El consumo moderado de la cerveza o el vino está relacionado con una mayor densidad
mineral ósea en adultos de más de 60 años; Puede llegar a reducir el riesgo de artritis
reumatoide en hasta un 50%; Poseen propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas;
Eleva los niveles de ácido fólico y de antioxidantes; Disminuye los niveles de colesterol y
de fibrinógeno por lo que favorece la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de
ataques de corazón.
RIÑONES: Las personas con diabetes tipo 2 que beben moderadamente parece que
tienen un riesgo un 25% menor de padecer un problema renal añadido, según un
estudio.
CEREBRO: Personas de más de 70 años, que toman entre 7 y 14 copas por semana,
tienen una mejor memoria.
Esta revisión tiene como objetivo, detallar los efectos conocidos del alcohol sobre el
metabolismo de las lipoproteínas, lo cual resulta importante para esclarecer su
verdadero papel sobre este metabolismo, teniendo en cuenta su acción sobre otras
variables no lipídicas como la hipertensión, el tabaquismo, la fibrinólisis y la agregación
plaquetaria, las que pueden constituir variables de confusión pues desempeñan un
papel tanto en la relación alcohol/cardiopatía isquémica, como en la relación
alcohol/lipoproteínas.
La cholesterol ester transfer protein (CETP) es una enzima que permite la transferencia
de los ésteres del colesterol de las HDLc, a las VLDLc, IDL y LDLc. La reducción de su
actividad en los alcohólicos puede modificar la transferencia de ésteres del colesterol de
las HDLc y por tanto, contribuir al aumento de esta lipoproteína por su acumulación. Su
actividad puede disminuir también por un consumo discreto de alcohol.La razón por la
cual el alcohol induce una disminución de la actividad plasmática de la proteína
transportadora de los ésteres del alcohol (CETP) no está totalmente claro. En ratas y
puercos, la actividad de la CETP es baja por la presencia de inhibidores circulantes. Sin
embargo, como en el hombre se produce una disminución tanto de la enzima como de
su actividad por efecto del alcohol, el argumento de la presencia de un inhibidor de la
CETP no se acepta como probable. La adición de plasma de un alcohólico no modifica
la actividad de la CETP. En fin, ciertos aportes recientes sugieren que la distribución de
la CETP entre las lipoproteínas plasmáticas podría ser modificada por el etanol. En
efecto, un porcentaje moderadamente bajo de la CETP plasmática ha sido encontrado
en las fracciones de HDL en pacientes alcohólicos activos en relación con alcohólicos
que están en abstinencia. Esta modificación de la repartición de la CETP ha sido
observada in vitro al utilizar hígado de conejo perfundido. Ahora bien, una actividad
importante de la CETP está asociada con las lesiones ateroscleróticas y la expresión de la
CETP humana en ratones transgénicos puede ser responsable del desarrollo de lesiones
ateroscleróticas en este animal.Es posible, por tanto, sugerir que una actividad baja de la
CETP plasmática en los consumidores de alcohol podría constituir un efecto protector.
No está claro, por el contrario, si los beneficios potenciales de su baja actividad son
debidos a un aumento del transporte reverso del colesterol o a una disminución de la
actividad de transferencia de los ésteres del colesteros de las lipoproteínas aterogénicas.
Existe una relación inversa entre el consumo moderado de alcohol y la LDLc. Los
consumidores importantes de alcohol (alrededor de 500 g por semana) tienen un nivel
de LDL más bajo que los no bebedores o los bebedores moderados. Por otra parte, en
los alcohólicos crónicos, la LDLc es baja. En voluntarios sanos, el efecto del alcohol
sobre la LDLc es controvertido: un consumo diario de 60 a 75 g de alcohol durante 2 a
3 semanas no modificó significativamente el nivel de la LDLc, pero en otro estudio, el
consumo de 70 a 80 g por día de alcohol durante 4 semanas disminuyó la LDLc en 18 %
mientras no hubo modificación de los triglicéridos ni de los fosfolípidos en las
lipoproteínas de baja densidad. Un estudio en monos a los que se les administró vodka
en cantidad análoga a la que consumen los alcohólicos crónicos, mostró elevación de la
LDL, la cual persistió mientras se mantuvo la administración de la bebida. En alcohólicos
crónicos, parece existir una disminución de la LDLc pero también de la concentración
protéica de la partícula de baja densidad, lo que iría en favor de un efecto del
alcoholismo crónico sobre la disminución de la secreción de LDL sin que haya
modificación de la composición química de estas partículas.
Experiencias in vitro demuestran que los residuos lisina de la apo B de las LDL pueden
ser modificados específicamente por el acetaldehído. Esta modificación reduce la unión
de la LDL a su receptor específico. Las LDL modificadas por el acetaldehído son
rápidamente eliminadas de la circulación, estos aportes sugieren que la depuración de
las LDL modificadas no pasan por la vía clásica del receptor LDL. En vivo, las
modificaciones de la apoB pueden sobrevenir entre consumidores crónicos de alcohol.
En un estudio reciente han sido puestos en evidencia anticuerpos contra las LDL
modificadas por el acetaldehído en los alcohólicos. En fin, es probable que el alcohol, al
actuar sobre el metabolismo de los precursores de las LDL, que son las VLDL y las IDL,
disminuya su nivel plasmático.
Estas lipoproteínas derivan de las VLDL y son la etapa intermedia antes de la conversión
en LDL. El nivel plasmático de las IDL, de las apoproteínas de las IDL, de los ésteres del
colesterol y de los fosfolípidos, es más bajo en los pacientes alcohólicos crónicos. La
disminución de la fracción de colesterol esterificado de las IDL sería un reflejo de la
disminución del colesterol de las VLDL, y podría estar en relación con la modificación de
la actividad de la CETP como ha sido señalado más arriba. Estas modificaciones en la
concentración plasmática y en la composición de las IDL podrían ser una explicación
suplementaria de la disminución de las lesiones ateroscleróticas en los alcohólicos.
Los estudios en población no han mostrado correlación entre los niveles de consumo
de alcohol y los triglicéridos y las VLDL en ayunas. En voluntarios sanos que
consumieron alrededor de 50 g de alcohol por día, el nivel de VLDL y triglicéridos no se
modificó o aumentó. En los alcohólicos crónicos, se han reportado concentraciones
normales a subnormales de los triglicéridos y de las VLDL mientras que la concentración
del colesterol de las VLDL está disminuido. En general, parece que el etanol produce
una disminución de la concentración de ésteres del colesterol en las VLDL mientras que
el efecto sobre la concentración protéica y la concentración de los triglicéridos de las
VLDL es variable y depende de la cronicidad y de la dosis de alcohol con una tendencia
al incremento. En relación con la apoproteína E, contenida fundamentalmente en las
VLDL, se ha encontrado disminuida (33 %) en alcohólicos del sexo masculino. Se ha
señalado que el alcohol puede tener un efecto inductor sobre la actividad de la lipasa
extrahepática (LPL), lo que pudiera incrementar la lipolisis de los triglicéridos. Esto
último pudiera constituir un probable mecanismo de acción.
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