Charlotte Buhler (1950) ha dicho que el adolescente "quiere dudar, cavilar, quiere
buscar, no decidirse... '', "y cuando entra en esta edad difícil se pregunta quién es,
qué es, para luego intentar una respuesta”
Esto nos explica cómo el adolescente puede llegar a tener tanta necesidad de
hacer identificaciones proyectivas con imágenes muy idealizadas, que les
aseguren la continuidad de la existencia de sí mismo y de sus padres infantiles.
Por otro lado la figura de una divinidad, de cualquier tipo de religión, puede
representar para él una salida mágica.