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Con vistas a la acción: el “yo” es el pathos (lo que me llega de los órganos y de los dioses), por

ende, la aprehensión de múltiples pathos en mí y es el ethos, el conjunto de saberes puestos en


práctica que dan unidad al yo; por ende la aprehensión de un ethos en mí, todo mediado o no por
la dianoia.

El actor funciona principalmente como un agente de pathos, las pasiones que debe poner en
escena. él pretende abandonar su ethos (aunque nunca lo hace completamente), y asimilar el del
personaje y usar su repertorio de pasiones, de acuerdo con su práctica actoral, para actualizar el
pathos del personaje.

El agente de ethos, el que pone la unidad del yo, es el personaje mítico y por ende todos sus
saberes y acciones en el espacio mítico, pero en definitiva es también el pathos de ese personaje
en su contexto (espacio y tiempo) míticos, que debe ser actualizado por el actor.

En definitiva la acción teatral en cuanto forma es la actualización de ambos, actor y personaje en


tensión, el ethos del personaje que se superpone al ethos del actor y el pathos del actor que
actualiza el pathos del personaje.

la actuación concreta es la actualización del texto de la obra es un recorte del personaje en su


espacio y tiempo míticos hecho por dramaturgo (la exteriorización del personaje), y de una de las
posibilidades de exteriorización del ethos/pathos actoral.
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Vernant no acata este esquema evolutivo de Mauss pero adopta uno nuevo. Lo que Mauss historiza (la
persona) no es lo que Vernant historiza (el yo), pero a partir del estoicismo Mauss y Vernant coinciden en
considerar a esas dos categorías el carácter de moral. Para quitar tinte evolucionista histórico a esta
concepción, preferimos decir que a lo largo de la época arcaica se priorizan distintas dimensiones del
individuo.

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En la dramática se produce una serie de tensiones entre un yo de corte homérico y un yo que surge con la
realización del derecho griego, que enfatiza la responsabilidad de las propias acciones. En la tragedia, el ἦθος,
entendido como carácter, y el δαίμων, entendido como poder divino, son principios de acción compatibles y
hasta equivalentes. Cf. Vernant (2002: 65-77). mito y tragedia Es la realización de la máxima “ἦθος ἀνθρώπῳ
δαίμων”. Her., Fr. 119 DK.

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