Facultad de Educación
Pedagogía en Educación Diferencial
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Vicerrectoría Académica
Facultad de Educación
Pedagogía en Educación Diferencial
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Índice
BIBLIOGRAFIA. ............................................................................................................ 16
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APUNTE APOYO AL ESTUDIANTE
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II.- Concepto de Psicomotricidad.
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van incorporando otras habilidades, lo que Wickstrom (1990), denomino habilidades
motrices. (Wickstrom. 1990:15).
Según Wickstrom (1990), citando a Bruner, indica que “los niños combinan
habilidades sencillas para formar patrones cada vez más específicos y complejos”.
(Wickstrom. 1990:15).
Las habilidades motrices, se comienzan a desarrollar a través de los patrones
motores básicos, que a su vez son habilidades generales de movimiento, que después se
aprenden en versiones más combinadas y modificadas como habilidades deportivas. Este
proceso continuo de desarrollo de habilidades motrices, se encuentra relacionada con las
experiencias y la estimulación motricias a las que son expuestos los niños. Sin embargo
Wickstrom, indica que este proceso natural es importante, pero si no tiene un apoyo
externo, se puede perder la oportunidad de progresos de orden superior, es decir, el
proceso puede ser insuficiente para producir en cada persona lo que se podría considerar
como un desarrollo óptimo de las habilidades motrices. (Wickstrom. 1990:16).
Las habilidades motrices básicas son actividades motoras normales con patrones
específicos. Son habilidades generales que constituyen la base de actividades motoras
más avanzadas y especificas, como las deportivas. (Wickstrom: 1990:22).
Las habilidades perceptivas motrices, son aquellas que tienen un desarrollo
filogénico y ontogénico, y son la base motora para las habilidades mas especificas del
movimiento. Se entiende por factores perceptivo motores, las capacidades que permite
relacionar los estímulos auditivos, táctiles y propioceptivos con el movimiento. Esta
relación, de percepción del movimiento se considera como una integración de
información interna y externa, que llega a conformar estructuras facilitadoras de
respuesta psicomotoras en la interacción del sujeto con el entorno (Trujillo.1992: 1).
El cuerpo es el primer medio de relación del ser humano con el mundo que lo
rodea. El conocimiento y el dominio del cuerpo, es el pilar en donde el niño construirá el
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resto de los aprendizajes. Este conocimiento propio del cuerpo supone para la persona un
proceso que se irá desarrollando a lo largo del crecimiento. (Conde. 2001:58).
Según Ballesteros, citado por Conde Caveda, el concepto del Esquema Corporal, va
a ser determinado por el conocimiento que se tenga del propio cuerpo. El cuerpo es un
todo en el que puede aislarse distintos componentes. (Conde. 2001:58).
Según Vayer, el primer objeto que el niño percibe es su propio cuerpo, y éste es el
medio de acción, de conocimiento y de relación, entendiendo que este conocimiento
progresivo del cuerpo comienza en la observación “del otro”. (Conde. 2001:58).
El estudio de la representación grafica del cuerpo por parte del niño, ha sido
utilizado como un instrumento evaluador del desarrollo del Esquema Corporal en la
infancia. Sin embargo, al ser una acto grafomotor, intelectual y afectivo, su análisis es más
complejo de lo que parece, ya que el niño puede a nivel mental tener una buena
representación del cuerpo y, a su vez ser incapaz de reproducirlo en el papel, debido a una
falta de maduración manipulativa e incluso afectiva.
El Esquema Corporal le entrega al sujeto la conciencia de ser él; esta
autoconciencia del propio cuerpo es la base para la autoafirmación de uno mismo como
persona y de las capacidades personales. (Conde. 2001:58).
El Esquema Corporal es una parte más del Control y la Conciencia Corporal, es por
ello que este concepto se encuentra más relacionado con el conocimiento y localización
de los diferente segmentos corporales del niño en su propio cuerpo, como en el otro,
considerando dentro de esto la lateralidad, la respiración, la relajación o las
sensopercepciones. (Conde. 2001:59).
Según Tasset, citado por Conde Caveda, se entiende por Esquema Corporal como
“la toma de conciencia de la existencia de las diferentes partes del cuerpo y las relaciones
recíprocas entre éstas, en situación estática y en movimiento, y de su evolución con
relación al mundo externo”. (Conde. 2001:59).
Según Conde Caveda, el Esquema Corporal es “el conocimiento y localización de
los distintos segmentos corporales tanto en el propio cuerpo del niño como en el de su
igual, de forma estática como en movimiento”. (Conde. 2001:59).
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II.- La Espacialidad.
Según Blázquez & Ortega, citado por Conde Caveda, la percepción del espacio es
capital para el niño en lo referente a su motricidad, desarrollo intelectual o afectivo, y
sobre todo, en su relación con sus aprendizajes escolares (lectura y escritura); y supone
una relación entre el cuerpo y el medio exterior. (Conde Caveda. 2001:100).
La adquisición de la espacialidad, debe correr paralela a la maduración corporal, y
no puede desarrollarse de forma aislada, pues hasta que se conozcan las partes esenciales
del cuerpo (Esquema Corporal), no podrán situarse los conceptos como delante – atrás,
arriba – abajo, o a uno u otro lado del cuerpo (izquierda – derecha). Este último concepto
de izquierda y derecha, lleva a la idea de que Espacialidad y Lateralidad, que también a
nivel motriz, están íntimamente relacionadas, no produciéndose un buen desarrollo de la
Espacialidad, si la Lateralidad no es bien educada. A esta relación del Cuerpo y Espacio, se
debe agregar el concepto Tiempo, ya que según Coste, el espacio y tiempo forman un
conjunto indisociables, ya que todas las acciones se despliegan en un tiempo y en un
espacio determinado (Conde. 2001:149).
La noción de Espacialidad, se encuentra relacionada con el Esquema Corporal, La
Lateralidad y la Temporalidad.
En la educación del espacio, se debe tener especial cuidado con no saltar etapas,
ya que para que el niño llegue a controlar lo abstracto de los conceptos espaciales, debe
antes vivenciarlos con su propio cuerpo.
Según Vayer, citado por Conde Caveda, las alteraciones de la orientación y
discriminación espacial, así como las de representación y estructuración del espacio, son
de origen de muchas de las dificultades aparecidas en el aprendizaje de los medios de
expresión, como pueden ser la lectura y la escritura. (Conde. 2001:150).
Según Comellas & Perpinyá, citado por Conde Caveda, el espacio propiamente
dicho, se puede definir como el medio donde el niño se mueve y se relaciona, y a través
de sus sentidos ensaya un conjunto de experiencias personales que le ayudan a tomar
conciencia de su cuerpo y de su orientación. (Conde. 2001:150).
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Para Blázquez & Ortega ,citado por Conde Caveda el espacio será aquello que nos
rodea; es decir, los objetos, los elementos y las personas; y tener una buena percepción
del espacio será ser capaz de situarse, de moverse en este espacio, de orientarse, de
tomar direcciones múltiples y de analizar situaciones y representarlas. (Conde. 2001:150).
La espacialidad para Wallon, será: el conocimiento o toma de conciencia del medio
y sus alrededores; es decir, la toma de conciencia del sujeto, de su situación y de sus
posibles situaciones en el espacio que lo rodea (mide espacio con su cuerpo), su entorno y
los objetos que en él se encuentran. (Conde. 2001:150).
Tipos de Espacialidad.
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Orientación Espacial.
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Estructuración Espacial.
III.- La Temporalidad.
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ritmo de cada persona para la realización de una actividad motora simple (Arnaiz.
2001:48).
La construcción de la noción del tiempo no se percibe a través de los sentidos, no
se ve ni se toca, únicamente se perciben los acontecimientos que ocurren, las acciones,
los movimientos, la velocidad, el ritmo. Así los niños en un primer momento asimilan la
sucesión temporal al adaptarse a las rutinas de atención a sus necesidades básicas
(alimentación, sueño, higiene), incorporando progresivamente las nociones de día –
noche, ahora – después, organizando las relaciones de tiempo como: la noción de
velocidad que está ligada a la acción, la noción de duración ligada al espacio recorrido, la
noción de continuidad ligada a la sucesión de los acontecimientos, las nociones de
simultaneidad y sucesión, que permiten al niño tolerar la espera y guardar un orden y ya
en un nivel simbólico la traspolación en el tiempo de los hechos acontecidos (Arnaiz.
2001:49).
Una administración correcta del tiempo es una de las condiciones necesarias para
una eficaz actividad, para establecer relaciones armoniosas con las personas que nos
rodean, un modo de vida más relajado, etc. A nivel escolar, la mala estructuración del
tiempo, según Roca, citado por Conde Caveda, significaría ineficacia, esfuerzo inútil,
pérdida de energía y en último término cansancio, angustia y desaliento. Según este autor,
muchas de las dificultades en los aprendizajes van asociados con insuficiencias en la
estructuración del tiempo, motivo por el que se debe estar muy preocupados en su
educación desde las primera edades. (Conde.2001:157).
Interna hacer comprensible el concepto de Tiempo, durante el periodo de
educación Infantil, se revela como una tarea compleja, radicando esta dificultad en tres
razones:
- La noción temporal es un concepto muy difícil de asimilar para el niño, ya que no
es algo perceptible por los sentidos. Contrariamente a lo que pasa con otras
percepciones, el organismo humano no tiene receptores específicos del tiempo.
- Hasta los siete años no se da en el niño un orden temporal coordinado
objetivamente, madurando este entre los siete y doce años.
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- La Organización Temporal no se conforma aisladamente, por el contrario, se
coordina con la Espacialidad dando lugar a la organización Espacio – Temporal.
Según Trigueros & Rivera, citado por Conde Caveda, para todos los seres humanos,
al percepción temporal no puede separarse de la espacial y viceversa, ya que todas
las situaciones y movimientos se van a dar en un espacio y en un tiempo
determinado. Según Lora Risco, citado por Conde Caveda, la conciencia del tiempo
se desarrolla posteriormente a la del espacio. Este hecho es debido a que las
estructuras temporales son más dependientes y están sujetas al desarrollo de la
estructuración espacial. (Conde. 2001:157).
Es por tanto muy difícil encontrar a niños con edades inferiores a los seis años que
presentan errores temporales, ya que la Temporalidad va a depender de varios factores,
entre los que se puede citar: el crecimiento orgánico y la maduración de los sistemas
nerviosos y endocrino, del ejercicio y la experiencia adquirid en la acción sobre los
objetos, de las interacciones y transmisiones sociales, y de la autorregulación del sujeto
resultante de una construcción cognitiva ininterrumpida. Todos estos factores van
madurando lentamente a medida que el niño va creciendo y se van consolidando a partir
de experiencias de ensayo –error. (Conde. 2001:158).
Según Lleixa, citado por Conde Caveda, la dimensión temporal influye
directamente en el resultado de la acción motriz. Por otro lado, el niño podrá acceder a las
nociones temporales gracias en gran parte al movimiento. La sucesión de sus acciones, la
velocidad con las que son realizadas, etc. Serán puntos de referencia que el niño utilizara
para evaluar la Temporalidad. (Conde. 2001:158).
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IV.- Psicomotricidad y aprendizaje; un ejemplo: La lectura y escritura desde
la perspectiva motriz.
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Perceptivo: la estructura espacio - temporal se ve afectada, ya que es el propio
cuerpo el punto de referencia de todo aquello que se percibe y que define la relación con
las personas y las cosas. De esta estructuración dependerá la capacidad de orientación del
alumno, la que incidirá en el aprendizaje de la lecto - escritura. Los problemas más
frecuentes son:
Área Motriz: la falta del conocimiento del esquema corporal, acarrea en el niño
una mala estructuración de esquemas motores en los movimientos más básicos, ya que no
ejerce control sobre alguna parte de su cuerpo, presentando defectos en la coordinación
los cuales se manifiestan en la escritura como letras deformadas, mal alineadas y
temblorosas.
TRABAJO AUTÓNOMO
¿Cuáles son los tipos de espacio que el sujeto tiene con su entorno?
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BIBLIOGRAFIA.
SWARTZ, S. (2010). Cada niño un lector: estrategias innovadoras para enseñar a leer y
escribir. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile.
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TRULLOS, A (2000). Descubrir el placer de leer: Lectura y motivación lectora. Editorial
Edebé. Barcelona.
Factores predictivos del éxito del aprendizaje de la lectoescritura. Jiménez J. & Artiles
C.1989. Islas Canaria, España: Universidad de la Laguna.
Departamento de Psicología de la educación.
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