Alfredo: si gustas te puedo llevar a donde necesites tengo mi auto cerca, por
cierto, me llamo Alfredo.
Platicaron por largo rato mientras Alfredo llevaba a Elena hacia la clínica para
que la revisaran, Elena quedo maravillada con Alfredo, se dijo a sí misma, que
suerte, en encontrarme a alguien como Alfredo, todo sucede por algo.
Como se han de imaginar, Alfredo y Elena siguieron frecuentándose, idas al
parque, al cine, a cenar, hasta que por fin Él se le declaro.
Elena: que pasa, me asustas, ¿con que no puedes seguir? ¿Qué te duele?
Alfredo: tengo algo que decirte, y debe ser aquí, no puede ser en otra parte.
Elena aun sin saber que pasa, ve como lentamente Alfredo, se acerca más a
ella, tomándola de la mano y sin dejar de mirar sus ojos, se inclina hasta poner
una rodilla en el suelo, Elena comienza a llorar…hay un breve silencio, que se
rompe con el canto de las aves del lugar, pues comienza a amanecer y entre los
primeros rayos del sol, los murmullos del viento, ese viento que juaga con el
cabello de Elena, y el canto de los pájaros Alfredo algo nervioso le dice.
Alfredo: Elena tenemos poco tiempo de conocernos, pero la verdad siento que
no poder seguir así, la verdad quiero pasar el resto de mi vida con la mujer que
en este lugar me robo el corazón.
Alfredo, Elena no puedo vivir sin ti, no quiero vivir sin ti, …y sacando una
pequeña cajita al momento de abrirla se escuchó......quieres casarte conmigo.
Elena llorando, de felicidad sin pensarlo, se hinco con él y fundiéndose en un
beso no hubo que decir más........
Pasaron dos meses y se llegó la fecha, una boda sencilla, solo por Lo Civil, pues
Alfredo no quería casarse por la Iglesia, siempre fue un punto de discusión
entre los dos, pero Elena era feliz, casada al fin con ese muchacho tan atento
que conoció en Chipinque.......
Elena, Elena aun así Elena era feliz, pues de nuevo una alegría ilumino su vida,
la llegada de Amelia, por fin una hermanita para Alejandro, también muy
parecida a su mama, decía la madre de Elena, quien a su ver tenía la felicidad
completa,
Alfredo por otra parte, continuaba con parte de su rutina, seguía con sus
caminatas en chipinque cada que podía, Elena ya no, pues se quedaba a cuidar
de sus hijos, que el tener 2 hijos uno de un año y medio y otra recién nacida no
es fácil, ya no se cuidaba tanto, no le quedaba tiempo decía, soy una mama de
tiempo completo.
Solo había algo que la tenía un poco intranquila, sentía a Alfredo un tanto
distante, sería el trabajo que lo absorbía mucho, o esas juntas hasta tarde,
como que las cosas no fluían igual,
Alfredo, era otra historia, desde hace poco más de un año que salía con Bertha,
desde que la conoció cuando entro a laborar en su compañía le llamo la
atención es por eso que Alfredo no se perdía ninguna junta y se quedaba
después para hablar de sus clientes con su nueva Jefa, a ella tampoco le era
indiferente y gustosa lo escuchaba, Bertha pensaba para si- hasta que
encuentro un hombre interesante, lástima que pronto se casara, pero.........
que importa, no soy celosa.
Bertha: disculpa Alfredo, estas seguro del paso que vas a dar, casarse es algo
serio.
Alfredo: Ya lo decidimos, y la verdad creo que va a ser bueno para los dos.
Bertha: ósea que no estás muy seguro, piénsalo bien, se te puede ir alguna
oportunidad de conocer a alguien interesante ¿no crees?
Alfredo, bueno tal vez a esa persona no le parezca importante que yo este
casado.
Berta pensaba- que habrá visto en ella, yo soy mucho mejor, soy más alta, me
veo mucho mejor que ella, además creo que le gusto a Alfredo, y la verdad, no
me importaría que estuviera casado.
Ya en el baile Bertha pudo bailar con Alfredo, quien la verdad se encontraba
algo nervioso por la manera de bailar de Bertha quien aprovechaba cuando
alguna pareja los empujara para pegarse más a él, y en una de tantas alcanzo a
decirle al oído,
Se acabó la música, en ese momento Elena fue hacia ellos pues seguía el partir
el pastel y todo lo demás.
Así fue como partieron entre abrazos de sus amigos y las miradas algo
insistentes de Bertha.
¿Cómodo? Pensó Alfredo, ¿se quejó un cliente?, ¿qué me va a decir? Eran las
preguntas que rebotaban en la cabeza de Alfredo, cuando del otro lado del
escritorio Bertha lo miraba insistentemente
¨No me importa que seas casado, dándole un beso en la boca a Alfredo, quien
le correspondió con la misma intensidad, está por demás que mencionar que
paso después, solo les diré que Alfredo llego algo tarde a su casa ese día.
Así fue como Berta y Alfredo se volvieron amantes, y las juntas de trabajo se
volvieron más frecuentes a partir de ese día.
Alfredo con su doble vida llevaba más de un año, tenía un hijo ya con Elena y
estaban esperando a Amelia, cuando Bertha le dio cierta noticia que le movería
aún más el mundo a su alrededor.
Alfredo: Dime
Bertha: tengo 3 meses que no he tenido mi periodo, pensaba que esta por el
estrés, pero hoy fui a hacerme un chequeo y que crees.
Alfredo se quedó sin habla, un hijo pensaba el, ya tengo a Alejandro, Elena está
esperando a Amelia y ahora Bertha también, ¿qué voy a hacer?
Así Alfredo combinaba su doble vida, Casado con Elena y sus momentos con
Bertha.
Se llegó el tiempo en que nacieran tanto Amelia como Alberto, y Alfredo se las
ingeniaba para poder pasar tiempo con su familia y con Bertha y Alberto,
aprovechaba que los domingos iba a chipinque para pasar las mañanas del
domingo con Bertha y Alberto, mientras Elena atendía a sus hijos en su casa,
era de esperarse que viviera estresado que Elena descubriera su ¨otra familia¨
pero ese día llego...
Elena: Alfredo¡¡ ¿quién es ella? ¿Qué haces con ese bebe?, ¿qué está pasando?
Bertha: No Alfredo, eso no, me llamo Bertha, y Alfredo está cargando a nuestro
hijo
Se alejó de ellos con sus hijos, directo a casa de sus padres, les conto todo lo
que paso, después de tratar de tranquilizarla y de ver que no habría marcha
atrás la apoyaron en su decisión, DIVORCIO.
No había marcha atrás, era inevitable, el divorcio entre Elena y Alfredo, dentro
del divorcio uno de los puntos fue el compromiso mensual de entregar una
cantidad para la manutención de sus dos hijos hasta que ellos cumplieran su
mayoría de edad.
Era de esperarse que después del divorcio Bertha y Alfredo se fueran a vivir
juntos en la casa de Bertha, ahora como una familia, Alfredo cumplía con su
compromiso de entregar a Elena mensualmente la manutención que cubría el
gasto de sus hijos, el pedía verlos, no siempre se podía, están dormidos, se
fueron con sus abuelos, ya vamos de salida, muchas escusas para que el no
tuviera oportunidad de acercarse.
Pasaron los años 18 para ser exactos en la casa de Elena Alejandro quien ya
trabajaba había aceptado que la manutención de su papa ya había terminado,
pero continuaba con sus estudios pues su trabajo le ayudaba a pagarlos y
ayudar a su madre, Amelia por su parte quería seguir estudiando Elena no lo
podía costear, no contaban con ahorros para pagar la carrera que Amelia
quería y pensaba en exigirle a su padre que le siguiera pagando su estudio
hasta que lo terminara, era su obligación decía Amelia, es lo menos que puede
hacer.
Amelia: es la verdad que no vez que por ellos nos dejó mi papa, míralos, se ve
que les da de todo.
Elena: si, por eso nunca estaba con ustedes. Nunca los buscaba