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REFLEXIÓN POR EL DÍA INTERNACIONAL DE LA TRADUCCIÓN

30 de Septiembre de 2018

Hay quienes escogen su profesión y hay quienes la profesión les escoge a


ellos. Así es como la traducción me escogió a mí. Porque la traducción me escogió
para cambiarme la vida.
Después de tantos años traduciendo e interpretando he aprendido que la
traducción y la interpretación van más allá de la transferencia de palabras de un
idioma a otro, es una forma completamente diferente de pensar y sentir el mundo
del texto.
Desde los documentos más áridos, como son los estados de cuenta
bancarios, hasta las novelas con personajes locales y con expresiones muy “de
acá”; los artículos de investigación escritos en un lenguaje críptico y rebuscado;
los documentos oficiales, los contratos y las declaraciones judiciales, o las
resoluciones de un juez, cada documento ha significado un reto diferente. Amén
de los retos de interpretar en cabina, o al oído, o mientras se camina por un
museo, o en una comida, ni qué decir del esfuerzo mental por comprender los
acentos caribeños, asiáticos y europeos que se hablan en una convención
internacional.
La traducción también me escogió para darme el honor de formar a
traductores noveles, esos jóvenes que ansiosos desean adentrarse en el mundo
de la traducción.
La traducción me escogió para conocer y compartir los pensamientos de
Hurtado Albir, Newmark, Pym, Halliday, Reiss, Munday, García Yebra, Rabán,
Santoyo, Nord, etc., para decir juntamente con Eco, que traducir no es decir lo
mismo, sino casi lo mismo.
Ser traductor es ser uno y muchos autores a la vez, es pensar como piensa el
autor, pero con tu propia voz, y sin embargo, atreverse a traicionarlo, cuando sea
necesario.
La traducción me escogió a mí, cuando no lo esperaba; pero si me dieran a
escoger ahora, seguramente escogería ser traductor.
Les mando un abrazo a todos mis colegas traductores e intérpretes.

Frank Pool
Presidente de la Asociación Yucateca de Traductores e Intépretes A.C.

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