VICERECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS ESCUELA DE DERECHO
ESTUDIO DE CASOS
Gladys Clara Mazzari Campos
C.I. 25.147.927 Prof. Lisbeth Campins Medios Alternos SAIA A
(MEA222-SAIAA-2018/A)
Barquisimeto, octubre, 2018
ESTUDIO DE CASOS
La Constitución (1999) en el artículo 258 pauta la justicia de paz y esta es
herramienta para resolver conflictos habituales que se forjan en la comunidad, es un procedimiento alternativo para superar la carencia del sistema de justicia, cuya jerarquía y beneficio es reconocido en sociedades que comprenden su efecto efectivo. Su objetivo principal es lograr la paz en comunidad, donde partes en disputa admitan los resultados del procedimiento y la forma imparcial en que se produce respuesta al problema concreto. El financiamiento según la Ley de 2012 es el Tribunal Supremo de Justicia quien define recursos necesarios para la Justicia de Paz Comunal y que se incorporen al Presupuesto Nacional. Sobre la capacitación de Jueces la Ley lo encarga a la Escuela Nacional de la Magistratura. Por último, las decisiones son sentencias y ser dicta en nombre de la República y por autoridad de la Ley. En ese orden, según el texto constitucional, la ley promoverá la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos para la solución de conflictos. Frente a este mandato la conciliación y la mediación han venido incorporándose a procedimientos judiciales lo cual mejora la administración del tiempo y refleja mayor calidad en la actividad jurisdiccional, además de ser una manera de optimizar recursos económicos y materiales. Al respecto, por la justicia de paz se pueden solucionar conflictos sin necesidad de acudir a instancias encargadas de administrar Justicia en nombre del Estado, puesto que pueden buscar una solución más adecuada a su problema, según sus inquietudes, para que así cada parte esté satisfecha. La solución de los conflictos comunitarios por medio de la justicia de paz, descongestionaría los tribunales ordinarios ante tantas pretensiones de resolución de conflictos en esta instancia, por lo que se realizaría justicia de manera expedita, económica y eficiente. Esto justifica la aplicación de este método en los mecanismos de justicia dentro de las localidades venezolanas. En efecto, dado que la justicia de paz es un medio alternativo para la solución de cualquier tipo de controversia que surja en la comunidad o en la familia, producto de la cotidianidad, éste se presenta como un procedimiento sin formalidades, rápido, breve y simple, que brinda confianza a las partes en la búsqueda de una solución justa y ecuánime, de conformidad con lo estipulado en la Ley Orgánica de la justicia de paz. Adicionalmente, dado el carácter social de la justicia de paz, las actuaciones del juez de paz y su equipo son gratuitas. La solución de los conflictos, en principio, emana de las mismas partes, puesto que son ellas quienes deben buscar la solución más apropiada y ajustada a sus pretensiones. Por ello, se puede decir que cada una de las partes son protagonistas en el proceso. Sin embargo, en caso de que las partes no logren un acuerdo mutuo, se aplicará otro procedimiento liderizado por el juez de paz: el procedimiento por equidad. Por ello se dice que la justicia de paz se “caracteriza por ser un medio sencillo, accesible, gratuito y rápido mediante el cual la comunidad se organiza y participa en la búsqueda de soluciones a los conflictos cotidianos que surgen y afectan la armonía y convivencia de la comunidad. En fin la importancia de la resolución alternativa de conflicto radica en que, la justicia de paz es un método alternativo para la solución de conflictos, en el cual los ciudadanos comunes participan administrando justicia mediante la conciliación, el diálogo y la negociación, para obtener una mejor solución sin necesidad de acudir a los tribunales de la República. Así, la justicia de paz es una forma de participación ciudadana en la administración de Justicia puesto que ésta emana de los ciudadanos mismos. En cuanto al presente estudio de casos, el procedimiento de conciliación es el más esgrimido esto debido a la existencia de un precepto legal que señala la obligatoriedad del procedimiento y a través de la experiencia de Centros de Justicia de Paz, se ha verificado que el 93% de casos son resueltos por conciliación. Ahora bien, según el artículo 8 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de Paz Comunal, los jueces y juezas de paz son competentes para conocer de los casos que se plantean como, los conflictos o controversias que en el ámbito local territorial se susciten entre personas naturales o jurídicas, y que hayan sido confiados para decidir; de los conflictos derivados de relación arrendaticia o de la propiedad horizontal, salvo los casos asignados a otros tribunales o autoridades administrativas; los conflictos o controversias entre miembros de la comunidad derivados de la aplicación de ordenanzas relativas a la convivencia, cartas comunales y Reglamentos de convivencia de los Consejos Comunales, como es el caso de la contaminación sónica; los casos de violencia de género, contaminación sónica, violencia familiar, maltrato a los ancianos, abuso en la corrección de menores, arrendamiento, entre otros, mientras las leyes no se lo atribuyan a otro tribunal. Por ello el procedimiento es el mismo para los casos en estudio. Al respecto, según los artículos 31 y siguientes, primero se busca la intermediación del juez de paz en las oficinas de Justicia Municipal de la jurisdicción y se denuncia al presunto infractor de la contaminación sónica. No se necesita llevar pruebas por tratarse de escándalo público y notorio. El juez de paz hace primera advertencia enviando notificación al acusado, aclarándole la transgresión a la Ordenanza de Convivencia Ciudadana respectiva anexando copia de la misma. La notificación se envía con un policía municipal. En caso de reincidencia, el juez de paz envía el caso a la Fiscalía Municipal. Se solicita a los tribunales de juicio apertura de procedimiento penal abreviado por hecho punible llevándose a cabo audiencia. El infractor puede ser condenado a pagar hasta 150 unidades tributarias dependiendo de la ordenanza. Si se niega a pagar se ordena su detención en base al Art. 506 del Código Penal por perturbación a la tranquilidad privada y si reincide el Art. 483 pena la desobediencia a la autoridad.