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INTRODUCCIÓN

Oaxaca es un estado de la República Mexicana lleno de tradiciones en todos


sus alrededores, y una pequeña muestra de estas coloridas costumbres es la
famosa; “Noche de Rábanos” una tradicional fiesta Oaxaqueña, que es
celebrada todos los años. Razón por la cual el presente ensayo muestra el
surgimiento de dicha celebración.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………. 03
LOS ORÍGENES…………………………………………………………………………………. 07-11
LA TRINIDAD DE LAS HUERTAS………………………………………………………… 11-23
EL MERCADO DE LA VIGILIA NAVIDEÑA Y SU ESCENARIO……………….. 23-27
EL PRIMER CONCURSO DE HORTICULTURA Y FLORICULTURA………….. 27-33
LA NOCHE DE RÁBANOS ACTUAL…………………………………………………….. 33-39
CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………………… 41
LOS ORÍGENES
Según una tradición zapoteca del Valle de Oaxaca, los antiguos celebraban, el 23 de
diciembre, el Nacimiento del Sol con una serie de festejos. Al respecto, Wilfrido C. Cruz
relata lo siguiente en Oaxaca recóndita:
Existe la creencia entre las gentes sencillas que ya sólo hablan español, por cierto,
de que la noche del veintitrés de diciembre de cada año, llamada en la Vieja
Antequera Noche de Rábanos, el rodar de los ecos de las serranías sobre el Valle
conduce extraños rumores de fiesta a las aldeas vecinas, percutir de tamboriles y
vibrar de flautas y chirimías nativas, murmullos de voces, raros pregones, como si
sobre Monte Albán se celebrara una feria nocturna, un extraordinario tianguis. A
San Juan Chapultepec, a San Martín Mexicapan y a Xoxo ̶ se dice ̶ llegan los ecos;
se percibe a intervalos, según el giro del viento, durante la Noche de Rábanos,
víspera de la Noche Buena, ese conjunto de ruidos, voces y armonías que parecen
surgir de los oscuros socavones de Monte Albán.
Muchas y muy diversas son las versiones sobre el origen y motivo de nuestra Noche de
Rábanos, pero todos los relatos de los abuelos, de los viejos horticultores de Trinidad de las
Huertas y varios testimonios orales, coinciden en señalar una sencilla costumbre que
provocó su nacimiento: el mercado de la vigilia de la Natividad y no precisamente para cena,
como algunos dicen, sino para la comida del día 24.
Hasta fines del siglo pasado, la cena de Navidad, era costumbre de un grupo reducido de
oaxaqueños. Aun entre la gente de buena posición económica, lo tradicional era asistir a la
calenda y a la misa de gallo.
De suma importancia fue en Antequera el mercado de la vigilia de Navidad, en el que se
expedía el pescado seco cubierto de sal. Ahí se compraban las verduras, para complementar
la comida de abstinencia. Estas hortalizas llevaban de Trinidad de las Huertas,
principalmente.
¿Cuándo se inicia el establecimiento del mercado de vigilia? Eso es muy difícil precisarlo.
Tal vez desde los primeros años de fundada la Antequera, una vez implantados los hábitos
españoles y la nueva religión. Pero la costumbre de escamar los rábanos y hacer florecitas
con las verduras es tan antigua como el mercado mismo.
Arturo Fenochio, en su novela costumbrista El cielo de Oaxaca, publicada a fines del siglo
XIX y situada en la Antequera de la segunda mitad de ese siglo, describe: “Otros se
refugiaron en los cobertizos de la plaza del mercado en que aparecían vistosos puestos de
fruta y verduras recortadas en figuras de flores, alumbrados por alegres fogatas”.
Hay quienes han hablado de supuestos certámenes de hortalizas durante la Colonia,
organizados por los misioneros domínicos, sin mencionar la fuente de tal información,
seguramente por lo que Jacobo Dalevuelta insinúa en Cariño a Oaxaca: “A los barrios de
abajo ̶ la Trinidad en primer término ̶ les tocó el aprendizaje de la horticultura, y
probablemente los mismos frailes catequistas tuvieron la idea de hacer exposiciones de los
productos de las huertas. Allí nació la exposición de los rábanos”. Ningún cronista de la
Colonia hace referencia a tales certámenes, ni hay indicios de que los hubiera. Es en los
últimos años del siglo XIX cuando se hace la primera exposición formal y concurso de
hortalizas, a iniciativa de don Francisco Vasconcelos, Presidente Municipal, y del Regidor
Rodolfo A. Lavie, como lo explicaremos más adelante.
Esa noche se alegraba el mercado; se hacía la venta de lista, de la hueva, del
camarón; los puestos de verdura era un regalo para la visita con sus colmados de
lechuga, rábanos, cebollas, nabos, coles y coliflores, teniendo al lado sendos
canastos de dalias, amapolas, violetas y trinitarias. (Carlos Filio, Estampas
oaxaqueñas). Hoy es la abstinencia reglamentaria de las grandes festividades de
Navidad y en esto, creemos, está el nacimiento de la pintoresca costumbre que,
mitad religiosa, mitad profana, va a buscar los pescados del ritual para cumplir con
el precepto cristiano y enflora los condimentos con la gracia siempre exquisita de
sus jardines en eterna primavera… (“La clásica Noche de Rábanos”, en el periódico
Mercurio, 24 de diciembre de 1930).
Las fiestas de Navidad han presentado regular animación. Anoche tuvo lugar la
tradicional plaza de los rábanos, hubo vistosos puestos… (periódico El Imparcial, de
México, 25 de diciembre de 1898).
Esta noche tendrá lugar en la Alameda de León, el Mercado de Rábanos, como se
denomina tradicionalmente. Se han hecho preparativos para que la feria resulte
animada (El Informador, diario oaxaqueño, 23 de diciembre de 1934).
El señor Cristóbal López Mendoza, nativo de Trinidad de las Huertas (su casa está a un
costado del templo), relata que proviene de una familia de horticultores, y sus ancestros
fundaron el antiguo pueblo de Las Naborías; y nos muestra un pequeño artículo que escribió
en un diario local, Carteles del Sur, el 24 de diciembre de 1977.
Los Rábanos tuvo su origen con motivo de la Nochebuena, ya que ha sido suplantada
por la cena de Navidad… Llegando el día de la plaza, 23 de diciembre que era la Plaza
de Nochebuena, los hortelanos expedían sus productos… Dado el ingenio que
siempre ha existido en el hombre estos hortelanos comenzaron a calar rábanos
como hoy en día todavía los podemos admirar, a la variedad llamada rábano largo
eran y son calados y adornados con azucenitas hechas de cebollas tiernas, con
ramitas de coliflor y rabanitos chicos calados también, dando la impresión de una
verdura filigrana; cosa que comenzó a llamar la atención entre la gente en especial
en las amas de casa que los adquirían para el adorno de la ensalada… y como dicho
arte sólo se hacía en la festividad señalada, pronto el vulgo dio en decir “vamos a los
rábanos…”
El señor López Mendoza, continúa relatando, lo que se escuchó de labios de sus abuelos:
“Los antiguos le decían el día de los rábanos, porque en aquellos tiempos las actividades
terminaban al anochecer…”, el mercado se efectuaba antes del oscurecer y si prevalecía al
llegar la noche, se alumbraban con fogatas de ocote.
Todos estos testimonios coinciden en un origen común de la noche de rábanos: el mercado
de la vigilia de Navidad. Todas las personas que entrevisté en Trinidad de las Huertas, que
han sido horticultores o nacieron en el seno de una familia de ese gremio, expresaron
uniformidad en tal criterio.

LA TRINIDAD DE LAS HUERTAS


Este antiguo poblado, después Ayuntamiento, Agencia Municipal y ahora barrio de la
ciudad, localizado en el sureste de Oaxaca, jugó un papel importantísimo en el mercado de
la vigilia de Nochebuena ya que la mayor parte de las hortalizas que se vendían en esta
ocasión eran cultivadas en la Trinidad.
Debido a la fertilidad de la tierra y a mejoras y enmiendas que se hacen, las huertas
de este pueblo se ven siempre sembradas de cereales y hortalizas… Este pueblo se
formó de los mexicanos que vivieron en el marquesado. Los conquistadores o mejor
dicho, los sacerdotes fray Jordán de Piamonte y Domingo de Santa María, que
llegaron a evangelizar a esta ciudad, los congregaron en ese lugar. Edificando el
templo de la Trinidad y utilizando las filtraciones del río Atoyac, enseñaron a los
pobladores la manera de cultivar legumbres, sembrando ellos mismos las primeras
simientes. Las primeras flores que se plantaron fueron el albahácar, la azucena y la
rosa de Jericó, que fueron traídas de España por estos mismos padres. En 1533, la
Trinidad de las Huertas consumía sus productos en la plaza de esta ciudad, y desde
entonces fueron tradicionales en Corpus y el Lunes de Resurrección. La iglesia de la
Trinidad y el segundo templo que se fabricó entre nuestros pueblos…
La tradición oral de la Trinidad de las Huertas no olvida a la venerable orden de Santo
Domingo impartiendo enseñanzas en el cultivo y la aclimatación de las “plantas de Castilla”.
Recuerda a la primitiva ermita en la que se veneraba la imagen antigua de la Trinidad y que
fue derribada en el año de 1941. Los pobladores cuentan que dicha capilla la erigió fray
Jordán de Piamonte, quien era muy devoto de la Santísima Trinidad.
Como una confirmación de la presencia de los religiosos dominicanos en el templo de la
Trinidad, existe un altar dedicado a la Virgen del Rosario.
También hay memoria de un hermoso órgano colonial de flautas, que funcionó en la
iglesia, igual que los había en Catedral, la Soledad, Jalatlaco y el Carmen Bajo. Fray Francisco
de Burgoa habla sobre la Trinidad: “Al principio de la fundación de esta ciudad, y cerca del
centro de ella, tiene por la parte Sur, las huertas, de donde traen las flores para los templos
y hortalizas para el sustento”. Esto lo dice en pleno siglo XVII.
Es casi seguro que se fue ese lugar donde los rábanos se aclimataron y se lograron los
primeros cultivos.
El botánico Cassiano Conzzatti, quien no obstante su origen se considera oaxaqueño,
clasifica así esta hortaliza:
Raphanus, L (nombre científico de rábano). En francés Raifort de Radix, raíz y Fortis,
fuerte) Cruraphana (D.P) comprende plantas herbáceas y ramosas, anuales y
bisanuales, lampiñas o peluditas, provistas de raíces jugosas. Las hojas inferiores son
listados y las flores, blancas o amarillentas, con venas purpúreas, son llevadas por
pedúnculos delgados y están dispuestas en largos racimos sin brácteas, terminales
u opuestas a las hojas. Tienen un cáliz de sépalos erguidos, los dos laterales algo
gibosos en la base, los estambres libres; el estilo delgado, terminado por una
estigma sencillo. El fruto es una silicua alargada, indehiscente, cilíndrica, inarticulada
y polisperma, continua o moniliforme, lista o aristada, coriácea o esponjosa,
interiormente continua o con muchas celdillas por la interposición de istmos
transversales. Las pequeñas cavidades que así resultan encierran semillas colgantes
y globulosas, dispuestas en una sola serie… es oriundo del antiguo continente, y lo
integran unas seis especies cultivadas dondequiera. En México se cultiva el R.
Sativus, L. y algunas variedades que de él se derivan.
¿Pero cómo llega al nuevo mundo y a la Antequera del Valle de Guaxaca? Pedro Mártir de
Algeira, nos informa, al referirse a la fertilidad de la Española, la que “Colón identifica con
la de Ofir”: “En la orilla de ese río ha delimitado con mojones huertos cultivables y
recolectados de los mismos, con regular razón, todo género de legumbres como rábanos,
lechugas, coles, borrajas y otras semejantes a los dieciséis días de arrojada la semilla”.
En 1529, probablemente ya en Oaxaca: “Dijo que lo que sabe es que el dicho Juan [Peláez]
de Berrio tiene una huerta cerca de una legua de esta villa y que en ella no hay sino cosas
de verduras y tres o cuatro naranjos y que es larga un arroyo abajo, que no es muy ancha y
lo demás no lo sabe…” La descripción de la Antequera del Valle de Oaxaca del 9 de enero
de 1580 del escribano Pedro Gutiérrez de Verdiga, informa de verduras “de Castilla” ya
aclimatadas a estas latitudes: “Es tierra fertilísima para las semillas, granos y hortalizas que
de España han traído, porque se dan en ella garbanzos, altramaces, habas, lentejas, arvejas,
mostazas, linaza y todas las legumbres y hortalizas comunes, como son coles, lechugas,
rábanos, nabos, cargos, cebollas, espárragos, culantro, perejil, yerbabuena, acelgas,
melones, pepinos, cohombros, zanahorias, calabaza, sin las demás semillas, yerba y
legumbres de la tierra, que se dan en abundancia…”
El padre de Gay cuenta sobre las primicias del trigo en Oaxaca, de los primeros cultivos de
caña de azúcar, de los trasplantes de árboles frutales y “delicadas flores europeas”; destaca
el nombre de Alfonso Figuerola como uno de los más diligentes en la aclimatación de
plantas españolas en la antigua Huaxyacac. Remesal dice que fue fray Jordán de Piamonte
el portador de las semillas de árboles frutales y flores como la albahaca, la azucena y la rosa
alejandrina, que con su esperado cultivo prosperaron tanto que en 1546 los jardines
oaxaqueños pudieron promover semillas a Centroamérica (Guatemala y Honduras) vía el
convento domínico de Chiapas.
El 21 de junio del año 1543, el virrey don Antonio de Mendoza le concede una caballería
de tierra a Francisco de Herrera, de acuerdo a la siguiente Cédula Real:
El Rey Don Antonio de Mendoza, nuestro viso Rey o Gobernador de la Nueva España
e presidente de nuestra audiencia y chancillería Real que en ella reside Francisco de
Herrera nuestro escribano del número y consejo de la cibdad de Antequera, me ha
fecho Relación que las huertas de la cibdad le dio las tiene pobladas de plantas y que
agora lleva ochenta barriles de todas las plantas y árboles que en esta tierra faltan y
me suplicó le hiziece merced de mandar os que le diesedes huertas y caballerías en
que pudiese poner las dichas plantas pues de ello tanto provecho resultaba como se
habían dado en la cibdad de los Angeles a los vecinos de ella o como la my merced
fuese é yo acatando lo susodicho y el veneficio que se sigue de llevar el dicho
Francisco de Herrera las dichas plantas á esa tierra para la perpetuidad dellas tobelo
por bien por ende yo vos mando que sin perjuicio de nuestra corona Real ni de otro
tercero alguno deys y señaleys al dicho Francisco de Herrera en la dicha cibdad de
Antequera y sus términos huertas y caballerías de tierras en que pueda plantar y
poner dichas plantas segund y de la manera y con las condiciones que se han dado
y dan en la dicha cibdad de los Angeles á los vecinos della. Fecha de Toledo a Diez y
ocho días del mes de abril de mil quinientos y treinta y nueve años. Yo el Rey, por
mandato de su Magestad. Juan de Sámaro.
En el ramo de Mercedes del AGN, aparece un documento, también de 1543, en donde se
especifica que el Capitán Rodrigo de Xerez había pedido le concedieran la merced de “una
caballería de tierra, linde con otras que se han dado a don Pedro de Guevara y Francisco de
Herrera, para labrar y cultivar plantas de Castilla”.
La parte sur de la ciudad ganó una porción de tierras en 1561 (“trescientas brazas”) al
retirar el río Atoyac un buen trecho, haciéndolo pasar por las faldas de Monte Albán. Este
trabajo fue hecho por quinientos naturales procedentes de los pueblos de Cuilapan, Etla,
Tlalixtac, Tlacochahuaya, Coyotepec, Zaachila, Huitzo, Zimatlán, Ocotlán y Teitipac. El río
nunca ha vuelto a reconocer su antigua ruta.
Había en la ciudad “más de trescientos indios mexicanos, zapotecas y mixtecas, que se
dicen naborias que sirven en las casas de los vecinos y generalmente hablan todos la lengua
mexicana.”
Estos indios naborias, desempeñaban el oficio de alguaciles, tenían a su cargo el aseo de
los caños surtidores de agua a la ciudad y eran mano de obra en las casas de construcción.
Como un reconocimiento a estos servicios, no pagaban tributo y se les permitió darles tierra
para sus casas, huertas y jardines. Como el tiempo transcurría y la promesa no se realizaba,
los naborias protestaron ante el virrey don Luis de Velasco. A pesar de la resistencia del
vecindario español, don Luis de Velasco expidió un mandamiento, el 7 de 1563, sobre los
solares para los indios naborias y así se fundó el pueblo de La Trinidad de Las Huertas o las
Naborias.
Cerca de este sitio y las haciendas de la Noria y a Cinco Señores, los frailes erigieron los
templos que hasta la fecha ostentan los simbólicos nombres de La Defensa “y
Consolidación, iglesias que en su origen fueron casi ermitas y cuyos edificios actuales
corresponden a siglos posteriores. “Son los templos dedicados a los indios esclavos, que
levantaron con el sudor de sus fatigas los muros de las casas oaxaqueñas, carne de látigo,
merced a cuyo esfuerzo se erigió una ciudad prócer, que llegó a ser a su tiempo, la tercera
de la Nueva España.”
El Padre Gay informa que a los indios se les había querida alejar, ante la insistencia del
Municipio de Antequera por la posesión de ejidos en torno a la ciudad: “pensaban reunirlos
en pueblos, pues parece que no los tenían los indios mexicanos, sino que habían ordenado
sus casas, formando desde Tepeaca y Jalatlaco hasta Xochimilco y Santa María del
Marquesado una larga hilera en torno a la ciudad, de modo que los vecinos de ésta
ciertamente no tenían salida”. Después de papeleo, quejas y reclamos, todo quedó igual. El
historiador lo sintetiza en estas palabras. “Oaxaca queda esta vez como antes era del
dominio del Marqués y la ciudad de Antequera sin ejidos.”
Y un problema de tierra aparece en la Trinidad, en el siglo XII precisamente en terrenos
aledaños al pueblo: “el año setecientos diez y seis se mandó preceder, como efectivamente
se hizo, a la erección del pueblo de mis pastes, en el sitio nombrado la estancia chica
inmediato a la Santísima Trinidad, en que hacía mucho tiempo se hallaban establecidos y
congregados…” Este asentamiento se hizo en tierras pertenecientes al convento de
Theozapotlán, Zaachila, y se convino la venta de tierras necesarias “para el establecimiento
de su pueblo que se redujo a las seiscientas varas por cada viento y habiéndose ésta valuado
(en cumplimiento de otro superior decreto) en cantidad de mil y cuatrocientos pesos, no
obstante los otros religiosos, recomiendo el excesivo valor que los apreciadores le habían
dado, se ajustaron por fin en la cantidad de ochocientos pesos”. El adeudo no se había
podido cancelar aún en 1757, únicamente pagaban los réditos, quejándose los naturales de
los onerosos tributos que aparte tenían que cubrir, y concretaban:
La pretensión que se hace en este escrito presentado a nombre de el Alcalde,
Regidores y demás oficiales de la República común y naturales del Pueblo de la
Santísima Trinidad, Jurisdicción de la ciudad de Oaxaca, se reduce a que se le midan
y entreguen la 600 varas que por cada viento, como a tal pueblo, les pertenecen y
que como éstas se entreguen a el convento de Theozapotlán, Zaachila, en
compensación de las tierras que este vendió a otros naturales, cuando se fundó el
otro pueblo, quedando de este modo cancelada la obligación que por la escritura
pública otorgaron los referidos naturales a favor del enunciado convento de pagarle
a cuenta del valor principal de las tierras vendidas, ciento y cincuenta pesos cada un
año, de que por su suma pobreza no han podido pagar cosa alguna, y por esta razón
han estado pagando los réditos correspondientes a la suerte principal y con lo que
aseveran estar ésta superabundantemente satisfecha.
El 26 de junio de 1776 La República de el pueblo de la Santísima Trinidad dice en un escrito,
que en virtud de una real provisión, se libro un “Mandamiento por cordillera a los pueblos
de San Martín Tilcajete, Santa Lucía, San Pedro Mártir, San Sebastián de las Sedas, La
Trinidad, San Felipe… para que informaran sobre las seiscientas varas de tierra, que por Real
Cédula de su Magestad (Dios lo guarde) les están mandadas repartir y las tienen y poseen
íntegras o diminutas, con el motivo o causa de este acaecimiento”. Aclaran enseguida que
aunque están contados en la Matrícula de Tributarios, no tenían un palmo de tierra propio
o de repartimiento, pues los terrenos que había eran propiedad del “Convento de Monjas
de Santa Catharina de Sena, doña Leonarda Rosalía de Llarza y Talledos y otros que tienen
sus solares y a quienes les arrendamos, pagándoles la pensión y merced correspondiente,
y en la que nos compactamos”.
En párrafos posteriores se quejan de que “por la falta de tierra carecemos de bienes de
común, pues ni aun casa de ellos hemos tenido…” Finalizan el documento con estas
palabras: “En consideración de no tener tierras algunas ni títulos radicales, ni de merced
para pueblo (que se denomina tal por el motivo de que los antiguos nuestros mayores,
antepasados se fueron congregando voluntariamente hasta el día en que se titula el Barrio
de la Santísima Trinidad, alias Las Huertas, pero con la propia conformidad de arrendar las
tierras en que estamos reducidos) se sirva de proveernos de el remedio más eficaz, y de
determinar lo que fuera de… Superior Acuerdo…”
Según parece el remedio nunca llegó y el mejor ejemplo es que la Trinidad nunca tuvo un
terreno para la Presidencia Municipal. Ésta se establecía en la casa habitación del Alcalde
en funciones.
Otro documento, de 1815, nos repite el problema de asentamientos:
Alejandro José Vásquez, indio natural de el pueblo de la Trinidad… que más de
cincuenta y tres años hace que vivió en un solar… pagando diez pesos anuales y
como resto… la enfermedad y muerte de mi mujer, como también haber yo
padecido quebrantos en mi salud, he ofrecido a don Ignacio Castellanos un peso
semanario hasta cubrir esta deuda, dejándole para ello lo relacionado y que en otro
nuestro pueblo no tenemos tierra, sino que todas las que podían pertenecernos,
tocan a la misma ciudad como Mayordomo que es el mismo don Ignacio, cobra los
solares, siendo el en que yo vivo uno de ellos, que se halla distante de la iglesia media
cuadra, y el que recibí eriazo, y lo tengo cercado de chapiste.
Continúa la declaración de Alejandro José Vásquez, y nos da una curiosa descripción de
cómo era un solar y las viviendas e la Trinidad hacia finales de la Colonia y principios de
siglo XIX: La casa constaba de “una sala y un cuarto de tejas, adobes y morillos, con árboles,
pozo, huerta y milpa de un almud de maíz de sembradura cuya mazorca está casi sazonada,
por lo que todo lo que regulo en más de ciento cincuenta pesos.”
Por la cuenta de gastos de Mariana Quintas, Gertrudis Domingo, Manuela Antonia, Josefa
Rosalía Arrazola (años 1808-1814) efectuados en una “labor de la Santísima Trinidad y el
solar de los Cinco Señores”, podemos darnos cuenta de que en la Trinidad de las Huertas
también se criaba la grana o cochinilla, la riqueza colonial de Oaxaca.
Esta cuenta de gastos es muy ilustrativa, pues en ella se informa incluso el costo de los dos
solares (de Cinco Señores y el de La Trinidad) que importaron ambos la cantidad de 2,800
pesos. La compañía empezó a trabajar en 1808 y de las ganancias de los años de 1808 y
1809 se compraron los solares referidos, quedando un saldo de 1,105 pesos, que se
aplicaron a “la obra de reedificación y siembra”. Como lo especifica claramente el estado
de cuenta, “empezó pues doña Josefa a trabajar el edificio del solar de la Santísima Trinidad
con 1,105 pesos”.
Desde la época colonial se acreditaron las grandes festividades religiosas de la Trinidad. La
más rumbosa era la del Lunes de Pascua, que se engalanaba con su bella tarde primaveral
y la venta de las flores que producían sus campos: heliotropos, claveles, amapolas, alhelíes,
trinitarias, rosas y otras. Se instalaban vendimias alrededor del templo y se disfrutaba del
ambiente de fiesta. Otra era titular del templo: La Santísima Trinidad, que era celebrada con
actos religiosos y profanos de gran resonancia.
El gremio de mecateros, en 1818, se quejaba sí: “Nos vemos por una costumbre
inmemorial grabados a contribuir anualmente con tres arrobas de cerca a la iglesia de la
Santísima Trinidad de las Huertas para la festividad de su día cuya contribución siéndose
precisa por hayarnos unidos a aquella hermandad… harto hacemos para los pocos que
somos cumplir con ella, son quedarnos arbitrio para otra cosa”.
El 15 de diciembre de 1891 se aprobó en el salón de sesiones del Congreso del estado, la
resolución de erigir al rango de agencias municipales las haciendas de La Noria, Cinco
Señores, Sangre de Cristo y Candiani y convertir también en agencia municipal el
Ayuntamiento de la Trinidad de las Huertas. Don Gregorio Chávez era el Gobernador del
estado y la noticia se publicó en el Periódico Oficial el 21 de diciembre de 1891.
En 1895 la producción anual de hortaliza alcanzó un valor de 9,828 pesos (acelgas, nabos,
rábanos, betabeles, cebollas, coles, lechugas, zanahoriasy tomates) y se comentaba sobre
la fertilidad de la ciudad capital y los sembradíos de verdura: “El Distrito del Centro, situado
en el hermoso Valle de Oaxaca, es uno de los más fértiles del estado. Abundan en su término
numerosas huertas en las que crecen con profusión hermosísimas y aromáticas flores,
sabrosas frutas y exquisitas hortalizas.
El padre Gay informa asimismo que la ciudad de Oaxaca quedó sin campos comunales o
ejidos, pero don Andrés Portillo dice que el erigirse la población de la Trinidad de las
Huertas, “le quedó a Oaxaca un terreno en calidad de ejido, cuyo predio fue obsequiado
posteriormente a un súbdito español con Cédula Real que todavía existe en poder del actual
propietario. La heredad cedida, compuesta de una casa solariega y una vega hermosa
rodeada de una arboleda recibió el nombre de Santa Cruz-La Noria por encontrarse allí un
gran pozo para el riego de la huerta”. En esta labor de Santa Cruz-La Noria “se siembra
mucha hortaliza y legumbres para abastecer esta ciudad”.
Uno de los primeros dueños fue don Juan Díaz de Gálvez (1623) “A quien hizo merced el
cabildo regimiento de la citada ciudad de los derrames de agua que le pertenece para el
riego y cultivo de dicha huerta y tierras”. El siguiente dueño fue don Juan de Campos Santa
Cruz y poco después el bachiller don Vicente de Osorio. En 1757 don Manuel Joseph de
Veytia (Abogado de la Real Audiencia y Cura Rector del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral).
Don Andrés Portillo hace saber que a mediados del siglo XIX, era el propietario un
acaudalado agricultor, por herencia, don Macario García, quien cultivaba caña de azúcar e
instaló el primer trapiche cerca de la ciudad de Oaxaca. La Noria pasó el mayorazgo
Bustamante, adquiriéndola más tarde el licenciado Manuel Dublán, hasta el años de 1868,
en que pasó al poder del general Porfirio Díaz, quien a su vez la vendió al señor Francisco
Uriarte, y éste traspasó la propiedad al licenciado Francisco Parada. Su último dueño fue
don Constantino Trueba, a quien le tocó fraccionar la exhacienda, y a muchos de sus
antiguos trabajadores que no pudieron comprar la tierra, se la regaló.
En los verdes campos de La Noria, que de niño conocí cuajados de alfalfa, florecían también
los granados y los azahares de la toronja. Hoy son una colonia más del sur de Oaxaca y
vienen a mi memoria, aquellos versos que Giner de los Ríos le dedicara:
Adiós, La Noria callada
me gustaría quedarme
con tu huerta y con tus frutos
en la gracia de tu tarde.

EL MERCADO DE LA VIGILIA NAVIDEÑA Y SU ESCENARIO

Como ya hemos visto, todas las crónicas, incluyendo la tradicional oral, coinciden en afirmar
que el origen nico de nuestra oaxaqueñísima Noche de Rábanos es el mercado de la vigilia
de navidad.

Este mercado era una romería muy especial. Se multiplicaban los puestos de pescado seco
(bobo, lisa, hueva y totope), camarón, tencuiches. Puestos de flores y yerbas olorosas (el
oaxaqueño es muy afecto s poner en sus altares y nacimientos el aroma del romero, trébol
y pino). Acaparaban la atención los puestos de verduras de La Trinidad, La Noria y
Consolación, que a cual más se pulían en la delicadeza de los escamados de los rábanos
largos, chicos y las diminutas azucenas de cebolla, adornadas con ramitas de coliflor y que
las señoras de Antequera buscaban como un bello toque para la ensalada de abstinencia.
Se apilaban las lechugas de intenso verde, los nabos, las zanahorias, las coles, etcétera.
El perfume de las violetas y los heliotropos rivalizaba con la belleza y el matiz de las
amapolas y adormideras que regalaba el benigno invierno de Oaxaca. Pero ¿en dónde se
realizaba esto?

Los daros del Primer Certamen de Noche de Rábanos, en los finales del siglo XIX, nos dicen:
“que se autorice… a que se verifique (el mercado de la noche del 23) en el adoquinado del
Jardín Juárez” (zócalo) o sea que en los años anteriores se acostumbraba hacerlo en el
mercado Porfirio Díaz (actual mercado Benito Juárez Maza), que se había inaugurado el 2
de abril de 1894, en terrenos de la antigua “plaza del mercado” que donó al pueblo, la
generosidad de don Manuel Fernández Fiallo. El mercado Porfirio Díaz fue realizado por la
Compañía Real y Campbell, constructores del ferrocarril a Oaxaca.

Antes, la antigua plaza “estaba cerca por los cuatro vientos con galeras de horcones,
carrizo y tela en el centro se cubría son sombras sueltas de palo y petate que cubrían cada
puesto, que entonces valía cuartilla por sombra (tres centavos) y medio real (seis centavos)
los sábados. En este mercado se vendía de todo, menos maíz, frijol y demás semillas que se
realizaban en el local de la alhóndiga… y el panque se vendía en el sur de el atrio de la
catedral en dirección al Portal de la Nevería”; hoy portal del Hotel Marqués del Valle.

Sin embrago la tradición oral de la Trinidad, insiste en que el mercado se realizaba en la


Plaza de Armas, actual zócalo, y hay razón de base. Durante muchos años el actual zócalo
funcionó como un mercado permanente. A n no existía el kiosco y en su lugar estaba una
fuente de ónix. “Sobre una base ochavada de trece varas de diámetro, levantaron el fino
jaspe, de una vara de altura y de veinte de circunferencia, la pila o vaso que recibía el agua
de una granada de bronce dorado… El agua comenzó a correr en la fuente el 28 de octubre
de 1739, en el momento en que la imagen de la Virgen de la Soledad pasaba conducida en
procesión, de Catedral a su santuario”. Hay memoria de que un rico español el día de la
inauguración la llenó de vino para el pueblo.

La pila estaba rodeada de columnas piramidales, coronadas con faroles; también el


surtidor tenía “una gran farola de vidrio y hoja de lata con su lamparita en el centro, misma
que era encendida todas las noches por los serenos, cuando emprendían el encendido de
alumbrado público de faroles con cajetitos de aceite".

Esta fuente, era el centro del mercado que los sábados ofrecía que los sábados ofrecía un
panorama muy especial.

El nacimiento de este “tianguis” se debió en gran parte a que desde la construcción de la


alameda por iniciativa del general Antonio de León (1843) toda la Plaza de Cántaros que
funcionaba en el predio convertido en Alameda, fue trasladada a la parte oriente de la Plaza
de Armas, hasta aproximadamente 1882, en que se asentó en el nuevo Mercado de la
Industria de San Juan de Dios.
A eso se debe que quizás muchos años, se llevó a cabo en este sitio, el mercado de la vigilia
de Nochebuena, ya que así lo recuerda la tradición oral. Aunque tal vez con anterioridad,
desde la época colonial, se establecía en la antigua plaza del mercado.

Casilda Flores, nuestra popular samaritana y uno de los pilares del mercado oaxaqueño,
recuerda los relatos de su abuela Petrona Contreras: como en este mercado improvisado,
en el actual zócalo de Antequera, la bisabuela Juana Ruiz acostumbraba vender cerveza de
piña, nicuatole, chilacayota y limón con chía “para curar la bilis”. En esta plaza, además de
aguas frescas, había venta de nieve y puestos de “comideras” y hace memoria del suceso
trágico aquí ocurrido: Una explosión de pólvora cuando se vendía a granel, en petates; al
probarla un cliente se produjo el siniestro. Hubo varios nuestros y muchos quemados.
(Verifiqué este suceso y ocurrió el 3 de octubre de 1868). Mucho tiempo permaneció la
plaza ahí en el centro”, nos dice doña Casilda Flores, “hasta que desalojaron los puestos
para tirar la fuente y construir el jardín y el kiosco…”, el año de 1881, siendo Gobernador
don Francisco Meixueiro La obra estuvo a cargo de Emilio Brachetti.

Estas son algunas de las razones, para considerar que ahí fue el escenario de muchos
Mercados de Vigilia.

EL PRIMER CONCURSO DE HORTICULTURA Y FLORICULTURA

Debido al éxito del Primer Concurso del 23 de diciembre, el entusiasmo se desbordaba, y


en el Periódico Oficial del 26 de Enero de 1898, apareció esta gacetilla: “La Primera
Exposición Floral.- Previos trámites de ley, la iniciativa presentada por los señores Regidores
Rodolfo A. Lavié y Manuel Campos Galván, para verificar una exposición de flore, frutos,
legumbres y adornos florales en la Primavera del presente año, se ha aprovechado por el H.
Ayuntamiento… nos hacemos la honra de iniciar ante esta H. Corporación, la organización
de un concurso de Floricultura y Horticultura, concurso que servirá de ensayo y base para
otros de mayor importancia, con los cuales creemos que promoverá por medio de un
estímulo agradable y eficaz, al adelanto de la Agricultura de la Industria”.

La convocatoria no se hizo esperar y apareció en el Periódico Oficial del 16 de Febrero de


1898 en la Sección Municipal, en los siguientes términos:

Convocatoria
El ayuntamiento de esta ciudad, animado por el deseo de procurar el progreso de
las artes y de las industrias, para el mayor bienestar de la sociedad, ha acordado se
celebre, con la aprobación del Superior Gobierno del Estado, un concurso anual de
“Floricultura y Horticultura”, verificándose el primero el día 1° de Mayo del presente
año, en esta Capital en el local que oportunamente se designará, y para el cual
convoca a todos los que deseen tomar participación.

Ninguna prueba ni mejor demostración hay para apreciar el grado de


adelantamiento de un país que los certámenes y exposiciones desde las grandiosas
y magníficas “Exposiciones Universales” en que todos los pueblos cultos se afanan
por tomar parte, alcanzando premios que significan las victorias más espléndidas del
arte y de la ciencia, hasta los certámenes locales, en que un grupo determinado
celebra sus adelantos y ve premiados sus esfuerzos.

Entre estos concursos se distinguen necesariamente los florales, que se prestan


para que el hombre haga aún más hermosas las obras de la Naturaleza y demuestre
el dominio alcanzado por el arte y la ciencia, por medio del mejoramiento de sus
producciones. Más aún es indudable que tales concursos provocando una noble
emulación, abran paso a nuevos progresos y curso a nuevas fuentes de riqueza.

El certamen a que hoy se convoca, presenta a nuestros horticultores y floricultores


oportunidad de exhibir ventajosamente productos y obras que así tendrán mayor
demanda y estimación y obtendrán a la vez que premios, manera de hacerse
conocer y conocer tales obras y productos. El Concurso se sujetará a las siguientes

Bases
1ᵃ. Se admiten a concurso toda clase de plantas cultivadas, adornos florales y
legumbre.

2ᵃ. Una vez modificado el concurso, quedarán en exposición durante ocho días, y
transcurridos éstos, se hará solemne la distribución de premios.

3ᵃ. En el local que se designe para la celebración del concurso, se establecerá una
sección de lotes para los expositores que soliciten tener reunidos los artículos que
expongan, y los que hagan la correspondiente solicitud, se sujetarán a la colocación
que les dé la comisión.

4ᵃ. Se establecen cuatro primeros premios de $30.00: uno para la planta más bien
cultivada que se presente; otro, para el bouquet, corona o cualquier otro adorno
floral más bien combinado y de más exquisitas flores; otro; para la fruta más grande
en su especie, supuesta la perfecta madurez y buena calidad; y, por último, otro;
para las legumbres de su común mejor cultivadas y de mayor tamaño en su especie.

5ᵃ. Se establecen cuatro segundos premios de $20.00 cada uno, para los artículos
expuestos que sigan inmediatamente después en calidad, a los designados para
obtener los primeros premios.

6ᵃ. Se establece un premio extraordinario de $40.00 para el que presente el mejor


grupo de artículos y los disponga con más arte en su lote.

7ᵃ. A cada premio se agregará el diploma correspondiente.

8ᵃ. Los expositores se sujetarán al Reglamento respectivo, que se expedirá en su


oportunidad.
9ᵃ. Todo el que pretenda tomar participación en el Concurso, estará obligado a
inscribirse en el registro respectivo, que permanecerá abierto en la Secretaría
Municipal, desde el 1° hasta el 15 de Abril.

10ᵃ. Los que no se inscribieren no tendrán acción a los premios, pero sí podrán
exponer sus obras o productos si hubiere lugar.

Oaxaca de Juárez, Febrero 15 de 1898. El Presidente Municipal, Francisco


Vasconcelos.- El Secretario, Manuel Arenas.”

El primer concurso fue un destacado acontecimiento y la Primera Exposición de Floricultura


y Horticultura se inauguró en el patio Central del Palacio de los Poderes del Estado s las 10
a.m. del 1° de Mayo de 1898.

Presidió el acto el C. Gobernador Interino del Estado Li. Nicolás López Garrido,
acompañado del secretario General del Despacho, licenciado Manuel Olivera Toro, y
concurrieron al mismo varios altos funcionarios, el H. Ayuntamiento, empleados de la
Federación y del Estado y numerosas familias.

Hubo un concierto en el que participaron las señoritas Merced y Rosa Gavito la


Estudiantina “Apolo” y las Bandas Unidas del 21 Batallón y del Estado. Hicieron uso de la
palabra el Presidente Municipal señor Francisco Vasconcelos, y los Sres. Severo V. Castillejos
y el doctor Agustín M. Domínguez y el acto terminó con la declaración de apertura de la
Exposición, por el Gobernador del Estado. La comisión de Jueces estaba integrada por las
señoras Emilia Maqueo de Olivera Toro, Clara Fenochio de Reimers, María Cajiga de Bolaños
Cacho; los doctores Fernando Sologurren y Gildardo Gómez y el señor Manuel Pereyra
Mejía.

Se dieron los premios “extraordinarios” de cuarenta pesos a los señores Jacinto Hernández
y Tiburcio Ramírez (quien también conquistó un premio en el Primer Certamen del 23 de
Diciembre) “Por haber presentado el lote mejor adornado, el mayor número de plantas y
adornos florales dignos de consideración”.

Un segundo Premio de treinta pesos, lo obtuvo Juan Gay, por cultivo de plantas de diversos
climas e injertos.

Un Tercer Premio de veinte pesos fue para Agustín Ortiz por su colección de “Cañas y
Palmeras”. Este concursante ganador cedió el importe de su premio a la beneficencia. Así
lo especifica el Acta de la Sesión Extraordinaria del 10 de Mayo de 1898 del Ayuntamiento:
“con un oficio del señor Agustín Ortiz en que manifiesta que premio que obtuvo como
expositor en el Concurso de Floricultura y Horticultura”.

Categoría de flores
Primer premio de treinta pesos a Felipe Velasco por “la mejor combinación de flores
exquisitas”.
Segundo premio de veinte pesos a José Ortega por su adorno floral.
Categoría de hortalizas
Primer lugar de treinta pesos a los Expositores de la Trinidad de las Huertas.
Primer premio de treinta pesos a los expositores del municipio de San Antonio Ocotlán,
“por sus mejores y buenos ejemplares de frutas”.
Se acordó crear cuatro premios extraordinarios de tres clases, de diez pesos y asignados a
Juan Santiago (por su combinación de flores), Constantino Richards, por sus plantas
industriales, y “al último arreglo el premio concedido a los expositores de legumbres.”
Mucho tiempo se comentó este certamen y fue tal su importancia, que quienes ignoraron
su antecedente (El Primer Concurso del 23 de Diciembre de 1897), creyeron que esta
exposición había dado como consecuencia los certámenes de “La Noche de Rábanos”.
“…Elévese un voto de gracia al superior Gobierno del Estado, Jefe de la Zona, señoras
y señoritas y demás personas que contribuyeron con sus elementos de inteligencia,
materiales y concurrencia el mejor éxito del Primer Ensayo de Exposición Floral y de
Horticultura Celebrado…”
Este año de 1898 se repitió el certamen de “La Plaza de la Vigilia Navideña” el 23 de
Diciembre y el periódico El Imparcial de la ciudad de México, daba la noticia en los siguientes
términos: …Anoche tuvo lugar la tradicional plaza de los rábanos, hubo vistosos puestos,
adjudicándose premios constantes en dinero, que para el efecto acordó el Ayuntamiento, a
los mejores puestos de flores. (Nota enviada por telégrafo).

LA NOCHE DE RÁBANOS ACTUAL


Al último certamen de 1986 se inscribieron 80 personas, de las cuales, 45 concursantes en
la especialidad de rába-nos, 13 en la flor inmortal y 22 en totomoxle.
Rábanos
Primer Premio: $ 250,000.00
Segundo Premio: 175,000.00
Tercer Premio: 150,000.00

Flor Inmortal
Primer Premio: $ 75,000.00
Segundo Premio: 50,000.00
Tercer Premio: 30,000.00

Totomoxle
Primer Premio: $ 75,000.00
Segundo Premio: 50,000.00
Tercer Premio: 30,000.00
Se acreditaron además 10 premios de participación en cada categoría”.
Actualmente todos los exponentes reciben un apoyo, para montar sus puestos y un
diploma de participación. En todas las categorías, hay un premio adicional, que se otorga a
juicio del jurado. También hay un premio para la mejor figura individual.

En los certámenes de Noche de Rábanos, han tomado un sitio preponderante, los trabajos
de “flor inmortal”, que se confeccionan en San Antonio Ocotlán y están ampliamente
acreditados dentro y fuera de México. En la entrevista hecha a los mejores trabajadores de
esta hermosa artesanía, los hermanos Timoteo y Delfino López Godínez cuentan cómo la
iniciaron desde 1935, por enseñanza de su padre Pablo López, habiendo participado en
varios concursos del 23 de Diciembre, a partir del año de 1941. Recuerdan vagamente que
su padre asistía a dichos concursos por el año de 1927, cuando ellos empezaban a tener uso
de razón.

Cuentan que el señor Tiburcio López fue quien aclimató las primeras semillas que trajeron
del viejo mundo (Holanda) y le llamaban “Cameye”. Tiburcio López perteneció a la familia
del padre de los señores López Godínez, y fue el señor Julio López el continuador del interés
en el cultivo de la flor, siguiéndole en esa afición Pedro López y finalmente el señor Pablo
López, padre de los señores López Godínez, transmitiéndoles a ellos su experiencia en la
artesanía.

Informan sobre el cultivo de la “Inmortal”: Se inicia cuando las ponen en almácigo y luego
las trasplantan. Tardan alrededor de tres meses en florear y se cortan con sus tallitos al
cosecharse. Las florecitas se insertan en un alambre y se ponen a secar al sol, más o menos
tres días, y ya quedan listas para hacer figuras.

Don Delfino y Timoteo López Godínez han ganado premios en el concurso del 23 de
Diciembre, los años de 1947 y 1971, más un premio especial en Guadalajara, Jalisco en 1973.

Montaron en la capital de la República, con gran éxito, un altar de muertos oaxaqueño,


que les acarreó magníficas opiniones y reconocimientos. Desde 1966 no asisten a la Noche
de Rábanos, pero al certamen concurren de San Antonio con esta artesanía: Celestino
Méndez, Manuel Raymundo y Antonio Santiago, quienes han obtenido premios.

Los trabajos de los López Godínez, son muy apreciados en Europa. Enviaron un bello
nacimiento a Berlín, una Virgen de la Soledad a España, e hicieron la pieza de esta artesanía,
que fue obsequiada a Juan Pablo II durante su visita a Oaxaca.

Hay horticultores que se quejan, alegando que la ayuda no es suficiente y que el tiempo,
el trabajo y la inversión que hacen en las figuras o se compensa con lo ganado. Otro más,
habiendo toda su vida dedicado al cultivo de hortalizas, actualmente ya no tiene tierras, y
les es difícil conseguir unos metros para cultivar el rábano y se ven precisados a comprarlo,
ya sea procedente de San Antonio o de Puebla.

Comentan que cuando cultivan una parcela completa (alquilada o propia) de este “rábano
de concurso” lo que no ocupan en la artesanía se les queda sin venta.
Platicando con los señores García Esperanza, (La Noria), quienes han obtenido primeros
premios varias veces, cuentan que en Oaxaca hay cuatro clases de rábanos:

1. Cambray
2. Criollo, blanco o grande
3. Chihuahueño
4. Extranjero (el más largo y grueso. Se desarrolla hasta medio metro)

Confiesan que actualmente, el rábano criollo o blanco, que era el que se usaba para las
figuras caprichosas y se podía dejar hasta cuatro o cinco meses desarrollándose, cuidando
de que no se pudriera (corría ese peligro si se dejaba demasiado tiempo). El de cambray se
cultiva en cuarenta días.

De acuerdo a las declaraciones de los señores García Esperanza, el que traen de San
Antonino y Puebla es el extranjero (que crece hasta medio metro).

Siete días antes del certamen hacen las figuras y la van colgando en musgo húmedo para
que se conserven frescas. Según lo dicho por el señor Cristóbal López Mendoza (Trinidad de
las Huertas), el rábano largo que se usa para el concurso del 23 de Diciembre, se desarrolla
de mes a mes y medio, se corta el 22 para trabajar las figuras. Antiguamente se
acostumbraba sembrado el 1° de noviembre. Dice y aclara que el rábano negro sí dura más
tiempo desarrollándose (tres meses). Confiesa el señor López Mendoza que él ya no cultiva
más hortalizas. Está dedicado a la cría de rosas y sus hijos ya no son horticultores.

Don Antonio Ramírez, de San Antonino Ocotlán, afirma cultivar el rábano criollo (en
Oaxaca dicen que es el “extranjero” el que se cultiva en San Antonino), que dura de 4 a 5
meses en desarrollar. No lo siembran en camellón sino en surco. El riego es en surco y se
abona con estiércol de res. El rábano necesita buena tierra. Se necesita dejar de 20 a 25
centímetros entre rábanos.

El cultivo de este rábano, dice, es caro. Necesita regarse el terreno con agua de pozo
profundo. No lo cultivan mucho, dice, porque o tiene venta y “sale muy costoso”. Sin
embrago no faltan horticultores de San Antonino que toman parte en el concurso del 23
con figuras de rábanos, y han obtenido premios.

Respecto a al duración del desarrollo del rábano, nos dice el doctor Javier Castro
Mantecón: “transcurridos alrededor de cuarenta días, los hortelanos se cercioran de si los
rábanos que sembraron ya están en condiciones de hacer figuras con ellos, y aquí es donde
realmente el hortelano inicia su arte. Faltando tres días para la festividad de “La Noche de
Rábanos”, es cuando se inicia el proceso en la hechura y modelado de cada una de las
figuras de los rábanos, cuyo proceso es meditado cuidadosamente, puesto que el hortelano,
previamente ha concebido el tema que deberá otorgar a las fiestas requiere habilidad
manual extraordinaria imaginación”.
Un oaxaqueño experto en artesanías, Enrique Audiffred Bustamante, comenta: “Debido a
los pocos predios del cultivo de rábano en Oaxaca, en lugar de dar preferencia a la escultura
nacional del rábano y sus formas caprichosas, se dedican más al adorno; hay que propugnar
mas por las formas escultóricas del rábano”. Algo similar comenta José María Bradomín:
“Que volvamos a los tiempos en que se vendían los rábanos como era la costumbre:
esculturas de rábano, con uno que otro adorno de extracción netamente popular: Sirenas,
diablos, tehuanas, pues se ha convertido en fiesta de papel crepé y plástico”.

A pesar de estos bemoles, la “Noche de Rábanos” sigue siendo un gran atractivo local,
nacional y extranjero. Para ver esta típica fiesta muchísimos visitantes de dentro y fuera de
la República. La derrama hotelera no se hace esperar, y Oaxaca rebosa turismo ávido de
disfrutar de su folclor navideño.

Fiesta de un pueblo que jubiloso manifiesta su arte hortícola modelando en


tubérculos. Fiesta de Rábanos es que sus figuras grotescas unas, e irónicas y
características otras, ríen con el pueblo. Estos conjuntos cuentan al visitante, sus
historias y leyendas llenas de fantasías oaxaqueñas.

Y es así como la plaza de la vigilia navideña, llegó a convertirse en una fiesta de gran raíz
popular. Los productos de hortaliza de otrora pueblo de Naborias y barrios de La Noria, la
Defensa, Consolidación y Cuatro Caminos, cuyas manos aprendieron a esculpir los rábanos
para la ensalada-guarnición de pescado seco rebozado, con lo que se engalanaba la mesa
de abstinencia y el mutualismo de un hombre, con brandes preocupaciones sociales que
idearon la creación de un certamen como apoyo al mejoramiento del trabajo artesanal,
culminó en “La Noche de Rábanos”, donde se conjuga el arte, la tradición y el costumbrismo,
teniendo como escenario la magia y la espléndida belleza de la noche oaxaqueña.

Noche de rábanos de jolgorio y de luna…


cielo azul de Antequera que constela
la mano de Dios en una
cándida visión de pastorela.
CONCLUSIÓN

Finalmente después de leer estos fragmentos sacados del libro que lleva por
nombre “Noche de Rábanos” del autor Alejandro Méndez Aquino, quien se dio
a la tarea de indagar a profundidad sobre esta fiesta oaxaqueña, no que más
que decir que nuestro estado Oaxaca de Juárez es un estado rico en cultura. Y
que esta investigación es muy profunda e interesante pues nos detalla el
surgimiento de la Tradicional Noche de Rábanos.

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