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“AÑO DEL BUEN SERVICIO AL CIUDADANO”

UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZONICA


DE MADRE DE DIOS

DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO -
“REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA:
REVISIÓN DE OFICIO”

ALUMNOS: - RONALD JEAN PIERRE ROJAS JULMAC


- HEYDY IRCO MAMANI
- MARVIN ENRIQUE ESTIVARIZ ECONEMA
- MILADY OLAZABAL ARAGON

DOCENTE: JORGE LUIS DIAZ REVOREDO

PUERTO MALDONADO
2017
REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

ÍNDICE
REVISIÓN DE OFICIO ............................................................................................ 4
1. RECTIFICACIÓN DE ERRORES .................................................................. 4
ARTÍCULO 201.- RECTIFICACIÓN DE ERRORES......................................... 4
1.1. LOS ERRORES POSIBLES DE RATIFICAR ......................................... 5
1.2. LA RECTIFICACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO Y LA FE DE
ERRATAS ........................................................................................................ 5
1.3. COMPETENCIA ..................................................................................... 6
2. NULIDAD DE OFICIO ................................................................................... 6
ARTÍCULO 202.- NULIDAD DE OFICIO .......................................................... 6
2.1. CONDICIONES PARA LA INVALIDACIÓN ........................................... 8
2.2. COMPETENCIA ..................................................................................... 8
2.3. VÍA E INSTANCIA COMPETENTE PARA DECLARAR LA NULIDAD . 9
2.4. PLAZO PARA DECLARAR LA NULIDAD ........................................... 11
2.5. PROCESO CONTENCIOSO DE LESIVIDAD ...................................... 12
2.6. EL PROCESO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LESIVIDAD . 13
2.7. LA DEMANDA CONTENCIOSA POR LESIVIDAD .............................. 14
2.8. ACTUACIONES IMPUGNABLES MEDIANTE EL PROCESO DE
LESIVIDAD: ................................................................................................... 14
3. REVOCACIÓN ............................................................................................ 14
ARTÍCULO 203.- REVOCACIÓN ................................................................... 14
3.1. EVENTOS CALIFICADOS POR EL ORDENAMIENTO COMO
SUSCEPTIBLES DE PROVOCAR LA FALTA DE MÉRITO DEL ACTO
ADMINISTRATIVO ......................................................................................... 19
3.2. LA REVOCACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO ........................... 221
3.3. EL SUJETO ACTIVO DE LA REVOCACIÓN ....................................... 24
3.4. OBJETO DE LA REVOCACIÓN .......................................................... 24
3.5. EL PROCEDIMIENTO REVOCATORIO............................................... 24
3.6. LA INDEMNIZACIÓN POR REVOCACIÓN DE ACTOS
ADMINISTRATIVOS FAVORABLES ............................................................. 25
CONCLUSIONES ................................................................................................. 27
BILIOGRAFÍA ....................................................................................................... 28

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

INTRODUCCIÓN

Toda vez que el ser humano intervenga en la realización de un acto administrativo,


estará predispuesto a la comisión de un error, o tal vez de un factor externo, que
realice el mismo resultado, entonces como un mecanismo para remediar los vicios,
propia de la Administración Pública, es la revisión de oficio.

El ejercicio de revisión de un acto o una resolución consiste en la acción de volver


sobre los mismos a efectos de modificar o hacer desaparecer del ámbito jurídico los
actos administrativos, que presentan algunos vicios de formalidad o de fondo según
sea el caso.

La revisión de oficio proviene de la propia actividad de control interno institucional


que advierte la incorreción del acto y lo modifica.

La revisión de oficio en la Ley del Procedimiento Administrativo General – Ley 27444


– está conformada por un conjunto de potestades administrativas, que a
continuación serán desarrolladas, como son la revocación (art. 203),
reconocimiento de la nulidad (art. 202) y la rectificación (art. 201). Todas
instituciones diversas que tienen en denominador común poderes de oficio de la
administración sobre sus propios actos.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

REVISIÓN DE OFICIO
1. RECTIFICACIÓN DE ERRORES

ARTÍCULO 201.- RECTIFICACIÓN DE ERRORES


201.1 Los errores material o aritmético en los actos
administrativos pueden ser rectificados con efecto
retroactivo, en cualquier momento, de oficio o a instancia de
los administrados, siempre que no se altere lo sustancial de
su contenido ni el sentido de la decisión.
201.2 La rectificación adopta las formas y modalidades de
comunicación o publicación que corresponda para el acto
original.
En cuanto la Administración Publica requiera de seres humanos para su
funcionamiento, su actuación es pasible de incurrir en errores de diferentes
magnitudes. Así, algunos de ellos serán de tal gravedad que conllevarán
indefectiblemente a la nulidad del acto administrativo, mientras que otros pueden no
tener incidencia alguna en aspectos sustanciales o esenciales de este,
reduciéndose a simple errores materiales o errores de cálculo que no afectan de
manera sustancial la existencia del acto.

Para solucionar los errores, se reconoce a las autoridades la necesidad rectificadora


o correctiva, integrante de la potestad de autotutela administrativa, consistente en
la facultad otorgada por la ley a la propia Administración para identificar y corregir
sus errores materiales o de cálculo incurridos al emitir los actos administrativos,
refiriéndose, no al fondo de tales actos, sino únicamente a la apariencia de estos.

Aun cuando lo plantee el administrado, por su naturaleza no es un recurso en


sentido estricto, por cuanto el solicitante al no conocer con certeza todos los
alcances de la materia resuelta, está en la imposibilidad de determinar si en su
integridad le ocasiona agravio o existe vicio procesal y, por ende, aún no cuenta con
los elementos plenos para ejercer su derecho a la contradicción, mediante el recurso
respectivo. Solo luego de la corrección, habrá concluido su incertidumbre sobre uno
o más de los aspectos de la resolución, y como tal recién el administrado podrá
ejercer su derecho a la contradicción.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

1.1. LOS ERRORES POSIBLES DE RATIFICAR

La potestad correctiva de la Administración le permite rectificar sus propios errores


siempre que estos sean de determinada clase y reúnan ciertas condiciones. Los
errores que pueden ser objeto de rectificación son solo los que no alteran su sentido
ni contenido. Quedan comprendidos en esta categoría los denominados “errores
materiales”, que pueden ser a su vez, un error de expresión (equivocación en la
institución jurídica), o un error gramatical (señalamiento equivocado de destinatarios
del acto) y el error aritmético (discrepancia numérica).

La doctrina afirma que el error material atiende a un “error de trascripción”, un “error


de mecanografía”, un “error de expresión”, en la “redacción del documento”, en otras
palabras, un error atribuible no a la manifestación de voluntad o razonamiento
contenido en el acto, sino al soporte material que lo contiene.

1.2. LA RECTIFICACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO Y LA FE DE


ERRATAS

Es importante tener en cuenta que no es lo mismo la rectificación de la publicación


en el Diario Oficial y la rectificación de los actos administrativos. El primero supone
la existencia de un acto que no presenta el defecto material que se detecta en la
versión publicada del mismo, por lo que bien puede decirse que se trata de un error
imputable al proceso de publicación, esto es, ajeno al autor del acto. Cuestión
distinta la que plantea la rectificación del acto, y que tiene como presupuesto que el
autor del acto del que se trate haya incurrido en un error material o de cálculo.

Pero también puede suceder que el acto publicado en el Diario Oficial contenga un
error material o de cálculo, que no sea imputable al proceso de impresión, sino q1ue
obedezca a que simplemente reproduce el error que tiene el acto original. En casos
como el descrito precedentemente, consideramos que lo correcto sería que la
administración ordene la reimpresión como manifestación de la potestad de
autotutela, basada en esta norma.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

1.3. COMPETENCIA

La competencia para emitir el acto certificatorio corresponde a la autoridad autora


del acto, ya que, si un órgano tiene competencia para dictar un acto, lógicamente
ha de tenerla para rectificar los errores materiales en que haya podido incurrir al
dictarlo.

Es necesario entender que la potestad también la detenta el jerarca de la


organización administrativa respectiva, no solo en relación con sus propios actos,
sino que también respecto de los actos de sus subalternos.

2. NULIDAD DE OFICIO

ARTÍCULO 202.- NULIDAD DE OFICIO


202.1 En cualquiera de los casos enumerados en el Artículo
10, puede declararse de oficio la nulidad de los actos
administrativos, aun cuando hayan quedado firmes,
siempre que agravien el interés público.
202.2 La nulidad de oficio sólo puede ser declarada por el
funcionario jerárquico superior al que expidió el acto que se
invalida. Si se tratara de un acto emitido por una autoridad
que no está sometida a subordinación jerárquica, la nulidad
será declarada por resolución del mismo funcionario.
Además de declarar la nulidad, la autoridad podrá resolver
sobre el fondo del asunto de contarse con los elementos
suficientes para ello. En este caso, este extremo sólo podrá
ser objeto de reconsideración. Cuando no sea posible
pronunciarse sobre el fondo del asunto, se dispondrá la
reposición del procedimiento al momento en que el vicio se
produjo.
202.3 La facultad para declarar la nulidad de oficio de los
actos administrativos prescribe al año, contado a partir de
la fecha en que hayan quedado consentidos.
202.4 En caso de que haya prescrito el plazo previsto en el
numeral anterior, sólo procede demandar la nulidad ante el
Poder Judicial vía el proceso contencioso administrativo,
siempre que la demanda se interponga dentro de los dos (2)
años siguientes a contar desde la fecha en que prescribió la
facultad para declarar la nulidad en sede administrativa.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

202.5 Los actos administrativos emitidos por consejos o


tribunales regidos por leyes especiales, competentes para
resolver controversias en última instancia administrativa,
sólo pueden ser objeto de declaración de nulidad de oficio
en sede administrativa por el propio consejo o tribunal con
el acuerdo unánime de sus miembros. Esta atribución sólo
podrá ejercerse dentro del plazo de un año contado desde
la fecha en que el acto es notificado al interesado. También
procede que el titular de la Entidad demande su nulidad en
la vía de proceso contencioso administrativo, siempre que
la demanda se interponga dentro de los tres años siguientes
de notificada la resolución emitida por el consejo o tribunal.
Los procedimientos administrativos tienen por finalidad que se dicte un acto
administrativo que concede, reconoce, regula o extingue un derecho, a solicitud de
un administrado o de oficio. Este acto administrativo debe reunir ciertas
características que le otorguen la validez y eficacia para que cumpla con su
cometido.

Estas características son los llamados requisitos de validez del acto administrativo.
Sin estos requisitos, el acto administrativo no puede surtir efectos y, por lo tanto,
requiere ser revisado para que se emita el acto de manera correcta. La revisión de
los requisitos de validez de un acto administrativo puede llevar a la declaración de
su nulidad, en el entendido que alguno de dichos requisitos falte esta declaración
de nulidad puede producirse de oficio o a pedido de un administrado.

Los requisitos del validez del acto administrativo están comprendidos en el artículo
3 de la Ley N° 27444: Ley del Procedimiento Administrativo General. Asimismo,
las causales de nulidad están previstas en el artículo 10 de la referida ley.

Cuando se presente alguna de las causales de nulidad previstas en el artículo 10


de la Ley, se podrá declarar de oficio la nulidad de los actos administrativos, incluso
si han quedado firmes al haber vencido los plazos para la interposición de los
recursos administrativos.

Pero, la Ley señala que la declaración de nulidad de oficio procede siempre que
agravien el interés público.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

2.1. CONDICIONES PARA LA INVALIDACIÓN

Las condiciones que la norma exige para que un acto pueda ser objeto de revisión
de oficio por esta vía son tres:

 Que el acto haya sido emitido y, aun cuando quede firme. Desde que el acto
es notificado puede ser objeto de la anulación de oficio por la autoridad,
incluso luego de transcurrido el plazo para impugnarlo podrá la
Administración Pública dejarlo sin efecto por esta vía. Para estos efectos,
según nuestro ordenamiento, no resulta relevante discriminar si el acto
viciado ha sido dictado en ejercicio de una facultad reglada o discrecional,
hayan otorgado o no derechos subjetivos en favor de su destinatario o de
terceros o si no son favorables o desfavorables a la Administración.
 La causa de la invalidación es que el acto administrativo sea contrario a
derecho por acción propia de la Administración o por acción culpable del
administrado, por lo que debe encontrarse en alguna de las causales del
artículo 10 de la Ley.
 Que su subsistencia agravie al interés público. Es la exigencia de motivación
del acto anulatorio, que tiende a evitar que esta medida se torne
indebidamente contra los derechos e intereses de los administrados. No se
trata solamente que el acto sea ilegal, sino que en el caso concreto debe
tener un plus, esto es, que su vigencia conlleve por sus efectos agravio al
interés público.

2.2. COMPETENCIA

Cuando nos referimos a la competencia en materia de Derecho Administrativo,


hablamos de la capacidad de un ente de la Administración Pública para emitir un
acto administrativo en el marco de las funciones que le han sido otorgadas y con
respecto al sector, localidad o ámbito del cual está encargada.

Podemos entender el concepto de competencia con un ejemplo. Si una empresa


solicita la emisión de un permiso de pesca para el recurso hidrobiológico anchoveta,

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

la solicitud debería presentarse ante el Ministerio de la Producción, encargado del


sector pesquería, y debería ser este Ministerio el que emita el permiso
correspondiente. Pero si el administrado cometiera un error y presentara la solicitud
ante el Ministerio del Interior, y este acoge la solicitud y emite una resolución
otorgando el permiso para la actividad de pesca, estaríamos ante un supuesto de
un acto administrativo inválido, pues el Ministerio del Interior no es el encargado de
emitir los permisos para la pesca de anchoveta ni de ninguna otra especie
hidrobiológica.

2.3. VÍA E INSTANCIA COMPETENTE PARA DECLARAR LA NULIDAD

El artículo 11.1 de la LPAG establece que los administrados sólo podrán solicitar la
nulidad de los actos administrativos a través de los recursos administrativos
previstos en la ley para impugnar los citados actos, lo que excluye la posibilidad de
que puedan formular recursos específicos (“recursos de nulidad”, etc.) para exigir la
declaratoria de nulidad de los actos administrativos, a diferencia de otros
ordenamientos administrativos como el Español y Argentino en los que dicha
posibilidad si está permitida.

En este punto conviene recordar que la nulidad de los actos administrativos puede
ser declarada en sede administrativa por la entidad autora de oficio, en ejercicio de
la potestad que le confiere el artículo 202° de la LPAG, o a pedido de parte de los
interesados mediante los recursos administrativos contemplados en la citada ley y
sujeto a los plazos de interposición legalmente establecidos.

La citada potestad de declarar la nulidad de oficio consagrada por el citado artículo


202° de la LPAG no impide que los particulares puedan acudir ante la
Administración utilizando su facultad de iniciativa para pedirle o recomendarle
utilizar la referida potestad, pero dicha iniciativa no tiene el mismo tratamiento que
un recurso administrativo por cuanto no participa de ese carácter y por tanto no está
sujeto a los requisitos y reglas de plazo y trámite de los recursos. Corresponderá a
la entidad pública que conoce de la comunicación evaluar si se cumplen los

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

requisitos establecidos en la LPAG para decidir la utilización o no de la potestad de


declarar de oficio la nulidad de un acto administrativo.

Conforme al artículo 11.1 de la LPAG la declaratoria de nulidad en sede


administrativa de un acto administrativo a pedido de parte sólo puede ser exigida
mediante los recursos establecidos por el artículo 207° de la ley y por tanto debe
ajustarse a las reglas establecidas para utilizar dicho tipo de mecanismos de
revisión de los actos administrativos. La solicitud de que se declare la nulidad de un
acto debe ser articulada como una pretensión dentro del recurso administrativo
correspondiente.

 En cuanto a la instancia competente para declarar la nulidad el artículo 11.2


de la LPAG establece que es competente la autoridad superior de quien dicto
el acto administrativo viciado, lo cual determina que en caso que la nulidad
sea solicitada mediante la interposición de un recurso administrativo deba
emplearse preferentemente el recurso de apelación (Art. 209°) o, de
corresponder legalmente, el de revisión (Art. 210°), porque en ambos casos
la resolución de los citados recursos corresponde a autoridades de jerarquía
superior a quien dicto el acto administrativo materia de impugnación.

La excepción está constituida por aquellos casos en que el acto administrativo


viciado ha sido dictado por un funcionario o autoridad no sometido a superioridad
jerárquica (ministros, titulares de entidades públicas, alcaldes, etc.), supuesto en el
cual la nulidad del acto puede ser declarada por resolución del mismo funcionario o
autoridad que lo expidió con motivo de la resolución de un recurso de
reconsideración.

 El artículo 11.3 establece que en la resolución que declare la nulidad de un


acto administrativo se debe disponer lo conveniente para hacer efectiva la
responsabilidad del emisor del acto que se está invalidando, lo cual
constituye una medida que tiene por finalidad disuadir la realización de
conductas atentatorias contra la legalidad por parte de quienes ejercen
función administrativa. Por tanto, en los casos en que la autoridad

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

jerárquicamente superior declare la nulidad de un acto administrativo, ya sea


a pedido de parte o de oficio, deberá disponer que se inicie el
correspondiente procedimiento disciplinario contra el funcionario que emitió
el acto invalidado. Al respecto conviene tener presente que en el artículo 239°
de la LPAG se contempla entre los supuestos de faltas administrativas que
pueden cometer las autoridades y personal al servicio de las entidades
administrativas, independientemente de su régimen laboral o contractual, el
“incurrir en ilegalidad manifiesta” (numeral 9) y “resolver sin motivación algún
asunto sometido a su competencia” (numeral 4), entre otras causales, etc.

Es también importante traer a colación que a tenor de lo dispuesto por el artículo


238.3 de la LPAG, la sola declaratoria de nulidad de un acto administrativo, ya sea
en sede administrativa de oficio (Art. 202°) o a pedido de parte mediante los
recursos administrativos previstos en la ley (Art. 11.1), o por resolución judicial
recaída en un proceso contencioso administrativo, no genera automáticamente
derecho al pago de una indemnización a favor de quien resultó en su oportunidad
perjudicado por el acto posteriormente declarado nulo, porque se entiende que debe
acreditarse efectivamente el perjuicio o lesión sufrida.

2.4. PLAZO PARA DECLARAR LA NULIDAD

La facultad para declarar la nulidad de oficio de los actos administrativos prescribe


al año, contado a partir de la fecha en que hayan quedado consentidos. Cuando ha
prescrito el plazo de un año antes señalado, solo se podrá declarar la nulidad del
acto mediante la interposición de una demanda ante el Poder Judicial en la vía del
proceso contencioso administrativo, la cual deberá presentarse dentro de los dos
años contados desde la fecha en que prescribió la facultad para declarar la nulidad
en instancia administrativa.

Se debe precisar que el establecimiento de un plazo tiene como objetivo otorgarle


seguridad jurídica a los administrados respecto del tiempo en que la autoridad
podría revisar y, si fuera el caso, declarar nulo un acto administrativo.

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2.5. PROCESO CONTENCIOSO DE LESIVIDAD

Para el profesor Parada, “el proceso de lesividad es un proceso que se sustancia a


iniciativa de la Administración en pretensión de que sea anulado por la Jurisdicción
Contencioso administrativa un acto declarativo de derechos de que aquella es
autora.

Guaita, define el proceso de lesividad como “el proceso administrativo especial,


promovido por un sujeto jurídico administrativo, en demanda de que se revoque un
acto administrativo de aquel mismo sujeto público.

Como se puede apreciar todas estas definiciones mantienen notas tipificantes


comunes para caracterizar a este proceso y que podemos sintetizar a continuación
de la siguiente manera:

 El proceso es promovido a iniciativa de una entidad administrativa, quien


aparece como demandante en el proceso.
 Este proceso está dirigido a obtener un pronunciamiento de la autoridad
judicial sobre la validez jurídica de una actuación administrativa anterior.
 La actuación administrativa debe haber sido producida por la propia entidad
demandante, y ser favorable a un administrado, al cual le declara derechos.
 La actuación administrativa debe ser calificada por la administración como
lesiva al bien común y contraria al ordenamiento jurídico.
 La imposibilidad jurídica que la autoridad autora del acto le pueda privar de
su validez y efectos en sede administrativa (auto tutela revisora restringida).

En suma, el contencioso por lesividad del Estado, es más que una simple inversión
de roles entre una entidad y un administrado. Es precisamente un proceso judicial
contencioso administrativo singular que inicia una autoridad administrativa para
buscar promover la anulación en sede judicial de su propia actuación administrativo
ya firme, y que ha otorgado o reconocido derechos e intereses a administrados.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

2.6. EL PROCESO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LESIVIDAD

Conforme a las enseñanzas del profesor GONZÁLEZ PÉREZ, el proceso


contencioso de lesividad “es aquel proceso contencioso administrativo que tiene por
objeto la pretensión de una entidad administrativa por la que se solicita del órgano
jurisdiccional la revocación de un acto de la misma”.

El proceso contencioso de lesividad entendido como la posibilidad que tiene la


administración de poder solicitar al órgano jurisdiccional la anulación o revocación
de un acto administrativo emitido por la propia administración, que establece o
declara derechos a favor del administrado y que vulnera el bien común y es contraria
al ordenamiento jurídico se desarrolla bajo unas determinadas condiciones que
pasaremos a revisar:

 Supuestos Procesales de Lesividad

Se considera que habría hasta 4 supuestos de procesos de lesividad:

a) Vencido el plazo de un año para declarar la nulidad de oficio, se recurre al proceso


de lesividad (Art. 202º LPAG).

b) El caso de una entidad que desea declarar la nulidad de una resolución de un


Tribunal o Consejo Administrativo regido por una Ley Especial

c) El caso de la entidad que, sin ser parte en un procedimiento administrativo previo,


se ve afectada en sus derechos por la dación de un acto de otra entidad.

d) El caso de la entidad que actuando como administrado en el marco de un


procedimiento lineal o trilateral, su pretensión es desestimada en sede
administrativa, y es recurrida en proceso contencioso-administrativo en el Poder
Judicial. En este último caso, no nos parece que sea un proceso de lesividad, sino
un proceso contencioso ordinario.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

2.7. LA DEMANDA CONTENCIOSA POR LESIVIDAD


 Plazo para interposición de la demanda. - La demanda debe ser
presentada dentro de los dos años desde que prescribió la potestad para que
la administración anule directamente el acto en su propia sede. Es
indispensable que durante este ínterin se haya dictado la declaración de
lesividad, mas su emisión no determina interrupción o suspensión del plazo
de prescripción de la potestad anulatoria.
 Pretensiones. - El objeto del proceso contencioso de lesividad es
materialmente una pretensión fundada en normas administrativas: Obtener
la declaración de la nulidad fundada en un vicio del acto administrativo en
función de las disposiciones administrativas. Por ello la única pretensión
aplicable a este proceso es la obtener la declaración de nulidad, total o parcial
o ineficacia de actos administrativos prevista en el artículo 5 numeral 1 de la
Ley.

2.8. ACTUACIONES IMPUGNABLES MEDIANTE EL PROCESO DE


LESIVIDAD:
 Actos administrativos
 Actos presuntos surgidos por aplicación del silencio administrativo positivo.

3. REVOCACIÓN

ARTÍCULO 203.- REVOCACIÓN


203.1 Los actos administrativos declarativos o constitutivos
de derechos o intereses legítimos no pueden ser revocados,
modificados o sustituidos de oficio por razones de
oportunidad, mérito o conveniencia.
203.2 Excepcionalmente, cabe la revocación de actos
administrativos, con efectos a futuro, en cualquiera de los
siguientes casos:
203.2.1 Cuando la facultad revocatoria haya sido
expresamente establecida por una norma con rango legal y
siempre que se cumplan los requisitos previstos en dicha
norma.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

203.2.2 Cuando sobrevenga la desaparición de las


condiciones exigidas legalmente para la emisión del acto
administrativo cuya permanencia sea indispensable para la
existencia de la relación jurídica creada.
203.2.3 Cuando apreciando elementos de juicio
sobrevinientes se favorezca legalmente a los destinatarios
del acto y siempre que no se genere perjuicios a terceros.
203.3 La revocación prevista en este numeral sólo podrá ser
declarada por la más alta autoridad de la entidad
competente, previa oportunidad a los posibles afectados
para presentar sus alegatos y evidencia en su favor.
No le falta razón a Laguna de Paz cuando afirma que la dogmática jurídica de la
revocación del acto administrativo nos recuerda a la torre de Babel, porque pese a
que todos la señalamos como una institución tradicional del derecho administrativo,
reconocemos sus contornos, elementos fundamentales y orígenes históricos, ocurre
con frecuencia que aparecen dificultades de entendimiento cuando intentamos
concretar un concepto, identificar los requisitos para su producción, distinguir las
clases de revocación que existen y señalar sus relaciones con otras figuras, como
la nulidad, la caducidad, entre otras.

Se sustenta la noción de revocabilidad de los actos administrativos, al afirmar que


el obrar estatal siempre se encuentra frente a situaciones y circunstancias
cambiantes, por lo que, de modo permanente e incesante, tiene que ser capaz de
adaptarse a ellas para alcanzar el bienestar general y demás cometidos de interés
público. Por ello, se reconoce que la propia autoridad creadora de una situación o
relación jurídica tiene la facultad para suprimirla o modificarla cuando en algún
momento posterior se produce una incompatibilidad entre el acto y el interés público,
por lo que, por ende, estamos frente a un acto administrativo fundamentalmente
revocable.

Pero a su turno, constatamos que la existencia de la potestad revocatoria de actos


administrativos conduce naturalmente a la afectación de la seguridad jurídica.
Preocupa que la existencia de una amplia potestad revocatoria implique el
debilitamiento y la precarización los derechos administrativos otorgados por la

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

autoridad a los ciudadanos, en particular aquellos que dan lugar a una relación
jurídica continuada en el tiempo (por ejemplo, los títulos habilitantes para ejercer
libertades económicas).

Si el instituto es regulado de modo permisivo quedará en manos de la autoridad la


continuidad o cesación de derechos subjetivos, según se aprecien en el futuro
inmediato o remoto circunstancias de interés público adversas. De ahí que, por lo
general, se asocia la revocación con los denominados «precarios administrativos»,
en los que se traslada al ciudadano el riesgo del cambio de interés público.

En este orden de ideas, un mayor o menor reconocimiento de la revocación redunda


directamente en la estabilidad del acto administrativo o en el debilitamiento de los
derechos administración otorgados o reconocidos.

Cuando la revocación es un fenómeno connatural al acto administrativo, estaremos


frente a una gran presencia de derechos debilitados. Por el contrario, en la medida
que la revocación sea disciplinada y, en otros casos, impedida, tendremos derechos
individuales más fortalecidos.

No cabe duda que tanto la revocación como la seguridad jurídica son necesarias
dentro del Estado de Derecho. La autoridad debe poder siempre atender el interés
público a su cargo actualizando sus actuaciones. Por otro lado, las decisiones
estatales deben ser cada vez más predecibles y permitir a los administrados adoptar
decisiones en función de ellas, tener la expectativa razonablemente fundada acerca
de cuál será el sentido de la futura actuación del poder y de que sus márgenes de
actuación, respaldados por el Derecho, no serán brusca o arbitrariamente
desconocidos o modificados por la autoridad y que cuando el cambio deba suceder
se le resguarde razonablemente sus derechos. Por ello es que es necesario
compatibilizar esa adaptación al variable interés público sobreviniente con el
principio igualmente valioso de dar seguridad jurídica a los ciudadanos y, en
específico, con la confianza legítima que debe también dispensarse a quienes de
buena fe han obtenido del acto original alguna situación jurídica individual favorable.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

En esa línea, el Derecho contemporáneo y la doctrina administrativa parecen formar


consenso alrededor de algunas ideas centrales: la necesidad de contar con el
instrumento de la revocación, y la obligación de este de ser atemperado cuando se
trate de aplicar respecto a derechos e intereses individualizados ya reconocidos o
declarados administrativamente.

Aquí aparecen hasta tres formulas posibles:

 Vedar la revocación en caso de actos favorables del que se desprenden


derechos administrativos subjetivos —la opción de los ordenamientos
chilenos y venezolano—,
 Sujetar su procedencia a la aceptación previa y voluntaria del beneficiado
del acto —opción seguida en los ordenamientos colombiano y portugués—
, y, finalmente,
 Reconocer la existencia del derecho subjetivo y proceder a calificar, por
medio de la norma, algunas circunstancias que permiten la revocación con
efectos a futuro, pero sin dejar de indemnizar debidamente al afectado por
la medida para monitorear el patrimonio del afectado por la revocación —
opción seguida por los ordenamientos argentino, peruano y boliviano—.
Para nosotros, la institución de la revocación consiste en la potestad que la
ley confiere a la administración para que, en cualquier tiempo, de manera
directa, de oficio o a pedido de parte y mediante un nuevo acto
administrativo modifique, reforme, sustituya o extinga los efectos jurídicos
de un acto administrativo conforme a derecho, aun cuando haya adquirido
firmeza debido a que su permanencia ha devenido —por razones externas
al administrado— en incompatible con el interés público tutelado por la
entidad.

En consecuencia, ese acto que aun despliega sus efectos ha sobrevenido en un


acto inoportuno o inconveniente para el interés público, por lo que debe ser
extinguido precisamente en protección de ese interés general.

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REVISIÓN DE LOS ACTOS EN VÍA ADMINISTRATIVA: REVISIÓN DE OFICIO

De este modo, el acto administrativo es valorado permanentemente sobre su


adecuación y congruencia con el propósito de interés público que persigue. Al
emitirse, busca concretar determinada situación concreta que no solo es legal, sino
que es concordante con el interés público. Pero, durante su vigencia, debe mantener
esa conformidad de modo continuado hasta que cumpla sus efectos o se extinga
naturalmente. Esta necesidad de concordancia o adaptación del acto al interés
público propio del contexto actual es denominada como «mérito del acto
administrativo».

La procedencia de la revocación se asocia a la inoportunidad, a la inconveniencia o


a la falta de mérito del acto administrativo, tal como mencionan algunas
legislaciones —como la peruana—, por ello es que, como se manifiesta en la
doctrina, «el interés público involucrado en la revocación debe ser apreciado a
través del análisis del mérito, de la oportunidad y de la conveniencia actual de la
continuidad de la relación jurídica nacida al amparo del acto original. De allí la
importancia de determinar cuál es, entonces, el contenido de los conceptos
oportunidad, mérito o conveniencia»

Podrían intentarse diversas acepciones para estas tres voces. Para algunos, un acto
afectado en su mérito es aquel que no guarda la adecuación necesaria de medios
para lograr los fines públicos específicos que el acto administrativo tiende a lograr.
El acto afectado en su oportunidad está referido al que se encuentra fuera del
tiempo adecuado o del propósito perseguido. Mientras que la inconveniencia refiere
inutilidad o carencia de provecho para la finalidad pública. Pero este esfuerzo hace
más compleja la valoración de aquello que la justificación de la revocación.

En esa línea creemos, como parte de la doctrina, que la oportunidad, la


conveniencia y la eficacia del acto administrativo constituyen, bajo la designación
genérica de «mérito» un solo elemento a tener en cuenta para explicar la
revocación6.

De este modo, la apreciación del mantenimiento del acto estará sujeto a que,
durante su vigencia, el desarrollo de la actividad conserve su mérito, esto es, su

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congruencia con la conveniencia, oportunidad y eficacia para lograr sus fines


propios.

3.1. EVENTOS CALIFICADOS POR EL ORDENAMIENTO COMO


SUSCEPTIBLES DE PROVOCAR LA FALTA DE MÉRITO DEL ACTO
ADMINISTRATIVO

Corresponde que la autoridad revoque el acto cuando aprecie la oposición o


incompatibilidad entre los efectos producidos por este y el interés público, que
también debe tutelar de manera permanente el mismo organismo. Como esta
condición permite a las autoridades apreciar de modo permanente el mérito que los
actos mantienen a lo largo de su existencia, se produce un innegable debilitamiento
a la seguridad jurídica y a la previsibilidad de los beneficiarios sobre sus derechos
basados en esos actos. Por ello es que la seguridad jurídica aconseja ser prudente
con la habilitación, y no dejar en manos de las autoridades la facultad de a calificar
previamente —a través de las normas legales— los supuestos en que esa
discordancia justifica aplicar la revocación. Con ello, se busca acotar en algo la
discrecionalidad con que cuanta la autoridad para ejercer esta atribución.

En este orden de ideas, si apreciamos los ordenamientos, la doctrina y la


jurisprudencia internacional, encontraremos que se intenta dar objetividad a esa
pérdida del mérito del acto administrativo tipificando determinadas circunstancias
para ello. Apoyados en el interesante estudio de Laguna De Paz —y no con pocos
matices—, podemos afirmar que las hipótesis para dar cabida a la revocación de
actos administrativos son las siguientes:

 Un cambio objetivo de circunstancias de hecho externas y posteriores al


acto, que hacen indispensable retirar el acto administrativo por agraviar al
interés público. Aquí, el retiro del acto administrativo obedece a que
aparecen posteriormente nuevas circunstancias de hecho no existentes o
no conocidas —pese a la debida diligencia de la autoridad— al momento
de dictarse el acto originario, o bien a que desaparece la circunstancia
contextual indispensable que existía cuando se dio el acto administrativo

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y que hacía posible su otorgamiento. Una vez que esas circunstancias son
valoradas por la autoridad y de que esta es convencida de la
incompatibilidad con los títulos otorgados antes, procederá a declarar la
revocación. Por ejemplo, si la ciencia descubre que un producto
farmacéutico autorizado para su comercialización tiene efectos nocivos
para la salud humana, debe producirse la revocación de la autorización de
comercialización.
 Un cambio en el derecho objetivo que hace ilegal de modo sobreviniente
el estado de cosas antes autorizado. Nos referimos al caso en que,
mediante una norma de alcance general, se torna incompatible mantener
vigentes derechos anteriores otorgados mediante actos administrativos.
Pensemos una ley u ordenanza que declara intangible una reserva natural
y que, por ende, es incompatible con el interés público que ellas
representan —por ejemplo, los derechos de explotación maderera en esa
área, o la declaración de zona rígida de una vía dada mediante una norma,
que extingue las licencias de uso de dominio público o de transporte por
esa vía—. Se puede discutir si ello es una invalidez sobreviniente del acto,
en la medida que el acto ahora deviene en contrario a la norma reciente,
pero la mayoría de la doctrina sostiene que el retiro de estos actos debe
seguirse por el régimen de la revocación por falta de mérito del acto.
 La imposibilidad sobrevenida de ejercer la actividad habilitada por el acto
—cambio de circunstancias a su máxima potencia— también conduce a la
revocación de un acto administrativo cuando la actividad habilitada
mediante ese acto ya se vuelve imposible de ejercer. Por ejemplo, si se
agota los recursos naturales que se autorizaba a aprovechar o se pierde
una condición natural para poder ejercer una licencia.
 Un cambio o mutación en la apreciación o valoración por parte de la
autoridad sobre el marco jurídico del acto emitido. Se trata del cambio de
interpretación que la autoridad le da a determinada norma legal, que antes
se entendía que autorizaba una actividad en determinado sentido y que

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ahora revisa y modifica su posición interpretativa —falta de mérito


originario—.
 Un cambio o una mutación en la apreciación o valoración por parte de la
autoridad sobre las circunstancias de hecho originales, que le hace
convencerse de que mantener el acto es inoportuno o inconveniente al
interés público actual. Aquí estamos frente al cambio de apreciación por
parte de la autoridad de lo que es conveniente al interés general, como
cuando la autoridad considera necesario dar por concluida la afectación
en uso de un inmueble de su dominio por considerar que es diminuto el
beneficio que recibe por él —falta de mérito originario—.

En cualquiera de esos casos, se aprecia que la ley no deja al arbitrio de la


administración ponderar cuándo aparece el interés público que motive una
revocación específica, sino que, por el contrario, toma la opción directamente y
anticipa que una circunstancia posterior determinada debe ser considerada como
justificativa de la revocación. Como veremos más adelante, nuestra ley no ha
adoptado todos estos supuestos, sino solo algunos.

3.2. LA REVOCACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO

Por primera vez, con la aprobación de la ley 27444, el ordenamiento administrativo


nacional consagró normativamente esta intensa potestad de la organización
administrativa. Empero, no lo hizo para habilitar su empleo discrecionalmente a
todas las autoridades y en cualquier supuesto, sino para reconocerla, disciplinarla,
limitarla y sujetarla al Estado de Derecho. Su empleo por las organizaciones
administrativas de nivel nacional ha estado prácticamente reservado a
procedimientos administrativos sectoriales, pero ha sido muy común —y en su gran
parte arbitrariamente aplicada— en los niveles municipales donde las licencias y los
permisos de su nivel tienden a ser frecuentemente revisados al actualizar lo que
consideran de interés público. Solo después de una década, el Indecopi ha
aprobado un precedente obligatorio contenido en su resolución 1535-2010/SC1-
INDECOPI (expediente 00037-2009- CEB) del 3 de mayo del 2010, publicada el 3
de julio del mismo año en el diario oficial El Peruano, mediante la cual pretende

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desagregar los criterios básicos para la aplicación regular de la revocación por las
entidades administrativas.

El escenario natural en el que encontraremos presente la revocación de actos será


en decisiones en materia urbanística y de funcionamiento de actividades
comerciales, en el otorgamiento de derechos de uso de bienes estatales y en
autorizaciones referidas al aprovechamiento de recursos naturales, etcétera.
Nuestro Derecho ha acogido la revocación, pero la diferencia del retiro o de la
extinción del acto administrativo fundado en su antijuridicidad producida en su
formación, para la cual reserva la figura de la nulidad de oficio prevista en el artículo
202 de la ley. De esta manera, nuestro ordenamiento establece importantes
diferencias entre la revocación y la nulidad de oficio en tres aspectos: la causal que
la justifica, la naturaleza del acto y sus efectos.

Además, y derivando de esa diferencia, aparecen otras que se refieren a los


motivos, a la naturaleza del acto y a sus efectos y que complementan el concepto
tanto de la revocación como el de la anulación. Mientras que el motivo de la primera
es posterior al acto original y se refiere a consideraciones de oportunidad, o sea a
la coincidencia del acto en momentos sucesivos con el interés público, la anulación
deriva del vicio original de ilegalidad del acto primitivo. En tanto que el acto de
revocación es un acto de naturaleza constitutiva, el de anulación lo es de naturaleza
declarativa, y finalmente, y como consecuencia de ese diverso carácter, mientras la
revocación, por regla general, solo elimina a partir de ella los efectos del acto
revocado, la anulación normalmente los elimina retroactivamente desde la fecha del
acto anulado.

El único punto de constante debate es si pertenece al ámbito de la nulidad o al de


la revocación el supuesto en que, mediando un cambio normativo ulterior, se afecta
de modo sobreviniente el mérito de un acto anterior producido conforme al derecho
derogado. Para unos estamos frente a una ilegalidad sobreviniente. Para otros —a
los cuales se afilia el derecho peruano—, se trata de un caso de revocación indirecta
del acto, como veremos más adelante.

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Nuestra norma reserva la revocación a la fuente legal, de modo que solo la norma
puede calificar cuando y bajo que reglas existirá la potestad y será posible dejar sin
efecto actos administrativos por su falta de mérito.

Por tanto, no está reconocida la posibilidad de que la revocación surja en el propio


acto administrativo como una cláusula accidental en su objeto, incorporada
unilateralmente y de manera complementaria al acto mismo por la autoridad
decisoria del expediente. Por ejemplo, si se otorga un título habilitante, pero, en el
mismo acto, la autoridad se atribuyera la capacidad de revocarlo en el futuro. Esta
cláusula que contiene la previsión o posibilidad de una futura revocación del acto al
cual se incorpora —conocida en la doctrina como «reserva de revocación»— no
resulta amparada en nuestro sistema porque la ley 27444 opta por tener siempre
una base legal específica para su existencia y aplicación. Nada de ilegal tendría, sin
embargo, cuando la revocación del acto ya está prevista en el ordenamiento que le
disciplina y la autoridad, de manera instrumental, incluye la cláusula de revocación
para hacer presente esa naturaleza contingente del título otorgado.

De modo que no será posible que cualquier autoridad incorpore en el propio acto
que emite una cláusula en la que expresamente contempla la posibilidad de aplicar
la revocación si sucede algún acontecimiento ahí precisado. Ante la tensión entre
estabilidad del acto o adaptabilidad al interés público posterior, el ordenamiento
nacional optó por tomar decisiones meditadas para solucionar la eventual
controversia entre el efecto del acto administrativo anterior y el interés público
sobreviniente. Por eso, el legislador limitó las posibilidades de revocación, y cuando
la autoriza, prevé la indemnización como un componente indispensable de la
decisión.

Para ello, la norma se preocupa en dar tratamiento legal distinto a la revocación de


actos administrativos favorables o declarativos de derechos, y a la revocación de
actos administrativos que no hayan sido favorables.

En esa orientación, nuestro ordenamiento nos plantea tres reglas esenciales sobre
la procedencia de la revocación:

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 La revocabilidad motivada de los actos administrativos no favorables o de


gravamen.
 La interdicción de revocabilidad de actos administrativos declarativos o
constitutivos de derechos.
 La revocabilidad excepcional de actos favorables:
 por cambio sobreviniente de las circunstancias externas del acto, y
 por calificación expresa en norma legal de la necesidad de revocar
actos favorables.
3.3. EL SUJETO ACTIVO DE LA REVOCACIÓN

Cuando la revocación está autorizada, la competencia para ejercerla corresponde


a la misma entidad que dictó el acto a revocar, porque se entiende que solo aquella
tiene a su cargo la gestión del interés público objeto de su competencia material.

3.4. OBJETO DE LA REVOCACIÓN

La revocación recae sobre los efectos supérstites de un acto administrativo


anteriormente creado, conforme a los requisitos legales y procesales para adquirir
legalidad. Lo ordinario es que se extingan los efectos aún vigentes y futuros del
acto, pero también pueden afectarse los efectos de actos ya consumados, mediante
el tratamiento establecido en el artículo 205.2.

3.5. EL PROCEDIMIENTO REVOCATORIO

El procedimiento revocatorio puede ser iniciado de oficio o a pedido del administrado


legitimado por soportar los efectos de un acto no favorable cuando hayan cambiado
las circunstancias que lo sustentaban.

El acto revocatorio no se puede dictar de plano, sino que debe estar precedido de
las mismas formas y requisitos del acto revocado, en atención al principio del
«paralelismo de las formas». Así, deberá contar con las mismas opiniones técnicas
que le hubieran precedidos y que sean preceptivas para emitir el acto: la
participación de los administrados concernidos en el procedimiento original y ser

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publicado o notificado a las mismas personas que participaron cuando se instituyo


el acto.

Pero, además, debe cumplir con un previo contradictorio en cumplimiento del


artículo 161.2 de la LPAG, y otorgar un plazo perentorio no menor de cinco días
para que el administrado pueda alegar y demostrar cómo no existe en argüido
interés público opuesto a la subsistencia de su derecho, cómo si existe este interés
público no conlleva necesariamente a la cesación de su derecho o si existen
medidas menos gravosas para su derecho, y, en general, para defender su situación
legalmente adquirida.

Ello le permitirá, si lo considera de interés, preparar su defensa y eventualmente


presentar la demanda contenciosa en búsqueda de mantener la decisión inicial. No
solo ello, sino que la medida revocatoria no podría ser de ejecución intempestiva o
sin mediar una fase de adecuación y, además, no deberá permitir la adaptación del
administrado a la finalidad pública que se pretende lograr ahora.

Debemos recordar que el artículo 203.3 indica que la revocación procede «previa
oportunidad a los posibles afectados para presentar sus alegatos y evidencia en su
favor».

3.6. LA INDEMNIZACIÓN POR REVOCACIÓN DE ACTOS


ADMINISTRATIVOS FAVORABLES

De suyo, la revocación de actos administrativos favorables tiene materialmente


efectos expropiatorios sobre los derechos que habrían sido declarados o
constituidos y que han sido incorporados a su patrimonio.

Toda licencia o autorización da un valor adicional relevante a la empresa, por lo que


su situación económica se puede ver seriamente afectada por la pérdida de esa
habilitación oficial para operar. No solo hablamos del perjuicio directo que se le
ocasiona, sino lo que implica dejar de obtener a partir de la inversión realizada. Por
ello es que los títulos habilitantes que involucran actividades de mayor inversión
económica y tecnológica expresamente se han preocupado en diluir cualquier duda

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sobre su revocabilidad y de disponer la imposibilidad de ser revocadas por


apreciaciones sobre su ajuste con el interés público.

Por ello, un elemento clave de justicia en materia de revocación es el


reconocimiento del derecho del afectado a obtener de la autoridad alguna
compensación económica por este efecto. Claro está que esta necesidad sirve
también como una limitante —por el desaliento que genera a la autoridad pública—
para adoptar precipitadamente alguna decisión de revocación.

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CONCLUSIONES
 Los procedimientos administrativos tienen por finalidad que se dicte un acto
administrativo que concede, reconoce, regula o extingue un derecho, a
solicitud de un administrado o de oficio.
 Los errores que pueden ser objeto de rectificación son solo los que no
alteran su sentido ni contenido.
 Cuando el acto administrativo presenta alguna causal de nulidad se puede
declarar de oficio la nulidad del mismo, incluso si han quedado firmes al
haber vencido los plazos para la interposición de los recursos
administrativos.
 Nos hemos dado cuenta, que para la nulidad del acto administrativo ésta
debe ser determinada en virtud a los recursos que pueden interponer los
administrados, a través de la declaración de oficio.
 La revocación por vía es un medio donde se puede poner fin a otro acto
jurídico, puede ser lateral o bilateral por razones o conveniencia y
oportunidad, donde puedes pedir la revocación de un administrado, ya sea
por la pérdida de confianza, pero si no hace cumpliendo cierto requisitos y
esta revocación no se da bien, pues la otra parte dañada puede pedir una
indemnización por daños y perjuicios causados hacia su persona.
 Las decisiones administrativas deben sujetarse al interés público no solo al
momento de su aprobación sino durante su vigencia, por lo que se hace
necesaria una institución como la revocación. Sin embargo, la existencia de
la potestad revocatoria de actos administrativos conduce a la afectación de
la seguridad jurídica, debido al efecto expropiatorio que tiene sobre
derechos y situaciones jurídicas, con lo que se torna necesaria la búsqueda
de fórmulas conciliadoras.
 Se sustenta la noción de revocabilidad de los actos administrativos, al
afirmar que el obrar estatal siempre se encuentra frente a situaciones y
circunstancias cambiantes, por lo que, de modo permanente e incesante,
tiene que ser capaz de adaptarse a ellas para alcanzar el bienestar general
y demás cometidos de interés público.

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BILIOGRAFÍA

 MORON URBINA, Juan Carlos, COMENTARIOS A LA LEY DEL


PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL, Novena Edición, Gaceta
Jurídica S.A., Lima – Perú, 2011.
 ISASI CAYO, Juan Felipe, TRATADO DE DERECHO ADMINISTRATIVO,
Primera Edición, Gaceta Jurídica S.A., Lima – Perú, 2014.
 NORTHCOTE SANDOVAL, Cristhian, ¿CÓMO SE DECLARA LA NULIDAD DE
UN ACTO ADMINISTRATIVO?, Actualidad Empresarial 312, Instituto Pacifico,
Lima – Perú, 2014.
 http://www.itaiusesto.com/plazo-para-declarar-de-oficio-la-nulidad-de-un-acto-
administrativo/
 http://www.mpfn.gob.pe/escuela/contenido/actividades/docs/3409_ponenciaforonuli
dad_actos_administrativos.pdf

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