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Son las nueve y media de la noche y mi tren de vuelta a Colonia sale a las cuatro de la mañana.

Todavía quedan muchas horas por delante. La estación central de Berlín es un centro comercial
en su interior, o quizá el centro comercial tiene una estación de trenes. Este ha sido mi segundo
viaje a Berlín, así que no me ha pillado por sorpresa, pero la primera vez fue impactante.
He de decir que mi motivación para visitar Berlín ha sido puramente educativa: estoy
estudiando en la UNED mientras trabajo de aupair en Colonia. El consulado de España en
Berlín es el centro asociado en el extranjero donde tengo que realizar mis exámenes. Por lo
tanto, no he hecho turismo, más allá de aprender a ir hasta mi albergue y hasta el consulado, y
tomarme los paseos con calma, a pesar de que mi alrededor fuese un torbellino de personas.
Me he alojado, ya por segunda vez, en el albergue Jungengästenhaus am Berliner
Haupbahnhof. Este edificio está situado a diez minutos a pie desde la estación: sales de la
estación, izquierda, derecha, segunda a la izquierda. Entonces te encuentras, tras pasar por
delante de un pequeño parque infantil, un edificio viejo, cuya fachada principal está acristalada,
llena de colores y rejuvenecida. Se trata de una construcción antigua, restaurada y modernizada.
¡Recomiendo este albergue encarecidamente! He aquí mis razones:
- Habitaciones privadas o compartidas: ambas comparten las características de limpias,
sencillas, colchones duros, calefacción, sábanas blancas, armarios, una mesa, sillas. La
habitación privada cuesta unos cincuenta euros la noche y se trata de un cuarto con
varias camas y literas, pero solamente tú ocupas el cuarto. Por un lado, está el retrete,
y por el otro, se encuentran la ducha y el lavabo. Ambos son antiguos, pero funcionales
y limpios; además, ofrecen jabón de ducha.
La habitación compartida cuesta veintisiete euros la noche y la compartes con otras
personas, que pueden ser desconocidos o con quienes viajes en grupo. Aquí tienes que
hacer tú la cama cuando llegas y deshacerla cuando te vayas: es una norma del albergue.
Los baños y las duchas están fuera de la habitación y no son mixtos. Por lo demás,
comparten las mismas características con los baños y aseos de las habitaciones privadas.
Pros: Me gustan los colchones duros y la limpieza. Las habitaciones compartidas
pueden ser mixtas o no.
Contras: Me tocó en una habitación compartida en el sótano y apenas tuve cobertura o
señal WIFI. Además, solamente había un enchufe con un alargador en la habitación.
- Comida, ese gran problema cuando viajamos, porque no queremos arruinarnos. Este
albergue tiene una cantina donde ofrece un desayuno buffet por 6.50 €, que incluye:
café, leche (variedad), zumo, té; cereales, fruta, verduras; salsas; quesos, jamón, lomo,
york; bollos de pan (variedad) y tostadas; miel, crema de cacao y mermelada.
Para la hora del almuerzo, ofrecen un menú diferente cada día en el que hay ensaladas,
carne, verduras, pasta, salsas y postre. Calculan el precio en base al peso de tu plato
(descontando el peso de la vajilla). Un plato lleno suele rondar los cinco euros e incluye
un vaso de agua.
Por desgracia, la cantina está cerrada a la tarde, así que no puedes cenar allí, pero
dispones de otras opciones: puedes ir hasta la estación de trenes y cenar allí, o puedes
comprar algo en el quiosco que hay en la recepción del albergue. Aquí hay café,
cerveza, refrescos, zumos, agua, vino, sándwiches, comida instantánea o dulces.
Además, está abierto las veinticuatro horas.
Consejo: En Alemania, el agua del grifo está buena, así que puedes rellenar una botella
en el baño y ahorrar dinero.
Pros: La comida me pareció rica, barata y relativamente sana.
Contras: No se puede cenar de plato allí.
- Ambiente: Está ubicado en una zona tranquila, aunque a veces todo se vuelve ruidoso
cuando llegan grupos de estudiantes. Suele haber música de fondo.
Se trata de un ambiente internacional, los empleados hablan alemán, inglés y español.
- Curiosidad: El albergue está vinculado a la comunidad cristiana berlinesa, porque
puedes encontrar información acerca de las actividades que realizan para ayudar a las
personas sin hogar y que necesitan integrarse en la sociedad. Encontrarás una Biblia en
la habitación y algún mensaje religioso en los folletos.
- Hay conexión WIFI abierta y enchufes en la recepción.
Volvamos a Berlín.
Tuve suerte, la parada de S-Bahn (tren-cercanías) más cercana al consulado español estaba a
dos estaciones de distancia, así que ahorré mucho dinero en el transporte, porque los billetes
de distancia corta cuestan 1.70 euros.
La verdad es que lo difícil fue, durante mi primera visita, llegar sana y salva al hotel: Alemania
es oscura por la noche, las calles están poco iluminadas, incluso los parques. Entre la estación
de Tiergarten y el consulado español hay un parque enorme, y regresar de noche, a -10 grados,
con el parque negro como la boca de lobo… Me perdí. Os recomiendo que tengáis una buena
conexión a internet, batería y un croquis con los nombres de las calles y tener presente la
oscuridad, si alguna vez os podéis encontrar en una situación similar. No seáis tan confiadas.
Hay algunas cosas que no me han gustado. Tened en cuenta que realmente no he ido como
turista, sino como habitante por unos días, así que mi experiencia ha sido diferente. No me ha
gustado la gente: O tienen mucha prisa o no saben dónde están o a dónde van, te cortan el paso
o tú se lo cortas a ellos. También encontré a esta gente menos educada que la de Colonia. ¡Y
los ciclistas! ¡Cuidado con los ciclistas!
Luego están los pasos de peatones, cuyos tiempos son cortos para la gran anchura de las calles.
Yo, que tengo limitaciones de movilidad, he tenido que o forzar el ritmo para cruzar a tiempo
o hacer paradas en las aceras que dividen las calles.
Por último, pese a que tanto el albergue como el consulado estaban en zonas verdes, eché de
menos más árboles y plantas que contrarrestasen el olor a polución de las calles.
Todavía me quedan muchas horas de espera en la estación para subir al tren y volver a casa, y
ganas no me faltan. Los trenes españoles no han puesto el listón muy alto, así que los alemanes
me parecen ¡una maravilla! Espero poder echar una buena cabezada.

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