y competencia
Tras haber visto que la facultad del lenguaje es una capacidad humana que se desarrolla
siempre que entra en contacto con estímulos lingüísticos y que la consecuencia de esto
es el desarrollo de una lengua, es necesario definir qué es una lengua.
Como se ha visto en este tema, una lengua es un conjunto de unidades y reglas de
combinación. Estas, están en la mente de los hablantes, es decir, tienen una realidad
psicológica, existen desde el punto de vista de la mente. Asimismo, tienen una
naturaleza implícita, es decir, podemos no ser conscientes de su existencia, pero
sabemos usarlas, y operativo. Esto es a lo que se le llama competencia gramatical.
Ahora bien, tras haber definido estos conceptos y haber aclarado que se encuentran de
forma implícita en nuestras mentes, es decir, que sabemos utilizarlas sin ser
conscientes, ¿Qué ocurre con los niños que presentan el trastorno del espectro autista?
Previamente, es necesario aclarar que la competencia gramatical está dividida en
planos que iremos analizando detenidamente al mismo tiempo que lo comparamos con
la situación de un niño o niña con autismo.
En primer lugar, dentro de la competencia gramatical encontramos el plano fónico. En
el caso de los niños y niñas con autismo, este plano queda dividido en plano segmental
y plano suprasegmental.
Tal y como nos dice el texto, en el primero de estos planos, no presentan diferencias en
cuanto al desarrollo de este componente con aquellos niños y niñas sin autismo. Es
decir, independientemente de si un niño tiene autismo o no, conocen los sonidos de su
lengua y saben articularlos. Sin embargo, sí que podemos observar problemas en el
plano suprasegmental, que está compuesto por elementos que influyen tanto en la
producción como en la percepción. Es en este plano donde podemos observar grandes
diferencias entre un niño y/o niña con autismo y uno sin este trastorno. Mientras que
estos últimos son capaces de entonar en función de lo que se quiere transmitir, así como
de percibir los cambios en el tono, la intensidad etc., los niños y/o niñas que presentan
autismo, no son capaces ni de realizar ese cambio de entonación ni de percibir o
interpretar adecuadamente el cambio que se produce en el tono, la intensidad etc. por
parte de otros sujetos. Como consecuencia de esta alteración, los niños y/o niñas con
autismo, presentan problemas a la hora de acentuar correctamente las palabras ya que
producen y perciben todas las palabras de la misma forma, es decir, sin cambiar la
entonación o la intensidad en función del acento y las reglas de ubicación.
En segundo lugar, es preciso detenerse en el plano morfológico. Sí que es cierto, que
este no se ve muy afectado en el caso de los niños y niñas con autismo, es decir, son
capaces de emplear las reglas morfosintácticas correctamente. Sin embargo, se puede
observar que presentan una serie de déficits destacables como que tienen problemas
con algunos morfemas como los temporales y personales del verbo (en lugar de anduve,
andé), tienen problemas con el artículo como elemento que cumple la función
informativa de identificar ya partes conocidas en el discurso, tiene dificultades en la
utilización de los pronombres y morfemas personales, es decir, en lugar de hablar de sí
mismo en primera persona, emplea la tercera, y por último, tiene problemas en el uso
de los elementos deícticos como este, ese, aquel, aquí, ahí, allí, es decir, en elementos
cuyo significado viene delimitado por el contexto.