampliando la motivación
concreta”. Así describen en sus apuntes Zanetti y Pontieri el proyecto y propósito del
Facundo de Sarmiento. Este libro, que comenzó a publicarse como folletín el 1° de mayo
de 1845 en Chile tiene tres objetivos principales, que pueden reunirse en: explicar la
problemática de la realidad nacional de acuerdo al orden histórico, geográfico y social,
estudiando la vida de Quiroga para comprender el gobierno de Rosas, remarcar la poca
atención y la crítica que el país recibe por parte de Europa, movilizar al lector a la acción,
incentivarlo a un proyecto de progreso que lo saque de la oscuridad en la que vive.
Además, Sarmiento relata en esta obra una historia que entrelaza tres conceptos
fundamentales: Facundo Quiroga, Juan Manuel de Rosas y el país de los argentinos. A
Facundo le corresponde una biografía no cronológica ni completa, sino mas bien una
basada en hechos y anécdotas que permiten resaltar sus características; a Rosas, una
permanente crítica a su persona, su gobierno y sus actos; a la Argentina, un análisis de su
situación desde el plano político y social.
Ya desde la introducción, Facundo aparece en su máxima expresión: una “sombra terrible”
a la que se evoca, a la que se pide respuestas por el presente dramático. Más adelante,
bajo el sobrenombre del `Tigre de los Llanos', se muestran sus características salvajes y
dominantes que infunden miedo a la gente. Cerca de su muerte se percibe una
`transformación' en la conducta de Facundo en Buenos Aires: aparece más tranquilo y
educado, con modales de señor y preferencias europeas (que se notan en su forma de
vestir y de vivir, por ejemplo). Sin embargo, en Barranca-Yaco y la campaña reaparece su
violencia y salvajismo.
Romanticismo:
“Una nube torva y negra se levanta sin saber de donde, se extiende sobre el cielo,
mientras se cruzan dos palabras y de repente el estampido del tueno anuncia la tormenta
que deja frío al viajero, y reteniendo el aliento por temor de atraerse un rayo de dos mil
que caen en torno suyo. La oscuridad se suspende después a la luz: la muerte está por
todas partes; un poder terrible, incontrastable, le ha ahecho en un momento
reconcentrarse en sí mismo y sentir su nada en medio de aquella naturaleza irritada; sentir
a Dios, por decirlo de una vez, en la aterrante magnificencia de sus obras. (…) ¿Cómo no
ha de ser poeta el que presencia estas escenas imponentes?
En esta cita, encuentro una retórica de carácter Romántico en la cual Sarmiento describe
una tormenta en la Pampa.
“Lagarteen, el Poeta; o los de Thiers y Guizot, historiadores, y siempre por todas partes, en
la tribuna, en los congresos, en el gobierno, sabios y no labriegos o pastores rudos, como
los que vosotros habéis armado del poder absoluto para vuestro daño?
Aquí, encontramos el nombre de un poeta dónde podemos ver la importancia del arte en
la escritura.
Se pueden ver dos movimientos, por un lado el Iluminismo, habla de poder, el poder de
instruirse para perfeccionarse y estimularse, por el otro lado, habla de autores que
enaltecen las artes ó sea el Romanticismo.
“Era mi plan hacer pasar una generación de niñas por sus aulas, recibirlas a la puerta,
plantas tiernas formadas por la mano de la Naturaleza, y devolverlas por el estudio y las
ideas, esculpido en su alma el tipo de la matrona romana”
Se habla desde un deseo, un sentimiento, como así también nombra la Naturaleza que es
uno de los rasgos más importantes del romanticismo, la añoranza de la Naturaleza y la
mística de la misma. En él también se añora una cultura.
Por eso, creó que Sarmiento ve al gaucho como parte de la barbarie, degradándolo, como
así también le da un lugar
Contra los federales se levantaban los unitarios que buscaban un país en el cual las
provincias estuvieran directamente sometidas al gobierno central (ubicado en la Ciudad de
Buenos Aires).
10. CONTRAPOSICIÓN: QUIROGA – PAZ como ejemplificaciones de las dos tendencias que
se baten
En La Tablada se miden las fuerzas de la campaña y la ciudad, Sarmiento toma a Facundo y
a Paz como dignas ejemplificaciones de las tendencias que se disputarán el domino de la
República. FACUNDO, ideal del gaucho malo, que no conoce otro poder que la fuerza
brutal, dominándolo todo por la violencia y el terror, confianza plena en el caballo. PAZ,
hijo de la ciudad, representando los ieales civilizados, no cree solo en el valor, debe
subordinarlo a la táctica y la estrategia, producto de educación militar europea.
Matemático y calculador, espera de la ciencia lo que otros de la fuerza bruta.
Años más tarde, el noble y provinciano Paz organizará en Corrientes el ejército que
peleará contra Rosas, con la ayuda de Paraguay, Uruguay y Brasil, además de aliados
internacionales como Francia e Inglaterra. Dice Sarmiento que por su condición de
provinciano, Paz no sacrificaría jamás las Provincias a Buenos Aires como lo hace Rosas.
Finalmente, Paz triunfa en La Tablada, dando un nuevo aire y una oportunidad a Córdoba:
aquella ciudad clerical y conservadora bajo el gobierno de Bustos, tiene ahora una
esperanza para el futuro, puede encaminarse ahora en el camino de las luces. Córdoba
siempre tuvo a bien la CIENCIA, el respeto por las luces, que es lo que más privilegia el
cordobés de todas las clases. Esto explica el por qué de la adhesión casi total por parte de
los ciudadanos a la Revolución cívica planteada por Paz. Sarmiento ve aquí casi vencido el
obstáculo que oponía Córdoba al progreso.
Sarmiento dirá mas adelante que los retratos de Lamartine servían de modelos en las
clases de dibujo cordobesas, y el nivel de la prensa cordobesa era el europeo; mientras
que con Rosas, en Buenos Aires, la prensa toma un rumbo semibárbaro. Se invierten los
papeles de ambas provincias.
Caligrafía
Para reforzar su estrategia Sarmiento invita al lector a cotejar lo que dice con los
documentos públicos en los que dice basarse. Pero es dudoso que unos documentos
públicos puedan ofrecernos caracterizaciones personales que describan en profundidad la
sicología de sus protagonistas. Estas caracterizaciones van más allá del genero de los
documentos informativos. Notamos claramente que estos complementos provienen del
autor mismo. Sería en verdad un buen tema de investigación, para alguien que pueda
tener acceso a dichos documentos y pueda analizar de que manera y hasta que punto
Sarmiento complementa los documentos en los que él dice basarse. A la espera de esta
investigación podemos afirmar que el recurso de fundamentar sus argumentos en fuentes
documentales aportan a este escrito un alto grado de verosimilitud, aunque en ninguna
parte nos señale donde se encuentran, ni en notas al pie de página ni en una bibliografía.
No, no se trata de una investigación en toda regla, ni es esta su intención, si bien el autor
hubiese sido muy capaz de desarrollarla. Se trata de una novela que para eludir su ficción
se confunde, a traves de la forma del ensayo, con la crónica histórica. De esta forma
Sarmiento encubre su intencionalidad política explícita y la intención de fundar una
identidad nacional. Esta identidad deseada por Sarmiento se formula recurriendo a la
herencia que ha dejado la historia en el país. El resultado de ésta es un amalgama de indio,
español, criollo, negro y mestizo. Sarmiento introduce al inmigrante como una figura que
trae la esperanza a la Argentina. Los inmigrantes europeos son los destinados a llenar ese
vacío, más que demográfico, de civilización del que adolece la Argentina.
14. Sarmiento se erige como el portavoz del partido de la Civilización, de la que él y su
pluma son todo. Con su pluma recurre, cuando le interesa, a determinados próceres
(Rivadavia, San Martín) y convierte a otros en sus enemigos. No necesita de nadie más.
Cuando intenta tomar partido en los hechos, como su participación en la campaña de el
Ejército Grande, se arrepiente rápidamente de verse inserto en esa guerra civil a su gusto
interminable y que considera por si misma bárbara. En vez de participar en la lucha
prefiere escabullirse y se aleja. Parece encontrarse a sus anchas lejos de los
acontecimientos.
En esa labor que emprende por la civilización utiliza como única arma la pluma, pero más
importante que ésta le resulta la imprenta, pues ésta fija sus pensamientos y facilita su
distribución. Sarmiento trata de formar a la opinión pública, que no son todos, ni siquiera
la mayoría. Son sólo unos pocos. Aquellos que tienen acceso a la prensa extranjera y son
letrados, pero también aquellos extranjeros a los que quiere hacer que comprendan la
situación dramática de Argentina, para que influyan en sus gobiernos en contra de la
tiranía. aunque Sarmiento-personaje resulta una constante, la trama se concentra en la
descripción del personaje esencial, Juan Facundo Quiroga, el cual no es una caricatura ni
una descripción objetiva, sino un tipo ideal de inspiración kantiana18, aunque suponemos
que nuestro autor no conocía detalladamente la obra de este filósofo, en tanto surge el
modelo desde la figura del 'gaucho malo' en el inicio del texto y continua con el perfil de
las acciones de nuestro autor, dentro de las cuales curiosamente no se señala como origen
de su barbarismo su extracción social, en tanto corresponde a las capas acomodadas de la
sociedad argentina de entonces, sino que se identifica esta causa en un contexto que da
lugar a un tipo humano bien definido. Ni siquiera nuestro autor requiere de la
caricaturización en tanto es incluso capaz de reconocer virtudes y actos altruistas en
nuestro personaje, él es el representante de un tipo social bien definido y su acción es
producto de sí mismo, pero también de sus circunstancias.
Identificamos a Facundo como personaje esencial, hilo desde el cual se articula el relato
que se humaniza desde la práctica de una escala de valores diferentes, los cuales son
reconocidos aún asumiendo su barbarismo. Aquí es donde la polifonía se expresa en la
capacidad de Sarmiento-autor, para sorprenderse con un sistema de valores que le es
extraño: "En San Juan le trajeron un francés, Berreau, que había escrito de él lo que un
francés puede escribir. Facundo le pregunta si es el autor de los artículos que tanto le
habían herido, y con la respuesta afirmativa que espera usted ahora? -réplica Quiroga. -
Señor, la muerte. Tome usted estas onzas y váyase enhoramala"19. Ejemplos como éste
abundan, donde la polifonía se expresa en la sorpresa del autor frente un sistema de
valores que no es el suyo y frente al cual se sorprende; sin embargo, Sarmiento no apela
solamente a la irracionalidad del bárbaro para explicar estos valores: "Aún en los
caracteres más negros hay una chispa de virtud que alumbra por momentos y se oculta…".
Dentro de la misma expresión de la polifonía narrativa, en esta obra son recatados ciertos
elementos del espíritu gaucho, como lo es la vocación poética propia del tipo de sujeto
popular que describe. Pero el 'hombre nuevo' que la nación argentina necesita no es,
según Sarmiento, ni el letrado proveniente de la tradición barroca hispano-lusitana, ni el
gaucho salvaje, sino un tipo distinto que imita las instituciones y los valores europeos,
pero que es capaz de contextualizarlos por medio de un procesamiento científico-
tecnológico de las relaciones sociales, el cual tendría como base un conocimiento
científico y acabado del bárbaro. Así, la dimensión ensayística abre paso a la descripción
estética: es necesario por ello reconocer incluso en sus virtudes a ese otro salvaje sujeto
de redención.
15. La sociedad imaginada de Sarmiento
Mediante el periódico va creando una comunidad imaginada al llegar a algunos letrados y
hablar de los argentinos como si fuesen una realidad en sí. No se puede recurrir a la
proximidad del trato, se ha de crear esta ficción, olvidando que uno no llega a la mayoría
analfabeta. Por ahora el pueblo puede que permanezca ajeno a la idea de nación, quizás
sus identificaciones coincidan más con lo local o provincial. Más difícil es considerar que
los miembros de las tribus indias se consideren a si mismos como argentinos. Puede
Sarmiento quererlos asimilar ya que los considera como un ingrediente más que se suma
al ser argentino.
Sarmiento acepta esas aportaciones, aunque de los indios prácticamente no quiere nada y
de los negros sólo agradece el que vayan perdiendo su oscuridad al mezclarse. Sarmiento
reconoce a los negros por haber participado en la guerra de la independencia; por
ejemplo, nos nombra al coronel Barcala como un negro ilustre que tomó parte en la
guerra de la independencia.Caligrafía
Sarmiento concibe que los distintos componentes raciales (españoles, indígenas, negros,
europeos y sus mezclas) han ido aportando las características que les son propias al
argentino dando como resultado un todo homogéneo en el que prevalece la ociosidad y la
incapacidad para ejercer toda industria. Él mantiene una imagen pesimista del gaucho,
fruto de todos esos cruces y del ambiente. De tal estado el argentino sólo puede salir
mediante la educación o por la exigencia, fruto de una mayor posición social. Sarmiento
insiste en que por medio de la educación se puede llegar a modificar las características de
un pueblo. Su nacionalismo no es del que recurre al pasado para legitimar el presente, su
actitud es la de un forjador de una identidad nacional, que analiza los ingredientes con los
que cuenta y las aportaciones de cada uno de ellos, observa sus pros y sus contras, busca
del exterior ingredientes que aporten beneficios (inmigración) y busca métodos
(educación, trabajo) para modificar lo que resulta contraproducente. No ve ningún peligro
en recibir inmigrantes, sino que al contrario ve que el gobierno debe favorecerlo. Tampoco
ve peligro en que estos posean una lengua diferente al castellano o profesen otra religión.
Postula una nación abierta y tolerante con las otras religiones, adoptando las legislaciones
al respecto de las naciones civilizadas que abogan por la “libertad de culto”. La migración
le parece beneficiosa dado que incrementaría la población y favorecería el progreso de la
agricultura y la industria.
Sarmiento nos enumera los personajes que podrían entrar a formar parte de esa literatura
nacional: el rastreador, el baqueano, el gaucho malo y el cantor (Facundo: cap.2
"Originalidad y caracteres argentinos"). Son personajes desempeñados por blancos,
criollos y específicamente gauchos. También los desea ver desaparecer, convertirlos en
personajes de novela, en épica. Sin embargo sus papeles serán de protagonistas dentro de
un escenario constituido por amplios espacios abiertos (cuando Sarmiento pretende verlos
delimitados ya sea por zanjas o alambrado) y ganados e indios en estado salvaje. Un
espacio temible en el que el hombre sólo, sin la protección que ofrece la civilización, se
llega a parecer a él al intentar adaptarse al medio. Lugar de aventuras y peligros que
quiere alejar de la realidad.
Sarmiento no cree que su Nación y la raza que lo integra sea la mejor, pero sí cree que
estas están destinadas a desempeñar un gran papel, un “destino manifiesto” entre las
naciones civilizadas del mundo, para cumplir ese papel es muy importante moldear la raza.
Es importante ver que Sarmiento nunca se define como particularidad, sin embargo a los
indios grupalmente los considera una particularidad sociológica que en ningún caso porta
la totalidad humana. Sarmiento se incluye en el bando del progreso, de la civilización, en la
raza blanca, que porta el estandarte del desarrollo de la Humanidad. Por el contrario, para
Sarmiento, los indios en todo lo que hacen no muestran nada que se asemeje a la
civilización: Si portan banderas las considera harapos, si tienen estrategias de ataque las
llama malones, sus lenguas son dialectos y sus jefes son caciquejos. Se trata de denigrarlos
antes de hacerlos desaparecer. Hacer visible que no se pierde nada y que su destino se lo
merecen. Incluso en el tratamiento de sus cuerpos es necesario su denigración, son
torturados, cazados, muertos.
Sarmiento da mucha importancia a los símbolos, a la bandera, de la que resalta que “los
colores argentinos son el celeste y blanco” que simbolizan “la paz y la justicia para todos”;
el escudo, del que se eliminan los trofeos guerreros, “dos manos en señal de unión
sostienen el gorro frigio del liberto”, son las ciudades las que sostienen la unión (baluartes
de la civilización frente a la campaña bárbara). Al color le concede un valor simbólico, los
soldados del ejército, visten azul oscuro, a la europea. Al contrario los ejércitos de Rosas y
sus montoneras visten el color "colorado", enarbolan una bandera negra, son colores de
naciones bárbaras, de piratas. Son símbolo de la violencia, de la sangre y de la barbarie
nacionales (Facundo: cap. 8 "Ensayos").
Sarmiento resalta en su libro (Facundo: cap.8 "Ensayos") el carácter simbólico que posee
el traje en una civilización: El "frac" es el traje de la civilización europea. Para conocer al
grado de barbarie a que se ha llegado en una determinada provincia preguntará al recién
llegado al exilio que cuantos hombres visten frac, cuantos a la manera civilizada y con
sombrero de copa. Mientras Sarmiento apoya el traje de la ciudad y de la civilización, los
rosistas tratan de establecer un vestuario que va en contra al gusto de la gente de la
ciudad. Los rosistas imponen su símbolo entre la gente de la ciudad, humillándola. El
símbolo obligatorio de vestimenta es la cinta colorada que viene a expresar la
uniformidad de opinión. El símbolo utilizado como método de uniformización y
acatamiento al tirano. A este símbolo se le suman «el retrato del Restaurador sobre el
corazón en señal de amor intenso y los letreros “mueran los salvajes inmundos unitarios”»
(Facundo: cap.8 "Ensayos").Los rosistas son el partido americano que usa «pantalón ancho
y suelto, el chaleco colorado, la chaqueta corta, el poncho, como trajes nacionales,
eminentemente americanos» y que combaten todo lo llegado de Europa.
16. La sociedad imaginada de Sarmiento
Mediante el periódico va creando una comunidad imaginada al llegar a algunos letrados y
hablar de los argentinos como si fuesen una realidad en sí. No se puede recurrir a la
proximidad del trato, se ha de crear esta ficción, olvidando que uno no llega a la mayoría
analfabeta. Por ahora el pueblo puede que permanezca ajeno a la idea de nación, quizás
sus identificaciones coincidan más con lo local o provincial. Más difícil es considerar que
los miembros de las tribus indias se consideren a si mismos como argentinos. Puede
Sarmiento quererlos asimilar ya que los considera como un ingrediente más que se suma
al ser argentino.
Sarmiento acepta esas aportaciones, aunque de los indios prácticamente no quiere nada y
de los negros sólo agradece el que vayan perdiendo su oscuridad al mezclarse. Sarmiento
reconoce a los negros por haber participado en la guerra de la independencia; por
ejemplo, nos nombra al coronel Barcala como un negro ilustre que tomó parte en la
guerra de la independencia.Caligrafía
Sarmiento concibe que los distintos componentes raciales (españoles, indígenas, negros,
europeos y sus mezclas) han ido aportando las características que les son propias al
argentino dando como resultado un todo homogéneo en el que prevalece la ociosidad y la
incapacidad para ejercer toda industria. Él mantiene una imagen pesimista del gaucho,
fruto de todos esos cruces y del ambiente. De tal estado el argentino sólo puede salir
mediante la educación o por la exigencia, fruto de una mayor posición social. Sarmiento
insiste en que por medio de la educación se puede llegar a modificar las características de
un pueblo. Su nacionalismo no es del que recurre al pasado para legitimar el presente, su
actitud es la de un forjador de una identidad nacional, que analiza los ingredientes con los
que cuenta y las aportaciones de cada uno de ellos, observa sus pros y sus contras, busca
del exterior ingredientes que aporten beneficios (inmigración) y busca métodos
(educación, trabajo) para modificar lo que resulta contraproducente. No ve ningún peligro
en recibir inmigrantes, sino que al contrario ve que el gobierno debe favorecerlo. Tampoco
ve peligro en que estos posean una lengua diferente al castellano o profesen otra religión.
Postula una nación abierta y tolerante con las otras religiones, adoptando las legislaciones
al respecto de las naciones civilizadas que abogan por la “libertad de culto”. La migración
le parece beneficiosa dado que incrementaría la población y favorecería el progreso de la
agricultura y la industria.
Sarmiento nos enumera los personajes que podrían entrar a formar parte de esa literatura
nacional: el rastreador, el baqueano, el gaucho malo y el cantor (Facundo: cap.2
"Originalidad y caracteres argentinos"). Son personajes desempeñados por blancos,
criollos y específicamente gauchos. También los desea ver desaparecer, convertirlos en
personajes de novela, en épica. Sin embargo sus papeles serán de protagonistas dentro de
un escenario constituido por amplios espacios abiertos (cuando Sarmiento pretende verlos
delimitados ya sea por zanjas o alambrado) y ganados e indios en estado salvaje. Un
espacio temible en el que el hombre sólo, sin la protección que ofrece la civilización, se
llega a parecer a él al intentar adaptarse al medio. Lugar de aventuras y peligros que
quiere alejar de la realidad.
Sarmiento no cree que su Nación y la raza que lo integra sea la mejor, pero sí cree que
estas están destinadas a desempeñar un gran papel, un “destino manifiesto” entre las
naciones civilizadas del mundo, para cumplir ese papel es muy importante moldear la raza.
Es importante ver que Sarmiento nunca se define como particularidad, sin embargo a los
indios grupalmente los considera una particularidad sociológica que en ningún caso porta
la totalidad humana. Sarmiento se incluye en el bando del progreso, de la civilización, en la
raza blanca, que porta el estandarte del desarrollo de la Humanidad. Por el contrario, para
Sarmiento, los indios en todo lo que hacen no muestran nada que se asemeje a la
civilización: Si portan banderas las considera harapos, si tienen estrategias de ataque las
llama malones, sus lenguas son dialectos y sus jefes son caciquejos. Se trata de denigrarlos
antes de hacerlos desaparecer. Hacer visible que no se pierde nada y que su destino se lo
merecen. Incluso en el tratamiento de sus cuerpos es necesario su denigración, son
torturados, cazados, muertos.
Sarmiento da mucha importancia a los símbolos, a la bandera, de la que resalta que “los
colores argentinos son el celeste y blanco” que simbolizan “la paz y la justicia para todos”;
el escudo, del que se eliminan los trofeos guerreros, “dos manos en señal de unión
sostienen el gorro frigio del liberto”, son las ciudades las que sostienen la unión (baluartes
de la civilización frente a la campaña bárbara). Al color le concede un valor simbólico, los
soldados del ejército, visten azul oscuro, a la europea. Al contrario los ejércitos de Rosas y
sus montoneras visten el color "colorado", enarbolan una bandera negra, son colores de
naciones bárbaras, de piratas. Son símbolo de la violencia, de la sangre y de la barbarie
nacionales.
Sarmiento resalta en su libro el carácter simbólico que posee el traje en una civilización: El
"frac" es el traje de la civilización europea. Para conocer al grado de barbarie a que se ha
llegado en una determinada provincia preguntará al recién llegado al exilio que cuantos
hombres visten frac, cuantos a la manera civilizada y con sombrero de copa. Mientras
Sarmiento apoya el traje de la ciudad y de la civilización, los rosistas tratan de establecer
un vestuario que va en contra al gusto de la gente de la ciudad. Los rosistas imponen su
símbolo entre la gente de la ciudad, humillándola. El símbolo obligatorio de vestimenta es
la cinta colorada que viene a expresar la uniformidad de opinión. El símbolo utilizado
como método de uniformización y acatamiento al tirano. A este símbolo se le suman «el
retrato del Restaurador sobre el corazón en señal de amor intenso y los letreros “mueran
los salvajes inmundos unitarios”».Los rosistas son el partido americano que usa «pantalón
ancho y suelto, el chaleco colorado, la chaqueta corta, el poncho, como trajes nacionales,
eminentemente americanos» y que combaten todo lo llegado de Europa.
17. Domingo Faustino Sarmiento fue ante todo un hombre de su tiempo, marcado por
profundas contradicciones y una enorme sinceridad que lo llevaba a ser siempre
políticamente incorrecto. Insultó a la oligarquía de su tiempo y pidió no ahorrar sangre de
los mismos gauchos a los que llamaba “el soberano” y se obsesionaba en educar. Todo
eso, no parte de ello, fue Sarmiento.
Nació el 15 de febrero de 1811 en el Carrascal, San Juan. Allí el joven Domingo conoció al
que sería el protagonista de su libro más importante: Facundo (Quiroga), quien tomó San
Juan y gran parte de Cuyo. (…) Sarmiento subtituló esta obra con la frase que sintetizaba
su pensamiento: “Civilización y Barbarie”. Así describía el autor su obra: “Remito a su
excelencia un ejemplar del Facundo que he escrito con el objeto de preparar la revolución
y preparar los espíritus. Obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes, a designio
a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de los tantos medios tocados para
ayudar a destruir a un gobierno absurdo y preparar el camino de otro nuevo”. La obra
literaria de Sarmiento estuvo marcada por su actuación política desde que escribió:
“…Facundo no ha muerto ¡Vive aún!; está vivo en las tradiciones populares, en la política y
las revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento…”
Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el dilema entre la civilización
y la barbarie. Como muchos pensadores de su época, entendía que la civilización se
identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, o sea
lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el
atraso, el indio y el gaucho. Este dilema, según él, sólo podía resolverse con el triunfo de la
"civilización" sobre la "barbarie". Decía en un lenguaje ciertamente bárbaro: “Quisiéramos
apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo
remediar, una invencible repugnancia”. En una carta le aconsejaba a Mitre: “…no trate de
economizar sangre de gaucho. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre
es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes”.
Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visitó Uruguay, Brasil, Francia,
España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y Cuba. En cada
uno de estos países se interesó por sus sistemas educativos, el nivel de enseñanza y las
comunicaciones. (…)
18.Cuando Sarmiento asumió la gobernación de San Juan dictó una Ley Orgánica de
Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para
los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el
Colegio Preparatorio y una escuela destinada a la formación de maestras. Desde la
presidencia siguió impulsando la educación fundando unas 800 escuelas…
Para dar forma a la identidad argentina deseada Sarmiento trabaja con dualidades.
Primero trabaja con la separación entre ciudad y campaña, luego le añade a esta dualidad
el par civilización y barbarie, gente educada y chusma. Esta dualidad llega incluso a la
polarización entre blancos y no blancos. Estas juegos de parejas contrarias son núcleo
sobre el que gira toda su argumentación.
Para Sarmiento la identidad argentina, por americana y salvaje, es una forma de ser que
necesita ser pulida. De la misma forma que los campos dan frutos cuando se trabajan, la
población argentina debe ser cultivada. El desarrollo económico y la difusión del progreso
(trabajar las tierras, relegando el pastoreo –ganadería extensiva–, cercando los campos
con vallas de espino, aprovechando sus ríos) han de venir según Sarmiento de la mano de
la transformación del carácter salvaje del argentino, poniéndole a trabajar, haciéndolo
vivir en ciudades o municipios, conectándole con la prensa, haciéndolo pasar por las
escuelas y sobre todo haciendo qué aprenda en que consiste la cosa pública. Sarmiento no
aprecia el mundo del gaucho, que vive en casas dispersas, sin formar municipios, que no
desarrolla una agricultura para la comercialización y que como labor ejerce una ganadería
de arreo y rodeo.
3. Mil novecientos noventa y cinco marcó el sesquicentenerio de la aparición de Facundo
—quizá su obra emblemática—. Cuando una creación —sea ésta artística, filosófica o de
cualquier otra índole— lleva por título el nombre de una persona, el nombrado se
convierte en la figura heroica de dicha obra, si el marco que lo contienen está investido del
aura sagrada que impone el debido "efecto de distanciamiento" con respecto a las
trivialidades de la vida cotidiana.Todo ello nos lleva a formular la siguiente pregunta: ¿qué
es un héroe? Según la concepción griega, héroe es aquel personaje que posee areté (a r e t
h ), es decir, la máxima excelsitud en algo, y supone, además, un oponente. Como dice el
crítico francés René Girard, en su libro Mentira romántica y verdad novelesca, "el héroe se
reconoce en el rival aborrecido"1 y la "Introducción" al Facundo2, en su primer bloque
temático, contiene —en germen, porque falta la maquinaria teatral— los elementos
esenciales que instauran una situación trágica.Ésta es la posición que quisiéramos
fundamentar en este trabajo.Para ello, haremos una síntesis de algunos conceptos acerca
del género trágico y veremos hasta qué grado —con ejemplos del texto— se confirma o no
esta teoría.
Max Scheler en el ensayo "Acerca del fenómeno de lo trágico", contenido en su libro El
santo, el genio, el héroe dice que"todo lo que se pueda denominar trágico se mueve en la
esfera de valores y relaciones de valores". [Trágica] "es la determinación de una eficiencia
en el hacer y en el padecer [¼ ]. Esta eficiencia debe tener una dirección determinada [¼ ]:
la dirección hacia una destrucción de un valor positivo de un determinado nivel jerárquico.
Y la fuerza que destruye no debe estar exenta de valores; debe ella misma representar un
valor positivo".3 Ahora bien, ¿qué valores se relacionan, qué eficiencia se manifiesta en el
hacer y en el padecer y qué dirección se sigue para lograr la destrucción de un valor
positivo?
En el texto de Don Domingo Faustino Sarmiento, aparecen dos valores contrapuestos,
claramente presentados: por un lado, Facundo, diez años después de su muerte, continúa
viviendo en el sistema axiológico que definen "las tradiciones populares, [¼ ] la política y
revoluciones argentinas"4, cuya eficiencia se muestra en el hacer y en el padecer de "la
naturaleza campestre, colonial y bárbara"5 e instaura el mito; por otro, esa fuerza
destructora, tampoco exenta de valores y acrisolada también por otros mitos,
representada por Rosas. En realidad, aquí vemos una relación refleja, manejada mediante
un juego de espejos, entre ambos agonistas: el "heredero", el "complemento" no es ni
más ni menos que el "otro molde, más acabado, más perfecto"6 de Facundo. La imagen
especular aparece duplicada en el "genio" (Rosas) cuya puesta abismal (mise en abyme) ha
metamorfoseado las virtudes del "instinto", la "iniciación" y la "tendencia",
transformándolas "en arte, en sistema y en política regular"7.
Es decir, el sistema de valores enfrentados propuesto por Scheler se manifiesta por
intermedio de un protagonista y su correspondiente antagonista, —el héroe y su rival,
según la cita previa del texto de René Girard—8.
Pero en este caso particular, hay una tercera voz, que es la del narrador-actor. Este actor,
según lo que pensamos, es el portavoz, el coreuta de un coro trágico virtual que está entre
bambalinas y cuyos integrantes serian todos los ciudadanos (como en la polis griega)
contrarias al régimen rosista. Son ellos los encargados de dar la palabra al ensayista
Sarmiento que efectúa las reflexiones"para desatar [el] nudo que no ha podido cortar la
espada, estudiar prolijamente las vueltas y revueltas de los hilos que lo forman, y buscar
en los antecedentes nacionales, en la fisonomía del suelo, en las costumbres y tradiciones
populares, los puntos en que están pegados"9.
Si consideramos este párrafo final de la "Introducción", que, como dijimos más arriba, es
netamente reflexivo, aquí se marca el ritmo de la prosa de todo el segundo bloque del
texto. El límite entre las dos partes que lo componen está señalado por el cambio
lingüístico-estilístico, significado fundamentalmente por el ritmo, la sintaxis y el
vocabulario.
Esta segunda masa estructural adhiere a los conceptos de George Steiner quien en su obra
La muerte de la tragedia manifiesta que "la sintaxis de la prosa encana la función central
que las relaciones causales y la lógica temporal desempeñan en los procesos del
pensamiento corriente"10.tal como hemos visto en el trozo leído previamente.
Entonces, ahora corresponde contraponer el tono lírico-trágico, tal como aparece en el
primer bloque estructural de esta "Introducción", del famoso pasaje que comienza así:
"¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado
polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones
internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! Tú posees el secreto:
¡revélanoslo!"11.
Como acabamos de observar, el tono elevado, enfático, imprecatorio y vocativo ha creado
la atmósfera trágica que ensalzará la figura del héroe, transformado en mito. George
Steiner confirma este "efecto de distanciamiento" —como diría Bertold Brecht, del que
hablábamos al comienzo de esta exposición— cuando dice que "el verso [¼ ] es límite
primordial entre el mundo realzado de la tragedia y el mundo de la existencia
ordinaria"12.
Si bien aquí no hay estrictamente versos en el sentido técnico del término ("tener metro o
rima o una pauta de repetición formal"13), sí hay una elevación "del discurso por arriba
del habla corriente con fines de invocación, adorno o rememoración", como también
manifiesta Steiner, ya que, además, "lo poético es un atributo [y] el verso [¼ es sólo] una
forma técnica"14. Por todo ello, y si como afirma Jacques Morel en La tragédie "le conflit
tragique est toujours celui de l’humain et du divin"15 ("el conflicto trágico es siempre el de
lo humano y el de lo divino"), el empleo de ese lenguaje elevado,
"modelado con más nobleza y complejidad que el nuestro [de cada día] nos impone una
distancia respetuosa [¼ y adquiere] una magnitud especial"16,
que es, según creemos, aquella que se dirige hacia lo sagrado.
El tema puede ser continuado, aunque sea en el análisis de connotaciones de toda índole,
desde la "Sombra terrible" —como un espectro, un espíritu o una figura fantasmagórica,
tales como las que aparecen en varias escenas del teatro shakespeariano— hasta el tema
del "secreto", motivo que obsesiona a las heroínas de la tragedia raciniana. Pero nos
detendremos aquí, ya que creemos que, en realidad, en la historia fáctica, Don Domingo
Faustino Sarmiento ha sido, también él, como una duplicación de sus personajes heroicos,
un héroe, y su areté consistió en haber vencido a "la Esfinge Argentina"17: la Ignorancia.
Pero, a pesar del final feliz —y esto lo aleja ilusoriamente del fatalismo trágico— el tiempo
no ha pasado en vano, desgraciadamente. Parafraseando a Nietzsche y a Mircea Eliade, el
mito del eterno retorno ha hecho que el tiempo circular —e irónicamente
"postmoderno"— engendrara al nuevo "monstruo que nos propone el enigma"18,
nuevamente trágico, que es el de la educación argentina actual. ¿Y qué salida
propondríamos aquí y ahora, ante semejante situación —valga el término trágico—
"patética"? Creemos que, para ello, Don Domingo nos ha legado la clave, el mensaje
esencial, a través de sus obras y lo invocaremos, parafraseándolo de esta manera,
diciendo: "¡Sombra sagrada de Sarmiento voy a evocarte! Tú posees el secreto revelado:
tus libros. ¡Argentinos, leámoslos!"
Conclusión
No cabe duda que el texto de Sarmiento "pone a prueba la capacidad de selección y de
organización del lenguaje mismo, cuando éste se ordena en esas unidades de discurso más
largas que la frase a las que podemos llamar textos"[11]. Donde el acto de narrar está
marcado por su carácter temporal, se desarrolla en el tiempo y bajo un contexto: el
territorio de la pampa argentina que ocupa las dos quintas partes del territorio nacional,
donde naturaleza y hombre (el gaucho) representan todo lo contrario a lo que la ciudad
puede ofrecer, a mediados del siglo XIX.
Civilización y barbarie, en este caso, son experiencias que tienen como referente común la
historia y la ficción centralizadas básicamente en un solo PROBLEMA, el de la ficción, el de
la historia y el del tiempo. En el relato las acciones de naturaleza y gaucho no son fines en
sí mismo, sino como referentes para explicar el retraso que puede enfrentar la República
Argentina para anidar los preceptos de la modernidad. Esta es la raíz de inteligibilidad de
la obra literaria, donde el discurso narrativo establece los acontecimientos de la acción, y
estos, a su vez, se desarrollan en un marco configurativo. Vida y narración como
elementos complementarios que permiten comprender mucho más intensa y claramente
la comunidad productora y la comunidad receptora en el texto estudiado, y la voluntad de
verdad que el contiene.
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