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Con este trabajo, se pretende un acercamiento a las nociones de la historia del Derecho

mercantil, de donde proviene, sus orígenes su historia, así como también su evolución,
yo creo en lo personal que es importante conocer de donde proviene ya que todos los
días todos estamos ante la presencia de actos de comercio y es interesante saber el
porqué de ello.

Las normas del derecho surgen de la vinculación de los individuos unidos en


colectividad. Con el fin de lograr la armonía social y la convivencia sosegada y
tranquila, la conducta de los hombres es regida o reglamentada por normas jurídicas

No es posible concebir al hombre como un ser aislado porque etaria fuera del campo
social; en necesario verlo dentro de una actividad asociada. Ello significa que siempre
está sujeto a lo que condiciona toda vida social: la vinculación jurídica.

Dentro de las actividades más importantes de la vida social se consideran, entre otras la
actividad política, la actividad espiritual y la actividad económica.
ANTECEDENTES HISTORICOS
LA ACTIVIDAD POLITICA
Tiene por función todo aquello que debe existir en un organismo social en lo que hace
referencia a las relaciones entre:

Sociedad……………. Individuo
Individuo…………… Sociedad
Individuo…………… Individuo

Su objeto es la organización de la sociedad y del gobierno. Es la máxima reguladora de


las relaciones interpersonales.

LA ACTIVIDAD ESPIRITUAL
Se ocupa de lo que la individualidad humana produce e incorpora el sistema social. De
ahí que como producto de la suma de las actividades humanas, cada pueblo tiene su
espíritu, historia y cultura que lo unifica e individualiza.

LA ACTIVIDAD ECONOMICA
Es el principal motor de la vida social. Se ocupa en general de todo lo que debe existir
para que el hombre pueda desarrollar y regular sus relaciones materiales con los otros
hombres. Formar parte del sistema económico: la producción, la circulación, la
intermediación y el consumo, entre otros.

Es conveniente aclarar que además de los aspectos anteriores, la esencia del sistema
social se encuentran en las relaciones de unos hombres con otros, y que esto hace
posible la existencia de un derecho con objeto propio.

Al conjunto de normas jurídicas que rigen las relaciones entre los sujetos se le da el
nombre genérico de derecho pero, en consideración a que las actividades de los nombres
son muy variadas, el derecho se ha dividido en ramas o grupos de leyes específicas cuyo
objeto es regular cada una de ellas.

La economía en general y el comercio en particular, están íntimamente vinculados a un


determinado orden jurídico. No existe un solo concepto ni una sola doctrina en la
economía y en el comercio, que no estén condicionadas a un derecho.
Toda cuestión economicosocial contiene dos elementos:

1. La regulación general: Es la posibilidad de ordenación y actuación de un


determinado organismo jurídico condicionado a factores sociales y doctrinas de
economía política. Por ejemplo, la institución de la propiedad privada que
responde una concepción filosófica económica determinada.
2. La actividad y normas concretas particulares: Están lógicamente condicionadas a
la regulación general. Por ejemplo, los gravámenes que soporta la propiedad
urbana, la hipoteca, el mutuo, el arrendamiento, etc. En cada uno de estos
aspectos partimos de la institución de la propiedad privada.

Las actividades economicosocial contribuyen a formar gran cantidad de juicios y


aspiraciones con fines que se persiguen y medios que se eligen para alcanzar. Un
contrato de compraventa implica un juicio valorativo, por ejemplo. El valor del
arrendamiento de un inmueble en relación con el valor de este, dentro de una escala o
estadística de precios, no es otra cosa que un compendio de juicios valorativos.

La vida social se va constituyendo por una serie de deliberaciones acerca del valor de
determinadas aspiraciones humanas. De los actos economicosocial hacemos juicios
sobre la idoneidad de los medios y el logro de los fines buscando sus valores, pero
siempre condicionando lo económico y lo comercial a una determinada vinculación
legal.

Así, muestras relaciones sociales y económicas anteriores y actuales han producido un


orden normativo que es desarrollo de los principios constitucionales vigentes.
Para poder penetrar claramente en nuestra materia se debe anotar que una relación
jurídica no pasa de ser algo aislado y sin importancia sino que se repite frecuentemente
en u modalidad característica.

La actividad comercial se ha presentado y se presenta como una gran masa de relaciones


económicas más o menos permanentes que hacen sentir la necesidad de compendiarlas y
sistematizarlas, cosa que solo es posible hacer por voluntades jurídicas. Estas plasman
en normas los valores y los juicios valorativos que se presentan en la actividad
económica y comercial, pues los principales hacedores del derecho son los comerciantes
que dejan al legislador como tarea la expresión jurídica de sus actividades.

Como el estudio de toda ciencia debe iniciarse con la determinación de su contenido o


materia, es necesario conocer que es el comercio, sus antecedentes y manifestaciones,
para luego su abocar los principios del derecho comercia.

DIVERSOS CONCEPTOS DE COMERCIO


Tradicionalmente, comerciante es el que compra una mercancía para revenderla a mayor
precio, sin transformarla, lucrándose con la diferencia de calor. Es decir es un
intermediario. Comercio, por tanto, supone la interposición entre productor y
consumidor, con ánimo de lucro. Como se ve, constituyen un negocio jurídico normal
de compraventa. La exteriorización típica del comercio se limitara entonces al acto de
comprar para revender con lucro. Asi fue concebido y definido del comercio en Roma y
en la Edad Moderna: Ulpiano: Commercion est emendi vendendique invicem ius;
BENVENUTO STRACA (1578): Mercatura est officium quod retione quaestus liciti
exercetur in permutandis emendisque frecuenter mercibus, quoque non mutata per se
forma, nec immtatin distrahendis. Por lo mismo, el decreto de Graciano (base del
derecho canónico) niega la calificación de negociante al que compra “no para vender la
misma cosa integra e inalterada, sino para trabajar la materia, sea para i, sea para otro”.
En otras palabras, le niega al artesano de calidad de comerciante.

Algunos ven la esencia del comercio en el contrato de transporte. La idea no deja de ser
acertada porque el comercio parece inherente al transporte de las mercancías de un lugar
a otro. Esto significa también que el objeto del comercio serian solamente los bienes
muebles, susceptibles de traslado, y significa igualmente que hay que contar en
principio, con la no comercialización de los inmuebles. Sin embargo, esta concepción
ha sido superada, aunque se encuentran rastros de ella en nuestro Código de comercio
cuando en su artículo 20, ordinal 2° excluye como acto mercantil la adquisición de
bienes inmuebles con destino a arrendarlos, porque esta actividad la limita a los bienes
muebles. Pero desde el siglo XIX, con ocasión del engrandecimiento de las ciudades
empezó la especulación con inmuebles y estos entraron al derecho mercantil. Así por
ejemplo, el mismo artículos 20 ordinal 1° ya no distingue en la operación de qué trata, si
los bienes son muebles o inmuebles.

Compraventa y transporte parecen ser, así los negocios jurídicos esenciales que van a
caracterizar al comercio. Pero concepción más cuidadosas, como la de los
mercantilismos del siglo XVIII, se acogerán al concepto económico del comercio y
afirmarlo que este es el conjunto de actividades que se relacionan con la circulación de
los bienes entre productores y consumidores, refiriendo así el derecho mercantil a la
actividad mediadora estricta.

“estas definiciones responden a métodos inductivos incompleto. Se atiende al acto que


más frecuentemente realiza el comerciante y tomando la parte por el todo, se utiliza ese
acto como exponente de la actividad total del comerciante. Mas el criterio especial e
insuficiente, porque, supuestas las formas innumerables de la explotación mercantil
moderna, no se puede constreñir la materia entera del comercio al contrato de
compraventa, no al de transporte, ni siquiera a los dos contratos juntos”

Actualmente en un sentido económico, el vocablo “comercio” se opone a la industria, la


agricultura y la ganadería, mientras que en un sentido jurídico, el “derecho del comercio
comprende también la industria y, según las últimas tendencias, igualmente a la
agricultura y ganadería cuando se explotan racionalmente como una empresa (Empresa
de flores para la exportación, Empresa de cría de pollos para ventas a restaurantes, etc.).
Por tanto el derecho comercial ha dejado de ser un derecho solo del comercio y de ahí la
convivencia de hablar, mejor de derecho mercantil no sea derecho del mercado (sin
embargo, nosotros seguiremos utilizando frecuentemente la expresión derecho
comercia, pues así se le conoce en la generalidad del país). Por lo mismo, la materia
mercantil va mucho más allá de la materia comercial e sentido estricto. Hoy día puede
decirse sin temor que dicha materia mercantil ya no sigue criterios definidos. Su
delimitación depende, simple y llanamente, de lo que diga la ley.

Al lado del concepto de “comercio”, aparecer el concepto de “acto de comercio”,


adornado además por una nota especial: el “acto aislado de comercio”, el acto ocasional,
realizado por cualquier persona que no hace del comercio su profesión o forma de
ganarse la vida. Claro que, concebido así el “acto de comercio”, porque “comercio” es
lo contrario del acto aislado: es el acto realizado en relación con otro acto, es el acto que
proporciona una ganancia, la cual sirve de base para la realización de más actos, es la
habitualidad , es la profesión
CARACTERISTICAS DEL COMERCIO
Aunque el Código de Comercio colombiano no define el comercio en sí, enumera
algunos actos sometidos a su régimen que permite identificarlo.

Se entiende por comercio toda actividad que se realiza con el propósito de lucro, es
decir, con el fin de obtener una utilidad o ganancia. ANTONIO TABEADA, dice “que
el comercio en su más amplio concepto, es toda actividad intermediadora para realizar o
facilitar el cambio. En ese sentido toda mediación, cualquiera sea el fin perseguido y la
persona que lo realice, como el objeto y forma de cambio, recibe esa denominación”.

El comercio, económicamente, implica negociar, vender, proveer, adquirir,


intercambiar, conocer, distribuir, intermediar, producir, prestar servicios y todas las
demás operaciones especulativas que apunten organizadamente (empresa) o no al lucro
o provecho económico.

CONCEPTO JURIDICO DEL COMERCIO


El de aplicación del derecho mercantil va mas alla de la concepción económica de
comercio porque es el legislador quien señala que relaciones considera mercantiles con
el fin de someterlas a la legislación comercial, independientemente de la concepción,
económica pura.

FORMAS DE COMERCIO
1. Atendiendo al lugar en que se desarrolla y en consideración a los limites
jurisdiccionales el comercio se dividen en:

a) Comercio interior: el que realiza entre persona naturales o jurídicas


dentro de un mismo Estado.

b) Comercio Exterior: el que se realiza entre personas de diferentes países


(importación – Exportación).

2. Según la modalidad de transporte y de transito autorizada, el comercio puede


ser:

a. Comercio terrestre
b. Comercio marítimo
c. Comercio fluvial
d. Comercio aéreo

3. En atención a su forma, de operar y en, cantidad de bienes se clasifican en:

a) Comercio “al por mayor”: cuando el intercambio se practica en gran


escala y comprende importantes cantidades de artículos. Se efectua entre
industriales y comerciales.
b) Comercio “al por menor”: cuando el intercambio se lleva a cabo en
cantidades limitadas Generalmente opera frente al consumidor.

4. De acuerdo con las normas administrativas a que todo el comercio o parte del
sometimiento, el comercio se denomina:

a. Comercio libre: si opera sin preferencias, limitaciones o restricciones.

b. Comercio estatal: si el ejercicio del comercio se lo reserva el Estado.

c. Comercio privilegiado: cuando la actividad mercantil o algunos


modalidades de esta solo se permite a determinadas personas
(monopolio, oligopolio).

EL COMERCIO COMO PRESUPUESTO DEL DERECHO


COMERCIAL
Es evidente que cualquier sociedad desaparecería si deja de producir, pues el hombre
necesita para vivir alimento, vestido, vivienda y otros bienes particulares. Para poseer
estos debe producirlos.

En un primer momento la producción tuvo un carácter netamente natural puesto que el


hombre solo producía y consumía las cosas que le eran indispensables. Posteriormente
se presentó la posibilidad de utilizar los excedentes de los productos para adquirir otros
diferentes y se estableció así el trueque como la primera operación de comercio.

Independientemente de la permuta amistosa, muchísimas operaciones se harían con


seguridad por el procedimiento del llamado trueque mudo, es decir, un cambio sin
contacto físico que funcionaba así: una parte deposita el objeto. A que desea permutar y
se retira (porque tiene miedo de que la otra parte le ataque, como era la normal en
tiempos primitivos); la otra parte deposita luego el objeto B, que es lo que ofrece a
cambio y se retira igualmente; la primera regresa y toma el objeto B y luego hace lo
mismo la segunda, retirando el objeto A, con lo que finaliza la operación. El trueque
mudo admite varias modalidades: una parte puede dejar el objeto A y retirarse, tomando
la otra parte dicho objeto directamente y dejando en su lugar el objeto B, etc. Este
sistema se utilizaba frecuentemente por los fenicios (los grandes comerciantes de su
época) en sus contactos comerciales con pueblos primitivos, como cuando dieron la
vuelta a África, e incluso se practicó entre los científicos las tribus aborígenes belicosas
que quedan en alguna selva. Así en 1947, la expedición científica del italiano Metarosso
utilizo este sistema de trueque con la tribu de los xavantes en el Brasil central.

Con el progreso dice la producción se incrementó también el cambio que obligo formas
de circulación de riqueza más universales y funcionales con el uso de la plata y el oro.
Cuando el equivalente universal comenzó a ser desempeñado principalmente por el oro
surgió el dinero: “el dinero es una mercancía determinada a la que pertenece la función
social de expresar valor de todas las demás mercancías. Al aparecer el dinero, todas las
mercancías pasaron a medir a su valor en dinero”. Desde ese momento, el dinero se
constituyó en medio de cambio o forma de pago.
En el transcurso de los años, con la economía basada en la moneda se han presentado
algunos inconvenientes que obstaculizan la rápida actividad comercial:

1) La variedad de monedas
2) La necesidad de trasladar dinero de un lugar a otro con los riesgos propios de su
transporte físico.
3) La urgencia de efectuar cumplidamente los pagos en el extranjero y,
4) El mayor control sobre las operaciones mercantiles.

Como consecuencia de esto han sugerido una serie de documentos que respalda el
derecho comercial, cuya finalidad es darle rapidez y eficacia a la circulación de la
riqueza y al intercambio de bienes y servicios. Son ejemplos, los títulos valores, la
tarjeta de crédito y la tarjeta debito que hacen innecesario portar dinero en efectivo y
son, algunas casos, importante referencia comercial.

Con el paso del tiempo es cada vez menos necesario el manejo de dinero dada la
aparición de novedosas y sofisticadas formas de operación comercial como el banco
móvil, los cajeros automáticos, la transferencia electrónica de fondos, el documento
electrónico y otros medios de pago y transferencia de valores que han producido
cambios en los conceptos e instituciones del derecho comercial.

Es importante en este estudio analizar un poco más detenidamente algunos de los


antecedentes que servirán de base para comprender el origen y el desarrollo del derecho
comercial
EL COMERCIO EN LA EDAD ANTIGUA
Durante este periodo alcanzaron un desarrollo considerable del comercio los chinos, los
persas, los hebreos, los hindúes, los árabes, los fenicios, los griegos y, en menor escala,
los romanos.

Los griegos en sus inicios no comerciaban más que entre ellos mismos y
excepcionalmente con algún pueblo foráneo; pero en la medida que ampliaron su
dominación y viajaron por las costas de África y Asia Menor, establecieron vías de
comunicaciones más seguras, ampliaron sus mercados y generalizaron el uso de la
moneda acuñada para facilitar las operaciones mercantiles. Además, los negocios de
banca eran frecuentes.
Podemos señalar las siguientes instituciones utilizadas ya por lo griegos: la bolsa de
mercancías, en el puerto de El Piero, cerca de Atenas; el Nauticum faemus y el
préstamo a la gruesa, que son los antecedentes del derecho de seguros; la fiducia
mercantil (cuando una ciudad estaba en guerra entregaba sus bienes a otra ciudad, en
una especie de fiducia, para que se los devolvieran al finalizar la guerra. De esta forma
protegían dichos bienes del saqueo); los procedimientos sumarísimos mercantiles, e
incluso al arbitramiento.

Los romanos, al principio, no fueron comerciantes, desconocieron el comercio exterior.


Su poder económico se basó en la tierra y en el cultivo.

Pasados los primeros cuatro siglos de la existencia de Roma, con el florecimiento de las
ciudades se descuidaron los campos y apareció el comercio como actividad seria;
incluso fue practicado por los patricios quienes, en ese momento, desconocieron la ley
Flaminia que les prohíbe ejercerlo.

En Roma se aparecieron las siguientes instituciones mercantiles: Las sociedades


mercantiles; antecedentes de los títulos valores al portador, representados por unos
boletos llamados tesserae; antecedentes de las corporaciones de artesanos y mercaderes;
los primeros decretos sobre control de precios; la contabilidad; una especie de aval
bancario: el receptum argentariorum; etc.

En el antiguo derecho se encuentra instituciones que más tarde fueron consideradas


comerciales. Aparecieron formas jurídicas aisladas que hacían parte del derecho común,
pero existió un conjunto de disposiciones comerciales que constituyen un todo
organizado.

El comercio en la edad antigua


1. INDIA
Se considera a la civilización de este país como la más antigua del mundo, y su
comercio exterior como uno de los más vastos. Estaba el pueblo indio dividido en las
cuatro castas llamadas de los Brahmanes, Sudras, Khatryas y Vaishyas, a la vez que en
numerosas subcastas, entre las que figuraba en último término y como más
despreciable la de los desdichados Parias; pero el comercio gozaba de tanta
estimación, que no podían ejercerlo las subcastas por representar una profesión
superior a sus merecimientos, y se vinculaba en una clase que asumía todos los
privilegios necesarios para poder desarrollarlo, o sea en la casta de los Veishyas,
formada por los agricultores, industriales y mercaderes.
Contaba también este país con elementos poderosos que favorecían el tráfico, tales
como buenos caminos, ríos navegables, peregrinaciones frecuentes, ferias
renombradas, mercados surtidos, depósitos mercantiles, terrenos feraces y productos
abundantes, entre los que sobresalían las perlas, las maderas, las especias, las fibras,
el azúcar, el arroz, el hierro, el marfil, las telas magníficas de algodón, los objetos
artísticos de nácar y otros diversos artículos que escaseaban en las regiones
occidentales; así es que los extranjeros acudían allí para proveerse de ellos y
distribuirlos después por los demás pueblos, en tanto que los mercaderes del país
permanecían en su territorio, dando con ello lugar a que el comercio exterior de la
India, aunque importante por su cuantía, fuera pasivo por su carácter; siendo de
advertir que el marítimo lo hacían principalmente los árabes y el terrestre los chinos

2. EGIPTO
Los antiguos mitologistas conceptúan a los egipcios como los inventores del comercio y
los navegantes más antiguos, pues dicen que su dios Thoith es el autor de la
navegación, y que su otro dios Osiris enseñó a los hombres el arte de comprar y
vender.

Dividíase el pueblo egipcio en dos castas superiores, formadas respectivamente por los
sacerdotes y los militares, y una casta inferior constituida por los industriales; esta
última se subdividía en cinco clases: de labradores y artesanos, de pescadores, de
pastores, de comerciantes y de intérpretes; siendo la más numerosa e importante de
ellas la de los labradores, ocupando la mayoría de los brazos juveniles y mereciendo
grandes consideraciones, pues sabido es que la principal riqueza de Egipto se debe a
los desbordamientos anuales del río Nilo, los cuales inundan los terrenos en una vasta
extensión, depositan sobre ellos un limo fertilizante, producen inmensas cantidades de
cereales y hacen a este territorio eminentemente agrícola.

Entre sus productos vegetales sobresalían el lino, el algodón, las maderas, las gomas,
los bálsamos y los granos; pero sobre todos ellos aparecía el trigo, hasta el extremo de
convertir este país en uno de los cuatro graneros del mundo. También tenían algunas
minas, buenas pesquerías y excelentes manufacturas, entre las que se distinguían las
telas, tintes, esencias, pomadas, cristales y objetos vidriados.

Su población era considerable y su comercio extenso, aunque no tanto como podía


haberlo sido si no hubiera estado contenido por los obstáculos que le oponían el
fanatismo religioso, la aversión a los extranjeros y el horror a la marina, al considerar
a las aguas del mar como un líquido impuro, no permitiéndose consumir el pescado y la
sal. Sin embargo, tenía importantes depósitos mercantiles en Meroé, Tebas y
Ammónium; poseían un puerto comercial frecuentado por muchas naves, que era el de
Alejandría; contaba con buenos caminos para sostener el tráfico interior, que se
extendían hasta el Fezzán y la Etiopía; y eran dueños de numerosos canales que
contribuían al desarrollo de sus riquezas, como los abiertos para el riego y la
navegación.

El comercio exterior de Egipto fue pequeño durante largo tiempo, porque la política
opresora de los Faraones cerraba las puertas del país a los extranjeros; pero comenzó
a desarrollarse cuando el rey Sammético abrió las fronteras de las relaciones
internacionales; fue muy activo en la época de la dinastía de los Eptolomeos, y alcanzó
su estado más floreciente bajo el reinado de Amasis, hasta que conquistado este país
por Cambises desaparecieron todas las restricciones y quedó libre la navegación por
todas las bocas del Nilo.

3. FENICIA
La antigua Fenicia era un pequeño territorio de veinticinco millas de largo y cinco de
ancho, que forma una parte de la Siria actual, el cual estaba bañado por el mar
Mediterráneo, surcado por el río Adonis y situado en la vertiente de la cordillera del
Líbano, entre la Siria y la Palestina. Los habitantes de este país fueron llamados
primera-mente sidonios y cananeos, porque descendían de Sidón, hijo de Canaán; pero
cuando fundaron la ciudad de Tiro, recibieron el nombre de fenicios. Su religión
primitiva fue el deísmo puro, que degeneró en politeísmo; y formó su gobierno una
especie de federación, en virtud de la cual todas sus ciudades y colonias se
administraban con independencia, aunque sujetándose a un pacto que tenía por objeto
constituir en su conjunto la unidad nacional.
Obligados a vivir en un reducido país que poseía fabulosos bosques y excelentes
fondeaderos, se aplicaron a construir bajeles con los que se lanzaron al mar; y guiados
por su espíritu aventurero y su genio emprendedor, se dedicaron primero a la piratería
y después al comercio, emprendiendo largas navegaciones por el Atlántico, el Pacífico,
el Mediterráneo y el Báltico, el mar Negro y el Rojo, el golfo Arábigo y el Pérsico, que
les hicieron conocer muchos países hasta entonces ignorados, con los que entablaron
relaciones mercantiles, y que ellos ocultaron con narraciones misteriosas para evitar
que otros pueblos se lanzaran a frecuentarlos.

Guiados por su afición marítima y su habilidad política, eminentemente notables y


únicas en la historia de su tiempo, erigieron ciudades tan importantes como las de Tiro,
Sidón, Trípoli, Sarepta, Aradio, Bérito y Biblos; a la vez que fundaron colonias tan
ricas como las de Nisibis y Edessa en los caminos comerciales del Eufrates; Felus y
Aradus en las islas del golfo Pérsico; Chipre, Rodas, Creta, Sicilia, Cerdeña, Malta y
Baleares en las islas del mar Mediterráneo; jartesia, Gades, Cartella, Malaca e
Hispalis en las costas de España; y Adrumeto, Utica, Hippona, Lepis y Cartago en el
continente de África, con cuyos poderosos elementos realizaron un tráfico considerable
que excede a toda ponderación y supera al de todos sus coetáneos, pues llegaron a
acumular capitales fabulosos con la importación y exportación de múltiples mercancías
que iban a buscar a los países productores, como las maderas del Líbano.

El coral de Malta, las telas de Persia y de India, el oro de África; la plata, el plomo y el
hierro de España; el trigo, el algodón y el lino de Egipto; los granos, los vinos y los
aceites de Palestina; los esclavos, los caballos y las vasijas de Armenia; las drogas, las
esencias y las lanas de Arabia, y tantas otras cosas que fueron el objeto de su
especulación comercial y la base de sus expediciones marítimas y terrestres, tan
renombradas e importantes que han valido a Fenicia el dictado de la Inglaterra de la
antigüedad; pero que empezaron a decaer cuando se debilitó su liga colonial por la
dominación de los persas y que desaparecieron cuando Alejandro deshizo esta liga con
la destrucción de Tiro.

4. CARTAGO
Como antes hemos dicho, Cartago fue una colonia de Fenicia que Dido, reina de Tiro,
huyendo del usurpador Pigmalión, fundó en la costa septentrional del continente
africano, en un lugar muy próximo al que hoy ocupa la ciudad de Túnez; siendo su
posición muy ventajosa por estar a igual distancia de los diferentes extremos del
Mediterráneo, en un litoral frecuentado por numerosos bajeles mercantes y sobre un
fértil suelo que la proveía de los cereales necesarios para su subsistencia.

Durante algunos siglos su historia no ofreció nada de particular y su existencia casi


pasó inadvertida, pero cuando comenzó a decaer el poder de los fenicios por la
dominación de los persas se inició el engrandecimiento de los cartagineses por su
aplicación a la navegación, y cuando desapareció Fenicia se constituyó Cartago en
estado independiente, viniendo a ser la república cartaginesa heredera del poder
comercial de la confederación feniciana.

Como los cartagineses descendían de los tirios, nunca desmintieron su carácter


eminentemente fenicio, comprobado por su espíritu comercial, su genio emprendedor,
su afición a la marina, su pericia en los negocios, su ingeniosa previsión, su amor a la
riqueza, su incesante actividad y su política económica; pues como ellos, realizaron
largas navegaciones que ensancharon el campo de los descubrimientos geográficos,
fundaron colonias en España, Baleares, Malta, Córcega, Cerdeña y Sicilia;
organizaron caravanas para recorrer por tierra el Africa, la Arabia y el Egipto; y
mandaron naves para traficar por mar con los metales de España, los hierros de Elba,
los estaños de Inglaterra, las pedrerías de Grecia, los algodones de Malta, los trigos de
Egipto, las mieles de Córcega, los ganados de Baleares y los negros de Italia. Para
aumentar la cuantía de sus transacciones, crearon el crédito público por medio de
pedazos de cuero grabado a que asignaban determinado valor, fabricaron la moneda
metálica y celebraron muchos tratados de comercio; pero en el afán de dedicarse
exclusiva-mente a sus negocios, descuidaron el cultivo de las ciencias, las artes y las
letras.

El comercio hizo tan poderosa a Cartago, que por espacio de muchos años disputó a
Roma el imperio del mundo; pero al fin sucumbió en la lucha, pues la posesión de la
isla de Sicilia, que era considerada entonces como la llave del Mediterráneo, originó
entre cartagineses y romanos las tres memorables guerras púnicas, en la última de las
cuales y después de tres años de sitio, fue tomada y destruida Cartago.

5. GRECIA
Estaba formada la Grecia por un gran número de ciudades que presentaban caracteres
muy distintos a causa de pertenecer sus respectivos moradores a razas bien diferentes,
debiéndose a esto la división de sus habitantes En Eolios, Dorios, Fonios y Aquiereos, a
todos los cuales se designó colectivamente con el nombre de Helenos. Esta nación rigió
por espacio de muchos siglos los destinos del mundo intelectual, pues se distinguió
notablemente por sus adelantos en el estudio de la filosofía, el derecho, la retórica, la
astronomía, la geografía y las matemáticas. También fue una de las principales
potencias colonizadoras, pues fundó ciudades importantes en los sitios más favorables
para el tráfico como las de Smirna, Sardes, Colofon, Cumas, Efeso, Fócea, Mitilene,
Boristenis, Hermonasa, Albia, Tanais, Teodosia, Siracusa, Troya, Corinto, Ta-rento,
Marsella, Sagunto, Régium, Sibaris, Crotona y Cirene, con las que sostenían un vasto
comercio en metales, pescados, ganados, pieles, mantecas, granos, vinos, aceites,
maderas, frutas, tejidos, vasijas y otros muchos artículos. Ellos fueron los primeros
constructores de galeras a tres órdenes de remos; fabricaron el famoso Argos, que fue
el primer navío largo que surcó las aguas de Ponto-Euxino; presentaron en la
expedición a Sicilia la escuadra mayor que tuvo ciudad alguna; hicieron el viaje de
descubrimientos de Piteas, que creó el poderío comercial de Marsella; realizaron la
expedición de los argonautas a la isla de Colcos para conquistar el vellocino de oro;
inventaron las pesas y medidas para las operaciones comerciales; dictaron las leyes de
la navegación de Rodas, que fueron hasta la Edad Media el Código universal de los
mares, y se distinguieron especialmente sobre todos los demás pueblos por su hábil
política en el arte de gobernar.

El comercio de los griegos debió su origen al de los fenicios, de quienes lo aprendieron,


y si bien no fue tan extenso como el de éstos, ni llegaron tampoco a ser tan intrépidos
navegantes y tan buenos constructores navales como ellos, comprendieron mejor la
influencia moral y social del. Tráfico, el cual fue muy importante, particularmente en
Atenas, que acumuló una riqueza asombrosa por sus expediciones de cereales; en
Rodas, que fue la potencia naval más fuerte de aquellos tiempos, y en Corinto, que con
sus dos puertos sobre el istmo fue el verdadero centro mercantil de Grecia; pero con la
guerra del Peloponeso recibió un golpe funesto, con la dominación de Macedonia
experimentó mayor quebranto y con la conquista de Roma se extinguió.

6. ROMA
Fundada la Roma primitiva o colonia de Alba Longa por un descendiente de Eneas,
llamado Rómulo, con sus soldados y las sabinas, siete siglos y medio antes de la Era
Cristiana, permaneció obscurecida durante mucho tiempo y apenas ocupó otra
extensión que el monte Palanteo; pero después fue poco a poco aumentando su
población y ensanchando su perímetro por los montes Capitolino, Quirinal y Celio,
hasta llegar en la época imperial al grado máximo de su opulencia y esplendor. Fue la
dominadora del mundo por el poder irresistible de sus ejércitos, la afición desmedida
de sus conquistas y la sed implacable de aventuras; sobresaliendo sus moradores en la
milicia, la estrategia, la política, la oratoria, la filosofía y la legislación, sin descuidar
por eso el estudio de las letras, las ciencias y las artes.

Este pueblo, que fue el más poderoso de la antigüedad; que dominó al mundo por
espacio de muchos siglos y que tuvo tantas cualidades eminentes, no fue jamás buen
comerciante, pues en su primera época, que se extendió hasta la caída de Cartago, se
dedicó con preferencia a las armas; en su segunda, que duró hasta la terminación de la
República, se concretó a enriquecerse con los despojos de los vencidos, y en su tercera,
que llegó hasta la traslación del gobierno a Constantinopla, se contentó con sostener
un gran comercio pasivo, que concluyó por arruinarle.

Sin embargo, realizó algunos actos mercantiles importantes, dignos de ser


considerados; desarrollaron su marina para destruir la alianza secreta de los
tarentinos, tirrenos, samnitas y galos; combatieron para acabar con la liga formada
por los piratas baleares, cretenses, pánfilos, licios, cilicios y corintios; derrotaron a los
corsarios de Pompeyo, que dificultaban los abastecimientos de Roma por el levante, el
occidente y África; auxiliaron la navegación con la reconstrucción de puertos,
instalación de faros y concesión de primas; regularizaron las expediciones de géneros
de las provincias, instituyendo directores de comercio en Egipto, Iliria, España y Ponto
Euxino; reglamentaron las extracciones de trigo de Alejandría y Cartago, poniéndolas
bajo la inspección de los Prefectos del Pretorio de Oriente y del Pretorio de África;
establecieron transportes regulares de granos desde Alejandría a Roma, por una flota a
la que los historiadores llamaron nodriza romana y los romanos sacra embole;
distribuyeron a los menesterosos grandes cantidades de cereales, que en concepto de
tributo hacían venir de Sicilia, África y Egipto; favorecieron el comercio con la
institución de ferias, mercados, gremios y franquicias; y en fin, traficaron en muchas
mercancías, principalmente con la plata y mieles de España; plomos y estaños de
Inglaterra, ámbares y vasijas de Germania, vinos y aceites de Galia, granos y telas de
Sicilia, bronces y mármoles de Grecia, perlas y sederías de la India, gomas y perfumes
de la Arabia, esclavos y fieras de la Etiopía, tapices y bordados de la Mauritania,
vidrios y papeles del Egipto, comestibles y pedrerías de Asia, cueros y ganados de
África.

Mas a pesar de todo eso, la ley flaminia prohibió el comercio a los patricios, como
profesión humillante, reservada a las clases sociales inferiores; relegaron la industria
a los libertos, que formaron nueve corporaciones obreras urbanas; dotaron las
tripulaciones de los buques con marineros oriundos de las provincias, organizaron las
colonias con un carácter puramente militar, sostuvieron un comercio pasivo
acompañado de corrupciones, profesaron un paganismo que admitía el horror de los
sacrificios humanos, circunscribieron su política a la máxima de pan y espectáculos
para entretener al pueblo, debilitaron su poder a causa de la inferioridad de su
constitución económica, degeneraron sus bríos por efecto de la relajación de sus
licenciosas costumbres y concluyeron por desaparecer víctimas de su propia
decadencia al ser arrollados por las legiones irruptoras de los bárbaros del Norte.

7. ESPAÑA
La primitiva población de nuestra península es-taba constituida por tres razas
principales, que eran: la de los celtas, que ocupaban las partes septentrional y
occidental; la de los iberos, que se extendía por la meridional y oriental; y la de los
celtíberos, que era mezcla de las dos anteriores y habitaba en la central. Su religión era
el paganismo, gozando gran consideración la teogonía toda de aquellos tiempos; sus
costumbres eran bárbaras, entregándose a prácticas extrañas propias de la escasa
civilización de aquella época; su carácter era belicoso, librando con frecuencia luchas
encarnizadas; su industria era escasa, limitándose a la producción de los artículos más
indispensables para su vida frugal; y su comercio era reducido, circunscribiéndose a la
permuta del corto número de artículos que se conocían en aquella fecha.

Dedúcese de lo expuesto que el primitivo pueblo ibero no era comercial; pero como su
suelo presentaba grandes riquezas agrícolas, y su subsuelo con-tenía enormes tesoros
minerales, fue invadida la Península por varias razas extranjeras, que se establecieron
en sus costas para explotar las fuentes de aquella riqueza; y al efecto, comenzaron a
colonizarla los fenicios en el siglo xv antes de Jesucristo, fundando entre otras
poblaciones a Cádiz, Málaga y Sevilla; diez siglos después vinieron a habitarla los
griegos, creando las ciudades de Rosas, Ampurias y Sagunto; tres siglos más tarde
llegaron los cartagineses para establecerse en ella, erigiendo a Barcelona, Cartagena y
Peñíscola; y más tarde arribaron los romanos, para expulsar a sus antecesores y hacer
de España una provincia de Roma, fundando en ella muchas e importantes poblaciones.

La injerencia extranjera modificó notablemente la religión, la cultura, la industria y el


comercio de los iberos, difundiendo entre ellos mayor civilización, mejores costumbres,
nuevos conocimientos y diversos adelantos, que dieron lugar al desarrollo de sus
industrias, entre las que sobresalieron las fabricaciones de las telas de lino de Setabis,
de los paños de Galicia, de los vinos de Tarragona, de las armas de Bilbilis y, en fin, de
los metales, aceites, salazones, lanas, mieles, ceras, púrpuras y otros diversos artículos,
que motivaron un comercio considerable, monopolizado por los colonizadores, quienes
mejoraron la construcción de los buques mercantes, enseñaron a la marina derroteros
más seguros y formaron los cargamentos de las numerosas naves que con destino a los
países de Levante salían continuamente de Rosas, Barcelona Tarragona, Valencia,
Alicante, Cartagena, Málaga, Cádiz, Se-villa, Huelva y otros diferentes puertos.

En resumen: España fue un gran centro comercial de la antigüedad; pero los españoles
no pueden ser clasificados entre los principales pueblos comerciantes de aquella Edad,
puesto que dicho tráfico fue ejercido por extranjeros, o sea por los fenicios, los griegos,
los cartagineses y los romanos.

La Edad Antigua constituye un largo período histórico que se extiende desde el


principio del mundo hasta la destrucción del Imperio Romano.

El origen del comercio se pierde en las nebulosidades de los siglos, pues reducido al
acto del cambio directo, o sea del trueque de unas cosas por otras, se remonta a los
tiempos bíblicos, porque los primeros hombres que poblaron la superficie terrestre, no
pudiendo vivir en absoluto aislamiento para librarse de las fieras, ni bastarse a sí
mismos para subvenir a sus necesidades, tuvieron que reunirse en familias para formar
tribus y comerciar entre sí, permutando los productos del trabajo de cada uno por el
producto del trabajo de cada semejante; pero si consideramos el comercio desde un
punto de vista más amplio, o sea desde que varias personas se dedicaron
exclusivamente a él, constituyendo la profesión de mercaderes, entonces su origen debe
buscarse en las épocas posteriores al singular cataclismo conocido con el nombre de
Diluvio Universal.
EL COMERCIO EN LA EDAD MEDIA
A finales de la Edad Media la vida económica de Europa tomo gran auge. Las nuevas
rutas marítimas descubiertas por españoles, portugueses y holandeses, y especialmente
el Descubrimiento de América, dieron gran impulso a la actividad comercial que al
intensificarse vio la necesidad de reglamentación. Apareció como consecuencia el
derecho mercantil. Fue el florecimiento de Venecia, Génova, Pisa, Florencia, Milán,
Pavía, Flandes, Núremberg, Colonia, etc.

En menor escala se da el crecimiento comercial en Francia y España que sufren con


severidad el feudalismo. Frente a esa situación los hombres rompen el círculo
económico feudal y toman como instrumento el comercio para lograr su libertad
económica. Es así como aparecieron las corporaciones que pretenden proteger los
intereses de las personas dedicadas profesionalmente al ejercicio mercantil.

1. Las corporaciones y sus estatutos

Las corporaciones fijaron sus estatutos y reglamentaciones con fuerza


obligatoria para los miembros sujetos a un régimen de inscripción. Se
nombraron jefes de las corporaciones y se les encomendó la aplicación de la
justicia, perfilándose de esta manera la jurisdicción especial de los cónsules.

2. Las ferias y los mercados

Gran causa del desarrollo comercial han sido los mercados y las ferias pues al
originar movimientos del campo hacia la ciudad en la búsqueda de posibilidades
económicas en áreas de mercado, produjeron la ampliación de los grupos
urbanos y dieron origen y desarrollo a las ciudades.

3. El comercio marítimo

Debido a la extraordinaria importancia del comercio y el transporte por mar se


crearon y desarrollaron los tribunales de las corporaciones marítimas.

Del siglo IX en adelante el derecho comercial se desarrolla en forma


independiente del derecho civil; adquiere un carácter autónomo y reviste un
sentido netamente profesional. Al unificarse las naciones, cuando finaliza la
Edad Media, las instituciones mercantiles toman un carácter nacional.

“En el gran trastorno que siguió a la caída de Roma el pueblo libre de la ciudad
busco y defensa en los vínculos de la asociación: las clases que se sentían
ligadas por intereses comunes se reunieron, dentro de la sociedad turbada por
toda clase de supercherías, para defenderse, y transformarse a su vez cuando la
ocasión se presentaba, en poderes abusivos. También los comerciantes, los
banqueros, los industriales, se unieron unos colegios, en corporaciones cada vez
más vastas y mejor ordenadas. Estos organismos llegaron a ser ricos y poderosos
como la atestiguan sus lujosos locales, y conquistaron el derecho de regir por si
sus propios intereses de los de los socios. Presidian por medio de oficiales las
ferias y los mercados y establecían sus ordenanzas; mantienen la seguridad de
los caminos y mejoraban estos; mandaban cónsules al extranjero para proteger a
sus socios; cumplían cometidos de piedad religiosa y civil socorriendo a los
pobres, a los enfermos, a los socios robados; tenían un patrimonio inmueble y un
almacén para la custodia de las mercancías. Afrontaban los gastos con tributos
de los socios, con impuestos, con peajes, con las rentas del peso público, con
multas, con donaciones.

Él ordena miento de la corporación emitió al de la ciudad. Se hallaban a su


frente uno o más cónsules, duraban en el puesto un año o seis meses, así como
un consejo, constituido por los comerciantes más ancianos, elegido en la
asamblea general de los socios. Cada cónsul, al tomar el a cargo, juraba
administrar bien la corporación y publicaba su juramento. Estaba este al
principio redactado en primera persona, en latín; contenía generalmente reglas
administrativas, procesales, industriales, sobre higiene de las fábricas, sobre
métodos de trabajo; más tarde fue escrito en lenguaje vulgar, objetivamente,
aumentado entonces las normas de derecho privado. Estos juramentos,
justamente con las resoluciones de los consejos y de las asambleas fueron
transcritos en volúmenes llamados estatutos, sin otro criterio que el orden
cronológico; después, para poner algún orden en aquel farrago de capítulos, a
menudo contradictorios, inexactos, inconscientemente repetidos, se instituyo una
magistratura especial, permanente unas veces y otras temporal, nombrada entre
los mejores comerciantes que se llamaron statutari o emendatori; así los
contratos de cambio, la quiebra, las normas procesales, encontraron en aquellos
estatutos una disciplina cada vez más sistemática y dichas normas fueron
frecuentemente incorporadas a los estatutos de la ciudad.

Con la guía de estos estatutos y de los usos, la justicia fue administrada en


primera instancia por los cónsules, en la casa de la mercancía, por lo común con
la intervención de un jurisconsulto y de dos comerciantes. Se procedía allí
sumariamente (sine strepitu et indicii) con plazos brevísimos de dos o tres días,
conforme a equidad (ex bono et aequo, sola veritate rei inspecta); los litigantes
debían comparecer personalmente, puesto que estaba prohibida la intervención
de abogados y procuradores; cuando el tribunal estimaba la causa
suficientemente instruida, juzgaba, cortando toda discusión. Como regla general,
se excluía la apelación; en las causas más graves, en que era permitido, juzgaban
otros comerciantes matriculados, extraídos a la suerte, a los que se daban el
título de sopraconcoli. Cuando disentían las dos sentencias se recurría a un
tercer juicio, que a veces era dado por el consejo general de comerciantes, el
cual debía elegir entre los dos juicios precedentes. Por estos caminos surgían
entonces el derecho; comerciantes eran los cónsules y caminos surgía entonces
el derecho; comerciantes eran los cónsules y sobre cónsules que debían
deducirle de la experiencia cotidiana de los negocios; comerciantes eran los
estatutarios en los que estaban delegada la complicación y la revisión de los
estatutos; de comerciantes estaba compuesta la asamblea general que debía
aprobarlos, así pasaba el derecho de los contratos a las costumbres, de estas a la
ley y a las sentencias, por obra de aquellos mismos que le habían experimentado
en la práctica de los negocios. Peligrosa confusión de funciones legislativas y
judiciales en la que a menudo habrán triunfado, con daño de la justicia, los
intereses de un individuo o de un arte (gremio); pero en ningún tiempo, ni si
quiera en los tiempos clásicos de Roma, la vida y la legislación se comunicaron
tan rápidamente sus reprocha influencia, y jamás fue abreviada tanto la distancia
que de ordinario separa de derecho positivo de las exigencias reales.

También las colonias y las factorías se convirtieron en centros elaborados de este


derecho profesional. Dondequiera que, fuera de su país, residencia algunos
comerciantes, por pocos que fuesen, formaban una corporación administrada por
los cónsules, cuya elección correspondía generalmente a la madre patria. Estos
cónsules, gracias a los privilegios obtenidos con tratados internacionales o con la
fuerza de las armas, ejercían una autoridad disciplinaria y judicial en las
controversias comerciales de sus conciudadanos y de los extranjeros que
recurrían a su tribunal, de modo que también de aquí surgió una nueva fuente de
derecho, modelado en gran parte sobre el derecho patrio, pero con carácter
propios, debidos a la novedad de los casos y a la influencias más inmediatas del
derecho extranjero.

Otro centro formador de este derecho profesional, cada vez más uniforme,
fueron del siglo XII al XVI, las ferias, especialmente las de Francia. A los
oficiales que eran allí propuestos por el señor de la tierra (maitres des foires,
custodes mundinarum) se les concedía de ordinario plena jurisdicción sobre
todas las controversias que surgían. Las costumbres adoptadas en aquellas ferias
que formaron en su pleno florecimiento un domicilio cambiario para todo el
comercio de Europa, un centro habitual para la conclusión y la liquidación de los
negocios, contribuyeron grandemente a perfeccionar el derecho de cambio, a
tutelar la circulación de las mercancías, a difundir el uso de arreglar las cuentas
por medio de compensaciones periódicas y a proteger los derechos de los
acreedores con un procedimiento ejecutivo rápido y riguroso (de hora in horan)
cuyos beneficios se comunicaron más tarde a todo comercio.
Si al principio la autoridad de la corporación y de sus estatutos se limitó a los
litigios de los comerciantes matriculados en sus registros y a aquellos en que se
les citaba como demandado, poco a poco se extendió su jurisdicción, sea por la
tendencia usurpadora de las corporaciones, mal contenidas por los estatutos
civiles, sea por la especial aptitud que sus juicios habían adquirido en materia
mercantil y por la confianza que inspiraba su sentido práctico, su equidad, su
sencillo procedimiento; o quizás, finalmente, porque se consideró oportuno
someter a su juicio aquellas personas que, aun ejerciendo el comercio, no podían
ser inscritas en las matrículas de los comerciantes, como los eclesiásticos, los
nobles y los extranjeros. Estas fueron las razones de que se llevasen a la
jurisdicción consular muchos actos que mostraban de modo evidente su carácter
comercial sin indagar la cualidad personal del autor o del demandado. Se pasó
del sistema subjetivo al objeto, valiéndose de la ficción según la cual debe
reputarse comerciante cualquier que actué un juicio por un asunto comercial.
Esta ficción favoreció la extensión del derecho especial de los comerciantes a
todos los actos de comercio fuese quien fuese su autor, del mismo modo que hoy
la dicción que atribuye por orden del legislador el carácter de acto de comercio a
aquel que verdaderamente no le tiene, sirve para entender los beneficios de la ley
mercantil a institutos que no pertenecen al comercio.

Cuando sucedieron a los tribunales de las corporaciones los tribunales de


comercio, formados con mayores garantías, vigilados por el Estado y sujetos a
juicio de apelación ante los tribunales ordinarios, se hizo general la tendencia a
ensanchar su jurisdicción, proporcionando para ello ocasión favorable la
frecuente revisión de las leyes mercantiles. Basta seguir la serie de leyes que
desde la Ordenanza Francesa de 1673 (Ordenanza de Luis XIV) se suceden hasta
el Código vigente, para constatar cómo va creciendo el radio acción de las leyes
comerciales.

A partir del siglo XII, se dieron profundos cambios en Europa, el comercio en la Edad
Media: la economía rural y cerrada, propia de la época feudal se transformó,
gradualmente en una economía abierta y comercial.

Entonces, la industria, los mercados y el dinero recobraron importancia. Este


renacimiento comercial, que llegó a su auge en el siglo XIII. se debió,
fundamentalmente, a las siguientes causas:
¤ Aumento de la producción agrícola, pues generó un excedente de productos que
debieron ser vendidos fuera de su área.

¤ La paz en Europa, que ofreció seguridad en los caminos y en los mares, luego
de varios siglos de conflictos.

¤ Aumento de la población debido a la disminución de las guerras y al


mejoramiento de las condiciones alimentarias, que provocó la necesidad de
satisfacer los requerimientos de más gente cada vez.

¤ Las cruzadas, que abrieron nuevos caminos comerciales marítimos y terrestres


y revitalizaron el comercio entre Oriente y Occidente.

La población y sus necesidades


El aumento demográfico
A pesar de las escasas fuentes que
tenemos para calcular el volumen de
la población en la Edad Media, se
sabe, por aproximaciones basadas
fundamentalmente en la extensión
de los cultivos, que desde el siglo
XII hubo un gran aumento
demográfico en Europa. Los
historiadores opinan que hacia el
año 1 100 la población europea era
de unos 48 millones de habitantes;
hacia el 1 200 pasó a ser de 61
millones de habitantes y en el 1 300
superó los 73 millones. Este
aumento demográfico, que exigió un mayor desarrollo económico, al mismo tiempo
propició una mayor disponibilidad de mano de obra.

Aumento de la población en la Edad Media

Tres necesidades básicas


La actividad comercial e industrial de la Edad Media se destinó, principalmente, a
satisfacer las necesidades básicas de la población: alimentación, vestido y vivienda. La
industria de la alimentación fue la que más se desarrolló, pese a que la mayoría de los
productores trabajaban en pequeño volumen y a que casi todo este comercio en la edad
media se efectuaba en la corta distancia que mediaba entre el campo y la ciudad. Sin
embargo, siempre hubo ciertos productos alimenticios que sólo podían obtenerse de
lugares más lejanos, y algunas zonas, como por ejemplo Flandes y Noruega, se veían
obligadas a importar incluso sus alimentos esenciales de lejos. Entre los productos
alimenticios que más se comerciaron figuran los cereales, los productos lácteos, la sal
y la cerveza.

Un nuevo personaje: el mercader

Al fortalecerse el comercio en la edad media, se


formó en Europa una clase de comerciantes
profesional eso mercaderes que con su profesión,
relegaron la actividad agraria a un papel
secundario. Estos mercaderes crearon una
mentalidad propia, muy particular.
La mayoría de los mercaderes era de origen rural:
personas que se habían visto forzadas a abandonar
el campo por el aumento de población y la falta de
tierras, optando por un estilo de vida errante y
azarosa. Entre esta masa de desarraigados y
aventureros se formaron los primeros
comerciantes.
Los primeros comerciantes sólo recorrían pequeñas distancias para vender sus
productos, pues los caminos eran malos y los bandidos los asaltaban con frecuencia.
Además, cada vez que cruzaban un feudo, el señor feudal los obligaba a pagar un
impuesto o les confiscaba sus mercancías.
Estos comerciantes vendían sus productos al menudeo. Sus mercancías eran,
principalmente, artículos de primera necesidad como, por ejemplo sal, cerveza, miel,
lana y cereales.

A finales del siglo XII en cambio, los mercaderes se volvieron errantes. Se trasladaban
con sus mercaderías de lugar en lugar y vendían sus productos en ferias que se
celebraban en fechas y lugares establecidos. Por eso se los llamó pies polvorientos.

Los pies polvorientos usaron animales de carga -en particular, caballos- para
transportar sus mercancías. Otro vehículo muy utilizado por estos primeros
comerciantes fue el carro de cuatro ruedas, tirado por caballos o por bueyes.

Para compensar las dificultades, los peligros y el costo del camino, los pies
polvorientos vendieron no sólo productos de primera necesidad sino, también,
productos de lujo como perfumes, especias y tintes que les dejaban un amplio margen
de ganancias. También usaron las vías fluviales y las marítimas.

A partir del siglo XIV los mercaderes se volvieron sedentarios pues el volumen
creciente de sus mercaderías dificultó su traslado de feria en feria. Entonces,
comenzaron a establecerse en determinadas ciudades y comenzaron a vender al por
mayor.
El comercio local
El primer tipo del comercio en la edad media que cobró importancia en la Edad Media
fue el comercio local, es decir, el que se efectuaba del campo a la ciudad. A través de
este comercio, los campesinos libres y los señores feudales vendían sus excedentes a la
ciudad: productos agrarios, madera, cuero y lana principalmente.

Luego, con las ganancias obtenidas con sus ventas, compraban en las urbes mercancías
más elaboradas de las que no disponían en el campo como, por ejemplo, telas y
herramientas.

El comercio local nunca desapareció. Sin embargo, fue el comercio a larga distancia o
internacional el que caracterizó el renacimiento económico de la Edad Media.

Los Mercaderes y el campo


Una nueva clase social
Desde principios del siglo XII, la
superpoblación, el hambre y las guerras habían
bandeado a un número considerable de
individuos, errantes, privados de todo, que
pasaron a engrosar la multitud de mendigos o
peregrinos ya existente. Entonces, algunos se
dedicaron a pequeños negocios (…) Probaron
una nueva suerte que nada tenía en común con
las actividades tradicionales. Así pues, uno
puede suponer que estos mercaderes crearon
una mentalidad propia, muy particular. Esta
gente, que hizo tabla rasa de sus antiguos
vínculos, se lanzó a la aventura (…) buscando,
ante todo, un rápido enriquecimiento. Los
cronistas de la época hablan de advenedizos, de hombres sin fe y sin ley, sin
escrúpulos, que por sus costumbres y modos difieren de los demás hombres.

El comercio internacional y sus centros


El renacimiento del comercio en la edad media se dejó sentir en toda Europa, pero
hubo dos grandes focos donde éste se concentró: Italia del Norte y Flandes. Ambas
eran zonas muy pobladas que se dedicaban a la manufactura de tejidos, de objetos de
metal y de cerámica.
Italia
Italia se benefició del comercio internacional, pues estaba al centro de una antigua red
vial romana y al medio del Mediterráneo. Por ello, y como consecuencia de las
cruzadas, sus ciudades controlaron el comercio con Oriente. Los puertos más
beneficiados con ello fueron Venecia, Génova y Pisa.
A través del Mediterráneo, Italia vendía a Oriente productos propios y artículos traídos
del norte de Europa. De Oriente, los comerciantes italianos llevaban a Europa
especias, sedas y perfumes.
Flandes
Otra zona comercial que gozaba de una situación estratégica era Flandes que se
hallaba frente al mar del Norte y en la que desembocaban varios ríos europeos, como
el Rin y el Mosna.
La región de Flandes perteneció a una importante liga comercial, la liga Hanseática,
que comerciantes alemanes habían organizado con las ciudades de Hamburgo, Lübeck.
Rostock y Stettin a la cabeza. Esta liga monopolizó las exportaciones del norte de
Europa, desde Novgorod en la actual Rusia, hasta Londres.
De esta manera la liga Hanseática consolidó un importante tráfico de trigo, madera y
pieles que, en Flandes, se reunía en la ciudad de Brujas, que fue su principal puerto de
almacenaje y redistribución.
Flandes exportaba los productos de estas regiones al resto de Europa a cambio de
artículos de Europa del centro y del sur y de objetos de Oriente. Exportaba, también,
sus propios tejidos.

Rutas y transportes
Para comerciar a larga
distancia, los comerciantes
medievales contaron con tres
rutas: Las vías terrestres, las
fluviales y las marítimas.
Aunque el transporte terrestre
permitía alcanzar zonas del
interior sin ríos, fue siempre el
más caro y penoso, pues los
caminos eran malos e inseguros
y se debía pagar gran cantidad
de impuestos.
Por seguridad, los mercaderes
preferían el transporte fluvial.
Las redes fluviales más importantes fueron las del río Po, el Ródano, el enrejado de
ríos de la zona de Flandes. El Rin y el Danubio. Sin embargo, el medio fluvial también
estaba sujeto a impuestos.
El medio de transporte más barato fue el marítimo, por eso fue el preferido a pesar de
los riesgos de naufragio y de piratería, de la poca capacidad de las naves y de la
lentitud del viaje. Además, un solo barco podía llevar las cargas de varios comerciantes
a la vez.

Organizaciones comerciales en el comercio en la Edad Media


La liga Hanseática
En los mares del norte, comerciantes alemanes organizaron una red de casas
comerciales que compraban y vendían productos desde Inglaterra hasta Rusia. Esta red
comercial conformó una corporación, la liga Hanseática, cuya sede se hallaba en
Lübeck. La liga llegó a incluir 200 ciudades. Las naves hanseáticas transportaban una
gran variedad de artículos: miel y pieles de Rusia, pescado de Escandinavia y lana de
Inglaterra, entre otros productos más.
Las ferias
La actividad comercial se impuso en toda Europa en el transcurso del siglo XIII.
Dentro de un ambiente de plenitud económica, alcanzaron gran importancia las ferias,
grandes mercados situados en zonas de contacto entre el comercio mediterráneo y el
nórdico, a las que acudían mercaderes de todos los lugares de Europa.

Las ferias no eran mercados permanentes, pues sólo se realizaban en ciertos períodos
del año. Su celebración duraba varios días. A estas citas comerciales acudían, también,
titiriteros y juglares, que añadían a la celebración un carácter festivo.

De todas las ferias que se celebraban en la Edad Media, las que alcanzaron mayor
renombre fueron las ferias de Champaña, que se instalaban en la llanura francesa de
ese nombre, a medio camino entre Venecia y Brujas. Las ferias de Champaña eran, por
lo tanto, lugares de encuentro entre los comerciantes flamencos e italianos.

Ferias y bancos
Las ferias de Champaña

Aunque las ferias se celebraron en todos los países europeos, en los siglos XII y XIII
todas quedaron relegadas por las ferias de Champaña: seis ferias que se celebraban a
lo largo de todo el año una vez en la aldea de Lagny, otra en Bar-sur-Aube, dos veces
en Provins y tres en Troyes. Estas ferias destacaron sobre todas las demás porque los
condes de Champaña las protegieron liberando de impuestos a los comerciantes que
acudían a ellas. Sobresalieron, también, por su situación geográfica, que las convirtió
en el principal lugar de encuentro de los mercaderes. Por eso, en aquella época, la
meta más importante de cualquier comerciante eran las ferias de Champaña. Las ferias
decayeron en el siglo XIV. Cuando los comerciantes se volvieron sedentarios.
La aparición de los bancos

AI principio, los mercaderes portaban consigo el dinero. Con el tiempo, las


operaciones comerciales se volvieron difíciles a causa de la diversidad de monedas y de
valores existentes. Para efectuar cambios de dinero y agilizar las transacciones,
aparecieron los primeros cambistas, que ubicaban delante de su tienda un banco, sobre
el que colocaban las diferentes monedas. Otro instrumento importante para su
actividad era la balanza: el peso de las monedas permitía establecer la cantidad de
metal precioso que contenían y, con ello, fijar su valor. Muy pronto los cambistas
recibieron los ahorros de la gente y los invirtieron en empresas lucrativas y en
préstamos. De esta manera nacieron los bancos.
EL COMERCIO EN LA EDAD MODERNA
Aparece el gran comercio, la especialización, la racionalización, la producción
industrial en masa, la mediación, la aparición de la empresa con sus modernos
elementos, la lucha por los mercados que fomentan las expediciones a otros países.

Consecuencia de lo anterior es el dominio económico inicialmente a cargo de España,


Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra.

En la actualidad los descubrimientos científicos, la tecnología, el perfeccionamiento de


los medios de transporte y de comunicaciones y la interdependencia de la estructura
política, económica y social han abierto nuevos caminos al comercio. Apareció con
ventaja y supremacía en nuestra esfera Estados Unidos de Norteamérica, Japón,
Alemania e Inglaterra, entre otros.

Desde el punto de vista económico, político, dentro del sistema de características ya


visto, encontrarnos a partir de la Revolución Francesa el capitalismo liberal, que postula
la no inversión del Estado en la economía, de manera que el mercado y la propiedad de
los medios de producción se entregan totalmente al capital privado.

A partir de la Primera Guerra Mundial, los demás conflictos bélicos y crisis económica
inducen al paso paulatino del liberalismo económico al Estado inversionista y al sistema
de la economía dirigida, con esto se busca racionalizar la economía, lograr el pleno
empleo de los recursos, alcanzar el desarrollo integral, señalar metas concretas a la
actividad económica, fijar un orden de prioridades, etc.

El estado por su esencia es el llamado a elaborar la norma social y a encarnar el interés


común, dirige y planifica en algunas oportunidades la iniciativa privada, por ello es
también el Estado quien señala de manera definitiva las metas económicas y
comerciales por lograr, así como los medios para conseguirlas. Pretende de esta forma
satisfacer mejor las demandas de la sociedad así como el desarrollo armónico y
proporcional de las economías nacionales.

El mérito del derecho mercantil en el futuro será el acercamiento a la realidad


económica de cada estado, con leyes que regulen las medidas preventivas y reiterativas
que eviten y repriman el fraude estatuyendo normas especiales que aseguren el
cumplimiento de las obligaciones comerciales y proporcionen mayores garantías
sociales. Así, evitara el ahondamiento de las contradicciones entre los grandes intereses
del capital privado con los de las naciones.

Instituciones Comerciales del Siglo XVI


La burguesía comercial sólo era importante en un corto número de ciudades, y su
dedicación se orientaba, sobre todo, al comercio internacional. Básicamente, la
actividad comercial se podía agrupar en tres zonas: las plazas de Levante, en el
Mediterráneo; el comercio con el mar del Norte, a través de los puertos del Cantábrico,
y el comercio con las Indias, situado en Andalucía.

Principales instituciones comerciales


A) Las ferias de Medina del Campo:

En las ferias de Medina del Campo se desarrolló una importante actividad comercial,
además de los comerciantes castellanos, acudían mercaderes de todas partes del
mundo. Era un extraordinario centro de contratación de comercio de exportación e
importación, y de cambios y giros nacionales e internacionales.

B) El Consulado de Burgos:

El Consulado de Burgos llegó a tener una gran importancia en los dos primeros tercios
del siglo XVI. Los consulados eran órganos rectores del comercio, que surgieron
durante la Edad Media para agrupar a las corporaciones profesionales de las gentes
del mar en defensa de sus intereses, y constituían un tribunal especial para resolver las
cuestiones conflictivas que pudieran surgir. Los primeros consulados se hallan
vinculados a ciudades de comercio marítimo, y se imitaron en ciudades mercantiles del
interior, con estructura y funciones semejantes.

C) Instituciones Andaluzas:

El otro núcleo de actividad mercantil y financiera hay que situarlo en Andalucía, que se
vio muy favorecida después del descubrimiento de América.

El floreciente mercado y la opulencia mercantil quedó reflejado en obras internas,


como la Casa de la Moneda, la Lonja de Mercaderes, la Aduana, todas ellas
comenzadas y acabadas en los últimos decenios del siglo XVI. Además de los impuestos
que se recaudaban en Sevilla, que eran muy importantes, la ciudad efectuó cuantiosas y
repetidas donaciones a los monarcas.

En el transcurso del siglo XVII se firmaron varios tratados con las potencias que
dominaban el mundo de la navegación y el comercio. Eran tratados de paz, alianza y
amistad entre las monarquías, y de navegación y comercio.

Los Inicios del Comercio en la Edad Moderna

El comercio es una de las ramas más vitales para entender la economía de la época. El
auge que esta actividad conoció en los siglos modernos hunde sus raíces en el medievo,
a partir del siglo XI el comercio se extendió de manera globalizada, con una
ampliación sin precedente de los mercados (a nivel local e
internacional/transcontinental, con una expansión de la demanda) y la multiplicación
de las interrelaciones entre éstos.

El comercio garantizada el acceso a un número importante de personas a la riqueza o


una mejor posición económica. Todo fue posible más posible gracias a la industrial. Y
es que el comercio, además de tener una incidencia macro-económica indispensable,
poseía un peso social, humano y micro-económico revalorizado en el mercader y las
rutas comerciales.

España comenzó a tener un papel muy importante en la economía de los primeros


siglos, que afectó tanto en la manera de comercializar en el interior como en el
exterior, a la vez que el volumen de transacciones originaría la creación o desarrollo
de instituciones que canalizaran dicho comercio.

Todo ello constituyó una gran oportunidad para que la burguesía comercial tuviera
una expansión y lograra un progresivo poder. Si la burguesía comercial y financiera no
se desarrolló en mayor medida, fue más por problemas de mentalidad, con la viva
oposición tradicionalista al mundo del comercio, que por auténticas oportunidades
económicas.

La aspiración de ennoblecerse cuando se poseía cierta cantidad de dinero fue una


constante, y vivir notablemente era símbolo de no deshonrarse trabajando.

RUTA DEL GALEÓN DE MANILA

Ruta que complementa a la Ruta del Triángulo y la Atlántica, y une Acapulco (México)
con Manila en las Filipinas. Se intercambiaban metales preciosos de América por
especies, porcelana, sedas, y productos de lujo chinos y japoneses.
Fue abierta por Urdaneta en 1565 y permaneció vigente durante 250 años. Cubría
2.200 a lo largo de 50 a 60 días y se producía una o dos veces al año. Se aconsejaba
salir de Manila en Julio, después de agosto era imposible realizar la travesía, que
había que postergar durante un año. Al mismo tiempo el viaje desde Acapulco se venía
desarrollando en los meses de diciembre a enero.

El peligro del viaje era considerable y mucha gente moría en ellos, víctimas del
escorbuto o del hambre. Otros problemas eran los temporales y la calma chicha, ya que
al no haber viento era imposible que los galeones avanzaran.

Su éxito fue posible por la plata mexicana, que tenía un precio muy alto en Asia ya que
el coeficiente bimetálico existente la favorecía en relación al oro. Esto permitía
comprar con ella casi todos los artículos suntuosos fabricados en Asía, a un precio muy
barato y venderlos luego en América y en Europa con un inmenso margen de ganancia.
LA RUTA TRIANGULAR

Fue una ruta atlántica que funcionó durante los siglos XVI-XVII y principios del XVIII.
Salía de los puertos europeos en los barcos cargados de abalorios con dirección a las
costas de África, el golfo de Equinea, donde se intercambian esclavos y se trasladan a
América donde se venden a cambio de materiales preciosos, maderos, tintes, café,
cacao y otros productos.

El control de esta ruta fue español y portugués en el siglo XVI, holandés en el XVII e
inglés en el XVIII. Fue la ruta más rentable de todas.

El Comercio en Siglo XVIII


De acuerdo con las teorías reformistas, la política comercial tendería hacia el libre
intercambio.
Se echaron abajo, primeramente, los obstáculos interiores como impuestos, aduanas o
licencias, y se favorecieron las importaciones, sobre todo con América; la medida más
trascendental fue la liberalización del comercio con América, efectuado por el rey
Carlos 111 el 12 de octubre de 1778, Y que constituyó una de las grandes reformas de
la América virreinal.

A partir de ese momento, habiendo echado ya abajo el monopolio de Cádiz, lo que se


analizará en el siguiente apartado al hablar del monopolio comercial con América, y
ampliándole a diferentes puertos peninsulares, entre ellos Santander, se abrió una
inmensa puerta al libre comercio y a la iniciativa particular; por ello, el comercio con
América revivió como nunca antes se había conocido.

La primera parte del siglo se caracterizó por el proteccionismo del Estado en el ámbito
económico ¡éste intervino directamente en la consecución de las nuevas 38 fuentes de
riqueza. A partir de la segunda mitad, las cosas cambiaron y el abandono del
proteccionismo dio paso a teorías más liberalizadoras con el concepto moderno de la
libre iniciativa privada.

El Estado se limitaría a resolver, facilitar y simplificar la burocracia. Las nuevas leyes


que se dictaron, Ley del Comercio, de Industria, Agrícola, entre otras, supondrían,
fundamentalmente, la supresión de las vetustas leyes anteriores.

La teoría fisiócrata de Jovellanos dió paso a la idea de libre cambio en el orden


económico y comercial, abogando por la defensa de la libertad del individuo.
Por todo ello, se contribuiría al auge de las Sociedades Económicas de Amigos del
País, con reflejo en Santander como más adelante se verá, promocionadas por el
ilustrado campomanes, y a las que se debió el fuerte impulso de las nuevas ideas
liberales y el desarrollo del comercio con nuevas técnicas innovadoras.

Por último, hay que destacar en esa línea, la renovación de los gremios comerciales
como institución en alza que regulaba las formas de trabajo, las técnicas, y los precios.

El comercio en la Edad Moderno mejoró notablemente, ya que se mejoraron los medios


de comunicación y la economía de los países se reforzó. También se reforzó el comercio
interior y exterior con el propósito de mejorar la economía de los países. Para el
comercio exterior se crearon barcos de vela que transportaban productos de un
continente a otro. Además destacó el comercio textil que fue fundamental en la
fabricación de las velas a través de la tela.
EL CODIGO DE NAPOLEON
La etapa se cierra con el código de Napoleón.

El Código de Napoleón de 1807, vigente desde el 1 de Enero de 1808, quedo


estructurado conforme a la pauta señalada ya por el Código Civil, y así, sus 648
artículos fueron distribuidos en 4 libros, subdividieron en títulos. Los libros tratan
respectivamente las siguientes materias:

1) Comercio en general
2) Comercio marítimo
3) Quiebras y bancarrotas
4) Jurisdicción comercial
EL COMERCIO EN LA COLONIA
Fue el mercantilismo europeo en su empleador el que conquisto a América. Los pueblos
europeos, holandeses, franceses, ingleses, se lanzaron a la conquista de nuevos
territorios con el fin de acrecentar su comercio. España, sin embargo, no tuvo el
propósito de organizar actividades comerciales con sus provincias de América porque
creía que desde una perspectiva económica, en América no debía buscarse sino oro y
plata.

El virrey Messia de la Zerda comentaba sobre la falta de comercio lo siguiente:

“Ningún comercio activo disfruta este reino. Como se ha dicho, depende su subsistencia
del oro que saca de sus minas, sin giro, expendio ni salida de sus frutos; su provisión de
mercancías y géneros de Castilla, depende de uno que otro registro remitido por el
comercio de Cádiz a la plaza de Cartagena, de donde se trasladan estos efectos al
interior del reino causando tales costos en su conducción y derecho que son muy raros
los que disfrutan alguna utilidad”

Sobre el mismo tema Antonio Taboada considero que:

Si España hubiera estado dotada de genio verdaderamente comercial, jamás nacido


alguna hubiera sido más poderosa. Fue dueña de toda la América cuyas intensas
riquezas no supo acrecentar y aprovechar, incurriendo en el gravísimo error económico,
causa principal de su decadencia, de creer que solo los metales preciosos eran riquezas,
cuando no son más que un signo representativo, un medio de facilitar los cambios.

Fue Adam Smith el que paso punto final al problema de la riqueza de las naciones.
Demostró que dicha riqueza no consiste en acumular oro y plata, como sustentaban los
mercantilistas, ni en la agricultura y minería, tesis de los fisiócratas; la riqueza de las
naciones esta, sencillamente, en el trabajo.

A pesar de lo anterior debe decirse que si existió algún comercio con las colonias,
principalmente a través de las Casa de Contratación de Sevilla. Además España
prohibió toda clase de comercio con otros países y dicto normas muy drásticas para
quien violara estas disposiciones. De tal forma que la Real Cedula del 3 de Octubre de
1814 estableció:

“Que en ningún puerto ni parte de nuestra irlas occidentales, islas y tierra firme
de los mares del norte y del sur, se adelante ningún género de trato con
extranjeros aunque sea por vía de recate o cualquier otro comercio, pena de la
vida y perdimiento de todos sus bienes a los que contravinieren a esta ley de
cualquier estado y condición que sean”.

Como se observa, no existio comercio exterior en los dominios, españoles; este fue
praticamente nulo debido a:

a. La prohibiciones legales
b. Falta de medios de comunicación
c. Los excesos tributarios
La situación plateada fue tal magnitud que los pocos comerciantes nativos participaron
activamente en el movimiento de independencia y uno de sus ideales fue liberal de
comercio.

El Comercio Durante la Colonia

A partir de 1504 España impuso un “monopolio comercial” a sus colonias, por el cual
prohibió a los americanos a comerciar con otras naciones y les exigió hacerlo sólo con
barcos españoles autorizados.

La Casa de Contratación organizaba en Sevilla una partida de flotas y galeones. Las


flotas eran los barcos donde se cargaban las mercaderías para América. Dos veces al
año salían acompañados de los galeones que eran barcos de guerra que debían
protegerlos de los piratas.
Llegaban a Cuba y desde allí se dirigían a otras regiones de Centro América.
A pesar de este monopolio existió un comercio oculto con otros países y el contrabando
restó recursos a España.

La Corona, que veía en América la oportunidad de aumentar su riqueza gracias a los


metales preciosos (oro y plata) del nuevo mundo y al “mercado cautivo” que conseguía
para sus productos, si se mantenía un estricto monopolio que obligara a los colonos a
comerciar solamente con España, situación que fue difícil de conseguir debido al
permanente contrabando de productos provenientes de otras naciones europeas, sobre
todo durante el siglo XVIII.

COMERCIO EN LA INDEPENDENCIA Y LA REPUBLICA


Al lograrse de libertad políticas los granadinos no estaban preparados para administrar y
dirigir el Estado pero, a pesar de las grandes contradicciones y divergencias en la
naciente organización política, la libertad de comercio fue una conquista de la
independencia que consagro en la Constitucion (de Mariquita 1815, de Angostura 1819,
la que crea el Estado de la Nueva Granada 1832, y siguientes)

El comercio recibe entonces un gran impulso a pesar de las dificultades en las


comunicaciones que no permitían relaciones mercantiles frecuentes entre las regiones
economicogeograficas colombianas. Solo varios lustros adelante se abren caminos y se
usa la navegación como medio de comunicación comercial. La completa libertad del
comercio prolonga su vigencia hasta comienzos del presente siglo. Estamos bajo los
postulados de la Revolución Francesa.
Comercio, sistema bancario y sistema monetario.
El proyecto del estado nacional Heredero de una marcada regionalización, existente
desde finales de la época colonial y agudizada en la Gran Colombia, el Ecuador nació a
la vida independiente profundamente fragmentado, fragmentación que lejos de
disminuir durante las tres primeras décadas republicanas se profundizó aún más a
consecuencia del desarrollo de las diferencias regionales entre Quito (sierra-centro
norte), Guayaquil (costa) y Cuenca (sierra-sur). En tales circunstancias, y tras la crisis
de 1859, el régimen garciano se enfrentó al reto de la integración nacional. Aunque ésta
no era la primera vez que se hacía un esfuerzo en tal sentido, García Moreno puso en
marcha un peculiar proyecto político organizado sobre la base de los principios,
visiones y formularios religiosas que, en un país tradicionalmente católico como éste, él
considero el recurso más eficaz a través del cual unificar nacionalmente a la población
ecuatoriana.

El sector económico Durante esta etapa, la economía ecuatoriana vivió un importante


despegue, relacionado con el auge de las exportaciones cacaoteras, consecuencia de la
demanda internacional de ese producto, en particular para el mercado europeo y
norteamericano que se hallaba en pleno proceso de crecimiento. El aumento de las
exportaciones de cacao, que en 1866 "superó la cifra de cinco millones de dólares"
(Acosta: 1998:39), trajo consigo algunos efectos significativos, de diversa naturaleza: la
incorporación definitiva del Ecuador al mercado internacional, y al mismo tiempo la
gestación de un modelo de economía agroexportadora, modelo que, como veremos más
tarde, se consolidó en la siguiente etapa (1875-1865); la configuración al interior de la
élite costeña "de una nueva clase, la burguesía comercial y bancaria" (Ayala: 1990:81),
pequeño grupo de personas vinculadas a las actividades agroexportadoras, y también al
inicio de una importante migración campesina de la sierra a la costa, propiciada por los
grandes propietarios de las plantaciones cacaoteras, que gracias a ello pudieron obtener
mano de obra barata, uno de entre otros factores que permitió estimular la demanda
cacaotera.

Reforma fiscal y monetaria El programa del régimen incluyó por otra parte un plan de
reformas fiscales y monetarias. Entre otras medidas se tomaron las siguientes: la
abolición del tributo indígena, la imposición de un impuesto a los bienes raíces y una
reorganización aduanera, que aseguró el cobro adecuado de impuestos por ese rubro.
Este hecho, sumado al crecimiento de las exportaciones cacaoteras le permitió obtener
al Estado un ingreso significativo de fondos sin precedentes anteriores. Este programa
de reformas incluyó, por otro lado, una apropiada conducción técnica de las finanzas
públicas y en consecuencia una racionalización del manejo de sus fondos. Sin embargo,
otra vez algunas de estas medidas no satisficieron a los interese serranos. Y es que el
presidente prefirió optar por las disposiciones librecambistas que beneficiaban al
desarrollo del comercio exterior, en donde el Estado obtenía sus mayores recursos, a las
medidas proteccionistas que reclamaban los hacendados e industriales, a fin de que
reclamaban los hacendados e industrias, a fin de que desde el ámbito estatal se
protegiera la producción nacional de productos importados. El modelo garciano,
entonces, otra vez apostaba por los intereses costeños que vinculados al gran auge del a
explotación cacaotera atravesaba por su mejor momento. Ahora bien, en el aspecto
económico el gobierno también experimentó la necesidad de impulsar la creación de sus
sistema bancario acorde con la vinculación del país al mercado internacional y al
creciente ingreso de capitales. En tal virtud, García Moreno gestionó el establecimiento
de Banco del Ecuador (1862), instituto emisor, al que el Estado terminó por vincularse
estrechamente en razón de los empréstitos bancarios concedidos. También optó
suspender el pago de la deuda inglesa.

La política económica garciana, en virtud de las características que asumió, ha sido


calificada de "económica - capitalista - católica", de fuerte inspiración jesuita.
Estatalmente intervencionista, nacionalistas y librecambista, promocionó la vinculación
económica interna y externa y se planteó la necesidad de incorporar a los sectores
desposeídos de población al mercado laboral. Primeros bancos

El primer banco fundado en el Ecuador fue el Particular de Manuel Antonio de


Luzarraga (1859-60), establecido en Guayaquil. Estuvo facultado a emitir “billetes de
banco” (el PESO “feble” de 8 reales era la unidad monetaria) con respaldo en metales
preciosos (sistema bimetálico). El banco también debía otorgar créditos a los gobiernos.
La Primera Ley de Bancos El 3 de noviembre de 1871, el Congreso Nacional de Quito
dictó la primera Ley de Bancos (25 artículos), que el presidente Gabriel García Moreno
ejecutó el 7 de ese mes (“El Nacional”, 13 noviembre, 1871). La emisión de billetes no
podía exceder del triple del capital real “consignado por los accionistas en moneda
metálica efectiva” y todo exceso se aplicaría al fisco como multa, además de recogerse
los billetes. Todo banco estaba obligado a mantener un fondo de reserva, al cual debían
destinarse la mitad de las ganancias líquidas anuales, después de deducido el 12% por la
porción entregada por los accionistas. Este fondo debía emplearse íntegramente, cada
año, en traer del extranjero moneda de plata legal y, además, estaba destinado a reparar
las pérdidas del capital social y a completar el dividendo del 12% anual por las cuotas
entregadas por los accionistas. La ley dispuso claramente: “Todos los accionistas que
hubieren tomado indebidamente el fondo de reserva serán castigados con una multa
igual a la cantidad indebidamente tomada”.
A través de esta pequeña investigación pude observar y aprender un poco la importancia
del comercio que es algo que nos rige día con día y desde el inicio de los tiempos, ya
que vi cómo nació desde el trueque la moneda y como se fue desarrollando desde
babilonia, Grecia, Roma, España, Francia y lo más importante en Ecuador.

Creo que es importante conocer de donde proviene nuestra legislación comercial, ya que
todos los días estamos presentes ante actos de comercio, como lo es desde intercambiar
el papel moneda, la misma moneda o como actualmente lo hacemos por medio de la vía
electrónica como lo es con una tarjeta de crédito o débito, pero siempre estamos ante un
acto de comercio, acto que nació desde el inicio de nuestros tiempos y que lo seguimos
realizando día con día.
 Helguera y García, A. de la: (2006) Manual práctico de la historia del
comercio, Edición electrónica gratuita. Texto completo en
www.eumed.net/libros/2006a/

 Libro de derecho comercial

 En 1311, el Papa Clemente V prohibió totalmente la usura y declaró nula toda


legislación secular en su favor.

 Los Templarios: Su influencia económica y financiera – Dr. D. Omar Ricardo Gómez


Castañeda-

 MARQUINA, SANCHEZ, María de Lourdes, " Gobernanza Global del Comercio en


Internet ", Ed INAP, 1.ª Edición, México, pág 149

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