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NOVEDADES

EDITORIALES DE AQUÍ Y
DE ALLÁ
 
Ray Eames y Lina Bo
Bardi. El viaje como
laboratorio
 
Mara Sánchez Llorens y
Fermina Garrido López
 
Ediciones Asimétricas
2018
 
De la nota de los editores de
esta publicación en tapa
blanda, escrita en
castellano, extraemos lo
siguiente:

Este libro constituye un viaje


de viajes. Un periplo por los
trayectos, peregrinaciones y
mudanzas realizados por
dos creadoras: Ray Eames y
Lina Bo Bardi. Viajes que se
funden con sus vidas y sus
experiencias creativas; una
sucesión de actividades y
ensayos que componen el
“laboratorio vital” de estas
arquitectas. ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL
Al viajar, Ray y Lina  
exploraron la mirada singular
de otras disciplinas en torno
Entre el 27 de mayo y el 1º de julio de 1990 se exhibió en los
a los problemas que a veces espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas
creemos exclusivos de Sofía Imber la muestra "Alessandro Anselmi. Dibujos y
nuestra práctica Proyectos", organizada por el propio MACCSI, la Fundación
arquitectónica. Rebasaron Museo de Arquitectura (FMA), el Instituto Francés de
los límites de los itinerarios
canónicos y encontraron en
Arquitectura (IFA), el Instituto Italiano de Cultura, la Unión
los nuevos destinos, de la Latina y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela.
mano de la antropología, la Se trataba de una exposición itinerante que, originalmente
artesanía, la moda, los titulada "Alessandro Anselmi. Desseins d’architecte", se
espectáculos o el abrió en la sede parisina del IFA del 15 de enero al 15 de
coleccionismo, nuevas
fuentes de invención y
marzo de 1988, contó con la concepción y realización de
nuevos procedimientos. Lionel Guyon y Francois Mutterer, la coordinación de Denis
De destino en destino, por Noel, textos de Francesco Moschini y Jean-Paul Robert y
Estados Unidos, India, Italia, cuyo catálogo-extracto bilingüe (francés-inglés) formó parte
Brasil o Japón, Mara del nº 254 de L’Architecture d’Aujourd’hui (diciembre 1987).
Sánchez Llorens y Fermina
Garrido López, nos van
La de Anselmi se trató de una de muchas exposiciones,
descubriendo los distintos y seminarios y conferencias que por aquel entonces
fascinantes aspectos de una organizaría la muy activa Fundación Museo de Arquitectura
desbordante actitud creativa que permitieron conocer aún más en nuestro país a Mario
que llevaron a Ray Eames y Botta, Franco Purini, Rogelio Salmona, Pierluigi Nicolín,
a Lina Bo Bardi a compilar
objetos procedentes de sus
Antonio Cruz & Antonio Ortiz, Alvaro Siza, Richard Meier,
viajes, a exponerlos dentro y Jean Nouvel, Constantino Dardi, y Tuñon & Mansilla.
fuera del ámbito privado de El montaje caraqueño realizado en la Sala 16 del MACCSI
sus casas, a diseñar contó con la participación de María Luz Cárdenas
muebles y joyas e incluso (Investigación y Documentación), Nicolás Sidorkovs (Diseño
reescribir o filmar bellas
historias encontradas en
de Exposiciones) y Martín Padrón (Coordinador Editorial de
dichos desplazamientos en la FMA) y con el marcado interés por traerla de parte del
los que mantuvieron vigente recordado arquitecto venezolano Jorge Rigamonti
su capacidad de sorpresa (1940-2008, Premio Nacional de Arquitectura 2006), quien
con lo cotidiano y su fue co-fundador y Director Ejecutivo de la FMA entre 1988 y
postura activa para
participar en el mundo que
2006.
las rodea. Alessandro Anselmi (1934-2013) nació en Roma, donde se
graduó de arquitecto en 1963. Fue miembro fundador en
Índice 1962 del estudio GRAU (Gruppo Romano Architetti
  Urbanisti), uno de los colectivos más vibrantes en el
Prólogo
panorama romano que, inspirado en la lección proveniente
La vida como viaje de la actividad de Louis I. Kahn, tuvo como objetivo superar
Cronología vital viajera de los dictados de Movimiento Moderno y renovar la disciplina,
Ray Eames oponiéndose a los resultados académicos de la arquitectura
Cronología vital viajera de moderna tardía apoyando la necesidad de recuperar la
Lina Bo Bardi
El viaje como inicio
centralidad artística en el proyecto arquitectónico.
La celebración del viaje. Los La relación entre arquitectura y lugar será uno de los temas
objetos encontrados y su dominantes de la producción de Anselmi. De hecho, así
orden como amó la historia, este arquitecto romano siempre
Las arquitecturas del defendió el derecho de la arquitectura a expresarse a través
cuerpo. El circo
Un alto en el camino. El acto
de un lenguaje contemporáneo capaz de confrontar el
de sentarse pasado para identificar la expresión del diseño futuro. En los
La memoria o cómo años ochenta, período al que se dedica fundamentalmente la
construirse a sí misma exposición que hoy nos ocupa, el trabajo de Anselmi se
mediante los recuerdos centró en el carácter moderno de la imagen. Así, del
viajeros
catálogo de la muestra se puede extraer lo siguiente: “La
Bibliografía básica historia y la aventura moderna a menudo son malas pistas.
Con obstinación, un arquitecto romano, igualmente apegado
Procedencia de imágenes tanto a la una como a la otra, intenta reconciliarlas. En
Francia, construye el ayuntamiento de Rezé y expone sus
FUNDACIÓN dibujos en el Instituto Francés de Arquitectura. El camino de
la línea sirve al arte del espacio.”
La senda que sigue Anselmi en buena parte de su actividad
proyectual se puede comprender a través de sus propias
palabras: “Mis arquitecturas son siempre paredes enrolladas,
retorcidas, intersecadas; las superficies pueden ser curvas,
sesgadas, complejas; el suelo y la superficie son los
elementos dominantes, luego también hay volúmenes, pero
como partes secundarias, a continuación, contenidas, en el
fondo desde el punto de vista expresivo. (…) El espacio
vacío se deriva de la investigación en las superficies, porque
al arrugar y doblar las superficies, que no tienen un cierre
real, el elemento fundamental se convierte en el vacío. Mis
arquitecturas no son objetos, con un interior y un exterior,
sino que son como un puente, entre un exterior y un interior.”
Con la cita de Anselmi como preámbulo invitamos a
observar el estupendo dibujo que acompaña el afiche
promocional de la muestra (que engalana nuestra postal) el
cual formó parte de la exposición a la que hoy hemos
dedicado este espacio. Corresponde a la propuesta
presentada al Concurso para el puente de la Academia de
Venecia (1985), realizado en creyón sobre una lámina de 0.88
mts de altura por 0.57 mts de largo de papel de croquis,
catalogado con el nº 48/04 dentro de la colección del
Instituto Francés de Arquitectura.
LA RED HOTELERA NACIONAL
Hotel El Tamá
 
El hotel El Tamá (nombre tomado de un conocido páramo tachirense), es una de las instalaciones
que forma parte del grupo cuya planificación y administración asume la Corporación Nacional de
Hoteles y Turismo (CONAHOTU) desde su creación en 1955.
Junto al Trujillo, al Miranda, al Maracay, al Guaicamacuto, al Cumanagoto, al Bella Vista e incluso
al Humboldt, el Tamá asume la tipología imperante a nivel internacional compuesta de un volumen
prismático que destaca en altura conteniendo las habitaciones al que se articulan una serie de
cuerpos bajos donde se congregan las actividades recreacionales y de servicio complementarias.
Considerado durante un buen tiempo como una deuda del régimen para con la zona del país
donde había nacido su cabeza visible, el diseño de El Tamá, cuyos estudios preliminares se inician
en 1953 (según la Memoria y Cuenta del Ministerio de Fomento), finalmente se le encarga en 1955
al arquitecto Julio César Volante quien ya había participado en los proyectos de los hoteles
Cumanagoto (Cumaná) y Prado Río (Mérida), con la clara intención de que fuese inaugurado el 2
de diciembre de 1956, no pudiendo abrir sus puertas como “hotel de turismo” de tres estrellas,
debido a demoras en el equipamiento de la instalación, sino hasta el 12 de enero de 1957.
Como en muchos otros de los casos de la red de la CONAHOTU, El Tamá se distingue por la
generosidad de sus áreas de apoyo que lo convirtieron en el lugar de encuentro de la sociedad
tachirense y de realización de eventos nacionales e internacionales. Su piscina, que terminó
tomando dimensiones “olímpicas” por orden de Pérez Jiménez ante las “pequeñas” dimensiones
de la del proyecto original, hace de su localización y del esparcimiento alrededor de ella su centro
de atención.
Tiene El Tamá un área total de construcción de 12.012,74 m2 y está constituido por 129
habitaciones, de las cuales 112 son dobles y 16 suites (ubicadas en un cuerpo de 9 pisos) y una
suite presidencial localizada en el pent-house (con la que se remata el décimo nivel). Cuenta,
además, con locales comerciales, comedor, fuente de soda, tasca bar, sala de fiestas, cuatro
salones de usos múltiples, cocina principal, salón de juego, talleres, depósito, lavandería y otros
servicios que se suman a la mencionada piscina, la piscina para niños y las áreas de jardines.
Posee un estacionamiento para 150 vehículos.
La planta tipo de las habitaciones obedece al esquema de una sola crujía lo cual, gracias al clima
fresco de montaña que se disfruta todo el año en el área y la ventilación cruzada lograda, no hizo
necesario la instalación de un sistema de aire acondicionado. Todas las habitaciones aprovechan
desde sus generosos balcones que ven al norte, unificados a nivel de fachada por la continuidad
de sus antepechos lo que le da al volumen una marcada horizontalidad, la vista a la ciudad y a las
áreas de recreación. La fachada correspondiente a los pasillos de acceso se resuelve a través de
un juego muy bien logrado de planos rectangulares que contrastan por su dinamismo con la
sobria y elegante fachada principal.
En el artículo dedicado al hotel El Tamá que aparece en la página de Facebook “Cien años de
historia” (http://www.socimage.net/user/proyectoslni/3023012521
/1213958344023698083_3023012521), donde se puede seguir todo el proceso que llevó a la
construcción de la edificación, se recoge lo siguiente: “Desde la década de los cincuenta se
consideró la necesidad de dotar al Táchira de un confortable hotel comparado con los mejores de
Caracas. Los notables para entonces eran el Royal, inaugurado en 1932 y el Bella Vista de 1943.
Los comerciantes Rodolfo Isea Luzardo, Cayetano Grimaldos Ruiz y José Gabriel Benedetti, se
reunieron en diciembre de 1950 ‘para formar una Junta Promotora del Hotel de Turistas de San
Cristóbal’. Nada surgió de allí, pues no se contaba con el suficiente capital para realizar semejante
pretensión. Una crónica de Vanguardia, reflejaba en enero de 1955 semejante falta, diciendo que
‘cuanto viajero llega por estos contornos se queda asombrado al no hallar un hotel de primera
categoría en nuestra capital… debe ser un hotel tipo internacional, nada de ‘taguaras’ a la usanza
antigua’, haciendo el llamado a los inversionistas privados que nada hicieron en ese sentido. Sólo
el ministro de Fomento, Silvio Gutiérrez, se interesó en el proyecto asomando la participación del
50% de capital oficial, a la vez que reservó a la familia Georgi Cárdenas 40 mil metros cuadrados
‘en la parte alta, allá por Pirineos’, donde se iniciaba la Urbanización Los Pirineos S.A.”
Así, El Tamá se terminó ubicando sobre la avenida España (hoy 19 de abril) de la mencionada

Una vez puesto en funcionamiento El Tamá cubrió todas las expectativas pasando a ser el más
importante de toda la región, seguido del Aguas Calientes, también de la extinta CONAHOTU,
ubicado en la población de Ureña. Su excelente localización y poderosa imagen moderna hicieron
que se convirtiera en referencia para los habitantes de San Cristóbal, habiendo llegado a alcanzar
la categoría de cuatro estrellas en 1974.
El hotel pasó a manos de Corpoturismo a partir del año 1974 por traspaso de la Procuraduría
General de la República y fue objeto de una remodelación integral en 1988. Tras el proceso de
privatización emprendido por el Fondo de Inversiones de Venezuela en 1991 (quien reportaba para
esa fecha el excelente estado de conservación del inmueble), en 1993 fue comprado por el
Consorcio Integral Andino 92, C.A y funcionó con este consorcio hasta el año 2002. Entre 1992 y
2002, el hotel cae en una profunda crisis financiera debido a que se dejan de pagar los impuestos
correspondientes, creando así una deuda de aproximadamente mil quinientos millones de
bolívares de la época. A esto se le sumaría otra deuda de aproximadamente quinientos cincuenta
millones de bolívares por motivos de liquidación de empleados en el año 2002, cuando decide
cerrar y dejar de prestar sus servicios al publico. Desde ese momento hasta la fecha, el hotel El
Tama pasó a una Depositaria Judicial hasta tanto la deuda fuera cancelada. Tras sucesivos
intentos por rescatarlo y anuncios gubernamentales de que “volverá a brillar para seguir siendo el
templete del turismo tachirense”, El Tamá sigue a la espera.
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