Pablo Wright2
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Una versión preliminar de este trabajo se presentó en el Seminario “Repensando el perspectivismo
amerindio”. Sección Etnología del Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires, 2 de noviembre de 2012.
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Investigador Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET);
Profesor Titular Regular, Departamento de Antropología (FFyL-Universidad de Buenos Aires, UBA);
Director Sección Etnología, Instituto de Ciencias Antropológicas (FFyL-UBA).
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en el estudio de organización del parentesco, cosmología, y noción de persona. La
influencia de Lévi-Strauss es clave en la selección tópica, la argumentación, la retórica
textual y la construcción discursiva. No desarrollaré aquí un análisis de la retórica en sí
misma, aunque ésta se observa claramente en los trabajos del etnólogo francés Phillipe
Descola y de su discípulo brasileño Eduardo Viveiros de Castro. En sus textos se nota
claramente la retórica de la tradición francesa, que en la producción del estructuralismo
se halla magníficamente plasmada, por ejemplo, en el discurso inaugural de Lévi-
Strauss al College de France (1987[1958]:21-47). Allí retoma, con una gran cantidad de
gestos y guiños, la tradición de Durkheim y Mauss, y los temas que atraviesan de
manera fundante la etnología de ese país. Las relaciones entre clasificaciones sociales,
taxonomías del mundo natural, y las relaciones entre naturaleza y cultura, se
reactualizan como una agenda tópica que atraviesa profundamente el espíritu de esta
tradición académica.
Pero al ser aquella una antropología metropolitana (Krotz, 1993; Wright, 1995), se
construyó a partir del estudio de sus periferias o de regiones coloniales; por lo tanto la
impronta colonial, --la mirada jerárquica, la universalización, la descontextualización
geográfica, el etnocentrismo lingüístico, entre otros rasgos-- en un sentido muy amplio
del término, está fuertemente desarrollada. Es decir, está construida desde un lugar de
enunciación universalizante, que no es consciente de la provincialidad relativa de su
propia localización geopolítica. Lo mismo puede afirmarse de las otras antropologías
metropolitanas, la inglesa y la norteamericana: se trata de gente que va a estudiar a otro
lugar; la mayoría no son etnólogos de su propio país, aunque, como en el caso de
Viveiros de Castro, a pesar de ser brasileño, su retórica y sus recursos conceptuales lo
muestran como viviendo en una isla francesa dentro de la amazonia brasileña.
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sueco Kaj Arhemn, los norteamericanos Anthony Seeger y Christopher Crocker, y los
ingleses Joanna Overing, Barbara Macallum, Peter Riviere, y Stephen Hugh-Jones,
entre los más citados..
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relación entre empirismo y kantismo, las relaciones entre orden social y clasificación
del mundo natural.
La proposición de Descola de estudiar las diferentes formas de la relación humano- no
humano, humano-animal, se enraiza fuertemente en esta tradición. Entonces las
diferentes formas humanas de objetivarse en el mundo, al estilo de Cassirer, que en la
Filosofía de las formas simbólicas habla de las diferentes formas de objetivación del
espíritu humano en el mundo, revisten importancia para Descola en sus estudios de las
formas de clasificación.
En sus trabajos elige investigar las formas de clasificación de humanos y animales, y
propone cuatro modelos ideales, al estilo de tipos ideales que después tienen variantes
empíricas. Esta óptica recuerda a Max Weber quien desarrolló análisis sociológicos
recurriendo a instrumentos conceptuales como los tipos ideales. Descola denomina a
estas cuatro modalidades ideales: totemismo, animismo, analogismo, y naturalismo.
Esta clasificación remeda a las de Lévi-Strauss, quien propuso muchas fórmulas
abstractas que no tienen necesariamente un correlato empírico exacto, pero que, sin
embargo, sirven para pensar y tienen poder epistemológico y metodológico.
No obstante su preferencia por esta construcción ideal, Descola anuncia sus límites
refiriendo que elige estas modalidades que
“… están lejos de agotar las múltiples maneras de estructurar la experiencia individual y colectiva, y que
otros principios sociales no relacionados con lo humano y lo animal actúan igualmente en la miríada de
soluciones que los humanos han adoptado a fin de objetivarse en el mundo” (2003:35).
Aquí se ubica como mandato más filosófico qué formas de objetivar en el mundo
existen. En este caso si el autor eligió esa, recuerda que no es la única posible. Esta
elección la observamos en el desarrollo del perspectivismo de Viveiros de Castro, que
potencia y restringe de algún modo la elección de Descola quien había dejado más
margen para el juego. En efecto, el etnólogo brasileño se circunscribe mucho a relación
humano-animal, humano-no humano, en algo que podemos llamar el contrato
ontológico básico de las sociedades indígenas sudamericanas, y parece ignorar las otras
formas de objetivarse el ser humano en el mundo.
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“Si insisto aquí –dice Descola– en la identificación entre humano y no-humano, humano y animales– es
simplemente para dar una breve visión de una vía alternativa que permitiría describir, clasificar y hacer
inteligibles las relaciones que los humanos mantienen entre ellos y con los no-humanos, vía que
significaría la economía de una dicotomía, incluso metodológica, entre la naturaleza y la cultura”
(Descola 2003:35).
Esta propuesta tiene un gran poder analítico y es más amplia que la que después retoma
Viveiros de Castro en su célebre trabajo de 1996, publicado en la Revista Mana del
Museu Nacional, Los pronombres cosmológicos y el perspectivismo amerindio,
posteriormente traducida al inglés y publicada en 1998 en Man, como Cosmological
Deixis and Amerindian Perspectivism.
Lo interesante, tanto del trabajo de Descola como lo que propone Viveiros y otros
autores brasileños como Aparecida Vilaça y Carlos Fausto, es que es una crítica al
dualismo ontológico occidental, y si bien parece una crítica más filosófica, tiene una
consecuencia política importante, porque justamente habilita la recuperación de saberes
subalternos, saberes orales, saberes que en la antropología o en las ciencias sociales se
las denomina etno-saberes (etno-economía, etno-zoología, incluso etno- filosofía). Esto
es así porque el prefijo etno- indica que proviene de grupos indígenas que generalmente
no tienen escritura y que son saberes que no provienen de la tradición científica
occidental. Estos trabajos recuperan saberes, filosofías y ontologías de una forma muy
sistemática y poderosa.
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animalidad-humanidad. Aquí podríamos añadir material-no material, adentro-afuera, y
psíquico-físico.
“una teoría indígena por la cual el modo como los humanos ven a los animales y otras subjetividades que
pueblan el universo… es profundamente diferente al modo como esos seres los ven y se ven”. (1996:116-
117).
Es decir, los hombres se ven a sí mismos como hombres, como seres humanos, y ven a
los animales como animales, pero los animales ven a los seres humanos como hombres
y se ven a sí mismos como hombres y ven su comida, toda su forma de vida, con un
espíritu, con una forma social humana. Entonces, la forma en que ven es un percepto y
no un concepto, es decir, hay una relación directa en esta concepción, en esta
percepción, y es dada. ¿De dónde vienen estos conocimientos que los diferentes
antropólogos han recopilado en etnografías y que Viveiros de Castro retoma como una
fuente fundamental? De los shamanes, que son aquellos que comunican las diferentes
perspectivas; son ellos, en nuestros términos, los articuladores cosmológicos, y los que
toman los perceptos y arman las categorías que permiten comunicar esas visiones
cruzadas: las visiones de los animales, las visiones de los humanos. Pero estos shamanes
son amazónicos, o sea es la visión del shamanismo amazónico. Otros shamanismos
funcionan diferentes a éste, aunque la mecánica, la articulación de ser una especie de
bisagra cosmológica funciona en todos los sistemas shamánicos. El perspectivismo se
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basa claramente en una relación entre el ser humano y el animal, y la relación entre el
predador y la presa. Por lo tanto genera un modelo de predación, de ser predado, de
canibalismo que es muy particular en el Amazonas, que no se encuentra en otras áreas,
pero sin embargo está analíticamente muy bien trabajado por muchos antropólogos.
Viveiros de Castro, con materiales etnográficos propios entre los Araweté, y de otros
antropólogos amazonistas, realiza una gran síntesis de lo que es la economía simbólica
de la alteridad de los grupos amazónicos.
En relación con esto llama la atención de que afirme que el perspectivismo se aplica
sobre todo a ciertos animales que tienen un rol social o simbólico fundamental, que son
los grandes predadores, y que son los rivales de los humanos. Por eso el modelo
perspectivista hace recaer mucho de su poder analítico y de la lógica de la
argumentación en esta relación predador-presa. Otra fuente de información de estas
visiones cruzadas, de estas perspectivas, viene de la mitología, donde lo interesante es
que en todas las mitologías de tierras bajas sudamericanas se da una indiferenciación de
hombres y animales en el origen. Es decir, a diferencia de la mitología bíblica judeo-
cristiana donde el hombre tiene que comandar la naturaleza y el animal es sujeto de
predación y de control del ser humano–, en las mitologías indígenas en general en el
tiempo mítico del origen, todos los seres que existían eran humanos, y después, por
diferentes razones –generalmente catástrofes cósmicas, infracciones morales a tabúes,
etc.– algunos se transforman en animales.
Entonces la condición original es de humanidad y los animales son en realidad ex
humanos. Esta condición representa un factor actual clave como reclamo político de las
poblaciones indígenas, ya que fundamenta principios filosóficos de su visión de lo que
es la tierra, los “recursos naturales”, de lo que son los animales. En esta sabiduría
ancestral que nutre una verdadera ecología simbólica, el animal es el foco estratégico de
la objetivación. Lo interesante es que esto parece echar por tierra la distinción en la
ontología de la tradición griega occidental entre apariencia y esencia, cuerpo-espíritu, o
cuerpo-principio inmaterial, donde se ve que en la Amazonia –y eso ya lo informan
muchas publicaciones– el cuerpo tiene un rol fundamental en vez del que pudiera tener
el alma. Así como los europeos de la época de la Conquista trataban de ver, como dice
Viveiros de Castro tomando a Lévi-Strauss– si los indígenas tenían alma para
corroborar si eran sujetos de derecho para evangelizarlos o no, por su parte los
indígenas trataban de ver si el cadáver de un europeo se descomponía. Esto tenía sentido
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porque el punto clave de la perspectiva del sujeto, de cualquier sujeto en la visión
amazónica, es el cuerpo.
Este énfasis en el cuerpo tiene un poder analítico importante que excede obviamente lo
amazónico. Es importante poder objetivar cómo se han construido académicamente las
áreas culturales que, como tales, parecen alcanzar cierta autonomía, auto-regulación y a
veces se tornan hegemónicas.
Dentro de este panorama, creo que la Amazonia en la antropología académica
internacional es una provincia ontológica más, en la cual antropólogos metropolitanos
generalizan casos particulares para todas las tierras bajas sudamericanas. Esto parece
suceder, por otra parte, en toda área cultural construida por la disciplina. Todas las áreas
culturales, no sólo las áreas culturales clásicas sino por ejemplo también en corrientes
disciplinares como la antropología urbana, las áreas más temáticas a veces corren el
riesgo de ontologizar o naturalizar los tópicos que surgen en las investigaciones.
En el caso del área amazónica que analizamos, se observa la ausencia de la
problematización ontológica en relación al proceso histórico de construcción del estado
nacional y como sujetos y grupos subalternos como los indígenas se constituyen
ontológicamente, abrevando por supuesto de sus tradiciones ancestrales.
El estado como principal agente interpelador de identidades, y como institución central
en modelar formas de ciudadanía, cumple un papel estructurador en las relaciones
sociales y los modelos de metaforización de las mismas que aparecen en las ontologías
indígenas, lo que se puede observar en mitos y rituales relacionados con el origen de los
blancos, de las armas de fuego, de las riquezas, de la desigualdad, de la religión, del
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idioma, del territorio. etc. (cf. Hill, 1988; Bartolomé, 1976; Wright, 1999). La
influencia del estado también se observa en la modelación de las formas de ciudadanía
de los antropólogos que investigan en su propio país, algo que no parece ser así en los
antropólogos extranjeros. La mención, por ejemplo del país donde uno realiza la
investigación es un dato absolutamente necesario en los papers, algo obvio para un
antropólogo nacional (su país es un dato de la realidad, parte de su Dasein!), 3 pero que,
como en el caso de la británica Laura Rival, parece no ser tan omnipresente. En un
excelente trabajo de 1993, Rival investiga el rol de los árboles en la sociedad Huaorani
(que viven en Ecuador) pero en ningún momento señala dónde los Huaorani están! Ello
no menoscaba el valor del artículo que es sobresaliente, pero es un rasgo que omite de
un modo casi imposible para un ciudadano del país. Es una omisión que señala algo de
la geopolítica académica que estructura asimismo la mirada de antropólogos
metropolitanos y su lugar de enunciación (Clifford, 1989; Wright, 1995).
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Para entender el papel fundante que tiene “la nación” y sus ideologías en la formación de las
subjetividades de los ciudadanos, consultar las profundas reflexiones de Rita Segato en “La Nación y sus
Otros” (2007). A partir de esto se puede inferir el impacto que estos procesos tienen en la conformación
de los imaginarios antropológicos, sus límites y alcances en términos geopolíticos y geoculturales.
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diálogo en donde se puedan superar lo que considero las hegemonías geopolíticas y
lingüísticas de la academia.
También hay trabajos interesantes de antropólogos fuera del área amazónica, de lugares
distantes como Rusia (Brightman, Grotti y Ulturgasheva, 2010). Los autores (dos
británicos y una rusa) analizan la noción de persona comparativamente en Amazonia y
Siberia. En relación con esto señalan que la teoría perspectivista deriva de los estudios
de predación, donde se enfatiza demasiado las relaciones humano-animal a expensas de
las relaciones humano-plantas. Los autores comentan el trabajo de Marc Leanerts que
menciona que algunas sociedades amazónicas como los Asheninka tienen un modelo
doble según con quién hablen: si están hablando entre ellos aplican una ontología más
perspectivista, y si hay un blanco delante, pasan al naturalismo. Aquí se daría lo que en
lingüística se llama “cambio de código” o code-switching; es decir, dependa de quién
tenga adelante, usaré un código u otro. Quizás sea posible hablar aquí de un verdadero
code-switching ontológico (Wright, 2003) donde se observa la dimensión pragmática de
la interacción pero que incluye también la dimensión de la economía política de la
interacción social indígenas-no indígenas (y sus múltiples factores históricos
determinantes) que no parece tener peso en la postura teórica perspectivista de Viveiros
de Castro, para superar esa suerte de monismo filosófico restringido a un área cultural
particular.
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Referencias
Århem, Kaj. 1990. Ecosofía Makuna. En François Correa (ed.), La selva Humanizada.
Bogotá: ICANH, Fondo Editorial CEREC.
Bartolomé, Miguel A. 1976 La mitología del contacto entre los mataco: una respuesta
simbólica al conflicto interétnico. América Indígena 36(3):517-557
Brightman, Marc, Vanessa Elisa Grotti y Olga Ulturgasheva. 2010. Personhood and
“Frontier” in Contemporary Amazonia and Siberia. Laboratorium, Vol 2 (3): 348-365
Hallowell, Alfred Inving. 1975 [1960]. Ojibwa Ontology, Behavior, and World View.
En: Teachings from the American Earth, ed. Dennis and Barbara Tedlock. New York:
Liveright
Hill, Jonathan D. (ed.). 1988. Rethinking History and Myth. Indigenous South
American Perspectives on the Past. Urbana and Chicago: University of Illinois Pres
Rival, Laura. 1993. The Growth of Family Trees: Understanding Huaorani Perceptions
of the Forest. Man, New Series, Vol.28 (4): 635-652
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Segato, Rita. 2007. La Nación y sus Otros. Raza, etnia y diversidad religiosa en tiempos
de Política de Identidad. Buenos Aires: Prometeo
Viveiros de Castro, Eduardo. 1998. Deixis and Amerindian Perspectivism. The Journal
of the Royal Anthropological Institute, Vol 4. (3): 469-488
Wright, Pablo. 1995. El espacio utópico de la antropología. Una visión desde la Cruz
del Sur. Cuadernos. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano
[Buenos Aires] 16:191-204
Wright, Pablo. 1988. Cuerpos y espacios plurales. Sobre la razón espacial de la práctica
etnográfica. Série Antropologia, [Brasília] Departamento de Antropologia, Universidade
de Brasília #242
Wright, Pablo. 1999. Histories of Buenos Aires. En: Elmer S. Miller (ed.), Peoples of
the Gran Chaco. Westport, Connecticut and London: Bergin & Garvey, pp.137-157
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