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Postulados básicos

de la ontología del
lenguaje

Grupo y
Liderazgo

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La ontología del lenguaje:
postulados básicos
La ontología del lenguaje se sitúa en la profunda transformación que
implica una nueva compresión de los seres humanos. Esta disciplina se
sustenta en tres postulados básicos:

1) La interpretación de los seres humanos como seres lingüísticos.


2) El lenguaje con una cualidad netamente generativa.
3) Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él.

Abordemos entonces, con algo más de detalle, cada uno de estos


postulados.

El primer postulado, la interpretación de los seres humanos como seres


lingüísticos, es considerado por Rafael Echeverría el más importante,
cuando afirma que: “el lenguaje es, ante todo, lo que hace de los seres
humanos el tipo particular de seres que son” (2008, p. 21). Se sostiene así
que esta es la clave para comprender los fenómenos humanos.

Es importante destacar, evitando así un reduccionismo aparente, que este


postulado no niega la realidad misma; permite comprender que los seres
humanos no solo somos seres lingüísticos, sino que el lenguaje es una
parte importante del encuadre multidimensional, reconociendo en el ser
humano la existencia de tres dominios primarios:

 El dominio del cuerpo.


 El dominio de la emocionalidad.
 El dominio del lenguaje.

Vale destacar que cada uno de estos dominios es autónomo, pero aun así
guardan una estrecha relación de coherencia entre ellos. De hecho, hay
varios estudios científicos que dan cuenta de esto. De esta manera, el
lenguaje del cuerpo posibilita registrar cómo un hombre o una mujer que
se encuentre transitando la emoción de la tristeza guarda coherencia con
sus posturas de acongojo: su rostro es fiel reflejo de ello y, más aún, su
lenguaje, sus palabras, su tono y su voz parecen danzar junto con el
cuerpo.

Cabe reconocer los cuestionamientos que surgen: ¿por qué entonces el


lenguaje es una prioridad en el hombre?, ¿por qué sostiene la ontología del
lenguaje la idea de que este hace al ser como es?

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Pues es a través del lenguaje que le damos el sentido a la experiencia
vivida, el lenguaje es lo que transforma las explicaciones de los dominios
existenciales no lingüísticos (considerando dominios no lingüísticos el
dominio de las emociones y del cuerpo).

El segundo postulado, la interpretación del lenguaje como generativo:


durante siglos el lenguaje fue percibido por el ser humano como un
instrumento meramente descriptivo, dábamos cuenta de las cosas del
mundo exterior o expresábamos lo que sentíamos en nuestro mundo
interior, haciendo del lenguaje un acto pasivo o descriptivo. Este postulado
cuestiona la concepción tradicional del lenguaje sosteniendo que el
lenguaje es generativo.

Esta concepción cambia la idea del lenguaje como algo pasivo que solo se
encarga de describir algo que se encuentra ahí afuera, sin más que ello.
Partimos de la base de que el lenguaje no solo describe la realidad, sino
que, desde la emocionalidad, es capaz de crearla, de generarla. La realidad
no siempre precede al lenguaje, sino que este también precede a la
realidad. El lenguaje genera ser. Cuando nombramos, designamos algo, le
estamos otorgando existencia, lo estamos creando en el lenguaje.

Siguiendo este supuesto, es claro entonces el poder que el lenguaje posee;


cuando, por ejemplo, decimos algo, hacemos que algo suceda. Con esto se
postula que el lenguaje es acción. Cuando le decimos algo a alguien, ese
otro comienza a pensar, sentir, hacer… Si le decimos “te amo”, puede
sonrojarse, alegrarse, etcétera. Cuando nos planteamos metas y decimos
“nuestro objetivo es tal”, una serie de acciones se ponen en marcha para
ese logro. El lenguaje hace que sucedan cosas. El lenguaje es acción.

Acaso cuando decimos lo que decimos ¿podemos, con ese poder que
reside en el lenguaje, construir o destruir, habilitar o deshabilitar, sanar o
enfermar, alegrar o entristecer?

Tenemos miles de ejemplos en la historia del ser humano: guerras


desatadas por decires, tratados y alianzas entre países, fusiones de
organizaciones para fortalecerse, entre otros.

El lenguaje se transforma así en una herramienta activa que permite que


participemos por medio de él en el proceso de un continuo devenir. El
lenguaje concebido como acción crea realidades, modela el futuro nuestro
y el de los demás. Podemos construir nuestro futuro cuando decimos “mi
meta es” o “yo quiero ser”. Se nos abren posibilidades infinitas al decir, al
crear y al hacer a través del lenguaje.

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Pero no solo intervenimos en la creación del futuro, sino que también
modelamos nuestra identidad y el mundo en que vivimos. Al decir “yo soy
tal o cual cosa”, también estamos haciendo ese ser, estamos haciéndonos
tímidos, simpáticos, alegres, odiosos, sensibles, etcétera: creamos una
identidad.

El tercer postulado, la interpretación de que los seres humanos se crean a


sí mismos en el lenguaje y a través de él: la ontología del lenguaje asume
una posición sosteniendo que la vida es un espacio en el que los seres
humanos nos inventamos a nosotros mismos, sujetos a limitaciones
biológicas y naturales, históricas y sociales; los seres humanos nacemos
dotados de posibilidades de participar activamente en el diseño de nuestra
propia vida.

El foco de la ontología del lenguaje descansa en los seres humanos y su


capacidad lingüística, diferenciándose así de la filosofía del lenguaje y la
lingüística.

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Referencias
Echeverría, R. (2008). Ontología del lenguaje (5.a ed.). Buenos Aires, AR: Granica.

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