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Inteligencia emocional

Es bien sabido que el ser humano es un individuo racional y emocional, que basa
sus acciones siempre en alguna de estas razones. Hablando específicamente de
las emociones, son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de
reacción automática con los que nos ha dotado la evolución (Goleman, 1996).
Entonces, podemos afirmar que la familia no es un contexto exento de esto, al
contrario, puesto que es el lugar donde se inculca a los individuos más jóvenes dicha
habilidad (LUCAS, FERRANDO, & SAINZ, 2015). Los padres o las personas que
fungen con el rol paternal dentro de la familia, son los encargados de fomentar en
el infante la capacidad para desarrollar una inteligencia emocional sana.
La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy
en cuenta los sentimientos y engloba habilidades tales como el control de los
impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la
empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la
autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una
buena y creativa adaptación social (Verdejo, 2017). Siguiendo con esta línea, la
inteligencia emocional es un elemento fundamental para el desarrollo del individuo
puesto que repercute en todos y cada uno de los aspectos de su vida diaria.
Como ya se mencionó, los padres son los primeros ejemplos para sus hijos. Así que
podremos decir que si el padre cuenta con una inteligencia emocional pobre, el hijo
tiene altas probabilidades de conseguir un resultado similar. Sin embargo, hay
técnicas que podrían ser de ayuda para los padres y por ende, para los hijos. En
una primera instancia, el individuo debe ser capaz de reconocer su emoción en
determinada situación, para esto podría aplicarse la técnica del semáforo de las
emociones, Cuando están muy enfadados lo que deben hacer es pararse a
reflexionar y pensar en vez de actuar impulsivamente. Tras calmarse serán capaces
de pensar qué es lo que quieren hacer; o la brújula emocional. Finalmente, el adulto
tendrá que hacer uso de todos sus elementos racionales y de contexto para poder
tomar una decisión y actuar

Bibliografía
Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Kairos.

LUCAS, A. R., FERRANDO, M., & SAINZ, A. (2015). ¿INFLUYEN LOS ESTILOS PARENTALES Y LA
INTELIGENCIA EMOCIONAL DE LOS PADRES EN EL DESARROLLO EMOCIONAL DE SUS HIJOS
ESCOLARIZADOS EN EL 2° CICLO DE EDUCACION INFANTIL. ACCIÓN PSICOLÓGICA, 65-78.

Verdejo, H., Mora, L., Astorga, J.,y Santiago, M.(s.f.). La Inteligencia Emocional en la
Organización.[Documento en línea]. Energíamental Website.Disponible:
http://wwwenergiamental.com.ar/ educación_emocional/[Consulta:2017, octubre 22].

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