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INTRODUCCIÓN

Los niños y jóvenes que se aglutinan en las escuelas de hoy, están bombardeados por una cantidad
ilimitada de información, que llega a ellos a través de los dispositivos tecnológicos, que ellos manejan de
manera más eficiente que sus padres y maestros. Estos les permiten realizar una gran cantidad de tareas
en su cotidianidad tanto familiar como académica, gozar de una variada gama de entretenimientos,
comunicarse a cualquier parte del mundo, en sí de ser ciudadanos del mundo y no solamente de una
región geográfica determinada.

Es común escuchar quejarse a padres y maestros, de que los jóvenes ya no ponen atención a sus

deberes escolares, por estar inmersos en estos dispositivos inteligentes, llámese móvil, tableta,

computador. Muchos docentes le han declarado la “guerra” a la tecnología de las comunicaciones

en manos de los niños y jóvenes, sin hacer una seria reflexión de la cantidad de ventajas que ésta

puede ofrecer a la educación globalizante y ecológica que requiere el nuevo siglo.


LA EDUCACIÓN EN LA RUTA DE LA NUEVA GENERACIÓN

El siglo XXI, ha llegado con una fuerte arremetida a los cánones establecidos en las diferentes instancias
en que se desarrolla la vida del ser humano. La economía, la política, la cultura en general han
comenzado a sentir el verdadero significado de la palabra globalización; y, lógicamente la educación no
está exenta de estos cambios, que tienen como una de las principales causas, el gran desarrollo de la
tecnología y las comunicaciones.

El sistema económico es la base de cualquier nación o estado, por lo que es lógico afirmar que los
cambios que allí se generan, afectarán los demás componentes de la pirámide que constituye una
sociedad. Es por ello, que la educación a lo largo de su historia, se ha ido transformando, en pos de
responder a la formación del individuo, que la economía y la sociedad del momento requiera. José
Alonso Salas en su obra “Historia General de la Educación”, confirma la afirmación anterior, pues para
hacer entender la evolución que ha tenido la educación, debe recurrir a los acontecimientos económicos
y sociales, que generaron dichos cambios:

El surgimiento del proletariado y su importancia como grupo social generó un impacto considerable en la
pedagogía. Ya en el siglo XVIII, se había experimentado un incremento de la educación laica, fenómeno
nuevo desde finales del imperio romano. Sin embargo, la educación aún permanecía restringida a los
grupos populares, aspecto que cambió notablemente cuando éstos requirieron una instrucción más
compleja para poder desempeñarse mejor en el trabajo industrial. En ese sentido, la pedagogía se irguió
como una ciencia que buscaba innovar la metodología didáctica para enseñar a numerosos grupos
populares. (Salas, 2012).

Desde el análisis de la anterior cita, se puede inferir la relación biunívoca que por siempre ha existido
entre la educación y las necesidades sociales y económicas de cada época. Pero esta afirmación no es
una crítica a la situación, sino el punto de partida para comprender que todas las organizaciones
humanas, y la escuela es una de ellas, dependen en buena medida de su adaptación al entorno en el que
desarrolla su labor. Una organización no existe nunca para sí misma, no tiene una completa autonomía,
sino que ella cumple necesariamente funciones sociales que corresponden a expectativas de la sociedad
que la rodea.

Más tarde, se exige un nuevo tipo de sistema educativo, definido con gran certeza por Dewey: “el gran
cambio educativo del siglo XX es la institucionalización de la nueva pedagogía que, responde a las
necesidades de una nueva sociedad; una sociedad que necesita del trabajo y la abstracción por igual, de
la ciencia y de las humanidades”. (Salas, pág. 126). Y es esa sociedad, que hoy, en el siglo XXI se tiene
como referente, pero que necesariamente adolece de nuevas necesidades. Es desde finales del siglo
anterior, que hace su irrupción el gran avance tecnológico en las comunicaciones, dando origen a la
telemática, concepto que se refiere a la combinación de la informática y de la tecnología de la
comunicación para el envío y la recepción de datos. La noción se asocia a diferentes técnicas, procesos,
conocimientos y dispositivos propios de las telecomunicaciones y de la computación. Sin embargo, la
reflexión es, qué tan preparado está el sistema educativo, y aterrizando éste, la escuela, el maestro, en
general, la comunidad educativa para asumir este nuevo desafío.

El siglo XXI, le plantea al sistema educativo una serie de retos que van desde la necesidad de una
orientación hacia la inclusión social, la introducción de las TICs en los procesos escolares, el trabajo en
equipo, el fomento de la creatividad, el liderazgo, hasta la revisión de los procesos de orientación y
evaluación en la escuela, entre otros; y son ellos, precisamente, lo que debe llevar a la educación, a sus
organismos, a hacer una revisión minuciosa de su quehacer, a realizar un diagnóstico de qué tan
contextualizada está su misión y visión con respecto a los cambios permanentes y veloces que se están
dando en la sociedad, frente a la incertidumbre de lo que vendrá un día después, y más aún, con relación
a las nuevas tecnologías, aquellas que han hecho obsoleta la idea de que el conocimiento está en manos
de unos pocos, que el maestro es quien enseña, que la escuela es el centro del saber, pues aparatos
tecnológicos, como el computador y los dispositivos inteligentes, alimentados por la internet, hacen que
los educandos sean los protagonistas de su propia formación académica, profesional y personal. Se hace
necesaria, una escuela incluyente, que tenga sólidos conocimientos de los contenidos, dominio de
competencias pedagógicas y manejo de herramientas tecnológicas y sus posibles aplicaciones. Ya es el
momento de entender que en este nuevo siglo, la tecnología ha redefinido el concepto de enseñanza, de
maestro, en general, de educación. Ha llegado el momento de que la escuela deje de endiosar el término
“conceptos” y comience a caminar por el sendero de las competencias, de contribuir a la formación en
los educandos de competencias para aprender, para desarrollar su curiosidad y su espíritu investigativo,
competencias para aprender a prever, a descubrir y enfrentar problemas nuevos, a generar soluciones
alternativas y adecuadas, aprender a establecer relaciones significativas de los hechos de la vida, a
apropiarse de las experiencias y desarrollar su creatividad a partir de ellas, a tomar decisiones
autónomamente, a regular sus propias acciones y a plantearse nuevas metas. Esto va acorde con el
pensamiento de Bertrand Rusell, gran filósofo analítico, citado por Salas en Historia General de la
Educación (2012), cuando expresa que: “el nuevo orden mundial, un mundo cada vez más
interconectado e interdependiente (globalizado, diríamos hoy en día) requiere de una educación acorde
con dicha realidad, es decir, una educación mundial: se requerirá, como condición mínima, que se
establezca un estado mundial y, posteriormente, un sistema mundial de educación”. Los retos que tiene
hoy día la educación están enfocados en la necesidad de un aprendizaje ecológico, cada vez se vislumbra
la necesidad de ser amigables con el planeta, de allí que se esté hablando de una economía amigable,
una política amigable y por supuesto una educación amigable. Esto ha dado origen al término e-learning,
que en nuestro contexto, significa un aprendizaje ecológico, ambiental.
La irrupción de las tecnologías digitales de información y comunicación en los más disímiles ámbitos de
la sociedad, está generando cambios notables en el paisaje de sus diversos ecosistemas. Basta
mencionar términos como: e-economía, e-política, e-cultura, e- sociedad, e-familia, e-educación, entre
otros, para darse cuenta del profundo impacto que vienen generando en los diversos ambientes de los
ecosistemas tradicionales de la sociedad. De manera particular, nos interesa resaltar los orificios que
están horadando las bases del sistema educativo convencional y la emergencia de nuevos hábitats. (Leal
A., 2013).

Finalmente, es importante recalcar la importancia que tiene que la educación contemporánea, tenga
presente que ella está contribuyendo a la formación de los ciudadanos del mundo, que ya se debe ver al
individuo como un ser global. Esta afirmación debe llevar a la escuela a cambiar el enfoque educativo,
vinculando las nuevas tecnologías a los procesos de aprehensión de conocimientos, que el docente de
hoy está obligado a utilizar los medios tecnológicos, sin temores, con una mentalidad abierta al cambio y
consciente de su ignorancia frente a las montañas de conocimientos a las que tienen acceso los
educandos, desde sus diferentes dispositivos tecnológicos. Es el momento de dejar de ver el internet y
los dispositivos que hacen uso de ella, como enemigos o distractores para los procesos educativos, en
cambio se deben empezar a ver como una herramienta óptima que ofrece una gran utilidad para hacer
de la escuela un sitio dinámico, interactivo y contextualizado con los requerimientos del mundo actual,
donde el maestro y el educando están aprendiendo cada día, y es posible afirmar que son los docentes
quienes más están aprendiendo, porque al acceder a ellos, asume unas nuevas metodologías para el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Bibliografía

Leal A., J. (2013). La educación superior a distancia y virtual en Colombia: Nuevas realidades. (N. &.
Arboleda T, Ed.) Bogotá: acesad. Obtenido de
http://www.universidad.edu.co/images/cmlopera/descargables/libro_acesad_virtual_educa.pdf

Salas, J. A. (2012). Historia de la Educación (126 ed.). Tlalnepantla: Red Tercer Milenio. Obtenido de
http://www.e-historia.cl/e-historia/libro-historia-general-la-educacion-jose-alonso-salas/

Salas, J. A. (2012). Historia General de la educación. Tlalnepantla: Red Tercer Milenio. Obtenido de
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