Gonzalo Guerrero.
Originario del poblado de Niebla (cerca del puerto de Palos, España), era
marinero y arcabucero. Fue compañero de Jerónimo de Aguilar y Juan de
Valdivia, cuya misión, en 1511, consistió en viajar a la isla La Española a rendir
informes. Ahí comenzaría la aventura que cambiaría drásticamente su destino.
Para su fortuna fueron bien alimentados. Mas al poco tiempo, al darse cuenta
de que algunos compañeros –incluyendo Valdivia– habían sido sacrificados, los
restantes rompieron sus jaulas de madera y escaparon. Los prófugos llegaron a
un lugar llamado Xamancona, donde el cacique Aquincuz los tomó a su
servicio.
Más adelante, para hacer una alianza con Chactemal (hoy Chetumal), Taxmar
decidió “ceder” a Guerrero al cacique Nachancan. Ahí, Gonzalo continuó
acumulando victorias bélicas hasta ser nombrado “nacom” (capitán) y casarse
con una de las mujeres más importantes de la región: Za’asil-Há, también
llamada Ix Chel Can.
Pasó el tiempo hasta que, en 1518, Juan de Grijalva tuvo noticia de Jerónimo y
Gonzalo al capturar a unos nativos de la zona. Por su parte, un año antes,
Hernández de Córdoba había sido derrotado en Champotón (en el actual
estado de Campeche) por indígenas que se turnaban para flechar y no tenían
miedo ni a los caballos ni a los arcabuces; según Bernal Díaz del Castillo,
habían sido asesorados por Guerrero.
Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay
guerras: idos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas.
¡Qué dirán de mí desde que me vean esos españoles ir de esta manera! Y ya
veis estos mis hijitos cuán bonicos son...
Montejo decide entonces acercarse por mar y que Dávila lo haga por tierra.
Guerrero, cual Ulises griego, comunicará con astucia a Dávila que la
expedición de Montejo ha naufragado; y a Montejo, que la de Dávila ha
perecido durante una celada. Ninguno de los dos se atreve a atacar por
separado y es hasta 1531 cuando se encuentran. Al darse cuenta de la trampa,
acuerdan continuar con su objetivo.
Primero desean imitar la técnica de Cortés buscando aliados, mas como éstos
suelen fingir y volverse en su contra, Dávila ordena atacar frontalmente
Chactemal. Para su sorpresa, se encuentra con la ciudad vacía; entra en ella ¡y
los hombres de Guerrero lo rodean! Ahí queda encerrado algunos meses hasta
que logra escapar a Honduras, donde Andrés de Cereceda, que tiene el
proyecto de seguir colonizando las Hibueras, lo recibe.
En las inmediaciones del río Ulúa se produce una cruenta batalla y, finalmente,
un tiro de arcabuz en el pecho hiere de muerte a Gonzalo Guerrero, quien cae
cerca de unas albarradas. El hecho es consignado por Cereceda, quien lo
reconoce como Gonzalo Azora (el apellido de Guerrero había sido cambiado
por los mayas a Aroca, el cual fue traducido por los españoles como Azora), “el
que andaba entre los indios en la provincia de Yucatán veinte años ha y más”,
describiendo su figura como “labrada del cuerpo” y “en hábito de indio”.
Había tenido que escoger entre sus antiguos compañeros y los nuevos,
representando así una unión singular entre dos mundos, cuya fusión produjo en
su caso resultados muy diferentes a los de la Conquista. Asimismo, es
recordado por ser el primero en procrear hijos mestizos dentro de una alianza
reconocida y consentida. Tal vez, como dice Carlos Villa Roiz en su libro
Gonzalo Guerrero. Memoria olvidada, su patria no fue la tierra en que nació,
sino aquella por la cual luchó.