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Acerca de lo que hay

Según Quine, la expresión “lo que hay” nos remite a una dimensión ontológica, es decir, una dimensión
que investiga lo que las cosas cosas son. Decir que hay ciertas entidades, es decir que esas entidades
son; decir que no hay ciertas entidades, es decir que esas entidades no son.

Luego, Quine presenta al filósofo McX para ejemplificar la discusión. Este último sostiene que hay ciertas
entidades, mientras Q discrepa y afirma que no hay tales entidades. No obstante, Q se da cuenta de que
en la sola negación de que hay tales entidades, está reconociendo que las hay. Q conecta esta aporía
con la cuestión platónica del no ser, planteándola en los siguientes términos: “El no ser tiene que ser
de alguna manera, pues, de otro modo, ¿qué es lo que no es?”.

Usando el mismo razonamiento de la barba de platón, McX afirma que, por ejemplo, hay la entidad
llamada pegaso, esto es, que la entidad Pegaso es. Negar que Pegaso sea, y, por ende, que haya
Pegaso, es un sinsentido en tanto la mera negación confirma que hay algo así como un Pegaso del que
puedan predicarse “hay” y “es”.

De este modo, McX admite que hay Pegaso. No obstante, esto no quiere decir que exista un pegaso en
alguna región espacio-temporal, un Pegaso de carne y hueso. Esto es resuelto por McX apelando a la
tesis de que Pegaso es una idea mental, separando a Pegaso de la idea-Pegaso. Pero la negación de
Pegaso no se refiere a la idea-Pegaso, sino a Pegaso, por lo que el argumento de McX es rebatido una
vez hecha su propia distinción.

Por otra parte, el filósofo YG presenta un argumento más refinado para defender la afirmación de que hay
Pegaso. Pegaso no es una idea mental, sino un posible no actualizado. De este modo, “Cuando
decimos que no hay tal cosa Pegaso, decimos más precisamente que Pegaso no tiene el
especial atributo de la actualidad”. Parecería entonces que YG limita la existencia a la actualidad, a lo
que es en acto, ofreciendo una ontología simple y acotada. No obstante, el señor Y Griega, en un
esfuerzo mal concebido por hacerse agradable, nos concede cordialmente la inexistencia de
Pegaso para insistir luego en que Pegaso es, contrariamente a lo que entendemos por
inexistencia. Una cosa es existencia, nos dice, y otra subsistencia .

Con la ontología de YG, insiste Q, se llega a un “suburbio de posibles”. Esto es problemático bajo
diversos puntos de vista. Por ejemplo, Q recrimina la dificultad de establecer un criterio de identidad en
los posibles. A su vez, Q presenta el contraejemplo de la redonda cúpula cuadrada de Berkeley College
como un elemento que nisiquiera se admite como posible actualizable. Recrimina el americano si es que,
siguiendo este razonamiento, existirían también imposibles inactualizables.

¿Cómo se defiende YG del contra ejemplo presentado por Q? el astuto señor Y Griega se decide por
el otro cuerno del dilema: concede que es un sinsentido decir que no hay tal redonda cúpula
cuadrada en Berkeley College. Dice que la frase 'redonda cúpula cuadrada' carece de
significación. YG es adherente de la doctrina de la asignificatividad.

Teoría russelliana de las descripciones

Q presenta una argumentación para deshacerse de la enmarañada barba de Platón. Para esto, apela a
Russel, muestra claramente cómo podemos usar nombres aparentes sin necesidad de suponer las
entidades supuestamente nombradas por ellos. Esto es, que, por ejemplo, en el enunciado “El autor de
Weverley fue un poeta”, no hay necesidad de una referencia objetiva para tener significación. Este es el
problema principal de McX y YG, quienes suponen esta referencia a un objeto en cada enunciado. En
cambio, “el autor de Weverley” se refiere a una variable ligada (alguien, algún, nadie, etc).
“Estas palabras cuantificacionales o variables ligadas son sin duda una parte básica del
lenguaje, y su significatividad -en contexto al menos- no puede ser discutida. Pero su
significatividad no presupone en mo�o alguno que haya un autor de Waverley o una redonda
cúpula cuadrada de Berkeley College, ni ningún otro objeto determinado .”. Este fragmento refleja
la propuesta fundamental de Q para deshacerse de los argumentos de McX y YG, entendiendo que
significar y nombras son cosas distintas, y que para que un enunciado sea significativo no es necesario
nombrar ningún objeto. Q propone un ejemplo para entender la diferencia entre estos dos procesos,
donde se muestra que nombrar una misma cosa puede tener más de una significación.

Retomando los razonamientos de los dos filósofos anteriores, se describe su error de la siguiente manera

1) McX confundió el aducido objeto nombrado Pegaso con la significación de la palabra 'Pegaso',
infiriendo consiguientemente que Pegaso tiene que ser para que 'Pegaso' tenga significación.

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