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O’Higgins Riquelme, Bernardo

Bernardo o’Higgins nació el 20 de agosto de 1778, en la ciudad de cHillán. Hijo de


isaBel riquelme meza y amBrosio o’Higgins, tuvo que cargar durante toda su vida con
el estigma de ser hijo natural.
A pesar de esta situación y de la lejanía de su padre, este veló todo el tiempo por
cada detalle de su crianza. Para ello, instruyó al comerciante portugués Juan
Albano Pereira para que lo cuidara, llevándolo hasta su hogar en Talca, donde
permaneció hasta los diez años. Luego, volvió al hogar materno en Chillán, donde
recibió su primera instrucción en el Colegio de Naturales de los padres franciscanos,
en la sección de españoles nobles.

Ya a los doce años, cuando su padre ostentaba en Chile el cargo de gobernador,


fue enviado hasta Lima para cursar sus estudios.

En 1795 fue enviado a Europa para perfeccionarse en la Academia Católica de


Richmond, donde conoció importantes personajes, como Francisco de Miranda,
quien le inculcó la necesidad vital de una patria independiente.

Regreso a Chile, en 1802.


Una vez que se constituyó la primera junta de gobierno, el 18 de septiembre de 1810, Bernardo
O’Higgins fue electo diputado para el próximo Congreso, representando a la ciudad de Los Ángeles.
En 1813 fue nuevamente tentado por las fuerzas libertadoras para unirse en la lucha por la
independencia del país. Se incorporó al Ejército y participó en varias acciones militares, que, finalmente,
le valieron, en 1815, el mando del ejército patriota.
Tras el desastre de Rancagua, O’Higgins emprendió la retirada hacia el otro lado de los Andes. Allí
prepararía la ofensiva patriota para derrocar a las autoridades realistas que se habían establecido en
el país. Junto al argentino José de San Martín comenzó a preparar a las tropas chilenas, que más tarde
formarían el Ejército de los Andes o Libertador.
Ya en 1817, el Ejército Libertador comenzó su marcha y cruzó los Andes, enfrentándose a las tropas
realistas en la batalla de Chacabuco. Fue proclamado el 17 de febrero de 1817 director supremo de la
nación, asegurando la emancipación nacional en la batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818.
Luego de su polémico gobierno, que muchas veces fue considerado excesivamente
autoritario, y luego de intentar reformar el reglamento constitucional que él mismo
había impulsado para permanecer por más tiempo en el poder, abdicó, en 1823. Continuó
su vida en el Perú, país hasta donde se trasladó con su madre, su hermana Rosa y
su hijo. Allí vivió en la hacienda de Montalbán, encargado de las labores agrícolas;
sin embargo, nunca desatendió la emancipación del continente.
Cuando en 1842 le otorgaron la posibilidad de retornar al país, comenzó los preparativos de su viaje.
Sin embargo, murió antes de salir, el 24 de octubre de 1842. Sus restos fueron repatriados en 1869 y
hoy descansan en el Altar de la Patria, ubicado frente al palacio de La Moneda.
Obras de su gobierno

O’Higgins fue el encargado de organizar la nueva República. Por ello, otorgó,


en 1818, un reglamento constitucional para ordenar las tareas del poder
Ejecutivo y del Legislativo.

Asimismo, impulsó una serie de obras, como el cementerio general de


Santiago, el Mercado Central y la construcción de la que posteriormente sería
la Alameda de las Delicias. También restableció algunas instituciones creadas
durante la Patria Vieja, como la Biblioteca y el Instituto Nacional, y causó
polémica entre algunos aristócratas del país, ya que abolió todos los títulos de
nobleza.

¿Sabías que?

– El primer cargo público que ocupó Bernardo O?Higgins fue el de ALCALDE DE CHILLÁN, en
1804.
– O’Higgins tuvo un hijo llamado DEMETRIO, fruto de su relación con Rosario Puga.
Manuel Rodríguez
Era hijo del español Carlos Rodríguez de Herrera y de María Loreto de Erdoiza, peruana, y nació el 25 de febrero de 1785. Desde pequeño mostró
aptitudes intelectuales y una personalidad vivaz.
En 1804 recibió su doctorado en Leyes en la Universidad de San Felipe y fue admitido como abogado por la Real Audiencia.
Ferviente patriota, en 1811 fue nombrado procurador del Cabildo de Santiago, pero a los pocos días fue designado secretario de Estado en la cartera
de Guerra.

Nace la leyenda

Después de demostrar su inocencia ante la acusación de conspirar contra José Miguel Carrera,
de quien había sido su amigo primero y, en 1813, su secretario particular, fue nombrado como
secretario de Gobierno y Hacienda. Sin embargo, la derrota de Rancagua, en 1814, que significó
el fin de la primera etapa de la emancipación de Chile de España, lo obligó a huir a Mendoza.

Fue en esa ciudad donde se ganó la simpatía del general argentino José de San Martín, uno de
los principales caudillos del proceso revolucionario de América del Sur. San Martín le encomendó
que le informara sobre el movimiento de las tropas realistas en nuestro país y que hiciera creer
que las fuerzas patriotas cruzarían por el sur de la cordillera. Así, la milicia realista, cuya
mayoría de soldados estaba concentrada en la zona central, se dividiría perdiendo su fortaleza.

Todos estos objetivos Rodríguez los cumplió con creces, a través de aventuras plenas de
valentía y astucia, que dieron origen a su leyenda.
Problemas con el poder
La popularidad que adquirió Rodríguez, más sus tendencias carrerinas, fueron mal
vistas por el nuevo gobierno dirigido por Bernardo O’Higgins. Según algunos
autores, para alejarlo de Chile se le ofreció una misión diplomática en Estados
Unidos, que él rechazó.

Dos veces estuvo en prisión, una de ellas acusado de conspirar a favor de José
Miguel Carrera (contrario a O’Higgins), hasta que San Martín lo nombró auditor de
guerra del Ejército en 1817.
Su muerte
En 1818 ocurre el desastre de Cancha Rayada, donde los realistas casi aniquilaron al ejército patriota.
Fue una nueva oportunidad para que Rodríguez demostrara su capacidad de reacción. Animó a la
ciudad con la célebre frase ¡Aún tenemos patria, ciudadanos! y formó los Húsares de la Muerte, un
escuadrón militar. Además, por voto popular, ejerció por dos días el cargo de director supremo
interino.
Una vez recuperado el control de la situación, gracias a la batalla de Maipú (5 de abril de 1818), se
disolvió el escuadrón creado por Rodríguez y a él se le encerró en el cuartel San Pablo por su
protesta pública contra el fusilamiento de los hermanos Carrera (Juan José y Luis), acusando a
O’Higgins y San Martín de ser sus autores intelectuales.
Una vez preso fue conducido a Valparaíso, pero cerca de Til Til fue asesinado (26 de mayo
de 1818) por sus captores, quienes alegaron que había intentado escaparse. Su sospechosa
muerte provocó descontento popular y arrojó una sombra sobre el gobierno de O’Higgins.

Sus andanzas

Muchas fueron las aventuras que protagonizó Manuel


Rodríguez. Se dice que una vez, disfrazado de monje,
condujo a sus perseguidores por el convento en que se
había refugiado, sin que estos se dieran cuenta de que a
quien buscaban era su eclesiástico guía.

También se cuenta que cuando era perseguido en el


campo, simuló ser un borracho que pagaba sus culpas en
un cepo, despistando de esa forma a los realistas.
José Miguel Carrera:
Nació el 15 de octubre de 1785 en Santiago.
Hijo del Coronel de Milicias Reales Ignacio de la Carrera y Cuevas y de Francisca de Paula Verdugo Fernández de Valdivieso y Herrera.
Desde muy joven destacó por su temperamento impetuoso. Cursó estudios en el Colegio San Carlos y más adelante su padre lo envió a Lima a cargo de un tío suyo. Posteriormente
viaja a España, donde estudió en la escuela de Caballería de Voluntarios de Madrid.

Se enroló en el ejército para luchar contra los invasores franceses, participando en


numerosas batallas y guerrillas. Hizo las campañas de 1808, 1809 y principios de 1810,
participando en más de veinte hechos de armas, siendo los principales la ocupación de Mora,
retirada de Consuegra, combates de Yébenes y en las acciones libradas en río Guadiana en la
Batalla de Talavera y la de Ocaña, en cuya retirada fue herido el 19 de noviembre de 1809
y debió ser trasladado a Cádiz para su restablecimiento. Condecorado con la Cruz de Talavera,
ascendió a Sargento Mayor del Regimiento de HUSARES DE GALICIA.

Teniendo noticias de los movimientos juntistas que sucedían en Chile tras el cautiverio del
rey español Fernando VII, toma la decisión de regresar.

Realiza su primer golpe de Estado el 4 de septiembre de 1811 con el fin de remover


a funcionarios, formar una nueva Junta ejecutiva y reducir el número de diputados
por Santiago. El Congreso pasó a ser dominado por la familia de los Ochocientos,
redactando este organismo el Reglamento para el Arreglo de la Autoridad Ejecutiva
Provisoria de Chile, de 1811. Se creó una tercera provincia: Coquimbo; se dictó la
Ley de Libertad de Vientres y se creó el Tribunal Supremo Judiciario reemplazando
a la Real Audiencia; se suprimió también el envío de fondos al Tribunal del Santo
Oficio.

Realizó un segundo golpe de Estado, el 15 de noviembre de 1811, y formó una


junta de tres integrantes, donde quedó dueño absoluto del poder. El 2 de diciembre
de 1811 realiza el tercer golpe, disolviendo el Congreso y organizando un ejecutivo
unipersonal que lo consagraba como máxima figura política del país.

Se dio inicio a la denominada Dictadura de Carrera, periodo en el que se creó los


primeros emblemas nacionales, una bandera con tres franjas horizontales (azul,
blanco y amarillo) y una escarapela con los mismos colores; así mismo formuló el
Reglamento Constitucional de 1812. El virrey del Perú, José Fernando Abascal y Sousa,
ordena intervenir militarmente produciéndose el sitio de Chillán (agosto de 1813) y el
desastre de Rancagua (octubre de 1814). Este último obligó a Carrera a salir de Chile
para viajar a Argentina y, más tarde, a Estados Unidos (noviembre de 1815), donde
consiguió armar dos barcos, con los cuales llegó al país en febrero de 1817, en donde lo
apresaron.
Fue liberado por José de San Martín y le motivó para que se integrara al proceso
emancipador, aunque rechazó la oferta. Ante el fusilamiento de sus hermanos (4 de
abril de 1818), José Miguel Carrera inició una serie de actos en contra de las
autoridades argentinas, siendo finalmente detenido y fusilado, en Mendoza, el 4 de
septiembre de 1821.

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