SEMESTRE: VIII
Oxapampa- 2018
INTRODUCCIÓN
La alimentación animal es uno de los factores que afectan mayormente los costos en la
producción por lo que es necesario conocer el valor nutricional de los alimentos para
proporcionarlos de acuerdo con los requerimientos de los animales y los objetivos de
producción, optimizar los costos y la respuesta biológica en los sistemas de producción
animal (Muñoz, 2015).
El creciente aumento de la demanda de alimento de origen animal conduce a la
explotación zootécnica de animales en el menor tiempo posible y a bajos costos. La
alimentación animal implica entre un 70 y 75 % del costo total de producción,
considerados altos (Buxade, 1996).
Por lo que se hace necesario buscar alternativas alimenticias con productos no
tradicionales que permitan cubrir los requerimientos nutritivos de las distintas especies
animales, y además, la valoración de su digestibilidad como aspecto de importancia en
el aprovechamiento por parte del animal. La alimentación de ovinos Pelibuey
producidos en la Región Central Litoral de Ecuador es principalmente con Panicum
maximun (Pasto Saboya), por su mayor disponibilidad en la región, sin embargo su uso
está limitado durante los periodos de escazas precipitaciones
(Vera et al., 1994) por lo que requiere de suplementos alimenticios que permita la
demanda energética de los animales. En tal sentido, el empleo de residuos de origen
agroindustrial es una alternativa a considerar por su carácter renovable y de bajo costo,
que a su vez garantice tales requerimientos nutritivos.
COMPOSICION NUTRICIONAL Y QUIMICA DE LOS PASTOS Y FORRAJES
El conocimiento del valor nutritivo de los alimentos disponibles por el animal a lo largo de su
ciclo productivo es fundamental, puesto que de dicha variable dependen los cambios ponderales
y consiguientemente la productividad del sistema. La estimación del valor nutritivo de la ingesta
es la variable que va a determinar la necesidad de suplementación de los animales y la cuantía
de la misma, para mantener las ganancias o producciones que se pretenden, de tal forma que la
suplementación sea utilizada eficientemente a lo largo del ciclo productivo. El Valor Nutritivo de
un alimento (VN) viene determinado por el producto de su Digestibilidad (D), Ingestión (l) y
Eficiencia de Utilización
(E). VN = D x I x E
Las plantas de pastos y forrajes constituyen la base de la alimentación del ganado vacuno.
Además, son la fuente de nutrientes más barata y fundamental que esta forma de alimento esté
disponible en cantidad y calidad suficientes, para que el rumiante pueda expresar toda su
capacidad genética de producción.
La medición del forraje se debe realizar para determinar los nutrientes y el potencial de
rendimiento animal. Cuando se han medido estos parámetros de calidad de la hierba, se pueden
formular con mayor precisión las raciones para obtener un rendimiento óptimo de producción.
A su vez sirve para valorar económicamente la rentabilidad de una hierba.
Los métodos para determinar la calidad del forraje incluyen la evaluación visual, análisis
químico, la espectroscopia infrarroja de reflexión (NIRS), así como mediciones in vivo e in vitro.
Cada método tiene puntos fuertes y débiles, así como usos específicos en la evaluación de
forraje.
Evaluación visual: es el más antiguo y más utilizado. La hierba es evaluada por el color, cantidad
de hojas, grado de madurez, sanidad y contaminación de malas hierbas. Estos aspectos nos
harán predecir la calidad de la hierba y su momento de aprovechamiento.
Análisis Químico: Una verdadera evaluación de la producción de forraje de calidad requiere una
evaluación de su composición química. La determinación de los componentes químicos requiere
de procedimientos de laboratorio. La principal limitación de este método de ensayo de forraje
es su lentitud y el gasto.
Espectroscopía de reflectancia por infrarrojo (NIRS): El uso de NIRS para determinar los
principales constituyentes químicos de los forrajes es relativamente nuevo. Este método
computarizado de pruebas de forraje, que se basa en los análisis químicos exactos, puede
resolver el problema de rotación lenta de análisis químico. El forraje se puede analizar en menos
de diez minutos usando NIRS.
En vivo e in vitro: sirve para determinar la digestibilidad de la materia seca y fibra. Debido al
costo y la duración del tiempo necesario para llevar a cabo estos procedimientos, no se utilizan
de rutina en análisis de forrajes para el uso agrícola. Sin embargo, son utilizados ampliamente
por los científicos para la evaluación de la calidad del forraje. La principal diferencia entre estos
procesos es que los procedimientos in vitro se llevan a cabo en tubos de ensayo que simulan el
rumen
En un forraje de este tipo, si bien a priori tendría una elevada producción, el material nutritivo
aprovechable por el animal sería bastante menor debido a la gran cantidad de agua del mismo.
Por otro lado, la calidad de los forrajes dependen del valor nutritivo de los mismos, y se
encuentra indicado por el contenido de proteína bruta (PB) y energía de los alimentos, la cual
es determinada a través de los nutrientes digestibles totales (TDN), (Pérez, 2006)[1].
La materia seca de los alimentos está constituida por una fracción orgánica y otra inorgánica. El
componente inorgánico está dado por los minerales que poseen el vegetal, principalmente
potasio y silicio. Pero también, la mayoría de los compuestos orgánicos contienen elementos
minerales como componentes estructurales, por ejemplo, las proteínas contienen azufre, y
muchos lípidos, carbohidratos y fósforo.
Para calcular el contenido de materia seca en porcentaje (%MS) de un forraje se pesa una
muestra representativa del mismo, luego se la coloca en estufa hasta que en pesajes sucesivos,
mantenga un peso constante debido a la pérdida de todo su contenido de humedad. Por último
se estima el porcentaje de materia seca (MS) del material mediante la siguiente fórmula:
DIGESTIBILIDAD DE LOS PASTOS
La digestibilidad de todos los materiales está dada en función de la composición celular y, más
precisamente, de la composición química de cada forraje en estudio. Las células vegetales están
constituidas por una fracción correspondiente al contenido celular y otra a la pared celular.
El contenido celular posee una digestibilidad casi total, siendo en promedio del 98%. Mientras
tanto, la pared celular posee una digestibilidad muy variable, que se manifiesta en función de la
proporción en que se encuentren sus componentes: hemicelulosa, celulosa y lignina; en la Tabla
1 se muestran los contados de estos elementos en distintos tipos de forrajes. Estos tres
elementos químicos constituyen en conjunto la fibra vegetal, siendo su cantidad tanto como su
calidad lo que más afecta la digestibilidad (Bassi, 2006).
A partir del análisis de los componentes de la pared celular se puede llegar a estimar mediante
fórmulas cuál es la digestibilidad aproximada del forraje. Para ello se han desarrollado varias
ecuaciones, pero como ejemplo citaremos la propuesta por Adoptado por el American Forage
and Grassland Council, y citado por TORREGOZA (2005)
FIBRA VEGETAL
Es la fibra que queda luego de hervir al forraje en una solución de detergente neutro (sulfato
lauril-sódico y ácido etilen-di-amino-tetra-acético, EDTA). En el tratamiento todo el contenido
celular se disuelve y queda lo correspondiente a la pared celular (celulosa, hemicelulosa y
lignina). El contenido de FDN es expresado en porcentaje del total de materia seca (Bassi, 2006).
FIBRA EN DETERGENTE ÁCIDO (FDA)
Es el residuo que queda luego de someter a la fibra detergente neutro a una solución de
detergente ácido (ácido sulfúrico y bromuro de acetiltrimetilamonio). En este proceso se extrae
la hemicelulosa, de tal forma que la fibra remanente estará constituida por celulosa y lignina. Al
igual que FDN, los resultados se deben expresar en porcentaje de la materia seca evaluada
(Bassi, 2006).
Es el residuo que queda al exponer la fibra en detergente ácido a una solución de ácido sulfúrico.
Al igual que los casos anteriores, el resultado se expresa en porcentaje de LDA con respecto a la
materia seca analizada (Bassi, 2006).
Sin lugar a dudas, la capacidad de aportar proteínas por parte de los forrajes es también un
parámetro de calidad. Las proteínas están constituidas, en promedio, por un 16 % de Nitrógeno.
De tal forma que si se conoce la cantidad de éste que posee un alimento se puede inferir su
contenido proteico. Los análisis se basan en este criterio para realizar las determinaciones.
Una vez evaluado el contenido nitrogenado se multiplica el valor obtenido por 6.25, para
transformar ese 16 % de nitrógeno en cantidad de proteína. El análisis más difundido para
determinación de proteína bruta a partir del contenido de Nitrógeno fue propuesto por Kjeldhal
(Bassi, 2006)
BIBLIOGRAFIA