La
comunicación verbal: el signo lingüístico. Las funciones del lenguaje
Por aportar una definición más precisa diremos que la comunicación es el acto o proceso por el
que un determinado mensaje originado en un punto (a) llega a otro punto (b), distante del primero en
el espacio y en el tiempo, que lo recibe y lo comprende. Todos los procedimientos por los cuales una
mente afecta a otra o un mecanismo incide sobre otro son actos de comunicación: un cartel, la
regulación de la temperatura por un termostato, una noticia en la radio, el funcionamiento del
sistema nervioso... Pero entonces tendremos que distinguir entre actos de comunicación
intencionados (buscados por el emisor con el propósito de hacerse entender) y no intencionados,
tales como los que se producen de modo natural. Hagamos algunas precisiones a todo lo dicho:
En todo acto comunicativo pueden surgir perturbaciones que dificultan la perfecta transmisión
del mensaje, provocando una pérdida de contenido informativo. Se conocen con el nombre de
ruido (la distracción del oyente, una errata en la escritura, una pérdida de visibilidad, una
interferencia, la ignorancia o el desconocimiento del tema...). Para contrarrestar los efectos del
ruido, el emisor repite contenidos, es decir, introduce cierto grado de redundancia que asegure el
éxito del proceso. La redundancia puede ser inherente al código o introducida
intencionadamente. Ejemplos de la primera son, en el lenguaje verbal, las vocales, los morfemas,
los determinantes, etc., que resultan prescindibles para entender el mensaje. Ejemplos de la
segunda pueden ser un subrayado, dibujos y gráficos explicativos acompañando un texto, levantar
la voz, etc.
Se habla a veces del transmisor, que es quien transforma el mensaje en algún tipo de señal o
secuencia de señales: en la comunicación oral, el transmisor es el propio emisor (hablante) que
transforma el mensaje en sonidos articulados; en la comunicación radiofónica, un transmisor
artificial convierte los mensajes del emisor en ondas hertzianas.
Receptor: es quien recibe, descodifica e interpreta el mensaje, y es necesario para que exista
comunicación. Las operaciones de codificar (emisor) y descodificar o interpretar (receptor) son
inversas y requieren un código común.
Para que la comunicación se produzca es necesario que el emisor y el receptor utilicen el mismo
código. Éste es un conjunto de signos y de reglas para combinarlos. Mediante el código el emisor
transforma la información en un determinado mensaje (la codifica, la cifra) y el receptor realiza la
operación inversa (descodifica o descifra el mensaje.
Los códigos o sistemas de signos pueden ser muy simples (la mano cerrada con el pulgar
hacia arriba o hacia abajo servía en el circo romano para salvar o condenar a los combatientes:
es un código formado sólo por dos signos) o muy complejos (las lenguas naturales, por ejemplo).
Otros códigos diferentes son, por ejemplo, el de la circulación, el Morse, el método Braille, el de
las banderas, el lumínico empleado en los faros, el sencillo sistema de dos signos (presencia y
ausencia) que se emplea en ciertos timbres...
La diferencia entre los códigos naturales (lenguas) y los artificiales es que los segundos son
inventarios cerrados y cada signo representa una sola cosa y siempre la misma, mientras que las
lenguas o idiomas van evolucionando y enriqueciéndose, y en ocasiones un mismo signo puede
significar cosas distintas (“operación” significa cosas distintas según el contexto). Por eso los
idiomas son los más ricos y complejos de los códigos.
Hay códigos sistemáticos (el mensaje puede descomponerse en signos estables y constantes),
como los idiomas, la notación química, las notas de un pentagrama, el código de circulación, el
de los sordomudos..., y asistemáticos, como las artes plásticas, la publicidad, el cine, la danza,
la gesticulación espontánea...
El concepto de situación es amplio. Hay que incluir todas las circunstancias no lingüísticas:
características de emisor y destinatario, relación entre ambos, espacio y tiempo en que se envía y
recibe el mensaje, motivos...También forman parte de la situación los referentes del mensaje:
hechos u objetos de la realidad sobre los que se transmite información.
Según la relación que se establece entre Emisor y Receptor, distinguiremos dos tipos de procesos
comunicativos diferentes:
2.1. Concepto
En Semiología se llama signo a todo elemento perceptible a través de los sentidos que informa de
algo a una mente que lo interpreta: sustituye a un objeto, concepto o idea de la realidad, que es su
referente. Es, por tanto, cualquier elemento portador de significado.
La lingüística, al tratar de los distintos niveles del código verbal, lo hace de forma sincrónica
(estudio del signo lingüístico en un momento dado) o diacrónica (estudio de la evolución del signo).
Por ello presenta diferentes ramas: la gramática (fonética, fonología, ortografía, ortología, morfología,
sintaxis, lexicología), la semántica, la Pragmática, la gramática textual, la lingüística evolutiva o
diacrónica, la lingüística comparada. Veamos algunas de ellas:
La Sintaxis se ocupa del orden de las palabras en la formación de enunciados. Sus unidades
son el sintagma (grupo de palabras que cumple una función), la proposición y la oración.
La Gramática textual tiene como objeto de estudio el texto. Se ocupa de otras dos de sus
propiedades (coherencia, cohesión).
Según el canal comunicativo (el sentido por el que se aprecian): Auditivos (un pitido, una
palabra...), táctiles (un codazo, una palabra escrita en Braille...), visuales (un texto escrito, un
gráfico, una pintura, una luz...), gustativos u olfativos. Estos últimos casi siempre corresponden a
actos de comunicación no intencionados, no han originado ningún procedimiento de comunicación
sistemático. En cambio, los signos visuales y auditivos están privilegiados en la comunicación
humana: han desarrollado los sistemas de comunicación más estructurados y completos.
Según la experiencia: signos lógicos, estéticos y sociales. Los primeros transmiten un significado
objetivo y monosémico; se aprecian a través de la inteligencia (los signos de un idioma, los
matemáticos, un pitido...). Los estéticos son subjetivos e interpretables (un poema, una mirada, un
gesto, una pintura...). Los sociales son lógicos o estéticos, dependiendo de las culturas donde
aparecen, y tienen que ver con las relaciones entre los miembros de la sociedad (signos de
cortesía, uniformes, insignias...).
Según la relación que el signo mantiene con su referente: indicios, iconos y símbolos.
Indicios: también llamados señales. Mantienen una relación natural, física (de causa – efecto )
con su referente. El humo es signo de la existencia de fuego, la fiebre lo es de la enfermedad; las
canas, de vejez; unas huellas, de la presencia de alquien; un color pálido, de malestar...Todos los
mencionados son propiamente indicios, dado que se produce esa relación natural mencionada.
Algunos consideran también indicios a ciertos signos no naturales (en principio podrían
considerarse iconos o símbolos) tales como las flechas que indican sentido, las líneas de
separación de carriles en la calzada, los pies de foto...
Iconos: Presentan una relación de semejanza con su referente. Un retrato es un signo icónico de
una persona; un plano lo es de una ciudad; las onomatopeyas también pueden considerarse iconos,
porque se asemejan a los sonidos que reproducen (tic-tac, guau, Buff, riiiiiiing...).
Símbolos: son signos que de un modo convencional se utilizan para representar otras realidades,
sin que presenten con ellas ni un parecido ni ningún otro tipo de relación motivada. Las banderas,
la notación química, la representación de las notas musicales en un pentagrama, la cruz roja que
simboliza una organización y las palabras que utilizamos en la lengua hablada y escrita son
ejemplos de símbolos.
Entre los distintos tipos de signos es el más relevante, por ser el fundamento de la comunicación
humana, el signo lingüístico.
3.1. Concepto y estructura
Los signos que forman el lenguaje verbal humano como sistema de comunicación son los signos
lingüísticos. Todo signo, y por tanto también el lingüístico, es una estructura formada por dos partes
indisociables: SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO. El significante es la parte material y perceptible
por los sentidos y el significado es el concepto o idea que aquél evoca. Pero además, el signo alude a
un referente, lo representa verbalmente. El referente es el objeto, ser, idea, etc., real o imaginado, al
que se refiere.
No todas los signos lingüísticos remiten a una realidad exterior concreta; pueden aludir a un
mundo de ficción como “unicornio” o designar relaciones, como “de” o “pero”, u significados
gramaticales, como “-s” o “-aba”.
Los signos lingüísticos no son un conjunto de etiquetas que ponemos a lo que nos rodea. En
realidad, los significados no existen con independencia de las palabras, porque nuestra visión del
mundo está delimitada por el lenguaje. Por eso cada idioma estructura la realidad de un modo distinto.
Al español dedo corresponden dos términos en inglés: finger (dedo de la mano) y toe (dedo del
pie). No existe en inglés ningún término –ni por tanto concepto – que abarque a ambos. Los
conceptos de yerno y cuñado no existen en ruso; el marido de la hija y el de la hermana son un
mismo parentesco y una misma palabra: ziat.
La única motivación que afecta a los signos lingüísticos proviene del sistema mismo de la
lengua: la palabra florero es motivada sólo desde el punto de vista lingüístico (proviene de otro
signo ya existente: flor).
B) Es LINEAL: los signos lingüísticos no se emiten simultáneamente, sino de forma sucesiva. Una
bandera, por ejemplo, es un símbolo captado globalmente, no se considera un color y luego otro.
En cambio, un mensaje lingüístico se compone de signos que se presentan como una sucesión en
el tiempo.
D) Es DISCRETO. Los signos lingüísticos están delimitados entre sí con precisión, no hay un paso
gradual entre unos y otros, no se superponen como lo hacen, por ejemplo, los colores en una
pintura. o los sonidos en una melodía..
E) Es DENOTATIVO y CONNOTATIVO. Tiene un significado común, denotativo, para todos los
hablantes (Mujer: persona del sexo femenino), pero a éste se asocian otros significados que tienen
que ver con los sentimientos y conocimientos previos del hablante, con su cultura, con la sociedad,
etc. Son los significados connotativos, tan importantes en las relaciones humanas y en el hecho
literario.
F) Tiene un valor determinado que depende del valor de los demás signos, es decir, establece
relaciones de oposición y combinación con los demás signos: son las relaciones
SINTAGMÁTICAS y PARADIGMÁTICAS. Éstas se dan en todos los niveles: fonético-
fonológico, morfosintáctico, léxico...
Las relaciones SINTAGMÁTICAS son las que contrae una unidad en el contexto con las
restantes del mismo nivel. Son relaciones que se dan “en presencia”, en el seno del discurso.
Así, en la secuencia de fonemas /pesa/, /p/ establece relaciones sintagmáticas con las demás
unidades; En El niño tomaba pan, los morfemas que permiten la concordancia (El – o – aba) se
relacionan sintagmáticamente; la relación sintagmática de nivel léxico entre tomaba y pan
permite interpretar tomaba en el sentido de comía (frente a tomaba el aire, por ejemplo)
Las relaciones PARADIGMÁTICAS son las que contrae una unidad con las restantes de su
mismo nivel que podrían aparecer en el mismo contexto. Son, por tanto, relaciones “en ausencia”,
corresponden al ámbito de la lengua como sistema de posibilidades.
Así /p/ está en relación paradigmática con todos los fonemas que pueden aparecer en el mismo
contexto para formar palabras (/b/, /m/, etc: pesa / besa/ mesa). Otros ejemplos: El está en
relación paradigmática con cualquier otro determinante masculino singular; “-aba” e “-ía” están
en relación porque ambos son morfemas verbales que indican pretérito imperfecto de indicativo;
Hace mucho calor, ¡Qué calor hace!, Hace un calor sofocante... son posibilidades que la lengua
ofrece para transmitir la misma idea. En el enunciado El asunto es muy importante podemos
emplear expresiones como fundamental, primordial, trascendente...
En el enunciado “Concha lleva un jersey precioso” podemos analizar esa doble articulación
del signo:
1ª articulación (monemas): Concha llev-a un jersey precios-o
2ª articulación (fonemas) : /k o n c a l e b a u n e r s e i p r e i o s o/
Como facultad humana, el lenguaje tiene dos funciones: permite al hombre comunicarse y
constituye un medio por el cual se da forma al pensamiento. Pero, atendiendo a su carácter de sistema
de comunicación, se dice que las funciones del lenguaje en los procesos comunicativos son, en
concreto, las siguientes:
FUNCIÓN REPRESENTATIVA, REFERENCIAL O DENOTATIVA. Es la función básica
de toda comunicación. En ella el emisor pretende fundamentalmente transmitir información
sobre los referentes. Está orientada al contexto extralingüístico o situación, al referente: Hoy
es martes – Está nublado – No puedo ir a la clase de Matemáticas... Las marcas lingüísticas
propias de esta función son la entonación enunciativa, el modo indicativo, el léxico
denotativo, la ausencia de adjetivación valorativa... Es la función predominante en los textos
expositivos, científicos y técnicos.
Hay que tener en cuenta que en los textos las funciones suelen aparecer combinadas: En el
enunciado “Oiga, camarero, estoy ya harto de la cerveza, ¿eh?; se cansa uno de las rubias...
Así que hoy me va a poner... ¡un vinito de ése tan rico que me puso el otro día!” se pueden
encontrar la función referencial, expresiva, conativa, fática e incluso poética. La
predominante (por la intención del texto) es la conativa: el emisor pretende, sobre todo, que el
camarero le sirva una bebida, pero también se alude a una realidad, a un referente; se
expresan sentimientos o estados de ánimo, se comprueba que el canal funciona y se emplean
recursos con valor estético.