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¿Restricciones constitucionales al derecho a decidir?

Se puede decir que el derecho a decidir ésta relacionad con el derecho de libertad de rango
constitucional (derecho primario), cuyo ejercicio puede potenciar el ejercicio de otros
derechos fundamentales. Asimismo, se puede decir que dicha libertad de decidir se ejerce en
el ámbito del derecho privado, específicamente en materia contractual y disposición de la
propiedad privada, ante ello se puede decir que las personas se encuentran ante la presencia
de los denominados derechos patrimoniales que no quedan comprendidos dentro de la misma
categoría de la libertad de decidir, sino como una subespecie de ésta o derechos secundarios.
De esta se puede decir que el derecho de decidir es de rango constitucional, siendo este la
libertad de decidir una especie de dichos derechos, es decir derechos primarios con prioridad
frente a la libertad de contratar, en pocas palabras el derecho de decidir se enmarca dentro de
los preceptos de los derechos civiles, privados y constitucionales, al ser ésta un derecho de
rango secundario. Esta prioridad de la libertad de decidir frente a la de los derechos
patrimoniales es relevante para el autor, debido a que al multiplicarse relaciones contractuales
con desventajas económicas que atentan contra la libertad de decidir de muchos, se producen
desbalances considerables que no sólo se traducen en pobreza material, sino también en
amenazas contra la dignidad y la vida misma de quienes los padecen, lo que hace necesario
que el Estado se involucre y se comprometa a resolver las tensiones entre derechos
patrimoniales (libertad de contratar y derecho de disponer de la Esto es coincidente con lo
dispuesto en algunos de los pactos internacionales en materia de derechos humanos y
políticos, ya que aunque este derecho es de carácter individual, su ejercicio trae beneficios a
los demás gobernados e incluso incide en el desarrollo económico del propio Estado en las
actividades que realizamos los particulares; es por ello que el autor señala que el Estado debe
desempeñar su función de tutor de los derechos fundamentales por los efectos positivos que
al ejercerse por los mismos producen el progreso de la sociedad y, al mismo tiempo, el estado
queda obligado a intervenir para garantizar su ejercicio. Respecto a la manera en que el
Estado se encuentra determinado para intervenir en estas tensiones que existen entre la
libertad de decidir (como derecho primario) y los derechos de carácter patrimonial (como
derechos secundarios), entendidos estos últimos como la libertad de contratar y también el
derecho de disponer de la propiedad.
¿El derecho a decidir por parte de niñas, niños y adolescentes?

Como seres humanos, los niños, niñas y adolescentes también participan y se expresan en
sus espacios de relaciones. Tradicionalmente esta capacidad les había sido limitada pero el
reconocimiento de estos como sujetos de derechos obliga a entenderlos como personas con
igualdad de derechos a los cuales no se puede discriminar por razones de edad. La perspectiva
de los derechos de los niños, niñas y adolescentes cambia el panorama: ya éstos/as no callan
cuando hablan los adultos, sino que, junto a ellos, se expresan y exponen opiniones y las
mismas son consideradas.

En esta forma de participación, los niños y las niñas toman parte en un proceso o actividad
como ejecutantes sin haber intervenido en la preparación del mismo en las decisiones sobre
su contenido y desarrollo. Ejemplo: participar en un acto aplaudiendo, gritando, etcétera. A
los niños y niñas, adolescentes se les puede preguntar su opinión sobre un asunto concreto o
también el niño, niña o adolescente no sólo opina desde fuera, sino que se convierte en una
agente que participa en la definición de un proyecto, su sentido y sus objetivos.

El ejercicio de la participación en los niveles expuestos anteriormente, exige el


reconocimiento de que los niños, niñas y adolescentes que disfrutan del derecho, tienen
capacidad de decisión y que asumen un compromiso - responsabilidad, sobre todo, en los
casos de participación proyectiva donde ellos/as mismas proponen acciones y las ejecutan.

Aunque existen ámbitos de no participación o participación negativa Existen ámbitos o


circunstancias de la vida humana y social en las cuales está limitada o prohibida la
participación de los niños, niñas y adolescentes. Esta restricción se establece en función de
su desarrollo o por tenerse en cuenta la evolución de sus facultades. Estos ámbitos de
participación negativa son los siguientes:

Participación en conflictos armados Esta participación es negativa porque perjudica el


desarrollo de los niños, niñas y adolescentes a la vez que favorece en ellos y ellas la
asimilación de antivalores como la violencia y la intolerancia.
La participación de niños, niñas y adolescentes en conflictos armados está prohibida por la
Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y su Protocolo Adicional que establece que
los Estados Partes en el mismo deben adoptar todas las medidas posibles para que ningún
miembro de sus fuerzas armadas menor de 18 años participe directamente en hostilidades.

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