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Noviembre

24
Lección

 La Edificación del Carácter, pág. 53


1
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre
1 llamado Mateo, que estaba sentado al
banco de los tributos públicos, y le dijo:
Sígueme. Y se levantó y le siguió.
Después volvió a salir al mar; y toda la
gente venía a él, y les enseñaba. Y al
pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al
banco de los tributos públicos, y le dijo:
Sígueme. Y levantándose, le siguió.
Cuando Cristo llamó a sus discípulos para
que le siguieran, no les ofreció
halagüeñas perspectivas para esta vida.
No les prometió ganancias ni honores
mundanales, ni tampoco hizo estipulación
alguna acerca de lo que recibirían. A
Mateo, que estaba sentado cobrando
impuestos, el Salvador le dijo: ‘Sígueme.
Y se levantó, y le siguió.’ Mateo 9:9. Antes
de prestar sus servicios, Mateo no
aguardó para reclamar salario seguro,
equivalente a la cantidad que recibía en
su ocupación anterior. Sin preguntar
nada ni vacilar, siguió a Jesús. Le bastaba
estar con el Salvador, para poder oír sus
palabras y unirse a él en su obra.

Mateo 9:9, Marcos 2:13, 14; Obreros Evangélicos, pág. 118


2
Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y
2 había mucha compañía de publicanos y de
otros que estaban a la mesa con ellos.
Y aconteció que estando él sentado a la mesa
en la casa, he aquí que muchos publicanos y
pecadores, que habían venido, se sentaron
juntamente a la mesa con Jesús y sus
discípulos.
HONRADOS POR LA PRESENCIA DEL MAESTRO

Aconteció que estando Jesús a la mesa en


casa de él, muchos publicanos y pecadores
estaban también a la mesa juntamente con
Jesús y sus discípulos; porque había muchos
que le habían seguido.
Cuando era invitado a una fiesta, Cristo
aceptaba la invitación para poder sembrar la
simiente de la verdad en el corazón de los
presentes mientras estuviera sentado a la
mesa. Él sabía que la simiente así sembrada
brotaría y produciría fruto. Sabía que algunos
de los que estaban sentados a la mesa con él
responderían luego a su llamamiento:
‘Sígueme’. Es nuestro el privilegio de estudiar
los métodos de enseñanza de Cristo,
mientras iba de un lugar a otro sembrando
por doquiera la semilla de la verdad.

Lucas 5:29, Mateo 9:10, Marcos 2:15; Evangelismo, pág. 47


3
Y los escribas y los fariseos, viéndole comer
3 con los3 publicanos y con los pecadores,
dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él
come y bebe con los publicanos y
pecadores?
Y los escribas y los fariseos murmuraban
contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué
coméis y bebéis con publicanos y
HONRADOS POR LA PRESENCIA DEL MAESTRO

pecadores?
Era el Príncipe de los cielos, y, sin embargo,
no escogió a sus discípulos de entre los
sabios jurisconsultos, los gobernantes, los
escribas o los fariseos. A todos éstos los
pasó por alto porque se enorgullecían de
su saber y su posición social. Estaban
encastillados en sus tradiciones y
supersticiones. Aquel que podía leer en
todos los corazones eligió a unos humildes
pescadores que se prestaban a ser
enseñados. Comía con publicanos y
pecadores, y andaba entre la plebe, no para
rebajarse y hacerse rastrero con ella, sino
para enseñarle sanos principios por medio
de preceptos y ejemplo, y para elevarla por
encima de su mundanalidad y vileza.

Marcos 2:16, Lucas 5:30; El Ministerio de Curación, pág. 149


4
Vino el Hijo del Hombre, que come
4 y bebe, y decís: Este es un hombre
comilón y bebedor de vino, amigo
de publicanos y de pecadores.
Entre los funcionarios romanos
que había en Palestina, los más
odiados eran los publicanos. El
VIENDO A OTROS Y A UNO MISMO COMO JESÚS

hecho de que las contribuciones


eran impuestas por una potencia
extraña era motivo de continua
irritación para los judíos, pues les
recordaba que su independencia
había desaparecido. Y los
cobradores de impuestos no eran
simplemente instrumentos de la
opresión romana; cometiendo
extorsiones por su propia cuenta,
se enriquecían a expensas del
pueblo. Un judío que aceptaba
este cargo de mano de los
romanos era considerado como
traidor a la honra de su nación. Se
le despreciaba como apóstata, se
le clasificaba con los más viles de
la sociedad.

Lucas 7:34; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 238


5
Al oír esto Jesús, les dijo: Los
5 sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos.
Es cuando disfruta de
prosperidad y los hombres
hablan bien de usted que está
en mayor peligro. Manténgase
VIENDO A OTROS Y A UNO MISMO COMO JESÚS

alerta porque será probado. Mi


mayor temor ha sido que
prospere demasiado y que no
logre aprender que su
dependencia debe estar sola-
mente en Dios. Ha sido
colocado en un puesto de la
mayor confianza y honor, y ha
estado en peligro de turbarse y
olvidarse de confiar en Dios. Ha
sido colocado donde puede
ejercer una vasta influencia en
favor del bien si mantiene su
vista fija en la gloria de Dios. Su
Padre celestial lo ama, y lo
traerá a sí por medio de las
pruebas que a usted le parecen
tan severas.

Mateo 9:12; Testimonios para la Iglesia, tomo 8, pág. 136


6
Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y
6 no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores, al arrepentimiento.
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de
médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos,
sino a pecadores.
En su enseñanza Cristo intentó educar e instruir a los
judíos para ver el objeto a ser abolido por el auténtico
sacrificio de sí mismo, el sacrificio vivo. ‘Id,’ les dijo, ‘y
aprended que significa misericordia quiero y no sacrificios.’
Presentó un carácter puro como de importancia suprema.
Dejó a un lado toda pompa, solicitó fe que obra por amor
y purifica el alma como la única cualificación para el reino
de los cielos.
Cristo comía tanto con los publicanos y pecadores como
con los fariseos. Cuando era invitado a los hogares de los
LO QUE EL SEÑOR DESEA

primeros, aceptaba su invitación. En esto ofendía a los


escribas y fariseos que pensaban que un buen judío no
debía olvidar las murallas de separación que la tradición
había erigido. Pero para Dios no existen sectas ni
nacionalidades. Cuando Cristo era acusado, respondía: ‘No
he venido a llamar justos, sino pecadores al
arrepentimiento’. Se colocaba a sí mismo en el camino
donde podía tener acceso a las almas que perecían, para
plantar las semillas de verdad en esos corazones humanos;
semillas que brotarían y darían fruto para la gloria de Dios.
Mateo 9:13, Marcos 2:17; Fundamentals of Christian Education, pág. 398, Hijas de Dios, pág. 252
7
Sino que lo necio del mundo escogió
7 Dios, para avergonzar a los sabios; y lo
débil del mundo escogió Dios, para
avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo
y lo menospreciado escogió Dios, y lo
que no es, para deshacer lo que es, a fin
de que nadie se jacte en su presencia.
A esta clase pertenecía Leví Mateo,
quien, después de los cuatro discípulos
de Genesaret, fué el siguiente en ser
llamado al servicio de Cristo. Los fariseos
habían juzgado a Mateo según su
empleo, pero Jesús vió en este hombre
un corazón dispuesto a recibir la verdad.
Mateo había escuchado la enseñanza del
Salvador. En la medida en que el
LO QUE EL SEÑOR DESEA

convincente Espíritu de Dios le revelaba


su pecaminosidad, anhelaba pedir ayuda
a Cristo; pero estaba acostumbrado al
carácter exclusivo de los rabinos, y no
había creído que este gran maestro se
fijaría en él.
Sentado en su garita de peaje un día, el
publicano vió a Jesús que se acercaba.
Grande fué su asombro al oírle decir:
‘Sígueme.
1 Corintios 1:27-29; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 238

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