Anda di halaman 1dari 9

Entre las firmas comerciales que participaron en el negocio del guano peruano en el siglo

diecinueve, la casa inglesa Gibbs e hijos fue probablemente la más señalada. Entre los
años cuarenta y sesenta ella dominó la comercialización del preciado fertilizante en
diversos mercados del mundo. Este libro del afamado historiador escocés William M.
Mathew es el resultado de una prolija investigación acerca de cómo la firma británica
debió negociar con el gobierno peruano para sostenerse como la principal agencia
contratista por casi dos décadas. Ello fue una verdadera proeza en medio de las
cambiantes circunstancias que tuvo la política peruana en esa época. El libro permite
examinar, sobre un caso específico y documentado, el siempre polémico tema de las
relaciones entre los países "fuertes" y "débiles" o, más precisamente, entre los
empresarios de aquellos y los políticos de estos; un tema que en el Perú de hoy no ha
perdido actualidad.

El Estado peruano era el dueño de los depósitos de guano de las islas del litoral y el
primer interesado en sacarle provecho a este recurso natural. Para lograr este objetivo
buscó asociarse con el capital privado, peruano y extranjero. De esta manera, el Estado
aportaba el recurso y los empresarios privados el capital necesario.
Fue el comerciante peruano Francisco Quirós el primero en asociarse con el Estado. En
1841 firmó un contrato de arrendamiento por el que tenía los derechos de explotación a
cambio de pagar tan sólo 10 mil pesos anuales durante 6 años. El Estado se benefició al
principio, pues esta cantidad de dinero era importante para incrementar su presupuesto y
la primera plata que ingresaba por la venta de este recurso. Sin embargo, el incremento
del precio que los agricultores ingleses estaban dispuestos a pagar ocurrió en pocos
meses y pronto fue evidente que el Estado había subvaluado el recurso. Aparecieron las
voces críticas para señalar que Quirós estaba haciendo un negocio redondo a costa del
Estado.
El Estado respondió a las críticas recibidas cancelando su contrato de arrendamiento en
1842 para firmar con empresarios privados nacionales y extranjeros los contratos bajo la
modalidad de la venta directa. Durante cinco años se celebraron distintos contratos de
venta directa con peruanos como el propio Francisco Quirós y firmas comerciales
extranjeras como la inglesa de Anthony Gibbs. En estos años se exportaron alrededor de
300 mil toneladas de guano. El margen de ganancia para el estado fue de un 30% del
valor de lo vendido. Si bien no representaba un ingreso importante, fue suficiente para
que el Perú sea un país elegible para créditos y préstamos del exterior.
El Estado, a lo largo del periodo 1840 a 1875, siguió buscando obtener una proporción
mayor del valor total del guano vendido y decidió cambiar de sistema de explotación por
segunda vez. El sistema de venta que mayor tiempo permaneció activo (1847 a 1869) fue
el de consignaciones. Este sistema era un acuerdo entre el Estado y empresarios
peruanos como Francisco Quirós o Manuel Pardo y extranjeros como los británicos Gibbs
o Grace. En este sistema se les otorgaba la explotación del guano durante un tiempo a
cambio de un porcentaje que variaba entre el 35 y el 45 %. El consignatario se encargaba
de todo el proceso de explotación, exportación y venta del guano. El Estado recibía una
porción del ingreso líquido después de producida la venta. El problema era que el Estado
necesitaba efectivo y no podía esperar hasta el reparto de ingresos. Por esta razón los
consignatarios se convirtieron en los mayores prestamistas del Estado cobrándole entre el
4 y 13% de interés.
Perú se convirtió en el primer exportador mundial de guano. Entre 1840 y 1880, el nivel de
las exportaciones alcanzó los 11 millones de toneladas, que fueron vendidos en Europa y
Norteamérica por un estimado de 750 millones de pesos. Los ingresos generados por la
venta del guano se convirtieron en la principal fuente de ingresos fiscales, los cuales
aumentaron considerablemente.
Entre 1845 y 1868, el Estado dispuso de abundantes recursos económicos gracias al
guano. Fue un período de relativa prosperidad y mayor estabilidad política, especialmente
durante los dos gobiernos de Ramón Castilla (1845-1851 y 1855-1862)
En 1847, Castilla introdujo el sistema de las consignaciones: el estado peruano encargaba
a particulares la explotación del producto, a cambio de lo cual los empresarios
consignatarios se quedaban con un porcentaje de las ganancias (5%).
Es sólo con la segunda elección de Ramón Castilla en 1854 que la República Peruana
encuentra una relativa paz interior y puede organizar su vida política y económica. Castilla
abolió definitivamente la esclavitud y la pena de muerte y estableció políticas de
promoción de extracción y exportación de fertilizantes naturales (guano de islas) que
inician una era de prosperidad en el país. Los primeros ferrocarriles y el alumbrado a gas
llegan al Perú en este período. Durante un intermedio José Rufino Echenique fue
presidente del Perú. Durante el segundo gobierno de Castilla se promulgaron las
Constituciones de 1856 (Liberal) y la Constitución de 1860 (Conservadora) y
reorganizaron los servicios postales y la carrera pública. En 1862, Castilla entregó el
grueso las consignaciones a un grupo de empresarios peruanos. Gracias a esto, muchos
empresarios se enriquecieron de una manera relativamente rápida.

Como es lógico ,es un recuento de uno de los temas más controversiales de la post-independencia
,relacionado con el comercio del guano y la participación de algunos presidentes peruanos como el gran
mariscal Agustín gamarra (1839),Ramón Castilla y el ultimo, el general Juan Antonio Pezet (1865);por
mencionar algunos de los presidentes de esa época ,donde la crisis traumática después de la
independencia ,producto de la deuda colonial con España, el caudillismo peruano, la inercia política ,y
un sin fin de cosas ,hacen del monopolio del guano por parte de los consignatarios y contratistas ,un
negocio redondo para sus intereses personales, y que sirva para el estado peruano una suerte de paliativo
para sus deudas con los ingleses; asimismo ,represento un auge considerable en la política –económica
del Perú, durante el gobierno de Ramón Castilla, y que termino con el boom del guano, cuándo en
Europa ,aparecen los superfosfatos ,y para así romper con la hegemonía de este producto natural ,para
pasar a un producto artificial, mediante cinco factores: los altos costos de transporte, la lejanía para ser
trasladados desde Lima a Londres, las dificultades para poder vender el guano en los mercados(la
competencia con el guano africano, aunque de menor calidad),los impuestos que se tenían que pagar por
transportar el guano y finalmente, la aparición de los superfosfatos en Europa.

Algo más de veinte años, va a representar el monopolio del guano en el Perú, donde va seguido por
diferentes contratos de Quirós, Allier, La Casa Gibbs, entre los más importantes, siendo una de las
firmas comerciales británicas que participaron en el negocio del guano peruano, donde supo
contrarrestar a los diversos grupos de poder hegemónicos de la época y subsistir hasta su caída, donde
supo manejar los hilos económicos del Perú y de la agricultura de los Ingleses.

Dentro de las diversas tendencias historiográficas, esta temática está encuadrada dentro de la historia
económica, con una prolífica documentación personal de Gibbs , correspondencias ,datos históricos
,archivos y bibliotecas; en fin, toda una gama que hace del libro una fuente de consulta obligada por
parte de los historiadores ,universitarios ,escolares y público en general, interesado por el tema en
mencion. Además, nos demuestra desde una óptica extranjera, la historia del guano y su política
comercial con Gran Bretaña; ya por años atrás ,Heraclio Bonilla nos había presentado su famoso
libro: Guano y burguesía en el Perú, siendo más un recuento de cómo funcionaba el verdadero comercio
y los grupos de poder, que se enfrascaron en el monopolio; pero, este libro de William M. Mathew,
representa con hechos, datos y un serio tratamiento de fuentes ,todas las firmas ,correspondencias entre
los diferentes gobiernos ,confusión ,crisis ,ambición y agotamiento final del monopolio del guano en el
Perú.

Evidentemente, fue Jorge Basadre quien acuño a esta época como “la prosperidad falaz”, por ser una
época de auge, prosperidad económica, pero lo paradójico es que, duró unos veinte años, y más aun, solo
sirvió para pagar deudas, y no sirvió como debiera en su momento, producto de las guerras con Bolivia,
deudas externas con Inglaterra, el caudillismo, que no fue otra cosa que, ocasionar más gastos al ya
debilitado erario nacional, causando inestabilidad política, económica, social y cultural.

Pero el Quid del asunto no queda ahí nomas, puede parecer que esa relativa bonanza a la que se hace
alusión ,haya representado una economía prospera para el país ,pero no fue así, pues ocurre que a mas
venta de guano, más intereses de por medio aparecieron, tales
como:corretaje,embarcaderos,consignatarios,contratistas,obreros,en fin; el gobierno solo recibía para
pagar los intereses y la deuda contraída con los ingleses, producto de los gastos del libertaje colonial con
España por supuesto, los relativos caudillos que ocasionaron gastos innecesarios, todo con el afán de
encaramarse en el poder, generar inestabilidad y desconfianza en el pueblo.

Puede ser contradictorio, pero el libro está bien documentado, pero la verdadera objetividad en que el
historiador está obligado, hace que caiga en una suerte de subjetividad, al tratar de defender el
desempeño de los ingleses y poner al estado peruano como una cuestión de teje y maneje, es decir, el que
tiene el poder, cuándo sabemos, que el gobierno actuó mas por obra de su desesperación y obligación
por el dinero, que por obra de una planificación ordenada; recuerden que por esa época se instaura en el
país ,el boom de los ferrocarriles, que no es el objetivo de estudio del libro ,es decir, que no se disfruto
del verdadero auge del guano al que hace alusión el autor, aunque reconoce que hubo una caída ,pero es
más una suerte, del final de la casa Gibbs.

Para terminar, debemos manifestar que el libro contiene al final, apéndices relacionados a: Presidentes
del Perú en el periodo inicial del guano, árbol genealógico parcial de la familia Gibbs en los siglos XVIII
y XIX, estadísticas de Anthony Gibbs e hijos, y finalmente, las importaciones británicas y ventas del
guano peruano.

# partir de 18 3 durante el primer gobierno de 4amón 5astilla, se estableció el sistema de


las5onsignaciones, por el cual los comerciantes actuaban por cuenta del Estado a cambio de una
comisión por la venta reali)ada. Ellos se encargaban de todo el proceso productivo del guano,
como extracción, transporte,almacenamiento y venta o colocación en el mercado europeo. En un
inicio los consignatarios !ueronextranjeros como las casas comerciales Quiro) 6 #llier
&peruano6inglesa', la casa %ibbs 6 5ra7ley& nglaterra' y Puymerol 6 Poumaroux &Portugal'. #
partir del gobierno de 5astilla, se dio pre!erencia a losconsignatarios nacionales.En el año 18":
;urante el gobierno de <ose =alta, el estado peruano le entregotodo el monopolio de la
comerciali)ación del guano a la casa !rancesa ;rey!us hermanos, de esta manera sedejo de lado a
los consignatarios peruanos.

CONTRATO DREYFUS

El Contrato Dreyfus fue un acuerdo comercial firmado en París el 5 de julio de 1869 entre los
representantes del Estado peruano y la Casa Dreyfus & Hnos., empresa cuyo titular
era Auguste Dreyfus. Posteriormente se hicieron algunas mejoras y ampliaciones. Por medio
de este contrato, la Casa Dreyfus & Hnos. se comprometía a adquirir del Estado peruano dos
millones de toneladas de guano de islas, valorados en 73 millones de soles, que debía abonar
a razón de 700.000 soles mensuales; al mismo tiempo se comprometía a dar al Estado un
adelanto de dos millones de soles, comprometiéndose, además, a cubrir el servicio de la
deuda externa peruana, que ascendía a cinco millones de soles anuales. Fue aprobado por el
Gobierno el 17 de agosto de 1869, en medio de una gran polémica que dividió a la opinión
pública. Por entonces gobernaba en el Perú el coronel José Balta y era ministro de
Hacienda Nicolás de Piérola Villena, que fue el artífice del contrato. Los consignatarios o
empresarios nacionales del guano acusaron al Gobierno de “despojo” e intentaron suplantar
por la vía judicial a la Casa Dreyfus. La Corte Suprema dio la razón a los consignatarios, pero
el Congreso de la República zanjó finalmente la controversia, aprobando y poniendo en
ejecución el contrato el 11 de noviembre de 1870. Sin embargo, Dreyfus no llegó a cumplir a
cabalidad todas las cláusulas del contrato y fue acusado de hacer manipulaciones en
desmedro del Estado peruano. El contrato, tras tener sucesivas modificaciones, fue rescindido
finalmente en 1876.

Firma del Contrato Dreyfus


En esta fecha, en el año 1869, se recuerda el famoso
Contrato Dreyfus, suscrito entre el Gobierno peruano ─siendo
presidente del Perú José Balta─ y la Casa Judío Francesa
Dreyfus & Hnos.
El Contrato Dreyfus fue un acuerdo comercial firmado durante la etapa del
gobierno de José Balta, cuando Nicolás de Piérola era ministro de Hacienda.

Durante el gobierno de Balta se construyeron los ferrocarriles de Chancay,


Moquegua, Puno, Pisco y Pacasmayo, se terminó el de Mollendo-Arequipa y se
iniciaron los trabajos del ferrocarril Lima-La Oroya y el de Chimbote-Huallanca.

Los exorbitantes gastos en la construcción de ferrocarriles empezaron a mellar la


débil economía del Perú. Para tratar de aumentar los ingresos y salvar el
estancamiento económico del país, se tomaron las siguientes medidas:

1. Se echó mano a la explotación y venta del salitre de Tarapacá. Ese


producto tenía buen mercado porque, por ejemplo, comparándolo con el
producido en Chile, resultaba de mejor calidad.
2. Se reactivó la política de empréstitos; es decir, se volvió a acudir al fácil
expediente de traer bienes de capital del extranjero, endeudarse, y cumplir
con los compromisos internos con dinero ajeno.

Ante la severa crisis económica, el presidente Balta nombró como ministro de


Hacienda a Nicolás de Piérola, quien contaba con apenas 30 años de edad. En el
cargo, pidió autorización al Congreso de la República para negociar directamente
(sin consignatarios) la venta del guano al extranjero, en un volumen que bordeaba
las dos millones de toneladas métricas. Lanzada la propuesta, la casa judío
francesa “Dreyfus & Hnos.” la aceptó.

El contrato entre el Gobierno peruano y Dreyfus & Hnos. se firmó el 05 de julio de


1869 y fue aprobado por el Congreso el 11 de noviembre de 1870. El contrato se
llevó adelante a pesar de las protestas de los capitalistas peruanos o
consignatarios.

El contrato entre Dreyfus & Hnos. y el Estado establecía:

1. “Dreyfus & Hnos.” se compromete a adquirir la mercadería establecida al


término de los contratos con los consignatarios.
2. Mientras tanto, adelantaría al Gobierno la suma de 2 millones de soles en
dos mensualidades (esta suma fue, luego, elevada a 3 millones).
3. En los meses sucesivos, daría 700 mil soles cada mes hasta el año 1871.
4. Se encargaría de cubrir los pagos de la deuda externa hasta los 5 millones
de soles que se necesitaban cada año.
5. Para todos los casos de pagos e inversiones se establecían los intereses y
primas del caso.
6. “Dreyfus & Hnos.” tendría el comercio del guano para los mercados de
Mauricio, Europa y sus colonias (a excepción de Cuba y Puerto Rico).
El 5 de julio de 1869 se firmó en París el polémico Contrato Dreyfus por el cual el rico comerciante judío-
francés, en representación de la Casa Dreyfus, se comprometía a comprar al Perú 2 millones de toneladas
de guano por 73 millones de soles. Dreyfus debía adelantar 2 millones de soles en dos mensualidades al
momento de la firma del contrato y asumió el compromiso de entregar cada mes, hasta marzo de 1871, la
suma de 700 mil soles. Se encargaba, además, de hacerse cargo de todo el negocio del guano y a cancelar
la deuda externa peruana haciendo uso de las ganancias obtenidas por la venta del abono.

Para el Perú era un buen negocio pues ya no debía preocuparse por los incumplimientos de los
consignatarios. Además podía equilibrar su presupuesto, programar sus gastos y, como si esto fuera
poco, se olvidaba del problema de su deuda con los acreedores ingleses. La reacción de los consignatarios
nacionales fue violenta quienes basaban su protesta por ser “hijos del país”. Sus denuncias tuvieron eco en
el poder judicial pero el Congreso, luego de encendidos debates, aprobó las condiciones del Contrato
Dreyfus.

De este modo, se pensó orientar el dinero enviado por Dreyfus hacia obras productivas, especialmente en
la construcción de ferrocarriles que, se pensaban, eran la vía segura al progreso. De esta forma Balta
gastó enormes cantidades de dinero en implementar su política ferrocarrilera. Muchas líneas se
construyeron, otras quedaron a medio hacer y las demás sólo fueron esbozadas en proyectos. Lo cierto es
que al final el dinero de Dreyfus no alcanzó, el estado tuvo que volver a recurrir al crédito externo y
afrontar el incontrolable déficit presupuestal.

Cuando Manuel Pardo asumió la presidencia en 1872 estas eran las cifras de la crisis: el presupuesto
arrojaba un déficit de casi 9 millones de soles y el guano había reducido un 50% de sus ventas en Europa.
En el congreso se desató un intenso debate llegando a culpar al régimen de Balta, y a su ministro Piérola,
de ser los culpables directos de la penosa situación. La política ferroviaria había aumentado el monto de la
deuda externa a 35 millones de libras esterlinas cuya sola amortización requería de casi 3 millones de
libras, una suma equivalente a casi la totalidad del presupuesto.

De otro lado, la deuda interna ascendía a 13 millones de soles. Y como si esto fuera poco, el pago de los
préstamos recibidos en 1870 y 1872 (12 millones y 37 millones de libras esterlinas, respectivamente)
habían absorbido la totalidad de las mensualidades que Dreyfus quedaba comprometido a remitir al
estado en virtud del contrato de 1869. Cebe mencionar que en 1872 el Perú tuvo el dudoso privilegio de
tener la deuda externa más grande de Sudamérica en el mercado monetario de Londres.

A diferencia de épocas anteriores, ahora el estado no estaba en capacidad de conseguir más créditos en
Londres para financiar sus gastos. Esto se agravó cuando en 1874 Dreyfus anunció que sólo cumpliría sus
obligaciones hasta el año siguiente. Por ello, el gobierno de Pardo trató de obtener sin éxito, un sustituto
de Dreyfus con la Societé Génerale de París y la Peruvian Guano en 1876.

Ese año se declaró la bancarrota financiera del Perú ante la imposibilidad de conseguir nuevos préstamos
y asumir el pago de los anteriores. Esto llevó al civilismo a monopolizar y nacionalizar el salitre de
Tarapacá sin ningún resultado positivo. Este sombrío panorama no solo originó la quiebra de los bancos
de la época, sino la virtual ruina de la agricultura, la minería y el comercio. La creación de nuevos
impuestos y la emisión monetaria no pudieron maquillar una crisis que hacia 1879, año que estalló la
guerra con Chile, se volvía cada vez más agobiante.

El Contrato Dreyfus fue un acuerdo comercial firmado en París el 5 de julio de 1869 entre los
representantes del Estado peruano y la Casa Dreyfus & Hnos., empresa cuyo titular
era Auguste Dreyfus. Posteriormente se hicieron algunas mejoras y ampliaciones. Por medio
de este contrato, la Casa Dreyfus & Hnos. se comprometía a adquirir del Estado peruano dos
millones de toneladas de guano de islas, valorados en 73 millones de soles, que debía abonar
a razón de 700.000 soles mensuales; al mismo tiempo se comprometía a dar al Estado un
adelanto de dos millones de soles, comprometiéndose, además, a cubrir el servicio de la
deuda externa peruana, que ascendía a cinco millones de soles anuales. Fue aprobado por el
Gobierno el 17 de agosto de 1869, en medio de una gran polémica que dividió a la opinión
pública. Por entonces gobernaba en el Perú el coronelJosé Balta y era ministro de
Hacienda Nicolás de Piérola Villena, que fue el artífice del contrato. Los consignatarios o
empresarios nacionales del guano acusaron al Gobierno de “despojo” e intentaron suplantar
por la vía judicial a la Casa Dreyfus. La Corte Suprema dio la razón a los consignatarios, pero
el Congreso de la República zanjó finalmente la controversia, aprobando y poniendo en
ejecución el contrato el 11 de noviembre de 1870. Sin embargo, Dreyfus no llegó a cumplir a
cabalidad todas las cláusulas del contrato y fue acusado de hacer manipulaciones en
desmedro del Estado peruano. El contrato, tras tener sucesivas modificaciones, fue rescindido
finalmente en 1876.

Anda mungkin juga menyukai