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EL ‘dios’ ASESINO

“Bienaventurados los ateos, porque encontrarán a Dios”, así se titula el libro de la teóloga
María López Vigil (1944- ). La tesis que la cubana-nicaragüense defiende en su libro es,
básicamente, que todos y todas hemos sido ateos; es decir, todos los seres humanos hemos
tenido que negar ciertas imágenes de ‘dios’, para poder encontrar verdaderamente a Dios.
Esto es cierto, tanto a nivel histórico; pues resulta evidente que la imagen que tenemos de
Dios hoy, no es la misma que la de los cristianos de la Edad Media. A este respecto, dice
Urs von Baltasar (1905-1988), un teólogo del siglo pasado:
“Lo que en tiempos de los papas medievales parecía admisible e incluso indicado,
hoy se nos presenta como algo del todo imperdonable, e incluso como pecado grave,
cuando lo situamos directamente entre el Evangelio desnudo y nuestra conciencia
actual.” (Baltasar, 1967, p. 22)
Pero también es cierto a nivel personal, pues antes de vivir una experiencia verdadera con
la divinidad; todos los seres humanos hemos tenido que ir negando ciertas imágenes de
‘dios’. Por ejemplo, hay quienes creían que la espiritualidad humana podía saciarse con las
posesiones e hicieron del materialismo su ‘dios’; pero una vez que se dieron cuenta de que
eso no los saciaba a profundidad negaron a su ‘dios’, en otras palabras, se tornan ateos en
relación a él, y emprenden la búsqueda hacia nuevos horizontes; repitiendo el proceso hasta
que su necesidad espiritual o religiosa es saciada plenamente.

Hoy, me preocupa que muchas personas dentro del cristianismo sigan aceptando y
promoviendo la imagen del ‘dios’ asesino. Pero, ¿a qué me refiero con esto? Hablo de esa
idea que, en más de una ocasión, se ha popularizado; diciendo que la Biblia profetiza
diversas catástrofes como señales del fin del mundo o de los tiempos. Por ejemplo, los
recientes atentados contra Siria; pareciera que a un sector de la cristiandad esto le alegra y
les resulta motivador ver como la devastación viene a ser una señal de que se acerca el fin.
Pregunto, si Dios tuviera que matar a cientos o miles de inocentes solamente para avisarme
que ya viene por mí, porque me ama; ¿no sería un asesino? Además, ¿qué hay del 12% de
la población en Siria que practica la fe cristiana?, ¿no son merecedores de la gracia divina?
El Dios cristiano, es decir, el Padre celestial que Jesús nos muestra; el que los cristianos
decimos que es amor, que es justicia, que es paz. ¿Sería congruente con su personalidad si
realiza este tipo de hazañas?
Cuando Siria fue atacado, hace un par de semanas y hace un par de años, se hizo viral en
las redes sociales el texto de Isaías 17:3, en donde dice: “Todo el reino de Siria dejará de
existir, al igual que la ciudad de Damasco; además, las ciudades del norte, que son el
orgullo de Israel, se quedarán sin murallas. Yo soy el Dios todopoderoso y juro que así
será” (TLA). Ante esto, algunos pastores y teólogos respondieron explicando las
implicaciones contextuales del texto y denotando su cumplimiento pasado. Aunque estoy
totalmente de acuerdo en esto, considero que debemos aclarar un poco más el oficio del
profeta y el significado bíblico de las profecías.
Generalmente, algunas personas, al escuchar palabra «profecía» piensan en la predicción de
algún acontecimiento futuro. Es aun más sorprendente el hecho, cuando se intenta
investigar el significado de profecía en algún buscador de internet; como por ejemplo
Google, y se obtienen resultados como los siguientes: “Predicción que se hace por
inspiración divina o sobrenatural” o “Acción de predecir un hecho futuro gracias a la
inspiración divina”.
Pero, la pregunta es: ¿Qué significa profecía en el sentido bíblico? Además, ¿siempre la
profecía está relacionada con la predicción de eventos futuros?

¿Qué es un profeta en la Biblia?


La palabra profeta, viene del vocablo griego «prophetes», el cual está conformado por dos
raíces. La primera, es la preposición «pro», que significa: en vez de, delante de, de
antemano. La segunda raíz, es el verbo «phemi», el cual se traduce como: decir o hablar.
Ahora bien, según el significado de estas dos raíces, la palabra profeta puede significar:
hablar en vez de, hablar delante de o hablar de antemano. Un cuarto significado, según
Abrego de Lacy (1993), ahondando en el sentido original de la preposición «pro»; podría
ser: hablar en voz alta. Así pues, esta palabra es la misma palabra griega que se utiliza,
tanto en la traducción griega del Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento; para
referirse al oficio del profeta.
En suma, el profeta, en su sentido bíblico elemental, es aquella persona que Dios utiliza
para comunicar un mensaje. Este mensaje divino es lo que denominaremos profecía.

¿Qué es la profecía en la Biblia?


La profecía, mencionamos anteriormente, pareciera ser que tiene su esencia en el elemento
predictivo. Sin embargo, en el contexto bíblico del término, esto no es así.
El sustento del mensaje proclamado por el profeta, no se encuentra en la predicción de algo
que sucederá en el futuro; sino que en muchas ocasiones, el mensaje del profeta, según las
investigaciones bíblicas, tiene que ver con asuntos de su tiempo y va dirigido a las personas
de su tiempo. Así que la profecía, encuentra su esencia en ser mensaje divino y no
necesariamente una revelación de lo que sucederá en el futuro.
Hablando de este tema, Alberto Roldan (2002) cita un estudio sobre las profecías del
Antiguo Testamento; realizado por Douglas Stuart, un profesor de Antiguo Testamento en
el Seminario Gordon-Conwell, de Estados Unidos. En dicha investigación, el profesor
obtuvo los siguientes resultados:
a) Menos del 2% de las profecías del Antiguo Testamento son Mesiánicas
b) Menos del 5% describen el tiempo del Nuevo Testamento
c) Menos del 1% hacen referencia a acontecimiento futuros

Por lo tanto, se reafirma que el elemento predictivo no es la clave de la profecía; así que
ésta bien puede definirse como: el mensaje divino, comunicado a los hombres de un
determinado lugar y época; el cual puede o no, contener la predicción de eventos futuros.
Incluso, tal vez valdría la acotación de que la posibilidad de referirse a eventos futuros es
muy mínima.
El cristiano y su responsabilidad profética
Si leemos la Biblia, haciendo un lado esas concepciones desviadas del profetismo; estoy
seguro que caeremos en la cuenta de que el cristiano hoy tiene una responsabilidad
profética. Pero, ¿por qué digo esto?
Primero, porque el profetismo, en contraste con la vocación sacerdotal y otras vocaciones
bíblicas, no es una vocación hereditaria. La vocación profética solamente se adquiere
mediante un encuentro personal con Dios. Desafortunadamente, muchos cristianos del siglo
XXI, asumen una vocación o labor de forma hereditaria. Se vive una religiosidad que,
desde mi perspectiva, reflexiona poco acerca de sus métodos. La iglesia actual hace lo que
hace porque así lo aprendió de la generación anterior. El cristiano de hoy necesita
encontrarse realmente con Dios, para así poder realizar una labor profética efectiva.
Segundo, si bien es cierto que los profetas comunican mensajes al pueblo de Israel, también
Dios utiliza a sus profetas para comunicarse con otros pueblos. Por tanto, Dios no solo
quiere hablar con su pueblo, sino que desea comunicarse con el mundo entero. En la fe
cristiana del siglo XXI, al parecer nos hemos olvidado de esta premisa. Hemos limitado la
comunicación divina al interior de los templos, y son pocos los esfuerzos intencionales que
se realizan hacia la comunicación del mensaje divino para con aquellas personas que están
fuera de la iglesia; y ni hablar para con los que parecen mostrar resistencia a escuchar,
como si ciertos seres humanos fueran más dignos de escuchar la voz del Señor.
En tercer lugar, otro aspecto del profetismo bíblico, incluso central en la predicación de los
profetas del Antiguo Testamento, es la lucha en contra de la injusticia social. Si
consideramos el mensaje de cada uno de los profetas bíblicos, podremos apreciar como la
mayoría de ellos tiene un mensaje en favor del pobre, la viuda, el enfermo, etc. El
cristianismo del siglo XXI parece haber perdido de vista esto. A pesar de los esfuerzos que
se realizan para la dignificación del pobre, la viuda, los enfermos, etc.; la verdad es que sus
necesidades siguen siendo un indicativo de la necesidad profética en el presente.
Por último, el profetismo, a través de su mensaje, no solo comunicaba juicio, sino que
además daba una palabra de esperanza. Es decir, los profetas no solo denunciaban todo lo
que el pueblo de Dios estaba haciendo mal, o no solamente hacían saber que Jehová estaba
enojado; sino que en medio de todas esas situaciones, la palabra profética también proveía
esperanza para aquellos que habían tomado el camino equivocado. Bajo este lente, el tipo
de interpretaciones bíblicas de las que se hablaba al principio, denotan la irresponsabilidad
del cristiano en su rol profético; debido a que el énfasis en el juicio se sobrepone ante el
aspecto esperanzador de la predicación.

Conclusiones
Por todo esto, considero que los cristianos debemos ser ateos del ‘dios’ asesino. Es tiempo
de comprender, que la iglesia es un don divino para el mundo, que está para anunciar la
paz, el amor y la esperanza; y nunca para burlarse de aquellos que, por los abusos humanos,
están pasando por los más terribles de los sufrimientos. Si Dios viene, no solo viene para la
iglesia, también viene para el mundo. La propuesta de la fe cristiana, en su escatología, es
que el mal será vencido; pero no se puede vencer al mal con el mal, en otras palabras, no se
puede instaurar la paz por medio de la violencia.
En lugar de levantarnos como acusadores, diciendo “vez, te lo dije; Dios te está
castigando”; es tiempo de que nos levantemos como verdaderos profetas, como aquellas
personas que comunican las verdades divinas en un lenguaje que esta generación pueda
entender. El tiempo de tomar un papel más propositivo es hoy, no podemos ser la voz que
acusa, cuando decimos tener a un Dios de gracia y de perdón.
Si Dios es amor, bondad, misericordia y gracia; no puede ser Él mismo quien ordene la
guerra. Si hay mal en el mundo, si hay gente muriendo de hambre, de frio o por los misiles
de la guerra; no puede ser culpa de Dios, ni de su Palabra. En todo caso, esto es
responsabilidad de las malas decisiones del ser humano; quien en su libertad, ha decidido
olvidar que todos los seres humanos somos creación divina, somos iguales ante el Señor.
Por esto, estoy convencido que al Padre le duele igual la muerte de un europeo, un latino o
un sirio; pues Él no es el asesino, sino aquellos que se han llenado de odio que en la lucha
de poder buscan demostrar la supremacía.
Y cuidado, porque aquellos que asumen un papel pasivo y afirman la imagen del ‘dios’
asesino; argumentando que estas son simplemente profecías que deben venir sobre la tierra,
los que no asumen su verdadera responsabilidad profética, al mismo tiempo que los tiranos,
aplastan el botón y envían misiles a las personas inocentes. Así que, te invito a ser ateo, a
romper con esta imagen de un ‘dios’ asesino; que está muy distante del verdadero Dios.
Bibliografía Consultada
Abrego de Lacy, J. M. (1993). Los libros proféticos. Pamplona, España: Verbo Divino.
EcuRed. (25 de Abril de 2018). Obtenido de EcuRed:
https://www.ecured.cu/María_López_Vigil
Feadulta (Dirección). (2017). Bienaventurados los ateos (I) [Película].
López Vigil, M. (25 de Abril de 2018). Redes cristianas. Obtenido de Redes cristianas:
http://www.redescristianas.net/bienaventurados-los-ateos-porque-encontraran-a-
diosmaria-lopez-vigil/
Roldán, A. F. (2002). Escatología: Una visión integral desde America Latina. Buenos
Aires, Argentina: Kairos ediciones.
von Baltasar, H. U. (1967). ¿Quién es un cristiano? Guadarrama, España: Punto Omega.

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