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¿Cómo introducirse adecuadamente a las Sagradas Escrituras?

Tomando en consideración que la Biblia no es un libro de texto cualquiera, y que tampoco


se puede encuadrar en un estilo literario uniforme, sino que es un libro donde se mezclan
varios estilos o modos de escritura, a la hora de adentrarnos es este libro hay que tener en
cuenta varias cosas. En este Libro podemos encontrar poesía, historia, “cuentos”, y otros
tantos, pero sobre todo podemos palpar la experiencia con Dios que tuvieron unas personas
hace mucho tiempo. Por eso antes de acercarnos a la Biblia debemos tener presente varios
aspectos. Me he tomado el atrevimiento (si me lo permite) de dividir estos aspectos en dos
grupos: al primer grupo lo he considerado en el ámbito de lo divino; y al segundo en el
ámbito de lo humano. Lejos de hacer una disertación sobre el estudio de la biblia lo que
pretendo es poder organizar de forma sistemática los requisitos para poder tener un mejor
acercamiento a las Sagradas Escrituras.

Primer grupo: “Requisitos divinos”

Este primer grupo comprende los puntos para un “acercamiento intelectual adecuado”.
Aquí hay que considerar varias cosas. A saber; el contexto histórico-cultural-religioso en el
cual fueron escritos los diversos libros de la Biblia. Este aspecto es importante para poder
comprender ciertos temas en el Antiguo Testamento para luego entenderlos en el Nuevo
Testamento. Por ejemplo; temas como la virginidad, pureza, boda, para poder comprender
la parábola de las vírgenes necias y sensatas. O como se desarrollaba el sector de la
agricultura para poder entender la parábola del sembrador. Para poder entender el tema
del sacerdocio en la carta a los Hebreos hay que saber cómo era esta tradición en el pueblo
de Israel. También hay que considerar que el Antiguo Testamento fue escrito
exclusivamente para el pueblo judío de aquel tiempo, mientras que el Nuevo se escribió
para varios pueblos, según las circunstancias.

Otro punto a considerar es que la Biblia es un libro inspirado (a la vez libre de error) que
está formado por distintos géneros literarios. Al considerar este punto hay que tener en
cuenta el carácter sobrenatural religioso que conlleva este libro. Además habría que leerlo
con el mismo espíritu con que fue escrito. Tener pendiente la conexión que existe entre el
Antiguo y Nuevo Testamento (prefiguración). Y algo muy importante es leerla dentro de la
tradición de la Iglesia, que es la que nos da la seguridad de que es un libro inspirado.
Adicional a lo señalado anteriormente hay que saber que la Biblia fue escrita en diversas
lenguas, esto es lo que se conoce como crítica textual. Como complemento a todo lo
establecido, también hay que tomar en consideración los diversos hallazgos arqueológicos y
estudios geográficos que se han realizado para poder comprender mejor la Biblia.
Segundo grupo: “Requisitos humanos”

Los he llamado humanos porque los puntos a considerar aquí requieren una visión más
humana por parte de aquel que quiera introducirse a las Sagradas Escrituras. La Biblia en su
conjunto narra las experiencias humanas de ciertos pueblos a través de la historia. Más
específicamente, el Antiguo Testamento recoge la experiencia que tuvo el pueblo de Israel
con Dios. Este pueblo, Pueblo escogido por Dios, experimentó la presencia, providencia,
misericordia, pero sobre todo la cercanía de su Dios, Yahvé. En el Nuevo Testamento,
especialmente en los Evangelios, se narra la experiencia que tuvieron unos hombres
(pescadores) con un tal Jesús, el de Nazaret. Estos pescadores experimentaron la
excepcionalidad de un Hombre que era diferente (muy diferente) a los demás hombres.
Ellos deciden relacionarse con Él y lo ven hacer signos, predicar con autoridad, le escuchan
en su pretensión divina y viven algo nuevo que les dilata la razón y les ensancha la libertad.
Si esto no fuera poco, además viven, prueban y experimentan la Resurrección y la Ascensión
de un Hombre. Con estas vivencias nace una nueva expresión literaria. La experiencia que
tuvieron ambos grupos de personas fue sobre todo una experiencia humana, vivida por
hombres y mujeres en un momento específico. En el pueblo de Israel la experiencia fue con
el Dios de los padres, y la de los pescadores fue con Dios-Hombre, el Dios de todos.

El que vaya a adentrarse en las Sagradas Escrituras debe sentirse identificado, tocado,
interpelado, por las experiencias que vivieron estos pueblos. Por ejemplo, cuando leemos
una novela donde el eje central sea la reconciliación, la única manera de podernos
identificar con la novela es que hayamos tenido una experiencia vivida de perdón, o sea,
haber tenido una experiencia similar a la que tuvo el autor al escribir la novela. Otro
ejemplo podría ser un poema de amor, habernos enamorado y sentir la pasión del poema.
Teniendo esto en consideración también se tiene que dar una condición necesaria de
posibilidad para tener una experiencia similar a la que tuvieron aquellos hombres de
Galilea. Esta condición es que Aquel Hombre siga presente hoy día, y poder superar el foso
de 2,000 años del que habla G.H. Lessing. ¿Dónde este hombre puede seguir presente?
¿Cómo superar ese foso de 2,000 años? La manera de superar ese “foso” es buscando en el
mismo lugar donde se puede encontrar a ese hombre: en los testigos que han existido, y
existen, y que han tenido una experiencia similar a la de los pescadores y dan testimonio en
los casi 2,009 años desde que este hombre apareció en la tierra. Estos testigos y su
testimonio son importantes porque nuestra lectura de la Biblia estará influenciada por lo
que le oímos decir a ellos sobre Cristo. Otros lugares donde este hombre sigue presente
son: en la Iglesia, comunidad de creyentes y testigos, en los sacramentos (especialmente en
la eucaristía y en la confesión), en la liturgia y en la oración, entre otros. ¿Cómo podemos
encontrarlo? Teniendo en cuenta que la palabra no se reduce solo a la Biblia, sino que
también es experiencia humana vivida, debemos dejarnos interpelar, tocar, por esa Palabra.
Al dejar obrar a la Palabra se verán afectados nuestra razón, libertad y afecto. Habrá una
apertura, dilatación (en palabras de Benedicto XVI; “Jesús dilata la razón, dilata la
posibilidad de lo posible”) de nuestra razón, a la vez que se nos abre el campo a unas nuevas
posibilidades, a nuevas realidades. Cuando sucede esto nuestra libertad se verá movida,
junto al afecto, a buscar al que ha causado ese estimulo, que ha causado esa apertura,
nuestro afecto quiere buscar al causante-estimulante. Ejemplo de esto es el relato del ciego
de nacimiento. Un dia un hombre se despierta sin sospechar que va a tener la posibilidad
de tener la vista. Tiene un encuentro con Jesús y su campo de posibilidades aumenta y
entra a una nueva realidad. Su razón se dilata (como es posible que vea), su libertad y
afecto se mueven (“solo sé que antes no veía, y ahora veo”). Si nos dejamos tocar, y
actuamos desde la libertad y el afecto, nuestra vida cambiará, seremos criaturas nuevas. Se
pasa a tener una inteligencia nueva con otras visones y razones de vivir o morir (porque;
¿Vale la pena vivir cuando ya no queda algo por lo que valga la pena morir?) San Pablo es el vivo
ejemplo de esto. Saulo tiene un encuentro, una experiencia humana con Jesús, y ya no es el
mismo, de perseguidor de cristianos pasa a perseguido por ser cristiano. Por último, si todo se
da y nos dejamos mover no queda otra salida que convertirnos en sujetos eclesiales, pasamos a
ser parte del cuerpo de Cristo. Ya que in cristiano individualista es una contradicción, ya que la
finalidad de la revelación está orientada a vivir en comunión con Dios (Jesús) y la Iglesia (los
hombres). Por último, la revelación y la salvación se identifican al ver las obras y oír las
palabras, ya que nuestra fe se apoya en la historia avalada por el testimonio apostólico.

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