(Lucía Baquedano)
FICHA DEL LIBRO
RESUMEN
Mientras escapaban de sus casas, cuatro amigos acaban en el fondo de un barranco tras un accidente en
mula. Se toman el pulso y descubren que el corazón no les late, por lo que suponen que están muertos...
Aunque, como son capaces de verse y de hablar entre ellos, concluyen que son espectros y piensan que la
única manera de liberar su alma para poder ir al cielo es hacer una buena acción, como encontrar la mula
del lechero que se les ha escapado después del accidente. Entretanto, y puesto que los demás no los ven,
aún tienen tiempo de hacer algunas travesuras, así que empiezan a “aparecérseles” a los vecinos del
pueblo.
Cuando se cansan de hacer travesuras y llega la noche, les deja de gustar su condición de fantasmas.
Extrañan mucho a sus padres y quieren volver a estar vivos. Mientras tanto, los vecinos del pueblo los
están buscando. Cuando por fin los encuentran, los niños no pueden creerlo... ¡son visibles otra vez!
Piensan que todos se van a enfadar por las travesuras que han estado haciendo pero, gracias a ellos y a
sus andadas por el bosque cercano, el cura recupera una imagen que había desaparecido de la iglesia
años atrás, y, en lugar de enfadarse, todo el pueblo los felicita.
PERSONAJES
· Narrador: Es uno de los cuatro chicos protagonistas, pero en ningún momento nos dicen su nombre.
Sabemos que es hijo del veterinario y que se lleva bien con sus padres, hasta que un día recorta las flores
de un mantel y su madre se enfada mucho con él, por lo cual decide escaparse de casa junto a sus amigos.
Es un chico con muy buen corazón aunque bastante travieso.
· Seve: Siempre tiene ideas geniales y sabe darle un giro a las situaciones en el momento más inesperado.
Decide escaparse de casa porque su padre quiere llevárselo del pueblo donde pasan las vacaciones para
volver a casa y ponerle un profesor de sociales y francés (las dos asignaturas que ha suspendido). A Seve
no le gusta la historia porque piensa que no sirve de nada estudiar lo que ya ha pasado, y piensa que el
español es la lengua que debería hablarse en todo el mundo porque es la única que se aprende sin
estudiar. Tiene mucha imaginación y siempre se le ocurren las travesuras más divertidas.
· José Ignacio: Es el tercero de los chicos. Le encantan las travesuras y pasar tiempo con sus amigos,
aunque es muy impuntual. En casa, se habían enfadado mucho con él porque se había puesto a probar el
alicate con la moto de su hermano Lorenzo y, cuando Lorenzo se montó en la moto, se le salió una rueda
y tuvo un accidente. Tiene la idea de llevarse el carro de su padre y la mula de Jacinto en su huída. Se
enfada muchísimo cuando encuentra a Aniceto robándole nueces a su padre.
· Rodríguez: Vive con sus padre y con su hermana Angelines, cuan la cual se lleva muy mal. La última
bronca en casa fue porque Rodríguez encontró una foto del boticario en la mesilla de su hermana y, sin
pensárselo dos veces, fue a contárselo a él a la farmacia. Angelines se puso furiosa cuando se enteró y, a
raíz de eso, Rodríguez decidió que se quería escapar de casa.
7. Según Seve, ¿cuál es la lengua que se debería hablar en todo el mundo?¿Por qué?
El español, porque, según Seve, es una lengua que se aprende sin estudiar.
10. ¿Cómo obtienen la mula y el carro con los cuáles piensan escapar?
José Ignacio traía el carro de sus padres y la mula de Jacinto, el lechero, que utilizarían para alejarse del
pueblo más rápido sin ser vistos.
16. ¿Qué piensan los chicos que deben hacer para dejar de ser fantasmas?
Hacer una buena obra.
18. Según Rodríguez, si los vivos llaman a su comida víveres, ¿cómo tendrán que llamar los
muertos a la suya?
Mórteres.
20. ¿Qué idea se le ocurrió a Seve cuando empezó a sangrar por la nariz?
Utilizó la sangre para dejar en el cristal de la Venta una huella bien definida de la palma de su mano.
21. ¿Qué pensaron en utilizar para dejar huellas en las casas cuando Seve ya no echaba sangre por
la nariz?
La caja de acuarelas de Rodríguez.
22. ¿Qué estaba haciendo Aniceto junto a los nogales del padre de José Ignacio?
Estaba robando las nueces.
23. ¿Cómo reaccionó José Ignacio cuando vio a Aniceto robando las nueces de su padre?
Se enfadó muchísimo y pensó en darle un susto a Aniceto.
24. ¿Qué hizo Aniceto cuando José Ignacio se puso a hacer aspavientos para tratar de asustarlo?
Hizo como que no lo veía y se marchó con la bolsa de nueces.
27. ¿Cómo es que los chicos no se dan cuenta de que pueden verlos?
Todo el mundo se queda tan estupefacto, que ellos piensan que, al ser fantasmas, son invisibles a los ojos
de los vecinos.
28. ¿Qué hacen los niños cuando ven a Aniceto sentado en un banco con la bolsa de nueces
robadas?
Se las quitan de un tirón y Aniceto se queda perplejo y se marcha a su casa sin decir palabra.
31. Cuando llegaron a casa de Vicenta, la encontraron dormida. ¿Qué hicieron para despertarla?
Pusieron en marcha la lavadora con paletas para jugar a la pelota dentro.
32. ¿Cómo decidieron entrar a casa de Rodríguez para coger las acuarelas?
Por la ventana.
33. ¿Qué le pasó a Rodríguez cuando se disponía a colarse por la ventana para entrar en su casa?
La ventana se cerró dejándole las manos pilladas.
55. ¿Por qué comenzaron a reír los vecinos cuando los chicos les intentaron convencer de que
estaban muertos?
Porque los chicos decían que el corazón estaba en el lado derecho del pecho. Ésa era la razón de que
pensaran que no les latía.
56. ¿Por qué se pusieron todos tan contentos cuando los niños les hablaron de la virgen y los
santos que vieron en la casa deshabitada?
Era una virgen que habían robado hacía años de la iglesia del pueblo. Los santos pertenecían a otros
pueblos vecinos.
59. ¿Por qué Aniceto estaba tan callado cuando todos los demás vecinos estaban protestando por
las travesuras de los chicos?
Porque no quería que contaran que había robado nueces al padre de José Ignacio.
60. ¿Qué provecho pensaron los chicos en sacar del nerviosismo de Aniceto?
Aniceto tenía muchas cosas interesantes que los chicos podían utilizar para jugar, como un trabuco, dos
cencerros y una manguera.
REFLEXIÓN CRÍTICA
Fantasmas de día es un cuento infantil que nos enseña el valor de la amistad y cómo es el cariño familiar.
Lucía Baquedano es una española que un día decidió escribir un cuento como esos que tanto le gustaban
de pequeña. Su forma de hacer literatura está logrando, en buena parte, el fomento del hábito de la lectura
entre los jóvenes.
Este libro, además, nos permite establecer vinculaciones con otros temas como los siguientes:
· La responsabilidad en las decisiones que tomamos y las acciones que llevamos a cabo.
· Los problemas de comunicación entre padres e hijos.
Esta escueta relación de datos esconde el semblante de una reconocida autora en la literatura infantil y
juvenil contemporánea y de una de las más destacadas escritoras navarras. Un semblante que creció entre
libros y que Lucía Baquedano forjó desde niña. Lecturas que conformaron su adolescencia y que Lucía
cultivó en su hogar y en las bibliotecas. Un universo literario y una experiencia lectora que constituyen el
germen de su propia capacidad para fabular.
Lucía Baquedado se crió en una familia lectora y, antes que los libros, conoció los
cuentos que le contaban los mayores de la casa. Luego vinieron Las aventuras de
Maripepa, de Emilia Cotarelo, más tarde Julio Verne, Harry Stephen Keeler, Bécquer,
Gilbert Cesbron o Miguel Delibes y muchos autores más.
“Fui una niña de manos impresentables. Siempre tenía los dedos manchados de tinta,
porque me gustaba escribir, todavía no se había inventado el bolígrafo y además me
encantan las plumas. Admiraba a los escritores, a aquellos seres que con sus historias
eran capaces de hacernos soñar, reír y llorar. Esa admiración me hacía verlos tan
superiores que, a pesar de mi afición a la literatura no pensaba entonces en la posibilidad de ser escritora,
en que mis historias también podrían hacer soñar, reír y llorar a otros lectores…..”
Porque, sobre todo, aquella niña de dedos tintados se convirtió en una lectora de muy variado registro
literario que encontró un lugar tranquilo para sus lecturas, la Biblioteca General de Navarra, aquella que
estaba ubicada en la Avenida Carlos III de Pamplona donde, contrariamente a la época, la joven Lucía no
iba a estudiar sino a leer. Una biblioteca que, en ocasiones, evoca y que, como otros espacios, son el
marco de su incesante actividad como difusora de la lectura.
Porque Lucía Baquedano siempre tuvo claro que quería escribir para niños y entregarles en cada historia
todo aquello que ella hubiese querido leer y la huella imborrable que en ella dejaron cuentos y novelas.
“Contrariamente a lo que dicen la mayoría de los escritores de cuentos para niños, de que han llegado a la
literatura infantil casi por casualidad, o de que escriben lo que les gusta, sin pensar en un lector
determinado, pero que luego es aceptado por los niños, yo siempre quise escribir para ellos”
Actividades en colegios y bibliotecas
Cuya difusión, la de lectura, también ejerce en sus múltiples encuentros con lectores en escuelas y
bibliotecas donde su labor en el fomento de la lectura es destacable.
Lucia Baquedano es mucho más que una reconocida escritora y apasionada lectora, es una persona
comprometida con los libros y la lectura desde la infancia:
“…. Lo importante es que le ayudemos a dar con ese personajes, para que convirtiéndose en su mejor
amigo, le lleve paso a paso a encontrarse con… otros personajes y con otros libros”