Resumen
Este trabajo tiene dos partes. La primera parte se tratará sobre la antropología
filosófica, sus problemáticas y algunas concepciones que se han tenido de la
naturaleza humana, y la segunda parte se escogerá la concepción evolucionista
que resolverá este problema fundamental. La tercera parte se verá algunas de
las razonas porque se tiene que escoger esta tipo de concepción. El fin de este
trabajo es poder entender más la naturaleza de los seres vivos.
El hombre es el único ser vivo que se hace este tipo de preguntas, no hay ningún
animal no humano hasta ahora que podamos haber escuchado haciéndose este
tipo de preguntas. Son pocos los hombres que se hacen este tipo de preguntas,
y es un hecho que cuanto más conocen la realidad que los rodea, sienten que
se conocen mejor a sí mismos. Reflexionan sobre las preguntas acerca del
sentido de la realidad y de su propia existencia.
Las diferentes respuestas que se dan son un intento por responder estas
preguntas que son propias de esta disciplina llamada antropología filosófica. Aun
así hay sigue siendo problemático para los hombres responder este tipo de
preguntas.
1
PABLO II, J. U. A. N. (1998). Fides et ratio. Links. Del oráculo de Delfos recogió
Sócrates el célebre precepto: «conócete a tí mismo» (Jenofonte, Memorables, IV, 2, 24-
25).
Las distintas disciplinas de la antropología
(…) La consciencia es, por definición, subjetiva, en el sentido de que para que
exista un estado consciente debe ser experimentado por un sujeto consciente.
La consciencia tiene, en este sentido, una ontología de primera persona, es
decir, sólo existe desde el punto de vista de un sujeto humano o animal, un “yo”
que posee la experiencia consciente. La ciencia no está acostumbrada a
ocuparse con fenómenos que poseen una ontología de primera persona. La
ciencia se ha ocupado tradicionalmente de fenómenos que son “objetivos” y ha
evitado todo aquello “subjetivo”. De hecho, muchos filósofos y científicos creen
que dado que la ciencia es por definición objetiva, no puede existir algo así como
una ciencia de la consciencia ya que la consciencia es subjetiva. A todo este
razonamiento subyace una gran confusión, la cual es una de las confusiones
más persistentes de nuestra civilización intelectual. Existen dos sentidos
realmente diferentes de la distinción entre lo objetivo y lo subjetivo. En un
sentido, que llamaré el sentido epistemológico, existe una distinción entre el
conocimiento objetivo y las opiniones subjetivas. Si digo, por ejemplo,
“Rembrandt nació en el año 1606”, esa afirmación es epistémicamente objetiva
en el sentido de que puede ser decidida como verdadera o falsa
independientemente de las actitudes, sentimientos o prejuicios de los agentes
que investiguen la cuestión. Si digo “Rembrandt fue mejor pintor que Rubens”,
tal aserción no es una cuestión de conocimiento objetivo sino un asunto de
opinión subjetiva. Pero además de la distinción entre las aserciones
epistémicamente objetivas y subjetivas, existe una distinción entre entidades que
poseen una existencia objetiva en el mundo, como las montañas y las moléculas,
y entidades que poseen una existencia subjetiva, como el dolor y las cosquillas.
Llamaré a esta distinción en los modos de existir, el sentido ontológico de la
distinción objetivo-subjetivo. La ciencia es epistémicamente objetiva en el
sentido de que los científicos intentan establecer verdades que puedan ser
verificadas independientemente de las actitudes y prejuicios de los científicos.
Pero la objetividad epistémica no excluye la subjetividad ontológica del objeto de
estudio. No existe entonces en principio, una objeción para una ciencia
epistémicamente objetiva de un dominio ontológicamente subjetivo como el de
la consciencia humana.2
Naturaleza
2
Searle, J. R. (2010). El futuro de la filosofía. Praxis filosófica, 30, 193- 22
¿Quiénes asumen esta postura?
Rousseau dijo:
”Algunos se han apresurado a concluir que el hombre es naturalmente cruel y
que hay necesidad de organización para dulcificarlo, cuando nada hay tan
dulce como él en su estado primitivo, cuando [la naturaleza lo ha colocado] a
igual distancia de las estupidez de los brutos y de las luces funestas del
hombre civilizado […]”
5. Dualismo cartesiano
2. La concepción evolucionista
Podemos decir que los seres vivos nacen con ciertas aptitudes y cierta forma de
ser. Podemos encontrar ahora una mayor comprensión de los comportamientos
que tienen los seres vivos por los avances de la genética, la etología, la
psicología evolutiva, la lingüística, etc. Muchas de estas disciplinas han tenido
muy buenas consecuencias en el estudio de los seres humanos, v.g, ir
derribando poco a poco la teoría de la maleabilidad de la conducta humana.
El genoma
El genoma es el programa biológico de los seres vivos. Este tiene la función de…
El genoma no solo describe la naturaleza de sus portadores, sino que también
proporciona las instrucciones para generarlo y para permitirle vivir, reproducirse
y desplegar todas sus capacidades. El genoma de un individuo es el conjunto
del material genético(del ADN) de los cromosomas de ese individuo. Cada
individuo humano tiene su propia naturaleza individual, que es una variedad
particular de la naturaleza humana. El genoma humano es idéntico en todos
nosotros en un porcentaje del 999 por 1.000. Si quisiéramos ver la naturaleza
humana, entonces tendríamos que analizar a nuestro genoma, este contiene la
información necesaria para poder encontrar en cada uno de nosotros la
respuesta.
El cerebro
El cerebro es generado por el programa biológico que es nuestro genoma. El
cerebro es un fenotipo, cuya función es la de centralizar todas las funciones del
sistema nervioso
Toda nuestra conducta, nuestra cultura y nuestra vida social, cuanto hacemos,
pensamos y sentimos, depende de nuestro cerebro. El cerebro es la sede de
nuestras ideas y emociones, de nuestros temores y esperanzas, del gozo y el
sufrimiento, del lenguaje y la personalidad.
Lenguaje
En todo acto de comunicación hay un emisor, un receptor (o varios), un objeto o
evento físico (la señal) que sirve de soporte material a la información transmitida,
y un código en función del cuál esa señal transmite precisamente esa
información, y no otra. Ese código puede ser natural o convencional.
El cerebro, por ejemplo, envía sus mensajes electroquímicos a través del sistema
nervioso y sus mensajes hormonales a través del sistema circulatorio.