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El tránsito del teatro independiente al teatro universitario en Colombia1.

Cristian Meneses

El teatro independiente nació en Europa a finales del siglo XIX con grupos como el Teatro Libre de
Francia dirigido por André Antoine. En Latinoamérica, los primeros grupos independientes fueron
el Grupo Ulises de México, creado en 1928 y el Teatro del Pueblo de Argentina, creado en 1930. Se
caracterizó por diferenciarse activamente del teatro comercial, asumiendo las libertades y
dificultades artísticas que esto conllevaba. Al no pretender el éxito comercial el teatro independiente
experimentó otras estéticas que iban en contra de las tradiciones escénicas, trabajando
principalmente con teatristas jóvenes y aficionados. Las viviendas particulares se convertían en
lugares para ensayar, los teatros donde actuaban eran pequeños y sin mayores recursos, las
escenografías eran sencillas, los experimentos escénicos eran valientes.

Los primeros grupos de teatro independiente de Colombia surgieron en la década de 1950,


marcando a una generación de teatristas que vivieron un contexto muy particular. Hijos todos del
Bogotazo, experimentaron muy de cerca la crudeza de la violencia en las ciudades y vivieron la
dictadura y caída de Rojas Pinilla. Fueron beneficiados por el nacimiento de las primeras escuelas
de teatro, impulsadas, paradójicamente, por Laureano Gómez, y participaron desde el principio de
los programas culturales de la recién inaugurada Televisora Nacional. El Teatro Estudio de Cali
(TEC) y El Búho de Bogotá fueron los dos primeros grupos establecidos de forma independiente
que tenían proyectos de experimentación con la dramaturgia clásica y con la vanguardia europea y
norteamericana.

Sin embargo, el proceso de teatro independiente en nuestro país tuvo una característica especial: en
lugar de surgir como una respuesta contestataria a la tradición teatral y comercial –a la manera de
París, Ciudad de México o Buenos Aires-, emergió como una práctica sin oposición para impulsar
el arte teatral. A falta de un mundo de la farándula y espectáculo en Colombia, los pintores,
filósofos, políticos y literatos incentivaron a una juventud –en su mayoría universitaria- a que
iniciaran la aventura de un teatro moderno, experimental y de vanguardia.

Posteriormente, a la par con el teatro independiente, la universidad colombiana se convirtió en el eje


articulador entre el teatro y la intelectualidad, promoviendo grupos experimentales universitarios y
festivales de teatro que caracterizaron la década de 1960. El Teatro Estudio de la Universidad
Nacional fue uno de los grupos más destacados de este periodo, por el que pasaron teatristas como
Dina Moscovici, Carlos Duplat, Santiago García, Carlos José Reyes, entre otros.

La coyuntura política de la nueva izquierda, la revolución cubana, el mayo francés de 1968, las
protestas contra la guerra de Vietnam, los movimientos estudiantiles, el Frente Unido de Camilo
Torres, etc., inundó a los teatristas y estudiantes. Ellos decidieron entender a la universidad como
reflejo de la sociedad, y buscaron definir su teatro como una herramienta de organización y lucha.
Crearon la Asociación Nacional de Teatro Universitario en Bucaramanga en 1970, agremiando a

1
Este artículo está basado en mi tesis de grado “La emergencia del Teatro Universitario Colombiano de
1970”. http://repository.javeriana.edu.co/bitstream/10554/12154/1/MenesesDuarteCristianSteven2013.pdf
más de 30 universidades colombianas. Promovieron festivales nacionales e internacionales que
cumplían un doble rol: conectaban a los estudiantes con la intelectualidad artística internacional y
les permitía generar vínculos con las poblaciones obreras y campesinas de todo el país. El espíritu
renovador del teatro independiente permitió la emergencia de un teatro universitario colombiano
que asumió sus características de aficionado pero no como una falencia sino como una cualidad
particular que los comprometía más a la lucha estudiantil y política que al desarrollo artístico.

Hoy en día el panorama es diferente. Colombia posee un circuito comercial de teatro soportado en
la popularidad de las figuras de las telenovelas. Sus temáticas están ligadas a los ratings de
televisión y a las temáticas amenas y comerciales. Creo entonces que se ha establecido una nueva
condición para que el teatro independiente asuma su historia para renovar sus propósitos. Los
festivales como Santander en Escena son ejemplos y posibilidades de la nueva composición
independiente: exigiendo apoyo institucional se establece una lucha por construir públicos que
apoyen una mirada alternativa y más profunda, que logre tocar los conflictos que atañan a las
personas y a sus realidades. Para crecer y transformar, el teatro independiente necesita espacios y
ojos. Santander en Escena, y sus 11 festivales realizados, es un ladrillo para lograrlo.

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