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LA AFROCOLOMBIANIDAD

ESTUDIANTE:
JUAN SEBASTIAN MARTINEZ GRANADOS

DOCENTE:
LUIS COHEN

GRADO:
7ºB

COLEGIO DIOCESANO SAN JOSÉ


20/09/2018
SANTA MARTA
INTRODUCCIÓN

La afrocolombianidad se refiere a las comunidades descendientes de los esclavos


africanos y los cimarrones residentes en Colombia. Se les llama cimarrones a los
esclavos que escapaban en busca de su libertad hacia la selva o la montaña, y se
asentaban allí estableciendo los famosos palenques, o aldeas protegidas.
Se trata de un grupo poblacional que logró su libertad, con la Ley de libertad de los
esclavos expedida en 1851, pero adquirió visibilidad como sujetos jurídicos con
derecho, cuando la Constitución Política de 1991, lo incluye y le otorga la
denominación de comunidades negras. Eso significa que después de abolida la
esclavitud, estuvieron en un limbo jurídico durante muchos años. Es decir, habitaban
territorio colombiano pero de manera ilegal.

Otras denominaciones que reciben popularmente son negros, morenos o niches,


además de afrodescendientes y las que se usan para nombrar a las personas de
los raizales del Archipiélago de San Andrés y del Palenque de San Basilio.
De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística
(DANE), en su censo de 2005, la población afrocolombiana supera los 4 millones
de personas, representando el 10,62 % de la población del país.

El mayor asentamiento afrodescendiente se encuentra en Barranquilla, donde


representan el 9% del total de la población. También Cali, Cartagena, Bogotá y
Medellín tienen un importante porcentaje de población afrodescendiente.

Afrocolombianidad en la historia

Los antecedentes históricos de la población afrocolombiana se ubican en el siglo


XVI, con la llegada de esclavos desde lugares como Angola, Ghana, Costa de Marfil,
Sierra Leona y Senegal.
Los españoles y los británicos eran quienes los traían, como parte de una actividad
comercial muy rentable para la época, con la que sustituían a la mermada población
nativa a cambio de bienes como el oro, por ejemplo. Una vez en América, eran
vendidos en los puertos y mercados a terratenientes para que les sirvieran.
Miles se quedaron bajo el yugo de sus dueños y otros tantos lograron escapar a la
selva o a la montaña (los cimarrones), como Benkos Biohó.
Poco a poco fueron poblando espacios más y más extensos, y se fueron mezclando
con los nativos colombianos para dar lugar a lo que hoy se conoce como
afrocolombiano.
AFROCOLOMBIANOS Y AFRODESCENDIENTES

El término afrocolombiano se utiliza para denominar a aquellos colombianos


descendientes de personas de raza negra de África. Se suele denominar a este
grupo humano como negros, morenos, mulatos, niches y otras denominaciones y
eufemismos populares, además de afrodescendientes y las referidas a los raizales
del Archipiélago de San Andrés y a los habitantes del San Basilio del Palenque.
Con el término negro se suele referir a las personas cuya tonalidad de piel es más
oscura que otras, denominadas por oposición «blancas». Aunque la denominación
de una persona como «negra» varía de cultura en cultura, se suele identificar así a
las personas que habitan el África subsahariana, denominada también «África
negra». Por su parte, la población negra en América, conocida como los
«afroamericanos», tuvo su origen en el secuestro de millones de africanos y su
traslado forzado al continente americano para trabajar como esclavos, realizado
por mercaderes europeos y aliados africanos entre los siglos XVI y XIX.
Por otro lado es importante destacar que hacia mediados del siglo pasado la
población negra se encontraba en su mayoría en las dos costas: en los
departamentos del Pacífico (Chocó, Valle, Cauca y Nariño) y en los de la costa
Caribe (Bolívar, Atlántico, Magdalena, Guajira, San Andrés y Sucre). En el último
medio siglo un sector numeroso de la población negra se ha asentado en las
principales ciudades del país.

No obstante, los afrodescendientes también han contribuido de forma excepcional


al desarrollo de las sociedades y las naciones a lo largo de la historia, algo que
continúan haciendo hoy en día. Sin embargo, su patrimonio y culturas han recibido
un reconocimiento y una valoración limitada.
Los retos a los que se enfrentan los afrodescendientes son, en parte, el legado de
las vergonzosas prácticas de la esclavitud, la discriminación y la segregación,
ejercidas a lo largo de siglos. El racismo, la discriminación estructural, la
marginación, el discurso de odio y los delitos motivados por prejuicios siguen siendo
problemas graves y generalizados, a pesar de todo lo que hemos vivido y aprendido
con el paso de los años. Los migrantes y refugiados procedentes de África se
encuentran entre las personas más vulnerables de la actualidad, ya que en ellas se
centra la discriminación basada en el origen racial o étnico, la situación social y
económica, y la ciudadanía. Lo más impresionante de todo ello es que, a pesar de
estas dificultades, los afrodescendientes son líderes en todos los ámbitos de la vida.

Los afrodescendientes viven en muchos países del mundo, dispersos en la


población local o formando comunidades. La mayor concentración puede
encontrarse en América Latina y el Caribe, donde se estima que su número
asciende a 150 millones de personas. Tanto los descendientes de los africanos
transportados a las Américas durante la trata transatlántica de esclavos hace
muchas generaciones como los que se han trasladado más recientemente a esa
región, a Europa y Asia, e incluso dentro mismo del continente africano, constituyen
uno de los grupos más marginados. Son un grupo de víctimas concreto que
continúan siendo discriminados como legado histórico de la trata transatlántica.
HUELLAS O HERENCIAS AFRICANAS EN LA CULTURA CARIBE

El aporte de sus expresiones en la vida nacional es destacable. La cumbia, uno de


los ritmos nacionales por excelencia, y el sancocho (El plato típico más extendido),
habrían sido imposibles sin su participación. El nombre de Macondo, crucial en la
creación de Gabriel García Márquez, tiene origen africano. Entre los aportes que la
Unesco reconoce como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad:
1. La fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó,
2. Las músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico norte,
3. El espacio cultural de Palenque de San Basilio y
4. El carnaval de Barranquilla, entre otros.
Ciertamente los países colonizadores dejaron una gran marca que se distingue en
múltiples aspectos de la cultura material e inmaterial, pero abrumadoramente, los
esclavos africanos validaron su existencia en el territorio caribeño mediante grandes
aportaciones al folclore de las islas. Para ejemplificar, los bailes y ciertas ocasiones
culturales nacen con áfrica en el corazón. El desfile Junkanoo en las Bahamas surge
de las prácticas musicales africanas durante el siglo XVII con una expresión que
muestra, hoy día, a personas disfrazadas bailando al ritmo de instrumentos de
percusión. También, el Carnaval de Trinidad y Tobago —uno de gran renombre en
el Caribe— conserva el significado que esa fiesta tuvo para aquellos africanos que
bailaban sus ansias de libertad cuando sus prácticas y expresiones sociales
quedaban prohibidas, previo a la emancipación de 1838.
Afrocolombianos y la cultura de Colombia

Hay muchos ejemplos de la presencia africana en la tierra colombiana, como la


cumbia, el son de negro y el sancocho, por ejemplo, pero las que han adquirido
mayor visibilidad han sido las reconocidas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial
de la Humanidad:
• Las músicas de marimba
• Los cantos tradicionales del Pacífico norte
• El Palenque de San Basilio
• El carnaval de Barranquilla.

También persisten rituales como los de los funerales en el barrio La Manga


(Barranquilla), donde se despide el alma del difunto entre lamentos, danzas y
cantos. La lengua criolla palenquera, originaria del Palenque de San Basilio, es otro
ejemplo del aporte cultural de los africanos. Se trata de una lengua criolla con base
léxica española que se mezcla con lenguas bantúes del África Central, como el
kikongo y el kimbundu.

Literatura oral y escrita, bailes cantados, medicina tradicional, gastronomía y hasta


peinados, son elementos de la cultura africana que están presentes en Colombia y
que muchos intentan preservar. Aunque se trata de una población que no deja de
ser blanco de discriminación, ha ido ganando reconocimiento entre la sociedad
colombiana y actualmente cuenta con un día, el 21 de mayo, en el que se celebra
el Día Nacional de la Afrocolombianidad. También se recuerda la promulgación de
la Ley de abolición de la esclavitud de 1851, por el gobierno de José Hilario López.
De hecho, en la celebración de esta fecha en 2015, se dio inicio al Decenio
Internacional para los Afrodescendientes que estableció la ONU hasta 2024, para
el reconocimiento de esta población en el mundo.
PERSONAJES AFRICANOS QUE PARTICIPARON EN NUESTRA
INDEPENDENCIA
Afrocolombianos y la independencia de Colombia

El movimiento independentista en Colombia, a través de José Antonio Galán en


primer lugar, reclutó en sus filas a muchos de los esclavos que liberaba a su paso
por el Cauca, Magdalena y Antioquia. Progresivamente se unieron, de forma
voluntaria, esclavos de haciendas de otras zonas. En esta etapa figuran nombres
como los de los negros Vicente de la Cruz y Eusebio Quiñones. Esta voluntad de
unirse a la lucha obedeció a una esperanza, fundada en buena medida en la
promesa de Simón Bolívar, de obtener la libertad y acceder a mejores condiciones
si se terminaba el poder de la corona española.

Esa promesa la hacía el prócer en su recorrido por territorio colombiano y también


en su búsqueda de apoyo en Haití, ante el presidente Alexandre Pétion, quien le
respondió facilitándole personal y apertrechándolo. De este momento surgen líderes
afrocolombianos como José Prudencio Padilla. Sin embargo, Bolívar no cumplió y
solo se aprobó en la Colombia independiente, una ley de “Libertad de vientre” según
la cual los hijos de esclava que naciesen a partir de 1821, serían libres al cumplir 18
años de edad. Más adelante, el marco legal también permitía que si un blanco
acusaba a un negro de vago, este último era encarcelado y su acusador podía
liberarlo a cambio de trabajo en sus tierras.

Entre los personajes africanos más importantes en la independencia de Colombia


se encuentran:
 José Antonio Galán: El único personaje que no solamente levantó su voz de
protesta en contra de los impuestos elevados, sino que hablaba de una
independencia del imperio español, en la Revolución de los Comuneros.

 José Prudencio Padilla (Riohacha, Colombia, 19 de marzo de 1784 - Bogotá,


Colombia, 2 de octubre de 1828) Prócer de la independencia de Colombia y
Venezuela. Fue el héroe naval durante la Campaña de Independencia liderada
por Simón Bolívar, creador de la Armada Nacional y primer Almirante de la Gran
Colombia. El libertador Simón Bolívar firmó en Trujillo el decreto de "guerra o
muerte" entre españoles y americanos el 15 de diciembre de 1813. Poco tiempo
después, para atraer a esclavos y libertos, les ofreció la libertad absoluta si se
sumaban al ejército de la independencia. Muchos hombres confiaron en esta
promesa y se sumaron al ejército del libertador.
Su aporte fue valioso para el triunfo del ejército libertador en varias batallas.
Esperaba, como todos los afrocolombianos, que al ganar la guerra conseguirían
la libertad para todos los esclavizados.
PALENQUES
Desde los inicios del periodo
colonial muchos esclavizados se
volvieron cimarrones y conformaron
pequeñas bandas en las montañas.
De manera espontánea fueron
tomando conciencia de grupo hasta
que se convirtieron en apalencados
y fundaron poblados autónomos
llamados palenques.
Estas comunidades agrícolas se
ubicaron en sitios de difícil acceso
protegidos por fortificaciones en
forma de empalizadas y fosos
escondidos, y defendidos por gente
equipada con arcos, flechas y armas
de fuego.

Los palenques albergaban gentes de diversos orígenes africanos. El liderazgo


político, militar y religioso fue una constante en este tipo de sociedades guerreras
organizadas por grupos de edad, es decir, mediante un sistema que propendía por
la reunión de todas las personas según sus años y su sexo. Esta forma de articular
a la colectividad era una respuesta táctica a la necesidad de mantener en pie de
guerra partidas de soldados dispuestos a defender el palenque.

UBICACIÓN DE LOS PALENQUES EN COLOMBIA

La documentación colonial muestra que desde muy temprano hubo palenques en


la Península de La Guajira y en las gobernaciones de Santa Marta y Cartagena. En
el siglo XVI esta última contó con asentamientos de fugitivos ubicados en los
alrededores de los pueblos de San Sebastián de Buenavista, Tofeme en el partido
de Tolú y la barranca de Malambo. Estos palenques estaban densamente poblados.
En el siglo XVII el inconformismo de los esclavizados aumentó y los palenques se
multiplicaron. En la Provincia de Cartagena fueron numerosos. Estaban
diseminados a lo largo y ancho del territorio, ocupando el norte, centro y sur de la
provincia. En el norte, la actividad se concentraba en la Sierra del Luruaco, donde
tenían gran influencia los poblados rebeldes designados con los nombres de
Betancur y Matuberé. En el siglo XVIII los palenques se situaron a lo largo de los
valles formados por los ríos Cauca y Magdalena. Un buen ejemplo lo constituye El
Castigo, ubicado en el suroccidente del virreinato de Santa Fe, que congregó a más
de cuatrocientas familias asentadas en dos poblados estables, y que basaban su
subsistencia en una economía estacional.
PALENQUE MÁS RECONOCIDO

El Palenque de San Basilio

Situado a 60 km de Cartagena, es una comunidad de descendientes de cimarrones


africanos del siglo XVII. Domingo Biohó fue el líder mítico cuya fiereza quedó
plasmada en los reportes que los gobernadores de la Provincia de Cartagena
enviaban a la Corona. Desde 1603, la fuga de esclavizados de la ciudad de
Cartagena y sus alrededores inquietó a las autoridades. Los fugitivos no sólo partían
con las herramientas de labranza y las armas de fuego, sino que fundaban pueblos
en las ciénagas inaccesibles de la región. Desde sus fortalezas descendían al valle
del río Magdalena para asaltar las embarcaciones que transportaban víveres, oro y
todo tipo de mercancías. La guerra duró casi un siglo hasta que, en 1691, el rey de
España optó por la negociación y les otorgó las tierras en las que habían levantado
sus poblados.

Gracias a los documentos coloniales se sabe que los palenques de la costa Caribe,
en especial los que estaban situados en los Montes de María, como el Palenque de
San Basilio, tuvieron una economía de subsistencia basada en sementeras de yuca
y maíz, y que establecieron contactos con los esclavizados de las haciendas
vecinas, quienes les servían de intermediarios para cambiar pequeñas cantidades
de oro extraído de las arenas auríferas de los ríos por medio de armas de fuego.

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