Esta situación ha provocado la adopción de nuevas formas de gestión de las ciudades, entre las
que se encuentran, además de la participación de la sociedad civil en las decisiones públicas, la
descentralización entendida como la devolución del poder y de los recursos del gobierno
central al local, y la promoción de la participación de los distintos niveles de gobierno en la
gestión de las ciudades. Estas nuevas formas de gestión ambiental han sido plasmadas en
instrumentos legales específicos que permiten la articulación del tema ambiental en los
diversos niveles de gobierno: nacional, regional y local, y propone una serie de instrumentos y
mecanismos de coordinación y gestión, como las comisiones ambientales regionales y locales.
El reto se encuentra en la implementación de estas normas, de manera que permitan el
desarrollo sostenible de las ciudades.
Chimbote
En el Perú, el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), ente rector de la política ambiental, ha
realizado avances significativos en cuanto al marco legal de la planificación ambiental. En junio
del año 2004, se promulgó la Ley Marco del Sistema Nacional de Gestión Ambiental (Ley Nº
28245), que tiene por finalidad orientar, integrar, coordinar, supervisar, evaluar y garantizar la
aplicación de las políticas, planes, programas y acciones destinados a la protección del
ambiente, y contribuir a la conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales. Esta ley se sustenta sobre la base de las instituciones estatales, órganos y oficinas de
los distintos ministerios, organismos públicos descentralizados e instituciones públicas a nivel
nacional, regional y local, que ejerzan competencias y funciones sobre el ambiente y los
recursos naturales; así como por los sistemas regionales y locales de gestión ambiental,
contando con la participación del sector privado y la sociedad civil.
El SLGA se aprueba mediante una ordenanza municipal, previa opinión favorable del CONAM.
Actualmente, tanto los gobiernos regionales como los gobiernos locales se encuentran en
proceso de implementación de estas normas de gestión ambiental, lo que ha significado que
algunos municipios empiecen a implementar acciones ambientales, mientras que otros se
encarguen de adaptar sus anteriores acciones a este nuevo marco.
La experiencia ha demostrado que para impulsar con éxito las diversas tareas de identificación
de los temas ambientales, la formulación de las estrategias, los planes de acción y su
implementación, los actores clave no solo requieren ser identificados y movilizados, sino
además fortalecidos en sus atribuciones, conocimientos, motivaciones y capacidad, para
participar efectivamente de una manera sostenida, informada y constructiva.
La gestión local ambiental con un enfoque participativo ha empezado a ser utilizada en el Perú.
La normativa ambiental incluye este componente y establece algunas herramientas para su
implementación, como por ejemplo: las audiencias ambientales, el acceso a la información,
entre otros. En general, existe espacio para implementar otros mecanismos tales como: (i)
programas de desarrollo de capacidades diseñados específicamente para organizaciones no
gubernamentales y organizaciones comunitarias; (ii) capacitación a los niveles de menores
habilidades, focalizada en pequeñas organizaciones; (iii) documentación en un lenguaje no
técnico y, cuando sea necesario, en la lengua local; (iv) asistencia técnica directa a grupos del
sector informal; (v) sensibilización sobre la temática del género; y (vi) sensibilización al sector
público para mejorar su comprensión de las necesidades y perspectivas de grupos y
organizaciones no gubernamentales.
Asimismo, con el objetivo de que se consolide el proceso y que sea perdurable, las autoridades
han visto por conveniente apoyar el desarrollo de capacidades. En este sentido, se han
realizado: el intercambio de experiencias a través de pasantías, el desarrollo de escuelas de
líderes, entre otros.
Por lo general, la implementación del proceso de planificación y gestión ambiental ha sido más
efectiva cuando se ha llevado a cabo a través de las instituciones locales existentes, en
particular cuando estas han sido fortalecidas en sus capacidades. Lo que ha ocurrido en el país
es que los municipios han creado dentro de su organización oficinas o unidades ambientales
como un primer paso en el proceso de incorporar la dimensión ambiental en el proceso de
gestión. Si bien estas unidades son de reciente creación, en la mayoría de los casos están
propiciando el conocimiento del tema ambiental dentro de las instituciones, situación que
antes no existía.