Las interrupciones con las cuales trabajan los científicos se llaman modos localizados en
el borde (ELM, en inglés) y se desarrollan en la periferia de los plasmas de fusión.
Tales inestabilidades pueden ocasionar estallidos de calor periódicos que pueden dañar los
componentes de un tokamak. Para evitar que ocurran grandes ELM, los investigadores
“bombardean” el plasma con pequeñas ondas magnéticas conocidas como perturbaciones
magnéticas resonantes (RMP).
El FRNN debe prever con rapidez la aparición de inestabilidades en los plasmas en reactores tipo
tokamak, que son los más extendidos para la fusión nuclear. El programa también debe contar
con una gran capacidad de predicción y alta precisión, ya que el plasma es un fenómeno
altamente inestable y las interrupciones que surgen dentro de este estado de la materia pueden
no solo detener las reacciones, sino también dañar los tokamak.
Para esto, el ambicioso proyecto internacional ITER, la construcción en Francia de un gran
laboratorio con el fin de obtener energía procedente de la fusión termonuclear, requiere un
software cuyas predicciones tengan un 95 % de precisión, y que la inteligencia artificial sea capaz
de detectar las inestabilidades en el plasma al menos 30 milisegundos antes de que ocurran las
interrupciones.
Hay buenas noticias para el proyecto, ya que el software FRNN será uno de los pocos programas
ejecutados en el futuro ordenador superpotente Aurora, cuya inauguración se espera en 2021
en el Laboratorio Nacional Argonne (Illinois, Estados Unidos).
Este ordenador podrá realizar un quintillón de cálculos por segundo, es decir, de 50 a 100 veces
más rápido que los superordenadores más potentes de la actualidad.
“Nuestra investigación utilizará capacidades para acelerar el progreso que solo puede provenir
del aprendizaje profundo de la inteligencia artificial”, declaró William Tang, físico de
investigación principal del PPPL.