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La muerta enamorada. Novela escrita por el poeta, crítico y novelista francés Theóphile Gautier.

Obra corta en la que un anciano sacerdote relata su única experiencia con el amor, que vivió en
su juventud y que le fue ofrecida por un espectro de la noche, por un «ángel o demonio», dotado
de las más excelsas emanaciones de sensualidad, ternura y belleza. Relato vampírico, narrado
en primera persona por su protagonista, y probablemente influenciado por la obra de Ernst
Theodor Amadeus Hoffmann, muy admirado por Gautier. Charles Baudelaire llegó a escribir que
esta «es la obra maestra de Gautier».

Sinopsis
Delicioso relato al más puro estilo romántico donde la realidad y el sueño se confunden, y donde
la vida y la muerte se entrelazan, diluyéndose la delgada frontera que, en ocasiones, las separa.
Se trata de una de las obras que más evidencia el estilo y el arte de Gautier. En ella el día y la
noche, lo real y la ilusión, lo grotesco y lo sutil, la seducción y la repugnancia —plasmadas en un
tono enigmático y atrayente, propio del autor— se funden de manera imperceptible para
engendrar lo sublime: la belleza.

Argumento literario
Un sacerdote ya anciano rememora los sucesos que la acaecieron siendo un joven novicio a
punto de tomar sus votos. En la iglesia donde se lleva a cabo la ceremonia observa a una joven
de belleza exultante, que por supuesto le prenda de una forma casi enfermiza.

Aunque su superior le destina a una pequeña parroquia muy alejada, una noche recibe la visita
de un hombre que le pide que dé la extremaunción a su señora Clarimonde; ésta resultará ser
la misteriosa joven que le encandiló, pero su estado dista mucho de ser terminal. Aunque no
sabe muy bien cómo sucede, el sacerdote pronto se encuentra en una suerte de vigilia
constante, sin saber qué es real y qué no.

Pronto no tendrá más remedio que recurrir a fuerzas que creía inexistentes para enfrentarse al
mal que le subyuga. El joven e inexperto sacerdote tiene una visión engañosa de su amor, para
él no es tan importante el que la mujer sea una vampiro, sino el hecho de que él no distingue
entre realidad y sueño. Para el muchacho, la pasión devoradora que le causa esa mujer es tan
destructiva como insoslayable, la fe, a la que su abad apela una y otra vez para salvarle de la
tentación, no le sirve de nada, tanto ama el joven a la preciosa Clarimonda que al final del libro
confiesa que:

...el amor de Dios no fue suficiente para reemplazar al suyo


La lucha del sacerdote por librarse de su doble existencia está perdida de antemano. Sólo gracias
a la acción del padre Serapin podrá ahuyentar al vampiro y acabar con su dependencia terrible.
La victoria del protagonista es desoladora y triste pues aunque sólo lo insinúa, se puede sentir
que la pérdida de Clarimonda es irreparable, porque ni su fe, ni su vocación religiosa, ni el paso
del tiempo conseguirán consolarle por la pérdida de algo que está más allá de su comprensión.

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