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Nuestra “casa común”

A propósito de la visita del papa Francisco, y por recomendación de


algunos colegas ecologistas, decidí leer su encíclica “Laudato Si”. Confieso
que inicié la tarea con prevención pues no soy creyente y tengo profundas
discrepancias con la Iglesia Católica en ciertos temas, pero quedé
maravillado por el texto, tanto por su metodología como por su contenido.

Metodológicamente el papa no habla sólo a los católicos o a los cristianos


sino también a quienes profesan otras religiones o son ateos o agnósticos.
Habla a la humanidad entera, o como él dice, a todos quienes ocupamos
esta “casa común”, que es la tierra. Y por ello, a pesar de que el capítulo 2
es teológico y parece relevante sólo a los cristianos, el resto de la encíclica
usa un lenguaje científico y ético que permite un diálogo más universal. El
papa Francisco recoge en cierta forma los planteamientos de Habermas, en
su controversia con Ratzinger, el anterior papa, cuando el filósofo alemán
señaló que en una democracia laica los creyentes pueden proponer que sus
tesis religiosas sean adoptadas por el Estado, pero siempre y cuando las
planteen en una forma secular, que permita su discusión pública también
por aquellos que no comparten su visión religiosa. Y precisamente el papa
se esfuerza (a diferencia de otros líderes políticorreligiosos) por traducir su
visión religiosa sobre el desarrollo y el ambiente a formas y argumentos
seculares que permitan un diálogo universal.

El contenido de la encíclica es igualmente poderoso. Luego de mostrar, con


la mejor evidencia científica, las dimensiones de la crisis ambiental y sus
efectos desproporcionados sobre los más pobres, el papa se interroga sobre
las raíces de esta crisis y las encuentra en un consumismo y un
antropocentrismo desbordados, asociados a un modelo globalizado de
crecimiento incesante, insensible a las restricciones ecológicas y a las
desigualdades sociales. La crisis ambiental es entonces para el papa una
crisis igualmente social y ética pues deriva de una visión de sometimiento
tecnológico de la naturaleza, que hoy es insostenible. Y por ello la solución
que propone es igualmente social y ética: una “invitación a buscar otros
modos de entender la economía y el progreso”, lo cual implica la adopción
de una “ecología integral”, fundada en el bien común y en la justicia
intergeneracional. Y el método que plantea para alcanzar esa solución es
profundamente democrático: el diálogo, no sólo a nivel global sino también
local, no sólo entre las ciencias y las religiones sino también entre la
política, la ética y la economía.

Muchas cosas que dice esta encíclica no son nuevas y no comparto algunos
de sus planteamientos, como su rechazo al control de la natalidad, que
resulta incomprensible en una perspectiva ecológica. Pero es un libro
potente, especialmente por quien lo escribe. Agradezco al papa Francisco
que haya puesto su poderosa voz al servicio de la necesaria búsqueda de
una nueva visión del desarrollo que respete nuestra “casa común” y permita
que en ella convivamos en equidad creyentes y no creyentes.

Razón y Fe
20 de septiembre de 2011 Publicado por Malena

A los creyentes no les preocupan las pruebas lógicas sobre la existencia de Dios, porque el
que cree no necesita razones; y para el que no cree, las razones lógicas no le alcanzan para
explicar lo que está más allá de la razón.

El siglo XVII es de enormes contrastes; por un lado las inmensas posibilidades de la razón y
por otro la angustia de no poder entenderlo todo y de lo efímero de la vida.
Descartes y Spinoza deciden suspender el juicio para los problemas que no puede resolver la
razón; y es Blaise Pascal (1623-1662), el que intenta buscar un equilibrio entre la razón y la fe.

Para Pascal, la fe y la razón son órdenes distintos del ser humano y de la realidad, pero
perfectamente compatibles, que requieren diferentes formas de conocimiento; porque Pascal
no puede concebir que la verdad y Dios sean antagónicos.

El ámbito de la fe son los textos sagrados y la Iglesia, que no deben entorpecer la actividad
científica, y ésta a su vez tampoco debe cuestionar las verdades de la fe.

La razón es limitada porque existen infinidad de cosas, tanto naturales como sobrenaturales,
que la sobrepasan.

La fe es una necesidad que permite al hombre alcanzar la grandeza y la dignidad que no tiene
su condición; y no se debe excluir del conocimiento los órdenes de la realidad que no se
ajusten al racionalismo.

Pascal es un hombre de fe que concibe lo religioso como la oportunidad de que el ser humano
alcance sus máximas posibilidades; pero si fracasa, aumenta el vacío de su vida por carecer
de la capacidad de reconocer la verdad y por no poder liberarse del tedio.

La gracia es lo que le da al hombre la posibilidad de elevarse por encima de sí mismo.

Para Pascal, las matemáticas se subordinan a la moral y la moral a la gracia.

En el ser humano existen tres órdenes de cosas: la carne, el espíritu y la voluntad. Y los
distintos órdenes de la realidad exigen diferentes modos de conocimiento.
Las verdades que las matemáticas demuestran pertenecen a la razón, pero existen otras
verdades que pertenecen a la intuición o al corazón, donde la razón no tiene poder porque no
las conoce.

Podemos conocer la verdad no sólo por la razón sino también por el corazón y lo que la razón
no puede probar es una debilidad del razonamiento.

Como la razón es limitada tiene que haber otra forma de conocimiento que no sea lógico pero
que sea indudable, certezas que se comprenden sin necesidad de la razón.

El corazón siente que el espacio tiene tres dimensiones, que los números son finitos; y la
razón lo prueba.

El espíritu humano tiene certezas indemostrables que para la razón serían absurdas.

El corazón siente a Dios, la razón no, porque Dios es sensible al corazón y no a la razón.

Pascal no se refiere al corazón como contrario a la razón, ni le da un significado sentimental


como puede tener en la actualidad; sino que le atribuye al corazón determinadas razones que
son ignoradas por la razón.

El corazón y la razón son dos modos de conocimiento; el corazón es un modo de percepción y


simbólicamente es un instrumento central del conocimiento.

No es por medio de la razón que sabemos de la existencia de Dios, sino por el corazón,
porque el alma no piensa a Dios, lo ama.

Fuente: “Blaise Pascal, vida, pensamiento y obra”, Colección Grandes Pensadores, Ediciones
Planeta DeAgostini, 2007.

a fe y razón son dos formas de convicción que subsisten con más o menos grado de conflicto,
o de compatibilidad. La fe generalmente es definida como fundamento en una creencia, como
una convicción que admite lo absoluto. Mientras que la razón es fundamento en la evidencia,
lo cual aproxima el objeto de fe a la idea del mito. Según Juan Pablo II, en su encíclica Fides
et ratio (1998), «la fe y la razón (fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu
humano se eleva hacia la contemplación de la verdad».
Hablando en términos generales, hay tres categorías de perspectivas respecto a la relación
entre fe y razón. El racionalismo sostiene que la verdad debería ser determinada por la razón
y el análisis de los hechos, más que en la fe, el dogma o la enseñanza religiosa.
El fideísmo considera que la fe es necesaria, y que las creencias deben tener cabida sin la
evidencia o la razón, aún esté en conflicto con ellas. La teología natural considera que fe y
razón son compatibles, de manera que la evidencia y la razón finalmente llevan a la creencia
en los objetos de fe.

Índice

 1Relación entre fe y razón


o 1.1El punto de vista apologético: La epistemología reformada
 1.1.1La razón subordinada a la fe
 1.1.2Los apologistas reformados
 1.1.3La fe vista sobre el ámbito de la razón
 2El punto de vista racionalista
 3Justificaciones y críticas
 4Véase también
 5Bibliografía
 6Enlaces externos

Relación entre fe y razón[editar]


El racionalismo, en cualquier caso, no se pronuncia con respecto a la existencia de Dios o a la
validez o el valor de la religión, pero rechaza cualquier creencia basada solamente en la fe. La
fe, por el contrario, no descansa en pruebas lógicas o en la evidencia. Desde el punto de vista
semántico, las definiciones de fe y racionalismo están en lógica oposición.
Las creencias sostenidas por "fe" pueden valorarse según esté sujeto su juicio a relaciones de
orden con la razón:

 La fe subordinando a la razón: En esta perspectiva, todo el conocimiento humano y la


razón son vistos como dependientes de la fe: fe en nuestros sentidos, fe en nuestros
recuerdos, y fe en la disposición de sucesos que recibimos por testimonio de otros o del
entorno. En consecuencia, la fe es vista como esencial e inseparable de la razón. Esta
justificación se aplica en gran parte a la filosofía histórica del racionalismo, y menos a las
perspectivas racionalistas contemporáneas.

 La fe superordinando a la razón: En esta perspectiva, la fe se presenta cubriendo


asuntos que se consideran reales pero que la ciencia y la racionalidad serían
inherentemente incapaces de tratar. En consecuencia, la fe es vista como
complementando la razón, al proveer respuestas a preguntas que de otro modo serían
incontestables.

 La fe sin orden a la razón: En esta perspectiva, la fe es vista como esas opiniones que
uno mantiene a pesar de que la evidencia y la razón digan lo contrario. Así pues, la fe es
vista como perniciosa con respecto a la razón, como si impidiera la habilidad de pensar.
El punto de vista apologético: La epistemología reformada[editar]
La razón subordinada a la fe[editar]
La perspectiva en que la razón está subordinada a la fe, sostiene que la razón depende de la
fe por su coherencia. Bajo esta perspectiva, no hay forma de probar ampliamente que
estamos en realidad viendo lo que suponemos que estamos viendo; de que lo que recordamos
realmente sucedió; o de que las leyes de la lógica y de las matemáticas son en realidad
reales. En cambio, todas las creencias dependen, para su coherencia, de la fe en nuestros
sentidos, recuerdos, y convicciones, porque considera ajenos los fundamentos del
racionalismo y no pueden probarse por la evidencia o la razón.
René Descartes, por ejemplo, argumentó algo parecido en "Meditaciones sobre la Primera
Filosofía", en las cuales él razonó que todas las percepciones humanas podrían ser una
ilusión elaborada por un demonio perverso. Ilustraciones de esta visión prefigurada también se
encuentran en la cultura popular contemporánea, en películas tales como 'Matrix", ilustrando y
desafiando la fe en los sentidos, y tales como "Llamada Total" ilustrando y desafiando la fe en
los recuerdos. Similarmente, el budismo Theravada sostiene que toda la realidad percibida es
simple ilusión. Así, se argumenta que no hay forma de probar, sin lugar a dudas, que lo que
percibimos es real, de manera que todas nuestras creencias dependan de aceptar con fe
nuestros sentidos y recuerdos.
La epistemología reformada asegura que ciertas creencias no pueden ser probadas por la
razón, sino que deben ser formalizadas por fe, y filósofos y apologistas cristianos tales
como Alvin Plantinga han propuesto que las creencias de este tipo son "propiamente básicas"
--esto es, que son garantes de confianza aún necesariamente sostenidas sin respaldo de
evidencia. En lugar de desmitificarse, estas creencias son mantenidas, porque uno tiene
inclinación natural a creerlas. Plantinga argumenta que la creencia en Dios no necesita llegar
a través de la evidencia y el argumento, sino que puede ser una creencia natural e intuitiva
"propiamente básica" fundada en tal experiencia.
Los apologistas reformados[editar]
Los apologistas presuposicionales alegan que la fe es una precondición trascendentalmente
necesaria a la razón. En otras palabras, sin fe uno podría no darle sentido al razonamiento, en
términos del proceso o de las leyes que lo gobiernan. Hace la afirmación de que el mismo
concepto de "prueba", prueba la fe, y así la fe es la cosa más razonable que hay.
El solipsismo aplica un razonamiento similar al de arriba, para llegar a la conclusión de que
solo existe el yo, y toda realidad es simplemente una función de nuestra mente, sobre la base
de que únicamente la existencia del propio yo puede ser probada. Esta perspectiva fue
registrada primero por el sofista presocrático Gorgias. El racionalismo contemporáneo tiene
poco en común con el racionalismo histórico continental expandido por René Descartes y
otros quienes dicen que confiaban en el razonamiento solipsista. Plantinga afirma que su
argumento no incorpora el solipsismo, mientras que reconoce que muchas cosas no pueden
ser probadas por la evidencia y la razón, también afirma que las cosas existen fuera de la
mente. Así, concluye que la fe nos permite "conocer" cosas que no pueden ser estrictamente
probadas.
La fe vista sobre el ámbito de la razón[editar]
La posición que propone a la fe como directora de asuntos que se encuentran más allá del
ámbito de la razón sostiene que la fe es un complemento de ésta, porque supone limitado el
ámbito del conocimiento humano racional.
Esta perspectiva fue pronunciada en la Biblia como sigue:
 "Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve."
Hebreos 11:1 (NVI)
 "Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos
cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy
conocido." 1 Corintios 13:12 (NVI)
En esencia, bajo esta perspectiva, la fe corresponde a ideas captadas que, aunque
posiblemente del todo verdaderas, no pueden aún ser completamente resueltas por nuestra
razón.
Algunos han considerado el racionalismo estricto como excluyente de este tipo de fe; concluye
que el pensamiento racional al tener éxito al explicar los fenómenos físicos, hace ilegítimo
aquel conocimiento que viene desde más allá de la esfera del pensamiento racional. De
acuerdo a esta línea de razonamiento:
"Nuestra cultura dominada por la ciencia ha excluido la experiencia religiosa como una clave
hacia la realidad; pero, ¿sobre qué fundamentos?. La ciencia en los años 1600 fue tan exitosa
en comprender la dimensión física de la realidad, que la gente en los años 1700 empezó a
pensar que lo físico podía ser la única dimensión de la realidad. Pero el éxito en un área de
investigación no invalida otras áreas. El peso de la prueba está sobre aquellos que excluirían
de ser una fuente de conocimiento a un tipo particular de experiencia."[cita requerida]
Bajo esta perspectiva, la fe no es creencia estática divorciada de la razón y la experiencia, y
no es ilegítima como fuente de conocimiento. Por el contrario, la creencia por fe parte de las
cosas que pueden ser reconocidas por la experiencia, y se extiende a cosas que son verdad,
aunque ellas no puedan ser comprendidas, y por lo tanto es válida en la medida que responde
a paradojas que el pensamiento racional oblitera. Como tales, las creencias sostenidas por
esta forma de fe se ven dinámicas y cambiantes, así como uno crece en experiencia y
conocimiento, hasta que la "fe" de uno llega a ser "vista". Este tipo de razonamiento inductivo
se encuentra comúnmente en el misticismo.

El punto de vista racionalista[editar]


Desde esta perspectiva se considera que la fe socava la habilidad para pensar. La fe no
puede sostenerse como creencia en contraposición a su justificación racional. Cuando
la verdad es determinada por fe, dogma, "experiencia intuitiva", "contemplación mística de lo
sobrenatural" o "vista", más que por la razón o el análisis de los hechos, no hay criterio
objetivo para determinar que una declaración sea cierta. Hacerse ilusiones y mantenerlas
como inclinaciones cognitivas resulta en ideas arbitrarias, que siendo aceptadas por
verdaderas o falsas no son silogismos válidos. La incontingencia resultante impide la síntesis
racional de la creencia y al afirmarse en ella sin demostración o evidencia solo nos parecería
cada vez más incoherente o fabulada. Un ejemplo sería la afirmación de que por fe se obtiene
certeza de la "verdad" más allá de la habilidad real para razonarla - de aquí, una
inconsistencia tautológica.

Justificaciones y críticas[editar]
Las justificaciones para la fe vista como racional se basan en estrategias semánticas y
epistemológicas:
1. Definiciones semánticamente más precisas de racionalismo que permiten que la fe sea vista
como racional:
1.a Ampliación de la definición de fe, para incluir la fe como una creencia que
descansa sobre una prueba lógica o evidencia material.
1.b Debilitamiento de las definiciones de prueba, evidencia, lógica, racional, etc., para
permitir un estándar menor de prueba.
2. Atacando los fundamentos epistemológicos de la razón, declarando que ciertas
creencias no sostenidas por la razón o la evidencia son básicamente fundamentales,
porque son intuitivas o que estamos "naturalmente inclinados" a creerlas.
La estrategia semántica (número 1) es común a aquellos que sostienen que la fe
dirige asuntos más allá del ámbito de la razón, mientras que la estrategia
epistemológica (número 2) es empleada por aquellos que sostienen que la la razón
está subordinada a la fe.
Los críticos de la fe vista como racional afirman que los argumentos semánticos
constituyen una defensa especial, una falacia lógica. Una refutación común al ataque
epistomológico sobre la base de la racionalidad, es que si cuando completamente
aplicada hace posible considerar cualquiera creencia arbitraria como racional, uno
puede sostener que la creencia en el Unicornio Rosado Invisible es muy básica
usando el mismo razonamiento. Defensores de la Epistemología Reformada afirman
que ellos tienen un criterio de "proper basicality" por el cual se llega a través de
un proceso inductivo. Ellos distinguen entre las creencias y las condiciones bajo las
cuales uno está creyendo y correlaciona las creencias y las condiciones dentro de
grupos reconocibles de aquellos que son propiamente básicos y aquellos que no lo
son.
Ellos argumentan que como seres, estamos "naturalmente inclinados" hacia la
creencia en Dios y que por lo tanto la fe es básicamente fundamental y racional, pero
la creencia en el Unicornio Rosado Invisible u otros absurdos lógicos carecen de tal
condición, no son básicamente fundamentales y por eso tampoco racionales. Los
críticos responden a esta línea de razonamiento que aunque podemos estar
"naturalmente inclinados" hacia la fe (creencia), de esto no se sigue que la fe es
básicamente fundamental y, en consecuencia, racional.
Algunas religiones expresan que el hecho de que el hombre tenga un coeficiente
intelectual limitado y sentidos e instrumentos limitados hace que no se pueda
asegurar la comprensión absoluta de todo lo que existe porque se estaría excluyendo
todo aquello que nos excede. Bajo esta perspectiva el hombre no podría hablar en
nombre de "La Razón" sino de "la razón humana" aplicada sobre "conocimiento
humano". Por citar un ejemplo: una comunidad de monos de la especie más
inteligente tampoco podría tener autoridad de establecer todo lo que existe por el
simple hecho de poseer inteligencia porque la misma es limitada ¡y aún más limitada
que la nuestra!. O una especie hipotética con la inteligencia equivalente a un niño de 6
años por citar otro ejemplo ilustrativo. Por lo tanto para
muchos religiosos el hombre hace atribuciones de sí mismo que son falaces como si
tuviera "inteligencia y conocimiento" en la máxima magnitud posible.

De esto el religioso deduce que el hombre tampoco tiene la autoridad para tildar de
"racional" o "irracional" algo sin miedo a equivocarse, porque todo es relativo a su
conocimiento e intelecto limitado e imperfecto. Algo podría ser
perfectamente racional pero estar por encima del intelecto humano.
También para la comunidad hipotética de monos un "neutrino" sería equivalente a "un
unicornio rosado" y "galaxia" equivalente a "unicornio rosado" a causa de sus
limitaciones negando de esta forma grandes verdades.
Los hombres de ciencia creen, sin embargo, que si esas hipotéticas comunidades
llegasen a conocimientos superiores obtendrían las mismas conclusiones, o muy
parecidas. Es decir, los hipotéticos monos seguirán pensando que un neutrino es un
unicornio (o una deidad cualquiera) hasta que no eleven sus conocimientos, y
conozcan lo que realmente es un neutrino (aunque lo llamen de otra forma).
El religioso también argumenta que afirmar "esto es irracional" en
términos absolutos es producto de la "fe" o "creencia" al no disponer de racionalidad y
conocimientos en su máxima magnitud para poder comprobarlo. (Sin contar que los
razonamientos humanos no son solamente limitados sino que también pueden estar
sujetos a error).
Para el religioso decir: "Esto es aparentemente irracional en relación al conocimiento y
coeficiente intelectual humano" sería una expresión más realista.
El religioso tampoco está seguro de que "La Razón" sea el mayor atributo posible en
todo el Universo para iluminarnos hacia la verdad (entiéndase por Universo todo lo
que existe y no el sistema físico llamado cosmos en el que estamos inmersos). "La
razón" es la cualidad humana que más evidentemente nos distingue de las demás
especies que conocemos de ahí que el hombre lo estime como cualidad máxima pero
esto tampoco se puede demostrar.
El religioso no excluye como posibilidad de que exista otras capacidades que estén
por encima de la razón misma, es decir, que aún con racionalidad perfecta y en su
máximo grado no sea suficiente. Tampoco se ha podido demostrar que mediante el
uso de la razón se pueda alcanzar toda la verdad en el Universo; sin embargo se
acepta esto como una verdad indiscutible.
El hombre de ciencia piensa que la razón humana puede explicarlo todo. Aunque no
se puede determinar si la razón en su máxima magnitud y libre de error pueda explicar
todo el universo de lo que existe y menos aún la razón con limitaciones humanas. A
pesar de eso, el hombre de ciencia no deja esa parte que aún no se puede explicar a
la libre interpretación de la fe, pues esta va en contra del Método científico.
Por eso "la razón" es algo muy bueno pero de ahí a ser la máxima cualidad posible en
el Universo es una afirmación aventurada. Esto tampoco se sabe, por eso
muchas religionesinvitan a hacer uso de la razón pero no cerrarse solo a ella, sino
abrirse a nuevos horizontes y posibilidades.
Muchas religiones piensan que no debemos darnos el lujo de negar todo lo que no
alcanzamos con nuestras capacidades porque podríamos estar renunciando a
grandes verdades. El catolicismo, por citar un ejemplo, siempre promovió el uso de
todos nuestros medios para hallar la verdad, de ahí el hecho histórico del florecimiento
de las universidades y escuelas católicas en plena edad media pero también nos hace
conscientes de que pueden haber otras realidades más sutiles que el hombre no
pueda captar con sus propias capacidades. El catolicismo no pide a sus fieles una
creencia ciega y muerta sino que invita a un encuentro personal con Dios mediante su
búsqueda en nuestras vidas. Porque está en poder de Él mostrarse por su
superioridad de condición inalcanzable para nosotros.
La ciencia siempre ha sido consultada por la Iglesia católica tanto para declarar
"milagros" como para esclarecer hechos, puesto que la sociedad ha empezado a
querer más demostraciones lógicas o científicas a aceptar algo por mera fe. Incluso
ha tenido numerosos científicos propios como por ejemplo los Jesuitas. Pero no se ha
visto lo opuesto, es decir, que la ciencia acuda a la Iglesia o religiosos para esclarecer
sus dudas, puesto que sus respuestas carecen de sentido lógico al no basarse en
el método científico.

Nuestra casa común


"También en la familia, podemos reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo y
participar en el cuidado del medio ambiente como nuestro hogar común"
(Amoris Laetitia, 277)

La humanidad tiene una tarea importante: cuidar el bello planeta en que vivimos. Sin
embargo, nuestra actual forma de vida no es sustentable y la degradación del medio
ambiente nos reta a examinar nuestros estilos de vida. El Papa Francisco ha descrito a la
Tierra, nuestro hogar, como algo que "comienza a parecerse a un inmenso montón de
inmundicia". Sin embargo, también dice que no todo está perdido; la humanidad es capaz
de elevarse por encima de grandes retos para elegir otra vez lo que es bueno. Es el
momento de iniciar una nueva trayectoria sustentable.

Durante el WMOF2018 en Dublín invitamos a todos los peregrinos a participar de una


conversación sobre «Nuestra casa común». El Papa Francisco nos ha escrito a cada uno de
nosotros una carta llamada Laudato Si, en la que nos invita a pensar profundamente, vivir
sabiamente y amar con generosidad. Nos llama a cada uno de nosotros a escuchar el llanto
de la tierra y el llanto de los pobres que más sufren de la destrucción del medio ambiente.

Visítenos en los espacios «Nuestra casa común» durante el festival para participar de
oración, debate y acción.

Our Common Home, ‘Leave No Trace’


The new animation from WMOF2018 offers suggestions to pilgrims of all ages to reduce
their environmental footprint including travelling lightly, leaving the car behind and
choosing eco-friendly transport, going plastic free, leaving no trace, and simply taking time
to reflect and enjoy God’s creation. See here:

Join us at ‘Our Common Home’ spaces throughout the festival in prayer, discussion &
action.
You can download here our beautiful brochure to guide your visit
through the garden.

Pensar profundamente:
 Visite nuestros espacios de exposición para reflexionar más profundamente acerca de la belleza de
nuestro mundo: La vela de la justicia climática y la exposición fotográfica (espacio de oración
principal);
 Jardín “Nuestra casa común” (Monasterio de San Damián, Simmonscourt Road) y únase al equipo
del Padre Seán McDonagh y Laudato Si' en la reflexión sobre la gran biodiversidad de nuestro
mundo (charlas a las 10.00, 11.00, 12.00, 13.00, 18.30 y 19.30);
 Visite «La celda de la Colmena» de la escultora el artista de renombre internacional Imogen
Stuart. Ubicada en el recinto Simmonscourt, ha sido descrita como un hogar acogedor y como un
recordatorio de la profunda conexión con nuestra herencia y naturaleza cristiana irlandesa.
 ¿Ha oído hablar del cubo de la tierra? Únase a John y a Julie Mundell en el recinto principal
(Arena Familiar) el miércoles 22 de agosto de 10 a 11 para saber más.

Vivir sabiamente:
La carpa «Nuestra casa común» está situada en el Espacio Adolescente (Teen Space)
donde discutiremos y exploraremos maneras en las que podemos tomar acciones y trabajar
juntos en el cuidado de nuestro bello planeta. Únase a nuestro equipo desde las 9.30 en
adelante con talleres diarios para adolescentes a las 10.45 – 11.30 y para todas las edades
cada noche de 18.00 a 20.00 horas. Tenemos oradores muy interesantes para todos a través
del programa.

Amar generosamente:
Escuchemos el grito de la tierra y a nuestros hermanos y hermanas que están sufriendo por
culpa de la destrucción del medio ambiente. Podemos mejorar. Podemos marcar la
diferencia. Podemos trabajar juntos como una Familia Global para proteger a nuestra casa
común. Esté atento para no perderse nuestros eco- momentos en el congreso. «Qué le esté
pasando al Señor abeja?»

Sea un peregrino sustentable: REDUZCA - REUTILICE - RECICLE; ¡nuestros eco-


voluntarios están aquí para ayudarle!
Algunas palabras de Papa Francisco:

"Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que
vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos.” (Laudato Si' 14)
“Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño
hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios” (Laudato Si’,
84)
“El clima es un bien común, de todos y para todos.” (Laudato Si’, 23)

¿RAZON o FE? ¿FILOSOFIA o TEOLOGIA?


‘Comprende para creer; cree para comprender’ - Agustín de Hipona
(Sermón 43)

‘Todo el que cree piensa. Porque la fe, si lo que cree no se piensa, es nula’ -
Agustín de Hipona

Presentación
Agustín de Hipona nos exhorta a la necesidad de la razón para llegar a
comprender las afirmaciones de la fe, aunque él mismo confirma que la fe
sola, por sí misma, ayuda a comprender.

La fortaleza del pensamiento de Agustín de Hipona se halla en que


ciertamente muchas cosas que se dicen convencen tanto al hombre de razón
como al de fe, al filósofo y al teólogo, porque robustecen las debilidades de
la una con las certezas de la otra, para así podernos acercar con mayor
rapidez y claridad al entendimiento de las verdades y a sentir la paz espiritual
que anhela el corazón.

Para que la fe y la razón alcancen la totalidad de su eficacia es necesario que


estén movilizadas y sustentadas con el amor a Dios sobre todas las cosas. En
síntesis, en la búsqueda de la verdad absoluta no basta la luz de la razón. Y
así mismo lo expresó Agustín de Hipona: “cree para que entiendas”, porque
la fe nos lleva a entender lo que con la sola razón no podemos, pero también
nos dice: “entiende para que creas”, porque la razón muestra a quién
debemos creer. El propio Agustín sostenía que “no todo el que piensa cree,
pero todo el que cree piensa; y piensa creyendo y cree pensando”.

Fe y razón no deben separarse ni confrontarse; al contrario, deben estar


siempre unidas. El conocimiento racional es insuficiente por sí mismo para
alcanzar la verdad. Se necesita la fe para llegar a la verdad que demanda el
corazón humano. De ahí la necesidad de que colaboren razón y fe. La fe debe
preponderar sobre la razón, ya que ésta es iluminada por la fe, y la propia
razón ayuda a comprender. La verdad se transforma en una relación de
confianza donde la fe acrecienta la inteligencia, y ésta hace razonable el
encuentro con Dios.

La razón nos permite llegar a la fe, preparando el alma para comprender.


Pero una vez llegado a la fe, la persona debe utilizar la razón para penetrar
racionalmente en los datos que la revelación le proporciona. Aunque la razón
nos abra el camino hacia la verdad, una vez conocemos a Dios la razón
queda supeditada a la fe. El camino hacia Dios por medio de la fe nos
conduce hacia la luz de la razón y, gracias a ella, conocemos la verdad eterna,
que es superior a nosotros mismos. Esta es la teoría platónica de la
iluminación.

¿Qué es la razón y qué es la fe?


Siempre han existido contradicciones con respecto a la razón y a la fe, aunque
en realidad no pueden estar desconectadas totalmente la una de la otra, a
pesar de tener quizás creencias religiosas distintas o que el factor cultural sea
diferente. No obstante, es importante conocer cada uno de ambos factores.
La razón: Es la facultad que posee la persona para analizar conceptos
diversos, descubriendo así certezas o divergencias de acuerdo al grado de
coherencia con respecto a todas y cada una de las cosas.

La fe: La palabra fe proviene del latín ‘fides’, que significa ‘creer’. Fe humana
es aceptar la palabra de otro confiando en su honestidad y veracidad. Fe
divina es cuando a quien creemos y en quien confiamos es en Dios. Ambas
jerarquías de fe son distintas. En esta monografía nos referimos
exclusivamente a la fe divina.

Relación entre razón y fe

Ya de por sí Agustín de Hipona comenzó una búsqueda de la verdad de una


forma casi desesperada. A sus diecinueve años se pasó al racionalismo y
rechazó la fe en nombre de la razón. Pero poco a poco fue descubriendo que
la razón y la fe no se oponen, sino que su relación es de colaboración. La fe
es un modo de pensar asintiendo; si no existiese el pensamiento, no existiría
la fe. Es por ello que no podemos rechazar ninguno de estos dos términos. Fe
y razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.

Esta misma postura se sitúa frente al fideísmo o fe y el racionalismo o razón.


A los racionalistas Agustín les señala “cree para comprender”, mientras que a
los fideístas les dice “comprender para creer”, pues la comprensión fortalece a
la fe. Agustín de Hipona quería comprender el contenido de la fe, demostrar
la credibilidad de la fe y profundizar en sus enseñanzas. Por ello él decía:
“Tengo fe, pero cuando comprendo aquello en lo cual tengo fe, mi fe es
doble”. El, para llegar a la citada conclusión, a lo largo de su vida pasó por
ambos extremos, por el de la razón y por el de la fe, antes de encontrar el
nexo de unión entre ambos conceptos.

Hablando en términos generales, hay tres categorías de perspectivas respecto


a la relación entre fe y razón. El racionalismo sostiene que la verdad debería
ser determinada por la razón y el análisis de los hechos, más que por la fe, el
dogma o la enseñanza religiosa. En cambio, el fideísmo considera que la fe es
necesaria, y que las creencias deben tener cabida sin la evidencia o la razón,
aún si está en conflicto con ellas. La teología natural, también llamada
teología racional, que es el intento de encontrar evidencia de Dios sin recurrir
a ninguna revelación sobrenatural, considera que la fe y la razón son
compatibles, de manera que la evidencia y la razón finalmente llevan a la
creencia de los temas de fe.

El racionalismo no se pronuncia con respecto a la existencia de Dios o a la


validez de la religión, pero sí rechaza cualquier creencia basada únicamente
en la fe. La fe, por el contrario, no descansa en pruebas lógicas o en la
evidencia. Si analizamos los términos fe y razón nos daremos cuenta de que
desde el punto de vista de la semántica, ambas definiciones están en lógica
oposición, aún cuando como se ha mencionado anteriormente, la teología
natural o racional las considera compatibles la una con la otra.

Las creencias sostenidas por fe pueden ser vistas en diferentes relaciones con
la razón:

La fe vista como subordinando a la razón: En esta perspectiva todo el


conocimiento humano y la razón son vistos como dependientes de la fe. En
consecuencia, la fe es vista como esencial e inseparable de la razón.

La fe vista como dirigiendo asuntos más allá del ámbito de la razón: En esta
perspectiva la fe es vista como cubriendo temas en los que la ciencia y la
racionalidad son inherentemente incapaces de tratar pero que, sin embargo,
son enteramente reales. En consecuencia, la fe es vista como
complementando la razón al proveer respuestas a preguntas que de otro
modo serían incontestables.

La fe vista como contradiciendo a la razón: En esta perspectiva la fe es vista


como esas opiniones que una persona mantiene, a pesar de que la evidencia
y la razón digan lo contrario. Así pues, la fe es vista como algo pernicioso con
respecto a la razón; como si impidiera la habilidad de pensar.

El punto de vista de Tomás de Aquino

Tomás de Aquino mantenía la tesis de que las verdades teológicas y las


filosóficas, la fe y la razón, son completamente distintas. La razón o filosofía
verifica los hechos a partir de los datos del mundo sensible, sin necesidad de
recurrir a la presencia divina. En cambio la fe o teología construye su sistema
a partir de la revelación divina. Sin embargo, aún siendo ambos
conocimientos independientes, no existe ningún tipo de conflicto entre ellas,
pues ambas proceden de Dios.
Para Tomás de Aquino tanto la creación del mundo natural como el
sobrenatural son obra de Dios y, por lo tanto, considerar ambas formas de
conocimiento por separado sería lógico, pues todo procede de Dios, aunque
ambas se complementen. Siendo las dos distintas no son contradictorias ya
que hay verdades a las que podemos acceder simultáneamente a través de la
razón o de la fe.

Según Tomás las verdades mismas, a las que por sí solas puede llegar la razón,
no son alcanzables por todas las personas, y el camino que a ellas conduce no
está libre de errores. Por ello se hace necesaria la instrucción de la persona
mediante la revelación divina. Ahora bien, cuando una proposición está en
conflicto con un supuesto revelado, Tomás de Aquino se inclina a pensar que
la equivocación es siempre de la razón o filosofía, puesto que la fe, al
provenir de la revelación, es siempre verdadera. Así en el caso de error habrá
que revisar todos los pasos de la deducción filosófica para descubrir sus
aparentes fallos.

Tomás de Aquino distingue dos tipos de conocimiento diferentes: Los que


solamente pueden conocerse a través de la fe, a los cuales denomina artículos
de fe.

Aquellas verdades que se refieren al mundo natural y que usan la razón como
modo exclusivo de conocimiento, sin necesitar aparentemente el recurso de la
divinidad de Dios.

Pero Tomás añade un nuevo campo de variedades que pueden ser conocidas
tanto por la razón como por la fe; los conocidos preámbulos de la fe; los
conocimientos que preceden lógicamente al acto de fe y que lo hacen
razonable. Entre estos temas podemos destacar la inmortalidad del alma, la
existencia de Dios, o la revelación divina. Estas verdades son reveladas por
Dios para que el ser humano, conociendo su significado, pueda salvarse. En
ocasiones la razón como forma de conocimiento, no puede demostrar lo que
pertenece a la fe, pero sí puede demostrar los preámbulos de la fe; las
verdades cuya demostración es necesaria a la fe misma.

Conclusión

Muchas verdades de fe son comprobables. Otras, como los misterios de fe, no


lo son porque están muy por encima de nuestra capacidad de razonamiento,
pero nunca son contrarias a la razón. Son verdades supra-racionales, o
superiores a la razón, mas no irracionales.
Hay verdades que son evidentes, hay otras a las que llegamos por
razonamientos, otras las conocemos por nuestros sentidos, y unas que nos
son comunicadas por otras personas. Pero hay también unas que nos son
comunicadas directamente por Dios. Estas verdades divinas no son todas tan
evidentes y requieren un acto de nuestra voluntad. Es decir, para creer hay
que querer creer.

El extractivismo acelera la
destrucción de la “casa
común”
Macky Arenas | Sep 01, 2018

UN Photo-Sebastiao Barbosa-(CC BY-NC-ND 2.0)

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Testimonios de víctimas y defensores resonaron como un grito de
socorro de la Red Continental de Iglesias y Minería

Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico

Del 7 al 11 de agosto tuvo lugar en Brasilia el Encuentro con


representantes de las comunidades víctimas de la minería de América
Latina.

Este evento fue coorganizado por el Departamento de Justicia y


Solidaridad del CELAM (DEJUSOL), El Grupo de Trabajo sobre Minería
de La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), La Alianza
Internacional de Instituciones por la Justicia Global (CIDSE) y la Red
Iglesias y Minería.

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“Hemos compartido con mucho dolor los graves y muchas


veces irreversibles daños y violaciones a los derechos humanos
y los derechos de la naturaleza que provoca el actual modelo
minero extractivista… nuestros pueblos son condenados a un
presente y futuro de destrucción y muerte. Es urgente poner
límites a este modelo de desarrollo extractivista, como nos
señala el papa Francisco”, afirman los participantes en el encuentro.
Te puede interesar:

¿La vida de un minero también “vale un Potosí”?

Durante el evento, los participantes escucharon los impactantes


testimonios tanto de víctimas como de defensores ecológicos, casi un
grito de socorro.

Esto les permitió constatar cómo los gobiernos de América Latina


no están exentos de responsabilidad en las graves violaciones a
derechos humanos que se cometen en contra de la humanidad.

En nuestro continente, por ejemplo, el 60% de los asesinatos


corresponde a defensores y líderes comunitarios.

Conscientes de estar llamados, como Iglesia, a dar razones y caminos de


fe y esperanza de que otro mundo es posible, un mundo donde impere el
respeto y el cuidado a la vida natural de la cual forma parte la humanidad,
estas fueron las líneas de su mensaje y propósitos, entregadas al concluir
(hacer click en galería):
¿Debe la fe valerse de la razón?
¿Debemos los cristianos tratar de aprovechar el pensamiento y la cultura secular, o
rechazarlo completamente? Tertuliano (siglo III) se preguntó: "¿Que tiene Atenas que
ver con Jerusalén?". La respuesta de la Iglesia desde los primeros siglos ha sido que
podemos descubrir en la cultura secular muchas verdades que están en consonancia
con la fe y que fortalecen la enseñanza cristiana.
A través de los siglos, grandes teólogos y santos han reconocido la importancia de la
razón para ayudar a elucidar la verdad del Evangelio. Hay dos polos que se deben
tomar en cuenta y armonizar:

1: El Evangelio posee una lógica interna que se puede descubrir en cierto grado por
medio de la razón natural.
2: La razón natural no es suficiente para creer. La fe requiere también un compromiso
subjetivo que podemos hacer una vez que hemos tenido la experiencia interior de
gracia y estamos conscientes de quien es Jesucristo. Solo cuando creemos podemos
plenamente entender.

La fe es amiga de la razón y la estima. Se apoya en ella para aprender. Pero la fe, sin
obliterar la razón, la sobrepasa y va mas alto.

La fe católica no comparte el concepto protestante de que el hombre está totalmente


depravado y que por lo tanto son inútiles todas sus obras. Los católicos reconocemos
que hay un beneficio mutuo entre el ejercicio de la razón y la apertura a la fe. Esta
relación es como un matrimonio que no debe romperse por las tensiones y dificultades
que surjan. Mas bien esas dificultades son un reto que ayuda a poner mayor esfuerzo
para el crecimiento de ambas.

Según Benedicto XVI “El estudio representa una oportunidad providencial para
progresar en el camino de la fe, porque una inteligencia bien cultivada abre el corazón
del hombre a la escucha de la voz de Dios, enfatizando la importancia del
discernimiento y la humildad"

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