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Trabajo de investigación

Ramo: Historia de la Psicología, Sección 4


Profesor: Álvaro Sánchez
Ayudantes: Francia Bustos y Juan Pablo Hernández

-Integrantes:
Margaret Alegría
Sofía Castro
Matías Garfias
Mariana Guerra

Una Psicología de la Liberación a los pueblos Americanos


Introducción a la Teoría.

La Psicología de la liberación, se edifica como un proyecto para la reformulación de la


psicología en América latina, dentro de una crisis dada por una imitación de la neutralidad científica
y en efecto una negación de la dimensión moral, falta de valor o peso social y una pretensión de
validez universal. Es formulado y difundido principalmente por Ignacio Martín Baró y Maritza
Montero, entre otros.
Surge en un contexto de desigualdades sobre todo sociales y económicas, características de
América latina, en un modelo capitalista con conducción al neoliberalismo y a la importancia del
mercado (años 70’s y 80’s), completamente egoísta e individualista. Un contexto plagado de violencia
y represión, tanto social como democrática a nivel continental, poblaciones oprimidas en toda
América Latina. Incluyendo la guerra civil en El Salvador, las repercusiones de las múltiples
dictaduras presentes en el continente. Al mismo tiempo se vislumbra un contexto de comunidades
marginadas y/o migratorias pobres en Venezuela, Puerto Rico, Costa Rica y Brasil, principalmente.

La psicología de la liberación, dirige su aplicación hacia dos áreas principales; la primera es


hacia una Psicología Comunitaria practicada en varios lugares del continente. El enfoque que tiene
esta psicología es, como dice su nombre, guiar su aplicación a las comunidades, haciendo énfasis en
las transformaciones sociales y el uso de métodos participativos. Una de sus mayores exponentes es
la ya nombrada Maritza Montero, psicóloga venezolana que destaca por su labor en la psicología
comunitaria, tanto en su país como en el resto del continente. La segunda, es el trabajo psicosocial
con víctimas de la represión sistematizada ya mencionada, la cual abundaba en América Latina,
enfocado en la sociedad, es considerado la mayor contribución de esta psicología, y la cual
desarrollaremos más adelante..

Con esto evidenciamos que el ámbito social a nivel continental estaba en un constante estado
de opresión , con violencia, exclusión, persecución, desapariciones, tortura, asesinatos y violaciones
sistemáticas de los derechos humanos. Además de un ambiente de profunda exclusión y diferencias
sociales. Es por eso que se busca un cambio de paradigma en la disciplina de la psicología, y se busca,
no solo afrontarlo desde un punto de vista médico, si no asumir una participación activa, la cual busca
combatir estas injusticias, un enfoque mucho más emancipador del que venía teniendo hasta ese
entonces la disciplina, esto, desde un enfoque psicosocial. “No podemos, ante esto, simplemente
recostarnos sobre las últimas modas teóricas o ejercer una epistemología de la distancia” (Martín-
Baró, Caracas 1985).
Pero este no es el único caso en las ciencias sociales, es una tendencia que se arrastra desde
fines de los años cincuenta con el surgimiento de una sociología comprometida, militante y enfocada
fundamentalmente a los grupos sociales oprimidos. Enfocada en sociedades donde la desigualdad
social, en vez de ir disminuyendo con el tiempo, se acrecentaba cada vez más. A su vez, esta
psicología surge en un contexto disciplinario en donde la psicología común presentaba un rasgo
característico plenamente individual, la visión de un sujeto meramente pasivo, no generador de
acción. Este enfoque no servía de mucho en la resolución de problemas urgentes en en el contexto
que se encontraban sumergidas las sociedades de Latinoamérica.

Se trata de una nueva práctica psicosocial orientada netamente a la resolución de problemas


de las sociedades y a la transformación de estas, con directa participación con las personas
involucradas. Lo cuál traería consigo nuevo re afirmamiento de los acores sociales y un nuevo rol de
los psicólogos (un proceso terapéutico más participativo y social).

Principales conceptos de la teoría.

Nace, como ya vimos, la necesidad de tomar una acción que contribuya a dar
respuesta a los problemas cruciales de y con nuestros pueblos. Por esto, para conseguir una
psicología que forme un aporte significativo a la historia de los pueblos latinoamericanos
debemos reconsiderar o replantear el bagaje teórico y práctico, sin embargo reconsiderarlo
desde la perspectiva de los propios pueblos, ya sea, sus aspiraciones, luchas y sufrimientos.
Por lo mismo Martín-Baró plantea que para que se contribuya a la liberación de los pueblos
por medio de la psicología, esta debe ser una psicología de la liberación. La psicología
latinoamericana debe centrarse en los problemas reales de los pueblos ya que el problema
central en las mayorías latinoamericanas es su miseria opresiva, su dependencia que los
margina, un contexto de profunda vulnerabilidad que les impide definir su vida por cuenta
propia. Por lo tanto, como la necesidad de los pueblos latinoamericanos radica en su
liberación de estructuras sociales que los oprimen, se debe dirigir hacia esa área la
preocupación y el esfuerzo de la psicología.
En este contexto, es muy importante que para contribuir al desarrollo de estos pueblos
mediante la psicología de la liberación debemos generar la tarea práctica, no limitarse a la
teórica, sino tener un rol de participación activo que les permita hacer frente en un contexto
que así lo necesita, es sumamente importante que la psicología adopte un rol de
emancipación; de libertad de estos pueblos oprimidos. Es decir, para que la psicología
latinoamericana se desarrolle, primero debe desligarse de su esclavitud. Así, se debe llegar a
una liberación de la psicología, a la vez, un empoderamiento de los propios asuntos, ya que,
los problemas reales que tienen los pueblos latinoamericanos son los que deben formar el
objeto base del trabajo.

Introducción y desarrollo de la problemática.

Para entender la problemática, debemos tener presente sobre todo el contexto en el que esta
psicología se sitúa, como ya mencionamos, contexto de violencia de Estado en diversos países de
Latinoamérica de manera desmesurada, regímenes opresivos, conflictos armados y represión a
movimientos de liberación. Sistemática violación a los derechos humanos, desapariciones,
asesinatos, tortura y muchos otros tipos de abuso (expropiaciones de tierras y persecución a activistas
de movimientos políticos, por ejemplo). Estos hechos traen consigo; experiencias psicosociales
similares entre naciones muy diferentes entre ellas, además de un trauma comunitario muy potente,
por lo que surge esta psicología con el fin de ayudar a la gente, para lo cual se desarrollaron varias
líneas de trabajo con personas que se hayan visto afectadas directamente o tenga relación con alguien
que haya sido víctima de la tortura, desaparición o asesinato. Para, a través de un proceso terapéutico,
trabajar con la gente el trauma, y al mismo tiempo recoger testimonios de cómo es que había sido
afectado socialmente el país con esta represión. “Así, en los años setenta, por fuerza de las
condiciones sociales presentes en muchos de los países latinoamericanos y de la poca capacidad que
mostraba la psicología para responder a los urgentes problemas que los aquejaban, comienza a
desarrollarse una nueva práctica, que va a exigir una redefinición tanto de los profesionales de la
psicología, como de su objeto de estudio e intervención”. (Montero, 2004, p.20). A raíz de esto,
desarrollaremos la problemática; “Proceso terapéutico relacionado con el trabajo con víctimas de la
represión del Estado”

A su vez este proceso terapéutico se caracteriza por no tratar a las comunidades como lo hacia
el modelo médico tradicional, donde se les otorgaba la condición de gente enferma y anormal, siendo
un enfoque muy negativo. Esta psicología en cambio buscaba darle un sentido positivo y desde la
misma comunidad, centrando en ellos el origen de la acción, buscando el desarrollo de esta y el
fortalecimiento de sus partes (dañadas por los abusos), ya que como actores sociales, son ellos los
protagonistas de estas luchas sociales ocurriendo en prácticamente todo el continente. Los miembros
de dichas comunidades dejaban de ser considerados como sujetos pasivos (sujetados) de la actividad
de los psicólogos, para ser vistos como actores sociales, constructores de su realidad (Montero, 1986).

Como mencionábamos, para llevarla a cabo surgieron varios caminos de trabajo a lo largo y
ancho del continente. Empezando en Puerto Rico, fue el primer país en crear un ámbito académico
relacionado con esta psicología, quienes a mediados de la década del 1970 contaba con un curso de
maestría y con un doctorado en Psicología Comunitaria (Rivera-Medina, 1992). Esto quizás se debe
a lo próximo que está el país de Estados Unidos, ya que ya se hablaba de Psicología Comunitaria ahí,
hace ya 10 años (Montero, 2004). Pero otro organismo encargado del trabajo con estas víctimas está
estrechamente relacionado con nuestro país y la situación que nos marcó como sociedad desde los
años 70; la dictadura militar. Para esto surge El Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos
Humanos, se autodefinen como “una organización no gubernamental (ONG) que trabaja por la salud
mental de personas afectadas directamente por violencias sistemáticas a los derechos humanos
durante el régimen militar en Chile, en el periodo 1973-1990” (ILAS, 2003). Esta persigue el objetivo
de, a su vez, relacionar los problemas individuales con la realidad macro social, en una sociedad en
donde incluso hoy en día siguen las discusiones e implicaciones sociales que este hecho acarreó, por
lo que la reparación social a las víctimas sigue siendo de vital importancia. Pero no se limitan al tratar
a estas víctimas desde el punto médico, si no que el trabajo de ILAS ha incluido la denuncia pública
a los agentes del régimen militar, asumiendo un rol de empoderamiento. “A pesar de la urgencia de
tal desafío, la reflexión sociopolítica siempre ha formado parte del trabajo y ha sido el sustento de la
acción, sin el cual no hubiera sido capaz de entender todas las dimensiones del sufrimiento padecido
por aquellos con quienes se ha trabajado” (ILAS, 2003).

Cómo se mencionó anteriormente, la psicología latinoamericana nace bajo el marco de


sistemáticas violaciones a los derechos humanos por parte de los estados de países pertenecientes a
la zona geográfica de América central y Sudamérica, los cuales poseen una historia de traumas a
causa de violencia política, en común; traumas que se buscan problematizar para su reparación y el
re-empoderamiento de las sociedades. Entendiendo este punto desde un enfoque psicosocial, es
necesario precisar que la repercusión de estas violaciones en las vidas de los y las afectados/as alcanza
el carácter de transformadora en múltiples dimensiones; así lo menciona Elizabeth Lira en su trabajo
“Trauma político y memoria social”, donde se refiere específicamente al escenario chileno: “Desde
una perspectiva psicosocial este tipo de situaciones tuvo consecuencias en la vida cotidiana de la
sociedad chilena que se pueden caracterizar, principalmente, por la estrechez e intransigencia del
marco general de la vida social, la polarización social y política sostenida, que implicaba una
reducción y esquematización de la vida y la ruptura del sentido común de las rutinas cotidianas. Se
manifestó también en el debilitamiento de la autonomía personal y de la autoconfianza.” (Lira, 1993,
p.107).

Si bien se trató de distintas naciones, se reconoce un patrón de violencia política, común para
todas. Esto en base a las observaciones de las mismas respuestas psicosociales en distintos individuos
afectado por traumas similares; o ahondando más aún, en distintas sociedades victimas de sistemas
de represión semejantes. Así, termina por entenderse como un trauma a nivel social con capacidad de
ser problematizado para su posterior tratamiento en un proceso terapéutico. Así, las psicólogas
Elizabeth Lira y Eugenia Weinstein proponen un proceso terapéutico aplicable a personas sometidas
a torturas dotado de objetivos específicos para reconstrucción del individuo señalados de manera
simplificada en “La psicología de la liberación: aprendiendo de América Latina” de Mark Burton:

“1. Catarsis y reconstitución de la experiencia traumática.


2. Alivio de lo sintomático.
3. Elaboración emocional de la experiencia traumática.
4. Vinculación de la experiencia traumática en los significados existenciales
en la vida del sujeto.
5. Recuperación de su rol como ser social.
6. Reubicación de la experiencia traumática en el contexto de la experiencia
vital del sujeto.
7. Reestructuración del proyecto existencial: continuidad entre pasado,
presente y futuro.
8. Recuperación de vínculos colectivos.
9. Enfrentamiento de los problemas de parejas o familiares producidos
por la experiencia de la tortura” (Burton, 2044, p.114)

Estos objetivos responden a una meta más compleja en la realización del individuo en su
etapa posterior a la tortura, como lo es lograr la reinserción de este sujeto como componente activo
política y socialmente de su entorno. Sin embargo, antes es pertinente que este comprenda la
implicancia que tuvo su trauma personal en la historia de toda una sociedad, para esto es necesario
dar una lectura, además de psicosocial, sociopolítica a este escenario. De esta manera será posible dar
respuesta al trauma a nivel social y esclarecer la participación de las partes involucradas en él; tanto
del estado represivo y terrorista como del pueblo oprimido. Esto permite la problematización de
prácticas, lo que a su vez, será causa a largo plazo de que se provoque un fenómeno de reclamo
paulatino por parte de los oprimidos, donde se desnaturalice lo que los constriñe y se camine hacia el
proceso de su emancipación.

Referencias bibliográficas.

David Becker y Elizabeth Lira. (1989): Derechos Humanos: Todo es según el dolor con que se mira
López, M. M. y Rivera-Medina, E. (1992): Hacia una psicología social comunitaria
Montero, M. (1986): Investigación documental
Montero, M. (2004): Introducción a la psicología comunitaria, desarrollo, conceptos y procesos.
Martín Baró, I. (1986): Hacia una psicología de la Liberación.

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