Integrantes:

-Stephany Cargnino.
-Nicolett Contreras.
-Simón Godoy.
-Vania Pueyes.
-María Rosario Rioseco.
-Marcelo Squella.

Texto: Silvia Tendlarz comienza el artículo con la pregunta sobre el incremento en el

diagnóstico de autismo en el siglo XXI. ¿A qué individuos abarca dicho diagnóstico? ¿A
qué corresponde ese aumento?

Síntesis de los 3 puntos principales del texto:

➔ ¿Por qué ha aumentado el diagnóstico de autismo y quiénes están dentro de este?

En primera instancia Leo Kanner definió el autismo infantil precoz en 1943 y un año
después Hans Asperger da la conceptualización del síndrome de Asperger. Ambos
diagnósticos conformaban parte del TGD (trastorno generalizado del desarrollo). Kanner
señalaba que los niños autistas presentaban trastornos en la relación con el otro, en la
comunicación y en los comportamientos; nombrando sus características esenciales como
soledad y fijeza; su adjetivo “precoz” se debía a que se manifiesta desde el nacimiento hasta
los 3 años, determinando su modalidad de presentación. Por su lado, se distingue el síndrome
de Asperger en cuanto a que este último no presenta retraso del lenguaje, además de que es
reconocido en un periodo posterior al del autismo infantil precoz; a su vez se señala en el
síndrome de Asperger la existencia de rasgos que perduran a lo largo de todo el ciclo vital,
por lo que no se presentan cambios en el diagnóstico, al no presentar nada de evolutivo. En
el pasado estas conceptualizaciones fueron tomadas por los manuales diagnósticos (como por
ejemplo, el DSM-IV) manteniendo la distinción entre ambos trastornos.
Ante esta diferenciación, las teorías cognitivas introdujeron la noción de espectro
autista, planteando que todas las personas que presentaban problemas en la reciprocidad
social, en la comunicación e intereses restringidos necesitaban los mismos tratamientos
cognitivos que las personas con autismo, es por esto que se aumenta de manera considerable
el diagnóstico.
Actualmente, el DSM-V elimina la distinción entre autismo y Asperger, estableciendo
el TEA (trastornos del espectro autista) donde se distinguen según severidad en el déficit

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social, de comunicación, intereses fijos y comportamientos repetitivos. Entonces una de las
causas del aumento es que dentro del espectro se incluyen a los antiguamente categorizados
como asperger, ampliando aún más el diagnóstico que incluye diferentes tipos de individuos.
En cuanto al posible origen y el desarrollo del autismo, se relaciona con la utilización
de una vacuna contra la rubéola a partir de un estudio publicado en 1998 (no verídico, sino
por el cual existieron pagos de por medio para su publicación). Junto con esto los medios de
comunicación se encargaron de masificar lo antes mencionado y potenciar este rumor en la
sociedad. Este estudio finalmente fue desmentido, pese a esto sigue vigente a lo largo de los
años, lo que contribuye a que la sociedad tenga creencias erróneas acerca del autismo y
atribuya mayormente a personas como autistas.
En definitiva, en cuanto a la causa del autismo aún no se obtiene una claridad, los
científicos han establecido que se trata de mutaciones genéticas espontáneas con variantes
únicas y un distinto gen afectado en cada niño. Como no ha logrado establecerse la causa
genética exacta, la afectación del ambiente se plantea como una posibilidad en las personas
TEA.

➔ ¿Cómo entenderlo desde el psicoanálisis?

El psicoanálisis entiende al autista no como una suma de síntomas, sino como a una
persona con un funcionamiento subjetivo singular, ellos se caracterizan por una estructura de
borde, ya que al no presentar una diferenciación yo – no yo, el objeto se encuentra pegado al
cuerpo, construyéndose una especie de “caparazón autista” (o encapsulamiento) que llevaría a
un goce sobre un borde, por lo que no se presenta un goce vocal que se manifiesta en la falta
de la enunciación. Este borde autista surge como una formación protectora que acoge al
sujeto frente a un Otro amenazante, y este posee tres componentes: imagen del doble, objeto
autista e islotes de competencia.
Respecto a la imagen del doble (entendida como la persona u objeto que media entre
el autista y las otras personas a modo de cuerpo unificado) y el uso del objeto autista (objeto
que el autista lleva pegado al cuerpo de manera indiferenciada) estos son componentes de un
continuo perteneciente a las salidas del autismo ante un mundo caótico y amenazante. Por
otro lado con islotes de competencia se refiere a que algunas personas se vuelven eruditos en
dominios muy especializados, incluso con aptitudes excepcionales. Lo que algunos autores
denominan “prodigios” o “autistas sabios”.

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 Aquí, Eric Laurent menciona que “hay que renunciar al niño-máquina y hablar del
niño-órgano” ya que se trata de un montaje del cuerpo con un objeto fuera de este mismo. El
encapsulamiento autista es un mecanismo de protección cerrado de un objeto sin cuerpo.
En cuanto al objeto autista, este vincula al niño con Otro, este es singular en cada
sujeto. El psicoanálisis intenta potenciar este objeto reconociéndolo como uno de los vínculos
que posee con lo social (a diferencia de las teorías cognitivo conductuales), escucha al sujeto
sin objetivarlo y promueve que el terapeuta aprenda su lengua, intenta permitir que el sujeto
se separe de su repliegue homeostático sobre su propio cuerpo sacándolo de su caparazón
autística. Se plantea así pasar a un “autismo a dos”, ya que se trata de un tratamiento de uno
pero con otros, donde en el tratamiento de personas TEA no hay otra normalidad que el
funcionamiento que le sea propio al individuo.

➔ Abordaje clínico del TEA

El texto plantea que es cuestionable el abordaje clínico al que apunta la línea
cognitivo-conductual, ya que, busca la desaparición del síntoma, haciendo que los niños con
TEA sean “educables y medicables”, imponiendo un patrón de normalidad en ellos. La
dirección del tratamiento se conduce a la separación del objeto autista.
Mientras que por otro lado, el psicoanálisis busca entender al niño autista como un
sujeto y no como objeto al que hay que educar, respetando la singularidad de cada cual dentro
del espectro. Junto con esto da el espacio para un trabajo en conjunto al objeto autista, sin
despojarlo de él pero trabajando en una separación. Además el analista busca adecuarse a la
singularidad del sujeto, más allá de una mera categorización.

➔ Síntesis reflexiva:
1. Consideramos que el aumento de diagnósticos de personas con TEA no solamente está
dado por los cambios de los manuales diagnósticos. Sino que encontramos que hay un gran
problema en cuanto al diagnóstico diferencial y un desconocimiento generalizado de la
población sobre lo que es propiamente tal el TEA, ya que, muchos síntomas tienen
correlación con los de otros trastornos tales como el TOC, la esquizofrenia, trastornos
generalizados del lenguaje y trastornos de socialización. A esto se le suma la mala
información difundida por los medios de comunicación tal como que el TEA puede ser
consecuencia de la vacunación contra la rubéola.

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2. Otro punto de reflexión lo centramos en el excesivo énfasis en buscar la causa de los
trastornos del espectro autista, por ejemplo encontrar específicamente una falla genética,
siendo que solo han conseguido encontrar mutaciones genéticas espontáneas. Más allá de la
causa el enfoque debiera centrarse en el tratamiento para que así la calidad de vida de estas
personas sea la mejor posible (considerando la subjetividad de cada uno de estos casos).
3. Por otro lado, con respecto al tratamiento de los diferentes enfoques, consideramos que
más allá de apuntar a la dicotomía o conflictos entre las diversas disciplinas, se debe
considerar los diversos tratamientos según las necesidades singulares de cada persona,
abogando por el bienestar del sujeto. Tal como lo plantea el texto el psicoanálisis es una
línea legítima de tratamiento, pero quizás por sí solo no sea suficiente para un tratamiento
integral. Un ejemplo de esto es como en un tratamiento psicoanalítico, se pueden utilizar
como complemento las láminas PECS de línea cognitivo conductual (instrumento visual que
sirve para la comunicación).