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ALEGATOS

El carácter cierto del daño hace referencia a que, aun cuando el daño
sea consolidado o futuro, exista certidumbre acerca del mismo
cuando se constate que produjo o producirá una disminución o lesión
patrimonial o extrapatrimonial en los intereses legítimos de quien lo
sufre.

Con este requisito busco excluir el daño hipotético, eventual o


posible.

En esa medida, será necesario escudriñar el alcance de la certeza y la


eventualidad del daño como palabras antagónicas para analizar a qué
se refiere este requisito. Por “incierto” ha entendido el Consejo de
Estado lo siguiente:

Daño eventual equivale al daño que no es cierto, o sea, el daño


fundado en suposiciones o conjeturas.

En este orden de ideas, la certeza del daño hace relación a la


evidencia y seguridad de su existencia independientemente de que
sea presente o futura, mientras que la eventualidad precisamente se
opone a aquélla característica, es decir, es incierto el daño‚ cuando
hipotéticamente puede existir, pero depende de circunstancias de
remota realización que pueden suceder o no y por lo tanto, no puede
considerarse a los efectos de la responsabilidad extracontractual.

Y la concreción del daño se dirige a que el bien que se destruye,


deteriora o modifica se precisa finalmente en la determinación o
cuantificación del monto indemnizable.

Ahora bien, teniendo en cuenta el problema que podría presentar el


presunto daño futuro de cara al carácter cierto del daño, la
jurisprudencia ha establecido unas reglas para que el daño futuro
adquiera certeza representada en LUCRO CESANTE, o DAÑO
EMERGENTE, pues de lo contrario, sería muy difícil su análisis.

De todo lo anterior, pueden extraerse las siguientes conclusiones:

1. El daño cierto puede ser pasado, presente o futuro.

En relación con el pasado y el presente (conocidos como daños


consumados o consolidados), no hay mayor inconveniente,
como quiera que la prueba del mismo resultará más fácil de
aportar al proceso. (Para el caso no se probo)

El problema se suscita con el daño futuro,


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2. El cual, si bien no ha acaecido, resulta resarcible en la medida


que se demuestre que el mismo se producirá de manera
infalible;
3. De lo contrario, el daño es hipotético, por estar fundamentado
en conjeturas y suposiciones, lo cual. Trae como consecuencia
la decisión inhibitoria del juez

Ahora bien, si es heredero o pariente cercano, deberá probar el daño;


y adicionalmente, (como víctima y ya no como heredero), deberá
probar los perjuicios patrimoniales.

En otros términos, ostentar la doble calidad no puede implicar en


ningún caso una doble indemnización por el mismo rubro.

LA LEGITIMACIÓN EN LA CAUSA

‚La legitimación en la causa constituye un presupuesto procesal para


obtener decisión de fondo y sobre ella se ha dicho que ‚La
legitimación material en la causa activa y pasiva, es una condición
anterior y necesaria, entre otras, para dictar sentencia de mérito
favorable, al demandante o al demandado.” (Subrayado ajeno al
original).

En otras palabras, el carácter personal del daño se asimila a la


legitimación material en la causa, como quiera que ambos se refieren
a la equiparación entre la persona que ostenta la titularidad de un
interés jurídico lesionado por un daño antijurídico, y quien, como
consecuencia de lo anterior, acude a solicitar la reparación; de ahí
que, sin este requisito, no se dicte sentencia favorable al
demandante, lo cual es apenas lógico si se tiene en cuenta que sin
dicho requisito no se configuraría el daño con fundamento en todos
sus requisitos; y sin que se haya establecido el carácter personal del
mismo, así queda imposible ordenar una reparación, pues
sencillamente se desconoce el titular del bien o interés cuya
reparación se demanda.

Nótese que se habla de interés jurídico, que es el fundamento de la


legitimación en la causa por activa, y así lo replica el artículo 140
C.P.A.C.A.: “En los términos del artículo 90 de la Constitución Política,
la persona interesada podrá demandar directamente la reparación del
daño antijurídico producido por la acción u omisión de los agentes del
Estado.‛

En consecuencia, sólo está materialmente legitimado quien tiene el


interés legítimo en ser reparado por la ocurrencia del presunto daño,
lo cual depende de lo que se logre probar en el proceso y no
simplemente de la condición que se alegue en el mismo, pues el
“interés” se refiere a la facultad de actuación para hacer efectivo el
bien jurídico:
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la legitimación en la causa por activa expresa la relación


directa entre la parte actora y los intereses jurídicos
involucrados en el proceso, de suerte que ante la ausencia de
tal relación ‚las pretensiones formuladas están llamadas a
fracasar puesto que el demandante carece de un interés
jurídico perjudicado y susceptible de ser resarcido por mis
mandantes.

EL DAÑO ANTIJURÍDICO

Es una entidad jurídica que requiere para su configuración de dos


ingredientes: i) uno material o sustancial, que representa el núcleo
interior y que consiste en el hecho o fenómeno físico o material (v.gr.
la desaparición de una persona, la muerte, la lesión, etc.) y ii) otro
formal que proviene de la norma jurídica, en nuestro caso de la
disposición constitucional mencionada.

En este orden, el daño antijurídico no puede ser entendido como un


concepto puramente óntico, al imbricarse en su estructuración un
elemento fáctico y uno jurídico se transforma para convertirse en una
institución deontológica.

En conclusión, en nuestro ordenamiento colombiano no basta con que


se produzca el fenómeno o acto o hecho dañoso con el que se
ocasiona un perjuicio, sino que es necesario adicionalmente que el
mismo esté revestido de antijuricidad para que pueda ser
indemnizado o reparado según el caso.

EN CASO DE MUERTE:

En el caso de la muerte, las víctimas indirectas deben probar los


perjuicios patrimoniales, que es la regla general, mientras que, en
relación con los perjuicios morales, (i) la jurisprudencia ha
establecido la “presunción de aflicción” entre los parientes de la
víctima directa, entendiendo por “parientes” aquellos que van hasta
el segundo grado de consanguinidad y primero civil, ya sean
ascendientes, descendientes o colaterales, (ii) lo cual no sucede con
las demás víctimas indirectas (llamadas “damnificados” por la
jurisprudencia).

Finalmente, En este último caso, deberá probarse dicha calidad.

Para los niveles 1 y 2 se requerirá la prueba del estado civil o


de la convivencia de los compañeros. Para los niveles 3 y 4,
además, se requerirá la prueba de la relación afectiva. Para el
nivel 5 deberá ser probada la relación afectiva.

(iii) dependiendo de la calidad de la víctima indirecta, se determinará


el monto de la indemnización.
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“No existe ninguna prueba, que permita señalar que el atentado


explosivo se conocía por parte de mis mandantes, con posterioridad a
los hechos. Por el contrario las entidades, mis defendidos, han
certificado que los únicos conocimientos que se tenían eran muy
aislados al sitio conocido como CORPORACION CLUB EL NOGAL,
informaciones que se atendieron y dieron resultados con el bloqueo
de varios integrantes de las guerrillas de las FARC. Cuando
pretendían atentar contra personas reconocidas públicamente en la
ciudad.

En este orden de ideas, se llega a la conclusión de que no se


comprobó que mis mandantes, de manera imprudente, o ajenos a su
deber de cuidado, hubieran obviado u olvidado su deber como
presume la parte actora, y que nunca se probo dicha afirmación y
además, pretende señalar como responsables a mis mandantes de la
muerte de la señora CATALINA MUÑOZ TOFFOLI (Q.E.P.D.), cuando los
hechos a su deceso son a causa de un siniestro de ACCIDENTE DE
TRANSITO.

Así, de esta manera dejo constancia de forma tal que la conducta del
MINISTERIO DE DEFENSA, LA FISCALIA GENERAL DE LA NACION, EL
DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO (DAS), LA POLICIA NACIONAL Y LA
OFICINA DE ASUNTOS DE PROTECCION PARA EL ESTADO, no puede
ser encuadrada dentro de la teoría de RESPONSABILIDAD, sobre el
presunto y nunca probado del daño ANTIJURIDICO señalado por el
demandante.

Es decir. No se demostró ningún nexo de causalidad o falla en el


servicio u omisión del mismo.

Por lo tanto, reitero a esta Sala, que no puede tildarse culpabilidad


por falla ó falta en el servicio de estas Instituciones públicas, ya que
no puede hacerse responsable el actuar de un tercero, como lo son
las imprudencias de los transeúnte u la de los conductores de
vehículos automotores, debiéndome negar de esta manera a todas y
cada una de las pretensiones de la demanda.

Dicho así, solicito se absuelva de toda responsabilidad a mis


mandantes por no encontrarse probada y sustentada la afirmación de
responsabilidad o daño antijurídico.

En ese orden de ideas solicito que se considere y disponga que ha


existido temeridad o mala fe, cuando a sabiendas se han alegados
hechos contrarios a la realidad y a pagar las costas y agencias en
derechos que se causen en este proceso, por falta de legitimación en
la causa por pasiva.

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