Hace 25 años que nuestras familias viven un dolor permanente por esta injusta
pérdida. Fiestas familiares como Navidades o el día de la Madre son días vacíos
en donde se siente la ausencia más que otros días. Asumir la muerte temprana
de nuestros familiares no ha sido fácil, menos aún con gestos políticos,
acciones en contra de nuestra lucha que acrecientan el dolor. Como una forma
más de acentuar nuestra pérdida, el 24 de diciembre pasado, el presidente
Pedro Pablo Kuczynski decidió entregar como regalo de Navidades a la familia
Fujimori el inmerecido indulto humanitario para quien no ha mostrado
arrepentimiento, no ha pedido perdón por los crímenes ni ha pagado un sol de
reparación civil.
La decisión de los familiares, así como la de organizaciones como Amnistía
Internacional, siempre fue exigir verdad y justicia. Saber qué había pasado,
dónde estaban, quiénes eran los responsables y lograr que sean sancionados por
este crimen. Caminar estos 25 años, no ha sido una decisión fácil para nosotros.
Hemos sostenido esta lucha con nuestro dolor, nuestras lágrimas, nuestra
dedicación y, la mayoría de veces, teniendo al Estado peruano de parte de los
asesinos.
Nuestros familiares se convirtieron de víctimas en “terroristas” como
calificativo para justificar un crimen absurdo e injusto, aunque nunca fueron
juzgados.
A la convivencia con el dolor diario, se suma la estigmatización de señalarnos
como “terroristas” como una forma de descalificar a las víctimas y nuestra
condición adquirida de víctimas tras la desaparición y muerte de nuestros
familiares. Poniendo a la población peruana, que aún vive con el miedo al terror
que sembró Sendero Luminoso durante dos décadas, en contra de nuestros
derechos a la verdad y a la justicia. Sólo un acto de amor tan fuerte, como el
que sentimos por quienes son parte de nosotros mismos, hace que sigamos
defendiéndolos con el mismo compromiso de hace 25 años.
Tras esta traición del Gobierno de PPK, los familiares no nos damos por vencidos
porque creemos que el derecho a la justicia tiene que ser superior a cualquier
forma de impunidad que se negocia con favores políticos. Nuevamente, recurrimos
a la Corte Interamericana con la misma esperanza de justicia para que nos
escuche y haga respetar este derecho. El pasado viernes 2 de febrero se celebró
la audiencia programada en Costa Rica para supervisar el cumplimiento de dos
sentencias contra Perú: la del caso barrios Altos y del caso Cantuta.
Es justicia lo que buscamos, es justicia lo exigimos. Justicia es lo que esperamos.
*Gisela Ortiz es representante de Familiares Caso Cantuta.
OPINIÓN
Pasos equivocados
27.02.2018|2