COMENTARIO DE LIBROS
César Ojeda
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Presentación realizada en la sesión inaugural del XXVIII Congreso de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y
Adolescencia, el 20 de octubre de 2010. Hotel Ritz Carlton, Santiago de Chile.
la relación entre su superficie y su volumen corporal, se los otros, hace de los trastornos alimentarios una con-
dividen. En cambio, ante la abundancia de alimentos, dición inevitablemente ontológica, pues tiene que ver
el ser humano puede no sólo no reproducirse sino que con nuestro definitorio ser social e intersubjetivo.
engordar, dejar de comer, o comer y vomitar. Podríamos seguir desarrollando la inspiración que
¿Qué intermedia para que esta perversión ocu- la lectura del libro de la Dra. Cordella nos sugiere. No
rra? Intermedia el cuerpo. Pero no sólo el cuerpo como obstante, hay otro punto imposible de dejar en la pe-
materia orgánica operando biológica y termodinámi- numbra. La autora se mueve con soltura, elegancia y
camente, sino el cuerpo como la simbolización, signi- sabiduría entre creaciones teóricas contundentes y
ficativa y compleja, que llamamos fisonomía. ¿Qué es originales, agudeza clínica, conocimiento biológico, y
fisonomía? Permítanme un rebuscamiento: “Mi pueblo –cosa sorprendente en nuestro medio– plantea consis-
está rodeado de colinas y campos de cereales, y hoy tentes modelos clínicos, lingüísticos, biológicos y tera-
una leve bruma, ligera y azulada, perfila sus contornos péuticos. Sólo un ejemplo: lo que ella llama “la solución
y suaviza la fisonomía de su paisaje”. La fisonomía es anoréctica”. Consiste en la proposición de un modelo de
estrictamente un rasgo característico del rostro de mi cinco fases, de menor a mayor severidad, que explica la
pueblo, de un paisaje o de una persona y que, como tal, “construcción” de esta patología, donde incluye hitos
le da su peculiaridad irrepetible. Pero, curiosamente, el como la identidad, la autoestima, la individuación, la
rostro humano no se ve a sí mismo sino que existe esen- fisiología y el deseo delirante. Y además, propone un
cialmente en la mirada de otro, de los otros, desde esos uso clínico del modelo en el que sugiere su aplicación
cercanos (familia) hasta los transeúntes desconocidos al diagnóstico y a sorprendentes intervenciones espe-
que nos miran. Los demás, con su mirada, constituyen cíficas. Este modelo bien podría ser comparado a la
nuestro rostro, reciben su expresividad y sus rasgos Prognosis hipocrática, en la cual se incluía, en un solo
definitorios. Luego, la fisonomía del rostro es esencial- término, el cómo las enfermedades se generan, cómo
mente intersubjetiva. Al intentar reproducirla frente al se presentan y cómo cursan. La Dra. Cordella agrega,
espejo, vemos tan sólo una mueca, una máscara que no además, el cómo se tratan.
puede reconstruir el rasgo vivo que nos constituye ante No es extraño que la Dra. Cordella termine su libro,
el otro que mira, quedando solamente una cáscara, una en su conjunto una obra científica, clínica y terapéutica,
estructura muerta que nada dice o que, definitivamen- con un cuento. Este cuento nos muestra la forma en la
te, es ilusoria. Pues bien, como mediador en los trastor- que los trastornos alimentarios se constituyen. Y no es
nos alimentarios, el cuerpo completo se hace rostro y extraño, porque las palabras no son aquí un invitado de
fisonomía, y por lo mismo queda al juicio de la mirada segunda mano o tan sólo un instrumento de comunica-
de los otros. Aparece entonces ahora como gesto, como ción científica, sino que rescatan el lenguaje de la fiso-
palabra y como metáfora: por ejemplo, como belleza o nomía corporal, centro de gravedad de todo lo anterior.
fealdad, como deseable o rechazable, como individuali- Un breve párrafo, el primero de la narración:
zado o difuso y, ya en medio de los trastornos alimenta-
rios desarrollados, como la única fuente de significado “La nítida línea que separa el agua de la tierra cor-
y de valor. Dependiendo de la interpretación que los taba la foto en dos y ahí, en primer plano, estaban
pacientes hagan de este cuerpo metonímico, es decir, la sonrisa, la trenza, el sombrero alerón y las pulse-
que ya no es parte de lo que somos sino “todo” lo que ras de colores en la playa ventosa. El sol y el olor a
somos, se camina hacia el ocultamiento en la obesidad, mar inundaban la burbuja estival donde ella, con
hacia la exhibición en la bulimia en su etapa expansiva elegancia desgarbada de nueva adolescente, se ha
y hacia la percepción delirante y alucinatoria en la ano- dejado contener….”
rexia. Este cuerpo fisonómico, este ser ineludiblemente
construido a través de la mirada de los otros, para y con Muchas gracias