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INEXISTENCIA Y NULIDADES MATRIMONIALES

1. INEXISTENCIA DEL MATRIMONIO

Como lo explicamos en el capítulo anterior el art. 406, CCyCN, regula los elementos estructurales del acto jurídico
matrimonial, y la ausencia de alguno de esos elementos determina su inexistencia.

La inexistencia del matrimonio se explica como una forma de categorizar a uniones que, en principio, han sido
contraídas bajo la apariencia de matrimonio, mas no pueden ser tomadas como tales, ya que la falta de alguno de
estos elementos esenciales lo impiden.

En el derecho francés la teoría de la inexistencia surgió como una creación doctrinaria que tuvo por finalidad dar
solución a aquellos supuestos en los que el matrimonio no podía anularse, pero tampoco podía ser declarado válido.
Esto respondía a dos motivos: el primero era la ausencia en el Código de Napoleón de una teoría general del acto
jurídico; el segundo, que toda causal de nulidad debía estar expresamente contemplada en un texto legal (no hay
nulidad sin texto).

En este marco era necesario encontrar una solución a aquellos casos donde el legislador no había previsto la
sanción de nulidad, pero resultaba evidente que dicha unión no podía reputarse como matrimonio.

Así, el primer caso de inexistencia se encuentra en el art. 146 del Code, que dispone que "no hay matrimonio
cuando no hay consentimiento". A este primer supuesto la doctrina sumó los de identidad de sexos y la falta
de intervención del oficial público en el acto.

En nuestro derecho los elementos estructurales del acto jurídico matrimonial son, a partir de la 26.618, sólo dos:

a. Consentimiento

La manifestación de voluntad de los contrayentes de querer celebrar el matrimonio

Si falta la manifestación de voluntad el matrimonio es inexistente, mientras que si el consentimiento no es pleno,


por haber sido prestado sujeto a plazo, cargo o condición, el matrimonio existe y la condición se tendrá por
no expresado (art. 408 in fine, CCyCN).

Si el consentimiento no es libre, el matrimonio resulta anulable por vicios de la voluntad (arts. 425, CCyCN),
pero existe e incluso puede ser convalidado.

b. Intervención del oficial público

El consentimiento debe ser expresado personalmente por hombre y mujer ante la autoridad competente para
celebrar el matrimonio, esto es, ante el oficial público encargado del Registro Civil.

La diversidad de sexos (hombre y mujer) fue suprimida por la reforma del art. 172, CCiv., al eliminar la referencia
de sexos y cambiarla por la palabra "contrayentes".

Establecidas así las condiciones de existencia del matrimonio, se corresponden dos supuestos de inexistencia:

a) Falta de consentimiento: La falta absoluta de consentimiento puede resultar tanto en el caso de que uno de los
contrayentes lo negase en el acto de celebración y no obstante se asiente en el acta su respuesta afirmativa,
como también en supuestos menos evidentes. Tal sería el caso del consentimiento prestado por apoderado, ya
que aquél debe ser prestado en forma personal en el matrimonio a distancia, cuando elausente ha dado su
consentimiento para contraer matrimonio con una persona distinta de la que concurre a la celebración, o bien
cuando el consentimiento ha sido revocado o el ausente ha fallecido; cuando existe un error acerca de la
naturaleza del acto, como la concurrencia de una pareja al Registro Civil para reconocer un hijo extramatrimonial
y se termina asentando un acta de matrimonio; o bien cuando uno de los contrayentes o ambos aparentan una
identidad falsa, constando en el acta como casados quienes no concurrieron personalmente a la ceremonia. Esto
último, al igual que en el caso del matrimonio a distancia, no debe confundirse con el error sobre la identidad de
la persona civil - que torna anulable el matrimonio- , dado que en este supuesto existe consentimiento, pero se
encuentra viciado por el error, como sería el matrimonio a distancia contraído con un homónimo.

b) Falta de expresión del consentimiento ante el oficial público competente: Dado que el acto matrimonial
constituye un acto jurídico complejo que se integra con el consentimiento de los contrayentes y el control de su
legalidad por parte del oficial público encargado del Registro Civil, la falta de este último requisito acarrea
la inexistencia del matrimonio.

El matrimonio es inexistente cuando, por ej., se presta el consentimiento por escritura pública; o en forma privada
ante testigos; o bien cuando sólo se celebra el matrimonio en forma religiosa. También si el oficial público se traslada
a otra jurisdicción territorial en la cual no es competente.

Sin embargo, no es inexistente el matrimonio celebrado ante el oficial público que no sea el correspondiente al del
domicilio de uno de los contrayentes, dado que lo importante es que aquél sea competente en donde se presta el
consentimiento, aun cuando no se corresponda con el domicilio de uno de ellos.

2. CONSECUENCIAS DE LA INEXISTENCIA. DIFERENCIA ENTRE NULIDAD E INEXISTENCIA

De acuerdo con el art. 406, CCyCN, último párrafo, la ausencia de alguno de los elementos estructurales allí
enumerados lleva a que el matrimonio carezca de todo efecto civil, aun cuando las partes hubiesen obrado de buena
fe.

El matrimonio inexistente, al estar privado de todo efecto ab initio, no requiere la promoción de una acción
judicial que así lo declare, ésta sólo es necesaria cuando existe un acta de matrimonio, la cual debe ser anulada (art.
84, ley 26.413).

Las diferencias con el supuesto de nulidad son las siguientes:

a) La inexistencia no produce efecto civil alguno, aun cuando los contrayentes fueran de buena fe; la nulidad de
matrimonio, en cambio, priva de eficacia al matrimonio así celebrado, pero es susceptible de producir algunos
efectos cuando exista buena fe de uno o ambos contrayentes (arts. 428 y 429 CCyCN).

b) La nulidad requiere, en todos los casos, de una acción judicial promovida por parte legitimada para poder privar
de eficacia al matrimonio. En los supuestos de inexistencia, la nulidad del acta puede ser solicitada por
cualquier interesado, puede ser opuesta como excepción a toda acción que tenga como fundamento
la existencia del matrimonio (como la acción de nulidad, separación personal, divorcio, alimentos entre
cónyuges o tenencia de hijos); asimismo puede ser declarada de oficio. En estos casos el juez se limita a
comprobar la inexistencia, para así privarlo de todo efecto.

c) La declaración de inexistencia no prescribe ni caduca, ni puede operarse la confirmación.

3. RÉGIMEN JURÍDICO APLICABLE A LAS NULIDADES MATRIMONIALES

Nuestro Código Civil contenía, a diferencia del francés, una teoría general de los actos jurídicos y sus nulidades
(arts. 944 y 1037, CCiv.) lo mismo ocurre con el CCyCN, arts. 382 a 400 Pero, a su vez, la nulidad del acto jurídico
matrimonial tenía una regulación autónoma en los arts. 219 y 220 del Código Civil y continúa teniéndola en los arts.
424 a 430 del CCyCN. Esta circunstancia ha generado el interrogante de si se aplica igualmente al matrimonio el
régimen general de las nulidades o sólo el régimen especial previsto en los artículos específicos.

Al respecto se habían formado dos corrientes de opinión:


Algunos autores admiten la aplicación del régimen de nulidad de los actos jurídicos a los casos de nulidad del
matrimonio. De esta manera, es posible declarar la nulidad del matrimonio aun en casos no previstos por el régimen
matrimonial. Esta postura fue sostenida por Lafaille, Busso, Borda, Spota y Mazzinghi, quienes argumentan, en
primer lugar, que al ser el matrimonio un acto jurídico, le son aplicables las normas generales y, en segundo lugar,
que no existe una norma expresa que exceptúe su aplicación.

La aplicación subsidiaria de las normas sobre nulidad de los actos jurídicos llevaba a la admisión de nulidades
virtuales o implícitas por aplicación del art. 18, CCiv. De esta forma estaban afectados de nulidad, por ej., aquellos
matrimonios celebrados mediando el impedimento impediente de enfermedad venérea en período de contagio.

Siguiendo las directivas dadas por las normas generales sobre nulidades se podría llegar a invalidar un matrimonio
de oficio cuando aparezca manifiesta, conforme el art. 1047, CCiv. También por la aplicación de este artículo, y
carecería de legitimación activa para demandar la nulidad, el cónyuge que conoce la existencia del impedimento en
los supuestos de nulidad absoluta, aun cuando el art. 219, CCiv., expresamente se oponía a esta solución. La
jurisprudencia, por su parte, no ha seguido un criterio uniforme, pero se registran casos en los que se aplicó el
régimen general al matrimonio. Así se resolvió en un fallo dictado por la Cámara Civil de la Capital en 1934, cuando
sostuvo que "el contrayente de mala fe no puede solicitar la nulidad del matrimonio, pero es suficiente que denuncie
el impedimento que afecta de nulidad al matrimonio para que el juez deba declararla de oficio" (1).

Por el contrario, la doctrina de la especialidad excluía la aplicación de las normas generales sobre nulidad de los
actos jurídicos, aplicándose al matrimonio las disposiciones específicas previstas en los arts. 219 y 220, CCiv., o,
eventualmente, en otras normas, siempre que la referencia a la nulidad matrimonial sea taxativa.

Se enrolaba dentro de esta postura autores como Fassi, López del Carril, Lagomarsino, Díaz de Guijarro, Belluscio,
Molinario y Zannoni; es también la que predomina en la jurisprudencia.

La doctrina de la especialidad cuenta con antecedentes provenientes del derecho francés, del derecho canónico y
del Proyecto de Freitas.

El derecho canónico legisla sobre la nulidad del matrimonio al ser tratado éste como un sacramento. Es por esto
que el conjunto de normas canónicas sobre nulidad del matrimonio constituye un régimen especial. Existe un
principio proveniente del derecho canónico y tomado por los seguidores de la doctrina de la especialidad, que es
del favor matrimonii, en virtud del cual el legislador, al regular sobre la nulidad del matrimonio, le concede un trato
especial de protección a los fines de conservar y mantener tanto su esencia como sus fines.

El Proyecto de Freitas contiene una teoría general de los actos jurídicos y de sus nulidades. No obstante, sólo se
prevé la aplicación de las normas generales respecto de aquellos matrimonios celebrados sin autorización de la
Iglesia Católica, debiendo ser expresa dicha remisión,exceptuándose la determinación de las causales que era
privativa del capítulo matrimonial.

Un criterio similar fue el seguido por el Código Civil antes de la sanción de la ley 2393. El primigenio art. 228, CCiv.,
preveía la aplicación de las normas sobre nulidad de los actos jurídicos sólo a los matrimonios no
católicos, excluyéndose, por el art. 229, la determinación de las causales.

Como se ve, la aplicación supletoria de las normas generales era sumamente limitada, afirmándose así la
especialidad en los casos de nulidad del matrimonio. La ley 2393, al establecer en 1881 un régimen de matrimonio
civil prescindiendo del derecho canónico, organizó un sistema de nulidades (arts. 84 y 85) que no
determinaba expresamente la especialidad; sin embargo, por la supresión del art. 93 del proyecto, que preveía la
remisión a las normas generales, resultó un indicador para la doctrina del régimen adoptado.

Con la sanción del CCyCN la disputa entre las teorías puede plantearse, ya que no se ha establecido una norma
que establezca la especialidad del régimen de las nulidades matrimoniales sin embargo creemos que las nulidades
matrimoniales del Código Civil y Comercial constituyen un régimen específico que no admite aplicar la teoría general
de las nulidades de los actos jurídicos en general. Varios son los motivos válidos para afirmar que el régimen general
de las nulidades no se aplica a las nulidades matrimoniales, a saber:
a) En el matrimonio rige el principio "favor matrimonii" que es contrario a la declaración de nulidad de oficio por el
juez.

b) En la época de Vélez cuando no se admitía el divorcio vincular, podría tener significado ampliar el régimen de
nulidades, hoy con la admisión de un divorcio vincular incausado carece de sentido ampliar el número de
nulidades matrimoniales a las expresamente fijadas.

c) El cambio absoluto del régimen matrimonial no permite seguir sosteniendo la aplicación del régimen general de
nulidades en que en la Ley de Matrimonio Civil 2393 se suprimió el art. 96 que establecía la especialidad del
régimen matrimonial, ya que esta ley ha sido superada y el matrimonio incorporado al Código Civil.

En definitiva creemos que el régimen de nulidades de los actos jurídicos no se aplica a las nulidades
matrimoniales.

4. NULIDAD DE MATRIMONIO. CONCEPTO

La nulidad del matrimonio implica que el matrimonio se ha celebrado con un vicio grave en cuya consecuencia,
por disposición legal y mediante sentencia, dicho matrimonio queda privado de sus efectos normales.

La nulidad matrimonial es una sanción legal que priva al acto jurídico matrimonial de sus efectos propios o
normales, con efecto frente a todos (partes y terceros), por adolecer de defectos originarios, estructurales y
esenciales a través de un proceso de impugnación y declaración.

Para llegar a la nulidad del matrimonio es necesario impugnar el acto, probar el defecto y así poder obtener la
declaración que da estado a la nulidad. Aún el matrimonio entre padres e hijos o entre hermanos, para lograr su
nulidad debe mediar un proceso y una declaración judicial.

El matrimonio defectuoso (inválido) no es automáticamente ineficaz (nulo); a la causa de la nulidad hay que
actuarla. Para lograr la nulidad hay un proceso que va del defecto a la impugnación del acto, a la prueba del defecto y
a la declaración que da estado a la nulidad. Dicha impugnación puede hacerse por vía de acción o de excepción; en
ambos casos deberá sustanciarse.

El fundamento de la nulidad matrimonial se encuentra en la protección que el legislador brinda a un interés


comprometido en el matrimonioinválido, interés que puede ser de índole general o de carácter particular.

5. IMPRESCRIPTIBILIDAD DE LA ACCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA

Dado que en la nulidad absoluta está en juego la protección de un interés general, la acción tendiente a obtenerla
es imprescriptible.

Cabe recordar que en materia de nulidades la Corte Suprema ha dicho "Lo que es inmoral, lo que es contrario al
orden social, no puede subsanarse por el transcurso del tiempo. En consecuencia, si se debate un caso de nulidad
absoluta, la acción tendiente a obtenerla no es susceptible de prescribir ni de caducar" (2).

Por ese motivo el CCyCN ha previsto en su art. 712 que: "Las acciones de estado de familia son irrenunciables e
imprescriptibles, sin perjuicio de su extinción en la forma y en los casos que la ley establezca. Los derechos
patrimoniales que son consecuencia del estado de familia están sujetos a prescripción".

6. CADUCIDAD DE LA ACCIÓN DE NULIDAD RELATIVA

Como en la acción de nulidad relativa está en juego un interés particular esta caduca si no es ejercida en los
tiempos establecidos en el art. 425 del CCyCN.
7. CADUCIDAD DE LA ACCIÓN POR MUERTE DE UNO DE LOS CÓNYUGES

El art. 714 del CCyCN establece que: "La acción de nulidad del matrimonio no puede ser intentada después de la
muerte de uno de los cónyuges, excepto que: a) sea deducida por un cónyuge contra el siguiente matrimonio
contraído por su cónyuge; si se opusiera la nulidad del matrimonio del cónyuge demandante, se debe resolver
previamente esta oposición; b) sea deducida por el cónyuge supérstite de quien contrajo matrimonio mediando
impedimento de ligamen y se haya celebrado ignorando la subsistencia del vínculo anterior; c) sea necesaria para
determinar el derecho del demandante y la nulidad absoluta sea invocada por descendientes o ascendientes. La
acción de nulidad de matrimonio deducida por el Ministerio Público sólo puede ser promovida en vida de ambos
esposos.

Este artículo excluye, como regla, la posibilidad de intentar acciones de nulidad del matrimonio producida la
muerte de uno de los cónyuges y sólo permite, con carácter de excepción iniciar la pretensión luego del
fallecimiento: Al cónyuge que pretende la nulidad del siguiente matrimonio contraído por su cónyuge; o la nulidad de
su propio matrimonio si se casó ignorando que su cónyuge era casado. Si se opusiera la nulidad del vínculo anterior,
se juzgará previamente ésta, como cuestión prejudicial.

8. CLASIFICACIÓN

La nulidad matrimonial puede ser clasificada en absoluta y relativa.

La nulidad absoluta corresponde a los actos que, por el defecto que los afecta, inciden sobre el orden público o las
buenas costumbres y la nulidad relativa a los que sólo inciden sobre intereses particulares.

Según tal clasificación se consideran casos de nulidad absoluta el parentesco, el ligamen y el crimen
por involucrar intereses de orden público. Constituyen supuestos de nulidad relativa la falta de edad legal, ausencia
de salud mental y los vicios del consentimiento por ser supuestos en los cuales el interés protegido es particular.

El CCyCN se refiere a los matrimonios de nulidad absoluta en el art. 424 y a los de nulidad relativa en el art. 425.

Por otra parte no cabe clasificar las nulidades matrimoniales en manifiestas y no manifiestas porque analizando los
supuestos de los arts. 424 y 425, resulta que el vicio que afecta al matrimonio debe siempre probarse de manera que
no cabrían hipótesis de nulidad manifiesta. En efecto, aunla violación de los impedimentos de parentesco, ligamen o
crimen requieren aportar las partidas pertinentes o la sentencia condenatoria.

En cuanto a la clasificación de acto nulo y anulable esta ha sido eliminada del CCyCN, es decir que la clasificación
de los actos en nulos y anulables conforme lo dispuesto por los arts. 1046 y 1045 del CCiv. derogado no existe más y
por lo tanto tampoco rige en materia matrimonial la diferencia entre matrimonio nulo y matrimonio anulable.

9. MATRIMONIOS PROHIBIDOS SIN SANCIÓN

En el régimen del CCiv. se discutía cual era el destino de los matrimonios celebrados en el caso de que existiera
una prohibición sin sanción, fundamentalmente los celebrado en el supuesto de enfermedad venérea en período de
contagio.

Hoy cabe preguntarse si existe un supuesto de matrimonios que la ley veda sin fijar consecuencias a la violación de
la norma.

El CCyCN no derogó el art 13 de la ley 12.331(3). Esta norma contempla un impedimento impediente temporal, que
por un lado no prevé la nulidad del matrimonio y que por otra parte es un impedimento que se mantiene sólo
durante el período de contagio.

Cabe aclarar que el HIV no es una enfermedad venérea ni constituye un impedimento para celebrar matrimonio
porque al tratarse de una enfermedad incurable impediría celebrar matrimonio con cualquier persona y durante toda
su vida, sin impedir que en una unión convivencial se mantengan relaciones sexuales.
Corresponde tratar de determinar si celebrado el matrimonio con el impedimento de enfermedad venérea en
período de contagio el matrimonio es nulo

En el sistema del CCiv. se consideraba que este supuesto constituía una nulidad virtual. El CCyCN unificado
también abandona la distinción entre nulidad expresa y virtual, que surgía de la interpretación de los arts. 1037 y 18
del CCiv. sustituido; poniendo fin a un debate doctrinario no siempre real y hasta superado.

En estrictez, no se trataba de una categoría de nulidad, pues mayoritariamente se entendió que la nulidad siempre
tiene base legal, pero la sanción puede surgir expresa o implícitamente de la ley; de allí, que el juez no podrá
declararla si no está prevista por el ordenamiento legal.

Consideramos que los matrimonios celebrados sin contar con los análisis prenupciales que descartan la existencia
de enfermedad venérea en período de contagio son válidos por los principios de: libertad matrimonial, capacidad
matrimonial, y favor matrimonii.

10. NULIDAD ABSOLUTA

El art. 424 funda el criterio de distinción entre nulidad absoluta y relativa en el interés predominantemente
protegido. Si los vicios o defectos que padece un matrimonio afectan intereses generales o colectivos, dados por el
orden público, la moral o las buenas costumbres, la nulidad será absoluta. En cambio, si el interés afectado por el
matrimonio es particular, individual de los cónyuges, la nulidad será relativa.

Los casos de nulidad absoluta enumerados por el CCyCN en el art. 424 son los celebrados mediando los
impedimentos de parentesco por consanguinidad o afinidad, ligamen o crimen.

Se trata de supuestos donde está en juego el orden público, por lo tanto la legitimación para solicitar la nulidad es
amplia y se otorga a ambos cónyuges es decir que incluye al cónyuge de mala fe, dejando de lado el principio
del nemo auditur.

Sin perjuicio de ello, al igual que en el régimen anterior, la nulidad no podrá ser decretada de oficio en esto el
sistema de nulidades matrimoniales se aleja de lo dispuesto por el sistema general de nulidades que establece en el
art. 387 que la nulidad absoluta puede ser declarada de oficio por el juez si se le presenta manifiesta al momento de
dictar sentencia y que puede ser alegada por el Ministerio Público.

En materia matrimonial el juez no puede dictar la nulidad de oficio y requiere que le sea solicitada su declaración
por los cónyuges y por los que se podían oponer a la celebración del matrimonio entre quienes se encuentra el
ministerio público.

Además, para el impedimento de crimen, se introduce el requisito de estar condenado, concluyendo la vieja
discusión doctrinaria sobre la necesidad de contar con sentencia judicial.

a. Sujetos legitimados para invocar acción de nulidad absoluta de matrimonio

La nulidad absoluta puede ser invocada por cualquiera de los cónyuges y por quienes podían oponerse a la
celebración del matrimonio.

Es decir que pueden accionar por nulidad absoluta

• Cualquiera de los cónyuges,

• El cónyuge anterior,

• Los ascendientes, descendientes y hermanos de los esposos cualquiera sea el origen del vínculo,

• El Ministerio Público,
• Toda persona interesada puede denunciar el impedimento ante el Ministerio Público.

Según el art. 715 del CCyCN "Ningún matrimonio puede ser tenido por nulo sin sentencia que lo anule, dictada en
proceso promovido por parte legitimada para hacerlo". Esta norma indica que el juez no puede declarar nulidades de
oficio y que requiere que la parte legitimada accione.

b. Objeto, carga y medios de prueba en la acción de nulidad absoluta

Los impedimentos que causan la nulidad absoluta se demuestran por quien los invoca, conforme a lo que
corresponde a cada uno de ellos (el matrimonio anterior subsistente y aquel cuya ineficacia se pretende, el
parentesco, el crimen).

Al demandado toca probar la disolución del primer matrimonio antes de la celebración del segundo y, en términos
generales, destruir la prueba producida por el actor.

11. NULIDAD RELATIVA. CAUSALES

a. Falta de edad legal

i. Tipificación de la causal de falta de edad legal

La causal se configura por la violación del inc. f del art. 403, es decir porque alguno de los contrayentes tenga
menos de 18 años. Cabe destacar que el matrimonio es válido si se celebra por menores entre 16 y 18 años sí
cuentan con autorización de sus representantes legales (art. 404, CCyCN).

ii. Legitimación activa para invocar la causal de nulidad relativa por falta de edad legal

La nulidad por falta de edad legal de uno o de ambos contrayentes puede ser demandada por el cónyuge
"incapaz" y por los que en su representación eran hábiles para oponerse al matrimonio.

El término "incapaz" se refiere al menor que no ha llegado a la edad legal de 18 años, Si acciona antes de los 18
años lo hace en su calidad de emancipado que le corresponde hasta que el matrimonio sea anulado, por lo que actúa
en el proceso sin asistencia paterno-materna, tutelar o del Ministerio de Menores. Si acciona después de haber
cumplido 18 años lo hace en ejercicio de su capacidad como mayor de edad. También están legitimados quienes
hubieran podido oponerse al matrimonio en representación del "incapaz" a la celebración del matrimonio. Es decir
que están legitimados sus padres, y el Ministerio de Menores. Cabe señalar que se ha eliminado la posibilidad de que
lo haga el tutor, quien siempre podrá recurrir al Ministerio Público para que lo haga.

El progenitor es apto para accionar si se encuentra en ejercicio de la responsabilidad parental a la celebración de


las nupcias, no así el privado o suspendido en aquélla.

En este último caso, el juez debe oír al adolescente y teniendo en cuenta su edad y grado de madurez hacer lugar
o no al pedido de nulidad.

La obligación del Tribunal de escuchar al adolescente responde a los principios de capacidad progresiva y al deber
de escuchar al niño que provienen de la Convención de Derechos del Niño.

Si la demanda es presentada por los representantes del niño o por el Ministerio Público puede ser rechazada si el
Tribunal luego de escuchar al menor advierte que este tiene el grado de madurez suficiente para casarse. En caso de
rechazarse la demanda el matrimonio tiene los mismos efectos que si se hubiere celebrado con la correspondiente
dispensa.

Diferente es el supuesto en el cual la demanda es presentada por el propio incapaz, ya que si él acciona solicitando
la nulidad de su matrimonio está demostrando su disconformidad con el acto celebrado, el que no puede ser
confirmado por la opinión de ningún juez.
iii. Caducidad de la acción de nulidad relativa por falta de edad legal

El matrimonio queda consolidado el cumplimiento de 18 años por parte del cónyuge menor o por ambos si
ninguno de ellos contaba con edad núbil.

El CCyCN eliminó la caducidad por la concepción por la esposa que contenía el CCiv. porque era un resabio que
demostraba el disfavor con el cual eran tratados los hijos extramatrimoniales.

b. Falta de salud mental

i. Tipificación de la causal de nulidad por falta de salud mental

La causal se configura por la violación del inc. g del art. 403, es decir porque a alguno de los contrayentes tenga
afectada su salud mental de manera tal que le impida tener el discernimiento para el acto matrimonial, habrá que
distinguir entre los declarados incapaces (arts. 24, inc. c] y 32, último párrafo), quienes no pueden contraer
matrimonio y aquellos casos en los cuales la capacidad se restringe parcialmente (art. 32, primera parte) donde
habrá que analizar el alcance de la restricción y de no estar restringida la persona tendrá posibilidad de contraer
matrimonio.

ii. Legitimación activa para invocar la causal de falta de salud mental

La nulidad por falta de edad legal puede ser demandada por los que hubieran podido oponerse a la celebración
del matrimonio, por cualquiera de los cónyuges si desconocían el impedimento Aquéllos son los ascendientes,
descendientes y hermanos de cualquiera de los futuros esposos y el Ministerio Público ya sea el parentesco, en su
caso, con el cónyuge que actuó con discernimiento o con el otro, siempre que no haya cesado la legitimación de
aquel cuyo parentesco los habilita a accionar, es decir que el matrimonio no haya sido confirmado por este cónyuge.

iii. Caducidad de la acción de nulidad relativa por falta de salud mental que le impida tener discernimiento para el
acto matrimonial

La nulidad no puede ser solicitada si el cónyuge que padece el impedimento ha continuado la cohabitación
después de haber recuperado la salud; y en el caso del cónyuge sano, luego de haber conocido el impedimento.

La caducidad de la acción de nulidad se produce independientemente para uno y otro cónyuge La caducidad del
que obró sin salud mental suficiente ocurre por la cohabitación después de haber recuperado la salud; la del otro
cónyuge, por haber cohabitado luego de haber conocido el impedimento.

La cohabitación luego de recobrar la salud o conocer la enfermedad del cónyuge demuestra la intención del
cónyuge de confirmar el matrimonio pese al error sufrido o a la falta de voluntad inicial.

La caducidad operada para uno de los esposos alcanza a sus parientes. La acción del Ministerio Público se extingue
con la cohabitación matrimonial después de recobrada la salud mental.

El plazo para interponer la demanda para los cónyuges es de un año, que se computa, para el que sufre el
impedimento, desde que recuperó la salud mental, y para el cónyuge sano desde que conoció el impedimento.

La prueba de la "cohabitación" recae por quien la invoca a su favor.

La nulidad por falta de salud mental también puede ser demandada por los parientes de la persona que padece el
impedimento y que podrían haberse opuesto a la celebración del matrimonio. El plazo para interponer la demanda
es de tres meses desde la celebración del matrimonio. En este caso, el juez debe oír a los cónyuges, y evaluar la
situación del afectado a los fines de verificar si comprende el acto que ha celebrado y cuál es su deseo al respecto.
En el caso que la demanda de nulidad la planteen los legitimados para oponer a la celebración del matrimonio el
juez puede rechazar la demanda cuando considere que la persona carente de salud mental comprende el acto
celebrado, en este caso el matrimonio tiene iguales efectos que si se hubiera celebrado con dispensa.

Esa solución se fundamenta en la capacidad progresiva de la persona vulnerable que nunca puede ser considerado
un incapaz de derecho.

c. Supresión de la Impotencia como causa de nulidad específica

El art. 220, inc. 3º, CCiv., preveía como causal de nulidad relativa, la impotencia de uno o ambos cónyuges que
impidan absolutamente las relaciones sexuales entre ellos. Al hablar de la impotencia la ley sólo lo hacía como causal
de nulidad, más no como impedimento. Esto era así, pues el legislador consideraba que es una cuestión que
sólo interesa al cónyuge que no la padece. Otra razón por la que la impotencia no constituía impedimento era que
nuestra legislación, al igual que la mayoría de las legislaciones, no establecía límites de edad máxima para contraer
matrimonio, no habiendo obstáculo legal para matrimonios en los cuales no sería posible la unión sexual, como, por
ej., entre personas muy ancianas o enfermas, in articulo mortis, etc.

En el CCyCN se suprime la causal de nulidad por impotencia.

En los fundamentos se explica que se suprime la posibilidad de solicitar la nulidad por impotencia por diversas
razones: atenta a la dignidad de las personas ventilar este tipo de intimidades en un proceso judicial cuya prueba
es invasiva de la intimidad; las causas de la impotencia pueden ser diversas, de carácter objetivas y subjetivas, es
decir, con determinada persona y no con otras, todo lo cual dificulta la prueba y justifica su supresión.

12. NULIDAD RELATIVA POR VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

a. Tipificación de la causal de nulidad relativa por vicios del consentimiento

La causal se configura por haber celebrado el matrimonio con alguno de los vicios que se establecen en el art. 409
es decir, dolo, violencia o error sobre la persona del otro contrayente o error acerca de sus cualidades personales, si
se prueba que quien lo sufrió no hubiera consentido el matrimonio si hubiese conocido ese estado de cosas.

b. Legitimación activa para ejercer la acción de nulidad relativa por vicios del consentimiento

La legitimación para demandar la nulidad sólo es otorgada al cónyuge que hubiese sufrido el vicio de dolo,
violencia o error siempre queinterrumpiere la cohabitación dentro de los treinta días de haber conocido el vicio (dolo
o error) o de haber sido suprimida la violencia.

La razón por la que se otorga legitimación sólo al cónyuge afectado por el vicio del consentimiento se funda en
el interés protegido en esta causal de nulidad del matrimonio.

c. Plazo de caducidad de la acción de nulidad del matrimonio por vicios del consentimiento

Se establece además un breve plazo para interrumpir la cohabitación, pues su continuación implicaría una
confirmación tácita del matrimonio. Al respecto, el esclarecimiento o disipación del vicio del consentimiento debe ser
completa, de modo que el afectado pueda tomar con claridad su decisión de continuar o no la convivencia en el
limitado plazo de treinta días. Belluscio entiende que, "dado lo breve del plazo fijado para que se produzca la
confirmación, corresponde exigir que ésta sea inequívoca, y la no perduración de una falsa vida en común durante un
lapso de dudas, vacilaciones o consultas".

El plazo para interponer la demanda fijado por el art. 425 es de un año desde que cesa la cohabitación. La fijación
de plazos para accionar obedece a la necesidad de certeza sobre el estado de familia que es otro de los principios del
derecho de familia.
13. LA CONFIRMACIÓN DE MATRIMONIOS VICIADOS DE NULIDAD RELATIVA

En primer lugar cabe señalar que pueden confirmarse los matrimonio inválidos por vicios que causan una nulidad
relativa pues en ella sólo se encuentran afectados intereses particulares En cambio, los matrimonios afectados de
vicios que causan nulidad absoluta son inconfirmables al estar instituida en resguardo de un interés general.

Hay confirmación según el art. 393 del CCyCN cuando la parte que puede articular la nulidad relativa
manifiesta expresa o tácitamente su voluntad de tener al acto por válido, después de haber desaparecido la causa de
nulidad. El acto de confirmación no requiere la conformidad de la otra parte.

La confirmación de los matrimonios se encuentra fundada en el principio de conservación de los actos jurídicos en
general y de los matrimonios en particular.

La confirmación matrimonial puede ser tácita o expresa. La confirmación tácita se produce cuando se dan
los extremos de la caducidad de la acción que hemos desarrollado, en cada caso de nulidad relativa.

La caducidad expresa se produce cuando desaparecido el vicio, el cónyuge afectado expresamente confirma el
matrimonio.

La confirmación expresa debe contener la mención precisa de la causa de la nulidad, de su desaparición y de la


voluntad de confirmar el acto La confirmación expresa no está legalmente mencionada pero resulta claro que si se
acepta en materia matrimonial la confirmación tácita no tendría sentido exigir la nueva celebración del matrimonio
ni siquiera se puede permitir que habiéndose confirmado expresamente el acto quienes puedan oponerse a la
celebración del matrimonio triunfen en una acción de nulidad relativa del matrimonio expresamente confirmado.

14. EFECTOS DE LA NULIDAD DE MATRIMONIO FRENTE A TERCEROS

La nulidad del matrimonio y la buena o mala fe de los cónyuges no perjudican los derechos adquiridos por
terceros que de buena fe hayan contratado con los cónyuges.

La privación retroactiva de los efectos del matrimonio anulado sufre varias excepciones. En primer lugar, no se
alteran los efectos que el matrimonio habría producido con respecto a terceros de buena fe, lo que constituye una
aplicación de la idea de la validez provisoria del acto anulado. Quedan así protegidos los derechos de quienes
hubiesen contratado con los contrayentes creyéndolos válidamente casados, cuando la eficacia de esos derechos
dependiese de la existencia del matrimonio.

La validez de los derechos adquiridos por terceros de buena fe, constituye una justa aplicación de principios
generales: no sólo de la mencionada validez provisional del acto anulable, sino también de la doctrina de la
apariencia jurídica y de la protección de quien sufre un error común.

En el régimen patrimonial del matrimonio, la validez de los derechos adquiridos por terceros de buena fe tiene
importancia con relación a los acreedores de uno de los contrayentes por deudas comprendidas en los términos de
los arts. 461 y 467 quienes conservarían contra el otro la acción que tal artículo les otorga, a pesar de la anulación del
matrimonio.

La buena fe del tercero se presume, de manera que incumbe al contrayente que se oponga a la invocación de
derechos que tuviesen por base la existencia del matrimonio, la carga de la prueba de la mala fe, es decir, de que el
tercero conocía la causa de nulidad del matrimonio. Además, la buena fe debe haber existido en el momento de
contratar, de modo que es indiferente que, con posterioridad, el tercero hubiera conocido la causa de nulidad.
15. EFECTOS GENERALES DE LA SENTENCIA DE NULIDAD DE MATRIMONIO INDEPENDIENTES DE LA BUENA O MALA
FE

La sentencia de nulidad de matrimonio produce efectos comunes a todas las nulidades matrimoniales y otros que
varían según las partes tengan o no buena fe.

Prescindiendo de los supuestos particulares a que el CCyCN se refiere, los efectos de la anulación del matrimonio
por la mala o buena fe, la sentencia de nulidad matrimonial produce efectos comunes a todas las nulidades que
derivan de la extinción de los efectos del matrimonio que la sentencia produce y que son independientes de la buena
o mala fe de los contrayentes. Los efectos generales que producen las sentencias de nulidad matrimonial son:

• Los ex cónyuges recuperan la aptitud nupcial dada la desaparición del impedimento de ligamen.

• Cesan los deberes personales y patrimoniales derivados del matrimonio.

• El título de estado de cónyuge de que disfrutaban deviene ineficaz.

• Cesa el domicilio conyugal.

• El domicilio de los hijos menores será donde los menores tengan su centro de vida. Por el cese de la convivencia
de ambos padres.

• En el orden patrimonial cesa el beneficio de competencia. Valga recordar que el beneficio de competencia es un
derecho que se otorga a ciertos deudores, para que paguen lo que buenamente puedan, según las
circunstancias, y hasta que mejoren de fortuna (art. 892).

• En el derecho sucesorio cesan los derechos sucesorios que derivan del matrimonio.

• Cesa la legitimación: Para demandar la incapacidad o capacidad restringida (art. 33), solicitar la inhabilitación
(art. 48), prestar el consentimiento informado para actos médicos, si el paciente no es competente para expresar
su voluntad (art. 59) decidir sobre las exequias (art. 61) ejercer las acciones de protección del nombre en caso de
que el interesado haya fallecido (art. 71) recibir los frutos del los bienes delausente, para ser designado curador
del ausente (art. 83) ser curador de su conviviente (139) para ser beneficiario de la afectación de la vivienda al
régimen de protección (arts. 246 - 250) y debe dar su consentimiento para la desafectación (art. 255) y para la
transmisión de la vivienda afectada (art. 250).

• Cesa la incapacidad para: Para ejercer la tutela dativa (108) para ser tutor de las mismas que su cónyuge tiene
prohibida la tutela (110) para ser integrante del órgano de fiscalización de las asociaciones civiles en iguales
casos que su cónyuge (art. 174) para autorizar como oficial público un acto jurídico que su cónyuge tenga
algún interés. (art. 291) para intervenir como testigo en un instrumento público que su cónyuge actúe como
oficial público (art. 295).

• Cesa el derecho de usar el apellido conyugal (art. 67). Excepto que por motivos razonables el juez lo autorice a
seguir usándolo.

La sentencia de nulidad del matrimonio es una sentencia de estado declarativa y de desplazamiento, con
efectos erga omnes, es decir, ajena al principio de la relatividad de la cosa juzgada dado el carácter institucional del
matrimonio.

16. BUENA FE EN LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

Los efectos de los matrimonios anulados son diferentes según exista o no buena fe en sus contrayentes.

Así no tienen los mismos efectos los matrimonios en los cuales ambos cónyuges sean de buena fe, a la de aquellos
en los que uno sólo de los contrayentes es de buena fe, ni a los matrimonios que ambos son de mala fe. Por lo tanto
es importante precisar el concepto de buena fe matrimonial
a. Concepto de buena fe matrimonial

La buena fe matrimonial es buena fe-creencia o subjetiva, Es un estado de conciencia positivo con respecto a la
personal aptitud nupcial de ambos contrayentes, estado reflexivo o simplemente resultado de la falta de duda.

Coincidimos con Méndez Costa en que se trata de buena fe ético-psicológica en virtud del requisito de
la excusabilidad de la ignorancia o error. En su operatividad, es una verdadera fuente de derecho de la que nace
la institución del matrimonio putativo, con sus efectos retroactivos y sus efectos perdurables, porque quedaron
definitivamente fijados o porque son expresamente dispuestos. Es, en suma, buena fe creadora.

El art. 427 CCyCN permite inferir el concepto de la buena fe al decir que "La buena fe consiste en la ignorancia o
error de hecho excusables y contemporáneos a la celebración del matrimonio sobre el impedimento o la circunstancia
que causa la nulidad, o en haberlo contraído bajo la violencia del otro contrayente o de un tercero".

En definitiva la buena fe en el matrimonio es la ignorancia o error de hecho excusables y contemporáneos al día de


la celebración, sobre el impedimento o la circunstancia que causa la nulidad del vínculo o en contraerlo bajo la
presión de la violencia del otro contrayente o de un tercero.

En consecuencia, son de buena fe: el contrayente que desconoció la existencia de impedimento dirimente, el que
sufrió ignorancia, error, dolo o violencia, el que desconoció que el otro sufría ignorancia, error, dolo o violencia.

b. Momento en que debe existir la buena fe

Tal como surge del art. 427 del CCiv. unificado, la buena fe debe existir al momento de la celebración del
matrimonio, siendo irrelevante el conocimiento que se llegare a tener luego sobre el impedimento o circunstancia
que ocasiona la nulidad.

c. Carga de la prueba. ¿La buena fe se presume?

Con respecto de la carga de la prueba el principio general es que la buena fe se presume, siendo la mala fe de uno
o ambos cónyuges la que debe ser alegada y probada por quien la invoca.

Sin embargo, tal como sostiene Belluscio, la presunción de buena fe no constituye una regla absoluta, dado que en
algunos casos es presumible la mala fe de uno de los contrayentes. Tal sería el caso del matrimonio contraído con
impedimento de parentesco o de ligamen, en donde la buena fe debería acreditarse sobre la base de la ignorancia
del parentesco o en la creencia razonable sobre el fallecimiento del primer cónyuge.

En cambio, Molinario y Guastavino se enrolan en la posición contraria, partiendo de la presunción de la mala fe, y
consideran que la buena fe debe ser demostrada. Estos autores argumentan que siendo los efectos del matrimonio
putativo una excepción al régimen general de las nulidades, su aplicación debe ser restrictiva. De esta manera, si la
buena fe no es alegada y probada fehacientemente, los efectos serán los previstos para la mala fe de ambos.

Finalmente, existe una tesis intermedia sostenida por Rébora y Mazzinghi, para quienes no cabe presumir ni la
buena ni la mala fe los cónyuges, sino que tal carácter resultará de las circunstancias del caso y de la prueba aportada
en el proceso.

. "La buena o mala fe de los contrayentes constituye una circunstancia de hecho que condiciona el régimen al que
estará sometida la nulidad, y que, por lo tanto, debe ser claramente alegada por las partes y acreditada en lo posible
a través de pruebas que deberán ser consideradas con la amplitud que la índole del hecho exige" (Mazzinghi). "La
presunción de buena o mala fe ha de establecerse con miras a tales casos extremos en los que la regla de la
valoración crítica de las pruebas suministradas —o dejadas de suministrar— haya sido inútil para el esclarecimiento
de las dudas del juez" (Boggiano). "La presunción de buena fe como directiva o standard juega como categoría
residual a falta de prueba de los hechos que infieren directamente el obrar de buena o mala fe" (Bossert y Zannoni).
d. Efectos de la buena fe matrimonial de ambos cónyuges

El art. 428 establece los efectos que produce el matrimonio celebrado de mala fe por ambos cónyuges señalando
que "Si el matrimonio anulado ha sido contraído de buena fe por ambos cónyuges produce todos los efectos del
matrimonio válido hasta el día en que se declare su nulidad. La sentencia firme disuelve el régimen matrimonial
convencional o legal supletorio. Si la nulidad produce un desequilibrio económico de uno ellos en relación con la
posición del otro, se aplican los arts. 441 y 442; el plazo se computa a partir de la sentencia que declara la nulidad."

i. Tipos de efectos. Momento hasta el cual se producen los efectos

En el supuesto que ambos cónyuges sean de buena fe el matrimonio anulado producirá, hasta el día en que se
declare su nulidad, todos los efectos del matrimonio válido. Es decir, la sentencia de nulidad produce efectos para el
futuro a partir del momento en que quede firme.

ii. Efectos de la buena fe de ambos cónyuges sobre el régimen de alimentos

En el régimen del CCiv. el matrimonio celebrado por ambos cónyuges de buena fe daba derechos a reclamar
alimentos de toda necesidad.

A diferencia del régimen anterior en el CCyCN se elimina el deber alimentario entre los cónyuges putativos, ya que
no se hace ninguna remisión a los artículos que lo determinan.

iii. Efectos sobre el régimen de bienes

En cuanto al régimen de bienes del matrimonio, la nulidad opera como causal de extinción tanto para el régimen
de comunidad como para el de separación de bienes, hacía el futuro.

iv. Compensación económica

Por otra parte en caso de desequilibrio manifiesto y con las pautas establecidas en los arts. 441 y 442 CCyCN los ex
cónyuges se deben compensación económica.

Sin perjuicio del desarrollo acabado del tema en el capítulo de efectos del divorcio, cabe señalar que la pensión
compensatoria es un derecho personal reconocido al cónyuge o al conviviente al que el divorcio o la finalización de la
convivencia le produce un empeoramiento en la situación económica que gozaba en el matrimonio o unión
convivencial colocándole en posición de inferioridad frente a la conservada por el otro consorte o conviviente.

El presupuesto esencial para otorgar la prestación compensatoria radica en la desigualdad que resulta de la
confrontación entre las condiciones económicas de cada uno, antes y después de la ruptura.

Cabe poner de resalto que no hay que probar la existencia de necesidad del cónyuge más desfavorecido en la
ruptura de la relación puede ser acreedor de la pensión aunque tenga medios suficientes para mantenerse por sí
mismo. Pero si ha de probarse que se ha sufrido un empeoramiento en su situación económica con relación a la que
disfrutaba en el matrimonio y respecto a la posición que disfruta el otro cónyuge o conviviente.

La compensación económica puede ser definida como la prestación que un cónyuge debe satisfacer a otro tras la
finalización del matrimonio, para compensar el desequilibrio padecido por un cónyuge o conviviente (el acreedor), en
relación con el otro cónyuge o conviviente (el deudor), como consecuencia directa de la finalización del matrimonio
que implique un empeoramiento en relación con su anterior situación en el matrimonio o la convivencia.

Cabe preguntarse si existe diferencia entre la compensación económica y la reparación de daños y perjuicios.

La compensación económica tiene muchas semejanzas con la reparación de daños En realidad, se trata de una
compensación y para el Diccionario de la Real Academia compensar es "dar una cosa en resarcimiento del daño,
perjuicio o disgusto que se ha causado".
La diferencia entre indemnizar y compensar reside únicamente en la extensión de la reparación. Mientras que
la indemnización en nuestro derecho es plena y busca dejar "indemne" al sujeto pasivo e "indemne" es "libre
o exento de daño": de todo daño. La compensación compensar tiene un significado aritméticamente menos
igualatorio, aunque su origen semántico sea el mismo.

v. Filiación

Es evidente que los hijos de un matrimonio viciado con ambos cónyuges de buena fe son hijos matrimoniales, lo
que el CCyCN no puntualiza dado que la filiación matrimonial y la extramatrimonial producen los mismos efectos
Pero de todas formas es un efecto importante porque se aplican las presunciones de paternidad.

17. EFECTOS DE LA BUENA FE DE UNO DE LOS CÓNYUGES

El art 429 del CCyCN establece que "Si uno solo de los cónyuges es de buena fe, el matrimonio produce todos los
efectos del matrimonio válido, pero sólo respecto al cónyuge de buena fe y hasta el día de la sentencia que declare la
nulidad. La nulidad otorga al cónyuge de buena fe derecho a: a) solicitar compensaciones económicas, en
la extensión mencionada en los arts. 441 y 442; el plazo se computa a partir de la sentencia que declara la nulidad; b)
revocar las donaciones realizadas al cónyuge de mala fe; c) demandar por indemnización de daños y perjuicios al
cónyuge de mala fe y a los terceros que hayan provocado el error, incurrido en dolo, o ejercido la violencia. Si los
cónyuges hubieran estado sometidos al régimen de comunidad, el de buena fe puede optar: i) por considerar que el
matrimonio ha estado regido por el régimen de separación de bienes; ii) por liquidar los bienes mediante la
aplicación de las normas del régimen de comunidad; iii) por exigir la demostración de los aportes de cada cónyuge a
efectos de dividir los bienes en proporción a ellos como si se tratase de una sociedad no constituida regularmente.

a. Efectos del matrimonio para el cónyuge de buena fe

Cuando ha existido buena fe de uno solo de los cónyuges, el matrimonio también producirá, hasta el día de la
sentencia que declare la nulidad, todos los efectos del matrimonio válido, pero sólo respecto del esposo de buena fe.

b. Derecho de opción del cónyuge de buena fe respecto a la forma de dividir los bienes

El cónyuge de buena fe puede optar por dividir los bienes adquiridos durante el matrimonio anulado según:

i. un régimen de separación de bienes en el cual cada uno de los cónyuges conserva los bienes por él adquiridos o
producidos antes y durante el matrimonio;

ii. o bien aplicar el régimen de comunidad;

iii. o el de las sociedades de hecho, régimen por el cual se dividen los bienes adquiridos en proporción a los
aportes realizados por cada cónyuge.

iv. Por otra parte, el cónyuge de buena fe puede revocar las donaciones hechas al cónyuge de mala fe por causa de
matrimonio.

c. Acción de daños y perjuicios

El cónyuge de buena fe posee acción de daños y perjuicios contra el cónyuge de mala fe y contra el tercero que
provocó el vicio (error, dolo o violencia) que invalida el matrimonio.

d. Compensación económica

El cónyuge de buena fe también podrá eventualmente demandar la compensación económica, en la medida en


que la compensación económica y los daños y perjuicios no se confundan.
En el aspecto de la demanda de daños y perjuicios hay un cambio en cuanto al régimen anterior donde sólo se
permitía entre los contrayentes, ampliándose en este caso la legitimación pasiva. La demanda de daños podrá incluir
los perjuicios patrimoniales como los extrapatrimoniales.

18. EFECTOS DE LA MALA FE DE AMBOS CÓNYUGES

El art. 430 del CCyCN dispone que "El matrimonio anulado contraído de mala fe por ambos cónyuges no produce
efecto alguno. Las convenciones matrimoniales quedan sin efecto, sin perjuicio de los derechos de terceros. Los bienes
adquiridos hasta la nulidad se distribuyen, si se acreditan los aportes, como si fuese una sociedad no constituida
regularmente".

El texto es similar al del art. 223 del CCiv., salvo la referencia al "concubinato" que ha sido suprimida.

a. Efectos de la sentencia de nulidad. Momentos desde cuando se produce

En estos casos la sentencia de declaración de nulidad produce efectos retroactivos al momento de la celebración y
la unión no produce efecto civil alguno, con la excepción de la oponibilidad a terceros de buena fe que hubieren
contratado con alguno o ambos cónyuges (art. 426, CCiv.).

b. Forma de dividir los bienes adquiridos durante el matrimonio nulo cuando los dos cónyuges son de mala fe

Respecto de los bienes, se aplicarán las normas sobre sociedad de hecho, debiéndose probar los aportes
realizados por cada uno de los cónyuges, dado que la existencia de tal sociedad no se presume.

c. Las convenciones matrimoniales

Asimismo, quedan sin efecto las convenciones matrimoniales a raíz del incumplimiento de la condición suspensiva
- celebración de matrimonio válido o putativo- a la que están subordinadas.

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